2. INSTITUTO BIBLICO MIZPA
DE LA IGLESIA DE DIOS PENTECOSTAL M.J
REGION VENEZUELA
NUCLEO CENTRAL
BIOGRAFIA
JORGE MULLER
MATERIA: MISIONOLOGIA
ALUMNO: MARIBEL CH. ROMERO
C.I. 9.622.458
3. INTRODUCCION
Este trabajo fue realizado con la intención de estimular el conocimiento
más profundo acerca de la vida de los Grandes Cristianos de manera
tal que no solo sirva de ejemplo para nuestras vidas de en Cristo
Jesús; sino que a su vez nos provea de un rico alimento espiritual. La
Biografía seleccionada nos muestra claramente que los seguidores de
Jesucristo debemos sembrar la semilla de la fe que es la palabra de
Dios en nuestro corazón y regarla con abundante oración....así
tendremos una gran cosecha para la gloria de Dios.
4. GEORGE MULLER Apóstol de la fe 1805-1898
La vida de confianza y dependencia en Dios de Jorge Müller es un
gran testimonio de la bondad, fidelidad, poder y realidad de Dios. Y
Dios, hoy, igualmente se mostrará a sí mismo a todo aquel que
confíe en él.
La ejemplar vida de Jorge Müller, en cuanto a la fe y a la oración, no
se puede acreditar a una crianza cristiana. Nació en 1805 en
Prusia, y su niñez y juventud carecieron de enseñanza e influencia
cristiana. No tuvo Biblia para leer. Su padre le daba a él y a su
hermano demasiado dinero, considerando que eran solamente unos
jóvenes: eso les permitió seguir en sus hábitos pecaminosos. Sin
embargo, después de un tiempo, Jorge se propuso estudiar con
empeño, y al fin llegó a aprender seis idiomas, incluyendo el
hebreo, el latín y el griego.
Su padre le animó a ser ministro, puesto que eso le serviría a Jorge
para darse una vida comodona, y así, cuando él se jubilase, podría
vivir cómodamente con Jorge. Por lo tanto, Jorge comenzó a
estudiar en un seminario teológico. Aunque era un estudiante
religioso, no tenía conocimiento alguno del significado de la
salvación, más bien continuaba su vida pecaminosa. Aunque sí,
tenía deseos en su corazón de reformarse; pero sus esfuerzos para
ese fin repetidamente fallaban.
Cuando tenía casi veinte años, fue invitado al hogar de unos
creyentes, un sábado por la noche, para asistir a un culto de
oración. La reunión consistía de lecturas bíblicas, oración y lectura
de un sermón escrito. La misma dejó una gran impresión en Jorge,
y se fue a su casa con gran gozo en su corazón. Dios había
comenzado una obra de gracia en su corazón, y éste fue el
comienzo de un cambio en su vida. Aunque no conquistó todos sus
hábitos pecaminosos en este tiempo, su vida sí fue diferente desde
ese entonces en adelante. Rompió las amistades pecaminosas, y
comenzó a leer la Biblia y a orar.
5. Él amaba el compañerismo de los creyentes y lo buscaba
dondequiera que fuera posible. A veces caminaba hasta veinte
kilómetros para poder oír a predicadores santos. Sus condiscípulos
se burlaban de él. Cuando le escribió a su padre y a su hermano
acerca de la nueva felicidad que había encontrado, su padre se
disgustó mucho.
Una nueva luz y la ayuda vinieron a Jorge cuando un profesor,
quien era un verdadero creyente: el Dr. Tholuck, vino al seminario.
También se reunía con otros estudiantes creyentes que tenían
cultos todos los domingos por la noche. Dios usó todo esto para
guiar al joven creyente en su camino. El deseo de vivir
completamente para Dios creció en su corazón, y él comenzó
ansiosamente a prepararse para el servicio del Señor y a orar en
cuanto a saber la voluntad de Dios para su vida.
Con los consejos del Dr. Tholuck, quien era temeroso de Dios,
Jorge aplicó para ir a las comunidades de los judíos como
misionero. Pero le pidieron que fuera a estudiar a Londres por un
período de seis meses, como un tiempo de prueba. Su padre estuvo
de acuerdo que fuese, pero parecía que había un obstáculo, que no
podía vencer: Los jóvenes de Prusia tenían que servir un tiempo en
el ejército. Al ser examinado por un médico y declarado físicamente
incapaz, Jorge fue exento de comenzar su entrenamiento en el
ejército carnal, pero esto le dio la oportunidad de empezar su
entrenamiento misionero.
Después de llegar a Londres y estudiar mucho, se puso tan mal de
salud que le parecía a él que iba a morir. Pero oró, pidiendo saber
la voluntad del Señor, y pronto comenzó a recobrarse. Luego, se fue
al campo para recuperarse aun más; y allí, bajo las enseñanzas de
un hermano consagrado a Dios, comenzó a comprender que él
necesitaba depender más de la dirección del Espíritu Santo,
especialmente en cuanto a prepararse para predicar. Con esto,
comenzó a dejar a un lado los comentarios y otros libros, e invirtió
más tiempo a la lectura y estudio único de la Palabra de Dios.
"El resultado de esto", él dijo, "fue que la primera tarde que me
encerré en mi cuarto para entregarme a la oración y meditación
sobre las Escrituras, a las pocas horas aprendí más de lo que había
6. aprendido durante los varios meses anteriores. Pero la diferencia
particular era que yo recibí genuinas fuerzas para mi alma,
cumpliéndolo..."
Cuando regresó a Londres para estudiar, Jorge les sugirió a sus
compañeros que se reuniesen por las mañanas, de las seis a las
ocho, para orar y leer las Escrituras, y para compartir lo que el
Señor les estaba mostrando. Él relató que varias veces, en las
tardes, después de un tiempo de devocional, encontró "una
comunión tan dulce con Dios" que siguió orando hasta la
medianoche, y, luego fue al cuarto de otro hermano, donde pasaron
como dos horas en oración. Estando así, demasiado lleno de gozo
para dormir, se quedaba despierto hasta las seis de la mañana,
para orar con sus condiscípulos.
Su salud comenzó a empeorar otra vez, y sintió que no debía gastar
más tiempo estudiando, sino que debía comenzar a servirle al
Señor. Fue así, como comenzó a ministrar a los judíos que vivían en
Londres y le fue relevada su obligación de servir en la sociedad de
los misioneros, para que así pudiese servir a Dios según Él lo
guiara.
