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Pedriza
La charca verde
Datos
Tipo de ruta:
Circular.
Dificultad: Media -
alta.
Longitud: 16
kilómetros.
Duración
aproximada: 5 horas
y 30 minutos.
Desnivel: 900 - 1.200
metros.
Descripción
Ruta larga que permite acceder a La Pedriza por sus dos lugares más concurridos,
Quebrantaherraduras y El Tranco, sin usar el vehículo privado. Discurre por pinares de
repoblación, áreas de matorral mediterráneo, bosque galería de alisos y sauces y sobre
todo por el impresionante conjunto granítico de La Pedriza, con sus domos, piedras
caballeras y formas caprichosas. Todo el trayecto discurre por el Parque Regional de la
Cuenca Alta del Manzanares. La fauna más característica de la zona son los buitres
leonados, águilas reales, cigüeñas, búhos, cabra montes, zorro y corzo. Es conveniente
llevar agua, aunque se puede comprar en los ¿chiringuitos¿ de Canto Cochino. Evitad
los días de mal tiempo en invierno y sobre todo los de mucho calor en verano, pues La
Pedriza es un horno. Para acceder en transporte público el único medio es el bus 724 de
Herederos de Colmenarejo desde el Intercambiador de Plaza de Castilla. En coche el
acceso más rápido es por la M 607 hasta la desviación hacia Soto del Real y posterior
desviación a Manzanares el Real.
Valores Naturales: Modelado en granitos, repoblaciones forestales, bosques galería.
Descripción detallada
Muchos son los madrileños y madrileñas que quieren disfrutar de La Pedriza; quizás el
área más conocida y más transitada de nuestra Sierra. El paso, como es sabido, está
restringido a 250 vehículos al día; por ello, esta ruta parte desde el aparcamiento del
autobús ¿Herederos de Colmenarejo¿, nº 724 frente a la iglesia del pueblo (0).
Salimos en dirección oeste, bajando una pequeña cuesta con un arroyo, que remontamos
a renglón seguido y llegamos a un cruce. La calle que asciende a la derecha, también
lleva a La Pedriza, a El Tranco, pero vamos a continuar de frente, cruzando el río
Manzanares con su densa vegetación de ribera, y nos desviamos por un camino de
tierra, conocido como Camino de El Boalo, que deja a la izquierda el antiguo castillo,
que está en ruinas. Atravesamos una pequeña urbanización y a unos pocos cientos de
metros confluimos con la pequeña carretera que da acceso a Canto Cochino (1) (1 km y
15 minutos).
Seguimos en paralelo a la carretera, que queda a nuestra izquierda, y veremos ya el
aparcamiento que existe para los que dejan el coche aquí y comienzan los cominos sin
invadir el Parque con él. Otros cuantos estarán horas ante la barrera de acceso los fines
de semana esperando a que salgan los vehículos de los más madrugadores.
Siguiendo nuestro camino encontramos el Centro de educación ambiental del Parque
Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, cuya visita debería ser obligatoria (2)
(1.600 metros y 25 minutos). Un poco más adelante está la barrera y el control. Tras
ella, el camino que hay que tomar va por la derecha de la carretera y que está señalado
como Senda de Quebrantaherraduras, con carteles de madera. Desde el primer
momento, la vegetación que nos acompaña se nos presenta rara, formando alineaciones,
terrazas..., son las repoblaciones que se efectuaron en los años cincuenta y sesenta del
pasado siglo para evitar la erosión y regeneración del suelo. Son pinos laricios, que se
distinguen por sus largas acículas y sus piñas alargadas. Junto a ellos, las arizónicas, que
nos dejan su fuerte aroma a resina. El camino es, aquí, completamente llano, con un
cerro con bolos graníticos a nuestra derecha del que nos separa un pequeño arroyo
estacional, y la carretera a mano izquierda.
Cruzamos el arroyo por un puente de madera (3) (2 km y 500 m. y 45 minutos), y el
camino comienza a inclinarse. Nada más pasar el arroyo se nos abre un claro en el
bosque y nos aparecen unos rodales de los arbustos autóctonos de la zona, en este caso
jara pringosa y romero, lo que implica que estamos en el piso del encinar guadarrámico,
a pesar que sólo nos quedan algunos restos de pequeñas encinillas dispersas.
Alcanzamos en nuestra subida la carretera y la cruzamos (4) (3km y 960 m y 1 hora). A
la izquierda vamos a ver una barrera que cierra un ancho camino de tierra. Por ahí no
hay que seguir, sino por la Senda de Quebrantaherraduras, que viene indicada con su
correspondiente cartel.
La senda pasa por un área sin arbolado que nos de sombra, entre densos jarales y
algunos enebros de miera que empiezan a aparecer. A la izquierda se nos abre un
barranco. Más adelante nos sumergimos en el pinar. Los troncos de estos pinos son
finos, muy cercanos unos de otros, para facilitar su crecimiento al competir por la luz.
Algunos nos los vamos a encontrar en medio del camino.
Tras salir del bosque, el camino se va a hacer más duro, bastante duro. La senda de
tierra se va a convertir en un camino pedregoso, con lagunas canalizaciones para evitar
que el agua ocupe el camino. Hacemos una curva a la derecha y el repecho es aún más
duro. Los últimos metros, a pleno sol, se hacen por medio de tres enormes escalones de
piedra. Alcanzamos otra vez la carretera en otra curva y cruzamos de frente. Una corta
subida, ahora en medio del pinar, nos hace coronar el collado de Quebrantaherraduras
(5) (4,5 km y 1 hora y 30 minutos).
La carretera va a quedar a nuestra izquierda, unos metros debajo de nosotros. Cuando la
ruta se hace horizontal, en el pinar observamos algunos bolos graníticos perfectamente
partidos. Descendemos por unos escalones y cruzamos nuevamente la carretera.
Desde el otro lado, el espectáculo es impresionante. El valle del arroyo de La Majadilla,
con su mar de pinos y cipreses está rodeado por la gran masa granítica anaranjada de La
Pedriza. A la izquierda, hacia el oeste, la Cuerda de Las Milaneras, con su grupo de
rocas verticales en primer término conocido como El Cancho de los Muertos. Hacia el
este, la Peña del Yelmo y la Pedriza Posterior. Por detrás de todo este conjunto, la
Cuerda Larga.
El origen de La Pedriza se remonta la Orogenia Hercínica (Paleozoico), más
concretamente a las últimas fases, cuando grandes plutones de granito penetraron por
debajo de las montañas creadas durante dicha orogénesis (unos 300 millones de años).
Posteriormente, la erosión producida durante millones de años favoreció que quedaran
al descubierto. La Orogenia Alpina (65 millones de años), elevó el bloque rígido de la
Sierra, lo fracturó, y a partir de entonces actuó sobre los granitos la erosión, dando lugar
a las múltiples y curiosas formas que conocemos.
Este mirador es un buen lugar para localizar las principales áreas de La Pedriza y para
conocer alguna de sus leyendas.
Empezamos el descenso; entre dos muretes de piedra bajamos tres escalones. Vamos a
pasar entre dos gruesas encinas y algunos enebros. Al poco pasamos sobre un pino que,
curiosamente ha crecido horizontal y corta el camino. Llegamos a otro cruce con la
carretera (6) ( 5 km y 1 hora y 45 minutos). Al otro lado, una fuente con un pilón nos
permitirá abastecernos de agua. Giramos a la izquierda. La vegetación va cambiando,
pues entramos en zona de umbría. Abundan los brezos, los cantuesos, junto con los
pinos y las eternas jaras.
Volvemos a cruzar la carretera, en suave descenso, y el camino se nos hace horizontal.
Llegamos a ir en paralelo a la carretera. La cruzamos por última vez (7) (5,5 km. Y 2
horas), y ya vamos oyendo el ruido del río Manzanares.
Por el llano que vamos, se cruza el arroyo de Las Casiruelas y llegamos a Canto
Cochino. Por nuestra derecha se nos une otra nueva ruta que tomaremos más tarde (8) (6
km y 2 horas y 10 minutos).
Canto Cochino es la zona de aparcamiento de los coches que han accedido al Parque,
hay varios chiringuitos y zonas de esparcimiento. La ruta, sin embargo, no acaba aquí,
sino que va a remontar el río.
Descendemos por un camino asfaltado hacia el río, y lo cruzamos por un puente de
madera. Es un punto donde existe un buen ejemplo de bosque galería y donde el río
Manzanares baja con una limpieza y ¿alegría¿ que pocos creerían que es el mismo que
atraviesa nuestra capital.. La vegetación que podemos ver aquí es la de un típico bosque
de ribera guadarrámico: sauces, multitud de alisos, algún olmo y algún álamo, junto con
arraclanes, que son las especies que conforman principalmente este ecosistema. Según
nos alejamos del agua, la vegetación que va a aparecer es la que nos ha venido
acompañando, la del pinar de repoblación.
Nada más cruzar el río, nos topamos de frente con la Escuela Taller del Parque
Regional. Aquí giramos a la izquierda, subimos dos o tres escalones y, enseguida
descendemos para ir por un camino paralelo al río, que va a quedar a nuestra izquierda.
Aquí se nota el contraste entre el bosque de ribera y el pinar; éste, repoblado con
ejemplares muy cercanos uno de otro hace que no exista el sotobosque, y que todo
parezca como ¿ceniciento¿, seco, que incluso te falte el oxígeno para respirar. Las ramas
más bajas y medias se han podrido, incluso hay bastantes ejemplares muertos, muchos
de ellos por la plaga de procesionarias.
Llegamos a la altura de un puente, el de Las Ranas. Al otro lado del río continua el
aparcamiento y, en él, un pequeño tejo nos indica que vamos cambiando de piso con la
altura (9) (7km y 2 horas y 30 minutos).
Continuamos por la margen izquierda del río. El camino parece perderse, pues existen
multitud de ellos al ser una zona de abundante tránsito. Lo mejor es seguir en paralelo al
río, lo más cercanos a él. Van a ir apareciendo unos pinos que hasta ahora no habíamos
visto, con troncos más gruesos, de aspecto más viejo, más grandes. Son algunos
ejemplares de pino silvestre que quedaron sin talar antes de la masiva repoblación. Se
les distingue fácilmente por su color asalmonado en sus ramas y parte alta del tronco,
así como por sus pequeñas pero numerosas piñas.
También van a aparecer otras especies en el sotobosque, como retamas, escobas,
torviscos y jaras. Llegamos a una agrupación de rocas graníticas, estratificadas por sus
planos de debilidad (10) (7 km y 600 m. y 2 horas y 45 minutos). Se les rodea por la
derecha. A partir de ahora vamos a tener un camino llano entre diferentes terrazas de
repoblación del pinar hasta llegar a la altura de un pequeño puente.
Este puente es conocido como el de La Cola de Caballo
(11) (8 km y 3 horas). Nada más cruzarlo, un pequeño sendero parte a la derecha,
avanzamos por él unos 20 metros y llegamos a unas pozas unidas por pequeñas
cascadas. Es el comienzo de la zona de Charcas Verdes, y un buen lugar para reposar.
Desandamos lo andado y al llegar al puente no lo cruzamos, sino que por el sendero que
continua de frente llegamos a la carretera que ascendía anteriormente por toda La
Pedriza. Giramos a la derecha.
La pista va a ir en continuo ascenso, pero es amplia y sin pérdida. Arriba, a la derecha,
en la margen izquierda del río, veremos una roca en equilibrio, es El Cáliz. En nuestra
subida dejamos a la derecha una primera desviación, que no tomamos, y sí la segunda,
que desciende hacia el río (12) (9 km y 3 horas y 15 minutos).
