SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 67
Descargar para leer sin conexión
Abilio López Pérez




Fray Bartolomé
     de las
     Casas



 La Luz golpea y Aturde
Abilio López Pérez



BARTOLMÉ DE LAS CASAS
  La Luz golpea y Aturde




   PUBLICACIONES CED
Publicación de la
Vicaría Epsicopal
¨Derecho y Justicia¨
de la Arquidiócesis de Cumaná

EQUIPO DIRECTIVO
     Abilio López Pérez
     Ana González
     Douglas Rumbos
     Inés Cándida
     Marisol Villegas

AUTOR
    Abilio López Pérez

DIAGRAMACION
     Ysmael Febres

Publicaciones Centro Educativo Diocesano 1997.
Dirección y Redacción: Calle Bolívar Qta. Ninoska, Cumaná, Edo. Sucre,
Venezuela, Tele-Fax (093) 317909
INDICE


PROLOGO: ...........................................................................................               7
INTRODUCCION: ................................................................................                      9

PRIMERA PARTE
ENCOMENDERO Y DOCTRINERO: ENTRE LA CRUZ Y LA ESPADA

Capítulo Primero
La Tahona de Triana: ............................................................................                  17

Capítulo Segundo
Vega Real: .............................................................................................           21

Capítulo Tercero
La Trinidad:
................................................................................................................   27

SEGUNDA PARTE
EL AGITADOR PAGADO POR EXTRANJEROS

Capítulo Cuarto
Pedro y Bartolomé: .................................................................................               33

Capítulo Quinto
Las Cortes de Castilla y León: ...............................................................                     37

Capítulo Sexto
Costas de Perlas: ....................................................................................             49

TERCERA PARTE
FRAILE DE CORAZA Y CORAZON ARMADO

Capítulo Séptimo
Puerto de Plata:
................................................................................................................. 57

Capítulo Octavo
Santo Domingo: ......................................................................................              61
CUARTA PARTE
FUNDADOR DE PAZ Y ESPERANZA: SIGNO DE PUEBLO

Capítulo Noveno
NICARAGUA: ......................................................................................                    67

Capítulo Décimo
Verapaz:
..................................................................................................................   71

Capítulo Undécimo
Barcelona: Las Leyes Nuevas: ................................................................. 75

QUINTA PARTE
OBISPO DE LATIGO Y CAYADO

Capítulo Duodécimo
Bartolomé Obispo: ..................................................................................                 83

Capítulo Décimo Tercero
Chiapa: ...................................................................................................... 89

SEXTA PARTE
BARTOLOME DE LAS MENTIRAS: TESTIGO DE LA VERDAD

Capítulo Décimo Cuarto
Valladolid:
................................................................................................................... 97

La Luz Golpea y Aturde: ......................................................................... 103

BIBLIOGRAFIA:
.................................................................................................................. 111
PROLOGO

        Mucho se ha escrito sobre el Protector de los Indios, el dominico
Bartolomé de las Casas. Se le ha presentado al mundo como el líder de la
Leyenda Negra, ahora llamada razonablemente criticismo.
        Es bueno que un sacerdote español, en este caso ABILIO LOPEZ
PEREZ, escriba un libro sobre aquel personaje que revolucionó, junto a
otros adelantados, el hilo de la conquista del Continente Colombino; porque
indudablemente las páginas escritas por el Protector, causaron y continúan
causando grandes cambios y contradicciones en la cultura humana.
        Desde la aparición de sus primeras obras y más aún, de sus primeros
pasos, los Sepúlveda y las roscas enquistadas detrás del poder, le cierran el
paso. Cl Cronista de Carlos V., escribe un panfleto contra el Protector, que
intitula: «PROPOSICIONES TEMPERARIAS, ESCANDALOSAS Y
HERETICAS QUE NOTO EL DOCTOR JUAN GINES DE SEPULVEDA
EN EL LIBRO DE LA CONQUISTA DE LAS INDIAS QUE FRAY
BARTOLOME DE LAS CASAS HIZO IMPRIMIR SIN LICENCIA»; y
podríamos decir que aún, «recientemente», el gran historiador y crítico Don
Ramón Menéndez Pidal (1963), le da el puntillazo, o cree dárselo, ya que
habiendo estudiado minuciosamente la historia de América, dice, no
encontró prueba del ecocidio proclamado por Las Casas, para concluir, con
que el dominico «mintió y quedó deshonrado ante la historia».

        Sin embargo Fray Bartolomé de las Casas no ha sido enterrado, su
trabajo y sus denuncias siguen dando que hacer, el crimen no se rinde,
apenas estamos despertando del holocausto judío, de las deportaciones
masivas en la Unión Soviética, de Nagasaki e Hiroshima, de los millones de
seres humanos muertos en la última guerra mundial, y por allí, podríamos
decir que anda la palabra de Las Casas, denunciando el horror de la guerra,
y la vergüenza del hombre que continua siendo un salvaje, con honrosas
excepciones.
        Las casas ha sido considerado por muchos historiadores españoles
como un fanático, enemigo de España, sin importarles que su obra más
criticada «LA BREVISIMA RELACION» fue escrita específicamente para
informarle al Rey Carlos I, sobre los sucesos en sus dominios, con el único
propósito de coadyuvar en su corrección. Las Casas no previó que su obra
iba a correr otra suerte al ser publicada en Sevilla en 1552, y que los
enemigos de España, en los próximos cien años, la aprovecharían de tal
manera, traducida al francés, al ingles, al italiano y otras lenguas europeas,
se convertiría en un látigo terrible contra aquella nación, destinada por la
providencia para llevar las banderas del cristianismo.
         Al correr del tiempo la obra de Las Casas se lee y estudia con mayor
entusiasmo. Hoy tenemos la fortuna de prologar este magnífico trabajo
esquemático y didáctico de Abilio López Pérez, que no es su único trabajo.
El viene de trabajar en equipo sobre seis textos de orientación juvenil
«Colección de Mensajes de Salvación» (LES-Caracas 1982); también LES
1983, «Pilando Nuestro Aprendizaje» LES Caracas 1983; luego publican
«Filosofía de la Educación», en el volumen I del CED-Cumaná y Diseños
Curriculares» (1995) CED Cumaná.
         Abilio López Pérez es autor de «El Grupo de Educación Popular»,
LES Caracas (1986); «Nace la Vida», LES Caracas (1986); El Precio de la
Victoria, LES Caracas (1986), Pedagogía y Metodología de la Catequesis,
LES Caracas (1987); ¿Cómo dar una Clase de Catequesis?, LES Caracas
(1987); Investigación y Conocimiento, CED-Cumaná, 1995. También ha
publicado en los talleres del Diario PROVINCIA de Cumaná: «El Equipo de
Derechos Humanos» 1989, y «Tener Derecho no Basta» 1990.
         Personalmente me siento complacido con este trabajo de Abilio
López Pérez, y digo yo, que tenía que ser un sacerdote español el que trata
de rescatar para la gloria de España, a este hombre ejemplar, que junto a su
maestro Fray Pedro de Córdoba, viene a Cumaná, con un proyecto más
humano y trascendente, como es la conquista evangélica y pacífica de la
tierra firme, para cambiar la conquista armada llevada a cabo por el régimen
español de aquella época. En las páginas de este libro, hecho para enseñar,
se encuentra todo lo que debe conocerse de la vida y la obra de Bartolomé
de las Casas, ejemplo permanente del trabajo, de la constancia y el valor de
los discípulos de Cristo.
         En mis trabajos sobre la historia de Cumaná, me tropiezo siempre
con Bartolomé de las Casas, porque es la fuente más confiable; he tenido
que estudiar su «Historia de las Indias», casi como la Biblia, y escribí su
perfil biográfico en mi libro La Fundación de Cumaná. Para ello me serví de
sus mejores biógrafos, me refiero a los textos y prólogos de Juan Pérez de
Tudela y Emilio López Oto, de la obra de Jiménez Fernández, Gómez
Santamaría, Lewis Hanke, José Alcina Franch, y otros estudiosos de aquella
personalidad histórica deslumbrante, como la novela del alemán Reinhold
Schneider, que es otra manera de verlo y crearlo en su tiempo.
INTRODUCCION


              «Ha setenta años y uno más
        que se roban y tiranizan y asuelan
           aquestas inocentes tierras...»
Al principio no era un libro ni una biografía. Eran una páginas
informativas las que pretendía escribir para dar a conocer los motivos por
los que el Centro de Convenciones que construye la Vicaría Episcopal
Derecho y Justicia de la Arquidiócesis de Cumaná, financiado casi en su
totalidad por la Comunidad Europea y Manos Unidas de España, lleva el
nombre de Fray Bartolomé de Las Casas 1.
        Quería que los lectores de esas páginas y los usuarios del Centro de
Convenciones se dieran respuestas a sí mismos cuando, al visitar al centro,
los espacios construidos les evoquen recuerdos de patios andaluces de la
antigua Sevilla de España o del Nueva Córdoba de Costa de Perlas y los
nombres de los locales les pongan interrogantes.
        Pero al meterme poco a poco en la vida de Bartolomé de Las Casas,
sobre todo a través de los caminos abiertos por Galmes (1982), sentí los
golpes y el aturdimiento de su luz 2.
        Y entonces decidí hacer una investigación en base a recuerdos de
historias leídas y de la bibliografía que tenía a mano, siguiendo, no obstante,
a Galmes como hilo conductor, del cual, confieso, soy deudor agradecido.
        Pero la vida de Fray Bartolomé de Las Casas no es fácil de
biografiar, porque fue una vida difícil, compleja, y las fuentes son
inagotables y las hipótesis muchas. Y la historia en ese tiempo no daba
mucha importancia a la cronología, como se hace ahora, hasta reducirla casi
a eso en los liceos y universidades. Ambas cosas son malas para nosotros
hoy. La primera nos priva de conocer cuándo acontecieron hechos
importantes y la segunda insiste tanto en las fechas que se nos escapa la
importancia de los acontecimientos.
        Entre muchas incertidumbres he tomado decisión, avisando al lector
de que el acontecimiento pudo ser de otra forma o en otro momento. En
otros casos he recurrido a mi amigo Dr. Badaracco, cronista de Cumaná, a
quien he pedido el favor de prologar el trabajo, solicitándole la corrección
cuando la considerase necesaria. Por eso las notas de pie de página tienen
importancia para el lector. Además en dichas notas hay comentarios
explicativos, testimonios y enlaces entre momentos importantes de la vida
de Fray Bartolomé de Las Casas. La lectura de las mismas no debería ser
obviada.
        De este modo he construido esta obra que lleva como título:
Bartolomé de Las Casas: La luz golpea y aturde.
        Está estructurada en seis partes que comprenden catorce capítulos
cortos enumerados de manera continua. Los títulos de cada parte pretenden
ser sugerentes. La mayoría de los capítulos llevan nombres de lugares,
ciudades o naciones. Al final, después de la parte sexta, a modo de
meditación, bajo el título que ha dado nombre al presente libro,
presentamos el ocaso del biografiado y la estela luminosa que en la historia
ha dejado su paso de cometa uniendo con sangre de futuro el destino de dos
mundos.
        De esta manera el presente libro sirve de guía turística a quienes se
acerquen a las instalaciones y quieran conocer sobre los motivos de la
distribución de los espacios y de los nombres de los locales.
        Pero el resultado no es una simple guía turística. Es una biografía
que nos ayuda a entender los orígenes de Cumaná, sus luchas iniciales, los
anhelos evangelizadores de los misioneros primeros y a comprender, desde
dentro de la historia de la ciudad primogénita, su identidad católica y su
vocación liberadora de toda esclavitud. Antonio José de Sucre, entre otros,
en las calles de la ciudad primogénita, absorbió los aires de libertad que
trajeron a Costa de Perlas, entre otros, Pedro de Córdoba y Bartolomé de
Las Casas.
        Hoy, cuando nuestra ciudad y estado se hallan tan deprimidos y
engañados, tan desvalidos y desprotegidos, la lectura de la vida de
Bartolomé de Las Casas es para nosotros luz que nos golpea y aturde.
¿Cómo es posible que después de casi siglos de fundada, la ciudad
primogénita del continente sea la preterida y no la preferida?
        Jacob robó con astucia la primogenitura a su hermano Esaú con un
plato de lentejas. A la ciudad primogénita de Cumaná y al estado Sucre del
que es capital, también se le ha robado la primogenitura... Y estamos a la
zaga de otras ciudades y estados de Venezuela. Los gobiernos han dejado de
lado su papel de ser protectores de su pueblo. Todos nos hemos dormido
confiando en que a fuerza de gritar que Cumaná es la primogénita, la
pobreza se convertiría en riqueza, el mar en peces, las salinas en plata, las
tierras en arepas...
        Se sigue el saqueo del mar y los pescadores artesanales no tienen
defensa contra las rastropescas; el campo sigue sin cultivar y la tierra buena
y cultivable está en manos de pocos; hay pocas fuentes para el trabajo en
las empresas y mucho ocio aprendido en las calles; un anhelo exasperado de
entrar en cargos públicos y no son productivos y gobiernos que aumentan la
burocracia que consume los dineros del pueblo para salud, alimentación,
educación, vialidad y creación fuentes alternas de producción...
        Como en tiempos de Bartolomé la denuncia es una tarea
irrenunciable, un deber de conciencia. Proteger al indefenso, sea quien sea,
un mandato ético. Exigir a quienes tienen el poder - ejecutivo, legislativo,
judicial - que gobiernen y legislen y juzguen con respeto a los derechos
humanos de todos, es obligación de todos.
        Bartolomé de Las Casas: la luz que golpea y aturde. Una vida para
leer y meditar. Una propuesta para vivir como hermanos. Sin dar más largas
al asunto. No sea que, parafraseando a Las Casas, el celebrar dentro de 25
años, los quinientos años de la fundación de Cumaná, tengamos que repetir:
... Ha cuatro siglos y uno más que se roban y tiranizan y asuelan aquestas
inocentes tierras.




                                                        «Pues vos estabais
                                        en las mismas tiranías y pecados»,
                           dijo el Obispo Fonseca al clérigo Bartolomé.
                                             A lo que respondió el clérigo:
                            «Si yo los imité o seguí en aquellas maldades,
                            haga vuestra señoría que me sigan ellos a mí
                           en salir de los robos y homicidios y crueldades
                                     en que perseveran y cada día hacen»
               (Discusión entre el Obispo Fonseca y el clérigo Bartolomé,
                            año 1518, en La Corte de Carlos I, Zaragoza)
PRIMERA PARTE

          ENCOMENDERO Y DOCTRINERO
            ENTRE LA CRUZ Y LA ESPADA
                           Capítulo Primero

                    LA TAHONA DE TRIANA




        Bartolomé de Las Casas nace en una familia de sencillos
comerciantes sevillanos. Es descendiente de judíos por parte de padre y
madre. Sus cuatro abuelos habían sido bautizados, eran judíos conversos.
Los abuelos paternos de Castilla (Segovia), los abuelos maternos de
Andalucía (Sevilla).
        La madre de Bartolomé se llamaba Isabel de Sosa y era sevillana. El
padre se llamaba Pedro. Pedro era hermano de los famosos Peñalosa,
cercanos a la Reina Isabel la Católica, quienes participaron activamente en
el primero y segundo viaje de Colón a Las Indias. Los hermanos de Pedro
tienen el apellido del padre; Pedro, no sabemos por qué, toma el apellido de
la madre: De Las Casas.
        Cuando Pedro de Las Casas e Isabel de Sosa se casaron fueron a
vivir a la casa de los padres de Isabel, una casa de hacer pan o tahona, al
lado de Guadalquivir, frente al barrio de Triana. Allí mismo nació
Bartolomé de Las Casas, probablemente el 11 de Noviembre de 1484 3.
        Cuando Fernando de Aragón e Isabel de Castilla se unen en
matrimonio unifican a casi toda España. Juntos determinan dar la última
batalla a los árabes que se habían adueñado de casi toda España y después
de ochos siglos de peleas se habían asentado en Andalucía, con Granada
como capital y la Alhambra como palacio.
        El dos de Enero de 1492 cae Granada, último bastión árabe. España
se unifica como pueblo alrededor de unos Reyes Católicos y de una fe. Los
judíos, aunque no eran árabes, estaban también sobrando dentro de un país
identificado en una única fe. La familia de Bartolomé de Las Casas, por ser
de descendencia judía, a pesar de que su familia es cristiana católica desde
cuando sus abuelos se convirtieron, sin duda, vivió y padeció el conflicto
de razas de aquella España unificada 4.
Las riberas del Guadalquivir de la Sevilla de entonces era puerto de
Las Indias. Bartololmé fue testigo de la llegada de Colón después del primer
viaje a Las Indias, cuando el 31 de Marzo de 1493, entró en Sevilla, con
siete indios supervivientes, papagayos de colores, cintos de oro y pedrería y
una bola de latex de hevea... Presenció la organización del segundo viaje:
diecisiete barcos bien pertrechados, desfiles y adioses de soldados, oficiales,
funcionarios, hidalgos, escuderos y misioneros... Entre los expedicionarios
iba también su padre y tres tíos...
        Estudió las primeras letras en la escuela catedralicia de San Miguel
de Sevilla y cursó humanidades en la academia sevillana; aprendió el latín y
consiguió el título de bachiller en artes. Posiblemente, siendo aún muy
joven, intervino como soldado en el primer levantamiento de los moros
granadinos, sometidos en 1492.
         Le gustaba Sevilla, el delicioso clima de Abril y sus fiestas 5, la
esbelta altura de la Giralda, la belleza de la Huerta del Rey, las sardinas
obunenses, las hogazas de Alcalá y Utrera6 .
        Con pocas posibilidades en España por ser de origen judío y de
escasos recursos, Las Indias se le presentaban como una salida honrosa y
desde entonces Las Indias comienzan a ocupar un espacio de sus sueños
adolescentes (Galmes p. 21)
        Bartolomé de Las Casas era entonces un español medio, nada
sobresaliente ni por familia ni por educación; bien dispuesto, por lo mismo,
como tantos otros contemporáneos, para la aventura del viaje a las Indias,
recientemente descubiertas (Losada, p.27). Se escapaba siempre que podía
a las riberas del Guadalquivir y pasaba muchos ratos con los marineros de
Triana, en el puerto de Muelas, en espera de noticias de su padre.
        A finales de 1498 llegaron cinco navíos que habían salido de Santo
Domingo el 18 de Octubre, cargados de esclavos. El padre de Bartolomé
regresaba con fortuna y con regalos. A Bartolomé le regaló un indio que
Colón había dado a Pedro de Las Casas. A Bartolomé le agradó el regalo y
disfrutó de su compañía... Hasta que la Reina Isabel, en el intento de frenar
la política esclavista de Colón, intervino en defensa de sus vasallos y puso
las cosas en orden: ¿Quién dio licencia a Colón para repartir mis vasallos
con nadie?. Y el 20 de Junio del 1500 ordenó que los indios llevados a
España fueran devueltos a la Indias
        Para devolver a los indios y poner orden en Las Indias, donde la
familia de Colón pretendía demasiados beneficios e impulsaba tendencias
esclavistas 7, los reyes Católicos envían a Francisco de Bobadilla como
visitador, gobernador e investigador judicial. Con Bobadilla regresan los 21
indios supervivientes.
        Pero, cuando Bobadilla toma postura contra Colón y los intereses de
la familia, la situación empeora y los Reyes Católicos deciden enviar a Fray
Nicolás de Ovando como Gobernador y Justicia Mayor de Indias. El padre
de Bartolomé, a quien la fortuna llevada de Las Indias le había durado
poco, decide retornar y traerse consigo a su hijo pequeño.
        Bartolomé de Las Casas, posiblemente para lograr en Las Indias
mayores ventajas, aprovechando que es bachiller y sabe latín, recibe las
órdenes menores, al final de 1501, se hace clérigo doctrinero, y se embarca
el 13 de Febrero de 1502, como ayudante de predicador y, a la vez, como
colono 8
        La unión entre la empresa de una conquista y colonización con la
espada y el anuncio de la buena noticia del Evangelio con la cruz, no es sólo
contradicción de una época de nuestra historia, es drama personal profundo
de Bartolomé de Las Casas, quien encarna al mismo tiempo al conquistador-
colono-encomendero y al evangelizador. En una mano llevaba la espada y
en otra la cruz. Bartolomé vive en sí mismo la contradicción de un mundo.
        Tal vez esta vivencia tan profunda, explique la radicalidad de su
conversión y de su aversión y lucha contra la encomienda como símbolo de
opresión del indio. Vivencia personalmente vivida en carne propia que
diferencia a Bartolomé de Las Casas de otros insignes defensores de indios
como Antonio Montesinos, Pedro de Córdoba, Juan de Zumárraga o el Tata
Vasco, que también se levantaron contra los colonos y encomenderos
españoles de Indias y propiciaron experiencias pacíficas de evangelización y
de organización indígena. Bartolomé se levanta contra sí mismo e invita a
que los demás le sigan.
        Era un día de los últimos meses del año 1518. El Obispo Fonseca y
Bartolomé están totalmente enfrentados. La reunión entre ambos había
tenido mucho calor y apasionamiento. Bartolomé, conversaba con un grupo
de personalidades de la corte andariega de Carlos I, en ese momento
detenida en Zaragoza y en camino hacia Barcelona. Bartolomé está
hablando de la necesidad de ejecutar en Costa de Perlas el proyecto de
evangelización pacífica que le ha propuesto Pedro de Córdoba. Sin
conquistadores ni encomenderos españoles que han llenado a Las Indias de
destrucción. El Obispo Fonseca le escucha y le dice lleno de ira: «Pues vos
estabais en las mismas tiranías y pecados». A lo que replica el clérigo: «Si
yo los imité o seguí en aquellas maldades, haga vuestra señoría que me
sigan ellos a mí en salir de los robos y homicidios y crueldades en que
perseveran y cada día hacen»
                           Capítulo Segundo

