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Cómo Europa subdesarrolló a África. Walter Rodney 1973
http://www.marxists.org/subject/africa/rodney-walter/how-europe/index.htm(1de 3) [22/8/05 11:01:42
Walter Rodney 1973
Cómo Europa subdesarrolló a África
Publicado por: Publicaciones Bogle-L'Ouverture, Editorial de
Londres y Tanzania, Dar-Es-Salaam 1973, transcripción de la sexta
reimpresión, 1983;
Transcrito: de Joaquín Arriola.
A
Pat, Muthoni, Mashaka y la
familia extendida
Contenido
Prefacio
Capítulo uno.Algunas preguntas sobre el desarrollot
1.1 ¿Qué es el desarrollo?
1.2 ¿Qué es el subdesarrollo?
Capitulo dos.Cómo se desarrolló África antes de la
Comingramo de los europeos hasta el siglo XV
Traducido del inglés al español - www.onlinedoctranslator.com

2.1 Visión general
2.2 Ejemplos concretos
Capítulo tres.La contribución de África a la
economía europeanorte Desarrollo capitalista: el
período precolonial
3.1 Cómo Europa se convirtió en la sección dominante de
un mundo Amplio sistema de comercio
3.2 La contribución de África a la economía y las creencias
del conde.y Europa capitalista
Capítulo cuatro.Europa y las raíces de Áfricanorte
Subdesarrollo — hasta 1885
4.1 La trata europea de esclavos como factor básico en
Áfricanorte subdesarrolladost
4.2 Estancamiento tecnológico y distorsión de Áfricanorte
La economía en la época precolonialh
4.3 Continuos acontecimientos político-militares en África:
1500 a 1885
Capítulo Cinco.La contribución de África a la capitalt
Desarrollo de Europa: el período colonial
5.1 Expatriación del excedente africano bajo el colonialismo

5.2 El fortalecimiento del aspecto tecnológico y militars del
capitalismo
Capítulo Seis.El colonialismo como sistema parar África
subdesarrollada
6.1 Los supuestos beneficios del colonialismo para Áfricaa
6.2 Carácter negativo de la economía social, política y
económica.C Consecuencias
6.3 Educación para el subdesarrollo
6.4 Desarrollo por contradicción
Archivo Walter Rodney |Marxismo y antiimperialismo en
África

http://www.marxists.org/subject/africa/rodney-walter/how-europe/preface.htm(1de 2) [22/8/05 11:02:45
Prefacio
Este libro surge de una preocupación por la situación africana
contemporánea. Se adentra en el pasado sólo porque, de lo contrario,
sería imposible comprender cómo surgió el presente y cuáles son las
tendencias para el futuro próximo. En la búsqueda de una comprensión
de lo que ahora se llama “subdesarrollo” en África, los límites de la
investigación han tenido que fijarse tan lejos como el siglo XV, por un
lado, y el final del período colonial, por el otro. .
Idealmente. Un análisis del subdesarrollo debería acercarse aún más al
presente que al final del período colonial en los años sesenta. El
fenómeno del neocolonialismo exige una investigación exhaustiva para
formular la estrategia y las tácticas de la emancipación y el desarrollo
africanos. Este estudio no llega tan lejos, pero al menos ciertas
soluciones están implícitas en una evaluación histórica correcta, del
mismo modo que determinados remedios médicos están indicados o
contraindicados por un diagnóstico correcto de la condición de un
paciente y una historia clínica precisa.
Es de esperar que los hechos y la interpretación que siguen
contribuyan en pequeña medida a reforzar la conclusión de que el
desarrollo africano sólo es posible sobre la base de una ruptura radical
con el sistema capitalista internacional, que ha sido el principal agente
del subdesarrollo de África durante los últimos cinco años. siglos.
Como observará el lector, la cuestión de la estrategia de desarrollo es

abordada brevemente en la sección final por AM Babu, ex Ministro
de

Asuntos Económicos y Planificación del Desarrollo, que ha participado
activamente en la formulación de políticas en ese sentido en el contexto
de Tanzania[nb: no incluido en esta reimpresión]. No es casualidad que
el texto en su totalidad haya sido escrito en Tanzania, donde las
expresiones de preocupación por el desarrollo han ido acompañadas de
acciones considerablemente más positivas que en otras partes del
continente.
Muchos colegas y camaradas participaron en la preparación de este
trabajo. Un agradecimiento especial a los camaradas Karim Hirji y
Henry Mapolu de la Universidad de Dar es Salaam, quienes leyeron el
manuscrito con un espíritu de crítica constructiva. Pero, contrariamente
a la moda en la mayoría de los prefacios, no añadiré que “todos los
errores y deficiencias son enteramente mi responsabilidad”. Eso es puro
subjetivismo burgués. La responsabilidad en cuestiones de este tipo es
siempre colectiva, especialmente en lo que respecta a la reparación de
las deficiencias. Mi agradecimiento también a la Tanzania Publishing
House y a Bogle L'Ouverture Publications por cooperar en la
producción de este volumen de la forma más sencilla y económica
posible. El propósito ha sido tratar de llegar a los africanos que desean
explorar más a fondo la naturaleza de su explotación, en lugar de
satisfacer el "estándar" establecido por nuestros opresores y sus
portavoces en el mundo académico.
Walter
Rodney.Dar es
Salaam.

Tabla de contenido

http://www.marxists.org/subject/africa/rodney-walter/how-europe/ch01.htm(1de 45) [22/8/05 11:03:06 a.m.]
Capítulo uno
Algunas preguntas sobre el
desarrollo
"En contraste con el rápido crecimiento de los países de nuestro campo
socialista y el desarrollo que se está produciendo, aunque mucho más
lentamente, en la mayoría de los países capitalistas, está el hecho
incuestionable de que una gran proporción de los llamados países
subdesarrollados se encuentran en estancamiento total, y que en algunos
de ellos la tasa de crecimiento económico es inferior a la del aumento
demográfico.
'Estas características no son fortuitas; corresponden estrictamente a la
naturaleza del sistema capitalista en plena expansión, que transfiere a los
países dependientes las formas de explotación más abusivas y descaradas.
Debe entenderse claramente que la única manera de resolver los
problemas que hoy acosan a la humanidad es eliminar completamente la
explotación de los países dependientes por parte de los países capitalistas
desarrollados, con todas las consecuencias que esto implica.'
Che Guevara, 1964.
1.1 ¿Qué es el Desarrollo?
El desarrollo de la sociedad humana es un proceso multifacético. A
nivel del individuo, implica mayor habilidad y capacidad, mayor
libertad, creatividad, autodisciplina, responsabilidad y bienestar
material. Algunas de ellas son prácticamente categorías morales y son
difíciles de evaluar, dependiendo de la época en la que uno vive, sus

orígenes de clase y su código personal de lo que está bien y lo que está
mal. Sin embargo, lo que es indiscutible es que la consecución de
cualquiera de esos aspectos de

El desarrollo personal está muy ligado al estado de la sociedad en su
conjunto. Desde los primeros tiempos, el hombre encontró conveniente
y necesario reunirse en grupos para cazar y en aras de la supervivencia.
Las relaciones que se desarrollan dentro de cualquier grupo social dado
son cruciales para comprender la sociedad en su conjunto: la libertad, la
responsabilidad, las habilidades, etc. tienen significado real sólo en
términos de las relaciones de los hombres en la sociedad.
Por supuesto, cada grupo social entra en contacto con otros. Las
relaciones entre individuos en dos sociedades cualesquiera están
reguladas por la forma de las dos sociedades. Sus respectivas
estructuras políticas son importantes porque los elementos gobernantes
dentro de cada grupo son los que comienzan a dialogar, comerciar o
luchar, según sea el caso. Por lo tanto, a nivel de grupos sociales, el
desarrollo implica una capacidad creciente para regular las relaciones
tanto internas como externas. Gran parte de la historia de la humanidad
ha sido una lucha por la supervivencia contra peligros naturales y
contra enemigos humanos reales e imaginarios. En el pasado, el
desarrollo siempre ha significado el aumento de la capacidad de
proteger la independencia del grupo social y, de hecho, de infringir la
libertad de los demás, algo que a menudo se produjo
independientemente de la voluntad de las personas dentro de las
sociedades involucradas.
Los hombres no son los únicos seres que actúan en grupo, pero la
especie humana inició una línea de desarrollo única porque el hombre
tenía la capacidad de fabricar y utilizar herramientas. El mismo acto de
fabricar herramientas fue un estímulo para una creciente racionalidad

más que la consecuencia de un intelecto completamente maduro. En
términos históricos, el hombre trabajador fue tan importante como el
hombre pensador, porque el trabajo con herramientas liberó al hombre.

por pura necesidad física, para poder imponerse a otras especies más
poderosas y a la naturaleza misma. Las herramientas con las que
trabajan los hombres y la manera en que organizan su trabajo son
índices importantes del desarrollo social.
La mayoría de las veces, el término "desarrollo" se utiliza en un sentido
exclusivamente económico, con la justificación de que el tipo de
economía es en sí mismo un índice de otras características sociales.
¿Qué es entonces el desarrollo económico? Una sociedad se desarrolla
económicamente a medida que sus miembros aumentan conjuntamente
su capacidad para lidiar con el medio ambiente. Esta capacidad para
tratar con el medio ambiente depende de hasta qué punto comprenden
las leyes de la naturaleza (ciencia), de hasta qué punto ponen en
práctica esa comprensión mediante el diseño de herramientas
(tecnología) y de la manera en que realizan el trabajo. organizado.
Desde una perspectiva de largo plazo, se puede decir que ha habido un
desarrollo económico constante dentro de la sociedad humana desde los
orígenes del hombre, porque el hombre ha multiplicado enormemente
su capacidad para ganarse la vida a partir de la naturaleza. La magnitud
de los logros del hombre se comprende mejor reflexionando sobre la
historia temprana de la sociedad humana y observando, en primer lugar,
el progreso desde las toscas herramientas de piedra hasta el uso de
metales; en segundo lugar, el paso de la caza y la recolección de frutos
silvestres a la domesticación de animales y el cultivo de alimentos; y en
tercer lugar, la mejora del carácter del trabajo, que pasa de ser una
actividad individualista a convertirse en una actividad que asume un
carácter social mediante la participación de muchos.

