2. Verónica Ribot Canales es una saltado amateur. Compitió en tres
juegos olímpicos como clavadista logrando excelentes posiciones.
Aunque su vida deportiva era un éxito, en su interior se sentía
vacía. Pensó que casarse seria la respuesta a su tristeza, pero
finalmente su vida se destrozó.
3. “Nací en Argentina, pero a la edad de seis
años mi familia se mudó a las Bahamas.
Allí comencé a practicar natación y saltos
ornamentales. Gané varios premios en dos
disciplinas: plataforma y trampolín.
4. Entonces conocí a Pablo, el que hoy es mi
esposo. Cuando vino a buscarme por
primera vez a mi casa, llegó con una niña
a su lado. Entonces comprendí que era
divorciado y mi pensamiento fue: “En que
lio me estoy metiendo”. Inmediatamente
me respondí diciendo: “Es buen mozo.
Voy a salir igual con él pero no va a pasar
nada”. Finalmente me enamoré y me casé
con él e n 1989 e n l a
c i u d a d Mi a mi ,
Fl o r i d a .
5. Durante nuestro primer año de matrimonio
pasamos pruebas difíciles, aunque pudimos
sobrellevarlas. Nunca imaginamos que un
huracán que llego a las costas de la Florida
empeoraría las cosas. Azotó fuertemente la
ciudad y en cuestión de tres o cuatro horas
lo habíamos perdido todo. Al ver lo que
había quedado de nuestra casa, nuestro
matrimonio comenzó a
d e s mo r o n a r s e .
6. Un amigo de mi esposo llamado Jeff, era
cristiano y creía tener una respuesta para
nuestra necesidad. Jeff siempre intentaba
hablarle a mi esposo de Jesús y una tarde
nos invito a estudiar la Biblia en su casa.
Por cumplir, aceptamos, aunque no
entendíamos lo que Dios quería hacer, pero
nosotros no podíamos arreglar nuestra
situación y necesitábamos a y u d a
7. Habíamos intentado de todo, menos con
Jesús. Jeff insistió en reunirnos una ves por
semana para leer las buena nuevas de Jesús
y poco a poco comenzamos a abrir nuestro
corazón a Dios. Habíamos
e n c o n t r a d o l a p i e z a
q u e f a l t a b a , mi v i d a
c a mb i o y n u e s t r a
f a mi l i a e s f e l i z .
8. Hoy, después d e
c a d a
e n t r e n a mi e
n t o , c a mi n o
a
casa, contemplo el
verde de los
arboles, oigo el trinar
de los
pajaritos, observo las
flores, todo me
asombra. Nunca antes
había tomado tiempo
para contemplar la