Un recorrido por la historia política y económica argentina, desde el retorno a la democracia de 1973 hasta el primer traspaso de mando entre partidos diferentes en la historia argentina, ocurrido en 1989.
1. Un nuevo comienzo para la
democracia
Autor: Federico L. Bruzone (2021). Esta obra está bajo una Licencia Creative
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2. La grieta
El ciclo político que se había abierto en la Argentina luego del
derrocamiento de Juan Perón en septiembre de 1955 se había
caracterizado por la tensión entre un peronismo que no
desaparecía ni aún despojado del poder, y fuerzas políticas que,
con el apoyo de los militares, estaban dispuestas a romper el
orden constitucional con tal de impedir el regreso del peronismo.
En este marco transcurrieron, precariamente, las dos presidencias
democráticas de Arturo Frondizi (1958-1962) y Arturo Illia
(1963-1966).
El general Juan Carlos Onganía creyó encontrar una solución neo-
fascista a ese conflicto, suspendiendo la actividad democrática
partidaria y estableciendo un gobierno militar por un plazo
ilimitado. La llamada Revolución Argentina falló: su legitimidad
estaba dada no por las elecciones, sino por el retorno al orden.
Pero amplios sectores de la sociedad argentina se manifestaron
contra ese orden sin democracia y, crecientemente, con violencia.
3. Repliegue de la policía montada durante el Cordobazo, 29 y 30 de
mayo de 1969
4. Una democracia precaria
El retorno a la democracia, conducido, luego de la
renuncia de Onganía, por el general Agustín Lanusse,
culminó con el ascenso a la presidencia de Héctor J.
Cámpora el 25 de mayo de 1973, luego de las primeras
elecciones libres de proscripciones al peronismo. Su
efímero gobierno de 49 días fue sintomático de las
enormes divisiones internas dentro de este sector de la
sociedad argentina, que muchos dirigentes peronistas
preferían dirimir por la fuerza.
Ante ese estado de las cosas, Juan Perón, enfermo y
envejecido, regresó a la Argentina para postularse a la
presidencia, buscando con su ascendiente personal
conciliar a las facciones en guerra del peronismo. Sin
embargo, el mismo día de su regreso estuvo marcado
por un hecho de violencia conocido como la Masacre de
Ezeiza.
5. El comandante retirado de la Gendarmería Nacional Pedro Antonio Menta levanta un fusil
como gesto de victoria, en el palco del acto celebratorio del segundo regreso al país de
Juan Perón, el 20 de junio de 1973.
6. El fracaso de la conciliación
El 23 de septiembre de 1973, Perón fue elegido presidente por el
mayor margen alguna vez obtenido en la historia argentina, 61,85%.
Pero, dos días después, el escenario político se empañó con el
asesinato del dirigente sindical José Rucci, reivindicado luego por
la facción armada Montoneros. Prontamente iniciarían su accionar
grupos parapoliciales coordinados desde el Ministerio de Bienestar
Social de José López Rega. El peronismo disidente, que había
ocupado posiciones de poder durante el período de Cámpora, se vio
marginalizado. La vía de la conciliación llegaba a su fin con la
ruptura pública entre Perón y Montoneros, el 1 de mayo de 1974, y,
ya definitivamente, con la muerte de Perón el 1 de julio.
Su viuda y sucesora, María Estela Martínez, fue incapaz de ejercer un
arbitraje entre las facciones enfrentadas del peronismo (“Tendencia
Revolucionaria”, movimiento sindical y ultraderecha). El
peronismo revolucionario pasó plenamente a la lucha armada, y en
1975, mediante la firma de los llamados “decretos de aniquilación
de la subversión”, la presidente autorizó el comienzo de una “guerra
sucia”, inicialmente limitada a Tucumán, y luego ampliada por Ítalo
Luder a todo el país.
7. El abrazo de Juan Perón y Ricardo Balbín, el 19 de noviembre de 1972 en la residencia de Gaspar
Campos (Vicente López). En 1949, como diputado nacional, Balbín había sido desaforado por el
Congreso Nacional y condenado a prisión por un juez federal “por desacato”
8. La caída
En el plano económico, la recesión mundial, provocada por la crisis
del petróleo, frustró el intento de estabilización de la economía
mediante un acuerdo general de precios y salarios (“Pacto
Social” de Ber Gelbard). Los ingresos fiscales cayeron, pero el
gobierno intentó mantener el nivel de gasto mediante la emisión
monetaria, desatando la inflación. Bajo “Isabelita”, los ministros
de economía duraron un promedio de 100 días. Particularmente
recordado es el “Rodrigazo”, ajuste implementado por Celestino
Rodrigo, con una devaluación del 100%, aumentos de tarifas del
mismo orden y liberación de precios congelados.
