Este documento describe la visión del Padre Alberione para la evangelización a través de los medios de comunicación y su inspiración en san Pablo. Resume cómo el Padre Alberione quería que los paulinos usaran los medios más modernos para llegar a las personas de cada época, como san Pablo se adaptó a diferentes culturas. También explica que el modelo de vida religiosa y apostólica de san Pablo inspiró al Padre Alberione a fundar la Sociedad de San Pablo y otras instituciones para continuar la misión de evangelización a través de los medios de comunic
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EL PAULINO APÓSTOL EN LA COMUNICACIÓN DIGITAL
Don Silvio Sassi, ssp
Superior General
1. Paulinos de los comienzos y Paulinos de hoy
1.1. Los primeros jóvenes que, a partir de 1914, se agrupan alrededor del P. Santiago
Alberione, oyen repetir con frecuencia estas frases: “Si san Pablo volviera al mundo, se haría
periodista”; es preferible “construir una iglesia menos, y fundar un periódico más”; “hoy el
pueblo no forma su opinión y no regula su vida más que por la lectura diaria de los
periódicos”; “la tinta de los buenos escritores es semilla de cristianos como lo era una vez la
sangre de los mártires”.
El P. Alberione, al repetir estas frases sobre el periodismo y el poder de la prensa, compartía
con los jóvenes que le rodeaban la idea y la necesidad de servirse del periodismo y de la
prensa con objetivos cristianos: “oponer a la mala prensa la prensa buena”; “usar la prensa
para evangelizar”; “con el periódico no hablar sólo de religión, sino hablar de todo
cristianamente”.
Con sencillez pero con claridad, el Fundador quería compartir con los muchachos un
proyecto que él llevaba consigo desde principios de 1900 y que expresa en estos términos: “El
mundo necesita una nueva, prolongada y profunda evangelización. (…) Se precisan medios
adecuados y almas encendidas de fe. El medio adapto no puede proporcionarlo más que la
prensa, y los apóstoles ardientes sólo puede darlos la juventud” (Unión Cooperadores Buena
Prensa [UCBS], 20 agosto de 1926, en La primavera paulina, p. 680).
Habiéndose formado como sacerdote diocesano, tras un breve periodo de experiencia en la
parroquia, el P. Alberione era director espiritual y profesor en el seminario de Alba; para
ayudar a los jóvenes sacerdotes que comenzaban su ministerio parroquial, ya había escrito
dos libros: Apuntes de teología pastoral (1912) y La mujer asociada al celo sacerdotal (1915).
La observación de una pastoral parroquial cada vez más limitada a cultivar la fe en las
personas que iban a la iglesia y resignada a constatar cómo muchos ya no sentían la
necesidad de creer, constituyó un fuerte estímulo para pensar en un modo diverso de
evangelizar. Cuando su obispo le dio el cargo de dirigir el semanario diocesano, Gazzetta
d’Alba, el P. Alberione se convenció de que debía comenzar “la predicación escrita junto a la
predicación oral”.
Así afirma: “Las cuatro piadosas mujeres que comulgan cada mañana, los cuatro jóvenes que
se reúnen con el párroco cada noche, no son todo el pueblo, no son toda la gente: muchas
otras ovejas quedan fuera del redil. …Las almas hay que salvarlas todas: es preciso que el
pastor vaya a ellas; hoy a estas almas se va con la prensa” (UCBS, 3 de diciembre de 1922, en
La Primavera paulina, p. 645s); “Una vez bastaba aguardar a la gente en la iglesia; hoy es
necesario ir a buscarla en casa, en el campo, en el taller: háganlo así cuantos aman a las
almas” (Ib., p. 646).
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1.2. Los jóvenes de hoy que desean continuar la misión comenzada por el P. Alberione y por
sus primeros muchachos, pueden haber oído decir o haber leído frases como: “Internet está
llegando a ser la plaza de la aldea global de hoy”, “La autopista informática transformará
nuestra cultura tan drásticamente como la invención de la imprenta de Gutenberg transformó
la del Medioevo”; “No podemos pensar hoy en un ciudadano que no sea ciudadano digital”;
“redes sociales: puertas de la verdad y de la fe; nuevos espacios de evangelización”; “una
nueva evangelización con Internet y las redes sociales”, “una pastoral para la comunicación
digital”.