                             VEGA REAL
Bartolomé de Las Casas llega a Santo Domingo el 15 de Abril.
Viene en una expedición que, según recordará él mismo años más tarde,
debía establecer la autoridad y justicia entre los moradores, corregir los
abusos anteriores, tratar que los indígenas fuesen libres y no sometidos a
servidumbre. Ese era el mandato de Isabel y Fernando...
        Pero las cosas no serían fáciles. Los españoles necesitaban a los
indios para sus haciendas y para el trabajo en las minas. Los indios se
negaron a ello, con razón. Los Reyes Católicos, sobre todo la reina Isabel
que al principio se opusieron a todo tipo de oprobio contra el indio,
cambian su primera decisión y permiten, en favor de los españoles de
Indias, que los indios sean obligados a trabajar, si bien recibiendo su salario.
La captura de los indios huidizos y el consiguiente repartimiento quedaba
instituido. Los indios repartidos debían ser encomendados a un conquistador
o colono, el encomendero, que pasaba a ser «un titular de los derechos de
la corona, a la que representaba ante su grupo de indios» 9.
        El encomendero debía cuidar a los indios y garantizar su formación
cristiana: Surge así la figura de los doctrineros, españoles que se encargaban
de la doctrina cristiana de los indios de una o más encomiendas. Pero los
encomenderos podían aprovecharse del trabajo de los indios, tanto más que
por cada indio tenido a su cuidado, debía pagar un peso anual en oro como
tributo a la Corona.
        Una vez puestos en marcha los sistemas de repartimiento y
encomienda no hubo manera alguna de controlarlos. Los abusos se dieron
por todas partes. Los encomenderos, que solo debían aprovecharse del
trabajo del indio en cuanto naboria o tapia o criado, pronto hicieron de los
indios esclavos. Y como las minas fueron menos numerosas y exitosas que
las expectativas creadas, la venta de indios se convirtió en un buen negocio
10
   .
        La expedición de Ovando, según instrucción de los Reyes del 20 de
Marzo de 1503, debía reducir los indios a pueblos regidos por un
administrador español y por un sacerdote (Galmes p. 8). Pero al
desembarcar en Santo Domingo se encuentran con una realidad dolorosa.
        Los colonos han encontrado minas de oro y estaban dejando el
trabajo duro del campo. Con la espada era fácil someter a los indígenas
como mano de obra para la explotación de las minas y hacer presa de sus
mujeres. Los indios de Higuey se alzaron...
        Ovando impuso medidas de control a los colonos españoles y ahogó
en sangre la rebelión de los indígenas. Bartolomé, quien más tarde
responsabilizará a Ovando de la matanza de los indios antillanos, no
experimenta remordimiento alguno mientras participa en estas correrías y se
aprovecha de la situación. Recibe un repartimiento que le asigna Ponce de
León y consigue otro en Concepción de La Vega, en cuya iglesia de paja
cumple como doctrinero 11.
        En el año 1506 viaja a Roma, presencia la fiesta de Las Flautas, se
escandaliza del ambiente de Roma bajo el pontificado de Julio II, el papa
artista y guerrero. Parece ser que durante su estadía en Roma recibe las
órdenes mayores 12.
        Regresa de Roma y sigue como presbítero y encomendero. La
contradicción interna se agudiza. En 1509, Nicolás de Ovando es removido
de su cargo por enemistarse con el todopoderoso Obispo primero de
Palencia y luego de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca quien, sin haber
estado nunca en Las Indias, era beneficiario de encomiendas y
repartimientos.
        En su cargo fue nombrado Diego Colón, segundo almirante de
Indias, heredero de Cristóbal, gracias a la influencia de su esposa María de
Toledo, sobrina del Duque de Alba. Diego Colón mantuvo con Pedro de Las
Casas y sus hermanos las buenas relaciones que había establecido
anteriormente su padre. Bartolomé recibe un repartimiento de indios, en la
comarca de Ciboa, cerca de Vega Real, en donde ejercía como doctrinero.
        En 1510 llegan a La Española (Santo Domingo) los primeros frailes
dominicos 13. Es el mismo año de la primera misa cantada por Bartolomé de
Las Casas.
        El grupo de dominicos que llegaron a Santo Domingo estaba
compuesto por personas extraordinarias. Pertenecían al grupo «reformado»,
de la escuela de Salamanca, espiritualmente recios e intelectualmente
consistentes: Antonio Montesinos, Bernardo de Santo Domingo y Pedro de
Córdoba que entró en el equipo como capitán y bate emergente a última
hora, de quien Bartolomé de Las Casas afirma que «salió de esta vida tan
limpio como su madre lo parió» (Badaracco, p. 34). En efecto, Pedro de
Córdoba, con apenas 28 años, con un dolor de cabeza permanente que le
acompañaba siempre como un aguijón, es nombrado Vicario General de la
orden en Las Indias a última hora cuando el anteriormente postulado es
llamado a Roma14.
        Bartolomé de Las Casas y Pedro de Córdoba se encuentran en Santo
Domingo. Bartolomé colabora con Pedro en la evangelización de los indios
a ratos, cuando le queda tiempo después de atender a sus oficios de
encomendero. Pero queda impactado por la presencia de los dominicos que
«predicaban más para los españoles que para los indios» (GALMES, p. 30).
El trato de los españoles a los indios era cada vez más inhumano. En
un domingo de Adviento del año 1511 (Bartolomé dice que el cuarto
domingo, Losada, que el primer Domingo), en todas formas, el domingo en
que se leía el texto de Juan Bautista que clama en el desierto pidiendo
conversión, los dominicos preparan juntos el sermón, lo firman y designan
a Antonio de Montesinos para que lo proclame. Invitan al almirante, a los
letrados juristas y españoles encomenderos.
        En la Iglesia bohío de Santo Domingo se escuchó la voz recia del
nuevo Juan Bautista, Antonio Montesinos, «aspérrimo en reprender vicios»,
como lo califica Bartolomé de Las Casas:
             «Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís
             por la crueldad y tiranía que usáis con estas
             inocentes gentes. Decid: ¿con qué derecho y con qué
             justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre
             aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho
             tan detestables guerras a estas gentes que estaban
             en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas
             de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis
             consumido? (...) Estos, ¿no son hombres? ¿No
             tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a
             amarlos como a vosotros mismos?»
        La reacción no se hizo esperar. A primeras horas de la tarde la choza
de paja que servía de convento fue invadida por los españoles, buscando al
predicador, pidiendo explicaciones y castigos. Pedro de Córdoba los recibe
como superior. Con humildad y entereza afirma que lo dicho por
Montesinos era sentir de todos, exigencia evangélica a la que se sentían
obligados a proclamar por precepto divino. Se acordó una semana de calma
y que el predicador tuviese una nueva oportunidad al domingo siguiente
para que moderara el lenguaje. El sermón fue igualmente recio y mejor
sustentado con más argumentos. Sólo quedaba a los españoles la violencia
contra los frailes revolucionarios o el recurso al rey.
        Escriben al rey y llegan las cartas a la Corte. Según las cartas, los
frailes cuestionan el derecho de los Reyes de Castilla y León al señorío
sobre las tierras descubiertas. Avisan al Provincial de los dominicos y le
urgen a que ponga remedio. El provincial, Fray Alonso de Loaysa, escribe a
Pedro de Córdoba en marzo del 1512: censura el celo del predicador,
insinúa que el sermón tiene inspiración diabólica, señala que tiene una carga
fuerte de rebeldía, les recuerda que la bula de Alejandro VI avala el derecho
de conquista de los españoles, amenaza con la excomunión a los religiosos e
invita a regresar a España a los que sientan escrúpulos a la hora de dar la
absolución a los conquistadores y colonizadores.
Los dominicos se mantienen firmes y deciden negar la absolución a
los españoles que tuvieran a los indios en condiciones injustas. Los
españoles deciden enviar al franciscano Alonso de Espinar a Castilla para
que hable con el Rey Fernando contra los frailes revolucionarios. Los
dominicos deciden enviar, nada menos, que a Antonio Montesinos para
defender su causa y la causa de los indios. Para el primero todo son
facilidades durante la travesía y cuando llega a Castilla. Para el segundo
obstáculos para que se entreviste con el Rey.
        Pero Montesinos es valiente y atrevido. Se cuela en el palacio real,
ya que no le dejan atravesar la puerta, y entra en la cámara del Rey sin
permiso y lee el memorial que lleva escrito. El Rey queda impresionado. La
intervención de los dominicos en Santo Domingo no cuestiona la
encomienda, sino el modo injusto de aplicarla. Alonso Espinar se cuadra
con Montesinos.
        Un día espera a Espinal a la salida del convento. Le dice que si
piensa que al morirse va a llevar a la otra vida algo más que el sayo lleno
de piojos que carga, le hace ver que está jugando con candela, que está al
servicio de los poderosos y aplastando a los indios. Espinal lo reconoce y
cambia.
        El rey convoca la Junta de Burgos y el 27 de Diciembre del 1512 son
promulgadas las Leyes de Burgos, en cuya elaboración participaron
personas de confianza de Montesinos.
        Las Leyes de Burgos, sustentadas en el principio del poder absoluto
y despótico del Rey y en la descripción del indio de vicioso, holgazán e
incapaz, justifican la servidumbre cualificada del indio: no se podían
vender, podían tener propiedad, se les debía dar un descanso conveniente en
el trabajo y pagar por el mismo y, a la vez, catequizar; pero tampoco podían
ser completamente libres porque la total libertad los dañaba.
        Estas leyes fueron un paso adelante, pero dejaba la puerta abierta a la
arbitrariedad del encomendero.
        Pedro de Córdoba también había viajado a España a defenderse
frente a su provincial y apoyar a Montesinos. Al conocer los resultados de la
Junta de Burgos protesta ante el Rey. Fernando el Católico le ordena que
ponga correcciones. Pedro de Córdoba suplica que no se lo ordene. El Rey
convoca la Junta de Valladolid. Las Leyes de Valladolid, promulgadas el 28
de Julio de 1513, mejoran las condiciones de las mujeres y de los niños y
surge, como condición previa para justificar la guerra, la figura del
requerimiento. El sistema de encomiendas queda establecido, aunque
teóricamente mitigado... Pedro, como veremos más adelante, no queda
conforme...
Mientras tanto Bartolomé de Las Casas seguía como cura-
encomendero en Vega Real; trataba bien a los indios, pero estaba ciego ante
la situación del indio y tenía todo lo concerniente a las almas puesto en un
rincón, como él mismo afirma. No estuvo presente en los sermones de
Montesinos, aunque conoció su contenido y presenció la inquietud y
movilización que generó. En 1512 Pedro de Córdoba le negó la absolución a
causa de su condición de encomendero y Bartolomé se desata en un discurso
arrebatado en favor de la encomienda.
        El encuentro entre los dos terminó con estas palabras de Pedro de
Córdoba: «Concluid, padre, con que la verdad tuvo siempre muchos
contrarios y la mentira muchas ayudas». Bartolomé siguió con lo suyo, pues
«en cuanto dejar los indios no curó de opinión» ya que trataba bien a sus
indios y era responsable con la formación cristiana de los mismos.

                           Capítulo Tercero

                               TRINIDAD




         En 1513 se embarca para Cuba con su amigo Diego Velázquez de
Cuéllar, a quien Diego Colón había designado como jefe de la expedición
15
   . Va como capellán militar y como agente pacificador de indios, pues en
Cuba no había sacerdote alguno. Debía acompañar a los expedicionarios
atendiendo al servicio religioso de los españoles y, en lo posible,
evangelizar indios.
         Acompaña a Pánfilo de Narváez con cincuenta flecheros y un
franciscano atrayendo y pacificando indios por Camagüey y Bayamo y
recibe en recompensa un buen repartimiento de indios en una heredad cerca
del puerto de Xagua.
         La presencia de Bartolomé durante las campañas de Cuba suaviza las
crueldades de la guerra y, ayudado por algunos soldados e indios catequiza
y administra el bautismo a los niños. En la terrible matanza de Caonao,
experimenta su inutilidad para frenarla y paladea el sinsentido de la misma.
         Velázquez prosigue en la búsqueda de minas de oro, hasta que las
encuentra. Funda una ciudad que llama Trinidad y reparte indios a los
encomenderos. Bartolomé, debido a su rango, recibe un buen lote.
         En este asentamiento profundiza la amistad con Pedro Rentería, ya
socio en la encomienda de Xagua, en Santo Domingo. Rentería es un
hombre piadoso y se encarga de rezar mientras Bartolomé hace producir el
negocio, explota las minas de oro, extiende la agricultura, trata con los
indios y exporta los productos a Jamaica. Ni la visita de tres frailes
dominicos en los inicios de 1514 le apartan a Bartolomé de la dedicación a
los negocios.
       Un día del tiempo de Pascua, ya cercana la fiesta de Pentecostés, al
preparar el sermón para los soldados de Velázquez, leyó en el libro del
Eclesiástico un texto que lo derribó del caballo, como a Pablo de Tarso.

           «Sacrificios de posesiones injustas son impuros y
           no son aceptados los dones de los inicuos; el
           Altísimo no acepta las ofrendas de los impíos ni por
           sus muchos sacrificios les perdona el pecado. Es
           sacrificar un hijo delante de su padre quitar a los
           pobres para ofrecer sacrificio. El pan de la
           limosna es vida del pobre; el que se lo niega es
           homicida. Mata a su prójimo quien le quita el
           sustento; quien no paga el justo salario derrama
           sangre» (Eclo.34,21-27)

        La Palabra le golpea y aturde. Como un rayo quemó en su mano la
espada de conquistador y colono y lo derrumbó de su caballo de
encomendero. Se quedó sólo con la cruz y mirándola escuchó de manera
inefable los ecos de las palabras que el Señor Resucitado dirigió a Pablo de
Tarso: Yo soy Cristo a quien tú persigues. Más tarde, en un arranque
místico, la inefabilidad de aquel momento encuentra cauces en su
pensamiento y se articula como voz 16.
        Durante días estuvo bajo los golpes y aturdimiento de aquella luz
relampagueante que le quitó las escamas de los ojos hasta que quedó
convencido de «ser injusto y tiránico todo cuanto cerca de los indios en
estas Indias se cometía». Y convencido se «determinó de predicallo».
        Y así lo hizo ante los soldados que lo esperaban para la fiesta de
Pentecostés en la ciudad recién creada que llevaba el nombre, precisamente,
de Espíritu Santo. Cundió el estupor entre todos y no creían lo que oían
porque Bartolomé era encomendero con indios repartidos a su servicio.
        Para poder condenar los repartimientos o encomiendas como
injusticias decidió devolver a los indios a Diego de Velázquez. Para cumplir
bien con todo, esperó que su socio y amigo Rentería regresara de Jamaica, le
participó su decisión - lo que alegró a Rentería - y entregó los indios
pidiendo a Velázquez un certificado de buena conducta.
        El día de la Asunción, 15 de agosto, hizo pública su decisión, pidió
la liberación de los nativos y la restitución de lo robado. Rentería le dio el
dinero que traía de los negocios de Jamaica para que Bartolomé se
presentase ante el Rey de Castilla para informarle de los males de sus
vasallos de Indias y pedir soluciones eficaces.
        Antes de salir de Cuba visita a los frailes dominicos que
anteriormente habían ido a hablar con él. Le recomiendan que antes de ir
donde el Rey vaya a Santo Domingo pero que esconda el motivo de su viaje
porque no era prudente si quería llegar al rey que se conociesen sus
verdaderas intenciones. La excusa: estudios en París. Le acompañan dos
dominicos para dar fe de su conversión ante su superior en Santo Domingo.
Pero al llegar a Santo Domingo se encuentra con que un oidor, recién
llegado de Sevilla, está repartiendo indios. Bartolomé no se aguanta y
predica contra el repartimiento con la fuerza propia de su temple aumentada
por la urgencia de un neoconverso. Los verdaderos motivos de su viaje
quedan al descubierto.

       Ya no habrá prudencias que lo atajen ni detengan...




                                  Desde arriba quisieron contemplarte
                                  (desde su altura) los conquistadores,
                                  apoyándose como sombras de piedra
                                      sobre sus espadones, abrumando
                                            con sus sarcásticos escupos
                                             las tierras de tu iniciativa,
                                         diciendo: ¨Ahí va el agitador¨,
                                                mintiendo: ¨Lo pagaron
                                                        los extranjeros¨,
                                         ¨No tiene patria¨. ¨Traiciona¨,
                                                  pero tu prédica no era
                                                frágil minuto, peregrina
                                              pauta, reloj del pasajero.
                                     Tu madera era bosque combatido,
                                      hierro en su cepa natural, oculto
                                        a toda luz por la tierra florida,
                                             y más aún era más hondo:
                              en la unidad del tiempo, en el transcurso
                                    de la vida, era tu mano adelantada
                                    estrella zodiacal, signo del pueblo.
                               Hoy a esta casa, Padre, entra conmigo.
                                    Te mostraré las cartas, el tormento
                                 de mi pueblo, del hombre perseguido.
                                     Te mostraré los antiguos dolores.
(Neruda P., Canto General, IV, II)



                                       SEGUNDA PARTE:

                 EL AGITADOR PAGADO POR
                           EXTRANJEROS
                           Capítulo Cuarto

                     PEDRO Y BARTOLOME




       Cuando Saulo de Tarso, el perseguidor de los cristianos, es
derrumbado del caballo, Ananías escucha una voz: «Anda a la calle
llamada Recta y pregunta en la casa de Judas por un hombre llamado Saulo,
de Tarso, que está orando...». Ananías se resiste pues ha escuchado de los
males que ese hombre ha causado... Pero la voz insiste: «Anda, pues este
hombre me será un instrumento valioso...» (He. 9, 3ss). Y entonces Ananías
y Saulo hablan y entonces el aturdimiento de la luz se hace claridad.
Como Saulo, Bartolomé necesita hablar con un Ananías... Nadie mejor que
Pedro de Córdoba.
       Era Pedro de Córdoba, en ese momento, el superior de los dominicos
en Santo Domingo. Cuando llegó Bartolomé de Las Casas a Santo
Domingo, Pedro de Córdoba estaba rezando en altamar, casi resignado a
morir bajo la tormenta... Casi por milagro logra retornar a puerto.
       Pedro y Bartolomé se encuentran una vez más. Un diálogo largo
durante años aplazado. El encuentro anterior había sido un choque de
fuerzas contrarias. El de hoy es un diálogo largo, durante años aplazado.
       Diálogo donde se habla del desencanto de uno y de la confianza del
otro ante el rey, de nuevos proyectos de evangelización lejos de los
españoles; diálogo transido de ironía por parte de Pedro al recordar que el
cura encomendero y colonizador se ha convertido en un tenaz converso.
Diálogo donde la confidencia nace espontánea y se comparten lo sueños
para hacerlos proyectos.
       Pedro le cuenta a Bartolomé que las intrigas de la corte durante la
discusión y elaboración de las Leyes de Valladolid le llevaron al
convencimiento de que era imposible predicar el Evangelio en tierras donde
los españoles cometían tantos desmanes. Dice a Bartolomé que incluso
antes de su promulgación, previendo los resultados de las mismas, había
pedido permiso al Rey para ir con frailes de su orden a Tierra Firme, en
concreto, a las tierras de «Paria y por allí abajo, donde españoles no
tractaban ni había».
        Le dice, emocionado, que el Rey había dado el permiso y ordenado a
los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, en cédulas reales del 10
de Junio del año 1513, que le ayudaran a él y a sus frailes a regresar a La
Española (Santo Domingo) y a pasar de La Española a Tierra Firme.
Comenta Pedro de Córdoba que en Santo Domingo cumplieron de buena
gana con el mandato del Rey pues así se deshacían de la molestia que él
producía entre los españoles... Tantas ganas tendrían de perderlo de vista
que no regatearon el costo que, sin duda, llegó hasta más de 400.000,00
maravedíes (Badaracco, p. 45).
        Le habla de las precauciones tomadas. Mientras preparaba en Santo
Domingo la gran expedición, había enviado una avanzada de dos dominicos
para inspeccionar las tierras y, en base a sus informaciones, decidir dónde
llegar 17. Había instruido bien a los religiosos: llevaban la orden de
explorar, asentarse, fundar una escuela, hacer amistad con los nativos y
después de un tiempo informar...
        Los indios los recibieron con alegría, les dieron de comer,
hospedaje... Meses después llegaron unos piratas a «resgatar perlas» y se
encuentran con los dos misioneros y los indios viviendo en sana y afectuosa
convivencia. Los piratas se aprovecharon de estas circunstancias, se
hospedaron y celebraron fiestas, se proveyeron de comida... Y zarparon
llevándose, bajo engaño, al cacique Don Alonso con su mujer y diecisiete
nativos más. Los indios secuestran a los frailes y les dan cuatro lunas
(meses) de plazo para que gestionen el regreso del cacique y los demás
nativos raptados. Pedro de Córdoba y Francisco Montesinos mueven mar y
tierra en Santo Domingo... Pasan las cuatro lunas y los nativos no regresan y
matan a Juan Garcés, primero, y Francisco de Córdoba, después 18.
        Pedro de Córdoba sigue contando que acaba de salvarse de una
tormenta en el mar, que está reponiéndose del susto y del cansancio.
Después de que supo de la muerte de sus frailes de avanzada, una vez
concluidos los preparativos de la expedición, había decidido ir él mismo con
otros frailes de su orden y un grupo de franciscanos llegados de Picardía, a
evangelizar a los indios de Tierra Firme. Una tormenta en alta mar le
impidió cumplir su propósito.
        Bartolomé le escucha con atención. Pedro le había hablado de sus
ilusiones y desencantos, de sus proyectos y fracasos.
        Después habla Bartolomé y escucha Pedro. Bartolomé le dice que no
se desanime, que intente de nuevo, que a la tercera va la vencida. Le cuenta
la travesía de su camino de Damasco..., desde su salida de Santo Domingo
hasta su regreso; le dice que regresa arrepentido como el hijo pródigo; le
dice que ahora sí puede recibir la absolución antes negada... Le habla
también de la necesidad urgente que tiene, que no le deja vivir tranquilo si
no la cumple, de ir ante el Rey a protestar por el maltrato que reciben los
indios y a pedir que la encomienda y el repartimiento sean eliminados, no
sólo mitigados con leyes, pues una y otro son malos de raíz.
        Pedro le advierte de las dificultades, le dice que el Rey es bueno,
pero que está viejo y muy influenciado por Juan Rodríguez de Fonseca, el
Obispo de Burgos y consejero del Rey, y por Lope Conchillos, comendador
de Monreal, secretario del Rey. Uno y otro, con repartimientos y beneficios
en Las Indias, sin haber salido de España. Le dice Pedro: «Padre, vos no
perderéis vuestros trabajos porque Dios tendrá cuenta de ellos, pero sed
cierto que, mientras el rey viviere, no habéis de hacer cerca de lo que
deseáis y deseamos nada».
        Pedro de Córdoba le da cartas de presentación para el Padre Deza,
dominico, arzobispo de Sevilla y amigo del Rey Fernando y le propone que
le acompañe Antonio Montesinos.
        En Septiembre del 1515, Bartolomé de Las Casas y Antonio
Montesinos salen para España. En Octubre llegan Bartolomé y Antonio a
Sevilla. Montesinos con un compañero se va al monasterio de la orden.
Bartolomé a su casa de Sevilla.
                            Capítulo Quinto

