2. RELATOS GANADORES:
- Categoría Junior
* 1º Premio: Manuel J. Maldonado Sánchez con “Así nació”
* 2º Premio: Álvaro Úbeda González con “Los acontecimientos que suceden en mi pueblo durante
todo el año”.
Categoría Senior:
* 1º Premio: Juan Antonio Marín Rodríguez con “La fuente de los tres arcos”.
* 2º Premio: Natalia Puertas Góngora con “Trincheras de Navelinas”
3. Vivía un Marqués en un lugar de Almería , en un pueblecito pequeño, pero de gente humilde y
cariñosa.
El señor era dueño de todas las tierras y vivía en la cima de una montaña, desde donde divisaba
todas sus tierras. El pueblo trabajaba para su señor. Pero vivían de sus derroches.
Un día el señor recibió la noticia más importante y esperada de su vida: tendría un heredero.
Este hecho lo festejó por todo lo alto con su familia, bailando y comiendo hasta altas horas de la
madrugada.
Cuando pasaron los meses oportunos, el bebé nació y era un precioso niño sano , todo un sueño
para su señor que se puso loco de felicidad.
Al cabo de unos meses el niño enfermó, y todos se entristecieron mucho. Nadie sabía lo que
tenía pero cada vez su estado era peor y no mejoraba.
Llamaron a los mejores médicos de la región pero no encontraban solución. El señor
desesperado, mandó llamar a curanderos y brujas de la región, pero el niño no mejoraba.
Era tal su desesperación que un día fue a la Iglesia y le hizo una promesa a la Virgen del Rosario,
que era la patrona de dicho pueblo.
Le prometió a la Virgen que si su querido hijito mejoraba y no moría, no dejaría que ningún
riojano pasara penurias, ni hambre y todos los niños tendrían un colegio para poder estudiar y
culturizarse.
El niño seguía igual y seguían pasando los meses, pero entonces no se sabe como pasó...pero un
día el niño despertó y empezó a sonreír.
La familia no se lo creía, era asombrosa la rápida recuperación del bebé y de momento el padre
pensó que era un milagro de la Virgen.
4. Congregó a todos los riojeños en la plaza de la Iglesia y los invitó a comer y a beber hasta que se
saciaran. Fue una gran fiesta, al día siguiente comenzó a cumplir su promesa y repartió parte de
sus tierras en pequeñas parcelas para las familias del pueblo y estuvo pendiente de todas las
necesidades de los hijos de los trabajadores.
También pensó en hacer algo para que su pueblo lo recordara por los siglos de los siglos. Después
de mucho pensar decidió hacerle a su pueblo una bandera, que fuese su insignia.
Pensó en el color azul, el azul de su río cristalino que pasaba al lado de sus tierras y del que se
nutrían las naranjas de sus tierras. También pensó en el color naranja, color del fruto más
apreciado de toda su comarca.
Por último, dibujó su majestuoso puente, aquel que cruza ese fabuloso río; rematando con
unos naranjos, la cosecha de riqueza de su pueblo. Y como guinda decidió dibujar su corona,
aquella que tanto le enorgullecía.
Y así quedó por los siglos de los siglos…, para el recuerdo de su familia, el agradecimiento al
pueblo y su fe en la Virgen. Una bandera como símbolo del poder y que distingue un pequeño
pueblecito de todos los demás.
Manuel J. Maldonado Sánchez
5. En enero, comenzamos el año con nuestra alegre Cabalgata de Reyes Magos en la que es
tradición que lleve la gente los regalos al Teatro para que nuestros queridos Reyes Magos repartan
alegría entre los niños/as de Rioja. Las personas mayores también participan y les dan también un
regalito .También es tradición que los Reyes Magos sean del pueblo como Paco Corrales que desde
hace mucho años es nuestro Rey Baltasar que como es costumbre, graciosamente, nos mancha la
cara de pintura negra .Nuestro segundo Rey Mago es Francisco López (El Kiski), y el tercer Rey
Mago es Moisés Altea (El Moi).
En febrero, es nuestro tradicional Jueves Lardero en el que la gente pasa un día de convivencia
en el campo. Antiguamente, una mujer, conocida como La Piñona, iba disfrazada con sus nietos
haciendo gracia y alegraba el ambiente .Ahora ya no es como antes, ya sólo se va a pasar un rato
de convivencia .Al final de este mes también tenemos otra festividad, se celebra el día de
Andalucía que es tradición comer habas , embutidos y rosquillas del Pichote. El grupo de baile del
pueblo baila unos bailes y cantamos el himno de Andalucía, porque todos estamos orgullosos de ser
riojeños y andaluces.
