Boletín cultural de Salvatierra

No. 2 Año 10, noviembre 2020
https://www.facebook.com/tierranopasanada
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“La Tierra del No-Pasa-Nada”
Boletín informativo - cultural mensual
Salvatierra, Guanajuato
Año 10, Número 2, noviembre 2020
Idea y diseño: Tec. Ismael Zamora Corona
https://www.facebook.com/tierranopasanada/
 Efemérides 3
 Archivo Vintage 4
 Personajes salvaterrenses 5
 Lugares turísticos en Salvatierra 7
 El Rincón Literario 8
 Gilberto Navarro Camacho
 Emilio Pérez Pérez
 Salvador Ruíz Aranda
 Abad Segovia
 Carlos López Ortiz
 Joel Correa
 La Cueva del Centinela 15
 La venganza del alma blanca.
 Proyecto Salvatierra1 17
LaTierradelNo-Pasa-Nada,noviembre2020
2
ÍNDICE
El contenido de los artículos es responsabilidad de quien lo firma.
Cualquier réplica u observación será recibida y en su caso publicada.
Colaboraciones y comentarios a: ismaelzc@yahoo.com

Efemérides Salvaterrenses
Noviembre
2 Noviembre 1774. Se publicó la lista de iglesias que seguirían
sirviendo de asilos, en Salvatierra fue la capilla de Nuestra Señora de la
Luz.
2 Noviembre 1966. Se bendice la capilla del panteón municipal,
edificada por iniciativa del Pbro. Luis Ferreira y la colaboración del C.
Miguel López Medina, presidente Municipal.
Miércoles 9 Noviembre 2005. Fue encontrado muerto el sacerdote
originario de Urireo: José González Martínez.
10 Noviembre 1920. Nace en Salvatierra Juan Jesús Posadas Ocampo, a
la postre Cardenal.
13 noviembre de 1949. Muere Don Federico Escobedo en la ciudad de
Puebla, Puebla.
13 Noviembre 1664. Don Nicolás García compra la hacienda de San
José del Carmen y La Calera a los carmelitas por 14,000.00 pesos.
20 Noviembre 1968. Se funda la Escuela Secundaria Nocturna “20 de
Noviembre”, siendo presidente municipal el Lic. Efrén Guerrero T. La
escuela queda situada donde fuera antes la cárcel municipal en el
pasaje de Juárez a la explanada del Carmen.
23 Noviembre 1642. Toma posesión el Virrey Don García Sarmiento
de Sotomayor, Conde de Salvatierra y Marqués de Sobroso.
29 noviembre 2012. Se otorga a Salvatierra el nombramiento de
“Pueblo Mágico.
30 Noviembre 1876. El gobierno federal cedió la finca del exconvento
del Carmen al ayuntamiento, donde se estableció la cárcel municipal.
Así mismo se cedieron las huertas de El Carmen y Capuchinas.
3

Archivo Vintage
Fotografías antiguas, autores diversos
4
Tradicionales arcos
en el Barrio de San
Juan durante los
festejos del Buen
Temporal.

5
Octavio Hernández Hernández
Nació un 20 de noviembre de 1937 en Salvatierra,
Guanajuato. Hijo de Secundino Hernández Coronado y María de
Jesús Hernández Paniagua. De 1961 a 965, realizó sus estudios
profesionales, en la Escuela Superior de Ingeniería Química
Industrial, del Instituto Politécnico Nacional. Realizó estudios
sobre administración, programas por objetivos, capacitación de
personal directivo, supervisión, infraestructura en salud y
desarrollo personal y empresarial.
Fue director de un gran número de escuelas secundarias
técnicas en la ciudad de México. Estableció excelentes
relaciones con los gobiernos Federal, Estatal y Municipal, lo que
le permitió ser gestor constante para mejorar la escuela en
todos los aspectos. Recibió en la institución a gobernadores y
presidentes de la República, así logró beneficios importantes.
Fue director fundador en Zacatecas de la Escuela Técnica
Industrial y Comercial No. 85, actualmente Escuela Secundaria
Técnica Número 1, en dicha escuela se le rindió homenaje
póstumo, pues murió en octubre del 2004.
PERSONAJES SALVATERRENSES