             LAS CORTES DE CASTILLA Y LEON




       Con la influencia de Montesinos, la carta al Arzobispo de Sevilla y la
intervención del confesor del Rey, Fray Tomás de Matienzo, Bartolomé
puede abordar al Rey, quien se dirigía a Sevilla, tierra buena para ancianos,
escapando del rigor del invierno castellano. El encuentro se da en Plasencia,
el 23 de Diciembre. Un encuentro de poca trascendencia. Bartolomé le
expone el motivo y el Rey le dice que lo hablarían después de Navidad.
       Mientras tanto Diego de Velázquez desde Cuba, a través del tesorero
Pasamonte, informa a Conchillos. Bartolomé advierte la trampa y acude al
confesor Matienzo, quien le dice que hablará sobre ello con el Rey, pero le
aconseja que hable en privado con Fonseca y Conchillos porque el caso
pasará a sus manos, aún cuando Bartolomé hable con el Rey. Conchilos
trata de sobornarle ofreciéndole dignidades eclesiásticas; Fonseca es
insensible a los planteamientos. Bartolomé no aguanta la insensibilidad del
obispo de Burgos y se sale de la sala de la reunión. Toda la esperanza queda
cifrada en la entrevista con el Rey...
        Pero el Rey Fernando, anciano y achacoso, muere el 25 de Enero del
1516. Es entonces cuando Bartolomé decide ir a Flandes, donde se halla el
príncipe heredero, el joven Carlos Quinto de Alemania y Primero de
España.
        En Madrid, a la muerte de Fernando el Católico, y mientras llega el
Emperador Carlos, queda como regente el cardenal Cisneros. A su lado está,
como embajador del Emperador, Adriano de Utrecht, deán de San Pablo de
Lovaina, entonces, y, más tarde, papa. Los dos escuchan a Bartolomé y
entienden que el problema de Indias necesita una urgente intervención.
        Cisneros destituye a Fonseca y Conchillos, incauta los tesoros de la
Casa de Contratación de Sevilla y nombra una comisión para que redacte un
plan para la reformulación de las Indias. En la comisión están Montesinos y
Las Casas. Según ese plan desaparecería le encomienda; indios y españoles,
todos labradores, se agruparían en comunidades en las que por mestizaje y
colonización agrícola, desaparecerían las diferencias..., hasta el surgimiento
de una nueva república fundamentada en la igualdad, la justicia y la paz.
Comienza a esbozarse la utopía lascasiana.
        Pero Las Casas sabe que este plan será imposible si de su aplicación
no se encargan personas incorruptibles y competentes. Cisneros tiene la
solución: los frailes jerónimos, ecuánimes y equilibrados, con fama de
buenos administradores en Castilla, entrenados en explotaciones agrícolas y
ganaderas y, por tanto, en condiciones de convertir en realidad el sueño
lascasiano de transformar en colonias agrícolas las explotaciones mineras de
Las Indias.
        El 16 de septiembre del 1516 con cédula real Cisneros y Adriano
completan la misión reformadora de los jerónimos, comisionando a
Bartolomé de Las Casas como asesor de la acción de los jerónimos e
informador ante ellos sobre lo que se hace y es conveniente hacer en Las
Indias. Al día siguiente le nombran «Clérigo procurador de los Indios».
Como evaluador y contralor de la obra es nombrado el juez Alonso de
Zuazo.
        Comienzan las dificultades. Los españoles de Indias, asustados por
la dimensión de la reforma de Las Casas, a través de sus procuradores en
España, entre ellos el Dr. Carvajal y el Lic. Zapata, asesores de los regentes
para las cuestiones de Indias, comienzan las maniobras. Denigran y
calumnian a Bartolomé, influyen en los frailes jerónimos destinados a las
Indias de tal modo que los jerónimos llegan a convencerse de que los
oprimidos en Las Indias son los propios españoles colonizadores y
encomenderos.
        Bartolomé presiente las dificultades y acude al cardenal Cisneros.
Le dice que los jerónimos se han mostrado parciales en favor de los seglares
que han destruido a aquellas gentes de las Indias. El Cardenal le dice:
«¿Pues de quién lo hemos de fiar?. Allá vais, mirad por todo».
        Salen de Sevilla el 11 de Noviembre, en naves separadas, pues los
jerónimos no quisieron que Bartolomé se embarcara con ellos. Llegaron a
San Juan en la víspera de la Navidad del 1516. Allí se detuvo la nave de
Fray Bartolomé, la Trinidad, mientras la nave San Juan, donde viajaban los
jerónimos, proseguía viaje a Santo Domingo.
        Los jerónimos fueron bien recibidos y adulados por los españoles,
quienes les tuvieron bien alejados del mundo conflictivo que pregonaba en
España Bartolomé de Las Casas, y trataron de convencerles sobre la
necesidad que tenían del trabajo de los indios por el bien de las haciendas de
ellos y de los mismos indios a causa de su incapacidad para mantenerse por
sí mismos (Galmes, p. 52).
        Trece días más tarde llega Bartolomé de Las Casas y los urge a que
cumplan el mandato recibido. Las relaciones entre los jerónimos y
Bartolomé se hacen tensas. Unos y otro ven las Indias desde perspectivas
opuestas y desde intereses y causas distintas. La perspectiva e intereses de
los españoles, los jerónimos; la perspectiva e intereses de los indígenas,
Bartolomé. La cuerda está tensa, a punto de romperse, y el vaso colmado,
a punto de rebasarse. Faltaba la ocasión. Y la ocasión llegó pronto.
        Juan Bono perpetró una matanza de indios lucayos, acusándolos de
caribes. Bartolomé le apostrofó con dureza, los jerónimos se desentendieron
del asunto aludiendo a que su misión se concentraba en el problema de las
encomiendas. La exasperación de Bartolomé llegó al colmo. Además, cada
día eran más los colonos españoles enemigos de Bartolomé. Los dominicos
temen por la vida de Las Casas y lo recluyen en su convento de paja y
cañas.
        En Abril del 1517 llega a Santo Domingo el supervisor y contralor
Alonso Zuazo. Bartolomé de Las Casas pone ante él la acusación contra los
jueces de la isla como encubridores de la matanza. La acusación, aunque no
directamente contra ellos, dejaba muy mal parados a los jerónimos. Se piden
informes a los franciscanos y dominicos. Los primeros no se comprometen
en el informe, mientras que los segundos encargan a Fray Bernardo de Santo
Domingo de que redacte un documento que firmarán el prior y los frailes
dominicos más cualificados.
        El informe pone en evidencia los inconvenientes del sistema de
encomiendas y las rechazan como gravemente pecaminosas, recalca la
crueldad de muchos españoles, cita matanzas llevadas a cabo, insiste en la
insuficienca de las leyes existentes, condena el trabajo de las minas y alude
al grave problema de conciencia que se presentaba a los frailes en el
confesionario (Galmes, p.55).
Bartolomé se plantea regresar a Castilla pues está consciente de que
sus cartas al Cardenal Cisneros eran interceptadas. Los jerónimos acuden a
Alonso Zuazo para que intervenga y no deje que Bartolomé haga el viaje:
«es una candela que todo lo encenderá».
        Mientras las cartas de Bartolomé eran interceptadas, las cartas de los
jerónimos habían llegado al Cardenal Cisneros. Los jerónimos le habían
informado desde su perspectiva y óptica. En consecuencia, el cardenal
estaba malinformado.
        Bartolomé sale para España el 7 de Junio del 1517, con cartas de
recomendación firmadas; una por dominicos y franciscanos y otra por
Pedro de Córdoba, que ya había regresado de la tercera misión fundante en
Cumaná. Cisneros firmaba en Madrid, el 22 de Julio del mismo año, una
carta. En ella ratifica su fe en los jerónimos, amenaza a los dominicos con
cárcel si siguen protestando y dificultando la acción de los jerónimos,
asegura que no daría ningún crédito al clérigo Bartolomé y pide que le
suspendan el salario adjudicado como protector de indios y lo embarquen
definitivamente para Castilla. Bartolomé y la carta del cardenal se cruzaron
en el mar.
        Bartolomé de Las Casas, en Aranda, se entera de su sustitución. Aún
así Bartolomé decide entrevistarse con el cardenal Cisneros, viejo ya y
enfermo. Entrevista breve. Cisneros lee las cartas de recomendación, pero
tiene que defender a los jerónimos y ratificar la destitución de Bartolomé
por razón de estado: proteger a sus representantes gubernamentales en las
Indias.
        Bartolomé entiende que la decisión del Cardenal puede ser
cambiada. De hecho el príncipe Carlos está en camino, rodeado de gente
nueva. Además el cardenal regente ha perdido el favor del nuevo rey, a
quien espera sólo para entregarle cuenta de la regencia. El cardenal muere
el 8 de noviembre sin encontrarse con el Rey. Bartolomé estaba ya desde
Agosto en Valladolid, para encontrarse con el rey y la corte flamenca que le
acompaña.
        Los jerónimos habían mandado a Bernardino de Manzanedo para
defender su gestión. El joven rey Carlos debía entrevistarse con Bartolomé y
Bernardino: dos enfoques contradictorios de entender la política indiana de
España.
        Carlos de Gante, Carlos Quinto de Alemania y Primero de España,
educado en Flandes, llega a España el 13 de Noviembre del 1517 y se
aposenta en Valladolid dos meses más tarde. Viene bien rodeado de
flamencos y franceses: Guillermo de Croy, como mariscal de corte, hombre
tan influyente ante Carlos que le valió el título de alter rex (el otro rey);
Juan de Sauvage, como canciller, Mercurino Gattinara y Monsieur de
Chaulx.
        Bartolomé tuvo tiempo para prepararse para la entrevista. En el
colegio dominico de San Gregorio estudió los temas jurídicos referentes a
las Indias 19; en conversaciones con miembros del Consejo de Castilla
detectó los posibles puntos problemáticos de discusión; consultó con
teólogos de Salamanca sobre la posibilidad de declarar heréticos a quienes
afirmasen que los indios son incapaces de recibir la fe; con Fray Reginaldo
Montesinos, hermano de Antonio, preparó un memorial para Carlos I de
España. Bartolomé leyó el memorial el día 11 de Diciembre de 1517 ante
el pleno de Consejo de Indias. El memorial fue rechazado por los españoles
de la Corte con intereses en Las Indias. Esta lectura previa fue termómetro
que le permitió calibrar el clima de los cortesanos españoles. Debía llegar
al Rey sin pasar por el grupo de españoles que de tal modo habían
rechazado el memorial. El único camino era el acercamiento a los
cortesanos que llegaron con el Rey. Y comienza la maniobra.
        Fray Reginaldo y los franciscanos de Picardía le abren el camino
hacia el canciller; una carta desde Santo Domingo, firmada por 14 frailes,
entre ellos Pedro de Córdoba, le presentan ante Guillermo de Croy, como
portavoz autorizado. En esta carta los frailes dicen que los españoles de
Indias son licenciosos, ganosos de dinero, capaces de matar sólo para
probar sus espadas... Dada la tendencia antiespañola de la corte flamenca
que rodeaba a Carlos I de España y V de Alemania, escuchar a Bartolomé
de Las Casas debía resultar interesante...
        Y Bartolomé de Las Casas tiene su oportunidad. Lee el memorial y
lo defiende: hay que defender los intereses del Rey contra la codicia de los
españoles de Indias... Muy bien sabía él que, al defender los intereses del
Rey, protege los intereses de los indios. El talante de beligerancia
antiespañola con que presenta el memorial, le acerca a los flamencos. El
prestigio de Bartolomé crece ante los ojos flamencos, quienes vivían en
España con la certeza de ser malqueridos y con la sospecha eterna de ser
engañados. De ahora en adelante, Bartolomé, el ‘antiespañol’, será para
ellos garantía de verdad en la cuestión de Indias.
        Y de hecho comenzó a notarse de manera eficaz la influencia de Las
Casas. Los asuntos de los intereses de los españoles se demoraban o no
prosperaban... Los interesados presionan al Rey urgiéndole que se interese
personalmente en los asuntos de Indias. Pero el Rey los remitía al canciller
y éste consultaba a Bartolomé... Y de nuevo comenzaba el círculo.
        Sólo se aligeraba lo que a los indios interesaba o lo que de alguna
forma pasase por debajo de la mesa. El Obispo de Burgos, Fonseca, y el
secretario, Conchillos, volvieron a actuar introduciendo disimuladamente,
entre otros papeles para la firma del canciller, algunos asuntos de Indias que
favorecían a sus amigos indianos, entre ellos a Diego Velázquez, de Cuba.
Pero Bartolomé de Las Casas no es antiespañol 20. Es un hombre que
desde su conversión ha hecho de la causa de los indios su propia causa. Será
antiespañol, si la causa de los indios lo exigen, y será también
antiflamenco. Ya había demostrado lo primero. Pronto le tocó demostrar lo
segundo.
        El almirante de Flandes, instigado por españoles, pide al rey las
tierras de Yucatán para conquistarlas y poblarlas con flamencos y la
Gobernación de Cuba para apoyarse desde ella en la conquista... Cuando
Bartolomé supo que el Rey y Guillermo de Croy habían dado el visto bueno
a las solicitud hecha por el Almirante de Flandes, para defender la tierra y la
vida de los indígenas, comunica a los herederos de Colón la decisión real y
les insta a que protesten basándose en sus derechos de descubridores. Los
herederos lo hacen y la concesión se paraliza. Esta acción lo engrandece a
los ojos de Sauvage y del Rey. Bartolomé de Las Casas juega bien. La
defensa de la corona contra los indianos, sean españoles o flamencos, es
defensa de los indios.
        En este momento, en el que el crédito de Bartolomé de Las Casas
ante el rey está en la cúspide, sucede un acontecimiento del que Bartololmé
de Las Casas siempre se lamentaría. El inicio del mercado de esclavos
negros.
        Los españoles indianos sienten sobre sus espaldas el peso de la
negación de la absolución por parte de los confesores dominicos de Santo
Domingo. Piden licencia al rey para traer a Las Indias una docena de
esclavos negros con lo cual resolverían el problema: mano de obra para sus
haciendas y libertad a los indios con la consecuente absolución de sus
conciencias. Consultado Bartolomé de Las Casas por el Rey, dio su
consentimiento 21. Le preguntaron sobre el número de negros necesarios y
dijo que no sabía cuántos.
        La Casa de Contratación de Sevilla hizo el sondeo y respondió que
con cuatro mil negros era suficiente para surtir de mano de obra esclava
negra a las cuatro islas de Santo Domingo, San Juan, Cuba y Jamaica. El
flamenco Lorenzo Gorrevod, avisado por algunos españoles, solicitó al rey
la licencia para mercadear los negros. Pero, una vez obtenida, se la vendió a
los mercaderes genoveses y la licencia se convirtió en un indigno mercado
de negros.
        El Rey, después del conocimiento que ha tenido de Bartolomé y de
su rectitud, sabe que el clérigo es un buen defensor de los intereses de la
corona. Por eso pide al Canciller Sauvage y a Las Casas que redacten un
plan de reforma para remediar los males de Indias. En 1517 el Rey Carlos se
pone en camino hacia Aragón para tomar posesión del reino y reunir cortes.
Le acompaña el séquito. Entre ellos Bartolomé de Las Casas. En Aranda
comienza el estudio de la propuesta de Bartolomé: el envío de una
población de pacíficos labradores para evitar las muertes masivas de indios.
        El enfrentamiento entre el Obispo Fonseca y Bartolomé se presenta
de nuevo. Las conversaciones se paran sin llegar a acuerdo, primero por
enfermdad de Bartolomé, después por enfermedad de Fonseca, por último,
por la muerte del Canciller. Era el mes de Junio de 1518. Fonseca,
favorecido por el alter rex, vuelve a acupar el primer puesto como asesor
real en asunto de Indias 22.
        En el nuevo consejo se decide lo que el Obispo Fonseca
dictaminaba. Bartolomé «quedó de todo favor destituido», sin acceso al
Consejo. Llega en ese momento el enviado de los jerónimos, Fray
Manzanedo. Pero Cisneros, el protector de los jerónimos, había muerto.
        El Obispo Fonseca había sido contrario a la política del Cardenal
Cisneros. Sus intereses en Las Indias habían sido perjudicados por la
intervneción de los Jerónimos y del juez Zuazo. La llegada del emisario
Manzanedo le da ocasión para desquitarse. Destituye a los jerónimos y
persigue a Zuazo. Nombra un nuevo visitador, adicto a sus intereses:
Rodrigo de Figueroa.
        De ahora en adelante en Las Indias no se aplicarán ni las medidas
radicales de Bartolomé ni las medidas suavizantes de los jerónimos, sino
las del Obispo Fonseca. Bartolomé de Las Casas quiere regresar a Las
Indias para suavizar las medidas que trae Rodrigo por instrucción del
Obispo de Burgos. Pero Fonseca se lo impide.
        Varios acontecimentos van a ayudar a que Las Casas pueda de nuevo
recuperar el favor del que había sido destituido.
        El 10 de Octubre de 1518 es nombrado Canciller Grattinara. Fue
una decisión real para controlar la tendencia profrancesa del Mariscal
Guillermo de Croy. Adriano de Utrech, ahora cardenal de Tortosa y después
Papa, influyó sobre Grattinara para que inclinara su oído a las propuestas de
Bartolomé.
        Las intrigas alrededor del Rey fueron una rendija por las que se coló
Bartolomé de Las Casas. La división en la corte que acompaña al rey se va
haciendo cada día más fuerte. Con Grattinara había venido el Señor de
Chaulx. Uno y otro antifranceses y, consecuentemente, cada día en mayor
oposición al jefe de la fracción profrancesa, Guillermo de Croy. Un sobrino
de Chaulx propició el acercamiento entre Bartolomé y Chaulx. Este
prometió a Bartolomé su colaboración y la del grupo flamenco.
        Una intervención en favor de los indios de Trinidad le devolvió a
Bartolomé la fama de conocedor de Indias. Bartolomé desmintió ante el
Consejo la acusación de caníbales que un grupo de españoles hacían a los
indios de Trinidad. La acusación tenía como finalidad la justificación de la
guerra y de la reducción. Negó tal afirmación con tal fuerza que el Consejo
decide enviar al visitador Rodrigo Figueroa para que investigue en el sitio.
Rodrigo da razón a Bartolomé: son indios «muy modestos y ajenos a
aquellos males».
         Pedro de Córdoba, el vicario de los dominicos, quien ya había
fundado Cumaná como experiencia de evangelización pacífica, denuncia
desde Santo Domingo la ineficacia de la gestión de los jerónimos. Insiste
ante Bartolomé que que solicite ante el Rey la concesión de cien leguas en
Tierra Firme, incluida Cumaná, para que allí no entren los españoles, salvo
domincios y franciscanos...
         Esta carta es el resorte que mueve las fibras íntimas de Bartolomé de
Las Casas, ya desanimado ante tantos obstáculos. Su primer impulso es el
ataque directo al obispo de Burgos... Pero luego cambia de estrategia.
         Habla primero con el obispo Fonseca. Cruce de espadas y
relampagueo de chispas en el choque de los aceros de intereses encontrados.
El obispo se opone a la propuesta de Pedro de Córdoba, completada por Las
Casas, con los labradores castellanos. Pero la parte flamenca de la corte se
inclina a favor de Bartolomé.
         Consigue cartas de recomendación y recorre Castilla entera
buscando labradores; los reúne en los templos y los encandila con la
fertilidad de las Indias y las riquezas de una tierra que llamaba Costa de
Perlas; los ilusiona con la posesión de una tierra para trabajar que en
España no tenían, una tierra libre y real, una tierra bienaventiurada.
Reclutados los labradores va a Zaragoza a dar cuenta al rey, pero el Rey
había salido para Barcelona y, entonces informa al Obispo y al Cardenal
Adriano.
         El 15 de Febrero del 1519 el Rey llega a Barcelona. Ya los
jerónimos habían decidido vender la hacienda real en Santo Domingo.
Bartolomé pensaba que en las Indias, los labradores castellanos podrían
mantenerse con el trabajo y los beneficios de dicha hacienda durante el
primer año, tiempo mínimo necesario para poder establecerlos en Costa de
Perlas.
         Con la venta de la hacienda real de Santo Domingo, Bartolomé
necesista pedir al Rey ayuda para el mantenimiento durante el primer año en
Indias de los labradores que le acompañasen.Fonseca se opone; sólo le
ofrecen cuatrocientos ducados. Bartolomé decide no emprender la travesía
si la Corona no garantiza a los labradores el mantenimiento durante el
primer año. Escribe a los pueblos donde había reclutado a los labradores y
cancela los compromisos.
Pero no declina, cambia de táctica. Ofrece a la Corona, a espaldas
del Obispo de Burgos y a través de los amigos flamencos, una renta
congruente a los territorios que recibiría...
        Pero problemas de la elección del Rey como emperador,
desplazamientos de altos dignatarios de la corte a Francia por problemas de
guerra y entorpecimientos del Obispo Fonseca retrasan la decisión. El
Consejo de Castilla no resuelve sobre Las Indias.
        Bartolomé de Las Casas acusa, ante el grupo de ocho predicadores
que acompañan permanentemente al Rey, al obispo Fonseca abiertamente
de impedir que los Reyes de León y Castilla socorran las tieras de Las
Indias.
        El grupo de predicadores decide reunirse todos los días en el
convento dominico de Santa Catalina de Barcelona y resuelve apoyar la
propuesta de Bartolomé. En casa de Fonseca se reúnen los miembros del
consejo, encargados de los asusntos de Indias.
        El grupo de predicadores, una vez tomada la decisión, irrumpen en la
casa de Fonseca, en plena reunión del consejo, y exigen un remedio para las
Indias como imperativo de conciencia 23. Los predicadores exhortaron y los
miembros del Consejo prsentaron sus provisiones sobre Indias. Los
primeros, por escrito, respondieron a la documetnación presentada. En la
respuesta aparece ya nítida la radicalidad de la postura de Las Casas: un no
total a la encomienda por ser contraria a la dignidad humana desde una
perspectiva filosófica y teológica. No cabe duda que Bartolomé estaba
inspirando al grupo de los ocho predicadores. Pero además estaba pendiente
de ablandar el camino flamenco hacia una decisión favorable del rey. Para
ello, incluso, ofreció dinero al rey, como pago de la tierra que le concediera
para la evangelización pacífica. Comprar tierras e indios al rey y para el rey
era el único camino de evitar la esclavitud y vejación del indio 24.
        Los encontronazos entre Fonseca y Bartolomé continúan.
Entorpecimientos por parte del primero y fustigación por parte del segundo.
Primero le ponen una trampa. A través de Gonzalo Fernádez de Oviedo
ofrecen por la misma tierra más dinero que Bartolomé. Después recurren a
la calumnia para desacreditarlo ante el Rey. Durante los meses de Mayo,
Junio y Julio acumulan trenta capítulos de calumnias: que había robado
impunemente, que había dado escándalos durante su estadía en Cuba, que se
había unido a venecianos y genoveses para huir con los tesoros robados, que
había engañado al Cardenal Cisneros...
        Convocan a un consejo, al que invitaron a Adriano de Utrecht pero
no a Bartolomé, para presentar las calumnias. Adriano se impresiona ante
tanta calumnia y, al salir, le dice a Las Casas: «es menester contestar». El
canciller Gattinara lo recibe en la noche. Bartolomé le pide el pliego
acusatorio. El canciller ordena al secretario Cobos, sustituto de Conchillos y
amigo de Fonseca, que le presente el pliego a Las Casas. Transcurren dos
meses antes de que el pliego llegue a manos de Bartolomé. El canciller pide
a Bartolomé respuesta a tanta acusación.
        En cuatro noches, ante el mismo canciller, da respuesta. La
autodefensa de Las Casas es completa. Tan completa que los enemigos de
Bartolomé insinúan que las respuestas las habían dado los ocho
predicadores del Rey. Pero Gattinara sabía quién había dado respuesta y
Bartolomé de Las Casas crece en prestigio ante los ojos del Canciller.
        El Obispo de Darién, Juan de Quevedo, viene a querellarse contra
Las Casas. El Rey escucha a los dos, en sesión real del 10 de Diciembre. El
franciscano Francisco de San Román y Diego de Colón confirman la
exposición de Bartolomé de Las Casas 25.
        El 19 de Enero de 1520 sale el Rey hacia Coruña. Ya habían
terminado las cortes catalanas y el rey había enviado al Obispo Fonseca
delante para preparar una armada de un centenar de navíos. Bartolomé va en
el cortejo real. Llegan a Santiago el 31 de Marzo y allí comienzan Las
Cortes Castellanas, que después siguieron en La Coruña. Carlos está con
prisa para llegar a Flandes, a pesar de que las comunidades y germanías de
España están alzadas contra el Rey.
        Antes de dejar la Coruña, dedica una semana al asunto de Indias. La
intervención del cardenal Adriano a favor de la evangelización pacífica
abrió el camino. Se crea el Consejo de Indias, todavía bajo la dirección de
Fonseca, y se llega al acuerdo que se conoce con el nombre de
Capitulación de La Coruña por el que se le concedían a Bartolomé de Las
Casas 260 leguas sobre la Tierra Firme, alrededor del río Cumaná, desde
Paria a Santa Marta, sin conquistadores ni encomenderos, sólo al amparo de
dominicos y franciscanos. Era el 15 de Mayo del 1520. El mismo día Carlos
I salía hacia Alemania, a la ciudad de Aquisgrán, para ser investido como
rey de los romanos.
        Ante la decisión real, Fonseca decide ayudar a Las Casas, le nombra
capellán de Su Majestad y Administrador de los indios, reitera la orden de
libertad para los indios y le da credenciales para las autoridades de Santo
Domingo y Tierra Firme. Fray Bartolomé trae también la propuesta del
nombramiento de Pedro Barbier como Obispo de Paria, aprobada el 17 de
Mayo del 1519.
        La propuesta original de Bartolomé de Las Casas había perdido parte
de su pureza a causa de las concesiones hechas durante la negociación. Pero
lo principal se había salvado: No habría, en la Tierra asignada, ni
conquistas ni encomiendas... Habría, sí, un tributo que pagar al rey y el
compromiso de fundar tres poblaciones estables con colonos labradores con
sus respectivas fortalezas defensivas y tendría también que informar sobre
descubrimientos de yacimientos de minas y oro. La evangelización pacífica
tenía, a la vez, fines productivos. La purificación definitiva de Bartolomé de
Las Casas, se dará, después del primer intento.
        Para preparar su viaje se aleja de Castilla, soliviantada por los
comuneros contra el Emperador, y va Sevilla. En Diciembre del 1519 deja
el puerto de Sanlúcar, camino de Santo Domingo, con ciento veinte
personas. Entre ellas setenta labradores y veintiún religiosos, con el
franciscano Fray Vicent al frente.
        Las cosas no fueron fáciles desde el, inicio. No encuentra los socios
capitalistas que financien la empresa; entre los labradores se habían colado
fugitivos y alboratodores comuneros, los religiosos se dispersan por el
camino. A pesar de todo, en febrero del 1521, llegan a Puerto Rico.
                             Capítulo Sexto

