1. Tarea final Scratch
Propuesta para el aula
Tema: La lucha por los derechos civiles en los EEUU.
a)-Propósitos:
En base al material de lectura obligatoria y a las actividades propuestas el alumno debe:
Ubicarse espacial y temporalmente en el tema y en el contexto histórico
estudiado.
Jerarquizar los conceptos más relevantes del tema.
Realizar inferencias y sacar conclusiones de los materiales aportados.
El alumno debe poner en funcionamiento una serie de mecanismos de
aprendizaje en lo procedimental:-adquirir, interpretar, analizar, comprender,
explicar y comunicar información de forma escrita.
Manejo de vocabulario técnico.
Utilizar las posibilidades del programa scrach como herramienta para lograr su
apropiación y medio motivador para el desarrollo de los ejes
procedimentales y conceptuales del alumno.
1. b)-Contenidos conceptuales:
La lucha por los derechos civiles en los EEUU en la década del 50. Se deberá
contrastar el papel de dicho país como defensor de la democracia y el prestigio que
lograron por derrotar al nazifascismo, y por otro lado la existencia de 22 millones
de negros que carecían de derechos y no participaban de la sociedad de consumo.
Luces y sombras del sistema americano.
La segregación racial “Iguales pero separados”.
La situación de la población negra después de la Segunda Guerra Mundial.
La lucha por los derechos civiles: legalistas o gradualistas liderados por
Matin Luther King y los nacionalistas o separatistas liderados por Malcolm
X.
2. c)- Las actividad final de la secuencia didáctica y estará enfocada en la última
parte de los contenidos conceptuales donde el alumno profundizará en los
movimientos por la lucha de los derechos civiles de la población negra: legalistas o
gradualistas y los separatistas o nacionalistas, a partir de fuentes primarias de sus
líderes: Martin Luther King y Malcolm X.
3. d)-Para eso debemos plantear primero un proyecto a nuestros alumnos que
consistirá en un trabajo en la interface de Scratch. Previo manejo del mencionado
programa para que se familiaricen con el mismo y con ayuda del docente puedan
realizar su producción. La misma consistirá en comenzar a utilizar la herramienta
como una forma de contar historias y ubicar los personajes del período estudiado.
Es una forma atractiva para que los estudiantes creen sus textos, pero ayudados
con las Tic, buscando además el desarrollo de la creatividad.
A partir de lo planteado en la clase y de la lectura de los discursos de los líderes
de los movimientos por los derechos civiles: “Tengo un sueño” de Martin Luther
King y “El voto o la bala” de Malcolm X“, los alumnos deberán contar una historia
de estos dos líderes basándonos en los textos y en imágenes.
Esta actividad nos permitirá trabajar a nivel conceptual el manejo de la información
su transferencia y jerarquización de los principales contenidos conceptuales.
2. Discurso de Martin Luther King leído en las gradas del Lincoln Memorial durante la histórica
Marcha sobre Washington
“TENGO UN SUEÑO”.
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor
manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la
Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y
de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita
injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero,
cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún
tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien
años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de
prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la
sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido,
hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de
nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de
Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este
documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los
inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus
ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los
negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos
insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado.
Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de
este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las
riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la
urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar
tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de
democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia
el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad
para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas
movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la
decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no
pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros
necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país
retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta
que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión
continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de
la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al
palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar
que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo
de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el
camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta
creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas
3. alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva
militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de
toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su
presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su
libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar,
debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán
satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no
puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No
podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto
pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de
Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no;
no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua
y la rectitud como una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones.
Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de
sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la
persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos
del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no
es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen
a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna
manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la
desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún
tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo:
"Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos
de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la
injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color
de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre
las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras,
puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos
y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios
más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será
revelada, y se unirá todo el género humano.
4. Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos
esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos
trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad.
Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender
la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo
significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis
antecesores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que
repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva
Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que
repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad
desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas
pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de
Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que
repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la
montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada
estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios,
negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar
las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente,
¡somos libres al fin!"