Tras la bajada, llegamos a una especie de aparcamiento. Tras pasarlo, vemos el río
Manzanares en todo su esplendor. Sobre un lecho de roca pulida por la acción del agua
se suceden cascadas, algunas de más de dos metros, y multitud de pozas y piscinas
naturales. El río hace un recodo y gira en dirección noroeste. Una corta trepada por las
rocas nos lleva hasta la poza más famosa, la Charca Verde, que también es la más
grande. Una pequeña cascada desemboca en esta poza, que en realidad es una gran
¿marmita de gigante¿. Las ¿marmitas¿ se forman en los lechos rocosos de los ríos, en
zonas algo hundidas y que sirven de ¿trampa¿ a piedras que arrastra el mismo río. Al
caer en esta zona, no pueden salir, pero el movimiento en remolino del agua hace que no
deje de dar vueltas, puliendo, redondeando y ampliando a zona deprimida, hasta crear
las pozas o ¿marmitas¿ que observamos en toda esta zona (13) (9 km 300 metros y 3
horas y 25 minutos).
Este es el punto culminante del recorrido, buen lugar para el descanso y el recreo. La
vuelta rápida se va a hacer por la pista asfaltada. El descenso es bastante veloz, hasta
alcanzar la barrera de prohibición del paso de coches, no sin antes rebasar el arroyo
Umbría de la Garganta, que viene por nuestra derecha (14) (10 km y 300 metros y 4
horas).
Desembocamos en Canto Cochino, con sus ¿chiringuitos¿ y aparcamientos (15) (11 km
y 4 horas y15 minutos). No volveremos por Quebrantaherraduras, sino por El Tranco,
salida natural del Manzanares. Descendemos un cerrete, dejando a la derecha la señal
que indica la Senda de Quebrantaherraduras, cruzamos el arroyo de Las Casiruelas por
unos mogotes de piedra, aunque cuando viene poco agua o seco no es necesario, y
llegamos a una pasarela sobre el río. (16) (11 km y 600 m. y 4 h. Y 25 minutos).
Cruzamos por esta estrecha pasarela y llegamos a un merendero. Lo dejamos a nuestra
derecha y nos introducimos en la Garganta Camorza, por donde el río sale de La
Pedriza. El camino se hace entre rocas, y más bien parece un callejón. A nuestro
alrededor, los majuelos crecen en las zonas donde se ha generado un poco de suelo
fértil. El río, a nuestra derecha, va creando multitud de pozas.
Un pequeño ascenso nos lleva a una curva del río. Encima de nosotros, sobre una roca
ha crecido un madroño, que parece desafiar a la gravedad y a la falta de suelo. Saltando
de roca en roca llegamos a una presa colmatada de sedimentos (17) (12 km y 500
metros y 4 h y 45 minutos).
Bajamos de la presa por una diaclasa (línea de separación en la roca) de una gran roca
de granito y alcanzamos un canal que parte de la presa. El río va calmándose, se ven
más piscinas, aunque no las pozas que se formaban aguas arriba.
Llegamos por fin a otra zona de merenderos, El Tranco (18) (13 km y 4 horas y 55
minutos), tras pasar por una zona donde las jaras enmarcan un estrecho camino. Aquí
acaba una carretera que viene desde Manzanares, aunque Manzanares ya llega hasta
aquí, con la proliferación de viviendas unifamiliares que se construyen en este entorno.
Si queremos alargar un poco el camino, tomamos a la derecha una calle sin asfaltar que
nos llevará a cruzar el río y ascender a la ermita de la Peña Sacra. Si no, la carretera que
hemos alcanzado nos llevará en pronunciado descenso hasta nuestro punto de partida en
Manzanares el Real (19) (16 km y 5 horas y 30 minutos).
Cartografía
1/50.000, hoja 508, Cercedilla del I.G.N. y 1/25.000 hoja 508 - II Puerto de
Navacerrada y 508 - IV Moralzarzal
Puente de los pollos
Datos
Tipo de ruta: Circular.
Dificultad: Fácil.
Longitud: 8 kilómetros.
Duración aproximada: 3 horas y media.
Desnivel: 1.030 - 1.450 metros.
Descripción
Ruta por el interior del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Paisaje de
granitos, en especial el impresionante Puente de los Pollos, arco de roca natural. Apto
para toda época. Hay que llevar cantimplora.
El Centro de Información del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares
realiza excursiones guiadas y gratuitas por el interior del Parque. Tel. 91 853 99 78.
Accesos: Por la carretera de Colmenar, desvío hacia Soto del Real. Unos dos kilómetros
antes del pueblo, hay una desviación a la izquierda que lleva a Manzanares. Desde aquí,
la carretera que remonta el río sin cruzarlo por su margen izquierda llega, tras una
subida al área recreativa de El Tranco, donde se corta la carretera y tras remontar unos 2
km más se llega a Canto Cochino.
Hay restricciones de vehículo privado en La Pedriza, pero un nuevo servicio de
autobuses parte desde Manzanares El Real.
En bus, el nº 724 de Hermanos Colmenarejo desde el intercambiador de Plaza de
Castilla. Tel.: 91 314 64 08.
Descripción detallada
Sin cruzar el arroyo de La Majadilla se continua por la senda que parte en dirección
norte, recto hacia el Circo de la Pedriza Posterior. Comienza una subida, corta, pero que
en empinada cuesta lleva a un rellano horizontal, donde las vistas de El Pájaro son
inmejorables (2 km y 45 minutos).
La pista sigue en horizontal por la orilla del arroyo de Los Pollos, hasta que a la
izquierda parte un sendero que va a llevar en larga subida y con varias curvas hasta Los
Llanillos (3,5 km y 1 hora y 15 minutos). Esta zona es una especie de meseta horizontal
cubierta de arbolado, donde hay un cruce. Nuestra ruta discurre hacia el oeste, en
suavísima subida, pero en este cruce, hacia el norte y entre el arbolado se llega a unas
rocas, con una pared rosácea donde hay una cueva que utilizaban los primeros
exploradores de La Pedriza, es la Covacha de la Majada de Quila.
Seguimos por el sendero hasta el final de la cuesta, se cruza el arbolado hacia el norte y
se llega al Puente de los Pollos, gran arco de roca de unos 25 metros de luz (4,5 km y 1
hora y 45 minutos).
La vuelta se puede hacer por el mismo camino, o continuar por un camino que al final
de la subida partía en dirección sur, hacia el collado Cabrón, marcado con pintura
blanca y amarilla, es la senda Icona (6 km y 2 horas y 30 minutos). Desde allí se
desciende por la parte derecha, oeste, y se llega a un pinar de repoblación, el vivero
forestal y el río Manzanares. Se gira a la izquierda y se llega a Canto Cochino (8 km y
3 horas y media).
Cartografía
1/50.000, hoja 508 del I.G.N. Cercedilla. 1/25.000, hojas (508 - II) 36 - 39 Puerto de
Navacerrada y (508 - IV) 18 - 20 Moralzarzal. Mapa excursionista de la Editorial
Alpina 1/25.000, La Pedriza.
Peñalara
Ruta por el camino Schmid
Datos
Tipo de ruta: No circular.
Dificultad: Baja.
Longitud: 5,5 kilómetros sólo
ida.
Duración aproximada: 2 horas
y media.
Desnivel: 1.860 - 1.892 - 1.530
metros.
Descripción
Ruta tradicional en la sierra de Guadarrama, entre los dos albergues de la R.S.E.A.
Peñalara, que debe su nombre al peñalaro Eduard Schmid, que hace un siglo eligió este
itinerario para enlazar ambos albergues y lo marcó él mismo. La ruta discurre por la
umbría de Siete Picos y las laderas del Puerto de la Fuenfría. Hay varias fuentes por el
camino. Recomendable para cualquier época del año, salvo los días fríos y de temporal.
Extensas masas de pino albar.
Existen dos itinerarios posibles: por el Collado Ventoso, el tradicional, y por el Puerto
de la Fuenfría y la calzada romana.
Al Puerto de Navacerrada se llega por la N-VI hasta Collado Villalba, ascendiendo 18
kilómetros por la M-601 hasta el Puerto. En transporte público, el bus nº196 de Larrea
desde Plaza de Castilla y la línea C9 de Cercanías.
A Cercedilla, el bus 684 de Larrea desde Moncloa. Tel de Larrea: 91 530 48 00 y la
línea C-8B.
Descripción detallada
Esta ruta parte desde el puerto de Navacerrada , aunque también se puede hacer en
sentido contrario. Se sube por la carreterita asfaltada que parte al lado de Venta Arias, a
la izquierda del puerto y se llega a la pista de esquí de El Escaparate, desde donde parte
el Camino marcado con círculos amarillos en el tronco de algunos árboles. Aquí hay
que tener precaución en no equivocarse de camino, pues hay una bifurcación y parten
dos caminos en paralelo. El superior es el inicio de la pista de esquí de fondo y el
inferior el que se debe tomar.
La senda discurre en un recorrido casi llano, en ligero descenso, por la cara norte de
Siete Picos. Al poco se pasa la pista de El Bosque y comienza el pinar, salvando algunos
arroyuelos como el de El Telégrafo.
Se sigue por la senda en medio de un denso pinar de pino silvestre, con enebros, piornos
y líquenes. Se pasan la pradera de Navalusilla, que va a quedar a la derecha en una
suave caída verde (45 minutos desde el comienzo). Desde aquí, el camino empieza a
picar un poco para arriba, se pasan algunas pedreras y se llega hasta una bifurcación (3
km y 1 hora y 15 minutos).
En este punto se pueden seguir dos caminos.
Si se toma el camino que, a mano izquierda y siguiendo las señales amarillas, inicia una
corta pero dura ascensión, se llega al Collado Ventoso tras hacer unas curvas cerradas
(3,5 km y 1 hora y 30 minutos). El collado, con una pequeña pradera, se denomina así
por encajarse los vientos en esta zona, denotándolo los pinos con porte abanderado, más
pequeños y cortas ramas.
Desde aquí comienza el descenso y ya se accede al valle de La Fuenfría. Al poco, una
senda empieza a mano izquierda también marcada con señales amarillas, es la senda de
Alevines, que no hay que tomar.
Se desciende por el pinar hasta atravesar la Carretera de la República (4,5 km y 2
horas) y posteriormente, en fuerte pendiente en varios zigzag hasta las inmediaciones
del Chalet de la RSEA Peñalara en la pradera de los Corralillos (5,5 km y 2 horas y 30
minutos).
Si por el contrario. En la bifurcación tomamos el ramal de la derecha, se llanea por la
senda de los Cospes. Tras rodear el cerro Ventoso por su vertiente norte, se llega al
Puerto de la Fuenfría. Aquí hay que descender por la Calzada Romana, en un descenso
rápido entre el pinar, se gira a la derecha y se llega al Puente de Enmedio. Aquí la
Calzada gira a la izquierda y en un tramo muy deteriorado, con piedras sueltas, tierra
resbaladiza y retamas que han invadido el camino se alcanza la pradera de los
Corralillos, punto final de la Senda.
Cartografía
1/50.000, hoja 508, Cercedilla del I.G.N. y 1/25.000 hoja 508 - I Camorritos y
1/25.000 hoja 508 - II Puerto de Navacerrada.
Laguna de Peñalara
Datos
Tipo de ruta: No circular.
Dificultad: Baja.
Longitud: 4 kilómetros ida y
vuelta.
Duración aproximada: 1 hora
y cuarto de ida y 1 hora de
vuelta.
Desnivel: 1830 - 2.020 metros.
Descripción
Visita a la laguna más importante del Parque Natural de Peñalara. Importantes sistemas
glaciares de circo y morrenas. Para toda época, mejor en el deshielo primaveral. En
invierno, precaución con las placas de hielo. Prohibición de bañarse en la laguna.
