1. Amor y zapatos viejos
Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, tú la sabes toda (v. 4).
Lectura: Salmo 139:1-12
La Biblia en un año: Marcos 9:1-29
A veces, mi esposa y yo completamos las frases el uno del otro. Después de 30 años de
matrimonio, cada vez conocemos mejor la manera de pensar y hablar del otro. Incluso, a
veces ni siquiera tenemos que terminar una frase; solo una palabra o una mirada basta para
expresar lo que pensamos.
Todo esto tiene su lado placentero… como un par de zapatos que uno sigue usando porque
son tan cómodos. A veces, hasta nos llamamos afectuosamente el uno al otro: «mi zapato
viejo»; ¡elogio que te resultaría difícil entender si no nos conocieras bien! Con los años,
nuestra relación ha generado un lenguaje propio, con expresiones que son el resultado de
décadas de amor y confianza.
Es placentero saber que Dios nos ama con una profunda familiaridad. David escribió: «aún
no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda» (Salmo 139:4).
Imagina tener una conversación tranquila con Jesús y contarle lo que más pesa en tu
corazón. Mientras luchas por encontrar las palabras, Él te sonríe y dice exactamente lo que
2. no puedes expresar. ¡Qué bueno es saber que no necesitamos decir las palabras correctas
para hablar con Dios! Él nos ama y nos conoce lo suficiente para entender.
— jb
¡Señor, gracias por entenderme por completo! Ayúdame a amarte y seguirte hoy.
Dios mira más allá de nuestras palabras; ve nuestro corazón.