La inflación alcanzó el nivel hiperinflacionario del 50% para marzo
de 1976, el déficit fiscal se hizo insostenible (12,4% en 1975) y
el gobierno debió buscar un acuerdo con el FMI. Grupos
golpistas dentro de las Fuerzas Armadas, aduciendo que el caos
político y la anarquía económica creaban una situación propicia
para los grupos armados, presionaron para la renuncia de la
presidente y, ante su resistencia, planificaron un golpe de Estado.
9. A las 0:49 del 24 de marzo de 1976, la presidente María Estela Martínez abandona en helicóptero la
Casa Rosada ante el apoyo de algunos pocos partidarios. Al llegar al Aeroparque Metropolitano
sería detenida por oficiales de las Fuerzas Armadas y enviada a la Residencia El Messidor.
10. La represión
Amplios sectores de la sociedad prefirieron apoyar el golpe antes que
aguardar a las elecciones presidenciales, adelantadas al 17 de
octubre de 1976. Asumió el poder una Junta de Comandantes, con
el jefe del Ejército como “presidente”, repartiéndose la
administración pública entre las tres ramas de las FFAA y
previendo una rotación de los comandantes.
Se inició inmediatamente un plan clandestino de lucha antisubversiva,
inspirado por la actuación francesa en Argelia y liderado por el
Ejército, por el que el territorio nacional fue dividido en áreas,
zonas y subzonas donde, en cooperación con otras fuerzas, se
aplicaron el asesinato y la detención, tortura y desaparición forzada
de personas a espaldas de la población civil.
El luctuoso balance de la represión militar, según el periodista
Ceferino Reato, fueron unos 7300 entre desaparecidos y muertos
confirmados, a los que se suman unas aproximadamente 1500
víctimas de la represión parapolicial durante el gobierno peronista,
y unas 1100 víctimas de las organizaciones armadas.
11. El sábado 30 de abril de 1977, catorce madres de desaparecidos se reunieron en la Plaza de
Mayo para manifestarse por la aparición de sus hijos. Ante la orden de un policía de
“circular”, comenzaron a caminar en torno a la Pirámide de Mayo. Luego los encuentros
fueron fijados para los jueves a las 15.30, todas las semanas. La fama mundial que alcanzó
el movimiento de las Madres fue un importante factor de desgaste de la dictadura.
12. Las aventuras de Joe
Los golpistas eligieron, bastante improvisadamente, al liberal José
Martínez de Hoz para ejecutar un plan de estabilización relámpago.
La crisis del petróleo, con su secuela de estanflación mundial,
había desacreditado a las políticas económicas keynesianas,
llevando a varios economistas a una reivindicación del liberalismo
clásico (el llamado “neoliberalismo”).
Las medidas aplicadas fueron: un intento gradualista de contener la
inflación (incluyendo la famosa “tablita”) que llevó a un sonoro
fracaso, una liberalización a medias del sistema financiero (con
enormes beneficios para dicho sector, a costa del contribuyente) y
una liberalización del comercio exterior exitosa, pero prontamente
revertida. Luego de una estabilización inicial, a partir de 1981 se
cayó en una profunda crisis: crecieron el déficit fiscal y la deuda
externa, se produjo la peor recesión desde la década de 1930,
resurgió la pobreza prácticamente eliminada en décadas anteriores
y se derrumbó el ingreso per cápita.
Videla, debilitado, finalizó en marzo de 1981 su “mandato” de 3 años
y cedió su puesto al general Viola, quien inició una leve apertura
política. En diciembre de 1981, Viola sería derrocado por Galtieri.
13. El 30 de marzo de 1982 se produjeron una serie de movilizaciones en todo el país,
convocadas por la Multipartidaria, la Iglesia Católica y la CGT bajo el lema “Paz,
Pan y Trabajo”. Tres días más tarde se produciría el desembarco en Malvinas.