Cada pueblo ha demostrado capacidad para aumentar de forma
independiente su capacidad de vivir una vida más satisfactoria mediante
la explotación de los recursos.

de la naturaleza.Cada continente participó independientemente en las
primeras épocas de extensión del control del hombre sobre su medio
ambiente, lo que significa en efecto que cada continente puede señalar
un período de desarrollo económico. África, siendo el hogar original
del hombre, fue un participante importante en los procesos en los que
los grupos humanos demostraron una capacidad cada vez mayor para
ganarse la vida del entorno natural.
De hecho, en el período temprano, África fue el foco del
desarrollo físico del hombre como tal, a diferencia de otros seres
vivos.
El desarrollo era universal porque las condiciones que conducían a
cada expansión económica eran universales. En todas partes, el hombre
se enfrenta a la tarea de sobrevivir satisfaciendo las necesidades
materiales fundamentales; y mejores herramientas eran consecuencia
de la interacción entre los seres humanos y la naturaleza como parte de
la lucha por la supervivencia. Por supuesto, la historia de la humanidad
no es un registro de avances y nada más. Hubo períodos en todas partes
del mundo en los que se produjeron reveses temporales y una
reducción real de la capacidad de producir artículos de primera
necesidad y otros servicios para la población. Pero la tendencia general
era hacia una mayor producción, y en determinados momentos el
aumento en la cantidad de bienes estuvo asociado con un cambio en la
calidad o el carácter de la sociedad. Esto se mostrará más adelante con
referencia a África, pero para indicar la aplicación universal del
principio de cambio cuantitativo/cualitativo se tomará un ejemplo de
China.

El hombre primitivo en China vivió a merced de la naturaleza y poco a
poco descubrió cosas tan básicas como el hecho de que el fuego puede
ser provocado por el hombre y que las semillas de algunas hierbas se
podían plantar en el suelo para satisfacer las necesidades alimentarias.

Esos descubrimientos ayudaron a los habitantes de China a tener
comunidades agrícolas sencillas que utilizaban herramientas de piedra
y producían lo suficiente para la subsistencia. Esto se logró varios
miles de años antes del nacimiento de Cristo o de la huida del profeta
Mahoma. Los bienes producidos en esa etapa se dividían de manera
más equitativa entre los miembros de la sociedad, que vivían y
trabajaban en familias. En la época de la dinastía T'ang del siglo VII d.
C., China había ampliado su capacidad económica no sólo para
cultivar más alimentos sino también para fabricar una amplia variedad
de artículos como sedas, porcelana, barcos y dispositivos científicos.
Por supuesto, esto representó un aumento cuantitativo en los bienes
producidos y estuvo interrelacionado con cambios cualitativos en la
sociedad china. En una fecha posterior, existía un estado político,
donde antes sólo había unidades de autogobierno. En lugar de cada
familia y cada. individuos que realizaban tareas de agricultores,
constructores de casas, sastres, etc., había surgido una especialización
de funciones. La mayor parte de la población todavía cultivaba la
tierra, pero había hábiles artesanos que fabricaban seda y porcelana,
burócratas que administraban el Estado y filósofos religiosos budistas
y confucianos que se especializaban en tratar de explicar aquellas
cosas que quedaban fuera de la comprensión inmediata.
La especialización y la división del trabajo condujeron a una mayor
producción y a una mayor desigualdad en la distribución. Un pequeño
sector de la sociedad china llegó a quedarse con una gran parte
desproporcionada de los ingresos del trabajo humano, y ese fue el sector
que menos hizo para generar riqueza trabajando en la agricultura o la
industria. Podían permitírselo porque habían surgido graves

desigualdades en la propiedad del medio básico de producción, que era
la tierra. La tierra familiar se hizo más pequeña

la mayoría de los campesinos estaban preocupados y una minoría se
apoderó de la mayor parte de la tierra. Esos cambios en la tenencia de
la tierra fueron parte integrante del desarrollo en su sentido más
amplio. Por eso el desarrollo no puede verse como un asunto
puramente económico, sino más bien como un proceso social general
que depende del resultado de los esfuerzos del hombre por ocuparse
de su entorno natural.
Mediante un estudio cuidadoso, es posible comprender algunos de los
vínculos muy complicados entre los cambios en la base económica y los
cambios en el resto de la superestructura de la sociedad, incluida la
esfera de la ideología y las creencias sociales. El cambio del
comunalismo en Asia y Europa condujo, por ejemplo, a códigos de
conducta propios del feudalismo. La conducta de los caballeros
europeos con armadura tenía mucho en común con la de los samuráis o
guerreros japoneses.
Desarrollaron nociones de la llamada "caballería": la conducta de un
caballero a caballo; mientras que, por el contrario, tuvo que aprender
extrema humildad, deferencia y servilismo, simbolizados por quitarse
la gorra y permanecer con la cabeza descubierta ante sus superiores.
También en África se descubrió que el ascenso del Estado y de las
clases superiores conducía a la práctica de postrar a los súbditos
comunes en presencia de los monarcas y aristócratas. Cuando se llegó a
este punto, quedó claro que la burda igualdad de la familia había dado
paso a un nuevo estado de la sociedad.
En las ciencias naturales, es bien sabido que en muchos casos el
cambio cuantitativo se vuelve cualitativo después de un cierto

período. El ejemplo común es la forma en que el agua puede absorber
calor (un análisis cuantitativo).

proceso) hasta que a 100° C cambia a vapor (un cambio cualitativo de
forma). De manera similar, en la sociedad humana siempre se ha dado
el caso de que la expansión de la economía conduce eventualmente a
un cambio en la forma de las relaciones sociales. Karl Marx, que
escribió en el siglo XIX, fue el primer escritor en apreciar esto y
distinguió dentro de la historia europea varias etapas de desarrollo. La
primera etapa importante que siguió a las simples bandas de cazadores
fue el comunalismo, en el que la propiedad era de propiedad colectiva,
el trabajo se hacía en común y los bienes se repartían equitativamente.
El segundo fue la esclavitud, causada por la extensión de elementos
dominantes dentro de la familia y por el hecho de que algunos grupos
fueran abrumados por otros. Los esclavos realizaban diversas tareas,
pero su trabajo principal era producir alimentos. El siguiente fue el
feudalismo, donde la agricultura seguía siendo el principal medio de
ganarse la vida, pero la tierra necesaria para ese fin estaba en manos de
unos pocos, y ellos se llevaban la mayor parte de la riqueza. Los
trabajadores de la tierra (ahora llamados siervos) ya no eran propiedad
personal de los amos, sino que estaban vinculados a la tierra de una
mansión o finca en particular. Cuando la mansión cambió de manos,
los siervos tuvieron que permanecer allí y proporcionar bienes al
terrateniente, quedándose sólo con lo suficiente para alimentarse. Así
como el hijo de un esclavo era un esclavo, los hijos de los siervos
también lo eran.
Luego vino el capitalismo, bajo el cual la mayor riqueza de la sociedad
no se producía en la agricultura sino mediante máquinas: en fábricas y
minas. Como la fase anterior del feudalismo, el capitalismo se
caracterizó por la concentración en unas pocas manos de la propiedad
de los medios de producción de riqueza y por una distribución desigual

de los productos del trabajo humano. Los pocos que dominaban eran la
burguesía que se había originado entre los comerciantes y artesanos de
la época feudal, y

que ascendieron a industriales y financieros. Mientras tanto, los
siervos fueron declarados legalmente libres para abandonar la tierra e
ir en busca de empleo en empresas capitalistas. Su trabajo se convirtió
así en una mercancía, algo que se podía comprar y vender.
Se predijo que habría una etapa posterior –la del socialismo– en la que
se restauraría el principio de lo económico, como en el comunalismo.
En el presente siglo, la fase del socialismo ha surgido en algunos países.
Económicamente, cada etapa sucesiva representó desarrollo en el
sentido estricto de que había una mayor capacidad para controlar el
entorno material y, por lo tanto, para crear más bienes y servicios para
la comunidad. La mayor cantidad de bienes y servicios se basó en
mayores habilidades e inventiva humana.
El hombre fue liberado en el sentido de tener más oportunidades para
mostrar y desarrollar sus talentos. Es discutible si el hombre se elevó a
sí mismo en un sentido moral. El avance de la producción aumentó la
gama de poderes que sectores de la sociedad tenían sobre otros sectores
y multiplicó la violencia que formaba parte de la competencia por la
supervivencia y el crecimiento entre grupos sociales. No está del todo
claro que un soldado que sirvió al capitalismo en la última Guerra
Mundial fuera menos "primitivo" en el sentido elemental de la palabra
que un soldado que sirvió en uno de los ejércitos feudales del Japón en
el siglo XVI, o que un cazador que vivió en la primera fase de la
organización humana en los bosques de Brasil.
Sin embargo, sí sabemos que en esas tres épocas respectivas, la caza, el
feudalismo y el capitalismo, la calidad de vida mejoró. Se volvió menos
peligroso e incierto, y los miembros de la sociedad potencialmente
tuvieron mayores opciones sobre sus destinos. Todo eso está involucrado

