1. ¿Quién tiene la respuesta?
Por Marcos Céspedes
Usado con permiso
Hace dos años y medios aproximadamente, he vivido una de las experiencias más importantes de mi
vida con Jesús: llevaba más que un año y siete meses esperando el resultado del visado de mi esposa.
Solo habíamos estado un mes juntos desde que nos habíamos casado, cuando vine a España como
misionero. Confiaba en que a los tres meses ella ya estaría a mi lado. Sin embrago, todos mis planes
se vinieron abajo: esos tres meses se convirtieron en un año y 7 meses. Una verdadera odisea, ya que
yo no podía volver a Cuba y ella no podía venir. Pero fue un tiempo en que Dios comenzó a trabajar
en nuestras vidas de una manera sobrenatural, sosteniéndonos y enseñándonos a depender de la
oración. Recuerdo que una noche del mes de agosto del 2010, estaba orando a solas en la iglesia en
plena madrugada cuando sentí que Dios me sostenía. Tenía que tomar una importante decisión en al
día siguiente, una decisión que cambiaría mi vida. Tendría que decidir volver a Cuba y renunciar a la
misión que Dios nos había dado en España o volver a casa con mi esposa. Fue así cuando Dios,
después de más de un año y medio de oración, me respondió con paz en el corazón. En aquella noche
decidí confiar plenamente en Dios y entregarle todas las circunstancias a él. Semanas después mi
esposa estaba conmigo. ¡Era un verdadero milagro!
¿Qué nos dice Jesús sobre esta experiencia?
Vayamos a Mateo 7:7-8
“Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que
pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre”.
Jesús nos desafía a pedir, a buscar y a llamar a la puerta de Dios. Él nos promete que responderá a
nuestra llamada.
a. ¿Pedir qué?
Son muchas las cosas que nos preocupan, pero si vemos a Jesús cuando hablaba con su Padre,
lo hacía de una manera natural, con una buena relación de un padre con su hijo. En muchas
ocasiones pensamos que nuestra preocupación no le interesa a Dios porque es un problema
muy pequeño: como la compra de un electrodoméstico, o creemos que Dios está tan ocupado
con la paz mundial que no tiene tiempo para atender a nuestras necesidades; como la sanidad
de un ser querido. Eso no es cierto. Dios quiere ser parte de tu vida y eso incluye tus
preocupaciones. Dios es un amigo cercano y un Padre que se preocupa por sus hijos. “Ya no
los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque
les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino
que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese
fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre”. Juan 15:15-16
b. Busquen ¿_____?
¿Qué quiere Jesús que busquemos? Él mismo nos responde en Mateo 6:33.
“Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
El reino de Dios, no es un concepto abstracto. Juan el Bautista dijo que el reino de Dios se ha
acercado.
2. El reino de Dios puede definirse como la esfera donde Dios gobierna como soberano; solo los
hijos de Dios tienen entrada al reino de su Padre. En otras palabras, el reino de Dios tiene que
ver con Dios y la manera en que te relacionas con él. Jesús desea que vengas a él en oración y
dediques tiempo de tu vida a estar a solas con él en tu habitación. Dile cuánto le amas y
cuéntale tus luchas, tus miedos, tus fracasos y victorias.}
La justicia de Dios tiene que ver con la manera en que trates a los demás. Todo se resume en
Mateo 7:12. Si quieres buscar de la justicia de Dios, haz por los demás lo que te gustaría que
hagan contigo si estuvieras solo, enfermo, en la calle o preso.
c. Y por último, llama a la puerta.
Jesús está esperando por ti. Él desea que vayas a él, que llames a la puerta de su reino. Si hay
algo que no nos gusta, es que un amigo nuestro vaya a nuestra casa y toca una sola vez a la
puerta de nuestra casa, y al abrirle, ya se haya ido por impaciente. Lo mismo es con Dios. Él
promete que abrirá la puerta. Solo necesitas tocar y ser paciente en esperar a que él te abra.
Yo sé que todos tenemos muchas necesidades de respuestas. Ahora es el momento de llamar a
la puerta de Dios. Él ha prometido que abrirá.
Si por mucho tiempo has estado batallando con un pecado o con una enfermedad física o
emocional, o no sabes qué hacer con el problema que te está matando, ahora es el momento
de venir al trono de Dios. Él está en tu corazón y desea abrir la puerta, pero es necesario que
toques.
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. Mateo
11:28
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