Aun sin haber leído frases como éstas, los jóvenes paulinos de hoy están obligados a conocer
una serie de vocablos nuevos y a servirse diariamente de tecnologías de comunicación fruto
del lenguaje digital: Email, Mailing list, Newsgroup, Chat, Mud, World Wide Web, Yahoo,
Galaxy, Google, Web 2.0, Blog, Forum, Wiki, Flickr, YouTube, Friendster, MySpace,
Facebook, LinkedIn, Second Life, Twitter, Podcast, Social Network, Web radio, Web tv, E-
commerce, E-learning, Home banking, IPad, Ipod, Tablet, Smartphone, etc.
Las formas comunicativas surgidas con el lenguaje digital no han anulado los precedentes
mass media (periódicos, libros, revistas, fotografías, música, televisión, cine, publicidad), pero
en parte los han transformado y sobre todo los han hecho converger en un uso simultáneo
(hipertexto, hipermedia, multimedialidad, etc.).
La comunicación actual es mucho más abundante, varia y compleja de aquella con la que el P.
Alberione inicia nuestra Congregación. Sin embargo el Fundador, habiendo experimentado a
lo largo de su vida el nacimiento y la consolidación de los mass media (fotografía, radio, cine,
televisión, publicidad, discos), se convenció bien pronto de que los inventos de comunicación
están en continuo cambio y por eso quiso indicar a los paulinos de cualquier tiempo el estar
preparados para acoger toda nueva forma de comunicación.
Ya en 1938 el P. Alberione precisaba: “La Sociedad de San Pablo busca para su apostolado los
medios más fructuosos y más rápidos que el ingenio humano ofrece a la predicación del
Evangelio”. En 1960 afirma: “La prensa, el cine, la radio, la televisión constituyen hoy las más
urgentes, las más rápidas y las más eficaces obras del apostolado católico. Puede ser que los
tiempos nos reserven otros medios mejores”. La indicación constante para la evangelización
paulina fue esta: “usar los medios más rápidos y eficaces de cada época histórica”.
Juntamente con todas las demás generaciones, los jóvenes paulinos de hoy tienen como
objetivo prepararse y dedicarse de por vida a evangelizar en toda la comunicación actual con
toda la comunicación, massmedial, multimedial y en red. La Congregación se siente
estimulada a progresar por los continuos cambios que caracterizan la comunicación. El
propio Fundador nos dio ejemplo comenzando con el periodismo y la prensa, pero apenas
fue posible amplió sucesivamente el carisma paulino al uso del cine, de la radio, de la
televisión, de los discos, de las imágenes audiovisuales.
La evolución de la comunicación es, para el carisma paulino, una constante llamada a la
conversión, haciéndolo itinerante, a la vez que sincrónico con los cambios constantes de la
comunicación para “predicar a los hombres de hoy con los medios de hoy”. El dinamismo de
la comunicación impide que el carisma paulino sea un ideal de otros tiempos, algo ya
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superado; la comunicación es una permanente cura de juventud para el paulino de cualquier
período histórico.
2. Proyecto apostólico paulino
2.1. La intuición original del P. Alberione de establecer una equivalencia complementaria
entre “la predicación escrita”, mediante la prensa, y la “predicación oral”, típica de la pastoral
parroquial, requiere no una simple sustitución de medios, sino la elaboración de un completo
proyecto de evangelización en todos los elementos del proceso comunicativo necesario.
El carisma paulino, pensado y realizado por el P. Alberione, tiene como modelo inspirador a
san Pablo: si se quita en el P. Alberione todo lo referido al Apóstol, no queda nada de su
fatiga mental y práctica en dar comienzo a las Instituciones que forman hoy la Familia
Paulina. Él mismo subraya con fuerza: “Todos deben considerar come padre, maestro,
ejemplar y fundador solo a san Pablo. Lo es de hecho. Por él nació la Familia Paulina, por él
fue alimentada y criada, de él ha tomado el espíritu (AD, 2).