No mucho después de dejar la escuela, le pidieron que pastorease
una iglesia en Teignmouth. Siendo un pastor joven, llegó a darse
cuenta que él no sabía cuál era el mejor texto para la congregación.
Comenzó con el hábito de ir al Señor en oración, para decidir cual
texto debía usar. A veces estaba de rodillas durante largo tiempo
antes de que Dios le diera un texto apropiado. Si nada venía a su
mente, calmadamente seguía leyendo las Escrituras en las partes
donde él leía a diario, hasta que un texto le era traído a su memoria.
También, hubo veces cuando tuvo que ir a los cultos sin texto
alguno, pero lo recibió de Dios unos pocos minutos antes de
predicar. El Señor siempre le fue fiel en proveerle, si él le había sido
fiel en buscar su guianza, en la oración.
Era práctica de Jorge el meditar en el texto o el pasaje que
seleccionara, con pluma en mano, escribiendo el bosquejo que
venía a su mente. Rara vez usaba otro medio para entender las
Escrituras, excepto otras buenas traducciones de la Biblia en otros
idiomas. En la mayoría de los casos dependía únicamente de la
7. oración. Así, Jorge subía al púlpito, confiando que el Señor le
traería a la memoria el mensaje en el que había meditado; y a
veces añadió nuevos pensamientos que le venían mientras
predicaba. La mayoría de sus predicaciones consistieron en explicar
las Escrituras, y se dice que aquellos que escuchaban sus
sermones se pusieron fuertes y eruditos en la Palabra de Dios, más
que la mayoría de otros creyentes.
Unas pocas semanas después de casarse con la Señorita Mery
Groves, los dos decidieron que él debería dejar de recibir los
usufructos por vender las entradas a la iglesia. No creyeron que tal
práctica fuera bíblica, más bien pensaron que la gente debería
entrar gratis a la iglesia. Además, dudaban que algunos lo dieran
con alegría. Se puso en la iglesia una caja, en la cual la gente podía
depositar sus ofrendas para él. A veces las ofrendas fueron muy
escasas. Y otras veces, los que administraban el dinero de la caja,
tardaron en dárselo a tiempo. Como resultado, hubo veces cuando
Jorge y su joven esposa no tuvieron lo suficiente para los gastos.
Pero Dios contestó sus fervientes oraciones, impresionando a
algunos de la congregación al darles comida o dinero,
satisfaciéndose de esa manera sus necesidades, y animándoles en
la fe. Ellos dos fueron diligentes para no contraer deudas,
escogiendo más bien a vivir sin ellas. Además, deseaban dar
testimonio de su plena confianza únicamente en el Dios Viviente.
Jorge escribió: "Esta manera de vivir, con frecuencia ha sido el
medio por el cual la gracia ha vuelto a reanimar mi enfriado
corazón, y me ha restablecido en el Señor después de un tiempo de
reincidencia. Porque no es tolerable ni puede uno vivir en el pecado
y a la vez mantener la comunión con Dios, para conseguir de los
cielos todas las necesidades de esta vida presente. A menudo, una
nueva respuesta a mi oración, cuando la obtuve de esta manera,
me reanimó el alma, y llenó de mucho gozo".
A veces, ellos tuvieron que orar para que Dios les supliese la cena,
mientras le daban gracias por el almuerzo. Y algunas veces Dios
usaba los donativos de los pobres; pequeñas donaciones, pero
preciosas, quizás una hogaza de pan. Al cumplir el primer año de
vivir sin sueldo, ellos descubrieron que habían recibido más de lo
8. que solían ganar recibiendo el sueldo. Jorge dijo: "No he servido a
un maestro cruel, y eso es lo que me da gozo de demostrar".
Después de un poco más de dos años en Tiegnmonth, fue guiado a
mudarse a Bristol. Dios bendijo su ministerio allí y unas personas se
convirtieron a razón de su ministerio. Mucha gente pobre vino a sus
puertas, y tuvieron oportunidades de ayudarlos de la manera como
Dios les suplía, con pan. También establecieron una escuela para
niños: a los estudiantes les leían las Escrituras y les hablaban del
Señor.
Después de varios años de ministerio fructífero en Bristol, con su
colaborador: el hermano Craik, sintieron ser guiados a establecer
una institución misionera para difundir el evangelio, dentro de y
fuera del país. La misma sería conocida como "La Institución del
Conocimiento de las Escrituras". Esa incluía una escuela dominical
para niños, escuelas diarias para niños, y de igual manera,
escuelas dominicales y escuelas nocturnas para adultos, en las que
se les instruía con bases bíblicas. La Institución también trabajaba
en la distribución de Biblias y tratados, y ayudaba a los misioneros
en sus obras.
Las bases para la obra de esa institución tenían que ser iguales a
las que los mismos Müller siguieron: confiar totalmente en el Señor
para suplir las finanzas, no contraer deudas y no suponer que el
éxito de la institución fuera determinado por la cantidad de dinero
que daba, ni por la cantidad de Biblias distribuidas, etcétera; pero,
más bien el éxito se determinara por la bendición del Señor sobre la
obra (Zacarías 4:6). Esto se consigue en la medida en que
esperamos en el Señor, orando.
Después de varios meses de operación, oyeron de un huerfanito,
quien había asistido a su escuela de plan diario, y se había afanado
mucho por su alma a razón de las enseñanzas que había recibido
allí. Pero el niño se puso muy triste cuando las autoridades de la
ciudad le cambiaron de escuela, a una "casa de pobres" lejos de la
escuela. Eso tocó muy profundamente el corazón de Jorge, y él
deseó hacer algo para ayudar a los niños pobres.
En 1835, a la edad de 30 años, Jorge se sintió guiado por Dios a
establecer un hogar para huérfanos. Varias consideraciones le
9. guiaron a esto. Él deseaba demostrarles a los creyentes que Dios
quería probarse a sí mismo como el Dios Viviente, como fue en
antaño con todos los que confiaron en Él. Jorge vio a padres que
trabajaban 14 o 16 horas al día para proveer a sus familias. El
demasiado trabajo no solamente les hacía daño físico, pero también
les dificultaba tener tiempo adecuado para la oración y la lectura
bíblica, así que sus vidas espirituales sufrían. Pero los padres que
eran concienzudos en esto, apenas ganaban lo suficiente para
mantener sus familias. ¿Cómo hacer para que trabajasen menos
horas? Jorge quería que ellos vieran que era el Señor, y no el
trabajo, el que los sustentaba.