14. El Conflicto del Atlántico Sur
Algunos sectores militares abrazaban la idea de una “guerra
redentora” que encolumnara a los argentinos detrás de un proyecto
totalitario de largo plazo; otros, como la Armada de Emilio
Massera, la buscaban como antesala de una salida electoral
populista. En 1977, un laudo desfavorable en el conflicto territorial
del Beagle marcó el inicio de una escalada militar entre Argentina
y Chile: el 22 de diciembre de 1978 se estuvo a horas de una guerra
de consecuencias imprevisibles con el país hermano. Alcanzada
una tregua por la mediación del Papa Juan Pablo II, a fines de 1981
se puso en marcha la planificación de la invasión de las Islas
Malvinas y Georgias del Sur. El servicio diplomático, dividido
entre las camarillas enfrentadas del Ejército y de la Marina, no
supo apreciar correctamente la situación, y se creyó contar con el
aval de los Estados Unidos y la pasividad de Gran Bretaña.
Acorralado por la oposición y abrumado por el inmenso apoyo
popular a la invasión, el general Leopoldo Fortunato Galtieri
emprendió una guerra desesperada por retener las islas,
desarrollada entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, y
culminada tras 74 días con la derrota. El saldo final de la guerra fue
de 907 muertos y unos 2400 heridos.
15. El artillero británico Neil Wilkinson y el piloto de caza argentino Mariano
Velasco, al que el primero creía haber derribado durante la guerra, se
reencuentran en la casa de Velasco en Córdoba, en enero de 2012.
16. El retorno a la democracia
El 14 de julio de 1981 se constituyó la llamada Multipartidaria
Nacional, que agrupaba a los principales partidos políticos del país
en busca de una transición democrática. La Multipartidaria
movilizó a la sociedad civil, convocando a la Iglesia Católica y a la
CGT. Símbolo de esta alianza, la primera movilización convocada
tuvo lugar el 7 de noviembre de 1981, día de San Cayetano, en su
santuario de Liniers. Nuevas movilizaciones, lideradas por el
sindicalismo peronista, fueron violentamente reprimidas el 30 de
marzo de 1982. Luego, la mayor parte de los integrantes de la
Multipartidaria apoyarían al régimen militar durante el conflicto de
Malvinas, con la solitaria oposición de Alfonsín.
Finalizada la guerra, en plena crisis del poder militar, el presidente de
facto Reynaldo Bignone pretendió negociar la continuidad del
régimen. La multitudinaria marcha del 16 de diciembre de 1982
puso fecha de cierre al Proceso de Reorganización Nacional:
fueron convocadas elecciones generales para el 30 de octubre de
1983. Contra todos los pronósticos, con un discurso centrado en los
derechos humanos, el valor moral de la democracia y la denuncia
del plan de auto-amnistía militar, el radical Raúl Ricardo Alfonsín
se impuso en estos comicios con un abrumador 51,75%.
17. 31 de octubre de 1983. Los dos candidatos presidenciales del retorno a la
democracia, Raúl Alfonsín e Ítalo Luder, se felicitan mutuamente. Alfonsín
ofrecería a Luder integrar la Corte Suprema, lo que Luder rechazó.
18. El Juicio a las Juntas
La hasta entonces primera derrota electoral del peronismo fue atribuida
a la quema, en el acto del cierre de campaña de Luder, de un ataúd
con la consigna “UCR. Alfonsín. Q.E.P.D.” En contraste, Alfonsín
había anunciado una refundación de la república en base a la
concordia y a la renuncia a la violencia. La apabullante participación
ciudadana en las elecciones impidió al régimen militar controlar la
transición y este debió ceder anticipadamente el poder.
Cinco días después de la apoteótica asunción del 10 de diciembre de
1983, Alfonsín firmaba un decreto ordenando someter a juicio ´por
violaciones a los derechos humanos a los integrantes de todas las
Juntas de Comandantes, excepto la última, y la creación de la
comisión investigadora CONADEP. El juicio, que fue el primero
oral y público, tuvo lugar a lo largo de 1985, y el 9 de diciembre de
ese año se dictó sentencia. 5 de los comandantes acusados fueron
condenados; Videla y Massera, a reclusión perpetua. En 1984, otro
decreto presidencial ordenó el enjuiciamiento de Ramón Camps,
Jefe de Policía de la Provincia de Bs. As. durante el Proceso.
19. 20 de septiembre de 1984. El distinguido intelectual Ernesto Sábato entrega
al Presidente Alfonsín el informe final de la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas, intitulado “Nunca Más” (tomado del lema de
los sobrevivientes del Ghetto de Varsovia).