Observando la progresiva y masiva fuga de las masas de la fe y de la iglesia, el P. Alberione
invoca la luz del Espíritu para encontrar una “nueva forma de evangelización” y hace
enseguida referencia a la obra desarrollada por san Pablo en la comunidad cristiana de los
comienzos: “El apóstol Pablo recorrió el mundo entonces conocido haciendo resonar doquier
la buena nueva y reuniendo bajo la bandera de la cruz un número inmenso de cristianos.
…De aquí resultó natural elegir al apóstol Pablo por protector de la Buena Prensa. Ningún
medio de propaganda puede ser hoy más universal y eficaz que el periódico en particular y la
prensa en general” (UCBS, 1919).
“Si san Pablo viviera, continuaría ardiendo en la doble llama de un mismo incendio: el celo
por Dios y por su Cristo y por los hombres de cualquier pueblo. Y para hacerse oír subiría a
los púlpitos más elevados y multiplicaría su palabra con los medios del progreso actual:
prensa, cine, radio y televisión” (San Paolo, septiembre de 1954).
Con la Sociedad de San Pablo, al comienzo, y luego con todas las otras Instituciones, la
Familia Paulina “se propone representar y vivir a san Pablo hoy: pensando, entregándose,
orando y santificándose como haría san Pablo, si viviese hoy” (Ib.). El paulino y toda la
Familia Paulina de cada época histórica tienen por misión “ser san Pablo si viviera hoy”.
2.2. ¿Qué fue lo que fascinó al P. Alberione de san Pablo para indicarlo como modelo del
paulino? La fe misionera del Apóstol, que cabe resumir en tres citas. “Ya no soy yo quien
vive, es Cristo quien vive en mí” (Gál 2,20). Presentando su experiencia de fe, san Pablo
afirma que tras haber encontrado a Cristo resucitado él considera todo lo demás como
“basura” (cfr. Flp 3,8): su vida tiene sentido sólo con referencia a Cristo en un proceso
continuo de semejanza, hasta que “Cristo se forme” en él (cfr. Gál 4,19).
La experiencia total de Cristo le hace apóstol: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1Cor
9,16), primero a los judíos y después a los paganos: “Me hice todo a todos para salvar de
cualquier modo a algunos” (1Cor 9,22).
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La razón de ser para un paulino está no sólo en el compromiso de vivir la fe en Cristo para sí
mismo, de modo solitario: “¡yo y mi Dios!”; la fe personal, cuando se la vive profundamente,
siente la necesidad del testimonio para compartir con otros el valor de lo que se vive: “yo, mi
Dios y el pueblo”.
Hay una estrecha relación entre el modo personal de vivir la fe y el deseo de comunicarla a
los demás: cuanto más profunda y rica es la fe personal, tanto más se ve uno creativo y
motivado para comunicarla a los otros. He aquí por qué el amor al apostolado es el
termómetro de nuestra fe y de nuestra vocación paulina: quien no ama el apostolado da a ver
que el proyecto de Dios sobre él no entra en el de la Congregación.
Dándonos la espiritualidad de Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida, de María Reina de los
Apóstoles y de san Pablo, el Fundador quiso unir de modo inseparable el amor a Dios y el
amor al prójimo con el apostolado. Nuestra espiritualidad es apostólica; por tanto, cuando en
los cursos de ejercicios espirituales, en los retiros, en las meditaciones, en las homilías no se
establece la conexión con las consecuencias apostólicas de nuestra fe, no estamos formando
apóstoles “paulinos”, sino al máximo creyentes “genéricos”. Los contenidos de nuestra
espiritualidad están en las Cartas de san Pablo.
2.3. El Fundador, refiriéndose a la obra de evangelización, presenta a san Pablo que sabe
“adaptar” el modo de vivir la fe en Cristo, sea citando las Escrituras para los judíos, sea
citando otras categorías culturales para los paganos. Pablo “a los hebreos les daba
argumentos sacados de la Sagrada Escritura, porque ellos creían en ella; pero en el areópago
usó los argumentos de la razón, citó uno de sus poetas” (Un mes a san Pablo, en El apóstol
Pablo, inspirador y modelo, p. 83).
Como paulinos, asumiendo el compromiso de testimonio para los demás, no es suficiente
pensar la propia fe con argumentos que puedan responder a nuestras preguntas, sino que se
necesita elaborar una fe que sea “comprensible” para nuestro público. Los estudios de
teología, integrados con las demás ciencias humanas, son instrumento necesario que ayuda a
pensar y formular la fe para las personas de hoy.