Además había ciertos creyentes que estaban bastante preocupados
en cuanto a su vejez, cuando ya no pudieran trabajar. Temían ir al
asilo de los pobres. Jorge les quería demostrar, de igual modo, que
Dios no desampara a los que confían en Él.
Sumado a todo esto, Jorge vio a ciertos cristianos negociantes que
cedían un poco al mal, al igual que los hombres del mundo, para
poder salir bien en sus negocios. Él quería que ellos confiaran en el
Dios viviente, y que condujeran sus negocios honradamente, y de
ese modo salir adelante; porque era Dios quién les bendecía y les
honraba.
Además, había quienes trabajan en profesiones que no honraban a
Dios, pero los mismos tenían miedo de dejar sus trabajos, y así
(temían) quedarse desempleados. Jorge les quería demostrar la
fidelidad inmutable de Dios, y Su deseo y capacidad de ayudar a
todo aquel que le clama a ÉL
Él mismo había confiado en Dios y en Su palabra, y había probado
su fidelidad; y a los temerosos, quería animarles a hacer lo mismo.
Si ellos le podían observar a él, un hombre sin muchas cosas
materiales, establecer y mantener un orfanato por medio de la sola
oración y fe, ciertamente ellos se animarían igualmente a confiar en
el Señor. Y, posiblemente, los inconversos se convencerían de la
realidad y veracidad acerca del vivo y genuino Dios. Y, claro, en su
corazón estaba también el deseo de ayudar a los huérfanos, no
solamente en aliviar su necesidad material, sino que también,
guiarlos al camino de Dios.
10. Una tarde, leyendo las Escrituras, Jorge se asombró mucho por el
texto: "Abre tu boca, y yo la llenaré" (Salmos 81:10). Aplicó lo
mismo para el orfanato, le pidió al Señor un local que pudiese
alquilar por mil libras esterlinas y por personas adecuadas que
pudiesen hacerse cargo de ese trabajo. Dos días después, recibió
su primer chelín [una moneda inglesa] para el orfanato. Obreros se
ofrecieron a sí mismos. Amigos trajeron utensilios de hogar,
muebles, telas para hacer ropas y sabanas para las camas. Una
casa apropiada se alquiló. Donaciones en efectivo llegaron. Pero,
se requirió 18 meses de diaria oración, antes de que las 1000 libras
esterlinas llegaran. Alabanzas a Dios, porque Él supliría, estaban
mezcladas con las oraciones; porque Jorge sentía que el mensaje
de Marcos 11:24 era muy importante: "...todo lo que pidiereis
orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".
Un regalo sacrificador, de 100 libras esterlinas, vino de parte de una
hermana pobre, quien no estaba bien de salud y sólo era capaz de
ganar muy poco. Ella había recibido una pequeña herencia, y
habiendo ya usado una buena porción de la herencia para las
necesidades de su familia; ella dio esas 100 libras esterlinas para el
orfanato. Cuando le preguntaron si ella realmente debía dar tal
cantidad, su respuesta fue: "Él Señor Jesús ha dado su última gota
de sangre por mí, ¿no puedo yo darle a Él estas 100 libras?"
Aunque Jorge había orado intensamente acerca de los detalles
involucrados para establecer el orfanato, sus necesidades habían
sido suplidas; pero había faltado orar por los niños. Cuando el
tiempo llegó para abrir el asilo de niños, nadie había solicitado
admisión. Entonces, rogó al Señor ansiosamente por postulantes y
al día siguiente llegó el primero. Sus intenciones eran las de recibir
niños de edades de 7 a 12 años. La casa pronto se llenó. Después
de más oración, Jorge se sintió guiado a abrir un hogar para
infantes.
Alrededor de un año y medio, después de abrir el primer hogar, el
tercer orfanato se abrió; éste fue para varones de 7 a 12 años de
edad. Milagrosamente, una casa en la misma calle donde estaban
ubicadas los dos primeros orfanatos la habían desocupado y estaba
disponible para este propósito. Jorge ahora tenía la responsabilidad
de alimentar a 90 personas en cada comida, incluso a los
11. trabajadores. Con una "familia" de este tamaño, Jorge pasó mucho
tiempo arrodillado, entregándose a la oración. Él creía que Dios
esperaba sus peticiones. Su esposa y uno o dos colaboradores
escogidos fueron los únicos a quienes él enteró acerca de las
condiciones financieras.
Durante los primeros años de los orfanatos, hubo muchas pruebas
financieras. En cierta ocasión, cuando los fondos estaban muy
escasos, Jorge convocó a dos reuniones especiales de oración, las
cuales duraron desde las 6 hasta las 9 de la noche. Aun en este
tiempo, él no mencionó la escasez de los fondos, más bien habló de
la abundancia, con la cual Dios estaba supliendo las necesidades.
Mientras meditaba en Hebreos 13:8, "Jesucristo es el mismo ayer, y
hoy, y por los siglos" un sobre le fue entregado, el cual contenía los
fondos carentes.
En otra ocasión, Jorge no tenía ni un centavo para los huérfanos, y
una mujer, mientras ella oraba sintió el deseo de donarles cinco
libras: pero esas se acabaron rápidamente por la gran necesidad.
Mientras las pruebas financieras seguían, él escribió:
"El Señor en su sabiduría y amor todavía no ha mandado ayuda. De
dónde vendrá, no debo preocuparme. Pero creo que Dios, a su
tiempo, mandará ayuda. Su hora todavía no ha llegado... Esta es la
hora más dura que he pasado en la obra, por lo que necesitamos;
pero sé que todavía he de alabar al Señor pidiendo su ayuda..nos
días después escribió: "El Señor misericordiosamente nos ha dado
lo suficiente para nuestra necesidad diaria: pero Él nos está
supliendo para la necesidad de cada día, y casi a la hora justa,
como lo necesitamos...'. Mientras seguía la crisis, planteó convocar
a la directiva y decirles de la necesidad. Pero en ese momento llegó
una mujer con un regalo, diciendo que se había tardado demasiado
en traerlo.