Washington,DC
28 de agosto de 1963
DISCURSO DE MALCOLM X
“El voto o la bala” 3 de abril de 1964
Señor moderador, hermano Lomay, hermanos y hermanas, amigos y enemigos -porque
sencillamente no puedo creer que aquí todos sean amigos y no quiero omitir a nadie-. Esta
noche el tema es, a mi entender, “La revuelta negra y ¿ Qué rumbo tomamos de aquí en
adelante?” o “, Qué hacer?” A mi humilde manera de entenderlo las alternativas son o el voto o
la bala. Antes de tratar de explicar lo que quiere decir eso del voto o la bala, quisiera aclarar
algo con respecto a mí mismo. Todavía soy musulmán, mi religión sigue siendo el Islam. Esa
es mi creencia personal. Igual que Adam Claytom Powell es un pastor cristiano; y que el doctor
Martin Luther King es un pastor cristiano en Atlanta, Georgia; bueno, pues yo también soy
pastor, no pastor cristiano, sino pastor musulmán, y creo en la acción de todos los frentes y por
todos los medios que sean necesarios.
Pero aunque sigo siendo musulmán no vine aquí esta noche para hablar sobre mi religión. No
vine para discutir ni polemizar sobre ninguna de las cosas sobre las que diferimos, porque ya
es hora de superar nuestras diferencias y darnos cuenta de que es mejor para nosotros ver
primero que tenemos el mismo problema, un problema común que te hace vivir en un infierno
lo mismo si eres bautista que si eres metodista o musulmán o nacionalista. Ahora bien, que
hablemos así no quiere decir que estamos en contra del blanco, pero sí quiere decir que
estamos en contra de la explotación, que estamos en contra de la degradación, que estamos
5. en contra de la opresión. Y si el blanco no quiere que seamos antiblancos, que deje de
oprimirnos y de explotarnos y degradarnos...
No soy político, ni siquiera soy estudioso de la política; en realidad no soy estudioso de nada.
No soy demócrata, no soy republicano y ni siquiera me considero norteamericano. Si tú y yo
fuéramos norteamericanos no habría problema. Esos europeos que acaban de bajarse del
barco ya son norteamericanos; los polacos ya son norteamericanos; los refugiados italianos ya
son norteamericanos. Todo el que venga de Europa, todo el que tenga ojos azules, ya es
norteamericano. Y con todo el tiempo que llevamos aquí, tú y yo todavía no somos
norteamericanos. No, yo no soy norteamericano, soy uno de los 22 millones de negros víctimas
del norteamericanismo. Uno de los 22 millones de negros que son víctimas de la democracia,
que no es más que hipocresía en mascarada... yo hablo como víctima de este sistema
norteamericano y veo a Estados Unidos con los ojos de la víctima. No veo ningún sueño
norteamericano; veo una pesadilla norteamericana.
Fue el voto del negro el que instaló a la nueva administración en Washington. Tu voto necio, tu
voto ignorante, tu voto malgastado fue el que instaló en Washington una administración que ha
promulgado toda clase de leyes inimaginables, dejándote el último, y que encima de todo
obstruye (la aprobación de la ley de derechos civiles). Y tus líderes y los míos tienen la osadía
de andar aplaudiendo por ahí y hablando de cuanto estamos progresando, y hablando de qué
buen presidente tenemos...
De manera que ya es hora de despertar en 1964. Y cuando los veas salir con esa clase de
conspiraciones, hazles saber que tienes los ojos abiertos. Y hazles saber que hay otra cosa
que también está abierta... Y si no... deberías regresar a la plantación algodonera, deberías
volver a esconderte en el callejón. Ellos reciben todos los votos de los negros y, después de
recibirlos, el negro no recibe nada a cambio. Lo único que hicieron al llegar a Washington fue
darles buenos empleos a unos cuantos negros importantes. Esos negros importantes no
necesitan buenos empleos, ya tenían trabajo. Eso es un camuflaje, es un truco, es una traición,
un teatro.
El tío Sam tiene las manos empapadas en sangre, empapadas en la sangre de los negros de
este país. Es el hipócrita número uno de este mundo... Entonces digo que al predicar el
nacionalismo negro no nos proponemos hacer que el negro revalorice al blanco -ya tú lo
conoces-, sino que el negro se revalorice a sí mismo. No hagas cambiar de ideas al blanco; no
es posible hacer que cambie de ideas, y todo ese asunto de apelar a la conciencia moral de
Estados Unidos... La conciencia de Estados Unidos está en quiebra. Hace mucho, mucho
tiempo que perdió toda conciencia. El tío Sam no tiene conciencia. Ellos no saben lo que es
moral. No trataron de eliminar el mal porque sea un mal ni porque sea ilegal ni tampoco porque
sea inmoral; lo eliminaron solamente cuando amenaza su existencia. De manera que estás
perdiendo el tiempo si apelas a la conciencia de un hombre que está en bancarrota moral como
el tío Sam.
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