Descripción detallada
El punto de partida es el Puerto de Cotos (1) (1830 metros), por la amplia pista, primero
asfaltada y luego de tierra que sube a la izquierda de Venta Marcelino. Se asciende en
dirección norte, y tras pasar una fuente se gira a la izquierda. Tras pasar un depósito de
agua, a la derecha nace una estrecha vereda que se introduce en un pinar (2) (1910
metros y 30 minutos).
La pendiente no cobra en ningún momento mucho desnivel, siendo casi horizontal en su
recorrido, que se hace por debajo de las morrenas glaciares de Peñalara. El pinar se
aclara (3) (1940 metros y 45 minutos), y deja paso a una zona de matorral de jabino y
piorno hasta desembocar en el arroyo de la laguna, que hace de desagüe de ésta. (4) (1
hora y 1940 metros).
Desde aquí, y tras atravesar la pradera de Peñalara, casi siempre encharcada, se asciende
entre prados y rocas hasta el umbral de la laguna sin ningún problema (5) (2020 metros
y 1 hora y 15 minutos). El pico de Peñalara queda en la vertical, y en invierno es
frecuente ver escalar en hielo por los tubos que hay en la pared del circo.
La vuelta se puede hacer por el mismo camino o tomando un sendero que parte hacia el
sur, a la derecha, en la pradera y que rodea el refugio Zabala, y baja por las antiguas
pistas de esquí.
Cartografía
1/50.000, hoja 483 del I.G.N. Segovia, y hoja 508, Cercedilla. 1/25.000, hojas 508-II 36
- 39 Puerto de Navacerrada, y 36-38. San Ildefonso o La Granja.
La senda ecológica de Canencia
Datos
Tipo de ruta:
Circular.
Dificultad: Baja.
Longitud: 6
kilómetros.
Duración
aproximada: 3 horas
y 15 minutos.
Desnivel: 1.524 -
1.590 metros.
Descripción
No es posible acceder en transporte público a la ruta, sino que se debe hacer en vehículo
privado. La ruta discurre por la umbría del puerto de Canencia, uno de los lugares donde
mejor se han conservado especies vegetales en nuestra Sierra. En la ruta se pueden
apreciar importantes formaciones de tejos, acebos, abedules, álamos temblones, robles y
pinos silvestres. La mayoría son especies protegidas, así que no debemos arrancar ni
ramas, ni hojas, ni frutos. También se llega a la cascada del arroyo del Sestil, uno de los
mejores saltos de agua de la Comunidad. Se visita el Centro de Educación Ambiental
"El Hornillo" (tel.: 609 250 135), donde pueden dar más información de esta ruta y otras
que se hacen por los alrededores. La mejor época es el otoño, pues se juntan la
abundancia de agua con la variedad cromática de las hojas y los frutos de acebos y tejos.
Primavera también es recomendable, sobre todo en época de deshielo.
Valores Naturales: Especies forestales protegidas, bosque oromediterráneo y relicto de
épocas pasadas más húmedas, chorrera de Mojonavalle.
Descripción detallada
El inicio de la ruta es el mismo puerto de Canencia (0), situado a 56 Km al norte de
Madrid, a 7 de Miraflores de la Sierra y a 9 km. del pueblo que le da nombre. Es un
puerto de mediana altitud, 1.524 m. sobre el nivel del mar, que lo diferencia de otros
(Morcuera, Navacerrada,...) por tener abundante vegetación arbórea, pues sus vientos y
temperaturas son menos rigurosos. También es un puerto abierto, con amplias zonas
para áreas recreativas, sitios para barbacoas portátiles, fuentes, pero con el hándicap de
no disponer de transporte público para acceder a él.
Lo más destacado de esta ruta va a ser la gran variedad de vegetación que se conserva,
no sólo de especies introducidas por el ser humano, sino restos de vegetación relicta, es
decir, que no se corresponde con las condiciones climáticas actuales, y sí a épocas
pasadas, más húmedas y frías. Un hecho similar pasa en el hayedo de Montejo de la
Sierra, tan conocido, y en la Dehesa de Somosierra. En este caso, tan cercano a Madrid,
en la ladera de umbría, nos vamos a encontrar especies tan escasas como acebos, tejos,
álamos temblones, abedules, en medio de un gran pinar de repoblación, pero que nos
permite conocer cómo era la vegetación autóctona de la zona.
La ruta parte hacia el oeste por la ancha y bien apelmazada pista forestal y que coincide
con un tramo del GR 10. Ya en el mismo puerto vemos dos arbolitos de unos cuatro
metros y con un color verde oscuro, muy oscuro: son dos tejos. Luego veremos más y
más grandes. Dejamos una fuente a la derecha, con una zona de bancos, toda ella en
piedra berroqueña granítica. Esta primera parte, en las cercanías del puerto, será toda
granítica; más hacia el oeste, aparecerán los gneises.
Esta parte de la Sierra había sido deforestada durante siglos y entre finales del siglo XIX
e inicios del pasado se repobló con pinos silvestres o de Valsaín. Ésta es una especie de
rápido crecimiento y que tiene muy buenos ejemplares en este puerto. Se le distingue
por el color de la corteza de su tronco, gris en la parte inferior, y asalmonada en las
partes más altas, se suele desprender en escamas, sus piñas son bastante pequeñas y sus
hojas peremnes y aciculares.
Llegamos, a los pocos metros de ascenso, a una valla verde que impide el paso a los
vehículos y que podemos pasar por una puerta por el lateral izquierdo. A partir de ahora
nos sumergimos en un inmenso bosque de pinos, donde van a destacar las rocas. Bolos
graníticos nos van a aparecer en la ladera, a ambos lados del camino.
A mano derecha vemos que el desnivel poco a poco nos va a separar de la carretera, que
baja hacia el pueblo de Canencia. En este mismo lateral, a pocos metros del camino, una
torre de granito nos llamará la atención, es una forma característica del modelado en
granitos, el tor o torre, del cual se diferencian los bloques separados por las líneas de
debilidad o diaclasas, que le dan aspecto de grandes sillares.
Por el camino, y entre los pinos que cubren las laderas, nos aparecen algunos arbolillos,
de tronco blanquecino, y que más adelante se nos harán más familiares, los abedules.
A mano derecha otra vez, e indicado en el camino, se ha rehabilitado una choza pastoril,
construido con roca granítica y ramas en el techo y forma circular.
Llegamos a una curva en la carretera, donde está ubicado el ¿Mirador del Norte¿ (1)
(750 metros y 15 minutos). Es un cortafuegos que permite ver las laderas de los Montes
Carpetanos y el valle del Lozoya, que es la vaguada profunda que se ve a una distancia
lejana. Por debajo del mirador vemos el profundo barranco que se abre a nuestros pies.
Diez metros más adelante vamos a dejar el cómodo camino de la pista forestal y vamos
a descender por la derecha para sumergirnos en el bosque. Bajamos unos escalones de
piedra y entramos en una profunda umbría, con un ambiente mucho más fresco del que
traíamos. Las rocas que nos van a quedar a nuestra izquierda aparecen cubiertas de
varias clases de musgos, y el suelo, si lo golpeamos con la suela de nuestro calzado
observamos que resuena y que se ha generado suelo fértil, rico en humus, aunque ácido,
y donde va a crecer una importante vegetación arbórea y arbustiva. Enseguida nos
vamos a encontrar con numerosos arbustos, de una altura de unos dos metros, con
muchas ramillas, y que conforma el sotobosque de este pinar: son brezos, que crecen en
las zonas más húmedas, incluso en rocas y piedras, junto con otro arbusto con hojas en
forma de acícula como los pinos, pero más corta y más clara, con el envés blanquecino,
el enebro. Ambos nos informan de la humedad resistente.
La senda va descendiendo entre el curso de alguna arroyada difusa, que limpia de
hojarasca el bosque y deja al descubierto las piedras. Se gira a la derecha y un poco más
adelante en un zigzag a la izquierda. De repente, tras pasar la curva, un árbol muy
oscuro al borde del camino nos va a llamar la atención; es un tejo, un árbol cercano a las
coníferas, con forma cónica. Sus hojas son muy oscuras y destaca por un fruto de color
rojo-anaranjado que le crecerá en otoño. En el mundo celta era un árbol sagrado, que
representaba el mundo de los muertos (similar al ciprés en la cultura mediterránea). Hoy
en día aún existen muchos tejos plantados en Asturias en las cercanías de las iglesias. Es
un árbol muy venenoso, posee alcaloides que pueden provocar la muerte. La única parte
no venenosa es el fruto. Su madera ha sido utilizada a lo largo del tiempo y así, en la
Edad Media, era apreciada por fabricar con ella los mejores arcos.
Una vez que hemos conocido este árbol, si observamos por toda la ladera, veremos más
ejemplares aislados. Con esta mirada también nos habrá llamado la atención otro
arbolillo, esta vez con multitud de troncos, con forma de arbusto y con hojas en forma
de lanza, con púas y muy brillantes. Es el acebo. Luego, más adelante, aparecerán
ejemplares con más porte.
La ruta sigue en descenso, recta, entre los pinos, acebos y tejos, hasta llegar a un claro
en el bosque (3) (1.400 m. y 40 minutos). Aquí vemos cómo ese claro continua en línea
recta por toda la ladera, es uno de los cortafuegos que dominan la Sierra. En este lugar,
al haber más insolación, la vegetación varía, los árboles han desaparecido y el
sotobosque se nos presenta con multitud de escobas negras, típico arbusto de tallos
siempre verdes y flores amarillas de mal olor.
Atravesamos el cortafuegos y la pista se hace mucho más amplia. Aparecen multitud de
robles melojos o rebollos. Éste es, mejor dicho, era, el árbol dominante en esta parte de
la Sierra. La vegetación se superpone en pisos según la altitud, pues cada especie se
adapta a unas condiciones climáticas específicas. En nuestra Sierra, la parte más baja,
hasta aproximadamente los 1.200 metros de altitud, lo ocupa el encinar; por encima de
este piso aparece el del robledal hasta los 1.600 metros; más por encima el pinar, y en
las partes más altas, donde las bajas temperaturas y el viento no permiten crecer a los
árboles, lo ocupa el matorral de cumbres. Estamos, según esta disposición, en el piso del
robledal, de un roble con escaso porte si se le compara con los robles atlánticos, pero
que se adapta al clima extremo del interior peninsular. Se distingue del resto por las
hendiduras de sus hojas, mucho más pronunciadas y que llegan hasta el nervio central.
Es un árbol de hoja marcescente, es decir, su hoja cae, pero no hasta que le empieza a
brotar otra a finales de invierno, manteniéndose secas con el típico color ocre.
Continuando por el camino llegamos a un cruce (4) (1.600 metros y 50 minutos). Si
seguimos de frente llegaremos al arroyo del sestil de Maíllo, que en época de aguas altas
no se puede cruzar; a la izquierda iremos hacia la cascada del arroyo, y a la derecha nos
sumergiremos en lo más profundo del bosque. Tomamos esta opción y vemos que, tras
pasar por el cortafuegos anterior, por este camino la humedad aumenta y nos vamos a
encontrar acebos a ambos lados del camino, sobre todo a la izquierda, formando densos
rodales.
Los acebos han crecido desde la base con ramas, eso quiere decir que no han sido
cortados. Este pequeño arbolillo, de 3 o 4 metros de altura ha sufrido una gran merma
de ejemplares, pues es el famoso ¿adorno navideño¿. Afortunadamente la Comunidad
de Madrid lo introdujo en el Catálogo de Especies Protegidas en el año 1983. Los
acebos presentan unas características hojas brillantes, muy espinosas las jóvenes, que
crecen en la parte inferior del árbol y sirve de defensa ante los animales; en cambio, las
superiores son mucho más redondeadas. Sus frutos son las típicas bayas rojas que
conocemos por la Navidad. Era también un árbol sagrado en la Antigüedad, pues se le
consideraba protector y capaz de atraer a la suerte. En esta parte del bosque abundan los
acebos, formando bosquetes que sirven de protección y alimento a la fauna. (5) (2.200
metros y 1 hora y 10 minutos).