Para “dar razón” de nuestra fe a los demás, es preciso un estudio de la teología que no sea
paralelo a la experiencia humana dentro de la que vivimos, sino que sepa transformarse en
respuestas a los problemas cotidianos de las personas de hoy con la ayuda de las ciencias
humanas. Los contenidos de la fe no atañen sólo a “la doctrina” válida para siempre, sino que
se debe saberlos “traducir” en el contexto de cada sociedad y cultura, y para ello necesitamos
apoyarnos en las ciencias humanas. La preparación cultural del paulino es indispensable para
un apostolado eficaz, considerándola como instrumentos mentales necesarios para
transformar la experiencia de fe en contenidos de comunicación.
2.4. Meditando sobre el estilo de evangelización de san Pablo y sobre la originalidad de la
evangelización con la prensa y los otros mass media, el P. Alberione eligió para el apóstol
paulino el estado de vida de consagrado con los votos religiosos en la vocación
complementaria de sacerdote y discípulo.
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San Pablo se pone en un estado de vida enteramente dedicado a la evangelización y,
progresivamente, sabe valorar la ayuda que otros hombres y mujeres creyentes pueden darle
en su ministerio.
El estado de vida religiosa lo eligió el P. Alberione por dos razones complementarias: “Por
una parte llevar almas a la más alta perfección, la de quien practica también los consejos
evangélicos y al mérito de la vida apostólica. Por otra parte dar más unidad, más estabilidad,
más continuidad, más sobrenaturalidad al apostolado” (AD, 24).
El P. Alberione ciertamente no fue el primero que en la Iglesia tuviera la idea de usar la
prensa al servicio del Evangelio y de los valores cristianos, pero hasta la fecha es seguramente
el Fundador que pensó y actuó con originalidad el compromiso de la evangelización con la
comunicación no como una actividad de la pastoral, sino como un “verdadero ministerio
sacerdotal”.
El Fundador nos ayuda a captar la novedad del carisma paulino distinguiendo entre la
actividad de una “prensa buena” que ofrece contenidos religiosos y “el apostolado de la
buena prensa”: “Para hacer buena prensa bastan hombres que saben, para hacer en cambio
‘apostolado’ se necesita un corazón y un alma sacerdotales, porque se trata de un
apostolado eminentemente sacerdotal” (UCBS, 20 de agosto de 1926, en La Primavera
paulina, p. 668s).
Habiéndose formado como sacerdote diocesano y habiendo sido formador de sacerdotes para
la parroquia, el P. Alberione propone a la Iglesia el “sacerdote escritor”, que no ejerce su
ministerio en una parroquia, sino con un periódico, escribiendo libros y sirviéndose luego de
los otros mass media. Los paulinos no se encargan de parroquias porque su parroquia está
compuesta de los fieles que se valen de todas las formas de comunicación: la parroquia
paulina es el mundo de la comunicación; el sacerdote paulino es “sacerdote en la
comunicación con la comunicación”.
La realización concreta de la evangelización con la prensa la describe el P. Alberione con tres
etapas sucesivas, todas necesarias: la redacción, la realización técnica y la difusión.
Observando el modo de evangelizar de san Pablo, que se vale de colaboradores, el P.
Alberione extiende la evangelización con la prensa al laico consagrado (discípulo paulino), a
la religiosa (Hijas de San Pablo) y a los cooperadores paulinos presentando su obra como un
“casi sacerdocio” en estrecha unión con el sacerdote paulino.
Antes que el Concilio Vaticano II presentara el sacerdocio ministerial y el sacerdocio de todo
bautizado con formulaciones teológicas más adecuadas, el Fundador, con las categorías de la
teología del tiempo, abre la evangelización con la prensa al sacerdote, al laico consagrado, a la
religiosa, a los seglares.
Si al apostolado con la prensa se le considera tan claramente no como un “oficio” sino como
un “sacerdocio” es porque el P. Alberione está convencido de que la prensa y los otros mass
media deben ser tenidos como “medios materiales que pueden producir efectos
sobrenaturales”, al menos como “sacramentales” y, a los ojos de la Providencia, también
como “sacramentos”, pues las personas pueden conocer con eficacia los contenidos de la fe
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(dogma), aprender a rezar (culto) y dejarse guiar por principios cristianos en la propia
conducta personal y social (moral).
