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Relatos breves - Conversi%ó
file:///E|/site/miblog/conversion_bis.html[04/06/2012 12:51:29]
En clave de conversión Buscando encontrarme con Dios.
Hace un día gris. Está lloviznando y todo se ve difuminado, como si
mirara a través de un film transparente... Es curioso... Da la
sensación de estar observando a través de una cámara
desenfocada....
Es el estado de anonimato... La gente camina medio encorvada
como queriendo evitar que las gotas frías de lluvia les de en pleno
rostro... Hay cierta prisa... Nerviosismo...
Pero yo me he quedado parado... No me importa que la lluvia resbale
por mi cara... Quiero que mis ideas se mojen... que mis
pensamientos se empapen...
No se, me da la sensación de que quiero lavarme de algo... Ya no
me importa lo que la gente piense al verme parado en medio del
paseo, dejándome que la lluvia humedezca todo mi ser... Algunas
personas se chocan conmigo al caminar tapados por los paraguas...
Sólo una palabra... con prisas... !Perdón¡... y siguen su camino.
Me quedo absorto ante el golpeteo de la lluvia en un charco...
Contemplo como se estrellan una y otra vez contra el agua, como
queriendo romperle en mil pedazos... Es inútil... El charco vuelve a
su estado normal, escupiendo las gotas hacia fuera, haciéndose
impermeable a las mismas.
De pronto me doy cuenta de la lucha constante que sostengo con mi
Dios... Te puedes mojar... empapar.... pero si uno no quiere sigue
teniendo un corazón impenetrable a Dios.
El cuenco del charco no aguanta tanta agua y empieza a fluir por
entre las hendiduras de las baldosas... Sigo el hilillo del agua cómo
va sorteando las dificultades que le pone el pavimento... Un frenazo
de un coche me distrae de mis pensamientos... Me doy cuenta que
se está haciendo de noche. Ya han encendido las farolas del paseo
y el reflejo de la lluvia juega a centellear con mil rayos sobre mis
ojos...
He empezado a caminar sin rumbo fijo, absorto en mi lucha interior...
queriendo dejar un resquicio a Dios en mi vida. No se cómo hacerlo.
Levanto la vista y me doy cuenta que ha dejado de llover.
Sin embargo, las cornisas de los tejados se afanan en escupir las
últimas gotas que les queda. Una me ha golpeado por detrás, en el
cuello y me ha dejado sentir todo el frio y humedad del ambiente.
Dios sabe que quiero hacerle un sitio en mi vida... pero choca con
todo lo inútil, superfluo, incluso pecaminoso que habita en mi
corazón.
Busco la Verdad, pero a veces no dejo que la Verdad entre en mí...
Piensas que ya has hecho suficiente por Dios, y te escondes, y
resguardas de Él como lluvia que no quieres que te moje.
Quiero entrar en el silencio de mi alma, pero no permito que el ruido
del gorgoteo de la lluvia se vaya de mis oídos.
Sin darme cuenta he llegado hasta el portal de mi casa.
Instintivamente he medito la mano en mi bolsillo y he sacado las
llaves. El cielo se ha quedado completamente gris. Ha empezado a
descender una pequeña niebla difuminando aún más el paisaje.
Me doy cuenta que sin quererlo he estado hablando con Dios todo
este rato. Me asoma una leve sonrisa en mi cara. Sin quererlo he
entrado en el silencio de mi alma y allí estaba Dios. No se cómo,
pero Él ha vuelto a ser el primero en dar un paso hacia mí.
Mientras meto la llave en la cerradura, se me ocurre pensar que Él
siempre viene. No falta a la cita. En mi corazón se asoma el
adviento. Ya he pulsado el botón del ascensor. En mi interior suena
una voz alegre y esperanzada: "VEN SEÑOR NO TARDES"
Jesús A. Jiménez Mayo
© 17 de noviembre de 2011 Ávila
Jesús A. Jiménez Mayo. © 2011 Todos los derechos reservados.

