Este poema es una oración de agradecimiento a Dios por iluminar el camino espiritual y proporcionar consuelo más allá de las ansiedades y deseos terrenales. La autora encuentra consuelo en la memoria de Dios y enciende velas para iluminar sus vidas con Su recuerdo, aunque ahora camine por la vida terrenal. El poema también agradece a Dios por enseñar amor y hermandad entre los humanos a través de Sus palabras y acciones.