Lázaro y su amo ciego cruzan un puente con una piedra en forma de toro. Cuando Lázaro pone su oído en la piedra, oye un gruñido y su amo lo golpea contra la piedra. El toro de piedra le aconseja a Lázaro ser más astuto para valerse por sí mismo. Lázaro acepta que debe ser más independiente, y su amo le ofrece consejos para sobrevivir aunque no dinero.