La reforma educativa propone un proceso de regularización y racionalización del sistema educativo que conllevaría un mayor control y burocracia. Se sugieren nuevos mecanismos de racionalización para eliminar la resistencia potencial del profesorado mediante su aceptación. Sin embargo, el aspecto más importante es de naturaleza ideológica, relacionado con la posible pérdida del sentido ético implícito en el trabajo de los docentes.