La historia trata de una niña llamada Celestina que alimentaba pajaritos en su jardín cada mañana. Un día cayó mucha nieve y Celestina no pudo encontrar a los pajaritos durante una semana, preocupándose por su bienestar. Cuando llegó la primavera, Celestina descubrió que los pajaritos habían regresado y, además, habían tenido más polluelos, lo que la llenó de alegría.