Electricidad en el Antiguo Egipto: ¿Una hipótesis prohibida
1. ¿Electricidad en el Antiguo Egipto?
Tabla de contenido
La gran verdad .............................................................................................................................. 1
Una hipótesis prohibida ............................................................................................................... 2
A menudo la curiosidad y la sorpresa han hecho acto de presencia cuando se trata de
averiguar cómo en el antiguo Egipto se logró tal perfección artística y técnica en condiciones
de total oscuridad, dentro de los numerosos corredores subterráneos que podemos
encontrar en infinidad de tumbas de diferentes necrópolis. Tal vez el ejemplo más
representativo lo tengamos en las proximidades de Luxor, en el conocido Valle de los Reyes.
¿De total oscuridad?, se preguntaran algunos, ¿es que acaso no existían las antorchas o
candiles para iluminar estos pasajes?
La gran verdad
La respuesta es por supuesto que sí, pero no podemos dejar pasar por alto que jamás se han
hallado manchas o partículas de herrumbre en las paredes o techos de estos pasadizos,
señales características propias de los candiles, velas o antorchas en su constante humear.
¿Fueron realizadas previamente las pinturas en el exterior, y posteriormente colocadas en el
interior de los monumentos funerarios?
Con un mínimo de esfuerzo, podremos observar que la inmensa mayoría de los dibujos e
inscripciones están realizados sobre roca virgen, que ha sido picada y pulida, para
posteriormente ser decorada. Otras rocas pesan varias toneladas, y su manejo es difícil de
imaginar sin que éstas sufrieran golpes y arañazos propios del desplazamiento por los
estrechos corredores desde el exterior, cosa que, al igual que el humo de las antorchas, no se
aprecia por ninguna parte. En definitiva, este tipo de manipulación hubiese hecho peligrar la
labor de los artistas egipcios.
Y como la imaginación no tiene límites, hay quien ha llegado a proponer la utilización de
espejos para reflejar la luz solar en el interior de estas oscuras galerías. El único problema es
que los espejos encontrados en Egipto no parecían ser de muy buena calidad. Cada vez que
reflejaban la luz, al menos una tercera parte de ésta era absorbida o dispersa, con lo que
después de combinar varios espejos entre la entrada a la tumba y el interior de las distintas
cámaras y galerías, no llegaba a su objetivo ni el más mínimo rayo de luz.
Entonces ¿cómo fue posible la ejecución de semejante labor artística en las oscuras galerías
del Valle de los Reyes y de otros monumentos subterráneos del antiguo Egipto?
2. Una hipótesis prohibida
El cronista árabe Abdul el Latif, (1.150 d. C.) ya hacía mención del recubrimiento metálico del
obelisco de Sesostris I que se encontraba en Heliópolis (1.970 a. C.). Pero no es la única
referencia existente, son muchas las crónicas que nos narran la utilización de estos gigantescos
obeliscos a modo de pararrayos, que protegían las inmediaciones de los templos. Algunos de
ellos estaban recubiertos de una aleación de oro, plata y cobre que recibía el curioso nombre
de "electrum".
A comienzos de los años ochenta, los investigadores Peter Krassa y Reinhard Habeck, dieron la
voz de alarma al lanzar una hipótesis revolucionaria basada en la utilización de la energía
eléctrica en el antiguo Egipto. Así parecían atestiguarlo numerosos relieves esculpidos sobre
las paredes de distintos templos, como los de Edfu, Kom Ombo y Dendera.
En estos relieves podemos encontrar claras representaciones de unos objetos que
inmediatamente nos harán recordar a nuestras clásicas lámparas o bombillas. En el caso de
Dendera, donde se encuentran los relieves más conocidos, se representan estas bombillas con
una forma un poco más alargada que una pera, y dejando ver en su interior a una serpiente
ondulante (filamento), emergiendo de una flor de loto en forma de "casquillo". Están sujetas
por un pilar Djed, símbolo de energía, estabilidad y poder, muy extendido por todo Egipto.
Estas "bombillas" están "conectadas" por una especie de cable a un pedestal, en el que está
arrodillado el dios del aire. Todo este conjunto está custodiado por un babuino que
probablemente represente al dios Thot, protector del conocimiento y de las ciencias, que con
un cuchillo en cada mano parece guardar celosamente tan pintoresca y extraña representación
Algunos arqueólogos como el alemán Alfred Waitakus y el inglés John Harris, aseguran que los
jeroglíficos que rodean a algunas de estas representaciones, hablan de luminosidad,
conocimiento y del gran poder de Isis.
No nos debe sorprender este tipo de hallazgos. Existen numerosas referencias incluso en la
antigua Roma o Grecia, que nos hablan de ciertas bombillas incandescentes de color rojizo,
como de la que nos habla San Agustín, que no podía ser apagada ni por los vientos ni por la
lluvia, y también otra en Antioquía que estuvo encendida mucho más de quinientos años. O en
el Templo de Numa Pompilio en Roma, famoso porque en su cúpula brillaba siempre una luz
encendida. Pausanias vio en el Templo de Minerva en el año 170 de nuestra era, una lámpara
de oro que daba luz por un año sin que fuese alimentada por ningún combustible.
Todos los indicios señalan a que en algún momento de la historia de la humanidad, la
electricidad era usada y conocida por las castas sacerdotales, aunque su origen
procediese de los dioses a quienes servían, y que según los propios sacerdotes,
convivieron con los hombres en tiempos remotos dándoles entre otros conocimientos,
el de la electricidad. Egipto no fue una excepción, pero al igual que en el resto de los
pueblos de la antigüedad, éste secreto y reservado conocimiento, se fue diluyendo
progresivamente con el paso de los años y los avatares de la historia.
Otras declaraciones en la En 1.565 Atasnasio Kircher Plutarco escribió en el Siglo I sobre
historia describió cómo hacer una batería una "lámpara perpetua” que vió en
eléctrica el Templo de Júpiter-Amón