cuando el

Se utiliza la palabra "desarrollo".
En la historia de aquellas sociedades que han pasado por varios modos
de producción, se presenta la oportunidad de ver cómo los cambios
cuantitativos dan lugar en última instancia a una sociedad
completamente diferente. La característica clave es que en
determinadas coyunturas las relaciones sociales en la sociedad ya no
eran eficaces para promover el avance. De hecho, comenzaron a actuar
como frenos a las fuerzas productivas y por lo tanto tuvieron que ser
descartados. Tomemos, por ejemplo, la época de la esclavitud en
Europa. Por muy indefendible que haya sido la esclavitud moralmente,
sirvió durante un tiempo para abrir las minas y las plantaciones
agrícolas en gran parte de Europa y, especialmente, dentro del Imperio
Romano. Pero entonces los campesinos que permanecieron libres
vieron su mano de obra deprimida e infrautilizada debido a la presencia
de esclavos. Los esclavos no estaban dispuestos a trabajar en tareas que
requirieran habilidades, por lo que la evolución tecnológica de la
sociedad amenazaba con detenerse. Además, los esclavos estaban
inquietos y era costoso sofocar las revueltas de esclavos. Los
terratenientes, al ver que sus propiedades se arruinaban, decidieron que
lo mejor sería concederles la libertad legal que clamaban los esclavos.
y seguir explotando el trabajo de estos siervos libres asegurándose de
que no tuvieran más tierras para arar que las de los terratenientes. De
este modo, un nuevo conjunto de relaciones sociales (las de
terrateniente y siervo) reemplazó a las antiguas relaciones entre amo y
esclavo.
En ciertas ocasiones. el cambio a un nuevo modo estuvo acompañado

de violencia en un punto crítico. Esto ocurrió cuando las clases
dominantes involucradas estaban amenazadas de ser eliminadas por el
proceso de cambio.

Los terratenientes feudales permanecieron en el poder durante siglos
durante los cuales los intereses mercantiles y manufactureros se
enriquecieron y buscaron alcanzar poder y preeminencia social.
Cuando las clases están tan bien definidas, su conciencia está en un
nivel alto. Tanto la clase terrateniente como los capitalistas
reconocieron lo que estaba en juego. Los primeros lucharon por
mantener relaciones sociales que ya no correspondían a la nueva
tecnología de producción mecánica y a la organización del trabajo
mediante la fuerza de trabajo adquisitiva. Los capitalistas se lanzaron a
las revoluciones en Europa en los siglos XVIII y XIX para romper las
viejas relaciones de producción.
Las nociones de revolución y conciencia de clase deben tenerse en
cuenta cuando se trata de examinar la situación de las clases obreras y
campesinas modernas en África. Sin embargo, durante la mayor parte
de la historia de África, las clases existentes no han cristalizado
completamente y los cambios han sido graduales más que
revolucionarios. Lo que probablemente sea más relevante para el
desarrollo temprano de África es el principio de que el desarrollo en los
territorios del mundo siempre ha sido desigual.
Si bien todas las sociedades han experimentado desarrollo, es
igualmente cierto que el ritmo de desarrollo difería de un continente a
otro, y dentro de cada continente, diferentes partes aumentaron su
dominio sobre la naturaleza a diferentes ritmos. Dentro de África,
Egipto fue capaz de producir riqueza en abundancia hace veinticinco
siglos, gracias al dominio de muchas leyes naturales científicas y a su
invención de tecnología para irrigar, cultivar alimentos y extraer

minerales del subsuelo. En aquella época, la gente dependía de la caza
con arcos e incluso con garrotes de madera.

supervivencia en la mayor parte del continente africano y en varios
otros lugares como las Islas Británicas.
Una de las preguntas más difíciles de responder es exactamente por qué
diferentes pueblos se desarrollaron a ritmos diferentes cuando se los
dejó solos. Parte de la respuesta reside en el entorno en el que
evolucionaron los grupos humanos y otra parte en la "superestructura"
de la sociedad humana. Es decir, cuando los seres humanos lucharon
con el entorno material, crearon formas de relaciones sociales, formas
de gobierno, patrones de comportamiento y sistemas de creencias que
juntos constituyeron la superestructura, que nunca fue exactamente
igual en dos sociedades. Cada elemento de la superestructura
interactuaba con otros elementos de la superestructura, así como con la
base material. Por ejemplo, los patrones políticos y religiosos se
afectaban mutuamente y a menudo estaban entrelazados. La creencia
religiosa de que cierto bosque era sagrado era el tipo de elemento de la
superestructura que afectaba la actividad económica, ya que ese bosque
no sería talado para su cultivo. Si bien, en última instancia, el avance
hacia una nueva etapa del desarrollo humano depende de la capacidad
técnica del hombre para ocuparse del medio ambiente, también debe
tenerse en cuenta que las peculiaridades de la superestructura de
cualquier sociedad determinada tienen un marcado impacto en el
desarrollo humano. ritmo de desarrollo.
Muchos observadores han quedado desconcertados por el hecho de que
China nunca se volvió capitalista. Entró en la fase feudal de desarrollo
prácticamente mil años antes del nacimiento de Cristo; había
desarrollado muchos aspectos de la tecnología; y tenía muchos artífices

y artesanos. Sin embargo, el modo de producción nunca se transformó
en uno en el que las máquinas fueran el

principal medio de producción de riqueza y donde los propietarios del
capital serían la clase dominante. La explicación es muy compleja, pero
en términos generales las principales diferencias entre la Europa feudal
y la China feudal residen en la superestructura, es decir, en el conjunto
de creencias, motivaciones e instituciones sociopolíticas que derivaban
de la base material pero que a su vez la afectaban. En China, las
calificaciones religiosas, educativas y burocráticas eran de suma
importancia, y el gobierno estaba en manos de funcionarios estatales en
lugar de estar dirigido por los terratenientes de sus propias propiedades
feudales. Además, había mayores tendencias igualitarias en la
distribución de la tierra china que en la distribución de la tierra europea,
y el Estado chino poseía una gran cantidad de tierra. La consecuencia
fue que los terratenientes tenían mayores poderes como burócratas que
como propietarios, y lo utilizaron para mantener las relaciones sociales
en el mismo molde. Les hubiera sido imposible hacerlo
indefinidamente, pero frenaron el movimiento de la historia. En Europa,
los elementos de cambio no fueron sofocados por el peso de una
burocracia estatal.
Tan pronto como aparecieron los primeros capitalistas en la sociedad
europea, la actitud de esta clase creó un incentivo para un mayor
desarrollo. Nunca antes en ninguna sociedad humana un grupo de
personas se había visto a sí mismo funcionando conscientemente para
obtener el máximo beneficio de la producción. Para cumplir su objetivo
de adquirir más y más capital, los capitalistas se interesaron más en las
leyes de la ciencia que podían aprovecharse en forma de maquinaria
para trabajar y obtener ganancias en su nombre. En el nivel político, el
capitalismo también fue responsable de la mayoría de las características

que hoy se denominan "democracia occidental". Al abolir el
feudalismo, los capitalistas insistieron

sobre parlamentos, constituciones, libertad de prensa, etc. Estos
también pueden considerarse desarrollo. Sin embargo, los campesinos y
trabajadores de Europa (y eventualmente los habitantes de todo el
mundo) pagaron un precio enorme para que los capitalistas pudieran
obtener ganancias del trabajo humano que siempre se encuentra detrás
de las máquinas. Esto contradice otras facetas del desarrollo,
especialmente visto desde el punto de vista de quienes sufrieron y aún
sufren para hacer posibles los logros capitalistas. Este último grupo
constituye la mayoría de la humanidad. Para avanzar, deben derrocar al
capitalismo; Y es por eso que en este momento el capitalismo se
encuentra en el camino de un mayor desarrollo social humano. Para
decirlo de otra manera, las relaciones sociales (de clase) del capitalismo
están ahora pasadas de moda, del mismo modo que las relaciones
esclavistas y feudales quedaron pasadas de moda en su época.
Hubo un período en el que el sistema capitalista aumentó el bienestar de
un número significativo de personas como consecuencia de la búsqueda
de ganancias para unos pocos, pero hoy la búsqueda de ganancias entra
en agudo conflicto con las demandas de la gente de que se satisfagan
sus necesidades materiales y sociales. debe cumplirse. La clase
capitalista o burguesa ya no es capaz de volver a guiar el desarrollo
desinhibido de la ciencia y la tecnología porque estos objetivos ahora
chocan con el afán de lucro. El capitalismo ha demostrado ser incapaz
de trascender debilidades fundamentales como la subutilización de la
capacidad productiva, la persistencia de un sector permanente de
desempleados y las crisis económicas periódicas relacionadas con el
concepto de "mercado" -que se ocupa de la capacidad de pago de las
personas más que de su necesidad de productos básicos. El capitalismo

ha creado sus propias irracionalidades, como el cruel racismo blanco, el
tremendo despilfarro asociado con la publicidad y la irracionalidad de
la increíble pobreza en

en medio de la riqueza y el despilfarro, incluso dentro de las mayores
economías capitalistas, como la de Estados Unidos. Sobre todo, el
capitalismo ha intensificado sus propias contradicciones políticas al
tratar de subyugar naciones y continentes fuera de Europa, de modo que
los trabajadores y campesinos en todas partes del mundo mundo se han
vuelto conscientes de sí mismos y están decididos a tomar su destino en
sus propias manos. Esa determinación es también parte integrante del
proceso de desarrollo.
Se puede ofrecer como generalización que todas las fases del desarrollo
son temporales o transitorias y están destinadas, tarde o temprano, a dar
paso a algo más. Es particularmente importante enfatizar esto con
referencia al capitalismo porque la época capitalista aún no ha
terminado y quienes viven en un momento particular a menudo no se
dan cuenta de que su forma de vida está en proceso de transformación y
eliminación. De hecho, una de las funciones de quienes justifican el
capitalismo (los escritores burgueses) es intentar pretender que el
capitalismo llegó para quedarse. Una mirada al notable avance del
socialismo durante los últimos cincuenta y tantos años mostrará que los
apologistas del capitalismo son portavoces de un sistema social que
está expirando rápidamente.
El hecho de que el capitalismo todavía coexista hoy con el socialismo
debería advertirnos que los modos de producción no pueden verse
simplemente como una cuestión de etapas sucesivas. El desarrollo
desigual siempre ha garantizado que las sociedades hayan entrado en
contacto cuando estaban en diferentes niveles (por ejemplo, uno
comunal y otro capitalista).