6
Juan Jesús Posadas Ocampo.
Juan Jesús Posadas Ocampo Nació en Salvatierra, Gto. El 10 de noviembre
de 1926; su familia era oriunda de Tarimoro. Murió en la ciudad de Guadalajara
en 1993 durante una balacera en un estacionamiento.
Estudió en el Seminario Conciliar de Morelia y fue ordenado sacerdote el 23
de septiembre de 1950. Fue vicario en Pátzcuaro, y profesor y vicerrector de
aquella casa de estudios. El 21 de marzo de 1970 fue preconizado segundo
obispo de Tijuana, diócesis que regenteó hasta el 3 de enero de 1983, en que
fue trasladado a la de Cuernavaca, y en 1987 a la arquidiócesis de Guadalajara.
En el seno de la Conferencia del Episcopado Mexicano ha sido presidente de
la comisión episcopal para las Migraciones y el Turismo (1973-1979) y de la
Doctrina de la Fe (desde 1979) Durante su episcopado en Tijuana publicó 12
cartas pastorales y múltiples. En la esquina de Juárez y Madero se encuentra
una placa alusiva a este personaje eclesiástico.

7

8
El Rincón Literario
CALAVERA ABASOLENSE
El Cisne Negro
La gente de mi Abasolo
anda muy baja de pilas
por usar bastante cloro
y durar mucho en las filas.
Ya no puede celebrar
a sus queridos difuntos
porque no deben estar,
los que están vivos, juntos.
No pusieron las ofrendas
en los portales del pueblo,
ni flores hay quien las venda.
¡Qué nos ampare ya el cielo!
La plaza está casi desierta,
se ven bandas amarillas,
muy pocas tiendas abiertas,
ni para sentarse hay sillas.
Poca raza transitaba
por calles y callejones
las personas navegaban
por las preocupaciones.
Los pobres abasolenses
ya no quieren usar más gel,
ni el tapabocas ponerse
aunque sea por nuestro bien.
Extraña la ida al panteón,
limpiar tumbas y rezar
con la santa devoción
a los que descansan ya.
Adornar bellas coronas
de diferentes colores
que conjugan sus aromas
de muy lindas flores.
Tampoco habrá la tertulia
de las ocho de la noche
donde sin nada de abulia
leían con mucho derroche.
No desfilarán catrinas
por nuestro jardín central,
ni transitar tan divinas
por la plaza principal.
No habrá concurso de altares
pa´ los queridos difuntos,
no comerán sus manjares.
no saldrán del inframundo.
La Muerte no se acongoja
por esas festividades
porque lleva en su gran bolsa
muchas personalidades.
Ya con esta me despido
no vaya a llevarme a mí,
voy a resguardarme al nido
no me vaya a dar covid.
GILBERTO NAVARRO CAMACHO
ABASOLO, GTO.

Calavera a Diego Sinhue Rodríguez
Por: Emilio Pérez Pérez
Llegó la calaca un día
A paso lento y pausado
Llevándose al titular
Del gobierno del Estado
La muerte se lo llevó
Llegando él a Guanajuato
Al regresar de una gira
Por Moroleón y Uriangato.
Diego no pudo acabar
Al crimen organizado
Con esos dos titulares
Que van desorganizados.
Siguen las ejecuciones
Ya está asustada la gente
Y a Alvar y Zamarripa
los mantuviste al frente.
Llegaron los federales
A Santa Rosa primero
Y solo así detuvieron
A un líder huachicolero.
Crece la inseguridad
Y no buscan solución.
Y en corredor industrial
Siguen con la extorsión.
Ya no ejercerás recursos
Ni saldaras compromisos
Porque ya te cancelaron
Todos los fideicomisos.
Implementaste al estado
El semáforo amarillo
Pero dejaste el problema
De la presa el zapotillo.
Todos en las oficinas
Muy tristes porque se fue
La calaca decidida
Llegó por Diego Sinhue.
La parca le puso el ojo
Porque ella agarra parejo
Se llevó al gobernador
Sinhue Rodríguez vallejo.

