El poema habla sobre la angustia existencial y la pérdida de sentido de la vida del autor. Usa metáforas como ser un "zumo de piña en un botellón" y una "negra lenteja sumergida en un cocido" para describirse a sí mismo. También reflexiona sobre sus intentos fallidos por comprender el mundo y derribar molinos para ver lo que hay detrás, sin encontrar nada nuevo.
1. Zumo de piña
(1ª sucesión de acordes: Rem-Do-Lam-La#)
Parece que el tiempo no me da más margen
para seguir creyendo en las excepciones,
acepto y sin lamentos que perdí la guerra
contra el viento de mis propias convicciones.
(2ª sucesión de acordes: Rem-Do-La#-Do)
Voy condenado a la angustia existencial
y un cuchillo atraviesa mi corazón,
me ha tocado sentarme a reflexionar,
soy un zumo de piña en un botellón.
(3ª sucesión de acordes: Fa-Do-La#-La#)
Soy domingo cuando es viernes
y viernes cuando es domingo,
busco un sentido a la vida
y mi vida pierde el sentido,
soy una negra lenteja
sumergida en un cocido,
si nací para morirme,
no se porqué habré nacido.
(1ª sucesión de acordes: Rem-Do-Lam-La#)
Quise con mi lanza derribar molinos
para ver lo que ocurría detrás de ellos,
pero preferí andar su circunferencia
y vi que no se escondía nada nuevo.
(2ª sucesión de acordes: Rem-Do-La#-Do)
Por más que manipule un sentimiento
batallará con mi cabeza,
y aunque esta a veces gane las batallas
casi siempre acaba perdiendo la guerra.
(3ª sucesión de acordes: Fa-Do-La#-La#)
Quise comprender al mundo
siendo un triste incomprendido,
conozco a muchas personas,
pero a muy pocos amigos,
por cada cincuenta llantos
una vez me habré reído,
soy la pieza que no encaja
en el puzzle del buen-rollismo.