Cuando dos sociedades de diferentes tipos entran en conflicto prolongado
y efectivo

En contacto, el ritmo y el carácter del cambio que se produce en ambos
se ve seriamente afectado en la medida en que se crean patrones
enteramente nuevos. Se pueden observar dos reglas generales que se
aplican en tales casos. En primer lugar, la más débil de las dos
sociedades (es decir, la que tiene menos capacidad económica)
seguramente se verá afectada negativamente, y cuanto mayor sea la
brecha entre las dos sociedades en cuestión, más perjudiciales serán las
consecuencias. Por ejemplo, cuando el capitalismo europeo entró en
contacto con las sociedades cazadoras indígenas de América y el
Caribe, estas últimas fueron prácticamente exterminadas. En segundo
lugar, suponiendo que la sociedad más débil sobreviva, en última
instancia sólo podrá reanudar su propio desarrollo independiente si
avanza a un nivel superior al de la economía que la había dominado
anteriormente. Los ejemplos concretos del funcionamiento de esta
segunda regla se encuentran en la experiencia de la Unión Soviética,
China y Corea.
China y Corea se encontraban en una etapa cercana al feudalismo cuando
fueron colonizadas por las potencias capitalistas de Europa y Japón.
Rusia nunca fue colonizada legalmente, pero mientras se encontraba en la
etapa feudal y antes de que su propio capitalismo autóctono pudiera
llegar muy lejos, la economía rusa fue subyugada por el capitalismo más
maduro de Europa occidental. En los tres casos, fue necesaria una
revolución socialista para romper la dominación del capitalismo, y sólo el
rápido ritmo del desarrollo socialista pudo enmendar el período de
subyugación en el que el crecimiento estaba mal dirigido y retrasado. De
hecho, en lo que respecta a los dos estados socialistas más grandes (la
Unión Soviética y China), el desarrollo socialista ya los ha catapultado

más allá de estados como Gran Bretaña y Francia, que han seguido el
camino capitalista durante siglos.

Hasta finales de la década de 1950 (momento en el que termina este
estudio), Rusia, China, Corea y ciertas naciones de Europa del Este
fueron los únicos países que habían roto decisivamente con el
capitalismo y el imperialismo. El imperialismo es en sí mismo una fase
del desarrollo capitalista en la que los países capitalistas de Europa
occidental, Estados Unidos y Japón establecieron hegemonía política,
económica, militar y cultural sobre otras partes del mundo que
inicialmente estaban en un nivel inferior y, por lo tanto, no podían
resistir la dominación. El imperialismo fue, en efecto, el sistema
capitalista ampliado, que durante muchos años abarcó al mundo entero:
una parte eran los explotadores y la otra los explotados, una parte
estaba dominada y la otra actuaba como señor supremo, una parte hacía
políticas y la otra era dependiente.
El socialismo ha avanzado en los flancos más débiles del imperialismo:
en el sector explotado, oprimido y reducido a la dependencia. En Asia
y Europa oriental, el socialismo liberó las energías nacionalistas de los
pueblos colonizados; desvió el objetivo de la producción del mercado
monetario hacia la satisfacción de las necesidades humanas; ha
erradicado obstáculos como el desempleo permanente y las crisis
periódicas; y ha cumplido parte de la promesa implícita en la
democracia occidental o burguesa al proporcionar la igualdad de
condiciones económicas que es necesaria antes de poder hacer uso de
la igualdad política y la igualdad ante la ley.
El socialismo ha restablecido la igualdad económica del
comunalismo, pero el comunalismo se vino abajo debido a la baja
productividad económica y la escasez. El socialismo aspira y ha

logrado significativamente la creación

de abundancia, de modo que el principio de distribución igualitaria
sea coherente con la satisfacción de las necesidades de todos los
miembros de la sociedad.
Uno de los factores más cruciales que llevaron a una expansión más
rápida y consistente de la capacidad económica bajo el socialismo ha
sido la implementación del desarrollo planificado. La mayoría de los
procesos históricos descritos hasta ahora se relacionan con un desarrollo
involuntario y no planificado. Nadie planeó que en un momento dado
los seres humanos dejaran de utilizar hachas de piedra y utilizaran en su
lugar instrumentos de hierro; y (para volver a tiempos más recientes) si
bien las empresas capitalistas individuales planifican su propia
expansión, su sistema no está orientado a la planificación global de la
economía y la sociedad. El Estado capitalista intervino sólo de manera
intermitente y parcial para supervisar el desarrollo capitalista. El Estado
socialista tiene como función principal el control de la economía en
nombre de las clases trabajadoras. Estos últimos –es decir, los
trabajadores y campesinos– se han convertido ahora en la fuerza más
dinámica de la historia mundial y del desarrollo humano.
Para concluir esta breve introducción al extremadamente complejo
problema del desarrollo social, es útil reconocer cuán inadecuadas son
las explicaciones de ese fenómeno que brindan los estudiosos
burgueses. Muy rara vez intentan abordar la cuestión en su totalidad,
sino que concentran su atención estrictamente en el "desarrollo
económico". Tal como lo define el economista burgués medio, el
desarrollo se convierte simplemente en una cuestión de combinación
de "factores de producción" dados: a saber, tierra, población, capital,

tecnología, especialización y producción a gran escala. Esos factores
son realmente relevantes, como se implica en el

análisis hasta el momento; pero las omisiones en la lista de lo que los
estudiosos burgueses consideran relevante son realmente abrumadoras.
No se hace ninguna mención de la explotación de la mayoría que
subyace a todo desarrollo anterior al socialismo. No se hace ninguna
mención de las relaciones sociales de producción o de clases. No se
hace ninguna mención de la forma en que los factores y las relaciones
de producción se combinan para formar un sistema o modo de
producción distintivo, que varía de una época histórica a otra. No se
hace ninguna mención del imperialismo como una fase lógica del
capitalismo.
En contraste, cualquier enfoque que intente basarse en principios
socialistas y revolucionarios ciertamente debe introducir en la
discusión lo antes posible los conceptos de clase, imperialismo y
socialismo, así como los conceptos de trabajadores y pueblos
oprimidos. Cada nuevo concepto está plagado de sus propias
complicaciones, y no cabe imaginar que el mero recurso a cierta
terminología sea la respuesta a algo. Sin embargo, al menos hay que
reconocer todas las dimensiones humanas, históricas y sociales del
desarrollo, antes de que sea factible considerar el "subdesarrollo" o las
estrategias para escapar del subdesarrollo.
1.2 ¿Qué es el subdesarrollo?
Habiendo hablado de "desarrollo", resulta más fácil comprender el
concepto de subdesarrollo. Evidentemente, subdesarrollo no es
ausencia de desarrollo, porque todos los pueblos se han desarrollado de
una forma u otra y en mayor o menor medida. El subdesarrollo sólo

tiene sentido como medio para comparar niveles de desarrollo. Está
muy ligado al hecho de que el desarrollo social humano ha sido

desigual y desde un punto de vista estrictamente económico algunos
grupos humanos han avanzado más produciendo más y haciéndose más
ricos.
En el momento en que un grupo parece ser más rico que otros, es
probable que se realice alguna investigación sobre el motivo de la
diferencia. Después de que Gran Bretaña comenzara a adelantarse al
resto de Europa en el siglo XVIII, el famoso economista británico
Adam Smith consideró necesario investigar las causas detrás de la
"riqueza de las naciones". Al mismo tiempo, muchos rusos estaban muy
preocupados por el hecho de que su país estaba "atrasado" en
comparación con Inglaterra, Francia y Alemania en el siglo XVIII y
posteriormente en el XIX. Hoy nuestra principal preocupación son las
diferencias de riqueza entre, por un lado, Europa y América del Norte
y, por el otro, África, Asia y América Latina. En comparación con el
primero, se puede decir que el segundo grupo está atrasado o
subdesarrollado. Por lo tanto, en todo momento una de las ideas detrás
del subdesarrollo es comparativa. Es posible comparar las condiciones
económicas en dos períodos diferentes para un mismo país y determinar
si se había desarrollado o no; y (lo que es más importante) es posible
comparar las economías de dos países o conjuntos de países
cualesquiera en un período de tiempo determinado.
Un segundo componente, y aún más indispensable, del subdesarrollo
moderno es que expresa una relación particular de explotación: a saber,
la explotación de un país por otro. Todos los países denominados
"subdesarrollados" del mundo son explotados por otros; y el
subdesarrollo que hoy preocupa al mundo es producto de la política

capitalista, imperialista y colonialista.

explotación. Las sociedades africanas y asiáticas se desarrollaron de
forma independiente hasta que fueron tomadas directa o
indirectamente por las potencias capitalistas. Cuando eso sucedió, la
explotación aumentó y se produjo la exportación de excedentes,
privando a las sociedades del beneficio de sus recursos naturales y su
mano de obra. Esto es parte integral del subdesarrollo en el sentido
contemporáneo.
En algunos círculos se ha considerado a menudo prudente sustituir el
término "subdesarrollado" por "en desarrollo". Una de las razones para
hacerlo es evitar cualquier disgusto que pueda conllevar el segundo
término, que podría interpretarse en el sentido de subdesarrollado
mental, físico, moral o en cualquier otro aspecto. En realidad, si el
"subdesarrollo" estuviera relacionado con algo más que comparar
economías, entonces el país más subdesarrollado del mundo sería
Estados Unidos, que practica la opresión externa a escala masiva,
mientras que internamente hay una mezcla de explotación, brutalidad y
tratamiento psiquiátrico. trastorno. Sin embargo, en el plano
económico, es mejor quedarse con la palabra "subdesarrollado" en
lugar de "en desarrollo", porque esta última da la impresión de que
todos los países de África, Asia y América Latina están escapando de
un estado de atraso económico relativo. a las naciones industriales del
mundo, y que se están emancipando de la relación de explotación.
Ciertamente eso no es cierto, y muchos países subdesarrollados de
África y otros lugares se están volviendo más subdesarrollados en
comparación con las grandes potencias del mundo, porque su
explotación por parte de las metrópolis se está intensificando de nuevas
maneras.

