Este poema compara la visión pesimista de la muerte y el olvido expresada por Bécquer con la visión más optimista de Alba Escalona. Mientras Bécquer se enfoca en la soledad y tristeza que acompañan a la muerte, Alba Escalona cree que aunque el cuerpo físico se desvanece, el alma y la huella dejada en los demás permanecen mientras la naturaleza siga su curso.
2. Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
3. Cuando la campana suene
(si suena, en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará
Bécquer
4. Aprendí que nada es eterno
Incluso al sol y la luna los enmudece el
tiempo.
En el alma mía siento que es error
El lloro que el Gran poeta dio en verso
¿No sientes, como yo, en el viento,
El rumor de los suspiros y el aroma del
cálido aliento?
¿No ves en el astro el fuego de la pasión y
esplendor
De las sonrisas? Te ve, te cuida, tu esencia
graba con haz dorado
5. En la noche el parpadeo de un beso
Escrito en la luna habita tu cuento
Y en el blanco velo del cielo tus sueños.
Quizá tu sangre dejaste en los sucesores de
tus nietos
Tu huella de la tierra será borrada, pero no
tu rastro.
Mientras el sol en el inmenso azul siga
brillando
Y la hermosa luna entre las estrellas
vuelva danzando
No seréis, como pensáis, tan efímeramente
olvidados.