Algunos de los trabajadores daban lo que podían, uno vendiendo su
reloj, y otros vendían algunos de sus libros. El Señor mantuvo a
Jorge en paz, a pesar que las luchas eran arduas. Y, le permitió
estar animado por medio del ver los frutos de su labor. En ciertos
casos, como último medio, fueron reunidos todos los trabajadores y
les contó de la gran necesidad. Se pusieron de acuerdo a no
12. comprar nada que por lo cual no se pudiera pagar. Algunos de los
trabajadores dieron todo lo que tenían. Jorge fue alentado en su
corazón por las Escrituras, y, con la ayuda que recibió, animó los
corazones de los trabajadores.
Cierto día, se vieron sin otro recurso, que el de vender cualquier
cosa que tuvieran a la mano y que no fuera realmente necesaria.
Pero antes que esto fuera llevado a cabo, una mujer vino con el
dinero suficiente para las provisiones del día siguiente. La mujer se
había hospedado durante varios días en la casa de la vecindad, con
la intención de entregar esos fondos.
La reacción del Jorge al enterarse del acontecimiento fue así: "El
hecho de que el dinero estuviera tan cerca de las casas del orfanato
durante varios días, sin ser entregado, demuestra la clara verdad de
que, desde el principio, estaba en el corazón de Dios ayudarnos;
pero, a razón de que Él se deleita en las oraciones de sus hijos, Él
nos permitió orar tanto tiempo; además de probar nuestra fe y para
hacer aun más dulce su respuesta. Es verdaderamente una
liberación preciosa. Proclamé en voz alta, con las alabanzas y
gratitud al primer momento que me encontré solo, después de
haber recibido el dinero."
En otra ocasión, los fondos estaban completamente finiquitados.
Jorge se sintió guiado a hacer un paseo. Mientras caminaba, se
encontró con un hermano, quien le estaba buscando y recibió de
ese hermano los fondos que necesitaba para ese día. Si Jorge
hubiera salido de su casa 30 segundos más tarde, no se habría
encontrado con el hermano, ni tampoco hubiera recibido los fondos
necesarios para el día.
Pese a que las necesidades de las casas del orfanato eran grandes,
Jorge se sintió impulsado a orar por fondos extras, especialmente
para las viudas de la comunidad, puesto que el precio del pan había
subido. Luego, un hermano fue guiado a dar un regalo grande para
este propósito, el cual asistió a muchas viudas, hasta que el precio
del pan bajó un poco otra vez.
En un tiempo de gran necesidad, llegó un regalo de un hermano
que tenía una familia grande y un sueldo pequeño. Él, cada vez que
13. su jefe le daba dinero para comprar cerveza, lo apartó; él no usó
ese dinero para tal vanidad, pues se había convertido. Una mujer,
que se mantenía de trabajos manuales, sacó sus ahorros del banco
y los entregó a la obra que Jorge tenía a su cargo. El corazón de
ella había sido tocado por las Escrituras: "Vended lo que poseéis, y
dad limosna" (Lucas 12:33); y "No os hagáis tesoros en la tierra"
(Mateo 6:19).
A veces en su diario se ve lo siguiente: "Hoy estamos
especialmente pobres...". Una vez él anotó: "Después que el Señor
ha probado nuestra fe, Él, en el amor de su corazón, nos da de su
abundancia, para demostrar que no con ira, sino que para la gloria
de su nombre y para la prueba de nuestra fe, nos ha permitido estar
pobres...".
Con frecuencia, los trabajadores del orfanato se reunían a orar en la
mañana, tarde y noche para que Dios supliese las necesidades. En
una ocasión de crisis, la necesidad del hogar fue suplida por medio
del regalo de un misionero alemán pobre, quien apenas estaba
comenzando el servicio misionero, y el regalo que les dio era todo
lo que tenía. En otro tiempo de gran necesidad, una hermana, quien
había tomado la decisión de vender algunos artículos que le habían
sido enviados para ese propósito, reportó que, a pesar de que ella
no se sintió bien por el hecho y que tardó en traer las ganancias de
la venta, con todo eso, había sido tocada fuertemente por una
impresión en su corazón de traerlo cuanto antes, y que ella no
podía hacer más que llevarlo al hogar. Esos fondos se necesitaban
en ese mismo momento.
Un día mientras ellos experimentaban una severa prueba de fe, el
Señor puso en el corazón de un hermano, mientras caminaba a su
trabajo, dar un regalo para los huérfanos. Ese hombre pensó que no
iría al orfanato inmediatamente, pero regalaría algo esa tarde. Sin
embargo, el Señor lo hizo sentirse obligado a tomar pasos a las
casas de los huérfanos, en ese mismo momento. Si no hubiera sido
por su regalo, ese día no habría tenido leche para los niños. Otro
día, solamente faltaba una hora para que los niños tomaran el té de
la tarde, pero no había nada de comida en las casas: hasta que un
hermano llegó en esa hora, con el dinero suficiente para hacer las
compras.
14. En algunos días, la necesidad fue tan urgente que aun los
trabajadores sintieron la presión. ¡Pero Dios nunca falló! Esas
provisiones "apenas a tiempo" hicieron que Müller exclamara:
"¡Verdaderamente vale la pena estar pobre y grandemente
probados en la fe, por el motivo de experimentar a diario tales
preciosas pruebas, las cuales nuestro Padre cariñoso, con interés
amante, nos hace pasar en todos los asuntos que nos conciernen!
¿Cómo puede hacer otra cosa nuestro Padre? Él, quien nos ha
dado la prueba más grande que su amor podía hacer —darnos su
propio Hijo—, ¿no nos dará también con Él todas las cosas?'
(Romanos 8:32).
Jorge pudo escribir: "Aunque nuestras pruebas de fe durante estos
17 meses duraron más tiempo y fueron más agudas que las
anteriores, sin embargo no faltaba ni la comida nutritiva ni la ropa
necesaria para los huérfanos, durante todo ese tiempo."
Otra prueba de fe fue la de ver morir a su padre y a su hermano,
aparentemente sin ser salvos. ¿Qué podía ser más duro? Pero aun
en esto, Jorge encontró paz por medio de la palabra de la Escritura:
"El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?"