Se pueden hacer comparaciones económicas observando tablas
estadísticas o índices de qué bienes y servicios se producen y utilizan
en las sociedades en discusión. Los economistas profesionales hablan
de la Renta Nacional de los países y de la Renta Nacional per cápita.
Estas frases ya se han convertido en parte del lenguaje del profano a
través de los periódicos y no se ofrecerá aquí ninguna explicación
detallada. Basta señalar que la Renta Nacional es una medida de la
riqueza total del país, mientras que la renta per cápita es una cifra que
se obtiene dividiendo la Renta Nacional por el número de habitantes
para tener una idea del 'promedio'. riqueza de cada habitante. Este
"promedio" puede ser engañoso cuando hay grandes extremos de
riqueza. Un joven ugandés lo expresó de forma muy personal cuando
dijo que el ingreso per cápita de su país camuflaba la fantástica
diferencia entre lo que ganaba su pobre padre campesino y lo que
ganaba el mayor capitalista local, Madhvani. Al considerar la cuestión
del desarrollo fuera del estado de subdesarrollo, es de suma importancia
darse cuenta de que tal proceso exige la eliminación de las grandes
desigualdades en la distribución de la tierra, la tenencia de propiedades
y el ingreso, que se camuflan detrás de las cifras del ingreso nacional.
En un momento de la historia, el avance se logró a costa de afianzar a
los grupos privilegiados. En nuestros tiempos, el desarrollo tiene que
significar un avance que liquide a los grupos privilegiados actuales con
sus correspondientes grupos no privilegiados. Sin embargo, el ingreso
per cápita es una estadística útil para comparar un país con otro; y todos
los países desarrollados tienen ingresos per cápita varias veces
superiores a los de cualquiera de las naciones africanas recientemente
independizadas.

El siguiente cuadro ofrece una imagen clara de la brecha entre África y
ciertas naciones medida en ingresos per cápita. Es la brecha que
permite que un grupo sea llamado "desarrollado" y otro
"subdesarrollado". (La información se obtiene de publicaciones
estadísticas de las Naciones Unidas y se aplica al año 1968 a menos
que se indique lo contrario).
Países Ingreso per cápita en EE. UU.
dólares.
Canadá 2,247
EE.UU 3.578
Francia (1967) 1.738
Reino Unido (1967) 1.560
ÁFRICA en su
conjunto(1965)
1.400
Congo 52
Ghana 198
Kenia 107
Malaui 52
Marruecos 185
Sudáfrica 543
Tanzania 62
UAR 156
Zambia 225
La brecha que se desprende de la evidencia anterior no sólo es grande,
sino que también está aumentando. Mucha gente se ha dado cuenta de
que los países desarrollados se están enriqueciendo con bastante
rapidez, mientras que los países subdesarrollados en su mayor parte

muestran estancamiento o tasas de crecimiento lentas. En cada país se
puede calcular una cifra que represente

el ritmo al que crece la economía. La tasa de crecimiento es más alta en
los países socialistas, seguidos por los grandes países capitalistas, y
muy por detrás de las colonias y excolonias. La proporción del
comercio internacional que está en manos de los países
subdesarrollados está disminuyendo. Esa proporción era
aproximadamente del 30% en 1938 y bajó a menos del 20% en los años
1960. Este es un indicador importante porque el comercio es a la vez un
reflejo de la cantidad de bienes producidos y una forma de obtener
bienes que no se producen localmente.
Las economías desarrolladas tienen ciertas características que
contrastan con las subdesarrolladas. Los países desarrollados están
todos industrializados.
Es decir, la mayor parte de su población activa se dedica a la industria
más que a la agricultura, y la mayor parte de su riqueza proviene de
minas, fábricas, etc. Tienen una alta producción de mano de obra por
hombre en la industria debido a su tecnología avanzada. y habilidades.
Esto es bien sabido, pero también llama la atención que los países
desarrollados tengan una agricultura mucho más avanzada que el resto
del mundo. Su agricultura ya se ha convertido en una industria, y la
parte agrícola de la economía produce más aunque sea pequeña. Los
países de África, Asia y América Latina se llaman países agrícolas
porque dependen de la agricultura y tienen poca o ninguna industria:
pero su agricultura no es científica y los rendimientos son mucho
menores que los de los países desarrollados. En varias de las naciones
subdesarrolladas más grandes, hubo estancamiento y caída de la
producción agrícola a partir de 1966. En África, la producción de
alimentos por persona ha estado cayendo en los últimos años. Como los

países desarrollados tienen una economía industrial y agrícola más
fuerte que el resto del mundo, producen muchos más bienes que los

las naciones pobres, tanto en la categoría de artículos de primera
necesidad como en la de artículos de lujo. Es posible elaborar cuadros
estadísticos que muestren la producción de cereales, leche, acero,
energía eléctrica, papel y una amplia gama de otros bienes; y mostrando
al mismo tiempo qué cantidad de cada producto se pone a disposición
de cada ciudadano (en promedio). Una vez más, las cifras son muy
favorables para unos pocos países privilegiados del mundo.
La cantidad de acero utilizada en un país es un excelente indicador del
nivel de industrialización. En un extremo, se encuentra que Estados
Unidos consume 685 kg. de acero por persona, Suecia 623 kg. y
Alemania del Este 437 kg. En el otro extremo, se encuentra que Zambia
consume 10 kg y África Oriental 8 kg. y Etiopía 2 kg. Cuando se hace
el mismo tipo de cálculo para el azúcar, una muestra de los resultados
muestra a Australia con 57 kg, y América del Norte y la Unión
Soviética con 45 a 50 kg. en el promedio. África, sin embargo, consume
sólo 10 kg. de azúcar por persona al año, y esto es mejor que Asia con 7
kg.
Un conjunto de estadísticas aún más sombrío se relaciona con las
necesidades alimentarias básicas. Cada individuo necesita una
determinada cantidad de alimento al día, medida en calorías. La
cantidad deseable es 3000 calorías por día; pero ningún país africano se
acerca a esa cifra. Los argelinos consumen una media de sólo 1.370
calorías al día, mientras que Costa de Marfil puede considerarse muy
acomodada en el contexto africano, con 2.290 calorías como media
nacional. Además, también hay que juzgar el contenido de proteínas de
los alimentos; y muchas partes de África sufren una "hambruna de

proteínas", lo que significa que incluso cuando hay calorías disponibles
en los alimentos ricos en almidón, se encuentra poca proteína. Personas
en países desarrollados capitalistas y socialistas.

Los países en desarrollo consumen el doble de alimentos proteicos que
los de los países subdesarrollados. Estas diferencias ayudan a dejar
claro qué países están "desarrollados" y cuáles "subdesarrollados".
Los servicios sociales proporcionados por un país tienen la misma
importancia que la de su producción material para lograr el bienestar y
la felicidad humanos. Está universalmente aceptado que el Estado tiene
la responsabilidad de establecer escuelas y hospitales, pero ya sea que
los proporcione el gobierno o agencias privadas, su número puede
establecerse en relación con el tamaño de la población. El grado de
disponibilidad de bienes y servicios sociales básicos en un país también
se puede medir indirectamente observando la esperanza de vida, la
frecuencia de las muertes infantiles, el nivel de desnutrición, la
aparición de enfermedades que se podrían prevenir mediante la
inoculación y la asistencia pública. servicios de salud y la proporción
de analfabetos. En todos estos aspectos, la comparación entre los países
desarrollados y los subdesarrollados muestra diferencias enormes e
incluso aterradoras. Por cada 1.000 niños que nacen vivos en Camerún,
100 nunca viven para ver su primer cumpleaños, y de cada 1.000 niños
africanos nacidos vivos en la zona rural de Sierra Leona, 160 mueren
antes de cumplir un año. Sin embargo, las cifras comparables para el
Reino Unido y Holanda son sólo 12 y 18, respectivamente. Además,
muchos más niños africanos mueren antes de cumplir cinco años. La
falta de médicos es un gran inconveniente. En Italia hay un médico por
cada 580 italianos y en Checoslovaquia hay un médico por cada 510
ciudadanos. En Níger, un médico debe atender a 56.140 personas; en
Túnez, un médico por cada 8.320 tunecinos; y en el Chad, un médico
para 73.460 personas.