                        COSTA DE PERLAS




        A la tercera, en verdad, fue la vencida. Pedro de Córdoba, después
de despedir a Bartolomé de Las Casas y a Antonio de Montesinos, se
embarcó para Cumaná, conocida en Europa como la fabulosa costa de
perlas 26. Con este nombre le hizo propaganda Bartolomé de Las Casas
cuando recorría España entera tratando de inflamar la codicia de los
cortesanos flamencos del Emperador Carlos y encandilar a los labradores
castellanos para que le acompañaran en su intento de evangelización
pacífica.
        Acompañaban a Pedro de Córdoba, en la tecera expedición a
Tierra Firme, cuatro o cinco padres dominicos y un fraile lego de la misma
orden y con un grupo de frailes franciscanos de Picardía. El superior se
llama Juan Garceto. Cuando llegaron a Punta de Araya, hicieron oraciones
y ayunos suplicando a Dios les inspire el lugar en dónde habrían de
asentarse. Los franciscanos se deciden por Cumaná y los dominicos por
Chiribichi, la actual Santa Fe. Eran los últimos meses del año 1515,
probablemente Octubre.
        Era Cumaná el centro indígena más importante del Oriente del país.
Pegados a las riberas del río Manzanares, llamado entonces río Cumaná,
había por lo menos 200 bohíos indígenas. A un tiro de ballesta de la costa
del mar, a la ribera del río, se asentaron los franciscanos.
        Los frailes fueron bien recibidos por los indios, hicieron casa y
monasterio de paja y madera, sembraron naranjos, melones, hortalizas y
viñas... 27             En 1516 llegaron otros frailes franciscanos a Cumaná,
para reforzar al grupo pionero. Y es posible que también el grupo de
dominicos se reforzara y llegaran a asentarse en las costas de Puerto Píritu,
Píritu y Pertigalete.
        En el año 1519 la Costa de Las Perlas era tan importante desde el
punto de vista de la evangelización que, de acuerdo al patronato, se crea la
Diócesis de Paria, con sede en Cumaná, para la cual Bartolomé traía en
1520 el nombramiento de obispo de Piere Barbier, secretario del cardenal de
Tortosa, Adriano, futuro papa 28.
        Pero en el año 1520, un grupo de perleros, comandados por el
resgatador Alonso de Ojeda (Badaracco, p.91), después de haber sido bien
recibidos y tratados, secuestra a un grupo de indios tagares. El cacique Gil
González prepara una trampa y mata a los perleros. El gesto de Gil
González inflama al cacique Maraguay, quien se subleva y da muerte a los
dominicos de Santa Fe 29.
        Para someter a los bravos indios de Costa de Perlas la Audiencia
de Santo Domingo envía a Gonzalo de Ocampo al frente de la expedición
guerrera. Bartolomé de Las Casas llegaba a San Juan de Puerto Rico, como
dijimos, en Febrero de 1521. Traía en sus manos el poder de gobernar las
tierras comprendidas entre Paria y Santa Marta, obtenido en la Capitulación
de La Coruña.
        Al llegar a Puerto Rico, Bartolome sabe del alzamiento de los
indios, de la muerte de los dominicos de Santa Fe y de la expedición que ya
ha salido de Santo Domingo, comandada por Gonzalo de Ocampo, para
castigar a los alzados de Costa de Perlas.
        Bartolomé de Las Casas, quien          había participado en otras
expedicciones guerreras y había sido testigo impotente de la matanza de
Caonao, en Cuba, sabe muy bien de qué se trata la expedicción y espera en
San Juan la llegada de Ocampo para interceder ante él y mitigar el
escarmiento. Presenta las cédulas reales que testifican su autoridad sobre
esas tierras. Ocampo reconoce su poder pero le dice que tiene que cumplir
con el deber que la Audiencia le ha encomendado. Bartolomé deja en San
Juan al grupo que le acompaña y sale para Santo Domingo, donde presenta
sus provisiones ante la Audiencia, pero no tiene más remedio que aceptar
que Ocampo ‘pacifique’ la Tierra Firme.
        Regresa Bartolomé a Puerto Rico. Muchos de los labradores traídos
de Castilla le habían abandonado: unos, buscando soluciones de
enriquecimiento; otros, por influjo malintencionado de los españoles
residentes que los alertaron contra el proyecto de Las Casas. Tampoco
puede reunir a los cincuenta caballeros de la espuela dorada que deberían
defender, pras cumplir con una de las cláusulas de la negociación, el
establecimientos de Tierra Firme contra cualquier posible violencia de los
caribes y cumanagotos. Bartolomé sale para Cumaná con los pocos
labradores fieles, con un pequeño grupito de caballeros defensores y diez
indios de su confianza. Los religiosos se habían dispersado, en su mayoría,
como ya apuntamos, durante la travesía.
        Gonzalo de Ocampo llega a Cumaná el 21 de Enero del 1521 con
cinco carabelas y 246 hombres. Juan Garceto regresaba a su convento
franciscano de Cumaná en la misma expedición. Ocampo se asienta media
legua arriba del río comienza a hacer un pueblo de españoles que llama
Villa de Toledo, al lado del asiento misional del año 1515, poblado de
indios y españoles alrededor del convento 30.
        Bartolomé de Las Casas llega a Cumaná, en Agosto del 1521, ve a
Ocampo asentado en una media legua del río de Cumaná arriba edificando
una ciudad que llama Toledo 31. Habla con Ocampo y le ruega que se quede
un poco más de tiempo pues los indios nativos están muy alterados.
        Pero Gonzalo de Ocampo se va. Había terminado su expedición de
castigo y de ahora en adelante, en base a las cédulas que trae Bartolomé de
Las Casas, cualquier intervención bélica ofensiva había quedado eliminada
en Costa de Perlas. Bartolomé se queda con los españoles que llegaron con
él y con algunos de los hombres de Ocampo que quisieron quedarse.
        Las Casas decide irse al asiento misional de los frailes franciscanos,
donde le recibieron ellos llenos de alegría y él dando gracias a Dios por
encontrarlos. Al lado de la huerta de los franciscanos, pegada al río,
comienza a hacer una casa grande de dos aguas, donde mete las provisiones
traídas. A través de la india María, que sabe algo de castellano, da a
entender a los indios que viene de parte del Rey de los cristianos y que ya
no habrían de sufrir daño alguno y que vivirían en paz.
        Pero desde la Nueva Cádiz de la isla de Cubagua, asentamiento
poblacional surgido al mismo tiempo que Cumaná 32, llegaban negociantes
de perlas a comprar oro y esclavos que pagaban con vino. El alcohol era
fuente de sangrientas peleas. No había tranquilidad y sin tranquilidad no era
posible la acción evangelizadora. Bartolomé de Las Casas va a hablar con el
alcalde de Nueva Cádiz sin ningún resultado; al contrario, regresa con temor
sobre su propia vida y las vidas de la gente de su grupo. Los franciscanos le
aconsejan que vaya a Santo Domingo a hacer valer sus derechos.
        El 15 de diciembre del 1521 sale desde Punta de Araya. Deja a cargo
de su casa y grupo a Francisco de Soto. Apenas embarcado Bartolomé,
Francisco de Soto comienza a cazar indios y rescatar oro y perlas. A los
quince días de la salida de Bartolomé de Costa de Perlas, los indígenas,
viéndose burlados, atacan la colonia, incendian la hacienda y matan a los
que no pudieron huir en un barco salinero que pasaba por las costas.
        No había llegado Bartolomé a Santo Domingo, pues la travesía se
hizo larga por los vientos y la impericia del piloto, cuando en uno de los
puntos donde la nave tocó puerto, se entera del desastre. Llega a Santo
Domingo. Los amigos, que le daban por muerto, lo acogen con afecto y
compasión; los enemigos, con burlas; las autoridades, con reproche. Pero el
dolor más fuerte, más profundo que las burlas,. es la consecuencia que más
teme: la tremenda consecuencia que la opinión general se formaría sobre la
posibilidad de la colonización y evangelización pacífica» (Galmes p. 85).
Además no tiene a Pedro de Córdoba para consolarse, pues había muerto
poco antes de salir Bartolomé para Costa de Perlas.




                                        Eras realidad entre fantasmas
                                                      encarnizados, eras
                                              la eternidad de la ternura
                                            sobre la ráfaga del castigo.
                                 De combate en combate tu esperanza
                                se convirtió en precisas herramientas:
                                        la solitaria lucha se hizo rama,
                                  el llanto inútil se agrupó en partido.

                               No sirvió la piedad. Cuando mostrabas
                                   tus columnas, tu nave emparadora,
                                      tu mano para bendecir, tu mano,
                                       el enemigo pisoteó las lagrimas
                                   y quebrantó el color de la azucena.

                                       No sirvió la piedad alta y vacía
                                      como una catedral abandonada.
                                   fue tu invencible desición, la activa
                                       resistencia, el corazón armado.

                                     Fue la razón tu material titánico.

                                 Fue la flor organizada tu estructura

                                   (Neruda P., Canto General, IV, II)




                                         TERCERA PARTE:

                             FRAILE DE CORAZA
                           Y CORAZON ARMADO
Capítulo Séptimo

                        PUERTO DE PLATA




       A Bartolomé le asaltan reproches desde su concienia. Le pesan los
muertos de Cumaná. ¿Excesiva confianza en sí mismo? ¿Imprudencia?
¿Ambición?
       Se refugia en el monasterio de los franciscanos, junto con Juan
Garceto, el superior francsicano de Cumaná, escapado del desastre. Los
dominicos son sus amigos y frecuenta el convento de los hijos de Santo
Domingo.
       Cuando se serena escribe al rey y a Adriano de Utrech. Sus cartas
son interceptadas. Las respuestas no llegan y Bartolomé, sin medios
económicos para regresar a Castilla para explicar lo ocurrido, «determinó
facer cuenta que ya era muerto, cuando las cartas o respuestas del rey
llegasen» . Decide hacerse dominico, no sin antes pagar las deudas
contraídas.
       Hace el noviciado y en Abril de 1524 profesa como fraile
predicador. El claustro de los dominicos le ofrece un marco adecuado para
hacer una profunda revisión desde una teología seria y humanista como era
entonces la teología de la orden de los dominicos 33.
       En el convento de Santo Domingo permanece cuatro años,
tranquilo... Hasta que un día llega a saber del inhumano tráfico de esclavos
en las costas de Paria. Entonces formula una enérgica protesta ante los
Oidores de la Audiencia, que de nada sirve... Los superiores lo destinan a
fundar un convento en Puerto de Plata. Era Mayo de 1526
       Puerto de Plata está en la costa norte de Santo Domingo, a tres
leguas de Vega Real. Era puerto exportador de plata y cueros y había treinta
vecinos encomenderos. En un cerro pequeño, cerano al puerto, construye
Fray Bartolomé una iglesia y un modesto convento en el que vive junto con
dos dominicos llegados de España. Durante tres años hace de prior. Entre
los tres frailes se reparten el trabajo de atención religiosa a los
encomenderos y de evangelización a los indios.
       Le queda tiempo libre y lo ocupa comenzando a escribir la Historia
Apologética de la que más tarde se derivará la Historia General de Indias.
       Además se dedica a reflexionar sobre el problema de las
encomiendas y repartimientos, la libertad de los indios y la guerra justa de
los españoles a los nativos. La reflexión era necesaria por la extensión del
problema.
Hernán Cortes en 1519 había llegado a las costas de México en 1519
y en Agosto del 1521 entrado en la capital y ahora dominaba todo el país.
        El 20 de Enero de 1531 escribe una larga carta al Consejo de Indias.
Es una carta larga, patética. Denuncia la corrupción y abusos: «ya llegan al
cielo los alaridos de tanta sangre humana derramada» 34; urge al Consejo
de Indias, a quien corresponde salvaguardar la conciencia del Rey, que
«pongan personas temerosas de Dios, de buenas conciencias y de mucha
prudencia»; insiste sobre la bondad de los nativos: «no hay en el mundo
gentes tan mansas ni de menos resistencia»; pide que por el amor a España
y el honor de su nombre se evite la «mayor injuria para la justicia de
España» 35.
        En Marzo del 1533 es nombrado visitador de la orden en Puerto
Rico... Y hasta aquí llega su tranquilidad en Puerto de Plata.
        Hacia mitad del 1533, un encomendero moribundo, aconsejado por
Fray Bartoloomé de Las Casas, libera los indios y entrega sus bienes para
subsanar las injusticias cometidas. El encomendero es pariente del Lic.
Pedro de Vadillo, oidor de la Audiencia. El oidor se mueve ante el prelado y
Fray Bartolomé es sacado de Puerto de Plata y recluido en el convento de
Santo Domingo.
        Los oidores de Santo Domingo escriben al Real Consejo de Indias de
España tratando de explicar lo sucedido: Bartolomé de Las Casas, según el
escrito, es causa de escándalos, promotor de desasosiegos, sembrador de
escrúpulos entre los encomenderos... La carta concluye: «por excusar estos
inconvenientes hicimos con su prelado que lo trajese a este monasterio y
aquí lo tiene, porque conviene mucho que en estas tierras haya todo
sosiego, que es lo más necesario para la población».
                           Capítulo Octavo

                         SANTO DOMINGO




       Durante el tiempo de reclusión tiene noticias de la conquista del
Cuzco por Pizarro en el mismo año 1533 y del respectivo sometimiento del
imperio incaico. Su fervor misionero crece ante un campo tan amplio: el
imperio azteca, controlado por Hernán Cortés y el imperio inca dominado
por Pizarro...
       Está en la oscuridad del convento... Hasta que el cacique Don
Enrique, conocido con el nombre de Enriquillo, después de tres días de
diálogo con Francisco de Barrionuevo, firmó el armisticio definitivo.
Enriquillo y Bartolomé, según cuenta Galván (1946), habían estado
muy unidos en los primeros años de vida del joven cacique y primeros
años de Bartolomé en La Española. Padrino de Enriquillo era Diego de
Velázquez, amigo de Bartolomé y, a través de ellos, Enriquillo hizo mistad
con Diego de Colón. Poco antes de la primera misa de Bartolomé de Las
Casas, Enriquillo fue encomendado al anciano Francisco Valenzuela.
Llegaron los dominicos con Pedro de Córdoba al frente, Diego de
Velázquez sale a conquistar Cuba y Bartolomé le sigue poco después, no
sin antes pasar a despedirse del joven cacique. Al regreso de Cuba,
Bartolomé ya convertido, envía, según Galván (1946), una carta a
Valenzuela explicando el nuevo sentido que quiere dar a su vida y una
yegua blanca a Enriquillo como regalo para su matrimonio con la india
Mencía. Bartolomé sale para España. A Enriquillo no le permiten casarse
con la india Mencía... Pero Bartolomé, que trae desde España poderes del
cardenal Cisneros, los casa en la clandestinidad. Es el tiempo de los
jerónimos en la isla. El hijo de Francisco Valenzuela, llamado Andrés,
pretende amores de la joven india esposa del cacique y Pedro de Mojica, a
quien Bartolomé de Las Casas llama Pedro el Malo en contaposición a
Pedro de Renterías a quien llama Pedro el Bueno, con artimañas le quita la
hacienda. Enriquillo se levantó en armas...
        Bartolomé de Las Casas estaba en España y no pudo defender la
causa de Enrique. Al regreso de España Bartolomé, antes de salir para
Costa de Perlas hace una heroica defensa del alzamiento de Enrique.
Durante trece años mantuvo en jaque a los españoles, después del castigo a
Pedro de Mojica y elperdón al vencido Andrés de Valenzuela, en una guerra
de observación y espionaje.
        En 1533 se da la pacificación de la isla, cuando Francisco de
Barrionuevo, por disposición del Emperador, se acerca a donde el cacique
Don Enrique, le restituye el honor, el nombre y la hacienda. Bartolomé de
Las Casas, sale del convento para congratularse con el viejo amigo
Enriquillo, terrible cacique invicto en las sierras inexpugnables, vengador
del vejamen al que frecuentementelos conquistadores sometían a las
esposas de los indios encomendados 36.
        En Abril del 1534 escribe al Emperador para defenderse de quienes
le hacen cargos que han ofuscado su fama, se confiesa como cristiano viejo,
dispuesto a derramar su sangre por las ideas que predica.
        Los dominicos habían llegado al Nuevo Mundo alrededor del año
1510. En el año 1512 fundaron el convento de Santo Domingo. Desde
entonces fueron muchos los dominicos que llegaron a América. Los
superiores estaban residiendo en Europa. Los vicarios instituidos tenían
competencias limitadas. El sucesor de Pedro de Córdoba, Fray Tomás de
Berlanga, en 1528 había pedido a Roma la autonomía de los religiosos
dominicos del Nuevo Mundo. En 1530, el capítulo general de los dominicos
en Roma había decidido formar una provincia religiosa con todos los
conventos fundados en las islas y en la tierra firme descubierta hasta
entonces y la que se pudiera descubrir. De este modo los dominicos de
Indias habían quedado separados de la provincia religiosa de Andalucía.
        Pero desde Europa no podían imaginarse los superiores dominicos
la extensión tan inmensa de tierra que entregaban a un solo Provincial: Fray
Tomás de Berlanga.
        Fray Tomás Ortiz, un dominico superviviente de la matanza de
Chiribichi (Santa Fe), a quien acusaron ante el Rey de «puto, hereje y
ladrón» por la defensa que del indio hizo (Vives, 1992, p.11), en 1524
había obtenido permiso para traer un grupo de dominicos a México. Habían
llegado como dominicos dependientes de la Provincia religiosa de
Andalucía. Hernán Cortes los había recibido gustoso en el año 1526. Cinco
murieron de enfermedad, otros regresaron a España. Tres se quedaron: Fray
Domingo de Betanzos, Gonzalo Lucero y Vicente de Las Casas, sobrino de
Bartolomé.
        Betanzos, al ver el convento despoblado, abrió un noviciado para los
nativos... Y tuvo muchas vocaciones en Nueva España (Méjico). Cuando en
1530 salió la resolución del capítulo general haciendo de todas las tierras
descubiertas una sola provincia, los dominicos de Nueva España no
sintieron que los afectase y siguieron vinculados a Andalucía. Eran
comunidades de dominicos poco ejemplares. Los frailes, rompiendo la larga
tradición dominica de ponerse al lado del indígena, iniciada por Montesinos
en La Española, se había aliado con los oidores de la Audiencia. Tanto
abusaron del indio los oidores que en el año 1530 fueron destituidos.
        Los Obispos de Méjico y Tlascala, Juan de Zumárraga y Julián
Garcés, ante la alianza de dominicos y oidores, proponen que Bartolomé de
Las Casas vaya a Nueva España como reformador de aquellas comunidades
decadentes.
        Cuando el nuevo presidente de la Audiencia de México, Sebastián
Ramírez, va a tomar posesión del cargo, lleva como compañeros al
provincial de los dominicos, Fray Tomás de Berlanga, all nuevo superior de
México, Fray Francisco de San Miguel, y al fraile recluído en el convento
de Santo Domingo, Bartolomé de Las Casas. Iban a someter a la
comunidades que no reconocían su autoridad y que estaban aliadas con los
intereses de los encomederos 37.
        La presencia de Fray Bartolomé de Las Casas en el grupo empeora
la situación oues ya tenía fa ma bien ganada de ser enemigo total de
cualquier clase de encomienda. Los frailes son metidos en prisión con
grillos en los tobillos, hasta que se aclaran las cosas y se restablece la
disciplina. Considero que al llegar el grupo de dominicos de Santo
Domingo a Méjico, conocieron de que los dominicos mejicanos habían ya
resuelto el problema con la creación de una nueva provincia 38. Con lo cual
cada fraile regresa a su provincia y a su convento.
        Fray Bartolomé de Las Casas, posiblemente, intentó reclutar
misioneros para ir a Perú, recientemente conquistada, a aplicar la cédula
real que prohibía la esclavitud en las tierras conquistadas por Pizarro.
Tierras tan recientemente conquistadas que, pensaría Bartolomé, todavía
no estarían viciadas por la presencia de españoles encomenderos y
esclavistas.
        El viaje, en todas formas, sirve a Las Casas para ampliar horizozntes.
Se da cuenta de que los funcionarios reales abusan del indio en todas partes.
El 30 de Junio del 1534 vuelve a escribir al Consejo de Indias denunciando
atropellos, exigiendo la restitución de lo saqueado a los indios despojados,
pidiendo permiso para poder ir personalmente a justificarse ante el Consejo
de tanta calumnia que sobre él han vertido.
        Mientras tanto, en el convento de Santo Domingo recibe a los
indios, escuha sus quejas y peticiones y enjuga sus lágrimas. Y sueña...
        Sueña con los ojos bien abiertos ante los que, por los puertos de
Santo Domingo, pasan barcos cargados de tesoros de Perú...
        El sueño de ir a Perú se convierte en obsesión. Tal vez en el Perú,
sigue pensando, pudieran sus ideas germinar como los claveles de su tierra
natal en Abril.
        En el convento reza y lee. El pan de las ideas nuevas de los
dominicos de Salamanca alimentan su esperanza y el vino de la fe arma su
corazón de combatiente. El convento es fragua de luz para la razón y de
calor para el corazón.
                        «Tomad, Majestad. tomad en vuestras reales manos
                                  esa maldita herramienta de la conquista,
     la espada en amarguísima hora desembarcada al par de la cruz en Las
                                                                    Indias,
                                   y quebradla como la ha quebrado Dios,
                cuyas divinas manos nos han arrojado al rostro sus pedazos
  para marcarnos, herradores de esclavos, por todos los siglos venideros»
   (Palabras que Miguel Angel Asturias, en La Audiencia de Los Confines,
                 pone en boca de Bartolomé de Las Casas, dirigidas al rey)
CUARTE PARTE:

       FUNDADOR DE PAZ Y ESPERANZA:
                    SIGNO DE PUEBLO
                            Capítulo Noveno

                              NICARAGUA




        El sueño casi se convierte en realidad. A Fray Tomás de Berlanga lo
nombran Obispo de Panamá el 11 de febrero del 1534 y pronto le
comisionan una misión pacificadora entre Pizarro y Almagro.
        Tomás de Berlanga recoge en Santo domingo a Bartolomé de Las
Casas y a otros tres dominicos para que le acompañen, primero, a Panamá a
tomar posesión de la Diócesis y, después, a cumplir la misión en el Perú.
        En Panamá sufren hambre y enfermedades y Bartolomé comprueba
una vez más el tráfico de esclavos y la corrupción de los representantes del
rey. El Obispo decide enviar al grupo de dominicos delante... pero la nave
queda inmovilizada en el mar por semanas. Los dominicos y los hombres de
la nave abandonan la nave y llegan en un barquichuelo a las costas de
Nicaragua. Era el año 1535.
        Bartolomé de Las Casas tiene tiempo suficiente para conocer en el
barco lo que pasaba en Perú y decide olvidarse del Perú. Nicaragua, además,
le encanta 39.
        Sin embargo también en aquellas tierras privilegiadas abundaban los
abusos e injusticias. Don Rodrigo de Contreras es el Gobernador de
Nicaragua. Tanto él como su tío, Pedrarias Dávila, tienen merecida fama de
crueldad para con los indios. Un buen día al creativo Bartolomé de Las
Casas se le ocurre una brillante idea: unir el Atlántico y el Pacífico a través
del río Desaguadero y la laguna de Nicaragua. De este modo, aconsejaba a
los vecinos españoles de León y Granada de Nicaragua, disminuirían los
padecimientos de los españoles al atravesar el istmo de Panamá.
        Rodrigo de Contreras se entusiasma con la idea. Bartolomé de Las
Casas quiere ser el único responsable de la expedición. De este modo
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas
Fray bartolome de las casas

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (20)

Fray Bartolomé de las Casas.
Fray Bartolomé de las Casas.Fray Bartolomé de las Casas.
Fray Bartolomé de las Casas.
 
Bartolomé de las casas
Bartolomé de las casasBartolomé de las casas
Bartolomé de las casas
 
Polemica
PolemicaPolemica
Polemica
 
C:\Fakepath\Bernal DíAz Del Castillo
C:\Fakepath\Bernal DíAz Del CastilloC:\Fakepath\Bernal DíAz Del Castillo
C:\Fakepath\Bernal DíAz Del Castillo
 
Bartolomé de las casas
Bartolomé de las casasBartolomé de las casas
Bartolomé de las casas
 
Justos TíTulos
Justos TíTulosJustos TíTulos
Justos TíTulos
 
Chilam Balam (FCE)
Chilam Balam (FCE)Chilam Balam (FCE)
Chilam Balam (FCE)
 
Descubrimiento, conquista, colonia
Descubrimiento, conquista, coloniaDescubrimiento, conquista, colonia
Descubrimiento, conquista, colonia
 
Escritores de la colonia.
Escritores de la colonia.Escritores de la colonia.
Escritores de la colonia.
 