(Génesis 18:25). De igual modo, acudió a la Palabra de Dios para
consuelo y paz, cuando falsas noticias circulaban; las que decían
que los huérfanos no tenían suficiente para comer, y que eran
tratados cruelmente.
Jorge Müller insistía que él no tenía un don particular de fe, aunque
sí reconocía que la fe es un don. Él animaba a todos los creyentes
a que probaran a Dios. Sus opiniones en cuanto a cómo fortalecer
la fe eran las siguientes:
"Puesto que la fe es un don, uno lo tiene que pedir. 'Toda buena
dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las
luces...' (Santiago 1 17). La fe es fortalecida al leer cuidadosamente
la Palabra de Dios y meditar en ella. Esto te enseñará que, aparte
de ser un santo y justo Dios, Él es un Dios cariñoso, amante,
benigno, soberano, misericordioso, potente, sabio y fiel, no
solamente hábil para suplir nuestra necesidad, pero deseoso de
cumplirlo. ”Es necesario mantener un corazón recto y una buena
conciencia. No debemos evitar las pruebas por las cuales nuestra fe
15. recibe fortaleza. En tiempo de prueba, no debemos buscar por
nuestras propias fuerzas la liberación, más bien debemos esperar a
Dios y la liberación que viene de Él.”
Desde el tiempo que se abrió la primera casa, de 1835 a 1845, los
orfanatos operaron en casas alquiladas en la calle Wilson.
Entonces, en 1845, uno de los residentes de la calle Wilson
cuidadosamente le mencionó a Jorge que era incómodo, para
algunos de los vecinos, tener tan gran número de niños viviendo en
su calle.
Jorge hizo de esto un asunto de oración y anotó las razones por las
cuales el orfanato debía quedarse allí y las razones por las cuales
se debían cambiar. Una gran consideración era la "regla de oro":
"Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos... (Mateo 7:12). Jorge sabía
que él mismo encontraría difícil vivir cerca de tantos niños, a causa
del ruido que hacen durante su tiempo de juego. Además, a veces
los problemas en el drenaje, que ocasionaba la gran cantidad de
niños que vivían en la casa de los huérfanos, afectaban a los
vecinos.
Otros puntos a favor de cambiarse eran que: (1) no había espacio
adecuado para que los niños jugaran; (2) no había lugar donde los
varones aprendieran a cultivar un huerto; (3)ya no había lugar
adecuado para lavar la ropa, y sería bueno si las niñas pudieran
tener la oportunidad de aprender a lavar; (4) cuando había
enfermos, no había algún cuarto desocupado para enfermería; y (5)
había una lista de huérfanos quienes querían venir, pero no podían
por falta de espacio adecuado.
Considerando todas las cosas, Jorge llegó a la conclusión que
debía edificar su propia casa. Él sintió que Dios quería probarle una
vez más que Él era suficiente para proporcionarle la cantidad de
dinero necesario que esta obra iba a requerir. Jorge sintió que debía
construir algunas casas para hospedar a 300 huérfanos, más del
doble de la cantidad que ahora tenía bajo su cuidado, los cuales
eran 130.
16. Fue así como Jorge y su esposa comenzaron a orar cada mañana
para que Dios supliese de los fondos: unas 10.000 libras esterlinas
para comprar el terreno y hacer la construcción. Durante 35 días
oraron, pero ni una libra fue dada para el edificio. Luego, Jorge se
sintió movido a pedirle al Señor la fe y la paciencia para el proyecto
de edificar el orfanato.
Después de treinta y seis días de oración, recibieron un regalo de
1.000 libras para el edificio. Un arquitecto cristiano ofreció sus
servicios para hacer el plano y supervisar la construcción, sin cobrar
por sus servicios. Jorge sintió que no debía notificar al público de su
necesidad ni de buscar fondos; pero sí esperar en el Señor con fe y
paciencia, para que el Señor supliera. Él quería que Dios mismo lo
hiciera, usando su humilde siervo como medio.
Después de orar durante tres meses seguidos, Jorge comenzó a
buscar un terreno. Encontró unos lugares buenos, pero demasiado
caros. Luego, oyó de un terreno en Ashley Down, y le pareció que
era lo que buscaba. Fue a ver al dueño, pero no lo pudo encontrar,
ni en la casa y ni en la oficina. Le dejó un recado acerca de su
propósito, pero sintió que era del Señor el no haberlo podido
encontrar ese día. Cuando vio al dueño el siguiente día, supo que el
dueño, cuando recibió el recado, se quedó despierto esa noche
durante dos horas, pensando a qué precio debía vender el terreno
para el orfanato, y determinó venderlo a 120 libras por acre, en
lugar del precio de 200 libras por acre que había pedido.
Al mismo tiempo que había esperado en el Señor por fondos para
edificar el nuevo orfanato, con la provisión del Señor fue capaz de
continuar supliendo a cuatro escuelas privadas con 278 niños
inscritos; a una escuela dominical; y a una escuela para adultos.
Biblias, Nuevos Testamentos y tratados se consiguieron y
repartieron, y más de 595 libras esterlinas fueron dadas para las
misiones en el exterior y las locales. Hasta 150 niños cuidaban a la
vez. Algunos de los huérfanos se convirtieron y fueron añadidos a la
iglesia, al igual que algunos adultos. Un gran gozo para el Señor y
la Señora Müller en este tiempo fue que su hija recibió a Jesucristo
como su Salvador. Durante 18 meses habían orado por esto.
17. Era gran gozo para Jorge que Dios le confiara los crecientes fondos
para los misioneros de dentro y fuera del país. Él quería ayudar a
aquellos que no tenían un salario regular, dándose cuenta que vez
tras vez su ayuda financiera había llegado a los misioneros en un
tiempo de gran necesidad, y a menudo llegó cuando ellos no tenían
nada de dinero. Algunos de los que él ayudaba habían sido
previamente hombres de bastante comodidad, pero habían dado
todo por seguir a Cristo o todo les había sido quitado por la causa
de Cristo.
Jorge también ayudaba a estos hermanos, orando por ellos. Él no
dudaba que la fe de estos escogidos siervos de Dios fuera
reforzada cuando vieran como Dios les suplía en tiempos de apuro
y necesidad. Esto hizo que, más y más, él pidiera a Dios por fondos
para ayudarles. Jorge puso diligencia en usar los fondos
designados para los misioneros, usándolos solamente para ese
propósito, no importaba qué tan escasos estaban los fondos de sus
otros ministerios.