Se necesita un gran número de personas capacitadas para hacer funcionar
una economía industrial; mientras que los países de África tienen un
número lamentablemente insuficiente de personal altamente calificado.
Las cifras que acabamos de dar sobre los médicos lo confirman, y el
mismo problema existe con los ingenieros, los técnicos, los agricultores e
incluso con los administradores y abogados en algunos lugares.
También faltan habilidades de nivel medio en campos como la
soldadura. Para empeorar las cosas, actualmente existe una "fuga de
cerebros" desde África, Asia y América Latina hacia América del
Norte y Europa Occidental. Es decir, profesionales, técnicos,
administradores de alto nivel y trabajadores calificados emigran de
sus hogares, y el pequeño número de personas calificadas disponibles
en el mundo subdesarrollado se agota aún más ante el atractivo de
mejores salarios y oportunidades en el mundo desarrollado.
La naturaleza desequilibrada de la actual economía internacional se
pone de manifiesto sorprendentemente por el hecho de que los países
subdesarrollados, a su vez, tienen que contratar expertos extranjeros a
un costo fantástico.
La mayoría de los datos presentados hasta ahora pueden describirse
como "cuantitativos". Nos da medidas de la cantidad de bienes y
servicios producidos en varias economías. Además, es necesario
realizar ciertas evaluaciones cualitativas sobre la forma en que se
estructura una economía determinada.
Para el desarrollo económico no basta con producir más bienes y
servicios. El país tiene que producir más de esos bienes y servicios, lo
que a su vez dará lugar espontáneamente a un crecimiento futuro de la

economía. Por ejemplo, el sector productor de alimentos debe florecer
para que los trabajadores estén sanos, y la agricultura en su conjunto
debe ser eficiente para que las ganancias (o ahorros) de la agricultura
aumenten.

estimular la industria. La industria pesada, como la siderurgia y la
producción de energía eléctrica, debe estar presente para que se pueda
fabricar maquinaria para otros tipos de industria y para la agricultura.
La falta de industria pesada, la producción inadecuada de alimentos y la
agricultura no científica son características de las economías
subdesarrolladas.
Es típico de las economías subdesarrolladas que no se concentren (o no
se les permita hacerlo) en aquellos sectores de la economía que a su vez
generarán crecimiento y elevarán la producción a un nuevo nivel, y hay
muy pocos vínculos entre un sector y otro. para que (digamos) la
agricultura y la industria pudieran reaccionar mutuamente
beneficiosamente.
Además, cualquier ahorro que se haga dentro de la economía se envía
principalmente al exterior o se desperdicia en consumo en lugar de
redireccionarse hacia fines productivos. Gran parte del ingreso
nacional que queda en el país se destina a pagar a personas que no
participan directamente en la producción de riqueza sino sólo en la
prestación de servicios auxiliares: funcionarios públicos,
comerciantes, soldados, artistas, etc. Lo que agrava la situación es que
hay más personas empleadas. en aquellos empleos de los realmente
necesarios para dar un servicio eficiente; y para colmo, esta gente no
reinvierte en la agricultura o la industria. Despilfarran la riqueza
creada por los campesinos y trabajadores comprando coches, whisky y
perfumes.
Se ha observado con ironía que la principal "industria" de muchos

países subdesarrollados es la administración. No hace mucho, el 60%
de los ingresos internos de Dahomey se destinaba al pago de los
sueldos de los funcionarios.

y líderes gubernamentales. Los salarios que reciben los políticos electos
son más altos que los que reciben los miembros del Parlamento
británico, y el número de parlamentarios en los países africanos
subdesarrollados también es relativamente alto. En Gabón, hay un
representante parlamentario por cada 6.000 habitantes, frente a un
representante parlamentario francés por cada 100.000 franceses.
Muchas más cifras de ese tipo indican que al describir una economía
subdesarrollada típica es esencial señalar la alta desproporción de la
riqueza distribuida localmente que va a los bolsillos de unos pocos
privilegiados.
Los miembros de los grupos privilegiados de África siempre se
defienden diciendo que pagan los impuestos que mantienen al
Gobierno en marcha. A primera vista, esta afirmación parece
razonable, pero si se examina detenidamente es en realidad el
argumento más absurdo y muestra una ignorancia total de cómo
funciona la economía. Los impuestos no producen riqueza ni desarrollo
nacional. La riqueza tiene que producirse a partir de la naturaleza:
desde labrar la tierra, extraer metales, talar árboles o convertir materias
primas en productos terminados para el consumo humano.
Estas cosas las hace la gran mayoría de la población que está
campesinos y trabajadores.
No habría ingresos que gravar si la población trabajadora no trabajara.
Los ingresos que reciben los funcionarios, profesionales, comerciantes,
etc. provienen del depósito de riqueza producido por la comunidad.
Aparte de las injusticias en la distribución de la riqueza, hay que

descartar el argumento de que "el dinero de los contribuyentes" es lo
que desarrolla un país. En

Para alcanzar el objetivo del desarrollo, hay que empezar por los
productores y avanzar desde allí para ver si los productos de su trabajo
se están utilizando racionalmente para aportar mayor independencia y
bienestar a la nación.
Al prestar atención a la riqueza creada por el trabajo humano a partir
de la naturaleza, uno puede apreciar inmediatamente que muy pocos
países subdesarrollados carecen de los recursos naturales que podrían
utilizarse para lograr una vida mejor; y en esos casos suele ser posible
que dos o tres territorios se combinen para beneficio mutuo. De
hecho, se puede demostrar que los países subdesarrollados son los que
tienen la mayor riqueza de recursos naturales y, sin embargo, los más
pobres en términos de bienes y servicios actualmente proporcionados
por y para sus ciudadanos.
El Estudio de las Naciones Unidas sobre las condiciones económicas
en África hasta 1964 decía lo siguiente sobre los recursos naturales
del continente:
De hecho, el potencial africano se demuestra cada día mayor
con nuevos descubrimientos de riquezas minerales. Desde el
punto de vista agrícola, el suelo africano no es tan rico como
la imagen de los bosques tropicales podría hacer creer; pero
existen otras ventajas climáticas para que con un riego
adecuado se puedan cultivar cultivos durante todo el año en
la mayor parte del continente.
La situación es que África aún no ha llegado ni cerca de aprovechar al
máximo su riqueza natural, y la mayor parte de la riqueza que ahora se

produce no se retiene dentro de África para beneficio de los africanos.
Zambia y el Congo producen enormes cantidades de cobre, pero eso es
para el

beneficio de Europa, América del Norte y Japón. Incluso los bienes y
servicios que se producen dentro de África y que permanecen en África
caen, sin embargo, en manos de no africanos. Así, Sudáfrica se jacta de
tener el ingreso per cápita más alto de África; pero como indicación de
cómo se reparte esto, cabe señalar que, si bien el régimen del Apartheid
garantiza que sólo mueran 24 bebés blancos por cada 1.000 nacidos
vivos, está muy contento de permitir que mueran 128 bebés africanos
por cada 1.000 nacidos vivos. . Para comprender las condiciones
económicas actuales en África, es necesario saber por qué África ha
aprovechado tan poco su potencial natural, y también es necesario saber
por qué gran parte de su riqueza actual va a manos de no africanos que
residen durante en su mayor parte fuera del continente.
En cierto modo, el subdesarrollo es una paradoja. Muchas partes del
mundo que son naturalmente ricas son en realidad pobres y partes que
no están tan acomodadas en riqueza de suelo y subsuelo disfrutan de
los más altos niveles de vida. Cuando los capitalistas de las partes
desarrolladas del mundo intentan explicar esta paradoja, a menudo lo
hacen parecer como si hubiera algo "dado por Dios" en la situación. Un
economista burgués, en un libro sobre desarrollo, aceptó que las
estadísticas comparadas del mundo actual muestran una brecha mucho
mayor que antes. Según él mismo admite, la brecha entre los países
desarrollados y los subdesarrollados ha aumentado al menos entre 15 y
20 veces en los últimos 150 años. Sin embargo, el economista burgués
en cuestión no da una explicación histórica, ni considera que exista una
relación de explotación que permitió engordar a los parásitos
capitalistas y empobrecer las dependencias. En cambio, propone una

explicación bíblica! El dijo que:
'Todo está dicho en la Biblia:
Porque a todo el que tiene se le dará, y le sobrará; pero al que no tiene,
aun lo que tiene le será quitado. (San Mateo, xxv, 29.)
La historia de los “que no tienen” es la historia de los países subdesarrollados
modernos.'
Presumiblemente, el único comentario que se puede hacer al respecto es
"Amén".
La interpretación de que el subdesarrollo es de alguna manera ordenado
por Dios se enfatiza debido a la tendencia racista en la erudición
europea. Está en consonancia con el prejuicio racista decir abiertamente
o dar a entender que sus países están más desarrollados porque su gente
es innatamente superior, y que la responsabilidad del atraso económico
de África reside en el atraso genérico de la raza de los africanos negros.
Un problema aún mayor es que los pueblos de África y otras partes del
mundo colonizado han pasado por una crisis cultural y psicológica y
han aceptado al menos parcialmente la versión europea de las cosas.
Eso significa que el propio africano tiene dudas sobre su capacidad para
transformar y desarrollar su entorno natural. Con tales dudas, incluso
desafía a aquellos de sus hermanos que dicen que África puede y se
desarrollará gracias a los esfuerzos de su propio pueblo. Si podemos
determinar cuándo surgió el subdesarrollo, descartaríamos la persistente
sospecha de que está predeterminado racialmente o de otro modo y que
poco podemos hacer al respecto.

