1. Creo que era algo de un relámpago, no se, y se me ha ido la conexión a internet, no puedo releer los
mensajes. Intentaré hacer algo ¿de un relámpago? ¡Vale!
Era de noche y la luz del relámpago recorrió la estancia donde la duquesa tomaba su infusión , como un
resorte saltó de la silla pero inmediatamente volvió a sentarse, la sala era el lugar mas seguro del castillo,
además ¿quién iba a merodear por aquel paraje con el mal tiempo que hacía? Intentó centrarse en el libro
que desde hace días la tenía encandilada, pero fue imposible, a cada frase levantaba la cabeza pues un
nuevo ruido reclamaba su atención. Por fin decidió levantarse y acercarse a la cocina a beber un vaso de
agua. No había salido aún del cuarto cuando vio una sombra subir por la escalera, dudó, siguió y llegó al
pie de la escalinata justo en el momento que la sobra entraba en la habitación de invitados, llamó a la
policía, tardarían aun media hora en llegar hasta el apartado rincón. La impaciencia no la dejó permanecer
sentada y con paso quedo alcanzó el pasillo superior donde apoyado en el quicio de la puerta una figura
casi humana la esperaba tras el humo de un cigarrillo.
-¿me recuerdas?
-no- dijo con voz queda
-¿seguro?
-te pareces a…
-¡si que me recuerdas!
-¿Qué haces aquí?
-Vengo a buscar lo que es mío
-hace tiempo que no tienes nada tuyo aquí
-se que el tesoro sigue escondido en jardín
-nunca hubo ningún tesoro escondido en el jardín
-me ayudarás a buscarlo
-no puedo, esta maldita artrosis no me deja moverme, lo sabes.
-bobadas, iré al cobertizo a buscar palas y vendrás conmigo al jardín
-porqué no hablamos, hace tiempo que no se nada de ti, dime, que has hecho todos estos años?
-No te importa
-No, pero somos hermanos, no estaría de mas que me contaras algo…
-Desde que me echaron solo una idea me ha acompañado. Volver y encontrar mi tesoro, todo el oro que el
abuelo consiguió y que guardó lejos de las miradas del resto. Quise volver por ti, que siempre te han
tenido encerrada y engañada, que has jugado su juego a pesar de que siempre prometiste no separarte de
mí.
-Nunca me dijeron donde estabas, siempre pensé que habían acabado contigo, que como eras diferente y
no quedabas bien en el salón a la hora del baile... y además nunca me permitieron hacer nada que no fuera
lo que estaba previsto que hiciera, sufrí, mucho al principio, luego me fui acostumbrando a no tenerte
cerca, a defenderme (mas bien a huir) de los chiquillos que todo el tiempo se metían conmigo. Te eché de
menos, pero luego me obligué o mas bien me obligaron a olvidarme de ti, a no preguntar por ti, a borrarte
de mi memoria.
-Me llevaron lejos, a trabajar, a pagar esta fachada que tengo, era un chico feo, pero fuerte, muy fuerte,
lloré, si, me avergüenza decirlo pero lloré, también por ti, pero sobretodo por mi, no entendía porqué, era
un buen chico, trabajador y amable, si bien es cierto que a veces mi genio me llevó a hacer cosas no muy
bien vistas pero nunca hice mal por placer, hacía que cada uno pagara la culpa que tenía. Si le di aquella
paliza al hijo de Sebastián fue por lo que te había hecho, pero no pude decirlo porque nunca me hubieras
perdonado.
-Lo se, el chaval lo pasó muy mal, estuvo mucho tiempo en cama y aún cojea, la paliza fue tremenda.
-No soportaba verte llorar así.
-Las cosas aquí, sin ti, siguieron como siempre, lentas, manteniendo las apariencias, luego una gripe faltal
acabó con casi todos, a mi me dejó, pasaba las horas encerrada en mi cuarto, bordando, leyendo, mirando
por la ventana y buscando el final, pero la enfermedad pasó de largo, y fuimos enterrando a casi todos.
-Salgamos al jardín y cavemos, el abuelo me contó cual era el lugar exacto.
Una vez fuera de la casa y al amparo de la noche, Marta notó que algo la golpeaba, sintió su cuerpo contra
la hierba y nada mas.