Inca garcilaso de la vega
Inca garcilaso de la vegaInca garcilaso de la vega
Inca garcilaso de la vega
 
Chilam balam
Chilam balamChilam balam
Chilam balam
 
Juan de castellanos
Juan de castellanos Juan de castellanos
Juan de castellanos
 
Descubrimiento, conquista y colonia
Descubrimiento, conquista y coloniaDescubrimiento, conquista y colonia
Descubrimiento, conquista y colonia
 
Trabajo práctico de lengua
Trabajo práctico de lenguaTrabajo práctico de lengua
Trabajo práctico de lengua
 
Brillit
BrillitBrillit
Brillit
 
Escritores de la colonia
Escritores de la colonia Escritores de la colonia
Escritores de la colonia
 
Literatura colonial
Literatura colonialLiteratura colonial
Literatura colonial
 
La literatura de la colonia
La literatura de la coloniaLa literatura de la colonia
La literatura de la colonia
 
Literatura del descubrimiento, la conquista y la colonia
Literatura del descubrimiento, la conquista y la coloniaLiteratura del descubrimiento, la conquista y la colonia
Literatura del descubrimiento, la conquista y la colonia
 
Los cronistas
Los cronistasLos cronistas
Los cronistas
 

Destacado

Power point talentos
Power point talentosPower point talentos
Power point talentosjmpelaez
 
Parábola de los Talentos
Parábola de los TalentosParábola de los Talentos
Parábola de los TalentosNueva Esperanza
 
Presentación talento
Presentación talentoPresentación talento
Presentación talentoUDIMA
 
Parábola de los dos Constructores
Parábola de los dos ConstructoresParábola de los dos Constructores
Parábola de los dos ConstructoresClaudia Sánchez
 
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientes
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientesFomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientes
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientesRossyPalmaM Palma M
 

Destacado (7)

Parábola de los talentos
Parábola de los talentosParábola de los talentos
Parábola de los talentos
 
Power point talentos
Power point talentosPower point talentos
Power point talentos
 
Parábola de los Talentos
Parábola de los TalentosParábola de los Talentos
Parábola de los Talentos
 
Presentación talento
Presentación talentoPresentación talento
Presentación talento
 
Parábola de los dos Constructores
Parábola de los dos ConstructoresParábola de los dos Constructores
Parábola de los dos Constructores
 
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientes
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientesFomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientes
Fomentando los talentos en el aula fichero de actividades alumnos sobresalientes
 
Parábola de los Talentos
Parábola de los TalentosParábola de los Talentos
Parábola de los Talentos
 

Similar a Fray bartolome de las casas

7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 19417. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941Walter Albrecht Lorenzini
 
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 19417. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941Walter Albrecht Lorenzini
 
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literatura
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literaturaLa conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literatura
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literaturaAriana Varas
 
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas Walsh
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas WalshNUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas Walsh
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas WalshRicardo Villa
 
Fernando de Rojas: La Celestina
Fernando de Rojas: La CelestinaFernando de Rojas: La Celestina
Fernando de Rojas: La Celestinajcgarlop
 
Presentación caballero carmelo
Presentación caballero carmeloPresentación caballero carmelo
Presentación caballero carmeloMarin Valencia
 
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...GuillermoArmandoMira
 
Tomas moro utopia
Tomas moro   utopiaTomas moro   utopia
Tomas moro utopiatatyxxxx
 
colonización y conquista de panama
colonización y conquista de panamacolonización y conquista de panama
colonización y conquista de panamaJessica Serracin
 
Una pagina del talmud en el Quijote
Una pagina del talmud en el QuijoteUna pagina del talmud en el Quijote
Una pagina del talmud en el QuijoteJose Caballero
 
La aparición del periodismo en el marco del Estado absoluto
La aparición del periodismo en el marco del Estado absolutoLa aparición del periodismo en el marco del Estado absoluto
La aparición del periodismo en el marco del Estado absolutoFrancisco Baena Sánchez
 
Taller y tarea 6 de febrero.
Taller y tarea 6 de febrero.Taller y tarea 6 de febrero.
Taller y tarea 6 de febrero.Rodney Beitia
 
Analisis literario de la obra los comentarios reales
Analisis literario de la obra los comentarios realesAnalisis literario de la obra los comentarios reales
Analisis literario de la obra los comentarios realesBrayam Juan Gutierrez Mora
 
Prerrenacimiento 19 20
Prerrenacimiento 19 20Prerrenacimiento 19 20
Prerrenacimiento 19 20VeroProf
 

Similar a Fray bartolome de las casas (20)

Historia de la inquisición
Historia de la inquisiciónHistoria de la inquisición
Historia de la inquisición
 
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 19417. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
 
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 19417. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
 
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literatura
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literaturaLa conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literatura
La conquista de chile en la encrucijada discursiva entre historia y literatura
 
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas Walsh
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas WalshNUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas Walsh
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – William Thomas Walsh
 
Fernando de Rojas: La Celestina
Fernando de Rojas: La CelestinaFernando de Rojas: La Celestina
Fernando de Rojas: La Celestina
 
Taller del domingo
Taller del domingoTaller del domingo
Taller del domingo
 
Presentación caballero carmelo
Presentación caballero carmeloPresentación caballero carmelo
Presentación caballero carmelo
 
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...
Libro Trujillo del Perú. Baltazar Jaime Martínez Compañón, acuarelas siglo XV...
 
Tomas moro utopia
Tomas moro   utopiaTomas moro   utopia
Tomas moro utopia
 
colonización y conquista de panama
colonización y conquista de panamacolonización y conquista de panama
colonización y conquista de panama
 
Recensión: La "Incomparable" Isabel la Católica, de Jean Dumond
Recensión: La "Incomparable" Isabel la Católica, de Jean DumondRecensión: La "Incomparable" Isabel la Católica, de Jean Dumond
Recensión: La "Incomparable" Isabel la Católica, de Jean Dumond
 
Una pagina del talmud en el Quijote
Una pagina del talmud en el QuijoteUna pagina del talmud en el Quijote
Una pagina del talmud en el Quijote
 
La aparición del periodismo en el marco del Estado absoluto
La aparición del periodismo en el marco del Estado absolutoLa aparición del periodismo en el marco del Estado absoluto
La aparición del periodismo en el marco del Estado absoluto
 
Taller y tarea 6 de febrero.
Taller y tarea 6 de febrero.Taller y tarea 6 de febrero.
Taller y tarea 6 de febrero.
 
Analisis literario de la obra los comentarios reales
Analisis literario de la obra los comentarios realesAnalisis literario de la obra los comentarios reales
Analisis literario de la obra los comentarios reales
 
Prerrenacimiento 19 20
Prerrenacimiento 19 20Prerrenacimiento 19 20
Prerrenacimiento 19 20
 