Cuando los "expertos" de los países capitalistas no dan una explicación
racista, confunden la cuestión al considerar causas del subdesarrollo lo
que en realidad son consecuencias. Por ejemplo, argumentarían que
África se encuentra en un estado de atraso como resultado de la falta de
personal calificado para desarrollarse. Es cierto que, debido a la falta de
ingenieros, África no puede por sí sola construir más carreteras, puentes
y centrales hidroeléctricas. Pero esa no es una causa del subdesarrollo,
excepto en el sentido de que causas y efectos se juntan y se refuerzan
mutuamente. El quid de la cuestión es que las razones más profundas
del atraso económico de una determinada nación africana no se
encuentran fuera de esa nación. Lo único que podemos encontrar en su
interior son los síntomas del subdesarrollo y los factores secundarios
que contribuyen a la pobreza.
Las interpretaciones erróneas de las causas del subdesarrollo suelen
surgir de un pensamiento prejuicioso o del error de creer que uno
puede conocer las respuestas mirando dentro de la economía
subdesarrollada. La verdadera explicación está en buscar la relación
entre África y ciertos países desarrollados y en reconocer que es una
relación de explotación.
El hombre siempre ha explotado su entorno natural para ganarse la
vida. En cierto momento surgió también la explotación del hombre
por el hombre, en el sentido de que unos pocos se enriquecieron y
vivieron bien gracias al trabajo de otros. Luego se llegó a una etapa en
la que la gente de una comunidad llamada nación explotaba los
recursos naturales y el trabajo de otra nación y su gente. Dado que el
subdesarrollo tiene que ver con la economía comparada de las

naciones, es el último tipo de

La explotación que aquí es de mayor interés, es decir, la explotación de
nación por nación. Uno de los medios comunes por los cuales una
nación explota a otra y que es relevante para las relaciones externas de
África es la explotación a través del comercio. Cuando los términos de
intercambio son fijados por un país de una manera enteramente
ventajosa para él mismo, entonces el comercio suele ser perjudicial
para el socio comercial. Para ser más específicos, podemos tomar la
exportación de productos agrícolas de África y la importación de
productos manufacturados a África desde Europa, América del Norte y
Japón. Las grandes naciones fijan los precios de los productos
agrícolas y los someten a frecuentes reducciones. Al mismo tiempo,
también fijan el precio de los productos manufacturados, junto con los
fletes necesarios para el comercio en los barcos de esas naciones. Los
minerales de África también entran en la misma categoría que los
productos agrícolas en lo que a precios se refiere. Toda la relación de
importación y exportación entre África y sus socios comerciales es de
intercambio desigual y de explotación.
Más trascendental que el simple comercio es la propiedad real de los
medios de producción en un país por parte de los ciudadanos de otro.
Cuando los ciudadanos de Europa son dueños de la tierra y las minas
de África, ésta es la forma más directa de chupar el continente africano.
Bajo el colonialismo la propiedad era completa y estaba respaldada por
la dominación militar. Hoy en día, en muchos países africanos la
propiedad extranjera sigue presente, aunque los ejércitos y las banderas
de las potencias extranjeras han sido eliminados. Mientras los
extranjeros sean propietarios de tierras, minas, fábricas, bancos,
compañías de seguros, medios de transporte, periódicos, centrales

eléctricas, etc., la riqueza de África seguirá fluyendo hacia las manos
de esos

elementos. En otras palabras, en ausencia de control político directo; La
inversión extranjera garantiza que los recursos naturales y la mano de
obra de África produzcan un valor económico que el continente pierde.
La inversión extranjera suele adoptar la forma de préstamos a los
gobiernos africanos. Naturalmente, estos préstamos deben
reembolsarse; y en el decenio de 1960 la tasa de reembolso
(amortización) de los préstamos oficiales en los países subdesarrollados
aumentó de 400 millones de dólares al año a unos 700 millones de
dólares al año, y está en constante aumento. Además, estos préstamos
deben pagar intereses, así como ganancias que provienen de la
inversión directa en la economía. Estas dos fuentes explicaron el hecho
de que más de 500 millones de dólares salieron de los países
subdesarrollados en 1965. La información sobre estas cuestiones rara
vez es completa, por la razón obvia de que quienes obtienen ganancias
están tratando de mantener las cosas en secreto, por lo que las cifras
dadas anteriormente probablemente sean subestimaciones. Su objetivo
es dar una idea de hasta qué punto la riqueza de África está siendo
drenada por quienes invierten en una gran parte de los medios de
producción de riqueza en África y, por lo tanto, poseen. Además, en
tiempos más recientes las formas de inversión se han vuelto más sutiles
y peligrosas. Incluyen la llamada gestión "ausente" de empresas
africanas locales por parte de expertos capitalistas internacionales.
África comercia principalmente con los países de Europa occidental,
América del Norte y Japón. África también está diversificando su
comercio al tratar con países socialistas, y si ese comercio resulta
desventajoso para la economía africana, entonces los países socialistas

desarrollados también se habrán unido a las filas de los explotadores de
África. Sin embargo, es muy esencial

En esta etapa es necesario trazar una distinción clara entre los países
capitalistas y los socialistas, porque los países socialistas nunca han sido
propietarios de ninguna parte del continente africano ni invierten en las
economías africanas de tal manera que expatrien sus ganancias de África.
Por tanto, los países socialistas no participan en el robo de África.
La mayoría de las personas que escriben sobre el subdesarrollo y que se
leen en los continentes de África, Asia y América Latina son
portavoces del mundo capitalista o burgués. Buscan justificar la
explotación capitalista tanto dentro como fuera de sus propios países.
Una de las cosas que hacen para confundir la cuestión es colocar a
todos los países "subdesarrollados" en un campo y a todos los países
"desarrollados" en otro campo, independientemente de los diferentes
sistemas sociales; de modo que los términos "capitalista" y "socialista"
nunca entren en discusión. Más bien, nos enfrentamos a una simple
división entre las naciones industrializadas y las que no lo están. Es
cierto que tanto Estados Unidos como la Unión Soviética están
industrializados y es cierto que cuando uno mira las estadísticas, países
como Francia, Noruega, Checoslovaquia y Rumania están mucho más
cerca unos de otros que cualquiera de ellos de un país africano. Pero es
absolutamente necesario determinar si el nivel de vida de un
determinado país industrializado es producto de sus propios recursos
internos o si proviene de la explotación de otros países. Estados Unidos
tiene una pequeña proporción de la población mundial y riqueza natural
explotable, pero disfruta de un enorme porcentaje de la riqueza que
proviene de la explotación de la mano de obra y los recursos naturales
de todo el mundo.

Los estudiosos socialistas, tanto dentro como fuera de los países
socialistas, se oponen a las opiniones erróneas sobre el subdesarrollo y
a la distinción excesivamente simplificada entre naciones ricas y
pobres. Esas opiniones erróneas también están siendo expuestas por
economistas de países subdesarrollados que están descubriendo que las
explicaciones ofrecidas por los académicos burgueses son
explicaciones que convienen a los intereses de aquellos países que
explotan al resto del mundo a través del comercio y la inversión. Un
escritor socialista francés, Pierre Jalée, propone que para obtener una
perspectiva adecuada de las relaciones entre los países desarrollados y
los subdesarrollados, deberían establecerse dos categorías, a saber,
imperialistas y socialistas. El campo socialista incluye a todos los
países, grandes y pequeños, que han decidido romper con el
capitalismo internacional. El campo imperialista contiene no sólo a los
gigantes capitalistas como Estados Unidos, Francia, Alemania
Occidental y Japón, sino también a las naciones débiles en las que esas
naciones industriales tienen inversiones. Por lo tanto, el campo
imperialista puede subdividirse en países explotadores y explotados.
En su mayor parte, las naciones de África caen en el grupo de países
explotados dentro del sistema capitalista/imperialista.
Aproximadamente un tercio de los pueblos del mundo ya viven bajo
alguna forma de socialismo. Los otros dos tercios constituyen el
campo capitalista/imperialista, y la mayoría pertenece al sector
explotado.
Es interesante observar que, a pesar de sus esfuerzos por confundir la
situación, los escritores burgueses a menudo tocan la verdad. Por
ejemplo, las Naciones Unidas (que están dominadas por las potencias

capitalistas occidentales) nunca enfatizarían la explotación por parte
de las naciones capitalistas, pero sus revisiones económicas se
refieren, por un lado, a "la economía de planificación centralizada".

"economías", que significa los países socialistas, y por otro lado hablan
de "las economías de mercado", que significa en efecto el sector
imperialista del mundo. Este último se subdivide en "las economías de
mercado desarrolladas" y "las economías de mercado en desarrollo",
disfrazando el hecho de que mercado significa mercado capitalista. Este
estudio se ocupa de analizar las relaciones entre aquellos países que
están juntos dentro del sistema de mercado capitalista.
Las cosas que llevan a África al sistema de mercado capitalista son el
comercio, la dominación colonial y la inversión capitalista. El comercio
existe desde hace varios siglos; el dominio colonial comenzó a finales
del siglo XIX y casi ha desaparecido; y la inversión en la economía
africana ha aumentado constantemente en el presente siglo. A lo largo
del período en que África ha participado en la economía capitalista, dos
factores han provocado el subdesarrollo. En primer lugar, la riqueza
creada por el trabajo africano y los recursos africanos fue acaparada por
los países capitalistas de Europa; y, en segundo lugar, se impusieron
restricciones a la capacidad africana para aprovechar al máximo su
potencial económico, que es de lo que se trata el desarrollo. Esos dos
procesos representan la respuesta a las dos preguntas planteadas
anteriormente sobre por qué África ha aprovechado tan poco su
potencial y por qué gran parte de su riqueza actual sale del continente.
Las economías africanas están integradas en la estructura misma de las
economías capitalistas desarrolladas; y están integrados de una manera
que es desfavorable para África y garantiza que África dependa de los
grandes países capitalistas. De hecho, la dependencia estructural es una
de las

características del subdesarrollo.La mayoría de los escritores
progresistas dividen el sistema capitalista/imperialista en dos partes. La
primera es la sección dominante o metropolitana y los países del
segundo grupo suelen denominarse satélites porque se encuentran en la
órbita de las economías metropolitanas. La misma idea se transmite
simplemente diciendo que los países subdesarrollados son
dependencias de las economías capitalistas metropolitanas.
Cuando un niño o una cría de cualquier especie animal deja de
depender de su madre para su alimentación y protección, se puede decir
que se ha desarrollado hacia la madurez. Las naciones dependientes
nunca pueden considerarse desarrolladas. Es cierto que las condiciones
modernas obligan a todos los países a ser mutuamente
interdependientes para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos;
pero eso no es incompatible con la independencia económica porque la
independencia económica no significa aislamiento. Sin embargo,
requiere capacidad para elegir en las relaciones externas y, sobre todo,
requiere que el crecimiento de una nación en algún momento llegue a
ser autosuficiente y autosostenible. Evidentemente, estas cosas están en
directa contradicción con la dependencia económica de numerosos
países de las metrópolis de Europa occidental, América del Norte y
Japón.
También es cierto que las metrópolis dependen de la riqueza de las
zonas explotadas del mundo. Esta es una fuente de su fuerza y una
debilidad potencial dentro del sistema capitalista/imperialista, ya que
los campesinos y trabajadores de las dependencias están despertando a
la comprensión de que es posible cortar los tentáculos que el

