El documento describe un proyecto piloto en el norte de Ecuador para distribuir 6,400 cocinas de inducción y 3,200 juegos de ollas a 3,200 familias con el objetivo de reducir la contaminación por combustibles fósiles, contribuir al cambio de la matriz energética para la cocción de alimentos y determinar el impacto en el sistema eléctrico. Los resultados mostraron un incremento del 43% en el consumo de energía eléctrica, equivalente al ahorro de 1,700 cilindros de gas al mes.