Periodo colonial
Periodo colonialPeriodo colonial
Periodo colonial
 
Botanica indigena
Botanica indigenaBotanica indigena
Botanica indigena
 
Quijote
QuijoteQuijote
Quijote
 

Fray bartolome de las casas

  • 1. Abilio López Pérez Fray Bartolomé de las Casas La Luz golpea y Aturde
  • 2. Abilio López Pérez BARTOLMÉ DE LAS CASAS La Luz golpea y Aturde PUBLICACIONES CED
  • 3. Publicación de la Vicaría Epsicopal ¨Derecho y Justicia¨ de la Arquidiócesis de Cumaná EQUIPO DIRECTIVO Abilio López Pérez Ana González Douglas Rumbos Inés Cándida Marisol Villegas AUTOR Abilio López Pérez DIAGRAMACION Ysmael Febres Publicaciones Centro Educativo Diocesano 1997. Dirección y Redacción: Calle Bolívar Qta. Ninoska, Cumaná, Edo. Sucre, Venezuela, Tele-Fax (093) 317909
  • 4. INDICE PROLOGO: ........................................................................................... 7 INTRODUCCION: ................................................................................ 9 PRIMERA PARTE ENCOMENDERO Y DOCTRINERO: ENTRE LA CRUZ Y LA ESPADA Capítulo Primero La Tahona de Triana: ............................................................................ 17 Capítulo Segundo Vega Real: ............................................................................................. 21 Capítulo Tercero La Trinidad: ................................................................................................................ 27 SEGUNDA PARTE EL AGITADOR PAGADO POR EXTRANJEROS Capítulo Cuarto Pedro y Bartolomé: ................................................................................. 33 Capítulo Quinto Las Cortes de Castilla y León: ............................................................... 37 Capítulo Sexto Costas de Perlas: .................................................................................... 49 TERCERA PARTE FRAILE DE CORAZA Y CORAZON ARMADO Capítulo Séptimo Puerto de Plata: ................................................................................................................. 57 Capítulo Octavo Santo Domingo: ...................................................................................... 61
  • 5. CUARTA PARTE FUNDADOR DE PAZ Y ESPERANZA: SIGNO DE PUEBLO Capítulo Noveno NICARAGUA: ...................................................................................... 67 Capítulo Décimo Verapaz: .................................................................................................................. 71 Capítulo Undécimo Barcelona: Las Leyes Nuevas: ................................................................. 75 QUINTA PARTE OBISPO DE LATIGO Y CAYADO Capítulo Duodécimo Bartolomé Obispo: .................................................................................. 83 Capítulo Décimo Tercero Chiapa: ...................................................................................................... 89 SEXTA PARTE BARTOLOME DE LAS MENTIRAS: TESTIGO DE LA VERDAD Capítulo Décimo Cuarto Valladolid: ................................................................................................................... 97 La Luz Golpea y Aturde: ......................................................................... 103 BIBLIOGRAFIA: .................................................................................................................. 111
  • 6. PROLOGO Mucho se ha escrito sobre el Protector de los Indios, el dominico Bartolomé de las Casas. Se le ha presentado al mundo como el líder de la Leyenda Negra, ahora llamada razonablemente criticismo. Es bueno que un sacerdote español, en este caso ABILIO LOPEZ PEREZ, escriba un libro sobre aquel personaje que revolucionó, junto a otros adelantados, el hilo de la conquista del Continente Colombino; porque indudablemente las páginas escritas por el Protector, causaron y continúan causando grandes cambios y contradicciones en la cultura humana. Desde la aparición de sus primeras obras y más aún, de sus primeros pasos, los Sepúlveda y las roscas enquistadas detrás del poder, le cierran el paso. Cl Cronista de Carlos V., escribe un panfleto contra el Protector, que intitula: «PROPOSICIONES TEMPERARIAS, ESCANDALOSAS Y HERETICAS QUE NOTO EL DOCTOR JUAN GINES DE SEPULVEDA EN EL LIBRO DE LA CONQUISTA DE LAS INDIAS QUE FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS HIZO IMPRIMIR SIN LICENCIA»; y podríamos decir que aún, «recientemente», el gran historiador y crítico Don Ramón Menéndez Pidal (1963), le da el puntillazo, o cree dárselo, ya que habiendo estudiado minuciosamente la historia de América, dice, no encontró prueba del ecocidio proclamado por Las Casas, para concluir, con que el dominico «mintió y quedó deshonrado ante la historia». Sin embargo Fray Bartolomé de las Casas no ha sido enterrado, su trabajo y sus denuncias siguen dando que hacer, el crimen no se rinde, apenas estamos despertando del holocausto judío, de las deportaciones masivas en la Unión Soviética, de Nagasaki e Hiroshima, de los millones de seres humanos muertos en la última guerra mundial, y por allí, podríamos decir que anda la palabra de Las Casas, denunciando el horror de la guerra, y la vergüenza del hombre que continua siendo un salvaje, con honrosas excepciones. Las casas ha sido considerado por muchos historiadores españoles como un fanático, enemigo de España, sin importarles que su obra más criticada «LA BREVISIMA RELACION» fue escrita específicamente para informarle al Rey Carlos I, sobre los sucesos en sus dominios, con el único propósito de coadyuvar en su corrección. Las Casas no previó que su obra iba a correr otra suerte al ser publicada en Sevilla en 1552, y que los enemigos de España, en los próximos cien años, la aprovecharían de tal
  • 7. manera, traducida al francés, al ingles, al italiano y otras lenguas europeas, se convertiría en un látigo terrible contra aquella nación, destinada por la providencia para llevar las banderas del cristianismo. Al correr del tiempo la obra de Las Casas se lee y estudia con mayor entusiasmo. Hoy tenemos la fortuna de prologar este magnífico trabajo esquemático y didáctico de Abilio López Pérez, que no es su único trabajo. El viene de trabajar en equipo sobre seis textos de orientación juvenil «Colección de Mensajes de Salvación» (LES-Caracas 1982); también LES 1983, «Pilando Nuestro Aprendizaje» LES Caracas 1983; luego publican «Filosofía de la Educación», en el volumen I del CED-Cumaná y Diseños Curriculares» (1995) CED Cumaná. Abilio López Pérez es autor de «El Grupo de Educación Popular», LES Caracas (1986); «Nace la Vida», LES Caracas (1986); El Precio de la Victoria, LES Caracas (1986), Pedagogía y Metodología de la Catequesis, LES Caracas (1987); ¿Cómo dar una Clase de Catequesis?, LES Caracas (1987); Investigación y Conocimiento, CED-Cumaná, 1995. También ha publicado en los talleres del Diario PROVINCIA de Cumaná: «El Equipo de Derechos Humanos» 1989, y «Tener Derecho no Basta» 1990. Personalmente me siento complacido con este trabajo de Abilio López Pérez, y digo yo, que tenía que ser un sacerdote español el que trata de rescatar para la gloria de España, a este hombre ejemplar, que junto a su maestro Fray Pedro de Córdoba, viene a Cumaná, con un proyecto más humano y trascendente, como es la conquista evangélica y pacífica de la tierra firme, para cambiar la conquista armada llevada a cabo por el régimen español de aquella época. En las páginas de este libro, hecho para enseñar, se encuentra todo lo que debe conocerse de la vida y la obra de Bartolomé de las Casas, ejemplo permanente del trabajo, de la constancia y el valor de los discípulos de Cristo. En mis trabajos sobre la historia de Cumaná, me tropiezo siempre con Bartolomé de las Casas, porque es la fuente más confiable; he tenido que estudiar su «Historia de las Indias», casi como la Biblia, y escribí su perfil biográfico en mi libro La Fundación de Cumaná. Para ello me serví de sus mejores biógrafos, me refiero a los textos y prólogos de Juan Pérez de Tudela y Emilio López Oto, de la obra de Jiménez Fernández, Gómez Santamaría, Lewis Hanke, José Alcina Franch, y otros estudiosos de aquella personalidad histórica deslumbrante, como la novela del alemán Reinhold Schneider, que es otra manera de verlo y crearlo en su tiempo.
  • 8. INTRODUCCION «Ha setenta años y uno más que se roban y tiranizan y asuelan aquestas inocentes tierras...»
  • 9. Al principio no era un libro ni una biografía. Eran una páginas informativas las que pretendía escribir para dar a conocer los motivos por los que el Centro de Convenciones que construye la Vicaría Episcopal Derecho y Justicia de la Arquidiócesis de Cumaná, financiado casi en su totalidad por la Comunidad Europea y Manos Unidas de España, lleva el nombre de Fray Bartolomé de Las Casas 1. Quería que los lectores de esas páginas y los usuarios del Centro de Convenciones se dieran respuestas a sí mismos cuando, al visitar al centro, los espacios construidos les evoquen recuerdos de patios andaluces de la antigua Sevilla de España o del Nueva Córdoba de Costa de Perlas y los nombres de los locales les pongan interrogantes. Pero al meterme poco a poco en la vida de Bartolomé de Las Casas, sobre todo a través de los caminos abiertos por Galmes (1982), sentí los golpes y el aturdimiento de su luz 2. Y entonces decidí hacer una investigación en base a recuerdos de historias leídas y de la bibliografía que tenía a mano, siguiendo, no obstante, a Galmes como hilo conductor, del cual, confieso, soy deudor agradecido. Pero la vida de Fray Bartolomé de Las Casas no es fácil de biografiar, porque fue una vida difícil, compleja, y las fuentes son inagotables y las hipótesis muchas. Y la historia en ese tiempo no daba mucha importancia a la cronología, como se hace ahora, hasta reducirla casi a eso en los liceos y universidades. Ambas cosas son malas para nosotros hoy. La primera nos priva de conocer cuándo acontecieron hechos importantes y la segunda insiste tanto en las fechas que se nos escapa la importancia de los acontecimientos. Entre muchas incertidumbres he tomado decisión, avisando al lector de que el acontecimiento pudo ser de otra forma o en otro momento. En otros casos he recurrido a mi amigo Dr. Badaracco, cronista de Cumaná, a quien he pedido el favor de prologar el trabajo, solicitándole la corrección cuando la considerase necesaria. Por eso las notas de pie de página tienen importancia para el lector. Además en dichas notas hay comentarios explicativos, testimonios y enlaces entre momentos importantes de la vida
  • 10. de Fray Bartolomé de Las Casas. La lectura de las mismas no debería ser obviada. De este modo he construido esta obra que lleva como título: Bartolomé de Las Casas: La luz golpea y aturde. Está estructurada en seis partes que comprenden catorce capítulos cortos enumerados de manera continua. Los títulos de cada parte pretenden ser sugerentes. La mayoría de los capítulos llevan nombres de lugares, ciudades o naciones. Al final, después de la parte sexta, a modo de meditación, bajo el título que ha dado nombre al presente libro, presentamos el ocaso del biografiado y la estela luminosa que en la historia ha dejado su paso de cometa uniendo con sangre de futuro el destino de dos mundos. De esta manera el presente libro sirve de guía turística a quienes se acerquen a las instalaciones y quieran conocer sobre los motivos de la distribución de los espacios y de los nombres de los locales. Pero el resultado no es una simple guía turística. Es una biografía que nos ayuda a entender los orígenes de Cumaná, sus luchas iniciales, los anhelos evangelizadores de los misioneros primeros y a comprender, desde dentro de la historia de la ciudad primogénita, su identidad católica y su vocación liberadora de toda esclavitud. Antonio José de Sucre, entre otros, en las calles de la ciudad primogénita, absorbió los aires de libertad que trajeron a Costa de Perlas, entre otros, Pedro de Córdoba y Bartolomé de Las Casas. Hoy, cuando nuestra ciudad y estado se hallan tan deprimidos y engañados, tan desvalidos y desprotegidos, la lectura de la vida de Bartolomé de Las Casas es para nosotros luz que nos golpea y aturde. ¿Cómo es posible que después de casi siglos de fundada, la ciudad primogénita del continente sea la preterida y no la preferida? Jacob robó con astucia la primogenitura a su hermano Esaú con un plato de lentejas. A la ciudad primogénita de Cumaná y al estado Sucre del que es capital, también se le ha robado la primogenitura... Y estamos a la zaga de otras ciudades y estados de Venezuela. Los gobiernos han dejado de lado su papel de ser protectores de su pueblo. Todos nos hemos dormido confiando en que a fuerza de gritar que Cumaná es la primogénita, la pobreza se convertiría en riqueza, el mar en peces, las salinas en plata, las tierras en arepas... Se sigue el saqueo del mar y los pescadores artesanales no tienen defensa contra las rastropescas; el campo sigue sin cultivar y la tierra buena y cultivable está en manos de pocos; hay pocas fuentes para el trabajo en las empresas y mucho ocio aprendido en las calles; un anhelo exasperado de entrar en cargos públicos y no son productivos y gobiernos que aumentan la
  • 11. burocracia que consume los dineros del pueblo para salud, alimentación, educación, vialidad y creación fuentes alternas de producción... Como en tiempos de Bartolomé la denuncia es una tarea irrenunciable, un deber de conciencia. Proteger al indefenso, sea quien sea, un mandato ético. Exigir a quienes tienen el poder - ejecutivo, legislativo, judicial - que gobiernen y legislen y juzguen con respeto a los derechos humanos de todos, es obligación de todos. Bartolomé de Las Casas: la luz que golpea y aturde. Una vida para leer y meditar. Una propuesta para vivir como hermanos. Sin dar más largas al asunto. No sea que, parafraseando a Las Casas, el celebrar dentro de 25 años, los quinientos años de la fundación de Cumaná, tengamos que repetir: ... Ha cuatro siglos y uno más que se roban y tiranizan y asuelan aquestas inocentes tierras. «Pues vos estabais en las mismas tiranías y pecados», dijo el Obispo Fonseca al clérigo Bartolomé. A lo que respondió el clérigo: «Si yo los imité o seguí en aquellas maldades, haga vuestra señoría que me sigan ellos a mí en salir de los robos y homicidios y crueldades en que perseveran y cada día hacen» (Discusión entre el Obispo Fonseca y el clérigo Bartolomé, año 1518, en La Corte de Carlos I, Zaragoza)
  • 12. PRIMERA PARTE ENCOMENDERO Y DOCTRINERO ENTRE LA CRUZ Y LA ESPADA Capítulo Primero LA TAHONA DE TRIANA Bartolomé de Las Casas nace en una familia de sencillos comerciantes sevillanos. Es descendiente de judíos por parte de padre y madre. Sus cuatro abuelos habían sido bautizados, eran judíos conversos. Los abuelos paternos de Castilla (Segovia), los abuelos maternos de Andalucía (Sevilla). La madre de Bartolomé se llamaba Isabel de Sosa y era sevillana. El padre se llamaba Pedro. Pedro era hermano de los famosos Peñalosa, cercanos a la Reina Isabel la Católica, quienes participaron activamente en el primero y segundo viaje de Colón a Las Indias. Los hermanos de Pedro tienen el apellido del padre; Pedro, no sabemos por qué, toma el apellido de la madre: De Las Casas. Cuando Pedro de Las Casas e Isabel de Sosa se casaron fueron a vivir a la casa de los padres de Isabel, una casa de hacer pan o tahona, al lado de Guadalquivir, frente al barrio de Triana. Allí mismo nació Bartolomé de Las Casas, probablemente el 11 de Noviembre de 1484 3. Cuando Fernando de Aragón e Isabel de Castilla se unen en matrimonio unifican a casi toda España. Juntos determinan dar la última batalla a los árabes que se habían adueñado de casi toda España y después de ochos siglos de peleas se habían asentado en Andalucía, con Granada como capital y la Alhambra como palacio. El dos de Enero de 1492 cae Granada, último bastión árabe. España se unifica como pueblo alrededor de unos Reyes Católicos y de una fe. Los judíos, aunque no eran árabes, estaban también sobrando dentro de un país identificado en una única fe. La familia de Bartolomé de Las Casas, por ser de descendencia judía, a pesar de que su familia es cristiana católica desde cuando sus abuelos se convirtieron, sin duda, vivió y padeció el conflicto de razas de aquella España unificada 4.
  • 13. Las riberas del Guadalquivir de la Sevilla de entonces era puerto de Las Indias. Bartololmé fue testigo de la llegada de Colón después del primer viaje a Las Indias, cuando el 31 de Marzo de 1493, entró en Sevilla, con siete indios supervivientes, papagayos de colores, cintos de oro y pedrería y una bola de latex de hevea... Presenció la organización del segundo viaje: diecisiete barcos bien pertrechados, desfiles y adioses de soldados, oficiales, funcionarios, hidalgos, escuderos y misioneros... Entre los expedicionarios iba también su padre y tres tíos... Estudió las primeras letras en la escuela catedralicia de San Miguel de Sevilla y cursó humanidades en la academia sevillana; aprendió el latín y consiguió el título de bachiller en artes. Posiblemente, siendo aún muy joven, intervino como soldado en el primer levantamiento de los moros granadinos, sometidos en 1492. Le gustaba Sevilla, el delicioso clima de Abril y sus fiestas 5, la esbelta altura de la Giralda, la belleza de la Huerta del Rey, las sardinas obunenses, las hogazas de Alcalá y Utrera6 . Con pocas posibilidades en España por ser de origen judío y de escasos recursos, Las Indias se le presentaban como una salida honrosa y desde entonces Las Indias comienzan a ocupar un espacio de sus sueños adolescentes (Galmes p. 21) Bartolomé de Las Casas era entonces un español medio, nada sobresaliente ni por familia ni por educación; bien dispuesto, por lo mismo, como tantos otros contemporáneos, para la aventura del viaje a las Indias, recientemente descubiertas (Losada, p.27). Se escapaba siempre que podía a las riberas del Guadalquivir y pasaba muchos ratos con los marineros de Triana, en el puerto de Muelas, en espera de noticias de su padre. A finales de 1498 llegaron cinco navíos que habían salido de Santo Domingo el 18 de Octubre, cargados de esclavos. El padre de Bartolomé regresaba con fortuna y con regalos. A Bartolomé le regaló un indio que Colón había dado a Pedro de Las Casas. A Bartolomé le agradó el regalo y disfrutó de su compañía... Hasta que la Reina Isabel, en el intento de frenar la política esclavista de Colón, intervino en defensa de sus vasallos y puso las cosas en orden: ¿Quién dio licencia a Colón para repartir mis vasallos con nadie?. Y el 20 de Junio del 1500 ordenó que los indios llevados a España fueran devueltos a la Indias Para devolver a los indios y poner orden en Las Indias, donde la familia de Colón pretendía demasiados beneficios e impulsaba tendencias esclavistas 7, los reyes Católicos envían a Francisco de Bobadilla como visitador, gobernador e investigador judicial. Con Bobadilla regresan los 21 indios supervivientes. Pero, cuando Bobadilla toma postura contra Colón y los intereses de la familia, la situación empeora y los Reyes Católicos deciden enviar a Fray Nicolás de Ovando como Gobernador y Justicia Mayor de Indias. El padre
  • 14. de Bartolomé, a quien la fortuna llevada de Las Indias le había durado poco, decide retornar y traerse consigo a su hijo pequeño. Bartolomé de Las Casas, posiblemente para lograr en Las Indias mayores ventajas, aprovechando que es bachiller y sabe latín, recibe las órdenes menores, al final de 1501, se hace clérigo doctrinero, y se embarca el 13 de Febrero de 1502, como ayudante de predicador y, a la vez, como colono 8 La unión entre la empresa de una conquista y colonización con la espada y el anuncio de la buena noticia del Evangelio con la cruz, no es sólo contradicción de una época de nuestra historia, es drama personal profundo de Bartolomé de Las Casas, quien encarna al mismo tiempo al conquistador- colono-encomendero y al evangelizador. En una mano llevaba la espada y en otra la cruz. Bartolomé vive en sí mismo la contradicción de un mundo. Tal vez esta vivencia tan profunda, explique la radicalidad de su conversión y de su aversión y lucha contra la encomienda como símbolo de opresión del indio. Vivencia personalmente vivida en carne propia que diferencia a Bartolomé de Las Casas de otros insignes defensores de indios como Antonio Montesinos, Pedro de Córdoba, Juan de Zumárraga o el Tata Vasco, que también se levantaron contra los colonos y encomenderos españoles de Indias y propiciaron experiencias pacíficas de evangelización y de organización indígena. Bartolomé se levanta contra sí mismo e invita a que los demás le sigan. Era un día de los últimos meses del año 1518. El Obispo Fonseca y Bartolomé están totalmente enfrentados. La reunión entre ambos había tenido mucho calor y apasionamiento. Bartolomé, conversaba con un grupo de personalidades de la corte andariega de Carlos I, en ese momento detenida en Zaragoza y en camino hacia Barcelona. Bartolomé está hablando de la necesidad de ejecutar en Costa de Perlas el proyecto de evangelización pacífica que le ha propuesto Pedro de Córdoba. Sin conquistadores ni encomenderos españoles que han llenado a Las Indias de destrucción. El Obispo Fonseca le escucha y le dice lleno de ira: «Pues vos estabais en las mismas tiranías y pecados». A lo que replica el clérigo: «Si yo los imité o seguí en aquellas maldades, haga vuestra señoría que me sigan ellos a mí en salir de los robos y homicidios y crueldades en que perseveran y cada día hacen» Capítulo Segundo VEGA REAL
  • 15. Bartolomé de Las Casas llega a Santo Domingo el 15 de Abril. Viene en una expedición que, según recordará él mismo años más tarde, debía establecer la autoridad y justicia entre los moradores, corregir los abusos anteriores, tratar que los indígenas fuesen libres y no sometidos a servidumbre. Ese era el mandato de Isabel y Fernando... Pero las cosas no serían fáciles. Los españoles necesitaban a los indios para sus haciendas y para el trabajo en las minas. Los indios se negaron a ello, con razón. Los Reyes Católicos, sobre todo la reina Isabel que al principio se opusieron a todo tipo de oprobio contra el indio, cambian su primera decisión y permiten, en favor de los españoles de Indias, que los indios sean obligados a trabajar, si bien recibiendo su salario. La captura de los indios huidizos y el consiguiente repartimiento quedaba instituido. Los indios repartidos debían ser encomendados a un conquistador o colono, el encomendero, que pasaba a ser «un titular de los derechos de la corona, a la que representaba ante su grupo de indios» 9. El encomendero debía cuidar a los indios y garantizar su formación cristiana: Surge así la figura de los doctrineros, españoles que se encargaban de la doctrina cristiana de los indios de una o más encomiendas. Pero los encomenderos podían aprovecharse del trabajo de los indios, tanto más que por cada indio tenido a su cuidado, debía pagar un peso anual en oro como tributo a la Corona. Una vez puestos en marcha los sistemas de repartimiento y encomienda no hubo manera alguna de controlarlos. Los abusos se dieron por todas partes. Los encomenderos, que solo debían aprovecharse del trabajo del indio en cuanto naboria o tapia o criado, pronto hicieron de los indios esclavos. Y como las minas fueron menos numerosas y exitosas que las expectativas creadas, la venta de indios se convirtió en un buen negocio 10 . La expedición de Ovando, según instrucción de los Reyes del 20 de Marzo de 1503, debía reducir los indios a pueblos regidos por un administrador español y por un sacerdote (Galmes p. 8). Pero al desembarcar en Santo Domingo se encuentran con una realidad dolorosa. Los colonos han encontrado minas de oro y estaban dejando el trabajo duro del campo. Con la espada era fácil someter a los indígenas como mano de obra para la explotación de las minas y hacer presa de sus mujeres. Los indios de Higuey se alzaron... Ovando impuso medidas de control a los colonos españoles y ahogó en sangre la rebelión de los indígenas. Bartolomé, quien más tarde responsabilizará a Ovando de la matanza de los indios antillanos, no
  • 16. experimenta remordimiento alguno mientras participa en estas correrías y se aprovecha de la situación. Recibe un repartimiento que le asigna Ponce de León y consigue otro en Concepción de La Vega, en cuya iglesia de paja cumple como doctrinero 11. En el año 1506 viaja a Roma, presencia la fiesta de Las Flautas, se escandaliza del ambiente de Roma bajo el pontificado de Julio II, el papa artista y guerrero. Parece ser que durante su estadía en Roma recibe las órdenes mayores 12. Regresa de Roma y sigue como presbítero y encomendero. La contradicción interna se agudiza. En 1509, Nicolás de Ovando es removido de su cargo por enemistarse con el todopoderoso Obispo primero de Palencia y luego de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca quien, sin haber estado nunca en Las Indias, era beneficiario de encomiendas y repartimientos. En su cargo fue nombrado Diego Colón, segundo almirante de Indias, heredero de Cristóbal, gracias a la influencia de su esposa María de Toledo, sobrina del Duque de Alba. Diego Colón mantuvo con Pedro de Las Casas y sus hermanos las buenas relaciones que había establecido anteriormente su padre. Bartolomé recibe un repartimiento de indios, en la comarca de Ciboa, cerca de Vega Real, en donde ejercía como doctrinero. En 1510 llegan a La Española (Santo Domingo) los primeros frailes dominicos 13. Es el mismo año de la primera misa cantada por Bartolomé de Las Casas. El grupo de dominicos que llegaron a Santo Domingo estaba compuesto por personas extraordinarias. Pertenecían al grupo «reformado», de la escuela de Salamanca, espiritualmente recios e intelectualmente consistentes: Antonio Montesinos, Bernardo de Santo Domingo y Pedro de Córdoba que entró en el equipo como capitán y bate emergente a última hora, de quien Bartolomé de Las Casas afirma que «salió de esta vida tan limpio como su madre lo parió» (Badaracco, p. 34). En efecto, Pedro de Córdoba, con apenas 28 años, con un dolor de cabeza permanente que le acompañaba siempre como un aguijón, es nombrado Vicario General de la orden en Las Indias a última hora cuando el anteriormente postulado es llamado a Roma14. Bartolomé de Las Casas y Pedro de Córdoba se encuentran en Santo Domingo. Bartolomé colabora con Pedro en la evangelización de los indios a ratos, cuando le queda tiempo después de atender a sus oficios de encomendero. Pero queda impactado por la presencia de los dominicos que «predicaban más para los españoles que para los indios» (GALMES, p. 30).
  • 17. El trato de los españoles a los indios era cada vez más inhumano. En un domingo de Adviento del año 1511 (Bartolomé dice que el cuarto domingo, Losada, que el primer Domingo), en todas formas, el domingo en que se leía el texto de Juan Bautista que clama en el desierto pidiendo conversión, los dominicos preparan juntos el sermón, lo firman y designan a Antonio de Montesinos para que lo proclame. Invitan al almirante, a los letrados juristas y españoles encomenderos. En la Iglesia bohío de Santo Domingo se escuchó la voz recia del nuevo Juan Bautista, Antonio Montesinos, «aspérrimo en reprender vicios», como lo califica Bartolomé de Las Casas: «Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid: ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? (...) Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a vosotros mismos?» La reacción no se hizo esperar. A primeras horas de la tarde la choza de paja que servía de convento fue invadida por los españoles, buscando al predicador, pidiendo explicaciones y castigos. Pedro de Córdoba los recibe como superior. Con humildad y entereza afirma que lo dicho por Montesinos era sentir de todos, exigencia evangélica a la que se sentían obligados a proclamar por precepto divino. Se acordó una semana de calma y que el predicador tuviese una nueva oportunidad al domingo siguiente para que moderara el lenguaje. El sermón fue igualmente recio y mejor sustentado con más argumentos. Sólo quedaba a los españoles la violencia contra los frailes revolucionarios o el recurso al rey. Escriben al rey y llegan las cartas a la Corte. Según las cartas, los frailes cuestionan el derecho de los Reyes de Castilla y León al señorío sobre las tierras descubiertas. Avisan al Provincial de los dominicos y le urgen a que ponga remedio. El provincial, Fray Alonso de Loaysa, escribe a Pedro de Córdoba en marzo del 1512: censura el celo del predicador, insinúa que el sermón tiene inspiración diabólica, señala que tiene una carga fuerte de rebeldía, les recuerda que la bula de Alejandro VI avala el derecho de conquista de los españoles, amenaza con la excomunión a los religiosos e invita a regresar a España a los que sientan escrúpulos a la hora de dar la absolución a los conquistadores y colonizadores.
  • 18. Los dominicos se mantienen firmes y deciden negar la absolución a los españoles que tuvieran a los indios en condiciones injustas. Los españoles deciden enviar al franciscano Alonso de Espinar a Castilla para que hable con el Rey Fernando contra los frailes revolucionarios. Los dominicos deciden enviar, nada menos, que a Antonio Montesinos para defender su causa y la causa de los indios. Para el primero todo son facilidades durante la travesía y cuando llega a Castilla. Para el segundo obstáculos para que se entreviste con el Rey. Pero Montesinos es valiente y atrevido. Se cuela en el palacio real, ya que no le dejan atravesar la puerta, y entra en la cámara del Rey sin permiso y lee el memorial que lleva escrito. El Rey queda impresionado. La intervención de los dominicos en Santo Domingo no cuestiona la encomienda, sino el modo injusto de aplicarla. Alonso Espinar se cuadra con Montesinos. Un día espera a Espinal a la salida del convento. Le dice que si piensa que al morirse va a llevar a la otra vida algo más que el sayo lleno de piojos que carga, le hace ver que está jugando con candela, que está al servicio de los poderosos y aplastando a los indios. Espinal lo reconoce y cambia. El rey convoca la Junta de Burgos y el 27 de Diciembre del 1512 son promulgadas las Leyes de Burgos, en cuya elaboración participaron personas de confianza de Montesinos. Las Leyes de Burgos, sustentadas en el principio del poder absoluto y despótico del Rey y en la descripción del indio de vicioso, holgazán e incapaz, justifican la servidumbre cualificada del indio: no se podían vender, podían tener propiedad, se les debía dar un descanso conveniente en el trabajo y pagar por el mismo y, a la vez, catequizar; pero tampoco podían ser completamente libres porque la total libertad los dañaba. Estas leyes fueron un paso adelante, pero dejaba la puerta abierta a la arbitrariedad del encomendero. Pedro de Córdoba también había viajado a España a defenderse frente a su provincial y apoyar a Montesinos. Al conocer los resultados de la Junta de Burgos protesta ante el Rey. Fernando el Católico le ordena que ponga correcciones. Pedro de Córdoba suplica que no se lo ordene. El Rey convoca la Junta de Valladolid. Las Leyes de Valladolid, promulgadas el 28 de Julio de 1513, mejoran las condiciones de las mujeres y de los niños y surge, como condición previa para justificar la guerra, la figura del requerimiento. El sistema de encomiendas queda establecido, aunque teóricamente mitigado... Pedro, como veremos más adelante, no queda conforme...