Una vez, pidiendo al Señor por las urgentes necesidades de los
huérfanos, cuando la caja estaba vacía, él escribió: "¡Qué bendición
es poder acudir al Dios Viviente! ¡Especialmente precioso es
conocerlo en este tiempo de tremenda escasez! En este tiempo,
para hacer la comida de los huérfanos, las papas están muy caras.
El arroz que usamos, en lugar de las papas, cuesta el doble de lo
acostumbrado, y la avena, aún más del doble, y el pan subió la
mitad sobre su costo.”
"Pero las riquezas de Dios son igualmente grandes como siempre.
Él sabe que nuestros gastos son enormes. Él sabe que un poco de
dinero no basta en estos días, cuando las provisiones son tan
caras, pues son casi ciento cincuenta personas para las cuales
tenemos que proveer, incluyendo maestros y aprendices. Mi alma
está en paz..."
De este tiempo del alza de precios, él escribió: "Es el tiempo
oportuno cuando la vista cesa, para que la fe empiece a funcionar.
Entre más grandes son las dificultades, más fácil es la fe. Mientras
haya esperanza en prospectos naturales, la fe no obra tan
fácilmente como cuando todas esas perspectivas naturales fallan.”
18. "Es cierto que durante el tiempo de carestía, nuestros gastos eran
considerablemente más grandes de lo acostumbrado; también es
verdad que muchas personas, que de otra manera hubieran dado,
no les fue posible o dirigían sus fondos sobrantes a otras
direcciones... el oro y la plata son del Señor. A Él hicimos nuestras
oraciones. En Él confiábamos. Y, Él no nos desamparó. Porque
pasamos tan fácilmente éste invierno como cualquier otro invierno,
desde que esta obra comenzó. No podía ser de otra manera;
porque Dios tuvo en este mismo tiempo una oportunidad especial
para demostrar que tan bueno es confiar en Él.
"Busca, amado lector, más y más en el depositar tu confianza en Él
para todo lo que se refiera a tu vida, y llegarás a reconocer que es
muy precioso hacerlo."
Sin duda alguna, que el pensamiento se le turbó con la idea de que
si él era tan pobre cuidando 150 huérfanos, ¿debía él seguir
adelante con los planes de edificar y acomodar a 300 huérfanos?
Pero vio que las luchas presentes eran solamente una prueba de la
fe. Aunque los gastos nunca habían sido tan grandes, tampoco los
regalos que estaban llegando habían sido tan grandes. "Le será
fácil al Señor suplirme con todo lo necesario que requiera la obra,
cuando se abra la Casa de Huérfanos, de igual modo que ahora le
es fácil darme lo que necesito en estos momentos; aunque los
gastos sin duda vendrán a sobrepasar por dos mil quinientas libras
al año a las necesidades presentes". Así pensaba Jorge.
Él se deleitaba en las señales de la minuciosa atención de Dios en
cuanto a sus necesidades. Por ejemplo, alguien les escribió que por
un tiempo tuvo una cantidad de dinero guardado en una gaveta, con
las intenciones de mandarlo, pero después sintió mandarlo sin
tardar más; y, al recibirlo, se probó ser exactamente la precisa
cantidad que se necesitaba para ese tiempo.
Aparte de los afanes financieros de la obra, Jorge también tenía
que considerar a los niños que a veces se enfermaban, y en
algunos casos parecía que no se sanarían por completo; pues,
permanecían enfermizos y necesitaban cuidado extra, y sabiduría
tocante a su salud.
19. Además, los niños mayores necesitaban lugares para servir como
aprendices. Y, a veces alguno de los trabajadores de los orfanatos
tenía que irse, y le tocó a Jorge buscar a otro para reemplazarlo. No
era cosa fácil encontrar trabajadores que fueran adecuados, que
sirvieran por amor a Dios y no por recompensa, y que estuvieran
listos para aguantar las pruebas y difíciles circunstancias que a
veces se enfrentaban.
Él mismo tuvo que mantener el balance entre el servir a sus
trabajadores - colegas y mantener el lugar de responsabilidad que
Dios le había dado como jefe de la obra. Muchas eran las
necesidades de Jorge, las que llevaba al Señor y esperaba en Él
por ellas. "Estoy en continua necesidad", tuvo que decir.
Pero, a pesar de todas estas necesidades, pudo escribir: "No
encuentro que la vida en conexión con este trabajo sea solamente
una vida de pruebas, sino una vida de mucha felicidad. Es imposible
describir la abundancia de paz y la suprema alegría que
frecuentemente ha fluido a mi alma por medio de las respuestas
frescas que he obtenido de Dios, luego de esperar en Él por ayuda
y bendición; y, entre más tiempo necesitaba esperar en El o entre
más grande fuera mi necesidad, más grande fue el gozo cuando
llegó la respuesta, que frecuentemente fue de una manera
asombrosa, para hacer así más manifiesta la mano de Dios... No
estoy ni siquiera en lo más mínimo, cansado de esta manera de
vivir."
Mientras que Jorge supo que Dios oía sus oraciones en cuanto a la
necesidad de los fondos para la construcción, dijo: "También sé que
Él se deleita en ser seriamente solicitado (Ezequiel 36:37), y que se
encanta en la importunidad, o sea, en la oración continua que tan
claramente se hace patente en la parábola de la viuda y el juez
injusto (Lucas 18:18)'.
Así que, vez tras vez, Jorge oraba a Dios para que Él le supliera de
los fondos para las nuevas casas de huérfanos. Su fe no se
disminuyó. Tenía confianza que a su tiempo, Dios supliría. Días se
convirtieron en semanas y meses, mientras Jorge seguía esperando
en Dios por las finanzas necesarias para los edificios. Sus
oraciones se convirtieron y fueron caracterizándose por ser
20. fervientes, porque sentía la necesidad, por el amor a los vecinos y a
los niños, de comenzar pronto a construir. Además, la lista de
huérfanos que querían entrar en el orfanato estaba creciendo.
Jorge se había propuesto a no comenzar a comprar la propiedad y
edificar la casa hasta que el dinero llegara. Por fin, después de 607
días de buscar a Dios a diario, llegó la cantidad necesaria y pudo
comenzar el trabajo. Más de once mil libras le habían llegado, en
respuesta a sus oraciones.
