Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero sobre la formación del hombre y las guerras
1. Textos tema 7
Los hombres no sólo nacen, sino que son formados. Las primitivas razas de los
mortales que, sin ninguna ley, sin disciplina alguna, vivían su vida en vago concubinato en
las selvas, más que hombres eran bestias montesinas. La razón es la que hace al
hombre, y la razón no cabe donde todo se ejecuta al dictado de las pasiones. (...) Es la
más indiscutible de las verdades que el hombre no instruido en filosofía ni en ninguna otra
disciplina es un animal un poco peor que los brutos.
Erasmo de Rotterdam.
Con mucha frecuencia me admiro de lo que empuja, no diré a los cristianos, a los
hombres en general a correr hacia su ruina recíproca con tanto celo, con tan altos costos
y con tales peligros. ¿Qué otra cosa hacemos durante toda nuestra vida si no la guerra?
No todos los animales hacen guerras, sino sólo las fieras salvajes. No pelean entre sí,
sino contra animales de otra especie; y lo hacen con sus propias armas, no como
nosotros con instrumentos inventados por el demonio. Además, no pelean por cualquier
motivo, sino por sus crías o por el alimento; nuestras guerras, en cambio, nacen por lo
general de la ambición, de la cólera de la codicia o de enfermedades análogas del alma.
Erasmo de Rotterdam. Carta a Anton von Bergen, abad cisterciense de St. Omer.
Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a la luz, se discutirán en Witttenberg
las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, maestro en Artes
y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esta localidad. Por
tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros,
lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amen.
21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman
que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las
indulgencias del Papa.
22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que,
según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las
penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos,
es decir, muy pocos.
24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por
esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena
la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
Martín Lutero. Las 95 tesis. 1517