imperialismo ha extendido en sus países. Sin embargo, existe una
diferencia sustancial entre

la dependencia de las metrópolis de las colonias y la subyugación de las
colonias bajo un yugo capitalista extranjero. Los países capitalistas son
tecnológicamente más avanzados y, por lo tanto, son el sector del
sistema imperialista que determinó la dirección del cambio. Un ejemplo
sorprendente en este sentido es el hecho de que los tejidos sintéticos
fabricados en las metrópolis capitalistas han comenzado a reemplazar
los tejidos elaborados con materias primas cultivadas en las colonias.
En otras palabras, (dentro de ciertos límites) son las metrópolis
tecnológicamente avanzadas quienes pueden decidir cuándo poner fin a
su dependencia de las colonias en una esfera particular. Cuando eso
sucede, es la colonia o neocolonia la que pide, gorra en mano, un
indulto y una nueva cuota. Es por esta razón que una nación
anteriormente colonizada no tiene esperanzas de desarrollarse hasta que
rompa efectivamente con el círculo vicioso de dependencia y
explotación que caracteriza al imperialismo.
En el nivel social y cultural, hay muchas características que ayudan a
mantener a los países subdesarrollados integrados en el sistema
capitalista y al mismo tiempo aferrarse a las faldas de las metrópolis. A
pesar de ello, la Iglesia cristiana siempre ha sido un instrumento
importante para la penetración y el dominio cultural. que en muchos
casos los africanos intentaron establecer iglesias independientes.
Igualmente importante ha sido el papel de la educación a la hora de
formar africanos que sirvieran al sistema capitalista y suscribieran sus
valores. Recientemente, los imperialistas han estado utilizando nuevas
universidades en África para mantenerse atrincherados en el más alto
nivel académico.

Algo tan básico como el lenguaje ha llegado a servir como uno de los

Mecanismos de integración y dependencia. El francés y el inglés que se
utilizan tan ampliamente en África tienen más como objetivo que los
africanos se comuniquen con los explotadores que entre los africanos.
En realidad, sería difícil encontrar un ámbito que no reflejara la
dependencia económica y la integración estructural. A primera vista,
nada podría ser menos dañino y más entretenido que la música y, sin
embargo, ésta también se utiliza como arma de dominación cultural.
Los imperialistas estadounidenses llegan incluso a tomar la música
folk, el jazz y el soul de los negros oprimidos y transformarlos en
propaganda estadounidense a través de la Voz de América dirigida a
África.
Durante el período colonial, las formas de subordinación política en
África eran obvias. Había gobernadores, funcionarios coloniales y
policías. En los estados africanos políticamente independientes, los
capitalistas metropolitanos tienen que garantizar decisiones políticas
favorables por control remoto. Así que instalaron sus títeres políticos
en muchas partes de África, quienes descaradamente acceden a llegar a
un compromiso con el cruel régimen del Apartheid de Sudáfrica
cuando sus amos se lo ordenan. El revolucionario africano Franz Fanon
abordó de manera ardiente y extensa la cuestión de la minoría en
África que sirve como línea de transmisión entre los capitalistas
metropolitanos y las dependencias en África. No se puede subestimar
la importancia de este grupo. La presencia de un grupo de traidores
africanos es parte de la definición de subdesarrollo. Cualquier
diagnóstico de subdesarrollo en África revelará no sólo los bajos
ingresos per cápita y las deficiencias de proteínas, sino también a los
caballeros que bailan en Abidjan, Accra y Kinshasa cuando se toca

música en París, Londres y Nueva York.

La inestabilidad política se está manifestando en África como un
síntoma crónico del subdesarrollo de la vida política dentro del
contexto imperialista. Los golpes militares se han sucedido uno tras
otro, por lo general no significan nada para las masas populares y, a
veces, representan una inversión reaccionaria de los esfuerzos de
liberación nacional. Esta tendencia quedó bien ejemplificada en la
historia de América Latina, de modo que su aparición en el neocolonial
Vietnam del Sur o en el neocolonial África no sorprende en absoluto.
Si el poder económico está centrado fuera de las fronteras nacionales
africanas, entonces el poder político y militar, en cualquier sentido
real, también está centrado fuera de ellas hasta que las masas de
campesinos y trabajadores se movilicen para ofrecer una alternativa al
sistema de falsa independencia política. Todas esas características son
ramificaciones del subdesarrollo y de la explotación del sistema
imperialista. En la mayoría de los análisis de esta cuestión, o se los
deja de lado por completo o se descarta todo el concepto de
imperialismo y neocolonialismo como mera retórica, especialmente
por parte de los "académicos" que afirman estar alejados de la
"política". Durante el resto de este estudio, se presentarán muchos
detalles para indicar la sombría realidad detrás de los llamados lemas
del capitalismo, imperialismo, colonialismo, neocolonialismo y
similares. Por el momento, la posición a adoptar puede expresarse
brevemente en los siguientes términos:
La pregunta de quién y qué es responsable del subdesarrollo africano
puede responderse en dos niveles. En primer lugar, la respuesta es que
el funcionamiento del sistema imperialista es el principal responsable

del retraso económico africano al drenar la riqueza africana y al hacer
imposible desarrollar más rápidamente los recursos del continente.

continente. En segundo lugar, hay que lidiar con quienes manipulan el
sistema y con quienes son agentes o cómplices involuntarios de dicho
sistema. Los capitalistas de Europa occidental fueron quienes
extendieron activamente su explotación desde el interior de Europa
hasta cubrir toda África.
En tiempos recientes, se les unieron y hasta cierto punto los
reemplazaron capitalistas de Estados Unidos; y desde hace muchos
años incluso los trabajadores de esos países metropolitanos se han
beneficiado de la explotación y el subdesarrollo de África. Ninguna de
estas observaciones pretende quitar de los hombros de los africanos la
responsabilidad última del desarrollo. No sólo hay cómplices africanos
dentro del sistema imperialista, sino que cada africano tiene la
responsabilidad de comprender el sistema y trabajar para derrocarlo.
Breve guía de lectura.
Hay mucha literatura sobre "desarrollo" y "subdesarrollo", aunque
menos de la que cabría esperar en vista de la importancia de los temas.
La mayor parte de lo que está disponible busca justificar el capitalismo.
Por lo tanto, hay una estrecha concentración en el "desarrollo
económico" y particularmente en las economías capitalistas, en lugar de
cualquier análisis del desarrollo social humano. Ese enfoque es
cuestionado por los escritores marxistas de las metrópolis y cada vez
más por los académicos del mundo subdesarrollado.
Federico Engels, Orígenes de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Karl Marx, Prefacio a una contribución a la crítica de la economía
política.
Karl Marx, Formaciones económicas precapitalistas, editado por EJ
Hobsbawm.
Estas tres obras son muestras de escritos de los fundadores de lo que
hoy se llama marxismo. La mayoría de las publicaciones de Marx y
Engels tienen relevancia con el tema del desarrollo, con especial énfasis
en los tiempos feudales y capitalistas.
Richard T. Gill, Desarrollo económico: pasado y presente.
Ragnar Nurkse, Problemas de formación de capital en los países
subdesarrollados.
Estos son ejemplos típicos de puntos de vista metropolitanos
burgueses sobre el desarrollo y el subdesarrollo: el primero es un
texto escrito por un economista canadiense para estudiantes
universitarios norteamericanos y el segundo es una obra reimpresa
con frecuencia de uno de los defensores burgueses más destacados del
"círculo vicioso de la pobreza". ' teoría.
Desafortunadamente, este es también el tipo de libros que domina los
estantes de cualquier universidad o biblioteca pública en África. Se
invita al lector a comprobar esta generalización.
JD Bernal, La Ciencia en la Historia.
Joseph Needham, Ciencia y civilización en China.

Ambos son largos, pero deberían abordarse. La ciencia y la tecnología
derivan del esfuerzo por comprender y controlar el entorno natural. La
familiaridad con la historia de la ciencia es esencial para tener
conciencia del desarrollo de la sociedad. El libro de Needham se cita
aquí como un correctivo a la opinión bastante común de que la ciencia
es algo peculiarmente europeo.
Celso Furtado, Desarrollo y Subdesarrollo.
A. Gunder Frank, Capitalismo y subdesarrollo en América Latina.
T. Szentes, La economía política del subdesarrollo. (Budapest, 1971.)
El primer escritor es de Brasil, un país con una larga historia de
dependencia y explotación por parte de las metrópolis de Europa y
América del Norte. El libro de Frank refleja el pensamiento de muchos
intelectuales latinoamericanos progresistas y ahora se ha arraigado
como una visión de los marxistas dentro de las metrópolis. Szentes es
un economista húngaro que aplica sistemáticamente ideas marxistas a
los datos y procesos reales del mundo subdesarrollado y del
imperialismo en su conjunto.
Samir Amin, La lucha de clases en África. (Grupo de Investigación de
África, Box 213, Cambridge, Massachusetts).
Samir Amin es un norteafricano. Destaca tanto por el volumen de sus
producciones como por la calidad de sus insights. El texto citado
anteriormente es muy general: abarca en líneas generales el período de
las fochas de desarrollo en la antigua África hasta el presente y las

proyecciones

Futuro socialista. Es probable que una mayor parte de su trabajo sea
traducido al inglés (siendo el francés su idioma de trabajo).
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