2.5. La preocupación de no ser “mercenarios” o “comerciantes” de lo sagrado, sino
“testimonios” de la propia experiencia de fe “personal y comunitaria”, nos exige a los
paulinos la competencia en los medios de comunicación que utilizamos. El “sacerdocio
paulino” traduce en “productos de comunicación” la experiencia de Dios: no cabe la
separación entre la propia fe y el producto ofrecido a los demás. Si cualquiera, aun quien
profesa otra religión o es ateo o agnóstico, puede vender la Biblia, el paulino merecedor de
este nombre considera los productos apostólicos como una emanación de su fe personal, los
‘vive’ en una relación de continuidad.
Con un sencillo ejemplo el P. Alberione explica la estrecha relación entre espiritualidad y
apostolado paulinos: “Pongamos otro caso: supongamos que un instituto de religiosos lleve
vida contemplativa y fabrique chocolate o haga puntillas o trabajos parecidos. Lo que se hace
aquí está separado de las obras de piedad, por tanto ésta no produce el apostolado. En
cambio, vuestro apostolado debe nacer de la piedad y ser hecho de tal modo que el
apostolado mismo alimente la piedad” (A las Hijas de San Pablo 1950-1954, p. 221s).
Interpretando el pensamiento del P. Alberione podemos decir que la característica del
carisma paulino consiste en traducir toda la experiencia personal de la fe en artículos, libros,
imágenes, programas de radio y televisivos, música, obras multimediales y actividades de la
comunicación en red. El testimonio de fe del paulino pasa a través de las formas y lenguajes
de la comunicación; sin la competencia en comunicación, el paulino es mudo: párroco fallido
y religioso genérico.
¿Qué diferencia a un paulino de otro sacerdote, religioso o laico que se valen también de la
comunicación para evangelizar? No se trata de querer distinguirse para tener algo que otros
no tengan o no hagan, sino de ver que nuestra identidad está expresada sin duda en algunas
prioridades: consideramos todos los lenguajes de la comunicación como una oportunidad
para evangelizar; la comunicación no es una “parte” del horario, sino nuestro compromiso 24
horas al día y por toda la vida; la comunicación no es un “medio” incompleto que sirve sólo
de complemento, sino una “nueva y completa forma de evangelización”; nos servimos de la
comunicación no individualmente, sino como proyecto organizado de una comunidad de
carácter mundial, continental y local; la experiencia de fe que queremos comunicar se inspira
en san Pablo; la propuesta que ofrecemos no es sólo de carácter explícitamente religioso, sino
que presentamos todos los aspectos de la vida humana individual y social a la luz del
Evangelio.
2.6. Si la comunicación es la mediación necesaria para el carisma paulino, se impone una
observación permanente de sus desarrollos para seguir siendo los “apóstoles de hoy”.
Simplificando, es posible describir la comunicación actual como un fenómeno complejo en el
que conviven los mass media y las formas de comunicación, hechas posibles por el lenguaje
digital.
Observando a escala mundial el apostolado paulino, cabe describirlo como un amplio
empeño en la producción de libros y revistas, una limitada iniciativa en los otros mass media y
una presencia todavía modesta en la comunicación en red.
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Podemos interrogarnos para entender las razones de esta diversa valoración de la
comunicación en el actual panorama apostólico paulino. La primera explicación es de carácter
histórico: la Congregación comenzó con la prensa (revistas y libros) y se difundió en los
varios continentes empezando por la tipografía. Con reconocimiento debemos agradecer a las
generaciones de los paulinos que nos han precedido creando, en diversas naciones, una
presencia editorial de calidad, apreciada en ámbito eclesial y civil.
Bajo el impulso del Fundador, la Congregación amplió su apostolado a la realización de
filmes y documentarios, comenzó actividades radiofónicas, discográficas y musicales,
televisivas y de producción de audiovisuales. En los casi cien años, ha habido iniciativas
apostólicas que tuvieron un verdadero éxito, quedando como importantes jalones históricos
(San Pablo Film, apostolado del disco, etc.). Actualmente las actividades apostólicas con estos
otros mass media se ven limitadas por las inversiones financieras que requieren, por la
concurrencia del mercado y por la escasez de adecuada preparación entre los paulinos.