10
OFRENDA URIANGATENSE
Por: Emilio Pérez Pérez
La calaca se aparece
De repente a cada rato
En barrios y comunidades
De la ciudad de Uriangato.
La gente por todos lados
Comenta bien asustada
Que se ha sentido cerquita
Del Cuitzillo y la deseada
De un lugar se pasa a otro
Porqué viaja como bala
Pues conforme está en el Charco
Ya anda por el Plan de Ayala.
Al escuchar su alarido
Hasta duele la cabeza
Cuando pasa por Huahuemba
Cupuato y también La Presa,
Ella viaja sin descanso,
Y anda siempre muy movida,
Y del barrio de La Loma
Se va a la Ciudad Perdida.
Cuando la flaca está cerca
Le ladran hasta los perros
Allá en el Derramadero
También el Rancho del Cerro
Se aparece de repente
En el centro y en la orilla
Los Zavala, los Rodríguez,
También por la Lagunilla
La flaca agarra parejo,
Sean pobres o con riqueza
Pues ella no deja amigos
Ni títeres con cabeza.
Nació en Orizaba, Veracruz y desde
1984 radica en esta ciudad. En 1990
fue invitado por José Guadalupe
Hernández “don Luis” a participar
en las danzas tradicionales y en la
puesta en escena de las “Tres
Caídas” donde interpretó varios
papeles. Dentro de las danzas
comenzó a hacer sus poemas y
rimas para formar las relaciones de
la danza de “Los Borrachos” donde
duró ocho años, de ahí, pasó a la
danza de “Los Plagiarios” donde
participó alrededor de seis años,
posteriormente se fue como
ensayador de la danza de “Los
Panaderos” por muchos años, la
cual tuvo que dejar por cuestiones
de salud, sin embargo, no se detuvo
y escribió su libro Poemas y
tradiciones de Uriangato.

11
Calaveras
Por: Salvador Ruiz Aranda
Carlos López Ortiz.
La muerte lo sorprendió escribiendo,
le faltaba el último renglón.
Esa noche estaba lloviendo,
le dio un infarto al barbón y pelón.
Ahora está en el panteón,
organizando la próxima tertulia.
Le mando a la calaca invitación,
le va a pedir que sea su novia.
De testigo esta Lucifer,
la boda será en el infierno.
Si algo hay que aprender,
que todos nos vamos al averno.
Esthela Onofre.
Esthela se sentía divina,
escribiendo en su revista.
La malvada Catrina,
no la perdía de vista.
Se la llevo en un carruaje,
otros dicen en una barca.
Karari su único equipaje,
su amiga la nueva Parca.
Le dijo, yo te are otras trencitas,
te pondré mucha brillantina
Aunque hay muchas bonitas,
aquí yo soy la Catrina.
De Moroleón Gto. Poeta y comerciante. Desde temprana edad a cultivar el gusto por la
poesía. ha publicado poemas en la revista Bosquejos poéticos y Ritual de
voces. Antologado en la Letras Interiores por la Red Estatal de Escritores y II antología
de Escritores de Moroleón. En los CD’s de varios poetas de Moroleón., Cómo Raíces de
la imaginación vol. 1, 12 Voces del alma, Raíces de la imaginación vol. 2, Poemas en
libertad y Urdidor de palabras. Escribió el poemario Vientos libre, libertad de palabras,
Señales. ha grabado el CD rebeldías

12
LAS MONEDAS DE MI COLONIA
Hace días, la nostalgia me llevó a recorrer la colonia donde pasé mi
infancia. Parecía extraña con sus calles pavimentadas; por un momento
quise verlas llenas de hoyos y polvo como cuando era niño. Recuerdo en
los tiempos de lluvia que pasaban días enteros lloviznando y mi madre
tenía que tender la ropa bajo un tejado y levantarse más temprano para
secar mi uniforme escolar con la plancha.
Por las tardes, después de algún aguacero tremendo, las calles que subían
hasta las faldas del cerro se convertían en bajadas de agua interminables
que arrastraban piedras y arena. Ahí, entre todo eso, sucedía lo
sorprendente: depositadas entre la arena, mis amigos vecinos y yo
hallábamos monedas, ¡sí, monedas! Nos metíamos en los arroyos ya
cuando bajaban con menos fuerza y pepenábamos de las comunes de esos
días: las de cincuenta pesos que tenían a Benito Juárez, las de cien pesos
con la efigie de Carranza y, si había suerte, hasta una que otra de
quinientos pesos.
Nunca entendimos de dónde las traía el agua, si de las casas al pie del
cerro o quién sabe. Pero eso no importaba cuando la suerte nos regalaba
dos o tres monedas y comprábamos refrescos, de esos que vendían "para
llevar" con bolsita y popote. Ya no llueve como antes ni hay hoyos en esas
calles, pero me gustó visitar mi antigua colonia donde, aunque nadie lo
escuche, aun vive el eco de las risas del niño que alguna vez fui.
Abad Segovia. Acámbaro Gto.

