La Asociación de Periodistas de Oaxaca (APO), una vez considerada una de las organizaciones periodísticas más fuertes del país, ahora se encuentra en decadencia y ya no representa los intereses de sus agremiados ni defiende la libertad de expresión. Un grupo encabezado por Cuauhtémoc Blas ha tomado el control de la APO y la casa del periodista en Oaxaca para servir sus propios intereses en lugar de los periodistas. Muchos periodistas ahora quieren rescatar la organización y el edificio de manos de este grupo que ha se
1. LA APO A LA DERIVA
Por: Genaro Aragón Reyes
/ www.megaradioexpress.com.mx
La Asociación de Periodistas de Oaxaca, considerada
como una de las más fuertes y sólidas organizaciones
periodísticas que hay en el país, la Asociación de
Periodistas de Oaxaca (APO), se encuentra en su
ocaso, condenada a “morir” por inanición, esa
gremial ya no representa los intereses que le dieron
vida, está lejos de defender a sus agremiados y de
abanderar la libertad de expresión.
Cuauhtémoc Blas, con su sequito de bufones, sigue utilizando la misma forma para
acabar con la APO
Fluyen comentarios entre muchos comunicadores de que llegó la hora de rescatar la llamada “casa del
periodista”, ubicada sobre la calle de González Ortega 603, en el Centro de la Ciudad de Oaxaca de Juárez,
Oaxaca, un “elefante blanco” que debería ser la casa de todos los periodistas, según lo había externado el
entonces gobernador José Murat Casab, al otorgar en comodato el inmueble a los periodistas de Oaxaca.
Ese espacio para periodistas dejó de servir porque un grupo de abusivos personajes: Cuauhtémoc Blas,
servil a los intereses del cacique Felipe Sánchez Jiménez, ha actuado por consigna, sirviendo a intereses
facciosos y muy particulares, teniendo sumida a la organización en una situación deplorable, sin capacidad
de convocatoria y sin interés alguno para impulsar los principios previstos en los estatutos
Tienen cerradas las puertas del edificio destinado para los periodistas de Oaxaca, por lo que están
surgiendo voces que quieren rescatar el edificio que está en poder de Cuauhtémoc Blas, misma que se ha
convertido en una residencia perturbadora en contra de los periodistas y la Libertad de Expresión, o dicho
de otra manera la cueva del reyezuelo con sus sequitos bufones
La casa del periodista NO es abierta a todas las corrientes de pensamientos que alimentan el periodismo
oaxaqueño. La espuria directiva regenteada por Cuauhtémoc Blas, goza de total rechazo de muchos socios
y adherentes, porque desde su inicio sólo se ha concretado a impulsar el divisionismo entre los compañeros
y a expulsar a todos aquellos que no les simpatizan, a quienes en forma sumaria y sin ser escuchados y sin
falta alguna, se les expulsa.
Tal es el caso del suscrito, donde el susodicho Felipe Sánchez, ofreció diálogo y solución al problema que
estaba planteando en una huelga de hambre frente a las instalaciones de la APO, sin aviso alguno y sin
convocar a la asamblea en términos de ley, la espuria directiva “boletinó” mi expulsión, como medida
extrema en un gremio que no busca el lucro, sino la ayuda y la solidaridad entre los colegas. Con estas
acciones Cuauhtémoc Blas, sigue sembrando más el divisionismo entre los compañeros que no son afines a
sus intereses personales
Ante tan graves abusos, me reservo el derecho de proceder judicialmente contra Cuauhtémoc Blas, pues en
diversos medios publicó hechos que dañaron mi persona y que en su momento probaré ante la instancia
correspondiente.