31. Mirarte aplacada, inundada de sueños, con las manos llenas y el alma vibrante descubriendo caminos. Ensoñaciones sonoras de un eco distante. Recuerdo de ausencias, sonrisas y olvidos. Se dibuja tu ternura en una hoja infinita Plasmando tu alma en el devenir del destino Y un puño cerrado de sollozos contenidos Que muta en un instante, en alegre optimismo. Te encuentro en el tiempo, como la niña que has sido Con el corazón abierto, ofreciendo cariño Sonriente, resuelta, amiga sincera Acunando recuerdos de un tiempo querido. Mónica Gallione