En Marzo tenemos dos actividades. La primera es el Carnaval, en la que hay una verbena en el
Teatro ,vamos disfrazados y hay un concurso al mejor disfraz. El segundo acontecimiento es el día
de la Mujer Trabajadora, el cual se celebra en un salón del Ayuntamiento; primero dan una
charla y luego una cena para las mujeres del pueblo realizada por las mujeres del Taller de Empleo
de Cocina , también se hace un sorteo de cosas que dan los comercios del pueblo.
En Abril celebramos la Semana Santa en la que la pasamos muy bien. Comienza con una
procesión que hacemos sólo los niños en la que sacamos a Ntra Señora de los Dolores,
seguidamente seguimos con nuestras procesiones del Miércoles en la que sacamos a la Virgen y el
Crucificado. El Viernes sacamos a Ntra señora de los Dolores y terminamos con el Encuentro, en
el que hacen una pequeña verbena en la Placeta del Barrio.
6. En Mayo comenzamos con la Cruz de Mayo en la que hacemos una verbena. Las personas
asisten para comer, beber y pasar un rato divertido. Hay también un grupo de musical. Una
semana más o menos después, se realiza una romería en honor a San Isidro, hacen una
misa en honor a él , seguidamente baila el grupo de baile de nuestro pueblo, después se
llevan al Santo a la rambla del Marraque donde se celebra . Allí la gente se lleva comida,
bebida y pasan unos días de convivencia. El Domingo, el Ayuntamiento colabora haciendo
una paella para toda la gente y seguidamente una carrera de cintas de caballos.
En Junio solamente hay la noche de San Juan que abren la Piscina Municipal a las 12:00 de la
noche . El día 24 se abre todo el día, la piscina es gratis para toda la gente.
En Julio, está la semana cultural en la que se hacen diversas actividades como proyección de
películas en la Plaza Nueva, escenas de teatro realizadas en el Teatro Municipal,…
En Agosto tenemos la Semana Deportiva en la que se realiza un concurso de ajedrez, pin-pon y
parchís en el Parque Caperucita Roja, Seguidamente, empieza el fútbol en el que los equipos
riojeños juegan contra equipos de otros pueblos y al final de la semana está el torneo de fútbol
de las 24 horas en que se juegan semifinales y finales. Finalmente se hace entrega de premios.
En Septiembre Y Octubre tenemos” lo mejor de lo mejor”, nuestras queridas Fiestas Patronales
que se celebran a finales de Septiembre y principio de Octubre. En ellas destacan “ los gigantes y
cabezudos”, las carrozas , la ofrenda floral en honor a Ntra Virgen del Rosario y la procesión.
En Noviembre no tenemos ningún acontecimiento realizado por el Ayuntamiento de Rioja.
Y finalmente llegamos a Diciembre, en el que llegan nuestras queridas fiestas navideñas. Las
actividades navideñas que se pueden destacar son el senderismo navideño , la degustación de
postre navideños, teatros, nuestra visita de Papa Noel al mercado del pueblo y nuestra fiesta de
Noche Vieja que se celebra en el Teatro Municipal.
7. PARA QUE VEAN USTEDES QUE NUESTRO PUEBLO ES MUY DIVERTIDO Y ESTÁ LLENO DE ACTIVIDADES
PARA QUE SUS HABITANTES NO TENGAN TIEMPO DE ABURRIRSE EN TODO EL AÑO .
Álvaro Úbeda González
8. 24 de septiembre de 2011
En Rioja ha amanecido un día gris. Una sensación flotaba en el aire: el aroma de Míriam.
Cuentan que se aparece en los días de lluvia, en la fuente de los tres arcos. Unos la ven echando
piedras en el agua cristalina; otros, caminar por la carrera de la fuente en dirección al río hasta
desaparecer.
En mi mente resuena la voz de mi abuelo: “Cuando los nueve ojos vuelvan a llorar suplicando la
verdad al ángel de la luz y vuelvan a rugir las aguas de la fuente de los tres arcos, la portadora
de la esencia volverá a pasear por las calles”.
Como si fuese una profecía, esta tarde una fuerte tormenta ha caído con furia sobre Rioja. El
puente de los nueve ojos, esbelto como siempre, resistía el empuje del encabritado río Andarax.
