1. 2010Patricio Andrés Ortiz DíazUniversidad San Sebastián23/08/2010Mi Historia, El despertarÍndiceIntroducción1Un Despertar1El Gran descubrimiento1Emprendiendo el vuelo2<br />Introducción<br />El despertar de un ser humano puede llevar días, meses, incluso años. Hay personas que incluso tras largos años de su vida aún no despiertan ni se dan cuenta de que el mundo no es sólo donde están parados. Hay mucho más allá afuera. Solo hay que lanzarse a la aventura. En esta obra les narro un trozo de mi historia, los hechos y anécdotas más relevantes a mis cortos 18 años. Una vida llena de constantes cambios y novedades. Espero que eso se mantenga a lo largo del tiempo, ya que como siempre digo: “Todo cambio es para mejor”. CITATION Pat91 3082 (Díaz, 1991)<br />Un Despertar<br />Mi historia se remonta al año 1991, un día Jueves 26 de Diciembre, a las 17:42 horas en la Clínica Temuco, de la misma ciudad. Ahí fue cuando llegué a este mundo. De aquella época, obviamente, mucho no recuerdo, debido a mi pequeña memoria. Por lo que me cuenta mi querida madre, Claudia, solía ser un niño bastante tranquilo. Los días en el hospital fueron tranquilos para todos los “nuevos residentes del mundo” debido a mi inusual tendencia a no llorar al estar junto a mi madre. A los pocos días fui trasladado a mi casa, en el centro de Temuco. Los primeros meses según mis familiares fueron bastante tranquilos. Disfrutaba de las caminatas junto a mi abuela, Margot, y los juegos con mi madre. Todo era excelente. Hasta que un día Viernes 31 de Marzo del año 1995, a las 13:22, llegó a este mundo mi querida hermana, Carolina Alejandra. Ese fue un hecho que marcó mi vida. Yo era muy apegado a ella, muy protector. Siempre jugábamos juntos. Andaba para allá y para acá paseándola en coche, enseñándoles a todos que mi hermana había llegado a este mundo. Con ella compartí muchas tardes de risas, travesuras y juegos. Éramos muy amigos, y lo seguimos siendo hasta el día de hoy. Nos cambiamos de casa. Nos fuimos a un condominio bastante grande, un poco alejado del centro. Era todo bastante tranquilo. Al poco tiempo hicimos muchos amigos. Todos excelentes camaradas a los cuales recordaré por siempre. Ahí empecé a conocer lo que de verdad era tener amigos fieles (Nunca tuve demasiados amigos, solo los precisos). Más adelante llegó otro cambio que nos marcaría a todos. Toda nuestra vida vivimos en Temuco, una ciudad bastante tranquila en comparación a otras, donde llevábamos nuestra vida con calma, pero llegó el día que, por esas cosas del destino, nos tuvimos que venir a la capital, Santiago. Fue un día 1 de Noviembre del año 2000. El nuevo milenio comenzaba con un cambio muy grande para nosotros. Santiago nos acogió entre sus congestionadas calles y apresurada gente. Todo era distinto. Nuevos amigos y nueva gente. Pero, como se dice en el teatro: “El show debe continuar”. <br />El Gran Descubrimiento<br />Nos instalamos en el centro, en el Barrio Brasil para ser exactos. Hermoso barrio, que luego nos fue mostrando su peor cara, pero bueno, así es la vida. Ahí mi madre nos inscribió a mí y a mi hermana en el colegio Pedro de Valdivia, Agustinas. Amaba ese colegio. Me aventuraría a decir que lo amo hasta el día de hoy. Su calidez, su gente, sus enormes instalaciones que nunca dejaron de sorprenderme. Ahí conocí a mis mejores amigos, los cuales conservo hasta el día de hoy (nos juntamos casi todos los fines de semana a compartir unas buenas cervezas). Estuve ahí de 4to a 8vo básico. En el año 2005 se produjo un hecho que es digno de recalcar aquí. Recuerdo que mi hermana comenzó a tomar clases de flamenco y de pintura, las dos a la vez. Una gran hazaña para su edad. Mis padres la iban a dejar todos los sábados a la academia mientras yo dormía plácidamente en mi cama. Un día de esos, recuerdo que mi padre me dijo que los acompañara a dejar a mi hermana. Accedí de mala gana, aunque por este acto y más, a mi Padre, Maximiliano, le rendiré todos los honores habidos y por haber por el resto de mi vida. Me llevó a la academia y me dijo que fuera a una clase de prueba de batería. Yo no quería, pero me obligó. Fui donde mi profesor, Christian, el cual accedió cordialmente a enseñarme un poco de qué se trataba. Me encantó todo. Desde ese día no pude dejar de golpear cosas con las baquetas (aunque hace más de un año ya que no toco batería, pero ya llegará el momento). Aprendí todo lo que sé con ese profesor. Gracias a él amo este instrumento y si pudiera tocar todos los días lo haría. Después de 5 años decidí que ya era suficiente. Las clases se volvían monótonas y el dinero no sobraba, por lo cual decidí dejarlo. Fue un duro golpe, pero como lo dije antes y lo repito: “Todo cambio es para mejor” CITATION Pat91 3082 (Díaz, 1991)<br />Emprendiendo el vuelo<br />En el 2006 nos cambiamos de casa, a Ñuñoa. Gran comuna. Muy tranquila y bien ubicada. Aquí vivo hasta el día de hoy, cerca de la Plaza Ñuñoa. Mis padres nos inscribieron en el Colegio Akros, el cual queda a unas cuadras de mi casa. De este colegio rescato todas las grandes personas que conocí ahí. Profesores, compañeros, auxiliares, tías del quiosco, etc, pero como dije anteriormente, mi eterno colegio será el Pedro de Valdivia, lo siento Akros. De todas maneras ahí viví excelentes momentos, los cuales siempre recordaré. En 1ro logré unir a un curso disperso, en 2do formé mi primera banda con mis amigos, en 3ro conocí a mi gran amor, y en 4to me gradué con orgullo. Los últimos días de 4to fueron bastante intensos. Actos, pruebas, ensayos, PSU, graduación, fiesta de graduación. Todo un carrusel de emociones, pero valió la pena. El 1 y 2 de Diciembre del 2009 fueron días muy importantes. Rendí la PSU. Recuerdo que estaba bastante nervioso los 3 días anteriores, pero luego estuve muy tranquilo, sobre todo al momento de rendir las pruebas. Sabía que ahí se definía mi futuro, pero si me hiba mal no se acababa el mundo, por lo cual había que tener tranquilidad y paciencia. El día 22 de ese mes llegaron los resultados. Me sentí completamente frustrado. Sentía que me había ido mejor, y experimenté esa sensación de saber que no puedes echar marcha atrás, así que había que seguir hacia delante. Analizando mis posibilidades en las distintas universidades, sabiamente opté por la Universidad San Sebastián, la cual me daba una beca bastante buena (50% de la carrera) y me permitía estudiar lo que yo quería, que era Ingeniería Comercial. Nadie me tenía fe en esa área, y si la tenían, nunca me lo dijeron. Todos apuntaban a Derecho. Tenía rasgos de abogado según todos, y no me veían haciendo cálculos ni administrando empresas. Bueno, aquí estoy, y vamos a ver lo que nos depara el futuro. <br />