Dejada a la libre iniciativa desde los comienzos, la presencia paulina en la red está ahora
organizándose para conjuntar una estrategia global, formar paulinos en algunos ámbitos de
esta comunicación, ofrecer determinados servicios (librerías virtuales, e-book, etc.), utilizar la
comunicación digital en la redacción, producción y difusión de la editorial de libros, revistas
y demás medios, servirse de programas informáticos para la comunicación interna, para la
gestión de las actividades apostólicas y para una rigurosa administración centralizada, etc.
Nos valemos de cuanto logramos ganar con la editorial de libros y revistas como financiación
imprescindible para adquirir los instrumentos informáticos necesarios (aparatos, programas
y expertos), sosteniendo así la creación y actualización de nuestros sitios con las iniciativas
que hasta ahora hemos realizado y para permitir a paulinos jóvenes una especialización en
comunicación digital.
Sería un verdadero fracaso prescindir de lo que sabemos hacer con la prensa para
aventurarnos en un ámbito que –para nosotros– aún no nos permite una financiación
significativa.
La Congregación necesita servirse de las dos formas de comunicación: continuar en las
actividades apostólicas con los mass media e ir adquiriendo cada vez más consistencia en la
comunicación digital, invirtiendo sobre todo en formación de paulinos y valorando una
coordinación que permita compartir los conocimientos entre las Circunscripciones.
2.7. La introducción de la informática en la Congregación ha tenido, proporcionalmente, los
mismos efectos de su aparición y de la progresiva expansión en la sociedad civil: para
algunos se ha tratado y se trata aún de una tecnología desconocida, para otros es de uso
limitado, para otros de discreta valoración y, en particular para los más jóvenes, de una
tecnología fácilmente utilizable, sea como aparatos que como mentalidad.
Las generaciones paulinas formadas en la prensa, asimilando el mismo modelo de
comunicación masiva y la mentalidad de servirse de un “medio”, han integrado, en tiempos
diversos, el cine, la radio, la televisión, los discos, las imágenes, la publicidad, etc. La
convicción que acompañaba los cambios era que cambiaba el medio, pero los contenidos
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permanecían idénticos; cambiaba el instrumento, pero el proceso de comunicación era
siempre la iniciativa de su autor.
Cuando, a partir de 1960, la reflexión sobre el uso social de los mass media hizo de dominio
público el hecho de que la comunicación no era sólo un “conjunto de medios” aislados sino
que “todos los medios juntos” estaban llegando a ser una “cultura alternativa” a la función
pedagógica de la familia, del Estado, de la religión, de los partidos políticos y de las fuerzas
económicas, en ámbito católico se reaccionó – por lo general – como en los tiempos de la
prensa: “a la cultura mala opóngase la cultura católica”.
La oposición frontal se realizó cuidando la cualidad industrial de los productos católicos,
recurriendo a la colaboración de personalidades católicas de prestigio y contando mucho en
el repunte de la fe gracias al acontecimiento extraordinario del Concilio Vaticano II. En los
años sucesivos a la clausura del Vaticano II, fueron haciéndose cada vez más consistentes
ciertos fenómenos sociales, culturales, religiosos y comunicativos ya presentes en los años de
1960: secularización, lo post-industrial, lo posmoderno, el bienestar económico, la
investigación científica siempre más avanzada, la libertad de pensamiento en la
determinación de los propios valores poniendo al centro la persona, etc.
La editorial paulina que acompañó al Vaticano II y al periodo posconciliar, se preocupó –por
lo general– de potenciar los contenidos editoriales y de diversificar la producción, confiando
mucho en “fórmulas editoriales” que habían conocido éxito en el pasado y prestando menos
atención a los cambios radicales del público y del proceso de comunicación en la sociedad.
El afirmarse de la comunicación digital en la sociedad civil ha hecho cambiar una vez más la
comunicación, en cuanto ésta no es una simple “lista de medios para comunicar”, ni sólo una
“cultura de masa”, sino una “cultura de la comunicación” que tiene por centro al usuario.
