1. El saco mascota
Desde que era muy niño, Matías dedicó todas sus energías a encontrar el Saco
Mascota, el más famoso objeto que había creado el mago Mollo. Nadie sabía qué
tenía dentro para hacerlo tan especial, pero según decían, era capaz de hacer
todo lo que su amo le ordenara. Matías, convertido en un poderoso guerrero, fue
implacable en su búsqueda, superando todo aquello que se interponía en su
camino, y cuando sus esfuerzos tuvieron recompensa y encontró el saco viviendo
escondido en una cueva, se sintió el hombre más feliz del mundo.
Pero resultó que el saco estaba lejos de ser una buena mascota: se enojaba cada
vez que le pedían hacer algo, incluso aunque el caballero le amenazaba con sus
armas; si algo se le metía en la cabeza no había forma de sacárselo, y no dejaba
de morder, por más golpes que le daba Matías para que no lo hiciera.
Decepcionado tras meses de aguantar tan insufrible mascota, Matías decidió
publicarlo en el diario y venderla, pero era tan molesta e insolente, que apenas
nadie se acercaba a preguntar por su precio. Entonces se le acercó Diana, una
anciana mujer ciega, conocida de todos en aquella ciudad por su amabilidad y
optimismo.
- Yo me quedaré con tu mascota, aunque no tengo mucho para pagarte.
Matías se sintió aliviado al deshacerse del molesto saco, pero al momento vio
cómo el saco hacía todo tipo de juegos y cariñosas piruetas con la anciana. Lleno
de sorpresa, lo arrancó de sus manos, pero nuevamente el saco se tornó agresivo
e insufrible. Entonces, rojo de ira, y tras arrojarlo al suelo, tomó su espada y lo rajó
de arriba a abajo.
Y al hacerlo, quedó petrificado. Por el roto comenzaron a salir cientos de
pequeños Matías, todos furiosos y gritones, que lanzaron toda su furia contra el
caballero. Y posiblemente hubieran acabado con él, si no fuera porque Diana se
agachó a tomar el saco, y al hacerlo, todos los Mateos se transformaron en
amables Dianas, volvieron al saco, cerraron la abertura, y comenzaron a jugar con
su nueva dueña...
Así comprendió Matías que nada había malo en aquel saco que no estuviera
previamente en él mismo, y con el mismo empeño con que persiguió el saco, se
propuso mejorarse a sí mismo. Y lo consiguió de tal forma, que cuando la adorable
Diana le dejó el saco poco antes de morir, realizaron juntos tantas proezas y tan
maravillosas, que darían para escribir cien libros.
Idea y enseñanza principal: Recibimos lo que damos a los demás, así que para
recibir cosas buenas debemos dar cosas buenas.
Valor Educativo: Amabilidad.
Idea y enseñanza principal: Recibimos lo que damos a los demás, así que
para recibir cosas buenas debemos dar cosas buenas