Cuando la casa estaba casi terminada, fondos adicionales
comenzaron a llegar. Esos se necesitaban para comprar ropa y
artículos personales para los huérfanos adicionales que iban a
venir: Sumarían 300 en lugar de los 150 actuales. Cuando se
trasladaron a las casas nuevas, había suficiente para los gastos
adicionales, aparte de una buena cantidad para cubrir los gastos
que tenía que ver con el cuidado de la casa.
Al tiempo que Jorge se estaba trasladando a las más amplias
casas, una epidemia de cólera afectó el país, y Jorge se vio
obligado recoger a 26 niños que habían perdido a sus padres por la
epidemia. Más tarde, se recibieron más niños a razón de la misma
causa.
Al mismo tiempo que los gastos del orfanato se aumentaban, Jorge
tuvo el privilegio de ministrar a más misioneros sin salario. Y, ¡que
gozo fue para él enterarse que esos misioneros tenían ministerios
muy fructíferos en ese mismo tiempo!
Apenas acababan de abrir el nuevo orfanato con capacidad para
300 niños, cuando Jorge comenzó a pensar en otra casa para poder
acomodar a 700 niños más, sumando todos 1000 huérfanos. Para
comenzar esto, él necesitaba saber la voluntad de Dios, y creía que
estaba en buena posición para conseguir esa voluntad de Dios.
Escribió:
"La quietud de mente, la condición de no tener nada que ver con mi
propia voluntad en el asunto, el tener que ver solamente con el
deseo de complacer a mi Padre celestial en esto, el buscar
únicamente Su honor y no el propio; en tal condición de corazón
consiste para mí en la plena seguridad, que mi corazón no está bajo
21. el estímulo carnal, y que sí recibiré ayuda en esto para poder seguir
adelante, conoceré la voluntad de Dios en su plenitud... Para mí, el
punto principal en todo este asunto es que el Señor sea honrado. A
través de la ayuda de Dios, seguiré esperando en Él, en oración en
cuanto a este asunto, día a día, hasta que Él me diga que actúe."
Cuidadosamente, Jorge hizo una lista de las razones que
respaldaban la idea de abrir otra casa, y las razones en contra. Una
importante consideración fue la de que había 6000 huérfanos
encarcelados, únicamente por el hecho de no haber otro lugar para
ellos. Estaba en su corazón, no únicamente los propósitos de salvar
a los huérfanos de la cárcel y ayudarles a llevar una vida honorable
e industriosa en este mundo, sino también el de ganar sus almas
para el Señor.
Después de ocho semanas de oración y deliberación, consiguió la
paz en su corazón y el gozo espiritual, en cuanto a la idea de
agrandar el orfanato. Creyó que sería mejor mantener en secreto el
asunto delante del Señor, sin siquiera decirle a su esposa, y
continuar orando, para que fuese guardado de errar o de ser
engañado. Mientras que buscaba al Señor, orando a solas, en
cuanto al asunto, toda incertidumbre desapareció. Sin embargo,
resolvió a no comenzar la construcción hasta que el Señor mandara
las 35 mil libras que iba a necesitar para la construcción del nuevo
edificio.
Jorge creyó que fue un punto de gran importancia, el de "no estar
ansioso del mañana, ni andar gastando escasamente [por las
necesidades, no para las vanidades], a razón de la posibilidad de
no tener lo suficiente para las necesidades futuras, las cuales
quizás nunca vendrían; pero solamente considerar que el momento
presente es nuestro para servir al Señor, y que el mañana, tal vez,
no vendría...".
Cuando él anunció al público acerca de edificar el segundo
orfanato, ofrendas pequeñas comenzaron a llegar —regalos de un
chelín, dos chelines, tres chelines— de veras, un comienzo
pequeño. Pero no se desanimó.
Después de 19 meses de esperar en Dios para los fondos
necesarios, Jorge se puso serio en pedir a Dios por donaciones
22. más cuantiosas, pues hasta entonces, había recibido sólo
cantidades pequeñas. ¡Qué grande fue su alegría cuando recibió un
regalo, dado por varios cristianos, sumando más de 8.000 libras!
Respecto a esto, escribió:
“¡Mira qué precioso es el esperar en Dios! ¡Mira cómo los que le
confían no son confundidos! Su fe y paciencia pueden ser probadas
fuertemente y durante mucho tiempo, pero al fin, es cierto que se
verá que los que honran a Dios, Él los honrará, y no permitirá que
ellos sean avergonzados. La cantidad fue inmensa, y mientras ella
fue usada para refrescar mi espíritu, no fue, ni en lo más mínimo,
una sorpresa para mí, porque espero grandes cosas de parte de
Dios...".
"Somos recompensados ricamente, esperando en Dios," aconsejó
Jorge. "Tú puedes ver cómo Él, en Su corazón, está listo para oír
las súplicas de sus hijos, los que confían en Él… Pero, para poder
recibir las respuestas a tus oraciones, necesitas exponerle tus
peticiones a Dios, basadas no en tus propios méritos, sino
solamente en los méritos del Señor Jesús, como base de
aceptación delante de Dios por tu persona, oraciones, labores y por
todo lo demás.”
"De igual modo, para que tus oraciones sean contestadas es
necesario que las cosas que le pides a Dios, sean de la clase de
cosas que Dios puede dar, porque conllevan su honra y tu propio
bien... Por último, necesitamos continuar en oración hasta que se
nos conceda la bendición.”
"No es suficiente el solo comenzar a orar, ni el mero orar
correctamente; ni tampoco es suficiente orar de continuo sólo por
un tiempo no más; más bien, debemos continuar pacientemente,
creyendo y orando, hasta que se obtenga la respuesta. Y aun más,
no solamente debemos orar hasta se realice lo que pedimos, sino
que también tenemos que creer que Dios nos oye, y que contestará
nuestras oraciones. A menudo fallamos en el no continuar en
oración hasta que se obtenga la bendición, y en no esperar la
bendición. Cada vez que todos estos aspectos se cumplan en una
persona, seguramente que se cumplirán las respuestas a sus
peticiones".
