1. ELMUNDO.DOMINGO11DEOCTUBREDE2015 13.C R O N I C A´
N
o parecen malas personas, pe-
ro los tres han parido una apli-
cación de móvil que puede ser
diabólica. Ése fue el adjetivo que
utilizó el Washington Post para re-
ferirse a Peeple, una app similar a la
suya que anunciaba la posibilidad
de puntuar a los contactos de tu
agenda telefónica de manera anóni-
ma. En dos días, más de 7.000 per-
sonas firmaron una petición en
Change.org para que ni Google ni
Apple autorizaran algo que, según
los peticionarios, sería un infierno
de bulos y de reputaciones por los
suelos. A Gonzalo, Jaime y Jorge
casi se les atraganta el desayuno
cuando leyeron el titular: esa noti-
cia y las redes describían una apli-
cación que ya tenían ellos, Onede-
gree, lista para descargarse. Nada
de «a finales de noviembre», como
decían las dos chicas norteamerica-
nas fundadoras de Peeple.
Unas horas después del titular
del Washington Post, casi todo eran
referencias negativas sobre los po-
sibles efectos de leer los cotilleos y
la mala leche de los conocidos en
comentarios anónimos de los con-
tactos de la agenda de teléfono. Na-
die vio en Peeple una aportación po-
sitiva al progreso de la humanidad.
Los tres fundadores de Onede-
gree, al sol de un mediodía otoñal
de Málaga, sólo le ven ventajas a su
aplicación. Mientras, Peeple —que
jugaba con la expresión de «mearse
en la gente»— ha cerrado perfiles
en redes sociales, web y anuncia
que será una página superpositiva,
donde todo el mundo se echará flo-
res y cada cual podrá decidir borrar
los comentarios sobre su persona.
«¿Qué utilidad tendrá eso?», se
pregunta Jaime Beltrán, el desarro-
llador detrás de la app y su ideólo-
go inicial, con años de consultoría
a sus espaldas. «Un día pensé que
me encantaría que la gente pudiera
saber lo cabrón que había sido un
compañero que, a un chaval de 23
años que estaba trabajando un sá-
bado a las tres de la mañana, le
rompió un informe delante de sus
narices diciendo que era una mier-
da. Eso se debería saber, igual que
lo de un tipo que me ha dejado col-
gada una deuda y va dejando pu-
fos. Hay gente que se merece que
le pongan en su sitio». Con ese leit-
motiv echó a rodar la idea. Los co-
mentarios tendrían que ser anóni-
mos y sobre personas que se cono-
cen al menos en un grado como
para estar en la agenda de contac-
tos de alguien. De ahí lo de Onede-
gree, el nombre. Será la prueba del
algodón del cotilleo de algunos. Si
Facebook te puede acabar llevando
a ver las fotos de la boda de un ex
novio, en Onedegree puedes acce-
der a chismorreos sobre ti y tus
amigos. ¿Nos interesa? No a quie-
nes se confiesen seguidores del A
quién le importa, himno de Alaska:
«La gente me señala, me apunta
con el dedo, murmura a mis espal-
das, y a mí me importa un bledo».
¿Cuántos hay que no?
CARITAFELIZ,NEUTRAYMALA
Cualquiera puede recibir una notifi-
cación vía sms en la que se le infor-
ma que alguno de sus contactos es-
tá opinando sobre él. Para saber
qué dice, tendrá que bajar la aplica-
ción; firmados los términos de uso,
ésta succiona todos los números de
la agenda. Así él también podrá em-
pezar a opinar sobre otros. «No te-
nemos ni idea de cómo va a funcio-
nar, si habrá gente que quiera saber
eso o no. Por eso Onedegree es tam-
bién un experimento social», habla
Gonzalo Fernández de Córdoba,
profesor de Economía de la Univer-
sidad de Málaga y otro de los pa-
dres de una idea que se ha parido
en esta ciudad andaluza; en Alican-
te, residencia de Jaime, y en Sala-
manca, donde vive el tercero, Jorge
Hernández. Ninguno de los tres tie-
ne duda de que, sea Onedegree o
no, una aplicación en la que se cla-
sificará a la gente llegará: detrás de
cada número acabará habiendo una
carita feliz, una neutra y otra mala,
según los comentarios recibidos.