20. Punto Final y Obediencia Debida
Alfonsín había formulado una estrategia judicial que distinguía entre
“los que habían dado las órdenes, los que las habían cumplido (y)
los que se habían excedido en el cumplimiento.” La ley 23.049 de
reforma del Código de Justicia Militar (1984), subordinaba por
primera vez a ésta a la justicia civil y sostenía la responsabilidad
exclusiva de los comandantes en la represión, aplicando el
principio de obediencia debida para los subordinados, salvo
excepciones. Pero una justicia independiente interpretó las
excepciones y acogió una avalancha de juicios contra los cuadros
medios del Proceso. Esto hizo temer que el Ejército atentara contra
la democracia y, con el consenso de ambos partidos, el Congreso
sancionó las leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida
(1987), que tuvieron el efecto de una amnistía. Todas estas leyes
fueron declaradas constitucionales por la Suprema Corte. Aún así,
el gobierno debió enfrentar tres amotinamientos del Ejército
(alzamientos carapintadas de Pascua de 1987, enero y diciembre
de 1988) y un bizarro intento de un grupo de extrema izquierda (La
Tablada, 1989) de enfrentar a la población con el Ejército.
21. 19 de abril de 1987. Desde el balcón de la Casa Rosada, Alfonsín se dirige a
la población civil que, reunida en la Plaza de Mayo, le ofrece su apoyo,
junto con los líderes del peronismo (a la derecha, el diputado Antonio
Cafiero) y otras fuerzas políticas. Luego de su alocución, parte en
helicóptero a Campo de Mayo para exigir su rendición a los rebeldes.
22. El cambio en la sociedad
Alfonsín buscó democratizar profundamente la sociedad, luchando
contra el corporativismo autoritario que le dominaba desde 1943, y
cuyos cuatro pilares eran: las FFAA, la Iglesia, las corporaciones
empresarias y sindicales. Colocadas las primeras bajo control civil,
el gobierno se malquistó a los sectores reaccionarios de la Iglesia
sancionando de las leyes de patria potestad, equiparación de hijos
legítimos e ilegítimos y, sobre todo, la Ley de Divorcio Vincular de
1987. En cambio, buscando democratizar la conducción sindical, el
gobierno conoció su primera derrota, con el rechazo del proyecto
de “ley Mucci”, presentado a siete días de asumir, ante la oposición
del peronismo en el Senado. Idéntico fin corrió el proyecto de
unificación de las obras sociales (“Proyecto Neri”), objetado
asimismo por la industria farmacéutica. Buscando recomponer su
relación con los sindicatos, el gobierno sancionó las leyes de
asociaciones sindicales (1988) y de obras sociales (1989),
confirmándoles su centralismo y poderío económico, sin perjuicio
de trece huelgas generales y más del mil paros. Se trataba de un
programa muy ambicioso para un gobierno con un estrecho margen
político: minoría en el Senado, con 12 y luego 17 provincias en
manos del peronismo, así como la conducción de la CGT.
23. Saúl Ubaldini, dirigente sindical cervecero y secretario general de la CGT
(1986-1990), ícono tanto de la resistencia obrera al Proceso como de la
confrontación sindical contra el gobierno de Alfonsín, una de las caras de
una Argentina comprometida con la democracia, pero reacia a los
cambios sociales y culturales profundos.
24. La salida del aislamiento
En materia de relaciones exteriores, la dictadura del Proceso había
dejado a la Argentina en un profundo aislamiento. Se imponía
urgentemente abordar los conflictos del Beagle y Malvinas.
Alfonsín determinó que hubiera una consulta popular para la
aprobación de un Tratado de Paz y Amistad con Chile de acuerdo a
la propuesta de la mediación papal. El plebiscito, precedido por un
debate televisivo entre el canciller Dante Caputo y Vicente Saadi,
tuvo resultado ampliamente afirmativo. El Tratado fue ratificado en
1985, con fuerte oposición del peronismo. En cuanto al tema
Malvinas, se busca llevar la cuestión a los ámbitos multilaterales,
lográndose en 1985 un voto favorable en la Asamblea General de
la ONU, forzando al Reino Unido a iniciar negociaciones directas.
En el plano regional, Argentina logra en 1988 un Tratado General de
Integración con Brasil, con la intención de crear próximamente un
espacio económico común, así como la formación del Grupo de
Apoyo a Contadora, que promueve el proceso de paz en
Centroamérica. Se recomponen las relaciones con Europa
Occidental, buscando la alineación ideológica con las social-
democracias, y se abren contactos con los Países No Alineados.