Seguimos el camino, e incluso deberemos de agacharnos, pues los acebos tapan el
camino con sus ramas colgando por encima de él. Continuamos el descenso, con más
acebos a ambos lados del camino, y, tras descender un tramo un poco más pronunciado,
llegamos a una pequeña tejeda en medio del pinar. Aquí es donde más tejos hay,
formando amplios rodales. Seguimos por la pista, que describe un giro a la derecha y
llegamos a la carretera que desciende hasta Canencia, un lugar bastante húmedo con
acebos, tejos, fresnos y bastantes abedules a ambos lados de la carretera, que le dan un
aspecto amarillento en pleno otoño (6) (2.400 metros y 1 hora y 20 minutos).
Giramos sobre nuestros pasos y empezamos a ascender, aunque en ningún momento es
muy dura la cuesta. Nos despedimos de este espectacular bosque de acebos y tejos.
Tras pasar por el cortafuegos anterior llegamos al cruce de caminos anteriormente
descrito (7) (3.400 metros y 1 hora y 45 minutos). A la derecha, el camino bajará al
arroyo. Tomamos ahora el camino de enfrente. En esta parte por donde continuamos es
donde más robles se conservan, algunos de gran porte. Un poco más adelante nos va a
llamar la atención un enorme pino, de más de 100 años, que se yergue espectacular en la
parte derecha del camino, a media ladera. Sus ramas abarcan varias decenas de metros,
y su tamaño y su tronco son sensacionales. La causa de este desarrollo es la falta de
competencia que ha tenido a su alrededor para expandirse.
Poco a poco el rumor del agua se hace más frecuente y llegamos a un arroyo pequeño, el
de la Casita (8) (3.800 metros y 2 horas), que cruzamos por unas losas de piedra bien
puestas. Aquí nos vamos a encontrar, a lo largo de todo el recorrido del arroyo y gracias
a la humedad, con un bosquete de ribera de abedules.
Los abedules son otra especie relicta en esta zona. Se les reconoce fácilmente por su
corteza blanca y las grietas horizontales grises del tronco. Las hojas son de color verde
oscuro, que en otoño se vuelven de un amarillo brillante. Estos árboles nos indican
como las condiciones climáticas han variado, pues abundaban aquí cuando el clima era
más húmedo y frío que en la actualidad. Han ido desapareciendo, tanto por causas
naturales (mayor sequedad y calor), como por las acciones humanas, y han quedado
relegados a zonas húmedas y vaguadas de la Sierra.
Proseguimos la ruta y llegamos a la Chorrera de Mojonavalle (9) (4.400 metros y 2
horas y 15 minutos), uno de los enclaves naturales más maravillosos y desconocidos de
Madrid. Es una cascada de unos 30 o 40 metros donde se despeña por el gneis el arroyo
del Sestil de Maíllo. Se forman algunas pozas y encharcamientos, y en mitad del cauce
vamos a ver dos grandes árboles, uno es un abedul; el otro, más grande aún y con forma
de orquilla es un álamo temblón, un árbol de hojas caducas, que cuando sopla una
brizna de aire se mueven agitadamente, y de ahí le viene el nombre de ¿temblón?. Junto
a ellos, brezos y escaramujos nos hablan de una gran humedad ambiental. El lugar invita
al descanso y a la contemplación. Se ha acondicionado un mirador para observar mejor
la cascada, que en época de lluvias y en el deshielo va llena de agua.
En el lugar donde se halla la cascada, la ruta da un giro a la izquierda y remontamos lo
que queda de cuesta, en un repecho de 700 metros entre grandes pinos y melojos hasta
llegar a una pradera con una edificación. Atravesamos la cerca y llegamos a la casa (10)
(4.800 metros y 2 horas y 45 minutos), que cuenta con unos comedores techados, al aire
libre. Esta es la Casa de El Hornillo, un centro de educación ambiental de la Consejería
de Medio Ambiente, con información de rutas por la zona, actividades, aulas de
educación ambiental y alojamiento para grupos que desarrollen estas actividades.
Tras una trepada de 10 metros llegamos a la pista forestal que tomamos en un principio.
A la derecha tendremos la fuente de El Hornillo y la pista seguiría hasta La Morcuera;
pero la ruta que tomaremos es hacia la izquierda, regresando por la pista hasta el punto
de partida.
Unos metros más abajo, siempre descendiendo por la pista, encontraremos unos grandes
abetos de Douglas a mano izquierda. Su color es más oscuro y verde que los pinos y
fáciles de reconocer. Seguimos bajando suavemente, pasamos por donde empezamos a
descender hacia el interior del bosque (11) (5.200 metros y 3 horas), por el chozo
pastoril, la verja verde y desembocamos por fin en el punto de partida, el puerto de
Canencia (12) (6.000 metros y 3 horas y 15 minutos).
Cartografía
1/50.000, hoja 484, Bustarviejo, del I.G.N. y 1/25.000 hoja 37-38 Bustarviejo, del
Servicio Geográfico del Ejército
Valle del Lozoya
Las Cascadas del Purgatorio
Datos
Tipo de ruta: No circular.
Dificultad: Baja.
Longitud: 5,5 km sólo ida.
Duración aproximada: 2 horas.
Desnivel: 1.170 - 1.370 metros.
Descripción
Visita a uno de los lugares con mayor valor ecológico de la Comunidad, con gran
fragilidad medioambiental. Vistas del valle del Lozoya y del arroyo Aguilón. Fauna en
peligro de extinción (nutria y desmán de los Pirineos). La mejor época es el deshielo,
cuando las cascadas y el arroyo llevan la mayor cantidad de agua proveniente de la
nieve en fusión de la Morcuera y las cascadas se despeñan en todo su esplendor. Hay
que llevar cantimplora de agua. Balizado en parte como la Ruta Verde 1.
A Rascafría se accede por la N-I y desviación en Lozoyuela por la M-604. Se encuentra
a 107 km de Madrid. En bus, el nº 194 de Continental Auto desde Plaza de Castilla. Tel.
de Continental Auto: 91 314 57 55.
Teléfono de Información del Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón
(Rascafría): 91 8691757
Descripción detallada
Desde el Puente del Perdón, enfrente de El Paular, sale una pista asfaltada que pasa por
el albergue Los Batanes que va a quedar a la izquierda y lleva al área recreativa de Las
Presillas (500 m y 10 minutos), con piscinas fluviales ene le río Lozoya, aquí llamado
de la Angostura. Éstas van a quedar a la derecha, tras una gruesa valla de piedra.
Se continua por el mismo camino de tierra hasta la confluencia de un arroyo que baja
por la izquierda, es el arroyo Aguilón, proveniente de los altos de La Morcuera (1 km y
20 minutos). Se cruza por un pequeño puente y aparece una bifurcación, que se toma a
la izquierda, adentrándose en el monte de Los Robledos. La pista de la derecha nos
llevaría al área recreativa de “La Isla” y al puerto de los Cotos.
Más adelante, ya en continuo ascenso, en otra bifurcación hay que girar también a la
izquierda. Al llegar a un rellano finaliza el robledal y comienza el pinar (3,5 km y 1
hora). Aquí hay que abandonar la senda que llevábamos y empezar a descender a la
izquierda hacia el arroyo Aguilón. Se desciende por una pequeña senda, ya sin balizar,
cruzando una finca de pastores conocida como Majalagrande, y se llega aun vado del
arroyo, al lado de una casa, una cerca y un pilón.
Se cruza el arroyo por un vado de piedras, pues es más fácil el camino por este lado
(4,5 km y 1 hora y 25 minutos). Se remonta el río por su margen derecha, entre
praderas, pozas cristalinas, pequeños saltos y robles, hasta alcanzar en el cerramiento
del valle las dos cascadas del Purgatorio, una de las cuales, la superior, cae en forma de
cola de caballo a una poza cristalina (5,5 km y 2 horas). Para ver la superior, hay que
encaramarse por unas rocas que quedan en la orilla derecha (izquierda según se
remonta), y se observan los dos principales saltos de agua.
El regreso se puede hacer por el camino estrecho, una sendilla que hay en la orilla
derecha del arroyo, entre las praderas, pozas y otras cascadas de menor porte hasta
alcanzar, en tres kilómetros de descenso el puente sobre el Aguilón que antes habíamos
cruzado.
Cartografía
1/50.000, hoja 483, Segovia. 1/25.000, hoja 36 - 38 San Ildefonso o La Granja. Mapa
excursionista de La Pedriza 1/25.000 de la editorial Alpina.
El Mirador de los Robledos
Datos
Tipo de ruta: Circular.
Dificultad: Baja.
Longitud: 10 kilómetros.
Duración aproximada: 3 horas.
Desnivel: 1.170 - 1.310 metros.
Descripción
Aunque hay algunas fuentes, es necesario portar cantimplora. Vistas del valle del
Lozoya y paso por varias áreas recreativas de la Comunidad. En las inmediaciones, el
Monasterio de El Paular. Parte del recorrido se hace por la Ruta Verde 1, balizada por el
Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón, y el regreso por el sendero de
Gran recorrido GR-10.1, señalizado con pintura blanca y roja.
A Rascafría se accede por la N-I y desviación en Lozoyuela por la M-604. Se encuentra
a 107 km de Madrid. En bus, el nº 194 de Continental Auto desde Plaza de Castilla. Tel.
de Continental Auto: 91 314 57 55.
Teléfono de Información del Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón
(Rascafría): 91 869 17 57.
Descripción detallada
Desde el Puente del Perdón , enfrente de El Paular, sale una pista asfaltada que pasa por
el albergue Los Batanes que queda a al izquierda y lleva al área recreativa de Las
Presillas (500 m y 10 minutos), donde se puede tomar un baño si el tiempo acompaña
en las piscinas naturales del río Lozoya, rodeado de praderas.
Se asciende siguiendo el río Lozoya, que aquí se denomina arroyo de la Angostura. Esta
parte de la ruta está balizada como Ruta Verde 1. Cruzamos el arroyo que viene por la
izquierda, de los altos de La Morcuera, llamado Aguilón (1 km y 20 minutos) y se sigue
en paralelo al río Lozoya, que baja en pequeñas cascadas.
Se atraviesa una verja y nos adentramos en un robledal, con algunas praderas y algunos
pinos. El camino se hace estrecho, ascendiendo por la derecha del río hasta una vieja
central eléctrica (hay una tubería de hierro que baja de la montaña) y un poco más
arriba, tras pasar un cercado, al área recreativa de La Isla (3,5 km y 1 hora). Aquí el
Lozoya desciende con rapidez y fuerza en varias cascadas, entre praderitas de hierba.
Se cruza el puente y nos dirigimos a la carretera M - 604.Seguimos hacia la derecha
unos metros por un camino de tierra hasta el kilómetro 30,4 y se cruza. Una senda parte
enfrente, en ascenso hasta el Mirador de los Robledos (5,5 km y 1 hora y 40 minutos),
tras pasar una curva a izquierdas y otra a derechas, se llega a una pradera con un
mirador y un monolito al guarda forestal. Estamos bajo el macizo de Peñalara y a
nuestros pies se abre el valle del Lozoya con el embalse de Pinilla.
Se continua por el camino que hemos traído, cruzando una valla y el arroyo de la
Umbría y se desemboca en otro perpendicular. Este es el Camino del Palero, antiguo
camino forestal que unía el valle del Lozoya con el de Valsaín por el puerto de Cotos, y
por él discurre el sendero de Gran Recorrido GR-10.1. Se gira a la derecha, se llanea
entre el pinar en dirección norte y ya en franco descenso se atraviesa el arroyo de
Hoyoclaveles.
