1. PARA MI NIETA CARMEN.
HOLA, ABUELITA,
Hace días quería escribirte para contarte el cuento de todos los cuentos
porque sé que a ti te gustan mucho. Perdóname, pero hoy, como siempre,
voy a improvisar no para inventarme un cuento sino para recordar todos
los cuentos que, seguramente, papá y mamá te han contado. Los cuentos
que te voy a contar yo los oí hace mucho, muchísimo tiempo y los leí
cuando estaba un poco más grande que tu. Pero has de saber que hace
muchos, muchísimos años y en ocasiones siglos, otras generaciones de
niños como tú, en otros países, también los han escuchado o los han leído.
Recuerda que en esas historias todo es posible a diferencia de lo que
realmente ocurre en la vida diaria; los animales hablan, las cosas vuelan o
cobran vida, los niños tienen poderes mágicos: se vuelven invisibles,
engañan a las brujas, se hacen amigos de las hadas, burlan a los gigantes,
pueden ver en la oscuridad de la noche, las flores florecen bajo la luna, los
ríos corren hacia arriba, los lagos son brillantes espejos donde podemos
encontrar a otro igual a nosotros que, en el fondo, somos nosotros
mismos y con una sola palabra abrimos montañas, hacemos aparecer
criaturas que nos protegen y abrimos o cerramos puertas y ventanas.
2. Cuando le contamos un cuento a un niño o a una niña queremos que
aprenda algo. El cuento nos enseña algo sobre la vida. Fíjate, Abuelita, que
los protagonistas de la Bella y la Bestia lo que nos quieren decir es que
hay que amar las cosas y al prójimo para que se vuelvan amables y buenas
personas; Hansel y Gretel nos llaman la atención para que seamos
prudentes con las personas que no conocemos o con otras que
conociéndolos nos proponen paraísos o nos dan regalos para ponernos
trampas y engañarnos; la Cenicienta nos invita a cuidar lo que amamos, lo
que más queremos, porque el amor es demasiado frágil y se puede
romper así como se rompió el zapatito de cristal; Pinocho, el narizón, nos
advierte de que no es fácil ser un niño, que debemos estar atentos a lo
que dicen papá , mamá, los abuelos , los maestros y los mayores para
aprender a vivir o no equivocarnos en las decisiones que tomemos, y si lo
hiciéramos, enmendar los errores y pedir perdón si fuere necesario; Piter
Pan nos enseña que la infancia es una isla a la que, después de visitada y
vivida, no podemos volver, pero, aun siendo adultos, no perder nunca el
espíritu de niños para sorprendernos siempre con las cosas buenas y
amables de la vida ; Alicia en el País de las Maravillas nos cuenta que la
vida está llena de respuestas a las preguntas que vayan surgiendo a lo
largo de la vida y que toda respuesta, que se ciña a la verdad, es una luz
del conocimiento; Alicia en a través del Espejo nos dice que el mundo solo
lo podemos conocer cabalmente a través de nosotros mismos o, también,
la fórmula para ingresar al mundo de la magia y de la fantasía.
3. Por todo lo que queda dicho arriba, “Abuelita”, debes leer los cuentos o
pedirle a papá y mamá que te los lean cuando te vayas a la camita, así
dormirás más tranquila y cuando despiertes descubrirás, con sorpresa,
que te conoces mas , que comprendes mejor el mundo de los adultos y
que cada día que pasa quieres mas a tus padres porque has comprendido
que cuando se enfadan contigo lo hacen porque te has portado mal, no
porque tu lo hayas querido sino porque no comprendías bien lo que ellos
buscaban en ti, además, aprenderás con los cuentos todo lo bueno que
hay en tu corazón y todo lo que te ofrecen las personas que te quieren.
“Abuelita”, tu sabes que los cuentos no son reales pero también eres
consciente de que ellos hablan de la verdad. Los cuentos tienen la
capacidad de vincular los mundos que la razón separa: el mundo de la
realidad y el de la fantasía; el mundo de los animales y de los hombres; el
mundo de la luz y la oscuridad; el mundo de la vida y de la muerte. Los
cuentos te enseñan que debes enfrentarte a la vida, que no debes permitir
las injusticias, que lo que nos parece misterioso debemos investigarlo y
que no debemos sorprendernos por las diferencias entre el mundo real y
el mundo de las palabras. Recuerdas que en un cuento de Anderson hay
un guisante que no deja dormir a la Princesa, pues bien, el guisante
guarda el misterio de todo aquello que no podemos entender y por ello
nos desvela, no nos deja dormir y nos mantiene inquietos, pero que,
gracias a esos desvelos, se nos abre un mundo nuevo lleno de
posibilidades que amplía los linderos del mundo en que nos ha tocado
vivir y de nuestra forma de razonar y conocer.
4. La lectura de los cuentos, “Abuelita”, nos proporcionan un lugar donde
vivir, es un refugio de palabras, una montaña de letras, un edificio de
libros donde guarecernos frente a las dificultades de la vida. ¿Recuerdas
el cuento de los tres cerditos? Sus protagonistas deben construir una casa
en el bosque para protegerse del lobo feroz, y mientras que el más listo de
ellos lo hace con fuertes ladrillos, los otros la edifican con lo primero que
encuentran a mano. La moraleja nos enseña que debemos ser previsores y
no darles razones a los lobos para que nos devoren. “Abuelita”, los
cuentos son cristalinos como el alma de los niños y consiguen que la
imaginación viva otros mundos, otros tiempos y lugares diversos donde las
hadas, los gnomos, las brujas, los animales y los niños viven eternamente.
“Abuelita”, ahora que sabes para qué sirven los cuentos no permitas
acostarte sin leer uno o sin que papá y mamá te lean un cuento para
levantarte más sabia cada día.
Tu abuelo que tanto te quiere,
Carlos Herrera Rozo