Desde mi cuarto en el viejo caserón propiedad de mis abuelos, podía contemplar la catástrofe:
naranjos anegados, cosechas echadas a perder y muchos más destrozos. Cuando el temporal
arreció, la fuerza del agua arrancó de su quinto estribo un enorme bloque del medio punto. Sobre
él creí ver una figura flotando en el aire, rodeada de un haz de luz, con las alas extendidas
iluminando la hacienda de San Miguel. Horas después la luna se alzaba en el cielo.
El caserón está construido en medio de una finca de naranjos. La fachada principal se alza
vigilante en dirección al puente; o tal vez sea el puente el que vigila la casa. El caserón apenas ha
sufrido daños. Sólo la caseta de las herramientas ha desaparecido y, con ella, mis recuerdos. Si hay
algo que realmente siento mucho haber perdido es mi entrañable bicicleta azul, con la que solía
pasear junto a Míriam.
Salgo a caminar tras la lluvia. Me gusta el olor de la tierra mojada y el intenso aroma del azahar.
Unos metros más adelante, enganchado en la rama de un naranjo, está mi mejor trofeo: una cinta
de color rojo bordada con letras blancas “Míriam. Fiestas patronales 1984”. La brisa juega con
ella, como reclamándola suya. Cuando la suelto se aleja, haciendo piruetas en el aire, y en el
mismo instante en el que escucho su voz, una lágrima acaricia mi mejilla. Me siento sobre el
césped mojado, perdido entre mis recuerdos.
9. 24 de septiembre de 1986
El olor a pan recién hecho me despertó. Bajé corriendo a la cocina y allí estaba mi abuela preparando el
desayuno. Sobre la mesa, zumo de naranjas recién exprimidas y ricas tostadas untadas con mermelada de
melocotón. Después de desayunar solía acompañar a mi abuelo a la alhóndiga.
Por la tarde, consumida la siesta, estudiaba durante un par de horas. Siempre me las apañaba para acabar
antes de las cinco. A esa hora solía salir a pasear con Miriam por el pueblo.
La grava del camino de entrada al caserón crujía bajo el rodar de una bicicleta. Siempre sabía cuando ella
llegaba. Lo sabía por el olor que inundaba el aire. A azahar.
—Buenos días, señora Rosa. ¿Está Juan?
—Buenos días, Míriam. Está arriba, en su habitación. Espera y lo llamo.
Y mi abuela me llamaba con una dulzura entrañable.
—¡Juan, baja! Miriam ha venido.
Yo me hacía el sordo, me encantaba escucharla decir mi nombre.
La primera parada de nuestras aventuras era el parque infantil. Nos encantaba hacer competiciones para
ver quién era capaz de volar más alto en los columpios. Después echábamos de comer a las palomas en el
jardín que hay frente de la iglesia. Esperábamos hasta que las campanas anunciaran las seis de la tarde.
Aprovechábamos el poco tráfico para hacer una carrera en bicicleta por la carretera hasta llegar a la
placeta del barrio de la calle La Fuente. Allí descansábamos unos minutos, los suficientes para coger
fuerzas y seguir pedaleando. Al final, la calle vuelve a unirse con la carretera. Girábamos a la izquierda
donde, a unos escasos cien metros, se encuentra nuestro lugar favorito: la fuente. En ella nos bañábamos y
disfrutábamos sintiendo el frescor del agua en nuestra piel.
10. Aquella tarde le tenía preparada una sorpresa. Iba a enseñarle un nido de verderones que había
descubierto. Dejamos las bicicletas al final de la carrera la fuente. En un naranjo de la última
hilera, pegado al muro del río, estaba el nido. El murmullo del agua sonaba con más fuerza que
nunca. Miriam se subió al árbol y apoyó el pie en una rama seca que no resistió su peso. Cayó al río
y la perdí de vista. Me asusté mucho y salí corriendo a buscar ayuda. Cuando llegamos al lugar del
accidente, no había rastro de ella. Nunca encontramos su cuerpo.
24 de septiembre de 2011
Un fuerte trueno me saca de mis pensamientos. Cae una fina llovizna y estoy empapado. Me
levanto y voy hacía el interior del caserón. Subo a mi cuarto y tomo un baño caliente. Me visto con
un jersey azul y unos pantalones vaqueros.
Ya apenas llueve. Bajo al jardín, corto un par de rosas y, como cada noche desde hace años,
acudo a la fuente. Deposito las dos rosas en el lugar donde nos bañábamos y lloro cuando siento
una cálida caricia en mi mejilla. El olor a azahar me inunda. Al marcharme escucho susurrar mi
nombre; giro y la veo pedaleando en su bicicleta. Del manillar cuelga una cinta roja.
