1. Buenos Aires, 12 de mayo de 2010
De nuestra mayor consideración:
Nos dirigimos a Usted en esta ocasión para expresar nuestra preocupación
ante la propuesta de tratamiento de residuos sólidos que ha presentado la empresa
Innviron Corporation a la municipalidad de Río Cuarto.
Numerosos estudios a nivel internacional han demostrado que las plantas de
incineración, incluidas las plantas de gasificación como la que se ha propuesto en Río
Cuarto, tienen los mismos impactos negativos que las plantas de incineración
convencionales y ningún beneficio adicional. Básicamente: emiten sustancias tóxicas
persistentes al ambiente que afectan la salud; tienen baja eficiencia en términos de
recuperación de energía y emiten Gases de Efecto Invernadero (GEI); compiten con
los programas de reciclaje y de reducción en la generación de desechos y generan
gastos desproporcionados e injustificados a las ciudades o municipios.
Aunque se presenta a las incineradoras como fuentes de “energía verde”,
no suele mencionarse que son importantes emisoras GEI y un problema para el
calentamiento global. La eficiencia energética de las incineradoras es baja:
consumen energía los procesos de pretratamiento como trituración y secado; además,
como trabajan en ambientes de reducción de oxígeno, es necesaria más energía
para mantener su funcionamiento y deben emplear combustibles auxiliares
como el gas natural, gasoil o aceites desclasificados.
Además, el argumento de que la basura es una fuente de energía renovable
tampoco es verdadero, ya que una parte de la misma, por ejemplo los plásticos, está
compuesta por materiales derivados del petróleo. El valor calorífico de los residuos
urbanos se debe en gran medida a los plásticos, o en menor grado al papel y a la
madera, todos fácilmente reciclables.
Las incineradoras no son eficaces para recuperar cantidades significativas de
energía en comparación con una adecuada política de reciclaje de materiales. Por
tonelada de desechos, la energía que se ahorra reciclando supera la que se
genera con los gases de los rellenos sanitarios o la que pueden recuperar las
tecnologías de conversión térmica. Por ejemplo, reciclar latas de aluminio ahorra
200 veces más energía que incinerarlas.
Por otro lado, una planta incineradora moderna con producción de energía
eléctrica emite más CO2 por kilovatio hora generado que una central térmica de
carbón, según datos de la Agencia Ambiental de Estados Unidos.
La destrucción de recursos que supone quemar residuos, por cualquiera de los
sistemas de incineración, contribuye directamente a acelerar el cambio climático.
También, estas instalaciones emiten a la atmósfera sustancias químicas
persistentes, tóxicas y bioacumulativos, como las dioxinas y los furanos. Las
incineradoras generan enormes cantidades de escorias y cenizas volantes; estas
últimas pueden contaminar el entorno y deberían ser tratadas como residuos
peligrosos.
2. En enero de 2005, Argentina ratificó por ley el Convenio de Estocolmo sobre
Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs), que tiene como objetivo reducir y
eliminar las fuentes que descargan al ambiente COPs, entre los que se encuentran las
dioxinas y furanos. En el Plan Nacional de Aplicación del Convenio de Estocolmo
elaborado por Argentina, se fija como objetivo, en relación a los residuos sólidos
urbanos, “promover la prohibición de la incineración como tecnología de tratamiento y
disposición final de este tipo de residuos, incluyendo la utilización de éstos como
insumo para la producción de energía”.
No existen soluciones o máquinas “mágicas” que hagan desaparecer la
basura. La incineración de residuos, lejos de ser una solución, es una fuente de
nuevos problemas. La solución adecuada, en términos sociales, ambientales y
económicos, es la formulación de políticas e implementación de programas de
minimización y reciclado de residuos (Basura Cero) y la sanción a nivel nacional de
leyes que contemplen el principio de Responsabilidad Extendida del Productor (REP)
para ampliar el alcance de la responsabilidad de los fabricantes e importadores desde
la producción hasta el final de la vida útil de los productos.
Por todo lo anterior, Greenpeace Argentina, junto con la Coalición Ciudadana
AntiIncineración, lleva años luchando contra esta tecnología contaminante y contra
sistemas de manejo de residuos insustentables, ineficientes, contaminantes,
muy costosos, sin posibilidades reales de apostar por estrategias sustentables y
sensatas como la reducción, el reciclaje y el compostaje. Esperamos que la
comunidad de Río Cuarto apueste hoy por el desarrollo sustentable.
Lic. María Eugenia Testa Lic. Lorena Pujó
Directora Política Unidad de Campañas
Greenpeace Argentina Greenpeace Argentina