23. Jorge vendió los trapos y aun los huesos de los animales que se
acumulaban en la casa. Dijo: "Como administrador de dinero del
público, creo que es razonable que aun estos artículos sean
cambiados por dinero. Tampoco podemos esperar respuestas a
nuestras oraciones, sabiendo que se ha permitido pérdida alguna
en relación con este trabajo. Puesto que recibimos de Dios el dinero
en respuesta a nuestra oración, nos conviene usarlo sabiamente".
En el año 1852, Jorge experimentó la más dura prueba de fe que
había enfrentado. Su única y amada niña se enfermó de tifus.
Durante un tiempo, pareció que ella no viviría más. Después de su
esposa, su hija era el tesoro terrenal más amado; pero él se guardó
en paz, porque creía que si el Señor se la llevaba, sería para el bien
de ella y de sí mismo, y para la gloria de Dios. Después de muchos
días, Dios le restauró la salud.
Considerando el edificar más casas, le pareció mejor que en lugar
de edificar una única segunda casa grande para el orfanato,
edificaría, en el mismo terreno donde estaba la primera, otras dos
casas más, capaces de acomodar a 1000 niños entre las tres. ¡Qué
gozo hubo cuando en 1857 se inauguró la segunda casa!
En cierta ocasión, la caldera que se usaba para calentar la primera
casa, estaba goteando. Fue a comienzos del invierno, y un recio
viento frío comenzó a soplar del norte. Luego de suficiente
consideración y oración, Jorge oró y le pidió al Señor que cambiase
el viento del norte por un calmado viento que viniera del sur, y, que
les diese a los trabajadores el denuedo para trabajar y hacer las
reparaciones lo más pronto posible. El día que tenían que apagar el
fuego de la caldera, el Señor mandó un viento calmado. Los
trabajadores decidieron trabajar toda la noche, y las reparaciones
de la casa fueron hechas sin ocasionarles ningún daño a los niños,
a causa del frío en los cuartos.
En 1859, entre las huérfanas hubo un notable movimiento del
Espíritu Santo. Sesenta y tres de las ciento veinte se convirtieron en
un mes. En otra ocasión, como 200 niñas fueron movidas en sus
almas, y la mayoría se convirtió. En 1866, aconteció un bendecido
avivamiento, y más de 100 niños se convirtieron. En 1872, una
24. epidemia de viruela les quitó la vida a algunos niños y también a
algunos trabajadores. Esto hizo que comenzara otra obra de gracia,
en la cual unos 700 huérfanos, según pareció, se entregaron al
Señor
Un joven en Irlanda: Santiago Mc Quilkin, leyó el libro de Jorge y se
impresionó mucho tocante a lo que se puede obtener a través de la
fe y la oración. Fue así como reunió a unos de sus amigos para
orar, y el resultado fue que decenas de miles de almas se
convirtieron.
Al pasar los años, Dios prosperó a Jorge de tal manera que nunca
más vio escasez de fondos. Una tercera casa fue edificada en 1862.
Antes de terminar la tercera casa, se sintió guiado a edificar otra,
para que una suma de 2000 niños pudiera ser acomodada. Dos
casas más, la cuarta y la quinta, fueron edificadas, dando espacio
para 2050 niños. Cuando fue difícil conseguir trabajadores para
cuidar tal cantidad de niños, Jorge y su esposa empezaron a orar
tres veces al día, en lugar de una sola vez como anteriormente lo
hacían. Dios contestó sus oraciones y los trabajadores faltantes
llegaron.
Los visitantes estuvieron grandemente impresionados por la
limpieza y el orden en las casas, y, por la salud y la felicidad de los
niños. Esto fue aún más asombroso, porque muchos de los
huérfanos tuvieron padres que no gozaron de buena salud,
muriendo estos en su juventud. Y muchos de los hijos heredaron
sus debilidades.
Durante toda su vida, Jorge nunca tuvo terreno propio, tampoco
tuvo ingresos personales en dinero o ganancias en especie, de lo
cual él pudiera depender. Sus necesidades fueron provistas por
creyentes que enviaban regalos, recibiendo estos solamente
después de orar para que sus necesidades fuesen suplidas. Aunque
era un hombre de fe y un hombre que tuvo comunión con Dios,
también era un gran trabajador, y llevó a cabo obras increíbles. Se
dijo de él: "Él ora como si Dios hiciera todo el trabajo, pero trabaja
como si todo dependiera de él mismo".
25. A lo largo de los años, Jorge fue bendecido por Dios de tal manera
que pudo dar cerca de tres millones de dólares a la obra misionera.
Por medio de las Biblias y los folletos que distribuyó, miles de almas
se convirtieron.
Jorge atribuyó el buen éxito del orfanato, incluso las casas y su
ministerio en general, a su humilde esfuerzo de "hacer la obra de
Dios a Su modo", buscándole solamente a Él para que fuera su guía
y apoyo. Probó que hay poder en Dios, el que se aprovecha a
través de la fe y la oración. Jorge pudo decir al fin de su vida, que ni
siquiera una vez había pedido a otra persona dinero, ni
públicamente ni privadamente: ¡solamente oraba!
26. CONCLUSION
En conclusión tenemos que La vida de confianza y dependencia en
Dios de Jorge Müller es un gran testimonio de la bondad, fidelidad,
poder y realidad de Dios. Y Dios, hoy, igualmente se mostrará a sí
mismo a todo aquel que confíe en él.
La ejemplar vida de Jorge Müller, en cuanto a la fe y a la oración, no
se puede acreditar a una crianza cristiana. Nació en 1805 en
Prusia, y su niñez y juventud carecieron de enseñanza e influencia
cristiana. No tuvo Biblia para leer. Su padre le daba a él y a su
hermano demasiado dinero, considerando que eran solamente unos
jóvenes: eso les permitió seguir en sus hábitos pecaminosos. Sin
embargo, después de un tiempo, Jorge se propuso estudiar con
empeño, y al fin llegó a aprender seis idiomas, incluyendo el
hebreo, el latín y el griego.
Su padre le animó a ser ministro, puesto que eso le serviría a Jorge
para darse una vida comodona, y así, cuando él se jubilase, podría
vivir cómodamente con Jorge. Por lo tanto, Jorge comenzó a
estudiar en un seminario teológico. Aunque era un estudiante
religioso, no tenía conocimiento alguno del significado de la
salvación, más bien continuaba su vida pecaminosa. Aunque sí,
tenía deseos en su corazón de reformarse; pero sus esfuerzos para
ese fin repetidamente fallaban.