  • 19. Mientras tanto Bartolomé de Las Casas seguía como cura- encomendero en Vega Real; trataba bien a los indios, pero estaba ciego ante la situación del indio y tenía todo lo concerniente a las almas puesto en un rincón, como él mismo afirma. No estuvo presente en los sermones de Montesinos, aunque conoció su contenido y presenció la inquietud y movilización que generó. En 1512 Pedro de Córdoba le negó la absolución a causa de su condición de encomendero y Bartolomé se desata en un discurso arrebatado en favor de la encomienda. El encuentro entre los dos terminó con estas palabras de Pedro de Córdoba: «Concluid, padre, con que la verdad tuvo siempre muchos contrarios y la mentira muchas ayudas». Bartolomé siguió con lo suyo, pues «en cuanto dejar los indios no curó de opinión» ya que trataba bien a sus indios y era responsable con la formación cristiana de los mismos. Capítulo Tercero TRINIDAD En 1513 se embarca para Cuba con su amigo Diego Velázquez de Cuéllar, a quien Diego Colón había designado como jefe de la expedición 15 . Va como capellán militar y como agente pacificador de indios, pues en Cuba no había sacerdote alguno. Debía acompañar a los expedicionarios atendiendo al servicio religioso de los españoles y, en lo posible, evangelizar indios. Acompaña a Pánfilo de Narváez con cincuenta flecheros y un franciscano atrayendo y pacificando indios por Camagüey y Bayamo y recibe en recompensa un buen repartimiento de indios en una heredad cerca del puerto de Xagua. La presencia de Bartolomé durante las campañas de Cuba suaviza las crueldades de la guerra y, ayudado por algunos soldados e indios catequiza y administra el bautismo a los niños. En la terrible matanza de Caonao, experimenta su inutilidad para frenarla y paladea el sinsentido de la misma. Velázquez prosigue en la búsqueda de minas de oro, hasta que las encuentra. Funda una ciudad que llama Trinidad y reparte indios a los encomenderos. Bartolomé, debido a su rango, recibe un buen lote. En este asentamiento profundiza la amistad con Pedro Rentería, ya socio en la encomienda de Xagua, en Santo Domingo. Rentería es un
  • 20. hombre piadoso y se encarga de rezar mientras Bartolomé hace producir el negocio, explota las minas de oro, extiende la agricultura, trata con los indios y exporta los productos a Jamaica. Ni la visita de tres frailes dominicos en los inicios de 1514 le apartan a Bartolomé de la dedicación a los negocios. Un día del tiempo de Pascua, ya cercana la fiesta de Pentecostés, al preparar el sermón para los soldados de Velázquez, leyó en el libro del Eclesiástico un texto que lo derribó del caballo, como a Pablo de Tarso. «Sacrificios de posesiones injustas son impuros y no son aceptados los dones de los inicuos; el Altísimo no acepta las ofrendas de los impíos ni por sus muchos sacrificios les perdona el pecado. Es sacrificar un hijo delante de su padre quitar a los pobres para ofrecer sacrificio. El pan de la limosna es vida del pobre; el que se lo niega es homicida. Mata a su prójimo quien le quita el sustento; quien no paga el justo salario derrama sangre» (Eclo.34,21-27) La Palabra le golpea y aturde. Como un rayo quemó en su mano la espada de conquistador y colono y lo derrumbó de su caballo de encomendero. Se quedó sólo con la cruz y mirándola escuchó de manera inefable los ecos de las palabras que el Señor Resucitado dirigió a Pablo de Tarso: Yo soy Cristo a quien tú persigues. Más tarde, en un arranque místico, la inefabilidad de aquel momento encuentra cauces en su pensamiento y se articula como voz 16. Durante días estuvo bajo los golpes y aturdimiento de aquella luz relampagueante que le quitó las escamas de los ojos hasta que quedó convencido de «ser injusto y tiránico todo cuanto cerca de los indios en estas Indias se cometía». Y convencido se «determinó de predicallo». Y así lo hizo ante los soldados que lo esperaban para la fiesta de Pentecostés en la ciudad recién creada que llevaba el nombre, precisamente, de Espíritu Santo. Cundió el estupor entre todos y no creían lo que oían porque Bartolomé era encomendero con indios repartidos a su servicio. Para poder condenar los repartimientos o encomiendas como injusticias decidió devolver a los indios a Diego de Velázquez. Para cumplir bien con todo, esperó que su socio y amigo Rentería regresara de Jamaica, le participó su decisión - lo que alegró a Rentería - y entregó los indios pidiendo a Velázquez un certificado de buena conducta. El día de la Asunción, 15 de agosto, hizo pública su decisión, pidió la liberación de los nativos y la restitución de lo robado. Rentería le dio el
  • 21. dinero que traía de los negocios de Jamaica para que Bartolomé se presentase ante el Rey de Castilla para informarle de los males de sus vasallos de Indias y pedir soluciones eficaces. Antes de salir de Cuba visita a los frailes dominicos que anteriormente habían ido a hablar con él. Le recomiendan que antes de ir donde el Rey vaya a Santo Domingo pero que esconda el motivo de su viaje porque no era prudente si quería llegar al rey que se conociesen sus verdaderas intenciones. La excusa: estudios en París. Le acompañan dos dominicos para dar fe de su conversión ante su superior en Santo Domingo. Pero al llegar a Santo Domingo se encuentra con que un oidor, recién llegado de Sevilla, está repartiendo indios. Bartolomé no se aguanta y predica contra el repartimiento con la fuerza propia de su temple aumentada por la urgencia de un neoconverso. Los verdaderos motivos de su viaje quedan al descubierto. Ya no habrá prudencias que lo atajen ni detengan... Desde arriba quisieron contemplarte (desde su altura) los conquistadores, apoyándose como sombras de piedra sobre sus espadones, abrumando con sus sarcásticos escupos las tierras de tu iniciativa, diciendo: ¨Ahí va el agitador¨, mintiendo: ¨Lo pagaron los extranjeros¨, ¨No tiene patria¨. ¨Traiciona¨, pero tu prédica no era frágil minuto, peregrina pauta, reloj del pasajero. Tu madera era bosque combatido, hierro en su cepa natural, oculto a toda luz por la tierra florida, y más aún era más hondo: en la unidad del tiempo, en el transcurso de la vida, era tu mano adelantada estrella zodiacal, signo del pueblo. Hoy a esta casa, Padre, entra conmigo. Te mostraré las cartas, el tormento de mi pueblo, del hombre perseguido. Te mostraré los antiguos dolores.
  • 22. (Neruda P., Canto General, IV, II) SEGUNDA PARTE: EL AGITADOR PAGADO POR EXTRANJEROS Capítulo Cuarto PEDRO Y BARTOLOME Cuando Saulo de Tarso, el perseguidor de los cristianos, es derrumbado del caballo, Ananías escucha una voz: «Anda a la calle llamada Recta y pregunta en la casa de Judas por un hombre llamado Saulo, de Tarso, que está orando...». Ananías se resiste pues ha escuchado de los males que ese hombre ha causado... Pero la voz insiste: «Anda, pues este hombre me será un instrumento valioso...» (He. 9, 3ss). Y entonces Ananías y Saulo hablan y entonces el aturdimiento de la luz se hace claridad. Como Saulo, Bartolomé necesita hablar con un Ananías... Nadie mejor que Pedro de Córdoba. Era Pedro de Córdoba, en ese momento, el superior de los dominicos en Santo Domingo. Cuando llegó Bartolomé de Las Casas a Santo Domingo, Pedro de Córdoba estaba rezando en altamar, casi resignado a morir bajo la tormenta... Casi por milagro logra retornar a puerto. Pedro y Bartolomé se encuentran una vez más. Un diálogo largo durante años aplazado. El encuentro anterior había sido un choque de fuerzas contrarias. El de hoy es un diálogo largo, durante años aplazado. Diálogo donde se habla del desencanto de uno y de la confianza del otro ante el rey, de nuevos proyectos de evangelización lejos de los españoles; diálogo transido de ironía por parte de Pedro al recordar que el cura encomendero y colonizador se ha convertido en un tenaz converso. Diálogo donde la confidencia nace espontánea y se comparten lo sueños para hacerlos proyectos. Pedro le cuenta a Bartolomé que las intrigas de la corte durante la discusión y elaboración de las Leyes de Valladolid le llevaron al convencimiento de que era imposible predicar el Evangelio en tierras donde
  • 23. los españoles cometían tantos desmanes. Dice a Bartolomé que incluso antes de su promulgación, previendo los resultados de las mismas, había pedido permiso al Rey para ir con frailes de su orden a Tierra Firme, en concreto, a las tierras de «Paria y por allí abajo, donde españoles no tractaban ni había». Le dice, emocionado, que el Rey había dado el permiso y ordenado a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, en cédulas reales del 10 de Junio del año 1513, que le ayudaran a él y a sus frailes a regresar a La Española (Santo Domingo) y a pasar de La Española a Tierra Firme. Comenta Pedro de Córdoba que en Santo Domingo cumplieron de buena gana con el mandato del Rey pues así se deshacían de la molestia que él producía entre los españoles... Tantas ganas tendrían de perderlo de vista que no regatearon el costo que, sin duda, llegó hasta más de 400.000,00 maravedíes (Badaracco, p. 45). Le habla de las precauciones tomadas. Mientras preparaba en Santo Domingo la gran expedición, había enviado una avanzada de dos dominicos para inspeccionar las tierras y, en base a sus informaciones, decidir dónde llegar 17. Había instruido bien a los religiosos: llevaban la orden de explorar, asentarse, fundar una escuela, hacer amistad con los nativos y después de un tiempo informar... Los indios los recibieron con alegría, les dieron de comer, hospedaje... Meses después llegaron unos piratas a «resgatar perlas» y se encuentran con los dos misioneros y los indios viviendo en sana y afectuosa convivencia. Los piratas se aprovecharon de estas circunstancias, se hospedaron y celebraron fiestas, se proveyeron de comida... Y zarparon llevándose, bajo engaño, al cacique Don Alonso con su mujer y diecisiete nativos más. Los indios secuestran a los frailes y les dan cuatro lunas (meses) de plazo para que gestionen el regreso del cacique y los demás nativos raptados. Pedro de Córdoba y Francisco Montesinos mueven mar y tierra en Santo Domingo... Pasan las cuatro lunas y los nativos no regresan y matan a Juan Garcés, primero, y Francisco de Córdoba, después 18. Pedro de Córdoba sigue contando que acaba de salvarse de una tormenta en el mar, que está reponiéndose del susto y del cansancio. Después de que supo de la muerte de sus frailes de avanzada, una vez concluidos los preparativos de la expedición, había decidido ir él mismo con otros frailes de su orden y un grupo de franciscanos llegados de Picardía, a evangelizar a los indios de Tierra Firme. Una tormenta en alta mar le impidió cumplir su propósito. Bartolomé le escucha con atención. Pedro le había hablado de sus ilusiones y desencantos, de sus proyectos y fracasos. Después habla Bartolomé y escucha Pedro. Bartolomé le dice que no se desanime, que intente de nuevo, que a la tercera va la vencida. Le cuenta la travesía de su camino de Damasco..., desde su salida de Santo Domingo
  • 24. hasta su regreso; le dice que regresa arrepentido como el hijo pródigo; le dice que ahora sí puede recibir la absolución antes negada... Le habla también de la necesidad urgente que tiene, que no le deja vivir tranquilo si no la cumple, de ir ante el Rey a protestar por el maltrato que reciben los indios y a pedir que la encomienda y el repartimiento sean eliminados, no sólo mitigados con leyes, pues una y otro son malos de raíz. Pedro le advierte de las dificultades, le dice que el Rey es bueno, pero que está viejo y muy influenciado por Juan Rodríguez de Fonseca, el Obispo de Burgos y consejero del Rey, y por Lope Conchillos, comendador de Monreal, secretario del Rey. Uno y otro, con repartimientos y beneficios en Las Indias, sin haber salido de España. Le dice Pedro: «Padre, vos no perderéis vuestros trabajos porque Dios tendrá cuenta de ellos, pero sed cierto que, mientras el rey viviere, no habéis de hacer cerca de lo que deseáis y deseamos nada». Pedro de Córdoba le da cartas de presentación para el Padre Deza, dominico, arzobispo de Sevilla y amigo del Rey Fernando y le propone que le acompañe Antonio Montesinos. En Septiembre del 1515, Bartolomé de Las Casas y Antonio Montesinos salen para España. En Octubre llegan Bartolomé y Antonio a Sevilla. Montesinos con un compañero se va al monasterio de la orden. Bartolomé a su casa de Sevilla. Capítulo Quinto LAS CORTES DE CASTILLA Y LEON Con la influencia de Montesinos, la carta al Arzobispo de Sevilla y la intervención del confesor del Rey, Fray Tomás de Matienzo, Bartolomé puede abordar al Rey, quien se dirigía a Sevilla, tierra buena para ancianos, escapando del rigor del invierno castellano. El encuentro se da en Plasencia, el 23 de Diciembre. Un encuentro de poca trascendencia. Bartolomé le expone el motivo y el Rey le dice que lo hablarían después de Navidad. Mientras tanto Diego de Velázquez desde Cuba, a través del tesorero Pasamonte, informa a Conchillos. Bartolomé advierte la trampa y acude al confesor Matienzo, quien le dice que hablará sobre ello con el Rey, pero le aconseja que hable en privado con Fonseca y Conchillos porque el caso pasará a sus manos, aún cuando Bartolomé hable con el Rey. Conchilos trata de sobornarle ofreciéndole dignidades eclesiásticas; Fonseca es insensible a los planteamientos. Bartolomé no aguanta la insensibilidad del
  • 25. obispo de Burgos y se sale de la sala de la reunión. Toda la esperanza queda cifrada en la entrevista con el Rey... Pero el Rey Fernando, anciano y achacoso, muere el 25 de Enero del 1516. Es entonces cuando Bartolomé decide ir a Flandes, donde se halla el príncipe heredero, el joven Carlos Quinto de Alemania y Primero de España. En Madrid, a la muerte de Fernando el Católico, y mientras llega el Emperador Carlos, queda como regente el cardenal Cisneros. A su lado está, como embajador del Emperador, Adriano de Utrecht, deán de San Pablo de Lovaina, entonces, y, más tarde, papa. Los dos escuchan a Bartolomé y entienden que el problema de Indias necesita una urgente intervención. Cisneros destituye a Fonseca y Conchillos, incauta los tesoros de la Casa de Contratación de Sevilla y nombra una comisión para que redacte un plan para la reformulación de las Indias. En la comisión están Montesinos y Las Casas. Según ese plan desaparecería le encomienda; indios y españoles, todos labradores, se agruparían en comunidades en las que por mestizaje y colonización agrícola, desaparecerían las diferencias..., hasta el surgimiento de una nueva república fundamentada en la igualdad, la justicia y la paz. Comienza a esbozarse la utopía lascasiana. Pero Las Casas sabe que este plan será imposible si de su aplicación no se encargan personas incorruptibles y competentes. Cisneros tiene la solución: los frailes jerónimos, ecuánimes y equilibrados, con fama de buenos administradores en Castilla, entrenados en explotaciones agrícolas y ganaderas y, por tanto, en condiciones de convertir en realidad el sueño lascasiano de transformar en colonias agrícolas las explotaciones mineras de Las Indias. El 16 de septiembre del 1516 con cédula real Cisneros y Adriano completan la misión reformadora de los jerónimos, comisionando a Bartolomé de Las Casas como asesor de la acción de los jerónimos e informador ante ellos sobre lo que se hace y es conveniente hacer en Las Indias. Al día siguiente le nombran «Clérigo procurador de los Indios». Como evaluador y contralor de la obra es nombrado el juez Alonso de Zuazo. Comienzan las dificultades. Los españoles de Indias, asustados por la dimensión de la reforma de Las Casas, a través de sus procuradores en España, entre ellos el Dr. Carvajal y el Lic. Zapata, asesores de los regentes para las cuestiones de Indias, comienzan las maniobras. Denigran y calumnian a Bartolomé, influyen en los frailes jerónimos destinados a las Indias de tal modo que los jerónimos llegan a convencerse de que los oprimidos en Las Indias son los propios españoles colonizadores y encomenderos. Bartolomé presiente las dificultades y acude al cardenal Cisneros. Le dice que los jerónimos se han mostrado parciales en favor de los seglares
  • 26. que han destruido a aquellas gentes de las Indias. El Cardenal le dice: «¿Pues de quién lo hemos de fiar?. Allá vais, mirad por todo». Salen de Sevilla el 11 de Noviembre, en naves separadas, pues los jerónimos no quisieron que Bartolomé se embarcara con ellos. Llegaron a San Juan en la víspera de la Navidad del 1516. Allí se detuvo la nave de Fray Bartolomé, la Trinidad, mientras la nave San Juan, donde viajaban los jerónimos, proseguía viaje a Santo Domingo. Los jerónimos fueron bien recibidos y adulados por los españoles, quienes les tuvieron bien alejados del mundo conflictivo que pregonaba en España Bartolomé de Las Casas, y trataron de convencerles sobre la necesidad que tenían del trabajo de los indios por el bien de las haciendas de ellos y de los mismos indios a causa de su incapacidad para mantenerse por sí mismos (Galmes, p. 52). Trece días más tarde llega Bartolomé de Las Casas y los urge a que cumplan el mandato recibido. Las relaciones entre los jerónimos y Bartolomé se hacen tensas. Unos y otro ven las Indias desde perspectivas opuestas y desde intereses y causas distintas. La perspectiva e intereses de los españoles, los jerónimos; la perspectiva e intereses de los indígenas, Bartolomé. La cuerda está tensa, a punto de romperse, y el vaso colmado, a punto de rebasarse. Faltaba la ocasión. Y la ocasión llegó pronto. Juan Bono perpetró una matanza de indios lucayos, acusándolos de caribes. Bartolomé le apostrofó con dureza, los jerónimos se desentendieron del asunto aludiendo a que su misión se concentraba en el problema de las encomiendas. La exasperación de Bartolomé llegó al colmo. Además, cada día eran más los colonos españoles enemigos de Bartolomé. Los dominicos temen por la vida de Las Casas y lo recluyen en su convento de paja y cañas. En Abril del 1517 llega a Santo Domingo el supervisor y contralor Alonso Zuazo. Bartolomé de Las Casas pone ante él la acusación contra los jueces de la isla como encubridores de la matanza. La acusación, aunque no directamente contra ellos, dejaba muy mal parados a los jerónimos. Se piden informes a los franciscanos y dominicos. Los primeros no se comprometen en el informe, mientras que los segundos encargan a Fray Bernardo de Santo Domingo de que redacte un documento que firmarán el prior y los frailes dominicos más cualificados. El informe pone en evidencia los inconvenientes del sistema de encomiendas y las rechazan como gravemente pecaminosas, recalca la crueldad de muchos españoles, cita matanzas llevadas a cabo, insiste en la insuficienca de las leyes existentes, condena el trabajo de las minas y alude al grave problema de conciencia que se presentaba a los frailes en el confesionario (Galmes, p.55).
  • 27. Bartolomé se plantea regresar a Castilla pues está consciente de que sus cartas al Cardenal Cisneros eran interceptadas. Los jerónimos acuden a Alonso Zuazo para que intervenga y no deje que Bartolomé haga el viaje: «es una candela que todo lo encenderá». Mientras las cartas de Bartolomé eran interceptadas, las cartas de los jerónimos habían llegado al Cardenal Cisneros. Los jerónimos le habían informado desde su perspectiva y óptica. En consecuencia, el cardenal estaba malinformado. Bartolomé sale para España el 7 de Junio del 1517, con cartas de recomendación firmadas; una por dominicos y franciscanos y otra por Pedro de Córdoba, que ya había regresado de la tercera misión fundante en Cumaná. Cisneros firmaba en Madrid, el 22 de Julio del mismo año, una carta. En ella ratifica su fe en los jerónimos, amenaza a los dominicos con cárcel si siguen protestando y dificultando la acción de los jerónimos, asegura que no daría ningún crédito al clérigo Bartolomé y pide que le suspendan el salario adjudicado como protector de indios y lo embarquen definitivamente para Castilla. Bartolomé y la carta del cardenal se cruzaron en el mar. Bartolomé de Las Casas, en Aranda, se entera de su sustitución. Aún así Bartolomé decide entrevistarse con el cardenal Cisneros, viejo ya y enfermo. Entrevista breve. Cisneros lee las cartas de recomendación, pero tiene que defender a los jerónimos y ratificar la destitución de Bartolomé por razón de estado: proteger a sus representantes gubernamentales en las Indias. Bartolomé entiende que la decisión del Cardenal puede ser cambiada. De hecho el príncipe Carlos está en camino, rodeado de gente nueva. Además el cardenal regente ha perdido el favor del nuevo rey, a quien espera sólo para entregarle cuenta de la regencia. El cardenal muere el 8 de noviembre sin encontrarse con el Rey. Bartolomé estaba ya desde Agosto en Valladolid, para encontrarse con el rey y la corte flamenca que le acompaña. Los jerónimos habían mandado a Bernardino de Manzanedo para defender su gestión. El joven rey Carlos debía entrevistarse con Bartolomé y Bernardino: dos enfoques contradictorios de entender la política indiana de España. Carlos de Gante, Carlos Quinto de Alemania y Primero de España, educado en Flandes, llega a España el 13 de Noviembre del 1517 y se aposenta en Valladolid dos meses más tarde. Viene bien rodeado de flamencos y franceses: Guillermo de Croy, como mariscal de corte, hombre tan influyente ante Carlos que le valió el título de alter rex (el otro rey);
  • 28. Juan de Sauvage, como canciller, Mercurino Gattinara y Monsieur de Chaulx. Bartolomé tuvo tiempo para prepararse para la entrevista. En el colegio dominico de San Gregorio estudió los temas jurídicos referentes a las Indias 19; en conversaciones con miembros del Consejo de Castilla detectó los posibles puntos problemáticos de discusión; consultó con teólogos de Salamanca sobre la posibilidad de declarar heréticos a quienes afirmasen que los indios son incapaces de recibir la fe; con Fray Reginaldo Montesinos, hermano de Antonio, preparó un memorial para Carlos I de España. Bartolomé leyó el memorial el día 11 de Diciembre de 1517 ante el pleno de Consejo de Indias. El memorial fue rechazado por los españoles de la Corte con intereses en Las Indias. Esta lectura previa fue termómetro que le permitió calibrar el clima de los cortesanos españoles. Debía llegar al Rey sin pasar por el grupo de españoles que de tal modo habían rechazado el memorial. El único camino era el acercamiento a los cortesanos que llegaron con el Rey. Y comienza la maniobra. Fray Reginaldo y los franciscanos de Picardía le abren el camino hacia el canciller; una carta desde Santo Domingo, firmada por 14 frailes, entre ellos Pedro de Córdoba, le presentan ante Guillermo de Croy, como portavoz autorizado. En esta carta los frailes dicen que los españoles de Indias son licenciosos, ganosos de dinero, capaces de matar sólo para probar sus espadas... Dada la tendencia antiespañola de la corte flamenca que rodeaba a Carlos I de España y V de Alemania, escuchar a Bartolomé de Las Casas debía resultar interesante... Y Bartolomé de Las Casas tiene su oportunidad. Lee el memorial y lo defiende: hay que defender los intereses del Rey contra la codicia de los españoles de Indias... Muy bien sabía él que, al defender los intereses del Rey, protege los intereses de los indios. El talante de beligerancia antiespañola con que presenta el memorial, le acerca a los flamencos. El prestigio de Bartolomé crece ante los ojos flamencos, quienes vivían en España con la certeza de ser malqueridos y con la sospecha eterna de ser engañados. De ahora en adelante, Bartolomé, el ‘antiespañol’, será para ellos garantía de verdad en la cuestión de Indias. Y de hecho comenzó a notarse de manera eficaz la influencia de Las Casas. Los asuntos de los intereses de los españoles se demoraban o no prosperaban... Los interesados presionan al Rey urgiéndole que se interese personalmente en los asuntos de Indias. Pero el Rey los remitía al canciller y éste consultaba a Bartolomé... Y de nuevo comenzaba el círculo. Sólo se aligeraba lo que a los indios interesaba o lo que de alguna forma pasase por debajo de la mesa. El Obispo de Burgos, Fonseca, y el secretario, Conchillos, volvieron a actuar introduciendo disimuladamente, entre otros papeles para la firma del canciller, algunos asuntos de Indias que favorecían a sus amigos indianos, entre ellos a Diego Velázquez, de Cuba.
  • 29. Pero Bartolomé de Las Casas no es antiespañol 20. Es un hombre que desde su conversión ha hecho de la causa de los indios su propia causa. Será antiespañol, si la causa de los indios lo exigen, y será también antiflamenco. Ya había demostrado lo primero. Pronto le tocó demostrar lo segundo. El almirante de Flandes, instigado por españoles, pide al rey las tierras de Yucatán para conquistarlas y poblarlas con flamencos y la Gobernación de Cuba para apoyarse desde ella en la conquista... Cuando Bartolomé supo que el Rey y Guillermo de Croy habían dado el visto bueno a las solicitud hecha por el Almirante de Flandes, para defender la tierra y la vida de los indígenas, comunica a los herederos de Colón la decisión real y les insta a que protesten basándose en sus derechos de descubridores. Los herederos lo hacen y la concesión se paraliza. Esta acción lo engrandece a los ojos de Sauvage y del Rey. Bartolomé de Las Casas juega bien. La defensa de la corona contra los indianos, sean españoles o flamencos, es defensa de los indios. En este momento, en el que el crédito de Bartolomé de Las Casas ante el rey está en la cúspide, sucede un acontecimiento del que Bartololmé de Las Casas siempre se lamentaría. El inicio del mercado de esclavos negros. Los españoles indianos sienten sobre sus espaldas el peso de la negación de la absolución por parte de los confesores dominicos de Santo Domingo. Piden licencia al rey para traer a Las Indias una docena de esclavos negros con lo cual resolverían el problema: mano de obra para sus haciendas y libertad a los indios con la consecuente absolución de sus conciencias. Consultado Bartolomé de Las Casas por el Rey, dio su consentimiento 21. Le preguntaron sobre el número de negros necesarios y dijo que no sabía cuántos. La Casa de Contratación de Sevilla hizo el sondeo y respondió que con cuatro mil negros era suficiente para surtir de mano de obra esclava negra a las cuatro islas de Santo Domingo, San Juan, Cuba y Jamaica. El flamenco Lorenzo Gorrevod, avisado por algunos españoles, solicitó al rey la licencia para mercadear los negros. Pero, una vez obtenida, se la vendió a los mercaderes genoveses y la licencia se convirtió en un indigno mercado de negros. El Rey, después del conocimiento que ha tenido de Bartolomé y de su rectitud, sabe que el clérigo es un buen defensor de los intereses de la corona. Por eso pide al Canciller Sauvage y a Las Casas que redacten un plan de reforma para remediar los males de Indias. En 1517 el Rey Carlos se pone en camino hacia Aragón para tomar posesión del reino y reunir cortes.
  • 30. Le acompaña el séquito. Entre ellos Bartolomé de Las Casas. En Aranda comienza el estudio de la propuesta de Bartolomé: el envío de una población de pacíficos labradores para evitar las muertes masivas de indios. El enfrentamiento entre el Obispo Fonseca y Bartolomé se presenta de nuevo. Las conversaciones se paran sin llegar a acuerdo, primero por enfermdad de Bartolomé, después por enfermedad de Fonseca, por último, por la muerte del Canciller. Era el mes de Junio de 1518. Fonseca, favorecido por el alter rex, vuelve a acupar el primer puesto como asesor real en asunto de Indias 22. En el nuevo consejo se decide lo que el Obispo Fonseca dictaminaba. Bartolomé «quedó de todo favor destituido», sin acceso al Consejo. Llega en ese momento el enviado de los jerónimos, Fray Manzanedo. Pero Cisneros, el protector de los jerónimos, había muerto. El Obispo Fonseca había sido contrario a la política del Cardenal Cisneros. Sus intereses en Las Indias habían sido perjudicados por la intervneción de los Jerónimos y del juez Zuazo. La llegada del emisario Manzanedo le da ocasión para desquitarse. Destituye a los jerónimos y persigue a Zuazo. Nombra un nuevo visitador, adicto a sus intereses: Rodrigo de Figueroa. De ahora en adelante en Las Indias no se aplicarán ni las medidas radicales de Bartolomé ni las medidas suavizantes de los jerónimos, sino las del Obispo Fonseca. Bartolomé de Las Casas quiere regresar a Las Indias para suavizar las medidas que trae Rodrigo por instrucción del Obispo de Burgos. Pero Fonseca se lo impide. Varios acontecimentos van a ayudar a que Las Casas pueda de nuevo recuperar el favor del que había sido destituido. El 10 de Octubre de 1518 es nombrado Canciller Grattinara. Fue una decisión real para controlar la tendencia profrancesa del Mariscal Guillermo de Croy. Adriano de Utrech, ahora cardenal de Tortosa y después Papa, influyó sobre Grattinara para que inclinara su oído a las propuestas de Bartolomé. Las intrigas alrededor del Rey fueron una rendija por las que se coló Bartolomé de Las Casas. La división en la corte que acompaña al rey se va haciendo cada día más fuerte. Con Grattinara había venido el Señor de Chaulx. Uno y otro antifranceses y, consecuentemente, cada día en mayor oposición al jefe de la fracción profrancesa, Guillermo de Croy. Un sobrino de Chaulx propició el acercamiento entre Bartolomé y Chaulx. Este prometió a Bartolomé su colaboración y la del grupo flamenco. Una intervención en favor de los indios de Trinidad le devolvió a Bartolomé la fama de conocedor de Indias. Bartolomé desmintió ante el Consejo la acusación de caníbales que un grupo de españoles hacían a los indios de Trinidad. La acusación tenía como finalidad la justificación de la
