1. Los carnavales de Lantz son tan antiguos que aunque se crea que datan de la Edad
Media, este dato no es realmente algo de lo que nos podamos fiar. Lo único que
sabemos con seguridad es que fueron celebrados en conmemoración de la muerte de un
bandido que robaba al pueblo.
La leyenda es la siguiente:
Lantz era un territorio de paso obligado entre Pamplona y Francia, por lo que muchos
viajeros que hacían ese recorrido decidían pernoctar en la posada del pueblo. Según
cuenta la leyenda, una de estos visitantes (representado en los carnavales por el
personaje de Miel Otxin) cometió varios robos entre los habitantes de Lantz, por lo que
fue capturado y juzgado por los propios vecinos. Así, varios habitantes de Lantz,
acompañados por el fuerte Ziripot, y ocultando sus rostros para no ser reconocidos
(txatxos) salieron a la captura del malvado ladrón, condenándole a muerte mediante
dos tiros y quemándole finalmente en una hoguera encendida en medio de la plaza del
pueblo. Mientras el malvado Miel Otxin emprendía su huída por las calles de Lantz, su
caballo, Zaldiko, envestía en repetidas ocasiones a Ziripot, por lo que los herreros
intentaban sin éxito colocarle las herraduras. Toda esta historia es representada año
tras año en los carnavales de Lantz, que finalizan hoy con el momento cumbre de la
leyenda: la quema del ladrón Miel Otxin.
Se dice que desde entonces aquel día es representado año tras año, siguiendo el mismo
recorrido por el pueblo y respetando siempre el martes de carnaval para la quema del
malhechor, y el lunes para la celebración de los niños.
Aquí abajo aparece relatado el transcurso del último carnaval celebrado (así es como se
lleva a cabo la representación año sí, y año también):
Ya desde tempranas horas de la mañana, numerosos forasteros y vecinos de Lantz
esperaban, en la posada del pueblo, el comienzo del llamativo desfile, mientras
disfrutaban de un almuerzo en el que los gritos y cantos de los comensales daban buena
muestra de la alegría de este día de fiesta.
Mientras, en el desván de la posada, uno de los personajes protagonistas del carnaval,
Ziripot, el más descuidado y cómico, se enfundaba su particular y abultado traje,
compuesto por sacos y hierbas secas, con la ayuda de tres personas. "Llevo ya 15 años
disfrazándome de este personaje y la verdad es que no me supone ningún esfuerzo
porque me gusta mucho esta tradición", afirmaba Juantxo Olagüe, encargado de
encarnar a Ziripot. "Los niños ya no me tienen miedo. Ya están bastante
acostumbrados", añadía.
Conforme pasaban los minutos, más eran las personas que se agolpaban en la posada y
en la plaza del pueblo para presenciar el espectáculo. Y es que, pese a los escasos 125
habitantes de Lantz, son miles las personas de otras localidades que cada año se
acercan hasta este pueblo para vivir de cerca este "carnaval auténtico". "Vengo a estos
carnavales desde hace más de 20 años. Preferimos venir hoy (por ayer) porque mañana,
con la quema de Miel Otxin, hay demasiada gente, pero me gustan mucho porque éstos
sí que son auténticos carnavales y no los de Halloween, que ahora los quieren poner tan
de moda", afirmaba la pamplonesa Maritxu Leoz.
2. Durante los carnavales, se acercan hasta Lantz unas 2.000 personas. Esta afluencia de
gente se debe en gran medida a los méritos de Pío y Julio Caro Baroja, ya que después
de que estas fiestas estuvieran prohibidas durante la época del franquismo, "realizaron
un documental con el que ganaron el primer premio en Berlín, que hizo que mucha
gente se interesara por estos carnavales y se acercara hasta aquí", explica Txomin
Sarasibar, alcalde de Lantz.
Además, según Sarasibar, el carnaval de Lantz "no puede equipararse con ningún otro
de Navarra ni del mundo. Nuestra fiesta se basa en una historia real que se ha
transmitido de generación en generación. Eso es lo que le hace especial".
El momento clave
A la captura de Miel Otxin
Una vez vestido Ziripot, los txatxos, armados con sus escobas salieron de la posada
propinando escobazos a todo el que se encontraban en su camino. Tras ellos, los
herreros, que en repetidas ocasiones intentaron herrar al Zaldiko para que cesase sus
embestidas, encabezaron el desfile seguidos de Ziripot, y el malvado Miel Otxin, que
con sus tres metros de altura, bailaba dando vueltas al son de la música.
Así, cientos de personas, entre los que destacaron numerosos niños, algunos de ellos
muy asustados por ver de cerca al gran malvado Miel Otxin, acompañaron a los míticos
personajes en su recorrido por las calles del pueblo, hasta finalizar su camino en la
plaza situada frente a la posada, donde los protagonistas bailaron el tradicional
zortziko, poniendo así punto y final a una representación que concluirá hoy con la
quema de Miel Otxin en la hoguera.