2. EL PRINCIPITO
Esta es una historia basada en un hombre que quería dedicarse al dibujo ya que
desde los seis años le gustaba dibujar.
Su primer dibujo era de una boa devorando un elefante y lo enseño a unas
personas mayores que el primero se veía solamente la boa después dibujo su
interior pero las personas mayores le dijeron que mejor dejara el dibujo y que
pusiera más atención en otras cosas como la geografía, la historia el cálculo y la
gramática
A lo largo de su vida el vivió mucho con personas mayores que el por eso no
mejoro su opinión sobre ellas.
El vivió así, solo, sin nadie con quien hablar hasta hace seis años que él tuvo una
avería en el desierto de Sahara. Algo se estropeo en el motor y como no llevaba
ningún mecánico o pasajero alguno se dispuso a realizar una reparación difícil. La
primera noche durmió sobre la arena, estaba más aislado que un náufrago en una
balsa en medio del océano hasta que el amanecer lo despertó una extraña
vocecita que le decía:
-¡por favor píntame un cordero!
Se puso de pie en un salto, se froto los ojos, miro alrededor y vio un extraño
muchachito que lo miraba gravemente, cuando por fin logro articular palabra el
decidió preguntarle que hacia ahí y él le respondió suavemente:
— ¡Por favor… píntame un cordero!
Entonces saco de su bolsillo una hoja de papel y una pluma, recordó que él había
estudiado geografía, historia, cálculo y gramática y le dijo al muchachito que no
sabía dibujar.
— ¡No importa —le respondió—, píntame un cordero!
3. El dibujo varios corderos pero ninguno le gusto al muchachito hasta que el dibujo
al cordero dentro de una caja y el muchachito le dijo:
— ¡Así es como yo lo quería! ¿Crees que sea necesaria mucha hierba para este
cordero?
— ¿Por qué?
—Porque en mi tierra es todo tan pequeño…
Se inclinó hacia el dibujo y exclamó:
— ¡Bueno, no tan pequeño…! Está dormido…
Y así fue como conocí al principito.
Hasta que después tuvieron una charla y ahí le explico de donde venía y él quería
saber de dónde venía el principito hasta que de esa charla supo que su planeta
era apenas del tamaño más grande que una casa.
Así el cada día fue aprendiendo algo nuevo sobre el planeta, sobre la partida y
sobre el viaje después el principito le pregunto:
— ¿Es verdad que los corderos se comen los arbustos?
—Sí, es cierto.
— ¡Ah, qué contesto estoy!
El no entendió porque era tan importante para el que los corderos comieran
arbustos y fue cuando el principito le pregunto que si también se comían los
Baobabs y él le hizo entender que los Baobabs no son como los arbustos si no
más grandes como el tamaño de una iglesia
El comenzó a contar de que lugar venía y como era que vivía en su planeta
puesto que él no era del mismo planeta que el aviador.
Cuenta las puestas de sol las cuales contemplaba en sus tiempos libres, y la pelea
que tenían contra lo baobabs, ya que estos podían crecer y destruir su planeta.
El principito disfrutaba esos momentos de ver las puestas de sol.
El cordero que el pequeño aviador había dibujado y regalado era para que esto
comiera los baobabs antes de que estos fueran mucho más grandes.
Tras haber contado un poco de su vida, el aviador supuso que tal vez este
pequeño personaje viniera de un asteroide llamado B612.
El principito conto que durante su trabajo cuidando baobabs encontró una muy
pequeña flor que apenas crecía, de la cual cuidaba y hablaba.
4. También las razones de sus viajes ya que este planeta era el séptimo que visitaba.
Pero tras una pelea entre ellos él viaja al planeta claro después de despedirse de
ella.
Tras su viaje se da cuenta que a la que creía única, su rosa, no era tan sorprende
como parecía y que sus volcanes no son nada comparados con las montañas
entonces se da cuenta que está solo.
En la necesidad de tener un amigo encuentra un pequeño zorro que quería ser
domesticado, a lo cual este y el zorro se vuelven amigos.
El zorro le cuenta sus puntos de vista sobre la vida y trata de dar ánimos al
principito sobre su rosa
Para el pequeño príncipe las rosas le parecían ya nada comparadas con la que él
había cuidado y regado, para el ella era mejor a pesar de la pequeña discusión
que tuvieron.
A lo que el zorro pudo decir
—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás
a decirme
Adiós y yo te regalaré un secreto.
El príncipe lo hizo y el zorro contesto
—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón
Se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—, pero tú no debes
olvidarla. Eres
Responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu
rosa...
El príncipe después de su viaje deja la tierra, dejando al aviador con ganas de
volver a encontrarlo
Fue lo que dijo después no verlo ya por mucho tiempo, y si lo ven quisiera que se
lo comunicaran y no:
¡NO ME DEJEN TAN TRISTE!