  • 31. guerra y de la reducción. Negó tal afirmación con tal fuerza que el Consejo decide enviar al visitador Rodrigo Figueroa para que investigue en el sitio. Rodrigo da razón a Bartolomé: son indios «muy modestos y ajenos a aquellos males». Pedro de Córdoba, el vicario de los dominicos, quien ya había fundado Cumaná como experiencia de evangelización pacífica, denuncia desde Santo Domingo la ineficacia de la gestión de los jerónimos. Insiste ante Bartolomé que que solicite ante el Rey la concesión de cien leguas en Tierra Firme, incluida Cumaná, para que allí no entren los españoles, salvo domincios y franciscanos... Esta carta es el resorte que mueve las fibras íntimas de Bartolomé de Las Casas, ya desanimado ante tantos obstáculos. Su primer impulso es el ataque directo al obispo de Burgos... Pero luego cambia de estrategia. Habla primero con el obispo Fonseca. Cruce de espadas y relampagueo de chispas en el choque de los aceros de intereses encontrados. El obispo se opone a la propuesta de Pedro de Córdoba, completada por Las Casas, con los labradores castellanos. Pero la parte flamenca de la corte se inclina a favor de Bartolomé. Consigue cartas de recomendación y recorre Castilla entera buscando labradores; los reúne en los templos y los encandila con la fertilidad de las Indias y las riquezas de una tierra que llamaba Costa de Perlas; los ilusiona con la posesión de una tierra para trabajar que en España no tenían, una tierra libre y real, una tierra bienaventiurada. Reclutados los labradores va a Zaragoza a dar cuenta al rey, pero el Rey había salido para Barcelona y, entonces informa al Obispo y al Cardenal Adriano. El 15 de Febrero del 1519 el Rey llega a Barcelona. Ya los jerónimos habían decidido vender la hacienda real en Santo Domingo. Bartolomé pensaba que en las Indias, los labradores castellanos podrían mantenerse con el trabajo y los beneficios de dicha hacienda durante el primer año, tiempo mínimo necesario para poder establecerlos en Costa de Perlas. Con la venta de la hacienda real de Santo Domingo, Bartolomé necesista pedir al Rey ayuda para el mantenimiento durante el primer año en Indias de los labradores que le acompañasen.Fonseca se opone; sólo le ofrecen cuatrocientos ducados. Bartolomé decide no emprender la travesía si la Corona no garantiza a los labradores el mantenimiento durante el primer año. Escribe a los pueblos donde había reclutado a los labradores y cancela los compromisos.
  • 32. Pero no declina, cambia de táctica. Ofrece a la Corona, a espaldas del Obispo de Burgos y a través de los amigos flamencos, una renta congruente a los territorios que recibiría... Pero problemas de la elección del Rey como emperador, desplazamientos de altos dignatarios de la corte a Francia por problemas de guerra y entorpecimientos del Obispo Fonseca retrasan la decisión. El Consejo de Castilla no resuelve sobre Las Indias. Bartolomé de Las Casas acusa, ante el grupo de ocho predicadores que acompañan permanentemente al Rey, al obispo Fonseca abiertamente de impedir que los Reyes de León y Castilla socorran las tieras de Las Indias. El grupo de predicadores decide reunirse todos los días en el convento dominico de Santa Catalina de Barcelona y resuelve apoyar la propuesta de Bartolomé. En casa de Fonseca se reúnen los miembros del consejo, encargados de los asusntos de Indias. El grupo de predicadores, una vez tomada la decisión, irrumpen en la casa de Fonseca, en plena reunión del consejo, y exigen un remedio para las Indias como imperativo de conciencia 23. Los predicadores exhortaron y los miembros del Consejo prsentaron sus provisiones sobre Indias. Los primeros, por escrito, respondieron a la documetnación presentada. En la respuesta aparece ya nítida la radicalidad de la postura de Las Casas: un no total a la encomienda por ser contraria a la dignidad humana desde una perspectiva filosófica y teológica. No cabe duda que Bartolomé estaba inspirando al grupo de los ocho predicadores. Pero además estaba pendiente de ablandar el camino flamenco hacia una decisión favorable del rey. Para ello, incluso, ofreció dinero al rey, como pago de la tierra que le concediera para la evangelización pacífica. Comprar tierras e indios al rey y para el rey era el único camino de evitar la esclavitud y vejación del indio 24. Los encontronazos entre Fonseca y Bartolomé continúan. Entorpecimientos por parte del primero y fustigación por parte del segundo. Primero le ponen una trampa. A través de Gonzalo Fernádez de Oviedo ofrecen por la misma tierra más dinero que Bartolomé. Después recurren a la calumnia para desacreditarlo ante el Rey. Durante los meses de Mayo, Junio y Julio acumulan trenta capítulos de calumnias: que había robado impunemente, que había dado escándalos durante su estadía en Cuba, que se había unido a venecianos y genoveses para huir con los tesoros robados, que había engañado al Cardenal Cisneros... Convocan a un consejo, al que invitaron a Adriano de Utrecht pero no a Bartolomé, para presentar las calumnias. Adriano se impresiona ante tanta calumnia y, al salir, le dice a Las Casas: «es menester contestar». El canciller Gattinara lo recibe en la noche. Bartolomé le pide el pliego
  • 33. acusatorio. El canciller ordena al secretario Cobos, sustituto de Conchillos y amigo de Fonseca, que le presente el pliego a Las Casas. Transcurren dos meses antes de que el pliego llegue a manos de Bartolomé. El canciller pide a Bartolomé respuesta a tanta acusación. En cuatro noches, ante el mismo canciller, da respuesta. La autodefensa de Las Casas es completa. Tan completa que los enemigos de Bartolomé insinúan que las respuestas las habían dado los ocho predicadores del Rey. Pero Gattinara sabía quién había dado respuesta y Bartolomé de Las Casas crece en prestigio ante los ojos del Canciller. El Obispo de Darién, Juan de Quevedo, viene a querellarse contra Las Casas. El Rey escucha a los dos, en sesión real del 10 de Diciembre. El franciscano Francisco de San Román y Diego de Colón confirman la exposición de Bartolomé de Las Casas 25. El 19 de Enero de 1520 sale el Rey hacia Coruña. Ya habían terminado las cortes catalanas y el rey había enviado al Obispo Fonseca delante para preparar una armada de un centenar de navíos. Bartolomé va en el cortejo real. Llegan a Santiago el 31 de Marzo y allí comienzan Las Cortes Castellanas, que después siguieron en La Coruña. Carlos está con prisa para llegar a Flandes, a pesar de que las comunidades y germanías de España están alzadas contra el Rey. Antes de dejar la Coruña, dedica una semana al asunto de Indias. La intervención del cardenal Adriano a favor de la evangelización pacífica abrió el camino. Se crea el Consejo de Indias, todavía bajo la dirección de Fonseca, y se llega al acuerdo que se conoce con el nombre de Capitulación de La Coruña por el que se le concedían a Bartolomé de Las Casas 260 leguas sobre la Tierra Firme, alrededor del río Cumaná, desde Paria a Santa Marta, sin conquistadores ni encomenderos, sólo al amparo de dominicos y franciscanos. Era el 15 de Mayo del 1520. El mismo día Carlos I salía hacia Alemania, a la ciudad de Aquisgrán, para ser investido como rey de los romanos. Ante la decisión real, Fonseca decide ayudar a Las Casas, le nombra capellán de Su Majestad y Administrador de los indios, reitera la orden de libertad para los indios y le da credenciales para las autoridades de Santo Domingo y Tierra Firme. Fray Bartolomé trae también la propuesta del nombramiento de Pedro Barbier como Obispo de Paria, aprobada el 17 de Mayo del 1519. La propuesta original de Bartolomé de Las Casas había perdido parte de su pureza a causa de las concesiones hechas durante la negociación. Pero lo principal se había salvado: No habría, en la Tierra asignada, ni conquistas ni encomiendas... Habría, sí, un tributo que pagar al rey y el compromiso de fundar tres poblaciones estables con colonos labradores con sus respectivas fortalezas defensivas y tendría también que informar sobre
  • 34. descubrimientos de yacimientos de minas y oro. La evangelización pacífica tenía, a la vez, fines productivos. La purificación definitiva de Bartolomé de Las Casas, se dará, después del primer intento. Para preparar su viaje se aleja de Castilla, soliviantada por los comuneros contra el Emperador, y va Sevilla. En Diciembre del 1519 deja el puerto de Sanlúcar, camino de Santo Domingo, con ciento veinte personas. Entre ellas setenta labradores y veintiún religiosos, con el franciscano Fray Vicent al frente. Las cosas no fueron fáciles desde el, inicio. No encuentra los socios capitalistas que financien la empresa; entre los labradores se habían colado fugitivos y alboratodores comuneros, los religiosos se dispersan por el camino. A pesar de todo, en febrero del 1521, llegan a Puerto Rico. Capítulo Sexto COSTA DE PERLAS A la tercera, en verdad, fue la vencida. Pedro de Córdoba, después de despedir a Bartolomé de Las Casas y a Antonio de Montesinos, se embarcó para Cumaná, conocida en Europa como la fabulosa costa de perlas 26. Con este nombre le hizo propaganda Bartolomé de Las Casas cuando recorría España entera tratando de inflamar la codicia de los cortesanos flamencos del Emperador Carlos y encandilar a los labradores castellanos para que le acompañaran en su intento de evangelización pacífica. Acompañaban a Pedro de Córdoba, en la tecera expedición a Tierra Firme, cuatro o cinco padres dominicos y un fraile lego de la misma orden y con un grupo de frailes franciscanos de Picardía. El superior se llama Juan Garceto. Cuando llegaron a Punta de Araya, hicieron oraciones y ayunos suplicando a Dios les inspire el lugar en dónde habrían de asentarse. Los franciscanos se deciden por Cumaná y los dominicos por Chiribichi, la actual Santa Fe. Eran los últimos meses del año 1515, probablemente Octubre. Era Cumaná el centro indígena más importante del Oriente del país. Pegados a las riberas del río Manzanares, llamado entonces río Cumaná, había por lo menos 200 bohíos indígenas. A un tiro de ballesta de la costa del mar, a la ribera del río, se asentaron los franciscanos. Los frailes fueron bien recibidos por los indios, hicieron casa y monasterio de paja y madera, sembraron naranjos, melones, hortalizas y viñas... 27 En 1516 llegaron otros frailes franciscanos a Cumaná,
  • 35. para reforzar al grupo pionero. Y es posible que también el grupo de dominicos se reforzara y llegaran a asentarse en las costas de Puerto Píritu, Píritu y Pertigalete. En el año 1519 la Costa de Las Perlas era tan importante desde el punto de vista de la evangelización que, de acuerdo al patronato, se crea la Diócesis de Paria, con sede en Cumaná, para la cual Bartolomé traía en 1520 el nombramiento de obispo de Piere Barbier, secretario del cardenal de Tortosa, Adriano, futuro papa 28. Pero en el año 1520, un grupo de perleros, comandados por el resgatador Alonso de Ojeda (Badaracco, p.91), después de haber sido bien recibidos y tratados, secuestra a un grupo de indios tagares. El cacique Gil González prepara una trampa y mata a los perleros. El gesto de Gil González inflama al cacique Maraguay, quien se subleva y da muerte a los dominicos de Santa Fe 29. Para someter a los bravos indios de Costa de Perlas la Audiencia de Santo Domingo envía a Gonzalo de Ocampo al frente de la expedición guerrera. Bartolomé de Las Casas llegaba a San Juan de Puerto Rico, como dijimos, en Febrero de 1521. Traía en sus manos el poder de gobernar las tierras comprendidas entre Paria y Santa Marta, obtenido en la Capitulación de La Coruña. Al llegar a Puerto Rico, Bartolome sabe del alzamiento de los indios, de la muerte de los dominicos de Santa Fe y de la expedición que ya ha salido de Santo Domingo, comandada por Gonzalo de Ocampo, para castigar a los alzados de Costa de Perlas. Bartolomé de Las Casas, quien había participado en otras expedicciones guerreras y había sido testigo impotente de la matanza de Caonao, en Cuba, sabe muy bien de qué se trata la expedicción y espera en San Juan la llegada de Ocampo para interceder ante él y mitigar el escarmiento. Presenta las cédulas reales que testifican su autoridad sobre esas tierras. Ocampo reconoce su poder pero le dice que tiene que cumplir con el deber que la Audiencia le ha encomendado. Bartolomé deja en San Juan al grupo que le acompaña y sale para Santo Domingo, donde presenta sus provisiones ante la Audiencia, pero no tiene más remedio que aceptar que Ocampo ‘pacifique’ la Tierra Firme. Regresa Bartolomé a Puerto Rico. Muchos de los labradores traídos de Castilla le habían abandonado: unos, buscando soluciones de enriquecimiento; otros, por influjo malintencionado de los españoles residentes que los alertaron contra el proyecto de Las Casas. Tampoco puede reunir a los cincuenta caballeros de la espuela dorada que deberían defender, pras cumplir con una de las cláusulas de la negociación, el establecimientos de Tierra Firme contra cualquier posible violencia de los caribes y cumanagotos. Bartolomé sale para Cumaná con los pocos
  • 36. labradores fieles, con un pequeño grupito de caballeros defensores y diez indios de su confianza. Los religiosos se habían dispersado, en su mayoría, como ya apuntamos, durante la travesía. Gonzalo de Ocampo llega a Cumaná el 21 de Enero del 1521 con cinco carabelas y 246 hombres. Juan Garceto regresaba a su convento franciscano de Cumaná en la misma expedición. Ocampo se asienta media legua arriba del río comienza a hacer un pueblo de españoles que llama Villa de Toledo, al lado del asiento misional del año 1515, poblado de indios y españoles alrededor del convento 30. Bartolomé de Las Casas llega a Cumaná, en Agosto del 1521, ve a Ocampo asentado en una media legua del río de Cumaná arriba edificando una ciudad que llama Toledo 31. Habla con Ocampo y le ruega que se quede un poco más de tiempo pues los indios nativos están muy alterados. Pero Gonzalo de Ocampo se va. Había terminado su expedición de castigo y de ahora en adelante, en base a las cédulas que trae Bartolomé de Las Casas, cualquier intervención bélica ofensiva había quedado eliminada en Costa de Perlas. Bartolomé se queda con los españoles que llegaron con él y con algunos de los hombres de Ocampo que quisieron quedarse. Las Casas decide irse al asiento misional de los frailes franciscanos, donde le recibieron ellos llenos de alegría y él dando gracias a Dios por encontrarlos. Al lado de la huerta de los franciscanos, pegada al río, comienza a hacer una casa grande de dos aguas, donde mete las provisiones traídas. A través de la india María, que sabe algo de castellano, da a entender a los indios que viene de parte del Rey de los cristianos y que ya no habrían de sufrir daño alguno y que vivirían en paz. Pero desde la Nueva Cádiz de la isla de Cubagua, asentamiento poblacional surgido al mismo tiempo que Cumaná 32, llegaban negociantes de perlas a comprar oro y esclavos que pagaban con vino. El alcohol era fuente de sangrientas peleas. No había tranquilidad y sin tranquilidad no era posible la acción evangelizadora. Bartolomé de Las Casas va a hablar con el alcalde de Nueva Cádiz sin ningún resultado; al contrario, regresa con temor sobre su propia vida y las vidas de la gente de su grupo. Los franciscanos le aconsejan que vaya a Santo Domingo a hacer valer sus derechos. El 15 de diciembre del 1521 sale desde Punta de Araya. Deja a cargo de su casa y grupo a Francisco de Soto. Apenas embarcado Bartolomé, Francisco de Soto comienza a cazar indios y rescatar oro y perlas. A los quince días de la salida de Bartolomé de Costa de Perlas, los indígenas, viéndose burlados, atacan la colonia, incendian la hacienda y matan a los que no pudieron huir en un barco salinero que pasaba por las costas. No había llegado Bartolomé a Santo Domingo, pues la travesía se hizo larga por los vientos y la impericia del piloto, cuando en uno de los puntos donde la nave tocó puerto, se entera del desastre. Llega a Santo Domingo. Los amigos, que le daban por muerto, lo acogen con afecto y
  • 37. compasión; los enemigos, con burlas; las autoridades, con reproche. Pero el dolor más fuerte, más profundo que las burlas,. es la consecuencia que más teme: la tremenda consecuencia que la opinión general se formaría sobre la posibilidad de la colonización y evangelización pacífica» (Galmes p. 85). Además no tiene a Pedro de Córdoba para consolarse, pues había muerto poco antes de salir Bartolomé para Costa de Perlas. Eras realidad entre fantasmas encarnizados, eras la eternidad de la ternura sobre la ráfaga del castigo. De combate en combate tu esperanza se convirtió en precisas herramientas: la solitaria lucha se hizo rama, el llanto inútil se agrupó en partido. No sirvió la piedad. Cuando mostrabas tus columnas, tu nave emparadora, tu mano para bendecir, tu mano, el enemigo pisoteó las lagrimas y quebrantó el color de la azucena. No sirvió la piedad alta y vacía como una catedral abandonada. fue tu invencible desición, la activa resistencia, el corazón armado. Fue la razón tu material titánico. Fue la flor organizada tu estructura (Neruda P., Canto General, IV, II) TERCERA PARTE: FRAILE DE CORAZA Y CORAZON ARMADO
  • 38. Capítulo Séptimo PUERTO DE PLATA A Bartolomé le asaltan reproches desde su concienia. Le pesan los muertos de Cumaná. ¿Excesiva confianza en sí mismo? ¿Imprudencia? ¿Ambición? Se refugia en el monasterio de los franciscanos, junto con Juan Garceto, el superior francsicano de Cumaná, escapado del desastre. Los dominicos son sus amigos y frecuenta el convento de los hijos de Santo Domingo. Cuando se serena escribe al rey y a Adriano de Utrech. Sus cartas son interceptadas. Las respuestas no llegan y Bartolomé, sin medios económicos para regresar a Castilla para explicar lo ocurrido, «determinó facer cuenta que ya era muerto, cuando las cartas o respuestas del rey llegasen» . Decide hacerse dominico, no sin antes pagar las deudas contraídas. Hace el noviciado y en Abril de 1524 profesa como fraile predicador. El claustro de los dominicos le ofrece un marco adecuado para hacer una profunda revisión desde una teología seria y humanista como era entonces la teología de la orden de los dominicos 33. En el convento de Santo Domingo permanece cuatro años, tranquilo... Hasta que un día llega a saber del inhumano tráfico de esclavos en las costas de Paria. Entonces formula una enérgica protesta ante los Oidores de la Audiencia, que de nada sirve... Los superiores lo destinan a fundar un convento en Puerto de Plata. Era Mayo de 1526 Puerto de Plata está en la costa norte de Santo Domingo, a tres leguas de Vega Real. Era puerto exportador de plata y cueros y había treinta vecinos encomenderos. En un cerro pequeño, cerano al puerto, construye Fray Bartolomé una iglesia y un modesto convento en el que vive junto con dos dominicos llegados de España. Durante tres años hace de prior. Entre los tres frailes se reparten el trabajo de atención religiosa a los encomenderos y de evangelización a los indios. Le queda tiempo libre y lo ocupa comenzando a escribir la Historia Apologética de la que más tarde se derivará la Historia General de Indias. Además se dedica a reflexionar sobre el problema de las encomiendas y repartimientos, la libertad de los indios y la guerra justa de los españoles a los nativos. La reflexión era necesaria por la extensión del problema.
  • 39. Hernán Cortes en 1519 había llegado a las costas de México en 1519 y en Agosto del 1521 entrado en la capital y ahora dominaba todo el país. El 20 de Enero de 1531 escribe una larga carta al Consejo de Indias. Es una carta larga, patética. Denuncia la corrupción y abusos: «ya llegan al cielo los alaridos de tanta sangre humana derramada» 34; urge al Consejo de Indias, a quien corresponde salvaguardar la conciencia del Rey, que «pongan personas temerosas de Dios, de buenas conciencias y de mucha prudencia»; insiste sobre la bondad de los nativos: «no hay en el mundo gentes tan mansas ni de menos resistencia»; pide que por el amor a España y el honor de su nombre se evite la «mayor injuria para la justicia de España» 35. En Marzo del 1533 es nombrado visitador de la orden en Puerto Rico... Y hasta aquí llega su tranquilidad en Puerto de Plata. Hacia mitad del 1533, un encomendero moribundo, aconsejado por Fray Bartoloomé de Las Casas, libera los indios y entrega sus bienes para subsanar las injusticias cometidas. El encomendero es pariente del Lic. Pedro de Vadillo, oidor de la Audiencia. El oidor se mueve ante el prelado y Fray Bartolomé es sacado de Puerto de Plata y recluido en el convento de Santo Domingo. Los oidores de Santo Domingo escriben al Real Consejo de Indias de España tratando de explicar lo sucedido: Bartolomé de Las Casas, según el escrito, es causa de escándalos, promotor de desasosiegos, sembrador de escrúpulos entre los encomenderos... La carta concluye: «por excusar estos inconvenientes hicimos con su prelado que lo trajese a este monasterio y aquí lo tiene, porque conviene mucho que en estas tierras haya todo sosiego, que es lo más necesario para la población». Capítulo Octavo SANTO DOMINGO Durante el tiempo de reclusión tiene noticias de la conquista del Cuzco por Pizarro en el mismo año 1533 y del respectivo sometimiento del imperio incaico. Su fervor misionero crece ante un campo tan amplio: el imperio azteca, controlado por Hernán Cortés y el imperio inca dominado por Pizarro... Está en la oscuridad del convento... Hasta que el cacique Don Enrique, conocido con el nombre de Enriquillo, después de tres días de diálogo con Francisco de Barrionuevo, firmó el armisticio definitivo.
  • 40. Enriquillo y Bartolomé, según cuenta Galván (1946), habían estado muy unidos en los primeros años de vida del joven cacique y primeros años de Bartolomé en La Española. Padrino de Enriquillo era Diego de Velázquez, amigo de Bartolomé y, a través de ellos, Enriquillo hizo mistad con Diego de Colón. Poco antes de la primera misa de Bartolomé de Las Casas, Enriquillo fue encomendado al anciano Francisco Valenzuela. Llegaron los dominicos con Pedro de Córdoba al frente, Diego de Velázquez sale a conquistar Cuba y Bartolomé le sigue poco después, no sin antes pasar a despedirse del joven cacique. Al regreso de Cuba, Bartolomé ya convertido, envía, según Galván (1946), una carta a Valenzuela explicando el nuevo sentido que quiere dar a su vida y una yegua blanca a Enriquillo como regalo para su matrimonio con la india Mencía. Bartolomé sale para España. A Enriquillo no le permiten casarse con la india Mencía... Pero Bartolomé, que trae desde España poderes del cardenal Cisneros, los casa en la clandestinidad. Es el tiempo de los jerónimos en la isla. El hijo de Francisco Valenzuela, llamado Andrés, pretende amores de la joven india esposa del cacique y Pedro de Mojica, a quien Bartolomé de Las Casas llama Pedro el Malo en contaposición a Pedro de Renterías a quien llama Pedro el Bueno, con artimañas le quita la hacienda. Enriquillo se levantó en armas... Bartolomé de Las Casas estaba en España y no pudo defender la causa de Enrique. Al regreso de España Bartolomé, antes de salir para Costa de Perlas hace una heroica defensa del alzamiento de Enrique. Durante trece años mantuvo en jaque a los españoles, después del castigo a Pedro de Mojica y elperdón al vencido Andrés de Valenzuela, en una guerra de observación y espionaje. En 1533 se da la pacificación de la isla, cuando Francisco de Barrionuevo, por disposición del Emperador, se acerca a donde el cacique Don Enrique, le restituye el honor, el nombre y la hacienda. Bartolomé de Las Casas, sale del convento para congratularse con el viejo amigo Enriquillo, terrible cacique invicto en las sierras inexpugnables, vengador del vejamen al que frecuentementelos conquistadores sometían a las esposas de los indios encomendados 36. En Abril del 1534 escribe al Emperador para defenderse de quienes le hacen cargos que han ofuscado su fama, se confiesa como cristiano viejo, dispuesto a derramar su sangre por las ideas que predica. Los dominicos habían llegado al Nuevo Mundo alrededor del año 1510. En el año 1512 fundaron el convento de Santo Domingo. Desde entonces fueron muchos los dominicos que llegaron a América. Los superiores estaban residiendo en Europa. Los vicarios instituidos tenían
  • 41. competencias limitadas. El sucesor de Pedro de Córdoba, Fray Tomás de Berlanga, en 1528 había pedido a Roma la autonomía de los religiosos dominicos del Nuevo Mundo. En 1530, el capítulo general de los dominicos en Roma había decidido formar una provincia religiosa con todos los conventos fundados en las islas y en la tierra firme descubierta hasta entonces y la que se pudiera descubrir. De este modo los dominicos de Indias habían quedado separados de la provincia religiosa de Andalucía. Pero desde Europa no podían imaginarse los superiores dominicos la extensión tan inmensa de tierra que entregaban a un solo Provincial: Fray Tomás de Berlanga. Fray Tomás Ortiz, un dominico superviviente de la matanza de Chiribichi (Santa Fe), a quien acusaron ante el Rey de «puto, hereje y ladrón» por la defensa que del indio hizo (Vives, 1992, p.11), en 1524 había obtenido permiso para traer un grupo de dominicos a México. Habían llegado como dominicos dependientes de la Provincia religiosa de Andalucía. Hernán Cortes los había recibido gustoso en el año 1526. Cinco murieron de enfermedad, otros regresaron a España. Tres se quedaron: Fray Domingo de Betanzos, Gonzalo Lucero y Vicente de Las Casas, sobrino de Bartolomé. Betanzos, al ver el convento despoblado, abrió un noviciado para los nativos... Y tuvo muchas vocaciones en Nueva España (Méjico). Cuando en 1530 salió la resolución del capítulo general haciendo de todas las tierras descubiertas una sola provincia, los dominicos de Nueva España no sintieron que los afectase y siguieron vinculados a Andalucía. Eran comunidades de dominicos poco ejemplares. Los frailes, rompiendo la larga tradición dominica de ponerse al lado del indígena, iniciada por Montesinos en La Española, se había aliado con los oidores de la Audiencia. Tanto abusaron del indio los oidores que en el año 1530 fueron destituidos. Los Obispos de Méjico y Tlascala, Juan de Zumárraga y Julián Garcés, ante la alianza de dominicos y oidores, proponen que Bartolomé de Las Casas vaya a Nueva España como reformador de aquellas comunidades decadentes. Cuando el nuevo presidente de la Audiencia de México, Sebastián Ramírez, va a tomar posesión del cargo, lleva como compañeros al provincial de los dominicos, Fray Tomás de Berlanga, all nuevo superior de México, Fray Francisco de San Miguel, y al fraile recluído en el convento de Santo Domingo, Bartolomé de Las Casas. Iban a someter a la comunidades que no reconocían su autoridad y que estaban aliadas con los intereses de los encomederos 37. La presencia de Fray Bartolomé de Las Casas en el grupo empeora la situación oues ya tenía fa ma bien ganada de ser enemigo total de cualquier clase de encomienda. Los frailes son metidos en prisión con grillos en los tobillos, hasta que se aclaran las cosas y se restablece la
  • 42. disciplina. Considero que al llegar el grupo de dominicos de Santo Domingo a Méjico, conocieron de que los dominicos mejicanos habían ya resuelto el problema con la creación de una nueva provincia 38. Con lo cual cada fraile regresa a su provincia y a su convento. Fray Bartolomé de Las Casas, posiblemente, intentó reclutar misioneros para ir a Perú, recientemente conquistada, a aplicar la cédula real que prohibía la esclavitud en las tierras conquistadas por Pizarro. Tierras tan recientemente conquistadas que, pensaría Bartolomé, todavía no estarían viciadas por la presencia de españoles encomenderos y esclavistas. El viaje, en todas formas, sirve a Las Casas para ampliar horizozntes. Se da cuenta de que los funcionarios reales abusan del indio en todas partes. El 30 de Junio del 1534 vuelve a escribir al Consejo de Indias denunciando atropellos, exigiendo la restitución de lo saqueado a los indios despojados, pidiendo permiso para poder ir personalmente a justificarse ante el Consejo de tanta calumnia que sobre él han vertido. Mientras tanto, en el convento de Santo Domingo recibe a los indios, escuha sus quejas y peticiones y enjuga sus lágrimas. Y sueña... Sueña con los ojos bien abiertos ante los que, por los puertos de Santo Domingo, pasan barcos cargados de tesoros de Perú... El sueño de ir a Perú se convierte en obsesión. Tal vez en el Perú, sigue pensando, pudieran sus ideas germinar como los claveles de su tierra natal en Abril. En el convento reza y lee. El pan de las ideas nuevas de los dominicos de Salamanca alimentan su esperanza y el vino de la fe arma su corazón de combatiente. El convento es fragua de luz para la razón y de calor para el corazón. «Tomad, Majestad. tomad en vuestras reales manos esa maldita herramienta de la conquista, la espada en amarguísima hora desembarcada al par de la cruz en Las Indias, y quebradla como la ha quebrado Dios, cuyas divinas manos nos han arrojado al rostro sus pedazos para marcarnos, herradores de esclavos, por todos los siglos venideros» (Palabras que Miguel Angel Asturias, en La Audiencia de Los Confines, pone en boca de Bartolomé de Las Casas, dirigidas al rey)
  • 43. CUARTE PARTE: FUNDADOR DE PAZ Y ESPERANZA: SIGNO DE PUEBLO Capítulo Noveno NICARAGUA El sueño casi se convierte en realidad. A Fray Tomás de Berlanga lo nombran Obispo de Panamá el 11 de febrero del 1534 y pronto le comisionan una misión pacificadora entre Pizarro y Almagro. Tomás de Berlanga recoge en Santo domingo a Bartolomé de Las Casas y a otros tres dominicos para que le acompañen, primero, a Panamá a tomar posesión de la Diócesis y, después, a cumplir la misión en el Perú. En Panamá sufren hambre y enfermedades y Bartolomé comprueba una vez más el tráfico de esclavos y la corrupción de los representantes del rey. El Obispo decide enviar al grupo de dominicos delante... pero la nave queda inmovilizada en el mar por semanas. Los dominicos y los hombres de la nave abandonan la nave y llegan en un barquichuelo a las costas de Nicaragua. Era el año 1535. Bartolomé de Las Casas tiene tiempo suficiente para conocer en el barco lo que pasaba en Perú y decide olvidarse del Perú. Nicaragua, además, le encanta 39. Sin embargo también en aquellas tierras privilegiadas abundaban los abusos e injusticias. Don Rodrigo de Contreras es el Gobernador de Nicaragua. Tanto él como su tío, Pedrarias Dávila, tienen merecida fama de crueldad para con los indios. Un buen día al creativo Bartolomé de Las Casas se le ocurre una brillante idea: unir el Atlántico y el Pacífico a través del río Desaguadero y la laguna de Nicaragua. De este modo, aconsejaba a los vecinos españoles de León y Granada de Nicaragua, disminuirían los padecimientos de los españoles al atravesar el istmo de Panamá. Rodrigo de Contreras se entusiasma con la idea. Bartolomé de Las Casas quiere ser el único responsable de la expedición. De este modo