13
EL ÁNFORA
Por:
Carlos López Ortiz
Este cuento fue inspirado por: el efrit y el anciano de las
Mil y una Noche de autor Anónimo
Dices con orgullo que eres una libre pensadora, pues no crees en
ninguna religión, ni en aparecidos, duendes o seres sobrenaturales que
para ti solo son cosas para asustar a los niños. Simplemente aceptas lo
que se ve, lo que se verifica, lo que se toca y se experimenta. Sueltas
una gran carcajada cuando alguien hace cualquier comentario
metafísico.
No es para menos eres la prestigiosa Doctora Nancy King cuyo
trabajo no solo consiste en dar cátedra a los alumnos del primer
semestre sino también eres la conservadora en el Museo de
Arqueología y Antropología de la misma Universidad de Cambridge.
Como curadora eres responsables de la recolección, preservación y
exhibición de objetos de valor histórico, cultural y artístico de dicho
museo. Por lo cual, es común que recibas piezas arqueológicas de
incalculable valor.
Hay Nancy, Nancy, Nancy ¿acaso no sabes que en tu preciado
trabajo te lleva a tu desgracia? Claro que no. Ahora revisas
meticulosamente los restos que trajo la Universidad de un barco abasí,
de la primera mitad del siglo XVI d.C. Dicha nave fue encontrada a más
de 1800 metros de profundidad en el mar negro.
Al principio todo te parece normal; restos de cerámica y otros
utensilios. ¡Ha! Pero hay un ánfora que sobresale de las demás. Con
gran reverencia la tomas, te das cuenta que es de cobre oxidado y la
boca está sellada con plomo donde descubres unas letras, así que las
observas con detenimiento.

La Tierra del No-Pasa-Nada, noviembre 2019 14
Tus ojos casi se salen de sus órbitas al darte cuenta que son
caracteres en arameo. Te sientes extasiada, tu corazón comienza a
latir más rápido, porque sabes que ese artefacto tiene un valor
incalculable. Es probable sea del año 950 A.C. te dices a ti misma,
no obstante, sabes que debe ser datada por radiocarbono para
estimar la edad del material. Antes de afirmar semejante
conclusión. Por lo que te serenas un poco. Pero seamos sinceros
no te puedes resistir al poderos influjo de ver lo que hay dentro de
la vasija. Hazlo y que comience tu pesadilla.
En cuanto lo haces, de su interior surgen varios chorros de humo
negro, acompañados de un hedor a inmundicia. Rápidamente y sin
dilación, la nube de humo negro comienza a disiparse dejando a la
vista un ser, con cuerpo de serpiente mientras que el torso, brazos
y cabeza de hombre. Aunque con piel rugosa, con escamas, similar
a los reptiles. Su rostro casi humano no tenía cabello ni cejas, en
lugar de una nariz tienes dos orificios nasales como hendeduras.
Aquel espectáculo te produjo un miedo súbito e intenso. Te tomas
la cabeza con ambas manos tratando de tranquilizarte y de
recuperar la compostura, o quizá de impedir que tu mente siga
corriendo enloquecida.
Obviamente no puedes creer lo que ven tus ojos. Aceptar la
existencia de esa criatura mítica implica que la Ciencia no lo
abarcaba todo.
Poco a poco, aquel ser escamoso, comienza a desdoblarse, hasta
mantener su torso erguido por encima de tu cabeza. En ese
momento la criatura te mira, con sus ojos amarillos y sus pupilas
similares a las de un gato.
Entonces de la boca de la criatura sale un lenguaje ya olvidado.
Aunque no la entiendes, deduces su desprecio hacia ti.
Con un rugido se abalanza sobre ti. Tan rápido y tan de
improvisto que si no hubiera sido por las enormes mesas de roble
que se interponían entre los dos te hubiera tomado Nancy con sus
cuatro dedos.
Te echas a correr, todo lo aprisa que puedes, pero no avanzas
mucho, ya que nunca has sido una buena deportista, así que te
ocultas bajo un escritorio. Tratas de orar, pero como ya dije no
eres una creyente por lo que no sabes ninguna plegaria.

