El siglo XVII en España estuvo marcado por crisis económicas, sociales y políticas. La población sufrió una importante reducción debido a las malas cosechas, la peste y las numerosas campañas militares. Los reyes delegaron gran parte del poder en validos que gobernaron en su nombre. Internamente hubo rebeliones contra los intentos de reforma fiscal y a nivel exterior la monarquía española entró en conflicto en la Guerra de los Treinta Años para defender sus territorios, pero terminó debilitada tras la Paz de West
2. Si a finales del siglo XVI las
numerosas bancarrotas
traducen un clima
económico difícil para la
monarquía hispánica, los
inicios del siglo XVII, con la
propagación de la peste y
las malas cosechas
castellanas, confirman la
tendencia negativa de las
últimas décadas del siglo
XVI.
3. Las numerosas campañas
militares de los últimos
Austrias, así como la
propagación de la peste
(1597, 1647, 1676), tienen
como consecuencia una
pérdida poblacional muy
importante, la ruina de los
pequeños campesinos y la
consiguiente concentración
de la propiedad, así como el
descenso de la
productividad agraria,
comercial e industrial,
aspecto en el que influye
también la expulsión de los
moriscos en 1609.
4. A esta situación de crisis social se une otra de naturaleza política, ya que los reyes van a
delegar el poder en la figura del valido, hombres de confianza que gobiernan en su
nombre. Los Reyes del siglo XVII en España son:
• FELIPE III: hijo de Felipe II y
Ana de Austria, hereda en
1598 los destinos de la
monarquía hispánica,
otorgando el poder a su
valido el duque de Lerma. Lo
más destacado de su
reinado es la expulsión de
los moriscos en 1609 que
afecta profundamente a los
reinos de Valencia y Murcia,
que ven reducirse
notablemente su población
agrícola y artesanal
(industria de la seda).
5. • FELIPE IV: sucede a su padre,
Felipe III, en 1621. Durante su
reinado, y a través de su valido
el Conde-Duque de Olivares
intenta llevar a cabo un
programa reformista que tiene
como principales objetivos el
control de los excesivos gastos
de la Corte, la disminución de la
burocracia y la aportación
proporcional de los diferentes
reinos, a través del proyecto de
la “Unión de Armas” (1625), a
los gastos militares de la
monarquía, hasta entonces
básicamente asumidos por
Castilla.
6. La oposición a este proyecto
lleva a la rebelión de
Portugal, Cataluña, Nápoles
y Sicilia. Rebeliones que
serán sofocadas por las
armas, restituyéndose la paz
en esos reinos menos en
Portugal, que será
reconocido como reino
independiente en 1688.
7. • CARLOS II: a la muerte de
Felipe IV en 1665 y hasta la
mayoría de edad de su hijo
Carlos II el Hechizado, se
forma una Junta de
Gobierno en la que distintos
nobles y eclesiásticos se
suceden en el ejercicio del
poder. Pese a lograr la
mayoría de edad en 1675,
Carlos II se encuentra
incapacitado para ejercer
sus funciones, dadas sus
escasas dotes intelectuales,
lo que propicia la influencia
de validos como Juan José
de Austria o posteriormente
el duque de Medinaceli.
8. Carlos II fallece sin
descendencia, lo que
determina el inicio de
un conflicto sucesorio
que afecta no sólo a
España, sino a toda
Europa.
9. POLITICA EXTERIOR
• El siglo XVII se caracteriza
por la situación de conflicto
permanente en el continente
europeo; el conflicto
religioso entre reyes y
príncipes protestantes y
católicos esconde una lucha
más abierta por hacerse con
la hegemonía en Europa.
10. La monarquía hispánica, que
hereda conflictos anteriores,
trata de mantener los
territorios acumulados por
Felipe II, y emprende
inicialmente con Felipe III
una política de acuerdos con
sus adversarios históricos
(Tratado de Londres en 1604
con Inglaterra, Tregua de
Amberes de 1610 que
reconoce de hecho la
existencia de las Provincias
Unidas).
11. El Conde-Duque de Olivares,
valido de Felipe IV,
promueve una política
exterior en apoyo del
emperador de Austria,
católico que aspira a ejercer
su influencia en los estados
alemanes dirigidos por los
príncipes protestantes.
12. La larga Guerra de los
Treinta Años (1618-1648)
desgasta en general a todas
las potencias europeas.
Algunas de ellas firman,
después de tres años de
negociaciones, la Paz de
Westfalia que, junto a la Paz
de los Pirineos, firmada por
Francia y España en 1659,
definen las nuevas fronteras
de Europa, y suponen un
duro golpe a la política de
los Habsburgo, limitando su
influencia territorial y
política en el continente.