¿Qué hacer si bajo ningún con-
cepto quieres que tus hijos, tu mu-
jer, el jefe, tus padres, tengan acce-
so a los comentarios que hagan so-
bre ti? «Así es como pensamos
monetizar la aplicación. Daremos la
posibilidad de crear una lista ciega
en la que se puedan meter los con-
tactos que no tendrán acceso nunca
a lo que Onedegree diga sobre ti y
ellos no tendrán manera de saberlo.
Te verán siempre con una carita
neutra», dice Jaime Beltrán.
La aplicación también permite
saber lo que opinan sobre cualquie-
ra de nuestros contactos. «Por eso
es útil para los que quieran contra-
tar a alguien, pero también si quie-
res conocer mejor al novio o a la no-
via de tus hijos. Con Onedegree
puedes saber si el tipo ha dejado a
varias después de insultarlas, si va
poniendo los cuernos o se mete co-
ca», dice Jaime Beltrán.
ABUSOSYDIFAMACIONES
Pero ¿y si todo es mentira? Lo han
pensado. Jorge cuenta que detrás
de Onedegree hay conversaciones
con abogados y entre ellos para que
la app evitara los abusos y las difa-
maciones. Mantiene que ellos son
los primeros interesados en que no
se desmadre. «Si alguien te pone a
parir y es mentira, tus amigos, los
de la agenda, le sacarán los colores
y le dirán que eso no es cierto y esa
persona perderá la reputación, no
podrá comentar nada más sobre
nadie. Lo normal es que tus contac-
tos te aprecien y salgan a defender-
te. Pondrán banderitas denuncian-
do a los troles», explica Jorge.
Beltrán cree que hay dos mane-
ras de criticar: el mero insulto y opi-
nión gratuita y la que está avalada
por una experiencia directa con la
persona en cuestión. Onedegree as-
pira a organizar el segundo tipo.
También podrán ser positivas: «Hay
veces que te daría vergüenza hablar
bien de tu jefe en público por si pue-
den decir que eres un pelota, pero,
si el tipo es bueno, ¿por qué no de-
cirlo?», dice el desarrollador.
No les preocupa que les acusen,
como hicieron con Peeple, de fo-
mentar el ciberacoso. «Eso ya exis-
te y hay 20.000 formas de hacerlo.
No hemos llegado nosotros a inven-
tarlo. Lo ponemos más difícil por-
que ahí están tus amigos para de-
fenderte», dice Jorge. La aplicación
es tan diabólica que, de un vistazo a
la terraza, identifica a dos ex políti-
cos del PP. Es inevitable preguntar-
se qué dirían sus contactos de ellos.
«¿Lo ves? Para los periodistas va a
ser muy útil», se ríen. «Es más, es-
toy convencido de que Onedegree
va a cambiar la forma en la que los
personajes públicos manejan sus te-
léfonos. No podrán tener agenda de
contactos», dice Gonzalo. Él, que es
usuario de software libre, está muy
intrigado sobre cómo pueda evolu-
cionar la aplicación: «A lo mejor
propiciamos que cambie la legisla-
ción sobre la protección de datos en
internet».
Estoy en la agenda de uno de
ellos. No sé si me apetece. Creo
que no tengo nada grave que
ocultar. En principio, me dicen,
puede que no sea carne de cañón
de Onedegree. Pero ¿no tenemos
derecho a ocultar lo que quera-
mos? Esas son las preguntas que
hicieron a Peeple cambiar de idea
en 48 horas y que Onedegree em-
pezará a levantar.
@martinidemar
AVISO:
‘ALGUIEN
ESTÁ
HABLANDO
DETI’¿Metería en su móvil un chivato
que le dice lo que sus amigos, de
forma anónima, opinan de usted?
Ya existe esa ‘app’. La han creado
tres españoles, adelantándose a la
‘Peeple’ para Apple y Google que
escandaliza en EEUU. ¿Un infierno
de bulos y reputaciones rotas?
POR BERTA
GONZÁLEZ
DE VEGA
De izquierda a derecha, Jorge Hernández, Gonzalo Fernández de Córdoba y Jaime Beltrána, creadores de ‘Onedegree’. JESÚS DOMÍNGUEZ
O´