Relatos breves conversión

  • 1. Relatos breves - Conversi%ó file:///E|/site/miblog/conversion_bis.html[04/06/2012 12:51:29] En clave de conversión Buscando encontrarme con Dios. Hace un día gris. Está lloviznando y todo se ve difuminado, como si mirara a través de un film transparente... Es curioso... Da la sensación de estar observando a través de una cámara desenfocada.... Es el estado de anonimato... La gente camina medio encorvada como queriendo evitar que las gotas frías de lluvia les de en pleno rostro... Hay cierta prisa... Nerviosismo... Pero yo me he quedado parado... No me importa que la lluvia resbale por mi cara... Quiero que mis ideas se mojen... que mis pensamientos se empapen... No se, me da la sensación de que quiero lavarme de algo... Ya no me importa lo que la gente piense al verme parado en medio del paseo, dejándome que la lluvia humedezca todo mi ser... Algunas personas se chocan conmigo al caminar tapados por los paraguas... Sólo una palabra... con prisas... !Perdón¡... y siguen su camino. Me quedo absorto ante el golpeteo de la lluvia en un charco... Contemplo como se estrellan una y otra vez contra el agua, como queriendo romperle en mil pedazos... Es inútil... El charco vuelve a su estado normal, escupiendo las gotas hacia fuera, haciéndose impermeable a las mismas. De pronto me doy cuenta de la lucha constante que sostengo con mi Dios... Te puedes mojar... empapar.... pero si uno no quiere sigue teniendo un corazón impenetrable a Dios. El cuenco del charco no aguanta tanta agua y empieza a fluir por entre las hendiduras de las baldosas... Sigo el hilillo del agua cómo va sorteando las dificultades que le pone el pavimento... Un frenazo de un coche me distrae de mis pensamientos... Me doy cuenta que se está haciendo de noche. Ya han encendido las farolas del paseo y el reflejo de la lluvia juega a centellear con mil rayos sobre mis ojos... He empezado a caminar sin rumbo fijo, absorto en mi lucha interior... queriendo dejar un resquicio a Dios en mi vida. No se cómo hacerlo. Levanto la vista y me doy cuenta que ha dejado de llover. Sin embargo, las cornisas de los tejados se afanan en escupir las últimas gotas que les queda. Una me ha golpeado por detrás, en el cuello y me ha dejado sentir todo el frio y humedad del ambiente. Dios sabe que quiero hacerle un sitio en mi vida... pero choca con todo lo inútil, superfluo, incluso pecaminoso que habita en mi corazón. Busco la Verdad, pero a veces no dejo que la Verdad entre en mí... Piensas que ya has hecho suficiente por Dios, y te escondes, y resguardas de Él como lluvia que no quieres que te moje. Quiero entrar en el silencio de mi alma, pero no permito que el ruido del gorgoteo de la lluvia se vaya de mis oídos. Sin darme cuenta he llegado hasta el portal de mi casa. Instintivamente he medito la mano en mi bolsillo y he sacado las llaves. El cielo se ha quedado completamente gris. Ha empezado a descender una pequeña niebla difuminando aún más el paisaje. Me doy cuenta que sin quererlo he estado hablando con Dios todo este rato. Me asoma una leve sonrisa en mi cara. Sin quererlo he entrado en el silencio de mi alma y allí estaba Dios. No se cómo, pero Él ha vuelto a ser el primero en dar un paso hacia mí. Mientras meto la llave en la cerradura, se me ocurre pensar que Él siempre viene. No falta a la cita. En mi corazón se asoma el adviento. Ya he pulsado el botón del ascensor. En mi interior suena una voz alegre y esperanzada: "VEN SEÑOR NO TARDES" Jesús A. Jiménez Mayo © 17 de noviembre de 2011 Ávila Jesús A. Jiménez Mayo. © 2011 Todos los derechos reservados.