El proceso de hominización se caracterizó por la adopción de la postura bípeda, la pérdida del vello corporal, el desarrollo de un pulgar oponible y un cerebro más grande, lo que llevó a la aparición sucesiva de especies como Ardipithecus, Australopithecus, Homo habilis, Homo antecessor, Homo sapiens y el Hombre de Neandertal, cada una con mayor encefalización y capacidades como el uso de herramientas y el lenguaje.