El monstruo llega a la habitación donde estás escondida, se
retuerce sobre su vientre y olfateaba tu rastro con su lengua bípeda.
Finalmente se da cuenta donde estás escondida. Con una fuerza
descomunal arroja el escritorio como si fuera cualquier bola de
papel. Entonces la bestia te toma entre sus escamosas manos. Su
rostro estaba tan cerca de él que puedes sentir su apestoso aliento.
Al principio solo pronuncia sonidos guturales, pero luego comienza
hablar en un idioma entendible para ti. Te dice que es un efrit, que
fue capturado por su insubordinación y que había jurado matar al
que lo liberara. No obstante, siente generoso y te da tres días para
decidir cómo morir.
Solo pude dejar salir un grito de angustia, pero cuando lo haces, la
misteriosa criatura ha desaparecido y no solo eso, el lugar parece
intacto ningún mueble ha sido movido de su lugar.
Sé que piensas que tuviste una alucinación, pero aun cuando la
vasija haya desaparecido hasta de la lista de inventario y nadie
asegura haberla visto, fue real Nancy, así que disfruta el cóctel que te
invito el decano, aplica ese examen sorpresa que tienes en mente.
Porque hagas lo hagas, mi querida Nancy, el efrit vendrá por ti al
final del tercer día. Tenlo por seguro.

EL VIGILANTE NOCTURNO
Por: Joel Correa
Malaquías llegó a la Fábrica de Textiles Carolina y Reforma a
temprana hora, a las nueve treinta de la noche; él era un transportistas
que prefería conocer la ciudad a la cual llegaba, por ello llegar
temprano había sido algo habitual en su forma de trabajar. El entrego
de la carga tenía que realizarse a las cinco de la madrugada; llegó
mucho antes de la hora indicada. La ciudad se notaba muy solitaria por
ello decidió descansar un poco dentro del camión de carga; resultó un
día de descanso, además podría ahorrar el pago del hospedaje al
quedarse dentro de una bodega la empresa… Una decisión que le
permitiría presenciar algo que no olvidaría, algo más allá de su
imaginación.
Ese día trasportaba materia prima desde Ciudad Juárez, la cual
consistía en algodón de primera calidad. La ciudad de San Andrés de
Salvatierra no la conocía y le pareció agradable la propuesta de su
patrón cuando le dijo: “Tenemos que realizar un envío de algodón de
primera calidad a Salvatierra, como te gusta viajar mucho eres el
indicado, prefiero enviar alguien con experiencia”. La propuesta la
aceptó con gusto, aunque ya sentía algo raro, un extraño
presentimiento. La ciudad no la conocía pero sabía, por folletos
turísticos de su fama como ciudad antigua y colonial, “El tipo de ciudad
que al visitarla siempre te deja una sorpresa” pensó para sí.
Llegar a la ciudad había sido fácil —el problema fue entrar— se
encontró con calles muy angostas y pocos accesos, para su suerte
toda la ciudad conocía la empresa. Llego un domingo en la noche, tal
como sospechaba no había quien recibiera el algodón porque el
personal de calidad no trabajaba los fines de semana. En cuanto llegó
el vigilante le indicó el lugar para estacionarse y le informó que
descargarían el lunes por la mañana, le dijo: “Los almacenistas, junto
con el personal de control de calidad llegan el lunes a las cinco menos
cuarto de la madrugada, cuando sea la hora lo sabrá muy bien”.
Malaquías se dirigió al lugar indicado en el cual había muchos pinos,
arbustos, y mucha tejería antigua o en desuso de la fábrica; era un
enorme patío al cual llegaba el viento frío del invierno. Cuando apagó
su vehículo de carga observó un lugar estaba completamente
abandonado; sintiendo además un ambiente escalofriante debido a la
poca luz. Las sombras alrededor provocaban sensaciones propias del
miedo, pero él no se dejó llevar e hizo poco aprecio de lo anterior
gracias a su experiencia. Los lugares solitarios sólo eran eso, un poco
de obscuridad con bastante silencio.

