Independientemente del método de segregación de residuos utilizado, la recuperación de diferentes fracciones de residuos nos permite disponer de subproductos o nutrientes que pueden volver a introducirse en el ciclo productivo consiguiendo así llevar a cabo su reciclaje. El uso de subproductos en el ciclo productivo presenta importantes ventajas, entre las que se encuentran: la reducción del uso de recursos naturales, ahorro energético o menor contaminación de aguas, entre otras. Sin embargo, a veces reciclar un producto requiere un complejo proceso industrial con un gasto de energía y unos impactos. Por tanto¿Es realmente mejor el reciclaje que otros sistemas para reaprovechar un residuo? La organización británica WRAP (Waste Resources Action Programme) ha compara los efectos ambientales de productos similares con distintos finales: reciclaje, distintas formas de valorización energética, compostaje o vertedero. Para ello, se han evaluado más de un centenar de estudios efectuados con la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV), es decir el análisis de los impactos ambientales de un producto durante todo su ciclo de vida. Por ejemplo, si comparamos los efectos ambientales de la producción de papel y cartón a partir de recursos naturales o material reciclado, se puedo observar un mayor consumo de energía, emisiones o producción de residuos en el caso del uso de papel recuperado. En el caso del plástico, las emisiones generadas en el proceso de reciclaje en todos los aspectos ambientales considerados son menores, excepto en la cantidad de residuos generados. No ocurre así con la fabricación de vidrio a partir de vidrio usado, que tiene un balance beneficioso en todos los impactos generados.