5. Justicia Griego “dikaiosune”
Sus significados:
Cuando se aplica a Dios, la palabra quiere decir
«ser justo». Esta es la rectitud absoluta. Dios es el
único que es justo en todos los aspectos.
Cuando se aplica a personas, “dikaiosune” puede
tener dos significados. El primero es una «vida
justa» (vea 1ª Juan 2.29; 3.7, 10). Ninguno de
nosotros puede vivir perfectamente, así que se
refiere a una rectitud relativa.
6. Cuando se aplica a personas, el segundo
significado de “dikaiosune” es «ser recto» —ser
recto para con el Señor. Es una justicia atribuida.
Rom 3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
cuando creemos en Jesús y hacemos Su voluntad.
Podemos ser rectos para con Dios —no debido a nuestros
méritos personales, sino debido a Su gracia y
misericordia.
Necesitamos tener en el corazón hambre y
sed de Dios mismo: Salmo 42:1,2
7. Nuestra hambre en el corazón por Dios incluirá el
hambre por Jesús, «el pan de vida» (Juan 6.48–51).
Si ansiamos a Dios y a Jesús, ¿no ansiaremos
también ser justos para con ellos? Si tenemos
estas hambres, ¿no anhelaremos hacer lo correcto
William Barclay: Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de la totalidad de la justicia, de
justicia total, de justicia completa.
8. Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus
mandamientos son justicia» (Salmos 119.172”
si tenemos «hambre y sed de justicia», ello incluirá
hambre y sed de un conocimiento y de una comprensión
más profunda de las Escrituras.
Jesús dijo: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4.4).
Pablo se refirió a lo que les había enseñado a los
corintios, dijo: «Os di a beber leche…» (1ª Corintios 3.2a)
9. Pedro les dijo a sus lectores: «… desead, como niños
recién nacidos, la leche espiritual no adulterada,
para que por ella crezcáis para salvación» (1ª Pedro
2.2).
El autor de Hebreos dijo que la Palabra de
Dios contiene «leche» para los cristianos
inmaduros y «alimento sólido» para los que han
alcanzado madurez. (Heb 5:12-14)
Sin embargo, para que el alma se nutra, no basta con
leer y estudiar la Palabra; también tenemos que hacer
lo que ella dice. Jesús dijo: «Mi comida es que haga la
voluntad del que me envió» (Juan 4.34)
10. La palabra «hambre» es de “peinao”,
que quiere decir «hambre, tener hambre, sufrir
Carencia, estar necesitado» «desear
ardientemente, buscar con deseo ardiente»
La palabra «sed» es de “dipsao”, que quiere decir
«sufrir sed, sufrir por la sed». Cuando se usa en un
sentido figurado, se refiere a los «que sienten
dolorosamente la carencia (y con impaciencia
anhelan) de esas cosas con las que se refresca,
sostiene y fortalece el alma»
11. ¿Tengo esa intensidad de hambre y de sed de Dios,
de Su camino y de Su voluntad?
¿Le preocupan más las cosas físicas
o las cosas espirituales?
12. ¿Aprovecha cada oportunidad para ser
«alimentado» espiritualmente, para aprender
sobre Dios y sobre Sus caminos?
¿Llega a tiempo a las «comidas» espirituales, o
llega tarde?
¿Está su apetito espiritual creciendo y madurando?
¿Qué puede hacerse que nos ayude a tener corazones
hambrientos? Un plan beneficioso es pasar por cada una las tres
primeras bienaventuranzas. Si reconocemos nuestra profunda
necesidad espiritual nos llenaremos de profundo dolor y
estaremos listos y ansiosos por entregarnos a Dios y a Su
voluntad Sin duda, hacerlo así nos hará gritar: «Dios, te quiero
13. Si no tenemos un apetito espiritual sano, ¿qué
podemos hacer?
1) Reconozca la necesidad del alimento espiritual.
2) Aprenda a apreciar el alimento espiritual.
3) Mejore el apetito espiritual mediante el
ejercicio espiritual.
4) Mejore su apetito espiritual «comiendo» con
regularidad.
14. 5) Tenga cuidado con los «mata apetito»
6) Una sugerencia más: Le ayudaría si compartiera
sus «comidas»
Sal 107:8 Alaben la misericordia de Jehová, Y sus
maravillas para con los hijos de los hombres. Porque
sacia al alma menesterosa, Y llena de bien al alma
hambrienta.
15. Juan 6:31-35 Nuestros padres comieron el maná en el desierto,
como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo:
De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas
mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es
aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron:
Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de
vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree,
no tendrá sed jamás.