Luego con más animo bajo a supervisar su unidad como era su
costumbre… y para tomar algo de aire fresco.
Era un poco tarde, pasaba de las diez de la noche, no esperaba
encontrarse con nadie, además no parecía que hubiera trabajo en
la empresa; a unos trecientos metros en almacena un par de
montacargas hacían unos sonidos propios de motores eléctricos,
tal vez maquinaria automática, sin personal alguno, algo que lo
decepciono un poco. Justo en ese momento vio salir de entre los
árboles a un hombre vestido de forma semejante al guardia que lo
había recibido. “Buenas noches ¡Qué gusto recibir su visita!”, le
dijo cortésmente con una amplia sonrisa que pudo ver entre su
barba.
—Así que te llamas Malaquías —agregó el hombre en forma alegre.
—Así es —contestó dando un varonil saludo de mano para no
mostrarse sorprendido—. Llegué temprano y tal parece que me
quedaré a dormir en este solitario lugar. Entiendo que le
comunicaron mi nombre.
—Somos rápidos para enterarnos de las cosas como puede ver.
Luego de platicar y fumarse un cigarrillo, el hombre le invitó a
acompañarlo a un recorrido, el cual de muy buena gana acepto. Ya
desde la entrada al edificio se había sentido impresionado por el
tamaño de la empresa. El hombre lo guio primero al almacén de
algodón, un lugar lleno de humedad y pacas más grandes que su
propio camión de carga. Posteriormente entraron al área de
máquinas, lugar para su sorpresa lleno de trabajadores, siendo
para él muy interesante que se usaran equipos tan antiguos que se
veían como nuevos. Había motores de combustión Diésel que
movían grandes bandas y un ruido que apenas dejaba escuchar la
explicación de su guía. La alta construcción tenía mucha
ventilación, a pesar de eso, se sentía el calor generado por los
procesos conectados a la distribución de vapor.
—Ahora estamos en una de las secciones de hilado, el algodón del
almacén tiene que ser lavado, blanqueado y comienzan a formarse
gruesas tiras que se peinarán poco a poco. —El hombre señalaba
las enormes máquinas y daba indicaciones a los obreros para que
no se distrajeran con ellos.
—Tengo entendido que en domingo no hay muchos trabajadores,
perdón, no le he preguntado su nombre —dijo Malaquías.

—Tenemos tres turnos todos los días de la semana, por algo nuestra
empresa es conocida en toda la República Mexicana. Seguramente le
dieron noticias de algún departamento administrativo. Aquí todos me
conocen desde hace mucho tiempo. Me llamo... —el ruido de los
equipos de trabajo no permitió escuchar su nombre.
Luego le mostró el área de hilatura y tejido, todo muy bien explicado,
el cómo a partir del algodón se hacía el hilo que serviría para telas de
alta calidad. Malaquías se quedó sorprendido del conocimiento de
aquel hombre sobre las actividades que se llevaban a cabo, además
de que conocía de nombre a cada trabajador.
Después de un buen tramo recorrido de la empresa regresaron al
camión, habían visitado incluso el área de producto terminado, en el
cual los rollos de tela llenaban todos los pasillos entre trabajadores
apresurados.
En el estacionamiento de la empresa se despidieron fervorosamente,
habían pasado varias horas. El vigilante le recomendó descansar del
ruido de la maquinara, prometiéndole verlo en la madrugada o
siempre que estuviera cerca de Salvatierra.
El vigilante se perdió otra vez entre los pinos, sin que se viera la
puerta que uso para alejarse entre la obscuridad de la noche.
Malaquías, viendo en su reloj en el cual eran las dos de la
madrugada prefirió descansar un poco, había sido una noche
cansada.
Por la mañana el encargado de almacén llamó a la puerta del
camarote para comunicar que estaban listos para descargar el
algodón. Malaquías rápidamente se despabilo, calentó el motor y se
alineó para la descarga. El jefe de almacén le solicito la
documentación de la materia prima y revisó la orden de carga, al
mismo tiempo que le decía que ya llevaba rato tocando para que
saliera, con pena se disculpó y le comentó el encuentro con su
compañero; se había desvelado un poco por el recorrido que dio
junto al vigilante en el turno de la noche de la empresa, expresando
también además su sorpresa de cómo trabajaban con maquinaría tan
antigua, además de la eficiencia en todos los departamentos.
El almacenista lo escuchó muy atento hasta que él terminó, entonces
le dijo “Mi amigo, anoche no se trabajó, de las máquinas que
mencionas ya mucho tiempo no están aquí”. Malaquías creyó que el
almacenista se burlaba de él, le pidió que lo dejara entrar a la planta
para ver las instalaciones.

