El documento presenta una reflexión sobre el proceso de perseguir los sueños y metas personales, comparándolo con caminar en una cuerda floja. Explica que todo comienza con una pregunta de "por qué", pero lo más importante es definir el "para qué", o la razón personal. Luego describe los pasos de preparación, enfocarse en el objetivo a pesar de los desafíos, y finalmente dar el primer paso para comenzar a lograr lo que se desea. Resalta la importancia de mantener la concentración hasta completar la meta para tener éxito
1. ARTÍCULOS – GERENCIA…ARTÍCULOS – GERENCIA PERSONAL
EN LA CUERDA FLOJA
Todo sueño comienza
dando el primer paso…
Hace unos días disfruté ver una gran película, “En la
cuerda floja”, dirigida por Robert Zemeckis, ese tipo
de películas que llegan el día y la hora exacta, como
un mensaje divino, como un recordatorio de la vida,
como un saludo de Dios. He decidido retomar
algunas ideas y frases de esta película, para hacerlas
mías, para conjugarlas con mis pensamientos y mis
emociones, que desembocan en éste, mi primer
artículo.
Todo en la vida comienza y termina con una
pregunta, el detalle es que son preguntas
diferentes. La primera es el famoso por qué: “¿Por
qué camino en la cuerda floja? ¿Por qué tientas la
suerte?... ¿Por qué te arriesgas a morir? ¿Por qué
intentar lo imposible? ¿Por qué tratar de realizar tu
sueño?”. Muchos por qué, sencillamente, no tienen
explicación, invitando a echar miradas al pasado,
apelando a la lógica y las excusas, produciendo
respuestas socialmente aceptadas y sin sabor, que
hacen felices a todo el mundo menos a quien
cuestionan. El mucho por qué lleva a la porquería,
diría una amiga mía, y cada vez más creo que está
en lo cierto.
La pregunta trascendente es para qué, y es en ese
preciso instante donde todo cobra sentido, la
respuesta nace sin pensarla, viene del alma, regala
una sonrisa: “Para mí, caminar en la cuerda floja es
vida”. Convencido de mi verdad, y sin querer ser
petulante, me repito: “¡Va a ser la caminata más
gloriosa de la historia!”, no sé si para los demás,
simplemente para mí. Lo que estás por hacer quizá
nadie lo entienda, total, es tu sueño, “pero es algo,
algo hermoso” y “tu corazón te dirá qué hacer”.
Convencido de mi propósito, investigo a fondo,
estudio las variables, pido consejo, diseño el plan,
busco cómplices, consigo los recursos, preparo el
escenario, cuido los detalles. Si es para mí, todo lo
que es necesario, sucederá, sin malestares y sin
angustias, sin cargas y sin trampas. Son mi pasión y
mi enfoque los que me impulsan a superar cualquier
contratiempo, a resolver los imprevistos, y generar
las condiciones para que suceda.
Ha llegado la hora, es mi momento, el que siempre
había estado esperando. “Tengo un pie en el edificio
y un pie en el cable y el mundo exterior empieza a
desaparecer; lo único que veía era el cable flotando
en línea recta al infinito”. Vienen a mi mente
infinitos recuerdos, las interminables horas de
ensayo, las directrices de quienes han sido mis
maestros, las múltiples caídas, los grandes
aprendizajes, la fe en mí mismo para intentarlo una
y otra y otra vez. Me lleno de valor, respiro
profundo, mis motivos me motivan “y si cambiaba
mi peso hacia adelante me convertiría en un
2. ARTÍCULOS – GERENCIA PERSONAL
equilibrista. Aquí es donde el impostor disfrazado, el
intruso se vuelve el ejecutante, el artista”. Exhalo y
doy el primer paso. “Tan pronto todo mi peso está
en el cable siento una sensación que conozco
íntimamente, siento al cable soportándome”.
No hay otra cuerda que me sostenga en caso de que
caiga, lo sé bien. Intento relajarme, ser firme y
liviano a la vez, concentrarme en lo importante, lo
demás ya no importa. No hay espacio para las
dudas, para los miedos, para las críticas, para el
pesimismo. Con cada paso mi fe se acrecienta, se
consolida. “La sensación de que estoy cruzando a un
mundo diferente” me impregna, la alegría de lo
nuevo me renueva, la emoción de lo desconocido
me reta. “Creo conocer el vacío. Camino en la
cuerda floja. El vacío es mi reino. Pero no este vacío.
Aun así, me armo de valor para susurrar. Susurro
para que los demonios no me oigan”. Lo digo
finalmente: ¡Sí, estoy en la cuerda floja! Un peso se
quita de mis hombros, siento que puedo volar, me
confirmo y bendigo mi propósito.
Justo en ese instante, recuerdo a mis mentores, los
maestros gratuitos que me regaló la vida. Vienen a
mi mente sus rostros y sus palabras como la brisa
que me envuelve: “Y después de tu actuación es una
ofrenda de gratitud. ¡Saludarás al público y le
ofrecerás tu respeto!”. Sonrío y me centro. “Así que
bajo una rodilla y saludo. Primero, saludo al cable,
luego a las torres y luego saludo a mi público”. Hasta
ese momento, es que caigo en cuenta que otros me
ven, que están atentos, que les importo, y hasta que
lo que estoy haciendo significa algo también para
ellos, los inspira, los hace encontrar sus propios
motivos, despiertan su propósito. También
descubro que hay muchísima gente deseándome
bien, orando por mí, cuidándome con su amor,
felices por lo que hago. “Y entonces siento algo que
quizá nunca había sentido verdaderamente antes.
Me siento agradecido”. Mis mentores tenían razón,
“no puedes mentir en el escenario, el público
siempre sabrá lo que siente tu corazón".
Luego de este ritual memorable, recuerdo dónde
estoy, aún no termino mi recorrido, apenas voy por
la mitad. “La mayoría de los equilibristas mueren al
llegar. Creen que han llegado, pero siguen en la
cuerda. Si te faltan tres pasos y los das con
arrogancia, si crees que eres invencible, vas a morir.
La cuerda floja es una cosa tan mental como física.
Si te desconcentras, pierdes el equilibrio”. No es el
momento de celebrar, ya habrá tiempo para eso, y
para contar todas las anécdotas que viví y el montón
de cosas que aprendí. Los sueños sólo son sueños,
“quizá tú les diste vida, les diste un alma”.
J. R. Páez