Los procesos de crisis y victorias, desde las resiliencias en un sistema para el cambio acelerado programado, en empresas personales

1. Reflexiones al café
De los procesos de crisis y victorias, nos dirán algunos que muchos eligen ser de aquellos los cuales
evitarán sufrir crisis -asumiendo que solo les satisfaga ser amantes de las Victorias; y que también
estamos los otros que pareciera vivimos de crisis en crisis (para andar entre golpes y porrazos).
Pero como sistema, fue gracias a mi “crisis de la temprana edad” que adopté un -para mi
importante- proyecto de crecimiento con todo el entusiasmo juvenil (y claro la ingenuidad propia),
para construir en esa idea mi vida, basado fundamentalmente en la formación recibida de mis
mayores y mis sueños de adolescente.
Y no fue hasta la llegada de la “crisis de la mediana edad” que entendí la necesidad por demoler
toda esa estructura en la que llevaba viviendo ya un cuarto de siglo y que habría podido hasta
considerarla una disponible zona de confort, donde envejecer y terminar los días llegadores; pero
que para mí evaluación profunda tenía serias -graves- fallas y fisuras, que una simple
remodelación y ligeras reparaciones para mejorar no solucionarían.
Así que, reprogramando todo el bagaje, era tiempo cuando con otros insumos, mejor arte y más
oficio en sinergias, emprendiera un nuevo proyecto; sustentado ahora por la madurez hallada en
la experiencia propia, el replanteo de acuerdo a las necesidades y la realidad aprendida (con
esfuerzos, alegrías y sufrimientos), en un comprendido sistema que incluyera esos procesos
presentados. Lo difícil pasa por identificar la honestidad intelectual para no mentirse a sí mismo en
la evaluación ex post de lo ya avanzado, de la iniciativa para tomar decisiones incómodas cuando
sea apropiado y sobre todo la confianza en la propia voluntad para asumir un compromiso fuerte
con el cambio acelerado programado.
Todo ello muy probablemente, podrá conllevar un esfuerzo superior que resultaría imposible si
solo me confiara en las capacidades propias, desechando el acompañamiento afín, para los
desafíos, múltiples tareas y oportunidades a desarrollar en la misión de construir esa visión
trascendente. La predestinación determinó las condiciones, pero mi destino lo determinan mis
acciones, y como artífice en la búsqueda de transformar la piedra en escultura están en mi propias
habilidades, capacidades y resiliencias, decidir la empresa y su emprendimiento.