—Más bien pudo haber tenido un sueño usted, aquí apenas
tenemos doscientos obreros, no hay turno de la noche, ya no
gastamos tanta electricidad. Pero con gusto lo guiare, porque en
lugar de maquinaria antigua nuestros robots junto con los pocos
ingenieros que nos apoyan realizan todas las actividades. La
empresa está completamente automatizada.
Así el jefe del almacén lo guio haciendo el mismo recorrido
realizado por la noche en compañía de aquel hombre, desde la
recepción de algodón hasta llegar al final, hasta la puerta
principal. El lugar era totalmente diferente, los espacios eran
más abiertos, los montacargas comenzaban a mover los rollos
de tela terminada, pocos obreros avanzaban a sus lugares de
trabajo como si fueran guiados por las cámaras de vigilancia, y
el hilado era realizado en equipo autómata.
En el patio principal de la empresa se encontraron con el jefe de
seguridad de turno, al cual le preguntaron por un vigilante con
los rasgos que Malaquías había identificado, pero el jefe de
seguridad les dijo: “Nuestro personal no cuenta con un
elemento de esas características, de hecho nunca hacemos
recorridos guiados en las áreas de producción”. Al gerente de
vigilancia también le dijeron de lo sucedido y este los dirigió a la
sala de capacitación para ver unas fotografías antiguas. En los
cuadros que veían identificó a muchas de las personas y cosas
que allí, según él, se encontraban, como las máquinas antiguas
en funcionamiento —las cuales ya no existían—, personal de
todas las áreas y algunos departamentos ahora convertidos en
enormes patios. Llegaron a la conclusión que había visto cosas
de hacía mucho tiempo.
Malaquías quedó muy impresionado por lo ocurrido, concluyó,
junto con todos lo fascinante de visitar una ciudad colonial, era
una experiencia única, como se dice en otros lugares. Él no
volvió a la ciudad, pero por suerte conocemos su historia, la
cual otros transportistas la han comparado con hechos
semejantes ocurridos dentro de la misma empresa.

La Venganza del Alma Blanca
1800, en una de las oscuras calles de Salvatierra un hombre español planea
cómo acusar a una joven del crimen de hechicería, el sádico Inquisidor
escuchó atento los datos del acusador imaginando ya cómo martirizar a la
mujer.
- Es suficiente, esperemos a que salga del templo.
- Recuerde que si es culpable yo tomaré posesión de un tanto de su
riqueza.
- Claro, siempre y cuando cubra mis honorarios, y el diezmo a la iglesia.
- Así sea.
Con engaños entretuvieron a la joven 2 señoras saliendo del templo
aquel, preguntándole datos que la doncella conocía bien pues le gustaba
leer mucho y conocía de muchos temas, el cielo se nubló cuando el
Inquisidor se acercó, las 2 señoras se apartaron, Laura fue notificada de su
pecado de herejía, asustada corrió calle abajo, calle arriba, sin saber de que
se trataba lo que le habían dicho, lo que sí sabe es que los acusados rara
vez resultan inocentes, llorando corre y nadie la escucha, ¿por qué la
acusaban a ella si no había hecho daño a nadie?. Del rumbo donde se
empezaban a establecer las Capuchinas salió el cazador esa noche
nublada, el insensible señor inquisidor caminaba jadeante, la sed de sangre
lo manipulaba, era un sádico quien supo infiltrarse hábilmente en el
mecanismo de la iglesia.
Laura llegó al convento de los Carmelitas, golpeó desesperada la puerta
del templo, lenta se abrió la mirilla de madera.
- ¿Quién sois mujer?
- Mi nombre es Laura, necesito de su ayuda.
- ¿Qué os ocurre?
- Me acusan de una herejía que no he cometido y pretenden llevarme con el
Inquisidor.
Su historia no conmovió al Carmelita tras la mirilla, entreabrió la puerta,
dio palabras de consuelo a Laura y 2 monedas, cerró la puerta
convenciéndose de que eso era lo mejor, al colocar la aldaba silenció la voz
de su conciencia; mientras, afuera, Laura calla su temor en su corazón, no
comprende que pudo haber hecho, es huérfana, se ha dedicado a estudiar
para administrar la herencia de sus padres y es caritativa.
La Cueva del Centinela