Juan Antonio Marín Rodríguez
11. Las tormentas hacen que lo árboles tengan raíces más profundas.
Amanece en rojos vivos, pero es distinto del color de ayer, del de antes de ayer… y diferente será al
despertar de mañana, aunque la esencia sigue siendo la misma. Son más de dieciocho mil despertares en este
esbozo de la vega del bajo Andarax que, impropia o equívocamente, articulan y la confunden con una tierra
del norte peninsular. Como torre vigía, sin descanso, oteo el inhóspito río, los ociosos ojillos del vetusto y no
por ello hercúleo puente, los encalados “terraos” hasta el dilatado horizonte.
Se oye tenuemente, en este instante, con una vaguedad difusa, como un rompeolas de ecos, el masterizado
sonido de las campanas de la iglesia. Ya deben ser las siete, los riojeños despiertan.
Me he convertido, sin quererlo, en una seña de identidad de este lugar, he visto, escuchado, he olido y
palpado tantas vivencias dispares y ajenas que puedo afirmar que: este pueblo no fue como es ni será como es.
Recuerdo a esas mujeres y hombres gentiles, sencillos que con su alegría disimulaban las quemaduras del sol
en su piel, las huellas tatuadas del trabajo durísimo, que a pie o en mulo cruzaban el puente que se alzaba
majestuosamente en medio de un precioso valle rebosante de frutales y de huertas; envueltos en el olor
agridulce de la brisa vespertina y el murmullo incesante del anidar de las aves. Y, muy de tarde en tarde, un
vehículo a motor cruzaba el pueblo. El campo estaba preñado de tanto amor: moreras, higueras, perales,
naranjos, olivos, esparto… La agricultura era el centro y el borde de la vida de este pueblo, lo era todo. En la
época del año dedicada a la recolección (la faena) el número de foráneos superaba al de oriundos. Era
reconfortable y vibrante ver como todas las familias colaboraban en la recogida de las navelinas, o de las
washingtonas, de las salustianas…; bueno, para ser sincero habría que añadir que algunos miembros de los
grupos arrimaban más el hombro que otros, los zagalillos no paraban de idear fechorías como la de subir a lo
alto de la higuera y dejarse caer cual rapaz en una montaña de vinagreras, con la boca verde de “panecillos”
sagazmente seleccionados entre una hilera de malvas, o la de imitar a los funambulistas manteniendo el
equilibrio en el filo de las acequias rebosantes de agua, o de hacer carreras de caracoles y guerras de terrones
de tierra…
12. Pero pronto llegarían otros tiempos, difíciles, siempre lo son, que mutarían por completo la
estructura económica y demográfica de la aldea, y es que el “virus de la tristeza” dejó eso mismo:
tristes campos, tristes cauces, tristes aparceros, tristes niños. Cada día se despedían y se
fragmentaban algunas familias, que con conmocionada esperanza se aventuraban a lo desconocido
para emprender nuevos proyectos. Sin embargo, Rioja siguió aferrada a la vida, adaptándose a las
circunstancias. Y aunque había sido un pueblo fundamentalmente agricultor y dedicado al
pastoreo, se vió abocado a aprehender labores de albañilería y servicios. Quedó atrás el rudo y
sacrificado trabajo del campo, a cambio de un cómodo aire asfaltado, ya el olor a azahar era
mitigado por el carburado aire gris, el despertar del pueblo era más rápido, el revoloteo de los
pájaros se entremezclaba con el de los vehículos, ya era indistinguible el rostro de la gente, no se
lograba percibir los gritos de los niños jugando en la plaza al un, dos, tres chocolate inglés, a la
ciminicerra, al marromarrano, al escondite, o al pillapilla.
Ahora, la langosta del plástico y del ladrillo parece que quedó abatida por ella misma, se
alimentaba de la especulación devora almas que confundía el ser con el tener, la necesidad con el
insaciable deseo, la inteligencia con la necedad. Nunca fue mejor momento, es posible hacer
realidad los verbos: idear, compartir, imaginar, reinventarse, dejarse llevar, esperanzarse…. Ahora
es posible pararse, tomar aire y mirar todas las perspectivas, maravillarse del entorno que
tenemos y del potencial que aún existe para poderlo mejorar, no hay excusa para ser más
solidarios, para volver al barro, a las raíces, a las trincheras de navelinas.
Natalia Puertas Góngora