1. LA PREOCUPACIÓN
Contribución
Todos hemos atravesado momentos de apuro y angustia en nuestra vida. ¿Cómo podemos
vencer la preocupación? Leamos lo que la Biblia nos indica.
Preocupación: ¿quién la puede cargar?
Nos preocupamos cuando sentimos que algo está fuera de control, sin embargo esa actitud
indica cierto grado de orgullo al querer solucionar solos nuestros problemas. Por el contrario, Dios
nos pide que tengamos una actitud y actuemos.
1. Según 1 Pedro 5:6-7, ¿qué actitud nos pide, y qué debemos hacer con nuestra ansiedad?
2. ¿Qué pasa cuando echamos nuestras cargas en Dios? (Salmo 55:22)
Preocupación: ¿qué produce en mi vida?
1. La preocupación es miedo que triunfa sobre la fe. Cuando la preocupación nos asalta, ¿en
quién debemos confiar? (Pr. 3:5)
2. La preocupación es infructuosa, trastorna nuestros caminos. Si tenemos dudas, ¿cómo
enderezaremos nuestra senda? (Pr. 3:6)
3. La preocupación hace que problemas chicos proyecten grandes sombras. Una persona que
se preocupa mucho afecta su salud. ¿Qué contraste encuentras con el creyente que cuida sus
caminos y con humildad reconoce a Dios con reverencia? Pr. 3:7)
Preocupación: ¿cómo solucionarla?
La preocupación es un instrumento satánico para robarte la confianza en Dios e intenta hacer
inútiles sus promesas escritas en la Biblia. Lee Isaías 26:3-4.
1. ¿A quiénes les promete Dios la paz?
2. ¿Qué significa que los pensamientos perseveren en Dios?
3. ¿Cuándo debemos confiar en Dios?
4. ¿Cuál es la condición de esta promesa de paz?

2. La preocupación, pág. 2
Apliquemos lo aprendido.
1. Sin duda muchas cosas te preocupan. Escribe tres cosas que te preocupan (o anota la que tú
consideres tu mayor preocupación).
2. ¿Puedes recordar una promesa que te anime en cada una de ellas? Anótala frente a tu lista.
3. Ora pidiendo fe y encárgalas a Dios.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado.
Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está
la fortaleza de los siglos.”
(Isaías 26:4)
Usado con permiso.
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