A partir de aquí, el camino queda enmarcado entre tapias de piedra, cercas de alambre y
algunas casas. Se pasa una barrera que corta el acceso a los coches y desemboca más
abajo en la carretera (9 km y 2 horas y 45 minutos). Siguiendo la carretera a la
izquierda se llega al punto de partida (10 km y 3 horas).
Cartografía
1/50.000, hoja 483, Segovia. 1/25.000, hoja 36 - 38 San Ildefonso o La Granja. Mapa
excursionista de La Pedriza 1/25.000 de la editorial Alpina.

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  • 1. Pedriza La charca verde Datos Tipo de ruta: Circular. Dificultad: Media - alta. Longitud: 16 kilómetros. Duración aproximada: 5 horas y 30 minutos. Desnivel: 900 - 1.200 metros. Descripción Ruta larga que permite acceder a La Pedriza por sus dos lugares más concurridos, Quebrantaherraduras y El Tranco, sin usar el vehículo privado. Discurre por pinares de repoblación, áreas de matorral mediterráneo, bosque galería de alisos y sauces y sobre todo por el impresionante conjunto granítico de La Pedriza, con sus domos, piedras caballeras y formas caprichosas. Todo el trayecto discurre por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La fauna más característica de la zona son los buitres leonados, águilas reales, cigüeñas, búhos, cabra montes, zorro y corzo. Es conveniente llevar agua, aunque se puede comprar en los ¿chiringuitos¿ de Canto Cochino. Evitad los días de mal tiempo en invierno y sobre todo los de mucho calor en verano, pues La Pedriza es un horno. Para acceder en transporte público el único medio es el bus 724 de Herederos de Colmenarejo desde el Intercambiador de Plaza de Castilla. En coche el acceso más rápido es por la M 607 hasta la desviación hacia Soto del Real y posterior desviación a Manzanares el Real. Valores Naturales: Modelado en granitos, repoblaciones forestales, bosques galería. Descripción detallada Muchos son los madrileños y madrileñas que quieren disfrutar de La Pedriza; quizás el área más conocida y más transitada de nuestra Sierra. El paso, como es sabido, está restringido a 250 vehículos al día; por ello, esta ruta parte desde el aparcamiento del autobús ¿Herederos de Colmenarejo¿, nº 724 frente a la iglesia del pueblo (0). Salimos en dirección oeste, bajando una pequeña cuesta con un arroyo, que remontamos a renglón seguido y llegamos a un cruce. La calle que asciende a la derecha, también lleva a La Pedriza, a El Tranco, pero vamos a continuar de frente, cruzando el río
  • 2. Manzanares con su densa vegetación de ribera, y nos desviamos por un camino de tierra, conocido como Camino de El Boalo, que deja a la izquierda el antiguo castillo, que está en ruinas. Atravesamos una pequeña urbanización y a unos pocos cientos de metros confluimos con la pequeña carretera que da acceso a Canto Cochino (1) (1 km y 15 minutos). Seguimos en paralelo a la carretera, que queda a nuestra izquierda, y veremos ya el aparcamiento que existe para los que dejan el coche aquí y comienzan los cominos sin invadir el Parque con él. Otros cuantos estarán horas ante la barrera de acceso los fines de semana esperando a que salgan los vehículos de los más madrugadores. Siguiendo nuestro camino encontramos el Centro de educación ambiental del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, cuya visita debería ser obligatoria (2) (1.600 metros y 25 minutos). Un poco más adelante está la barrera y el control. Tras ella, el camino que hay que tomar va por la derecha de la carretera y que está señalado
  • 3. como Senda de Quebrantaherraduras, con carteles de madera. Desde el primer momento, la vegetación que nos acompaña se nos presenta rara, formando alineaciones, terrazas..., son las repoblaciones que se efectuaron en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo para evitar la erosión y regeneración del suelo. Son pinos laricios, que se distinguen por sus largas acículas y sus piñas alargadas. Junto a ellos, las arizónicas, que nos dejan su fuerte aroma a resina. El camino es, aquí, completamente llano, con un cerro con bolos graníticos a nuestra derecha del que nos separa un pequeño arroyo estacional, y la carretera a mano izquierda. Cruzamos el arroyo por un puente de madera (3) (2 km y 500 m. y 45 minutos), y el camino comienza a inclinarse. Nada más pasar el arroyo se nos abre un claro en el bosque y nos aparecen unos rodales de los arbustos autóctonos de la zona, en este caso jara pringosa y romero, lo que implica que estamos en el piso del encinar guadarrámico, a pesar que sólo nos quedan algunos restos de pequeñas encinillas dispersas. Alcanzamos en nuestra subida la carretera y la cruzamos (4) (3km y 960 m y 1 hora). A la izquierda vamos a ver una barrera que cierra un ancho camino de tierra. Por ahí no hay que seguir, sino por la Senda de Quebrantaherraduras, que viene indicada con su correspondiente cartel. La senda pasa por un área sin arbolado que nos de sombra, entre densos jarales y algunos enebros de miera que empiezan a aparecer. A la izquierda se nos abre un barranco. Más adelante nos sumergimos en el pinar. Los troncos de estos pinos son finos, muy cercanos unos de otros, para facilitar su crecimiento al competir por la luz. Algunos nos los vamos a encontrar en medio del camino. Tras salir del bosque, el camino se va a hacer más duro, bastante duro. La senda de tierra se va a convertir en un camino pedregoso, con lagunas canalizaciones para evitar que el agua ocupe el camino. Hacemos una curva a la derecha y el repecho es aún más duro. Los últimos metros, a pleno sol, se hacen por medio de tres enormes escalones de piedra. Alcanzamos otra vez la carretera en otra curva y cruzamos de frente. Una corta subida, ahora en medio del pinar, nos hace coronar el collado de Quebrantaherraduras (5) (4,5 km y 1 hora y 30 minutos). La carretera va a quedar a nuestra izquierda, unos metros debajo de nosotros. Cuando la ruta se hace horizontal, en el pinar observamos algunos bolos graníticos perfectamente partidos. Descendemos por unos escalones y cruzamos nuevamente la carretera. Desde el otro lado, el espectáculo es impresionante. El valle del arroyo de La Majadilla, con su mar de pinos y cipreses está rodeado por la gran masa granítica anaranjada de La Pedriza. A la izquierda, hacia el oeste, la Cuerda de Las Milaneras, con su grupo de rocas verticales en primer término conocido como El Cancho de los Muertos. Hacia el este, la Peña del Yelmo y la Pedriza Posterior. Por detrás de todo este conjunto, la Cuerda Larga. El origen de La Pedriza se remonta la Orogenia Hercínica (Paleozoico), más concretamente a las últimas fases, cuando grandes plutones de granito penetraron por debajo de las montañas creadas durante dicha orogénesis (unos 300 millones de años). Posteriormente, la erosión producida durante millones de años favoreció que quedaran al descubierto. La Orogenia Alpina (65 millones de años), elevó el bloque rígido de la Sierra, lo fracturó, y a partir de entonces actuó sobre los granitos la erosión, dando lugar
  • 4. a las múltiples y curiosas formas que conocemos. Este mirador es un buen lugar para localizar las principales áreas de La Pedriza y para conocer alguna de sus leyendas. Empezamos el descenso; entre dos muretes de piedra bajamos tres escalones. Vamos a pasar entre dos gruesas encinas y algunos enebros. Al poco pasamos sobre un pino que, curiosamente ha crecido horizontal y corta el camino. Llegamos a otro cruce con la carretera (6) ( 5 km y 1 hora y 45 minutos). Al otro lado, una fuente con un pilón nos permitirá abastecernos de agua. Giramos a la izquierda. La vegetación va cambiando, pues entramos en zona de umbría. Abundan los brezos, los cantuesos, junto con los pinos y las eternas jaras. Volvemos a cruzar la carretera, en suave descenso, y el camino se nos hace horizontal. Llegamos a ir en paralelo a la carretera. La cruzamos por última vez (7) (5,5 km. Y 2 horas), y ya vamos oyendo el ruido del río Manzanares. Por el llano que vamos, se cruza el arroyo de Las Casiruelas y llegamos a Canto Cochino. Por nuestra derecha se nos une otra nueva ruta que tomaremos más tarde (8) (6 km y 2 horas y 10 minutos). Canto Cochino es la zona de aparcamiento de los coches que han accedido al Parque, hay varios chiringuitos y zonas de esparcimiento. La ruta, sin embargo, no acaba aquí, sino que va a remontar el río. Descendemos por un camino asfaltado hacia el río, y lo cruzamos por un puente de madera. Es un punto donde existe un buen ejemplo de bosque galería y donde el río Manzanares baja con una limpieza y ¿alegría¿ que pocos creerían que es el mismo que atraviesa nuestra capital.. La vegetación que podemos ver aquí es la de un típico bosque de ribera guadarrámico: sauces, multitud de alisos, algún olmo y algún álamo, junto con arraclanes, que son las especies que conforman principalmente este ecosistema. Según nos alejamos del agua, la vegetación que va a aparecer es la que nos ha venido acompañando, la del pinar de repoblación. Nada más cruzar el río, nos topamos de frente con la Escuela Taller del Parque Regional. Aquí giramos a la izquierda, subimos dos o tres escalones y, enseguida descendemos para ir por un camino paralelo al río, que va a quedar a nuestra izquierda. Aquí se nota el contraste entre el bosque de ribera y el pinar; éste, repoblado con ejemplares muy cercanos uno de otro hace que no exista el sotobosque, y que todo parezca como ¿ceniciento¿, seco, que incluso te falte el oxígeno para respirar. Las ramas más bajas y medias se han podrido, incluso hay bastantes ejemplares muertos, muchos de ellos por la plaga de procesionarias. Llegamos a la altura de un puente, el de Las Ranas. Al otro lado del río continua el aparcamiento y, en él, un pequeño tejo nos indica que vamos cambiando de piso con la altura (9) (7km y 2 horas y 30 minutos). Continuamos por la margen izquierda del río. El camino parece perderse, pues existen multitud de ellos al ser una zona de abundante tránsito. Lo mejor es seguir en paralelo al río, lo más cercanos a él. Van a ir apareciendo unos pinos que hasta ahora no habíamos visto, con troncos más gruesos, de aspecto más viejo, más grandes. Son algunos