25. 15 de noviembre de 1984. Dos argentinas se confrontan en la persona del
canciller Dante Caputo y el senador Vicente Saadi. El estilo didáctico y
moderno del primero, radical y porteño, contrasta con la retórica crispada
del segundo, peronista y catamarqueño. Debe quizás destacarse más el
recurso a la discusión racional frente al público que el resultado.
26. La maldición de la economía
El gobierno de Alfonsín heredó tres grandes lastres de la desastrosa
gestión económica del Proceso: déficit fiscal, inflación y deuda
externa. Los 15 primeros meses, bajo la ecléctica administración
Grinspun, fueron sucedidos en 1985 por la gestión Sourrouille y su
Plan Austral de estabilización económica, que por unos 10 meses
logró contener la inflación, antes de que se reiniciaran las
tradicionales pujas redistributivas. El pago de la deuda externa
requirió crear un superávit fiscal al costo de restringir las
importaciones, en un contexto global de términos de intercambio
pésimos para los países productores de materias primas, lo que
llevó a una profunda recesión. La débil cultura tributaria de los
argentinos obligó al endeudamiento interno y a la emisión
monetaria para el financiamiento de los gastos públicos, acelerando
así la inflación. Se hacía imperativo una reforma del sector público
y una liberalización del comercio, resistidas por el peronismo; toda
América Latina avanzaba en ese sentido, impulsada por las
demandas de los acreedores externos, formuladas en el “Consenso
de Washington”. Pero solo en 1989 estos ofrecerían un plan de
alivio a dichos países (el Plan Brady, esquema de conversión de la
deuda externa en bonos garantidos por el Tesoro norteamericano)
27. 20 de diciembre de 1983. El gobierno de Alfonsín anuncia el lanzamiento
del Programa Alimentario Nacional, que cubrirá durante su mandato el
30% de las necesidades nutricionales del 15% de pobres con que
contaba el país hacia 1984 (unos 5 millones de personas).
28. El traspaso democrático
En julio de 1987 se anunciaron medidas que combinaban un ajuste
ortodoxo con una liberalización financiera y reformas estructurales.
Estas medidas, que preanunciaban las de Menem, impusieron un
acercamiento compensatorio con los sectores sindicales, y
solamente lograron contener la inflación hasta la última semana de
ese año. Con la derrota en las elecciones legislativas de 1987, el
radicalismo perdió la crítica gobernación de la Provincia de
Buenos Aires y debió abandonar el proyecto de traslado de la
capital al sur. En 1988 el país cayó en default, y para agosto de ese
año se anunciaría el Plan Primavera, de estabilización monetarista,
con vistas a las elecciones de 1989. Ante la debilidad de las
reservas de divisas, este plan dependía del volátil flujo de capitales:
a principios de 1989, al anunciarse que el Banco Mundial
suspendería su ayuda financiera, se desató una corrida contra el
austral. En un clima de hiperinflación, crisis energética y saqueos,
Alfonsín decidió adelantar las elecciones para el 14 de mayo. El
triunfo de la fórmula Menem-Duhalde produjo tanta zozobra en los
mercados, que el traspaso de mando debió adelantarse al 8 de julio.
29. 8 de julio de 1989. Por primera vez en la historia argentina, un gobierno
democráticamente electo logra traspasarle el mando a otro,
democráticamente electo, de distinto signo político. El largo anhelo
democrático parece cumplido; pero aún quedan adelante acuciantes
incertidumbres políticas, económicas y sociales.
30. Epílogo
El ciclo democrático iniciado en 1973 evidenció las
falencias estructurales de un sistema político dominado
por un solo signo, el del peronismo, que adolecía de una
profunda falta de coherencia interna, con disensiones
apenas manejadas en vida del caudillo, y devenidas
irresolubles, a su muerte. La salida neo-fascista que
proponía el Proceso a ese impasse político fracasó, en
buena medida, por la falta de un plan económico serio y
por los enfrentamientos internos entre las distintas ramas
de las Fuerzas Armadas. Marcó el retorno a la
democracia la victoria inesperada del radicalismo, cuyo
gobierno, de carácter transitorio pese a su duración, aún
cuando no llegó a desarrollar un plan económico integral,
pudo cumplir sus objetivos políticos: procesar a las
cúpulas militares y guerrilleras, reparar las relaciones
internacionales, reformar la institución militar y
transmitir el mando democrático al próximo gobierno.