2. Si grito invocando al Señor,
él me escucha...
Puedo acostarme y dormir y
despertar:
el Señor me sostiene.
(Salmo 3)
3. En paz me acuesto y enseguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo.
(Salmo 4)
4. Se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
(Salmo 15)
5. ¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a
alabarlo.
“Salud de mi rostro, Dios mío”.
(Salmo 42)
6. Yo invoco a Dios
y el Señor me salva...
Dios escucha mi voz...
Dios me redime y me da paz.
(Salmo 54)
7. Cuando parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene ;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia.
(Salmo 93)
8. Me envolvían redes de muerte...
Caió tristeza y angustia.
Invoqué al Señor:
“Señor, salva mi vida”.
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
Salmo 114
9. El Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerza me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor es bueno contigo
(Salmo114)
10. Señor, mi corazón, no es ambicioso, ni mis ojos
altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
(Salmo 130)