  • 5. ejemplares de pino silvestre que quedaron sin talar antes de la masiva repoblación. Se les distingue fácilmente por su color asalmonado en sus ramas y parte alta del tronco, así como por sus pequeñas pero numerosas piñas. También van a aparecer otras especies en el sotobosque, como retamas, escobas, torviscos y jaras. Llegamos a una agrupación de rocas graníticas, estratificadas por sus planos de debilidad (10) (7 km y 600 m. y 2 horas y 45 minutos). Se les rodea por la derecha. A partir de ahora vamos a tener un camino llano entre diferentes terrazas de repoblación del pinar hasta llegar a la altura de un pequeño puente. Este puente es conocido como el de La Cola de Caballo (11) (8 km y 3 horas). Nada más cruzarlo, un pequeño sendero parte a la derecha, avanzamos por él unos 20 metros y llegamos a unas pozas unidas por pequeñas cascadas. Es el comienzo de la zona de Charcas Verdes, y un buen lugar para reposar. Desandamos lo andado y al llegar al puente no lo cruzamos, sino que por el sendero que continua de frente llegamos a la carretera que ascendía anteriormente por toda La Pedriza. Giramos a la derecha. La pista va a ir en continuo ascenso, pero es amplia y sin pérdida. Arriba, a la derecha, en la margen izquierda del río, veremos una roca en equilibrio, es El Cáliz. En nuestra subida dejamos a la derecha una primera desviación, que no tomamos, y sí la segunda, que desciende hacia el río (12) (9 km y 3 horas y 15 minutos). Tras la bajada, llegamos a una especie de aparcamiento. Tras pasarlo, vemos el río Manzanares en todo su esplendor. Sobre un lecho de roca pulida por la acción del agua se suceden cascadas, algunas de más de dos metros, y multitud de pozas y piscinas naturales. El río hace un recodo y gira en dirección noroeste. Una corta trepada por las rocas nos lleva hasta la poza más famosa, la Charca Verde, que también es la más grande. Una pequeña cascada desemboca en esta poza, que en realidad es una gran ¿marmita de gigante¿. Las ¿marmitas¿ se forman en los lechos rocosos de los ríos, en zonas algo hundidas y que sirven de ¿trampa¿ a piedras que arrastra el mismo río. Al caer en esta zona, no pueden salir, pero el movimiento en remolino del agua hace que no deje de dar vueltas, puliendo, redondeando y ampliando a zona deprimida, hasta crear las pozas o ¿marmitas¿ que observamos en toda esta zona (13) (9 km 300 metros y 3 horas y 25 minutos). Este es el punto culminante del recorrido, buen lugar para el descanso y el recreo. La vuelta rápida se va a hacer por la pista asfaltada. El descenso es bastante veloz, hasta alcanzar la barrera de prohibición del paso de coches, no sin antes rebasar el arroyo Umbría de la Garganta, que viene por nuestra derecha (14) (10 km y 300 metros y 4 horas). Desembocamos en Canto Cochino, con sus ¿chiringuitos¿ y aparcamientos (15) (11 km y 4 horas y15 minutos). No volveremos por Quebrantaherraduras, sino por El Tranco, salida natural del Manzanares. Descendemos un cerrete, dejando a la derecha la señal que indica la Senda de Quebrantaherraduras, cruzamos el arroyo de Las Casiruelas por unos mogotes de piedra, aunque cuando viene poco agua o seco no es necesario, y llegamos a una pasarela sobre el río. (16) (11 km y 600 m. y 4 h. Y 25 minutos). Cruzamos por esta estrecha pasarela y llegamos a un merendero. Lo dejamos a nuestra derecha y nos introducimos en la Garganta Camorza, por donde el río sale de La
  • 6. Pedriza. El camino se hace entre rocas, y más bien parece un callejón. A nuestro alrededor, los majuelos crecen en las zonas donde se ha generado un poco de suelo fértil. El río, a nuestra derecha, va creando multitud de pozas. Un pequeño ascenso nos lleva a una curva del río. Encima de nosotros, sobre una roca ha crecido un madroño, que parece desafiar a la gravedad y a la falta de suelo. Saltando de roca en roca llegamos a una presa colmatada de sedimentos (17) (12 km y 500 metros y 4 h y 45 minutos). Bajamos de la presa por una diaclasa (línea de separación en la roca) de una gran roca de granito y alcanzamos un canal que parte de la presa. El río va calmándose, se ven más piscinas, aunque no las pozas que se formaban aguas arriba. Llegamos por fin a otra zona de merenderos, El Tranco (18) (13 km y 4 horas y 55 minutos), tras pasar por una zona donde las jaras enmarcan un estrecho camino. Aquí acaba una carretera que viene desde Manzanares, aunque Manzanares ya llega hasta aquí, con la proliferación de viviendas unifamiliares que se construyen en este entorno. Si queremos alargar un poco el camino, tomamos a la derecha una calle sin asfaltar que nos llevará a cruzar el río y ascender a la ermita de la Peña Sacra. Si no, la carretera que hemos alcanzado nos llevará en pronunciado descenso hasta nuestro punto de partida en Manzanares el Real (19) (16 km y 5 horas y 30 minutos). Cartografía 1/50.000, hoja 508, Cercedilla del I.G.N. y 1/25.000 hoja 508 - II Puerto de Navacerrada y 508 - IV Moralzarzal Puente de los pollos Datos Tipo de ruta: Circular. Dificultad: Fácil. Longitud: 8 kilómetros. Duración aproximada: 3 horas y media. Desnivel: 1.030 - 1.450 metros. Descripción Ruta por el interior del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Paisaje de granitos, en especial el impresionante Puente de los Pollos, arco de roca natural. Apto para toda época. Hay que llevar cantimplora. El Centro de Información del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares realiza excursiones guiadas y gratuitas por el interior del Parque. Tel. 91 853 99 78. Accesos: Por la carretera de Colmenar, desvío hacia Soto del Real. Unos dos kilómetros antes del pueblo, hay una desviación a la izquierda que lleva a Manzanares. Desde aquí,
  • 7. la carretera que remonta el río sin cruzarlo por su margen izquierda llega, tras una subida al área recreativa de El Tranco, donde se corta la carretera y tras remontar unos 2 km más se llega a Canto Cochino. Hay restricciones de vehículo privado en La Pedriza, pero un nuevo servicio de autobuses parte desde Manzanares El Real. En bus, el nº 724 de Hermanos Colmenarejo desde el intercambiador de Plaza de Castilla. Tel.: 91 314 64 08. Descripción detallada Sin cruzar el arroyo de La Majadilla se continua por la senda que parte en dirección norte, recto hacia el Circo de la Pedriza Posterior. Comienza una subida, corta, pero que en empinada cuesta lleva a un rellano horizontal, donde las vistas de El Pájaro son inmejorables (2 km y 45 minutos). La pista sigue en horizontal por la orilla del arroyo de Los Pollos, hasta que a la izquierda parte un sendero que va a llevar en larga subida y con varias curvas hasta Los Llanillos (3,5 km y 1 hora y 15 minutos). Esta zona es una especie de meseta horizontal cubierta de arbolado, donde hay un cruce. Nuestra ruta discurre hacia el oeste, en suavísima subida, pero en este cruce, hacia el norte y entre el arbolado se llega a unas rocas, con una pared rosácea donde hay una cueva que utilizaban los primeros exploradores de La Pedriza, es la Covacha de la Majada de Quila. Seguimos por el sendero hasta el final de la cuesta, se cruza el arbolado hacia el norte y se llega al Puente de los Pollos, gran arco de roca de unos 25 metros de luz (4,5 km y 1 hora y 45 minutos). La vuelta se puede hacer por el mismo camino, o continuar por un camino que al final de la subida partía en dirección sur, hacia el collado Cabrón, marcado con pintura blanca y amarilla, es la senda Icona (6 km y 2 horas y 30 minutos). Desde allí se desciende por la parte derecha, oeste, y se llega a un pinar de repoblación, el vivero forestal y el río Manzanares. Se gira a la izquierda y se llega a Canto Cochino (8 km y 3 horas y media). Cartografía 1/50.000, hoja 508 del I.G.N. Cercedilla. 1/25.000, hojas (508 - II) 36 - 39 Puerto de Navacerrada y (508 - IV) 18 - 20 Moralzarzal. Mapa excursionista de la Editorial Alpina 1/25.000, La Pedriza.
  • 8. Peñalara Ruta por el camino Schmid Datos Tipo de ruta: No circular. Dificultad: Baja. Longitud: 5,5 kilómetros sólo ida. Duración aproximada: 2 horas y media. Desnivel: 1.860 - 1.892 - 1.530 metros. Descripción Ruta tradicional en la sierra de Guadarrama, entre los dos albergues de la R.S.E.A. Peñalara, que debe su nombre al peñalaro Eduard Schmid, que hace un siglo eligió este itinerario para enlazar ambos albergues y lo marcó él mismo. La ruta discurre por la umbría de Siete Picos y las laderas del Puerto de la Fuenfría. Hay varias fuentes por el camino. Recomendable para cualquier época del año, salvo los días fríos y de temporal. Extensas masas de pino albar. Existen dos itinerarios posibles: por el Collado Ventoso, el tradicional, y por el Puerto de la Fuenfría y la calzada romana. Al Puerto de Navacerrada se llega por la N-VI hasta Collado Villalba, ascendiendo 18 kilómetros por la M-601 hasta el Puerto. En transporte público, el bus nº196 de Larrea desde Plaza de Castilla y la línea C9 de Cercanías. A Cercedilla, el bus 684 de Larrea desde Moncloa. Tel de Larrea: 91 530 48 00 y la línea C-8B. Descripción detallada Esta ruta parte desde el puerto de Navacerrada , aunque también se puede hacer en sentido contrario. Se sube por la carreterita asfaltada que parte al lado de Venta Arias, a la izquierda del puerto y se llega a la pista de esquí de El Escaparate, desde donde parte el Camino marcado con círculos amarillos en el tronco de algunos árboles. Aquí hay que tener precaución en no equivocarse de camino, pues hay una bifurcación y parten dos caminos en paralelo. El superior es el inicio de la pista de esquí de fondo y el inferior el que se debe tomar.
  • 9. La senda discurre en un recorrido casi llano, en ligero descenso, por la cara norte de Siete Picos. Al poco se pasa la pista de El Bosque y comienza el pinar, salvando algunos arroyuelos como el de El Telégrafo. Se sigue por la senda en medio de un denso pinar de pino silvestre, con enebros, piornos y líquenes. Se pasan la pradera de Navalusilla, que va a quedar a la derecha en una suave caída verde (45 minutos desde el comienzo). Desde aquí, el camino empieza a picar un poco para arriba, se pasan algunas pedreras y se llega hasta una bifurcación (3 km y 1 hora y 15 minutos). En este punto se pueden seguir dos caminos. Si se toma el camino que, a mano izquierda y siguiendo las señales amarillas, inicia una corta pero dura ascensión, se llega al Collado Ventoso tras hacer unas curvas cerradas (3,5 km y 1 hora y 30 minutos). El collado, con una pequeña pradera, se denomina así por encajarse los vientos en esta zona, denotándolo los pinos con porte abanderado, más pequeños y cortas ramas. Desde aquí comienza el descenso y ya se accede al valle de La Fuenfría. Al poco, una senda empieza a mano izquierda también marcada con señales amarillas, es la senda de Alevines, que no hay que tomar. Se desciende por el pinar hasta atravesar la Carretera de la República (4,5 km y 2 horas) y posteriormente, en fuerte pendiente en varios zigzag hasta las inmediaciones del Chalet de la RSEA Peñalara en la pradera de los Corralillos (5,5 km y 2 horas y 30 minutos). Si por el contrario. En la bifurcación tomamos el ramal de la derecha, se llanea por la senda de los Cospes. Tras rodear el cerro Ventoso por su vertiente norte, se llega al Puerto de la Fuenfría. Aquí hay que descender por la Calzada Romana, en un descenso rápido entre el pinar, se gira a la derecha y se llega al Puente de Enmedio. Aquí la Calzada gira a la izquierda y en un tramo muy deteriorado, con piedras sueltas, tierra resbaladiza y retamas que han invadido el camino se alcanza la pradera de los Corralillos, punto final de la Senda. Cartografía 1/50.000, hoja 508, Cercedilla del I.G.N. y 1/25.000 hoja 508 - I Camorritos y 1/25.000 hoja 508 - II Puerto de Navacerrada.