Las fuerzas le abandonan en medio de la nada, cae de rodillas a la
entrada del templo, su plegaria es interrumpida por el Inquisidor y su
ayudante, Laura es tomada prisionera y llevada a un túnel bajo las
calles de Salvatierra, cuya entrada se abrió cerca de Capuchinas. La
llevan hasta el cuarto de tortura, sin más, el Inquisidor la acusa y juzga,
por su fe torcida decreta la muerte después de ser torturada para
purificar su alma; desnuda, Laura desfallece por el castigo, agoniza, en
dolor muere sin que nadie escuche sus gritos. El sacrificio que no
debía ser se llevó a cabo.
El español acusador es ahora el afortunado poseedor de un alto
porcentaje de la riqueza de aquella mujer martirizada, a pesar de ser un
feligrés devoto no le importó que las posesiones que ahora llega sus
manos fueran de una hechicera, ni a la Orden religiosa le importó que
fuera el dinero de una bruja lo que recibió como diezmo ese domingo.
Es el año 1809, llueve fuerte esta tarde en el valle de Huatzindeo, el
acaudalado señor español Don Fernando va al templo, como cada
domingo desde que obtuvo su riqueza de manos de la Inquisición, un
sacerdote Carmelita venido de Zalaya reza de frente al altar, la gente de
pie escucha las palabras latinas, inicia el Credo… Y ahí vino lo
inesperado; de pronto, Don Fernando gimió llevándose las manos a su
garganta, sangre brotó de sus ojos y nadie se atrevió a acercarse para
ayudarlo, el Padre no se pudo mover aunque oía el alboroto a su
espalda, ¿por qué?
Ese domingo murió el rico Señor Don Fernando, el español, sin
herederos, pues nunca encontró a una mujer que lo mereciera, a la
única a quien amó fue una mujer llamada Laura y lo rechazó, pues ella
quería seguir estudiando y poder administrar mejor la riqueza heredada
por sus padres muertos, pero en aquellos tiempos era inadmisible; así
pues, las posesiones del rico español pasaron a la iglesia, ya que él así
lo hubiera querido. Dicen los que estuvieron en esa misa que una
mujer de blanco fue la única quien se acercó a Don Fernando, persignó
al cadáver y salió sin dejar ver su rostro.
1818, se vive una calma tensa en Salvatierra esperando las últimas
noticias de la lucha de independencia, viene un monje por la calle Real
cargando una canasta llena de frutas, de repente se detiene, no puede
respirar, suelta la canasta y gime ante la mirada curiosa de los pocos
transeúntes, gritos de dolor espantan a la gente, nadie se atrevió
ayudar al monje quien agonizó ahí, rodeado de las palomas que
picaban la fruta en el suelo; dicen que sólo una mujer arrimó, lo
persignó y dejó 2 monedas en su mano, en seguida el monje murió.

La noticia corre rápidamente por el pueblo, los rumores viajan más
rápido que el polvo en el viento, hasta llegar a los oídos del viejo
inquisidor, quien vive ahora sin oficio en su casona adquirida con la
generosa ayuda de un español llamado Don Fernando; el sádico viejo
comprende lo que oye, lo que otros no entienden para él es claro, los
temores lo asfixian al punto de agonía.
Sale buscando aire puro, camina desesperado, se detiene para ver
como la sombra de la cruz que se encuentra en lo alto del templo de
Capuchinas se posa en su pecho, de pronto, de rodillas, empieza a
gritar todos los pecados que cometió en nombre de la iglesia,
llorando confiesa los crímenes y las herejías, confesó haber
excomulgado a un sacerdote Hidalgo; un hombre que lo había estado
observando como quien ve a un loco, arroja su cigarro al suelo con
coraje, empuña su arma y a una señal suya lo siguen 2 hombres más.
- Vendrá con nosotros señor.
- ¿A dónde me llevan?
- Con nuestro capitán, tiene mucho que contarle.
Se cuenta que los rebeldes ese día lo torturaron hasta la muerte.
Así el alma de Laura descansó…
Pero solo por un tiempo, pues se dice que vuelve cada año múltiplo
de 9 a buscar quien goza de su dinero y hacerle ver su suerte, dicen
los antiguos que en un huerto cerca de Capuchinas se oye su canto
lastimero esas noches; si sabes de alguien acaudalado quien haya
muerto de repente, y que nadie haya acudido a ayudarlo, de seguro lo
alcanzó la venganza del alma blanca.

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