2. •Maquillar el rostro no significa convertirlo en una
máscara. Lo que se busca es resaltar sus puntos
positivos y hacer menos notorios los desfavorables.
•El maquillaje suele compararse muchas veces con una
máscara, sin tomar en cuenta que su finalidad es ante
todo resaltar los puntos positivos del rostro y disimular
los desfavorables.
•Este recurso, al igual que las rutinas de belleza, refleja
la sensibilidad y el gusto con que la persona se ocupa
de su apariencia estética.
3. Es importante tener en cuenta que sentirse bien presentada
puede elevar su autoestima y proyectar una mejor imagen
hacia los demás.
Conscientes del cambio físico o mental que ofrecen los
cosméticos, las compañías de belleza producen una inmensa
gama de productos que le permiten lucir espléndidamente en
cualquier lugar y circunstancia.
Un buen maquillaje siempre será nuestra carta de
presentación, un rostro presentable cambia mucho la
percepción que puedan tener los demás sobre nosotras. Por
esto, debemos saber maquillarnos como herramienta para
mejorar nuestra presencia.
4. Unos ojos bien delineados, un cutis limpio y mejillas con rubor
moderado, unos labios sedosos con un color acorde al tono de piel
son algunas de las claves para que la cara se convierta en una
“tarjeta de presentación”.
Es importante tomar en cuenta que aunque se quiera llamar la
atención, es mejor hacerlo de manera sutil, con un maquillaje bien
cuidado y delicado, porque no podemos correr el riesgo de parecer
una atracción de un circo en decadencia.
5. * Preparar la piel: Aplicar una crema hidratante para crear una
capa protectora, preferible si tiene algún factor de protección solar.
Actualmente se pueden conseguir algunas que contienen color y
permiten mejorar el tono de la piel.
* Aplicar la base: Valerse de una base en cualquiera de sus
presentaciones: cremosa, líquida o compacta; permitirá unificar el
color y relieve de la piel. Para escoger el color adecuado debes
fijarte en una que se adapte al tono de tu piel. Utiliza las yemas de
los dedos para aplicarla arrastrándola siempre hacia la línea del
pelo y del cuello, para esfumar los contornos y el exceso, utiliza una
esponjita.
6. Eliminar imperfecciones: Para eliminar granitos y otros defectos
de la piel como las ojeras, aplica corrector sobre la zona afectada.
Para elegir el tono tendrás que evaluar el que mejor se adapte al
color natural de tu piel, y para el caso de las ojeras utiliza un tono
apenas más claro.
* Empolvarse: Los polvos son el recurso ideal para: fijar el
maquillaje, uniformar la aplicación del rubor, crear matices, y liberar
el brillo que suele quedar en la piel tras la aplicación de la base. Se
aplica con una mota o esponja, haciendo énfasis en la zona T.
7. Limpiar: Para eliminar el excedente de polvo y/o maquillaje
puedes utilizar un pincel en forma de escobilla o una brocha.
* Resaltar las mejillas: El rubor le otorga al rostro un
aspecto vivo y saludable. En cuanto al color, lo ideal es elegir
un tono similar al color que adquieren tus mejillas cuando se
ruborizan. Utiliza una brocha gruesa y redonda, y aplica un
poco de rubor en la parte alta del pómulo para luego
arrastrarlo suavemente con la brocha hasta el hueco de la
mejilla, realizando movimientos circulares y esfumando los
contornos. Finalmente lo puedes matizar con un poco de
polvo.