  • 10. Laguna de Peñalara Datos Tipo de ruta: No circular. Dificultad: Baja. Longitud: 4 kilómetros ida y vuelta. Duración aproximada: 1 hora y cuarto de ida y 1 hora de vuelta. Desnivel: 1830 - 2.020 metros. Descripción Visita a la laguna más importante del Parque Natural de Peñalara. Importantes sistemas glaciares de circo y morrenas. Para toda época, mejor en el deshielo primaveral. En invierno, precaución con las placas de hielo. Prohibición de bañarse en la laguna. Descripción detallada El punto de partida es el Puerto de Cotos (1) (1830 metros), por la amplia pista, primero asfaltada y luego de tierra que sube a la izquierda de Venta Marcelino. Se asciende en dirección norte, y tras pasar una fuente se gira a la izquierda. Tras pasar un depósito de agua, a la derecha nace una estrecha vereda que se introduce en un pinar (2) (1910 metros y 30 minutos). La pendiente no cobra en ningún momento mucho desnivel, siendo casi horizontal en su recorrido, que se hace por debajo de las morrenas glaciares de Peñalara. El pinar se aclara (3) (1940 metros y 45 minutos), y deja paso a una zona de matorral de jabino y piorno hasta desembocar en el arroyo de la laguna, que hace de desagüe de ésta. (4) (1 hora y 1940 metros). Desde aquí, y tras atravesar la pradera de Peñalara, casi siempre encharcada, se asciende entre prados y rocas hasta el umbral de la laguna sin ningún problema (5) (2020 metros y 1 hora y 15 minutos). El pico de Peñalara queda en la vertical, y en invierno es frecuente ver escalar en hielo por los tubos que hay en la pared del circo. La vuelta se puede hacer por el mismo camino o tomando un sendero que parte hacia el sur, a la derecha, en la pradera y que rodea el refugio Zabala, y baja por las antiguas pistas de esquí. Cartografía
  • 11. 1/50.000, hoja 483 del I.G.N. Segovia, y hoja 508, Cercedilla. 1/25.000, hojas 508-II 36 - 39 Puerto de Navacerrada, y 36-38. San Ildefonso o La Granja.
  • 12. La senda ecológica de Canencia Datos Tipo de ruta: Circular. Dificultad: Baja. Longitud: 6 kilómetros. Duración aproximada: 3 horas y 15 minutos. Desnivel: 1.524 - 1.590 metros. Descripción No es posible acceder en transporte público a la ruta, sino que se debe hacer en vehículo privado. La ruta discurre por la umbría del puerto de Canencia, uno de los lugares donde mejor se han conservado especies vegetales en nuestra Sierra. En la ruta se pueden apreciar importantes formaciones de tejos, acebos, abedules, álamos temblones, robles y pinos silvestres. La mayoría son especies protegidas, así que no debemos arrancar ni ramas, ni hojas, ni frutos. También se llega a la cascada del arroyo del Sestil, uno de los mejores saltos de agua de la Comunidad. Se visita el Centro de Educación Ambiental "El Hornillo" (tel.: 609 250 135), donde pueden dar más información de esta ruta y otras que se hacen por los alrededores. La mejor época es el otoño, pues se juntan la abundancia de agua con la variedad cromática de las hojas y los frutos de acebos y tejos. Primavera también es recomendable, sobre todo en época de deshielo. Valores Naturales: Especies forestales protegidas, bosque oromediterráneo y relicto de épocas pasadas más húmedas, chorrera de Mojonavalle. Descripción detallada El inicio de la ruta es el mismo puerto de Canencia (0), situado a 56 Km al norte de Madrid, a 7 de Miraflores de la Sierra y a 9 km. del pueblo que le da nombre. Es un puerto de mediana altitud, 1.524 m. sobre el nivel del mar, que lo diferencia de otros (Morcuera, Navacerrada,...) por tener abundante vegetación arbórea, pues sus vientos y temperaturas son menos rigurosos. También es un puerto abierto, con amplias zonas para áreas recreativas, sitios para barbacoas portátiles, fuentes, pero con el hándicap de no disponer de transporte público para acceder a él. Lo más destacado de esta ruta va a ser la gran variedad de vegetación que se conserva, no sólo de especies introducidas por el ser humano, sino restos de vegetación relicta, es decir, que no se corresponde con las condiciones climáticas actuales, y sí a épocas pasadas, más húmedas y frías. Un hecho similar pasa en el hayedo de Montejo de la
  • 13. Sierra, tan conocido, y en la Dehesa de Somosierra. En este caso, tan cercano a Madrid, en la ladera de umbría, nos vamos a encontrar especies tan escasas como acebos, tejos, álamos temblones, abedules, en medio de un gran pinar de repoblación, pero que nos permite conocer cómo era la vegetación autóctona de la zona. La ruta parte hacia el oeste por la ancha y bien apelmazada pista forestal y que coincide con un tramo del GR 10. Ya en el mismo puerto vemos dos arbolitos de unos cuatro metros y con un color verde oscuro, muy oscuro: son dos tejos. Luego veremos más y más grandes. Dejamos una fuente a la derecha, con una zona de bancos, toda ella en piedra berroqueña granítica. Esta primera parte, en las cercanías del puerto, será toda granítica; más hacia el oeste, aparecerán los gneises. Esta parte de la Sierra había sido deforestada durante siglos y entre finales del siglo XIX e inicios del pasado se repobló con pinos silvestres o de Valsaín. Ésta es una especie de rápido crecimiento y que tiene muy buenos ejemplares en este puerto. Se le distingue por el color de la corteza de su tronco, gris en la parte inferior, y asalmonada en las partes más altas, se suele desprender en escamas, sus piñas son bastante pequeñas y sus hojas peremnes y aciculares. Llegamos, a los pocos metros de ascenso, a una valla verde que impide el paso a los vehículos y que podemos pasar por una puerta por el lateral izquierdo. A partir de ahora nos sumergimos en un inmenso bosque de pinos, donde van a destacar las rocas. Bolos graníticos nos van a aparecer en la ladera, a ambos lados del camino. A mano derecha vemos que el desnivel poco a poco nos va a separar de la carretera, que baja hacia el pueblo de Canencia. En este mismo lateral, a pocos metros del camino, una torre de granito nos llamará la atención, es una forma característica del modelado en granitos, el tor o torre, del cual se diferencian los bloques separados por las líneas de debilidad o diaclasas, que le dan aspecto de grandes sillares. Por el camino, y entre los pinos que cubren las laderas, nos aparecen algunos arbolillos, de tronco blanquecino, y que más adelante se nos harán más familiares, los abedules. A mano derecha otra vez, e indicado en el camino, se ha rehabilitado una choza pastoril, construido con roca granítica y ramas en el techo y forma circular. Llegamos a una curva en la carretera, donde está ubicado el ¿Mirador del Norte¿ (1) (750 metros y 15 minutos). Es un cortafuegos que permite ver las laderas de los Montes Carpetanos y el valle del Lozoya, que es la vaguada profunda que se ve a una distancia lejana. Por debajo del mirador vemos el profundo barranco que se abre a nuestros pies. Diez metros más adelante vamos a dejar el cómodo camino de la pista forestal y vamos a descender por la derecha para sumergirnos en el bosque. Bajamos unos escalones de piedra y entramos en una profunda umbría, con un ambiente mucho más fresco del que traíamos. Las rocas que nos van a quedar a nuestra izquierda aparecen cubiertas de varias clases de musgos, y el suelo, si lo golpeamos con la suela de nuestro calzado observamos que resuena y que se ha generado suelo fértil, rico en humus, aunque ácido, y donde va a crecer una importante vegetación arbórea y arbustiva. Enseguida nos vamos a encontrar con numerosos arbustos, de una altura de unos dos metros, con muchas ramillas, y que conforma el sotobosque de este pinar: son brezos, que crecen en las zonas más húmedas, incluso en rocas y piedras, junto con otro arbusto con hojas en
  • 14. forma de acícula como los pinos, pero más corta y más clara, con el envés blanquecino, el enebro. Ambos nos informan de la humedad resistente. La senda va descendiendo entre el curso de alguna arroyada difusa, que limpia de hojarasca el bosque y deja al descubierto las piedras. Se gira a la derecha y un poco más adelante en un zigzag a la izquierda. De repente, tras pasar la curva, un árbol muy oscuro al borde del camino nos va a llamar la atención; es un tejo, un árbol cercano a las coníferas, con forma cónica. Sus hojas son muy oscuras y destaca por un fruto de color rojo-anaranjado que le crecerá en otoño. En el mundo celta era un árbol sagrado, que representaba el mundo de los muertos (similar al ciprés en la cultura mediterránea). Hoy en día aún existen muchos tejos plantados en Asturias en las cercanías de las iglesias. Es un árbol muy venenoso, posee alcaloides que pueden provocar la muerte. La única parte no venenosa es el fruto. Su madera ha sido utilizada a lo largo del tiempo y así, en la Edad Media, era apreciada por fabricar con ella los mejores arcos. Una vez que hemos conocido este árbol, si observamos por toda la ladera, veremos más ejemplares aislados. Con esta mirada también nos habrá llamado la atención otro arbolillo, esta vez con multitud de troncos, con forma de arbusto y con hojas en forma de lanza, con púas y muy brillantes. Es el acebo. Luego, más adelante, aparecerán ejemplares con más porte. La ruta sigue en descenso, recta, entre los pinos, acebos y tejos, hasta llegar a un claro en el bosque (3) (1.400 m. y 40 minutos). Aquí vemos cómo ese claro continua en línea recta por toda la ladera, es uno de los cortafuegos que dominan la Sierra. En este lugar, al haber más insolación, la vegetación varía, los árboles han desaparecido y el sotobosque se nos presenta con multitud de escobas negras, típico arbusto de tallos siempre verdes y flores amarillas de mal olor. Atravesamos el cortafuegos y la pista se hace mucho más amplia. Aparecen multitud de robles melojos o rebollos. Éste es, mejor dicho, era, el árbol dominante en esta parte de la Sierra. La vegetación se superpone en pisos según la altitud, pues cada especie se adapta a unas condiciones climáticas específicas. En nuestra Sierra, la parte más baja, hasta aproximadamente los 1.200 metros de altitud, lo ocupa el encinar; por encima de este piso aparece el del robledal hasta los 1.600 metros; más por encima el pinar, y en las partes más altas, donde las bajas temperaturas y el viento no permiten crecer a los árboles, lo ocupa el matorral de cumbres. Estamos, según esta disposición, en el piso del robledal, de un roble con escaso porte si se le compara con los robles atlánticos, pero que se adapta al clima extremo del interior peninsular. Se distingue del resto por las hendiduras de sus hojas, mucho más pronunciadas y que llegan hasta el nervio central. Es un árbol de hoja marcescente, es decir, su hoja cae, pero no hasta que le empieza a brotar otra a finales de invierno, manteniéndose secas con el típico color ocre. Continuando por el camino llegamos a un cruce (4) (1.600 metros y 50 minutos). Si seguimos de frente llegaremos al arroyo del sestil de Maíllo, que en época de aguas altas no se puede cruzar; a la izquierda iremos hacia la cascada del arroyo, y a la derecha nos sumergiremos en lo más profundo del bosque. Tomamos esta opción y vemos que, tras pasar por el cortafuegos anterior, por este camino la humedad aumenta y nos vamos a encontrar acebos a ambos lados del camino, sobre todo a la izquierda, formando densos rodales.