El paulino de hoy se encuentra con que debe vivir la fe y comunicarla con dos formas
diversas de comunicación, con los mass media y con la comunicación digital, muy consciente
también de la convergencia entre las dos, gracias a la informática. Por tanto todas las
tecnologías digitales que forman parte de nuestra vida diaria no son un “instrumento” más
para el apostolado, sino que requieren un proyecto diferente de formación y de
evangelización paulina.
2.8. Toda la actividad de fundación, desde la Sociedad de San Pablo a todas las otras
Instituciones de la Familia Paulina, estuvo motivada en el P. Alberione por las palabras de
Cristo: “Venid todos a mí”, traducidas con su programa de vida apostólica expresado en el
lema: “salvar a los hombres de hoy con los medios de hoy”.
La identificación de los “destinatarios” a quienes proponer una evangelización explícita e
integral o una propuesta de valores cristianos para interpretar la vida individual y social, es
el punto de partida de todo proyecto apostólico paulino. Si la motivación inicial es
sobrenatural, porque está tomada del corazón de Cristo, la realización concreta es de carácter
histórico, “sociológico”, diría el P. Alberione.
“Sintámonos como san Pablo y en san Pablo deudores a todos los hombres, ignorantes y
cultos, católicos, comunistas, paganos, musulmanes. Amemos a todos. Para todos es nuestro
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apostolado”; «¿Comprendemos la misión paulina? La misma debe extenderse a todo y a
todos. Es también la misión de Jesucristo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
todas las criaturas”» (Vademecum, nn. 1327.1328).
Los destinatarios que el Fundador indica a los paulinos de cualquier época son: las grandes
masas lejanas de la fe, y los hombres de cultura porque éstos crean opinión en las masas: un
apostolado preocupado en “popularizar” la fe y al mismo tiempo hacerla interesante para los
hombres de cultura.
La primera pregunta que los paulinos deben plantearse cuando empiezan a elaborar un
proyecto apostólico es: “¿Cuál es nuestro público?”, “¿a quién queremos llegar?”, “¿con quién
pretendemos entrar en comunicación?”. No podemos comenzar a evangelizar porque
tengamos ganas de “hablar”, sino porque queremos que nuestra palabra “sea captada por
alguien” que luego será libre de adherirse o no.
Teniendo en cuenta el fenómeno de la comunicación actual, es necesario completar la
cuestión acerca del público preguntándonos: “¿Con qué lenguaje de comunicación, mass
medial o digital?”, “¿con qué proceso de comunicación, de “transmisión” por parte de un
autor a un público indefinido o de “conversación” que crea igualdad en un intercambio
dialógico?”.
Los proyectos apostólicos que hemos elaborado hasta ahora son todos para el uso de los mass
media, con un proceso comunicativo y pedagógico de “transmisión” de contenidos; falta un
proyecto apostólico paulino para la evangelización con los lenguajes de la red, basados todos
en la “colaboración” de quien entra en contacto. La red usada como “banco de datos” es fruto
de una mentalidad mass medial; la red es sobre todo “conversación”, “intercambio”,
“diálogo”, “aporte”.
3. Perfil del paulino apóstol en la comunicación digital.
El paulino apóstol en la comunicación digital se forma y actúa fundándose en elementos
inmutables del carisma paulino, definidos por el beato Alberione, y en elementos mutables
que una necesaria actualización realiza teniendo en cuenta los cambios experimentados en la
sociedad, en la cultura, en la comunicación, en la Iglesia y en la Congregación.
También el paulino apóstol de la comunicación digital tiene su perfil: una radical experiencia
de Dios que moviliza toda su personalidad, asimilando a su modelo san Pablo; la
profundidad de su fe le apremia, como a san Pablo, a compartir esa fe con otros; para que su
propuesta de fe sea percibida por las personas de hoy, profundiza la teología, las ciencias
humanas y la comunicación; su testimonio asume las formas y los lenguajes de toda la
comunicación actual; elige un estado de vida consagrada como sacerdote o discípulo porque
considera su testimonio como una forma original de ministerio sacerdotal eficaz; proyecta y
actúa su testimonio con la comunicación junto con otros, formando una comunidad
apostólica; piensa su testimonio con la comunicación escogiendo un público preciso con el
que entrar en contacto, poniendo atención en el modelo de comunicación a utilizar; se
santifica y santifica con la comunicación.