Para comprender plenamente la Biblia, debemos obedecer lo que Dios nos revela en ella en lugar de depender solo de la educación. Aquellos que viven en desobediencia a Dios no pueden entender las profundas verdades de la Palabra, mientras que los que le temen y obedecen sus mandamientos reciben la promesa de buen entendimiento. Al leer la Biblia buscando los mandatos de Dios y obedeciéndolos confiando en el Espíritu Santo, el Señor revelará más verdades y nuestra
1. Para comprender la Biblia
1 Corinthians 2:12-16
12
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu
que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido,
13
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría
humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual
a lo espiritual.
14
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente.
15
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado
de nadie.
16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
“Simplemente no entiendo la Biblia”. Este es un comentario que oigo
muy a menudo, incluso de creyentes. Es comprensible que aquellos
sin Cristo no puedan entender los conceptos bíblicos, pero ¿por qué
tienen dificultades para hacerlo quienes conocen a Dios? Algunas
personas piensan que una educación en el seminario es la respuesta,
pero he conocido a varios pastores y maestros que no entienden
realmente la Palabra de Dios. Conocían los hechos, pero carecían de
entusiasmo por la Biblia o por el Señor.
La clave no es la educación, sino la obediencia. Cuando nos guiamos
por lo que leemos, el Santo Libro “cobra vida”, y empezamos a
escuchar y entender la voz de Dios. En cambio, si no hemos
obedecido lo que Él ya nos ha revelado, ¿por qué va a darnos sus
verdades más profundas? “La comunión íntima de Jehová es con los
que le temen” (Sal 25.14), y quienes le temen son aquellos que
obedecen sus mandamientos; a ellos se les ha dado la promesa de
tener “buen entendimiento” (Sal 111.10).
Vivir en desobediencia al Señor nubla nuestros ojos, disminuye
nuestra capacidad de escuchar, y opaca nuestro entendimiento.
Aunque tengamos pleno acceso a la mente de Cristo, nuestro apego a
2. nuestro proceder pecaminoso nos impide aprovechar los ricos tesoros
de sabiduría que se encuentran en la Palabra de Dios.
Al leer la Biblia, esté atento a los mandatos de Dios. Luego, confiando
en el Espíritu Santo, haga lo que Él le diga. Si usted obedece su voz,
el Señor le revelará verdades profundas, y su comprensión
aumentará. Muy pronto, el tiempo que le dedique a la Biblia se
convertirá en un placer en vez de una obligación.