1. Las Barreras de la
Comunicación
Son aquellos elementos
que afectan
negativamente a su
eficacia. Existen diversos
elementos que debemos
tener en cuenta para
evitar estos aspectos
negativos:
2. Lugar y Momento escogidos:
El Contexto en el cual se realiza la
Comunicación es de una gran
importancia. Si queremos
comunicar un mensaje a un
determinado grupo de personas en
una habitación pobremente
iluminada, es muy fácil que ellas
pierdan una parte importante de
los detalles del mismo. Lo mismo
sucede si el ambiente es muy
ruidoso o no permite concentrarse
fácilmente.
3. Perturbaciones o
Interferencias en la
Comunicación:
Un ejemplo de estas
interferencias son las
frecuentemente usadas
"muletillas". A menudo
utilizamos sin apenas darnos
cuenta coletillas como "eh.."
"sabes.." "entiendes..." Aunque
no suele llegar a ser un
trastorno para la comunicación,
a menudo resultan molestas y
perturban el proceso
comunicativo.
4. Falta de Empatía:
Un aspecto muy importante
en la Comunicación es la
Empatía, es decir, la
capacidad de ponerse en el
lugar del otro con objeto de
comprender mejor cuales son
sus necesidades,
preocupaciones y
motivaciones.
5. Ausencia de Feedback:
El feedback es aquella
información de vuelta que
nos llega del receptor y
que nos ayuda a
comprender si este ha
entendido el mensaje
correctamente.
6. Prejuicios y Estereotipos:
Estos elementos negativos
provocan una predisposición
a interpretar los mensajes de
una manera
predeterminada, según
condicionantes como pueden
ser el sexo, raza, edad, nivel
socio-cultural, estatus, etc.
Son muy peligrosos ya que
regulan nuestra conducta y
forma de actuar.
7. Efecto Halo:
Existe una tendencia natural a
juzgar a las personas en
función de la primera
impresión que nos causan. El
gran problema que nos causa
es la falta de Objetividad.
8. No Escuchar:
Una de las habilidades
principales que tiene que
aprender un buen
comunicador es la
escucha activa, es decir,
necesitamos conocer las
condiciones de la persona
con que nos estamos
comunicando.
9. Trabajando la argumentación
La mejor técnica para argumentar bien en
cualquier ámbito social es prepararse bien. Picasso
decía que la inspiración existe pero tiene que
sorprenderte trabajando.
No se puede argumentar bien jurídicamente sin un
buen conocimiento del Derecho, de los materiales
jurídicos, y de la teoría del Derecho, de los
instrumentos adecuados para manejar aquellos
materiales.
10. Objetivo: persuadir
Es la exposición de una tesis. Lo importante
aquí no es efectuar una exposición
completa, exhaustiva, sino más bien clara,
razonablemente informativa, que estimule
la discusión y prepare de alguna forma para,
al final, persuadir al auditorio y que la dé
como válida y aceptarla.
11. Sencillez
No se argumenta mejor por
decir muchas veces lo
mismo, ni por expresar con
muchas palabras lo que
podría decirse con muchas
menos.
La amplitud excesiva del
discurso aumenta las
probabilidades de cometer
errores y corre el grave
riesgo de provocar hastío en
el oyente.
12. Expansión de vías argumentales
Cuando se argumenta con otro, uno puede tener
la impresión de que los argumentos de la parte
contraria funcionan como una muralla contra la
que chocan una y otra vez nuestras razones. Por
eso lo más aconsejable es ver si uno puede tomar
la fortaleza intentando otra vía. Esa maniobra
debe hacerse sin desviar la cuestión. O sea, no se
trata de tirar torcido, ni de tirar otra cosa, sino de
intentarlo desde otro lado, cambiando la posición.
13. Amenidad
Hay ocasiones en que no es apropiado
hablar en broma (por ejemplo, del
holocausto, del genocidio de un régimen
militar...) y en otras si. Para distinguir unas
de otras, el mecanismo más simple y
efectivo consiste en ponerse en el lugar del
que tiene que soportar la broma.
14. Calidad de la
argumentación
No se argumenta bien por
hacer muchas referencias a
palabras prestigiosas,
autores de moda, etc. Lo
que cuenta es lo que se dice
y las razones que lo avalan:
la calidad y fortaleza de esas
razones son responsabilidad
exclusiva del que
argumenta.
15. No desviarse de la
cuestión principal
Frente a la
tendencia, natural quizás
en algunas culturas, a irse
por las ramas no cabe
otro remedio que insistir
una y otra vez en ir al
punto, en fijar
cuidadosamente la
cuestión.
16. El Estilo
Como ocurre con los
autores literarios, cada
persona que argumenta
tiene su estilo propio y es
él el que ha de esforzarse,
primero, por encontrarlo,
y luego, por elaborarlo.