  • 15. Los acebos han crecido desde la base con ramas, eso quiere decir que no han sido cortados. Este pequeño arbolillo, de 3 o 4 metros de altura ha sufrido una gran merma de ejemplares, pues es el famoso ¿adorno navideño¿. Afortunadamente la Comunidad de Madrid lo introdujo en el Catálogo de Especies Protegidas en el año 1983. Los acebos presentan unas características hojas brillantes, muy espinosas las jóvenes, que crecen en la parte inferior del árbol y sirve de defensa ante los animales; en cambio, las superiores son mucho más redondeadas. Sus frutos son las típicas bayas rojas que conocemos por la Navidad. Era también un árbol sagrado en la Antigüedad, pues se le consideraba protector y capaz de atraer a la suerte. En esta parte del bosque abundan los acebos, formando bosquetes que sirven de protección y alimento a la fauna. (5) (2.200 metros y 1 hora y 10 minutos). Seguimos el camino, e incluso deberemos de agacharnos, pues los acebos tapan el camino con sus ramas colgando por encima de él. Continuamos el descenso, con más acebos a ambos lados del camino, y, tras descender un tramo un poco más pronunciado, llegamos a una pequeña tejeda en medio del pinar. Aquí es donde más tejos hay, formando amplios rodales. Seguimos por la pista, que describe un giro a la derecha y llegamos a la carretera que desciende hasta Canencia, un lugar bastante húmedo con acebos, tejos, fresnos y bastantes abedules a ambos lados de la carretera, que le dan un aspecto amarillento en pleno otoño (6) (2.400 metros y 1 hora y 20 minutos). Giramos sobre nuestros pasos y empezamos a ascender, aunque en ningún momento es muy dura la cuesta. Nos despedimos de este espectacular bosque de acebos y tejos. Tras pasar por el cortafuegos anterior llegamos al cruce de caminos anteriormente descrito (7) (3.400 metros y 1 hora y 45 minutos). A la derecha, el camino bajará al arroyo. Tomamos ahora el camino de enfrente. En esta parte por donde continuamos es donde más robles se conservan, algunos de gran porte. Un poco más adelante nos va a llamar la atención un enorme pino, de más de 100 años, que se yergue espectacular en la parte derecha del camino, a media ladera. Sus ramas abarcan varias decenas de metros, y su tamaño y su tronco son sensacionales. La causa de este desarrollo es la falta de competencia que ha tenido a su alrededor para expandirse. Poco a poco el rumor del agua se hace más frecuente y llegamos a un arroyo pequeño, el de la Casita (8) (3.800 metros y 2 horas), que cruzamos por unas losas de piedra bien puestas. Aquí nos vamos a encontrar, a lo largo de todo el recorrido del arroyo y gracias a la humedad, con un bosquete de ribera de abedules. Los abedules son otra especie relicta en esta zona. Se les reconoce fácilmente por su corteza blanca y las grietas horizontales grises del tronco. Las hojas son de color verde oscuro, que en otoño se vuelven de un amarillo brillante. Estos árboles nos indican como las condiciones climáticas han variado, pues abundaban aquí cuando el clima era más húmedo y frío que en la actualidad. Han ido desapareciendo, tanto por causas naturales (mayor sequedad y calor), como por las acciones humanas, y han quedado relegados a zonas húmedas y vaguadas de la Sierra. Proseguimos la ruta y llegamos a la Chorrera de Mojonavalle (9) (4.400 metros y 2 horas y 15 minutos), uno de los enclaves naturales más maravillosos y desconocidos de Madrid. Es una cascada de unos 30 o 40 metros donde se despeña por el gneis el arroyo del Sestil de Maíllo. Se forman algunas pozas y encharcamientos, y en mitad del cauce vamos a ver dos grandes árboles, uno es un abedul; el otro, más grande aún y con forma de orquilla es un álamo temblón, un árbol de hojas caducas, que cuando sopla una
  • 16. brizna de aire se mueven agitadamente, y de ahí le viene el nombre de ¿temblón?. Junto a ellos, brezos y escaramujos nos hablan de una gran humedad ambiental. El lugar invita al descanso y a la contemplación. Se ha acondicionado un mirador para observar mejor la cascada, que en época de lluvias y en el deshielo va llena de agua. En el lugar donde se halla la cascada, la ruta da un giro a la izquierda y remontamos lo que queda de cuesta, en un repecho de 700 metros entre grandes pinos y melojos hasta llegar a una pradera con una edificación. Atravesamos la cerca y llegamos a la casa (10) (4.800 metros y 2 horas y 45 minutos), que cuenta con unos comedores techados, al aire libre. Esta es la Casa de El Hornillo, un centro de educación ambiental de la Consejería de Medio Ambiente, con información de rutas por la zona, actividades, aulas de educación ambiental y alojamiento para grupos que desarrollen estas actividades. Tras una trepada de 10 metros llegamos a la pista forestal que tomamos en un principio. A la derecha tendremos la fuente de El Hornillo y la pista seguiría hasta La Morcuera; pero la ruta que tomaremos es hacia la izquierda, regresando por la pista hasta el punto de partida. Unos metros más abajo, siempre descendiendo por la pista, encontraremos unos grandes abetos de Douglas a mano izquierda. Su color es más oscuro y verde que los pinos y fáciles de reconocer. Seguimos bajando suavemente, pasamos por donde empezamos a descender hacia el interior del bosque (11) (5.200 metros y 3 horas), por el chozo pastoril, la verja verde y desembocamos por fin en el punto de partida, el puerto de Canencia (12) (6.000 metros y 3 horas y 15 minutos). Cartografía 1/50.000, hoja 484, Bustarviejo, del I.G.N. y 1/25.000 hoja 37-38 Bustarviejo, del Servicio Geográfico del Ejército
  • 17. Valle del Lozoya Las Cascadas del Purgatorio Datos Tipo de ruta: No circular. Dificultad: Baja. Longitud: 5,5 km sólo ida. Duración aproximada: 2 horas. Desnivel: 1.170 - 1.370 metros. Descripción Visita a uno de los lugares con mayor valor ecológico de la Comunidad, con gran fragilidad medioambiental. Vistas del valle del Lozoya y del arroyo Aguilón. Fauna en peligro de extinción (nutria y desmán de los Pirineos). La mejor época es el deshielo, cuando las cascadas y el arroyo llevan la mayor cantidad de agua proveniente de la
  • 18. nieve en fusión de la Morcuera y las cascadas se despeñan en todo su esplendor. Hay que llevar cantimplora de agua. Balizado en parte como la Ruta Verde 1. A Rascafría se accede por la N-I y desviación en Lozoyuela por la M-604. Se encuentra a 107 km de Madrid. En bus, el nº 194 de Continental Auto desde Plaza de Castilla. Tel. de Continental Auto: 91 314 57 55. Teléfono de Información del Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón (Rascafría): 91 8691757 Descripción detallada Desde el Puente del Perdón, enfrente de El Paular, sale una pista asfaltada que pasa por el albergue Los Batanes que va a quedar a la izquierda y lleva al área recreativa de Las Presillas (500 m y 10 minutos), con piscinas fluviales ene le río Lozoya, aquí llamado de la Angostura. Éstas van a quedar a la derecha, tras una gruesa valla de piedra. Se continua por el mismo camino de tierra hasta la confluencia de un arroyo que baja por la izquierda, es el arroyo Aguilón, proveniente de los altos de La Morcuera (1 km y 20 minutos). Se cruza por un pequeño puente y aparece una bifurcación, que se toma a la izquierda, adentrándose en el monte de Los Robledos. La pista de la derecha nos llevaría al área recreativa de “La Isla” y al puerto de los Cotos. Más adelante, ya en continuo ascenso, en otra bifurcación hay que girar también a la izquierda. Al llegar a un rellano finaliza el robledal y comienza el pinar (3,5 km y 1 hora). Aquí hay que abandonar la senda que llevábamos y empezar a descender a la izquierda hacia el arroyo Aguilón. Se desciende por una pequeña senda, ya sin balizar, cruzando una finca de pastores conocida como Majalagrande, y se llega aun vado del arroyo, al lado de una casa, una cerca y un pilón. Se cruza el arroyo por un vado de piedras, pues es más fácil el camino por este lado (4,5 km y 1 hora y 25 minutos). Se remonta el río por su margen derecha, entre praderas, pozas cristalinas, pequeños saltos y robles, hasta alcanzar en el cerramiento del valle las dos cascadas del Purgatorio, una de las cuales, la superior, cae en forma de cola de caballo a una poza cristalina (5,5 km y 2 horas). Para ver la superior, hay que encaramarse por unas rocas que quedan en la orilla derecha (izquierda según se remonta), y se observan los dos principales saltos de agua. El regreso se puede hacer por el camino estrecho, una sendilla que hay en la orilla derecha del arroyo, entre las praderas, pozas y otras cascadas de menor porte hasta alcanzar, en tres kilómetros de descenso el puente sobre el Aguilón que antes habíamos cruzado. Cartografía 1/50.000, hoja 483, Segovia. 1/25.000, hoja 36 - 38 San Ildefonso o La Granja. Mapa excursionista de La Pedriza 1/25.000 de la editorial Alpina.
  • 19. El Mirador de los Robledos Datos Tipo de ruta: Circular. Dificultad: Baja. Longitud: 10 kilómetros. Duración aproximada: 3 horas. Desnivel: 1.170 - 1.310 metros. Descripción Aunque hay algunas fuentes, es necesario portar cantimplora. Vistas del valle del Lozoya y paso por varias áreas recreativas de la Comunidad. En las inmediaciones, el
  • 20. Monasterio de El Paular. Parte del recorrido se hace por la Ruta Verde 1, balizada por el Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón, y el regreso por el sendero de Gran recorrido GR-10.1, señalizado con pintura blanca y roja. A Rascafría se accede por la N-I y desviación en Lozoyuela por la M-604. Se encuentra a 107 km de Madrid. En bus, el nº 194 de Continental Auto desde Plaza de Castilla. Tel. de Continental Auto: 91 314 57 55. Teléfono de Información del Centro de Información Ambiental del Puente del Perdón (Rascafría): 91 869 17 57. Descripción detallada Desde el Puente del Perdón , enfrente de El Paular, sale una pista asfaltada que pasa por el albergue Los Batanes que queda a al izquierda y lleva al área recreativa de Las Presillas (500 m y 10 minutos), donde se puede tomar un baño si el tiempo acompaña en las piscinas naturales del río Lozoya, rodeado de praderas. Se asciende siguiendo el río Lozoya, que aquí se denomina arroyo de la Angostura. Esta parte de la ruta está balizada como Ruta Verde 1. Cruzamos el arroyo que viene por la izquierda, de los altos de La Morcuera, llamado Aguilón (1 km y 20 minutos) y se sigue en paralelo al río Lozoya, que baja en pequeñas cascadas. Se atraviesa una verja y nos adentramos en un robledal, con algunas praderas y algunos pinos. El camino se hace estrecho, ascendiendo por la derecha del río hasta una vieja central eléctrica (hay una tubería de hierro que baja de la montaña) y un poco más arriba, tras pasar un cercado, al área recreativa de La Isla (3,5 km y 1 hora). Aquí el Lozoya desciende con rapidez y fuerza en varias cascadas, entre praderitas de hierba. Se cruza el puente y nos dirigimos a la carretera M - 604.Seguimos hacia la derecha unos metros por un camino de tierra hasta el kilómetro 30,4 y se cruza. Una senda parte enfrente, en ascenso hasta el Mirador de los Robledos (5,5 km y 1 hora y 40 minutos), tras pasar una curva a izquierdas y otra a derechas, se llega a una pradera con un mirador y un monolito al guarda forestal. Estamos bajo el macizo de Peñalara y a nuestros pies se abre el valle del Lozoya con el embalse de Pinilla. Se continua por el camino que hemos traído, cruzando una valla y el arroyo de la Umbría y se desemboca en otro perpendicular. Este es el Camino del Palero, antiguo camino forestal que unía el valle del Lozoya con el de Valsaín por el puerto de Cotos, y por él discurre el sendero de Gran Recorrido GR-10.1. Se gira a la derecha, se llanea entre el pinar en dirección norte y ya en franco descenso se atraviesa el arroyo de Hoyoclaveles. A partir de aquí, el camino queda enmarcado entre tapias de piedra, cercas de alambre y algunas casas. Se pasa una barrera que corta el acceso a los coches y desemboca más abajo en la carretera (9 km y 2 horas y 45 minutos). Siguiendo la carretera a la izquierda se llega al punto de partida (10 km y 3 horas). Cartografía
  • 21. 1/50.000, hoja 483, Segovia. 1/25.000, hoja 36 - 38 San Ildefonso o La Granja. Mapa excursionista de La Pedriza 1/25.000 de la editorial Alpina.