2. Las bacterias son seres unicelulares de estructura simple y núcleo difuso, generalmente sin
clorofila, y que se reproducen por bipartición. Constituyen un grupo de microorganismos
unicelulares muy arcaicos y caracterizados por la ausencia de una membrana nuclear que delimite
su núcleo; por esta razón son llamados organismos procariotas, como el tipo celular al que
pertenecen. Junto con las cianobacterias o algas cianofíceas, forman parte del grupo de los
Moneras, uno de los cinco reinos de la naturaleza, de acuerdo con la vigente clasificación de los
seres vivos inspirada en la obra del naturalista estadounidense R. H. Whitaker.
Las bacterias conocidas (que son probablemente una parte relativamente exigua de las especies
existentes) presentan mucha más diversidad metabólica que la que existe en el resto del mundo
viviente. Entre ellas, un grupo de especies, las denominadas arqueo bacterias (entre las cuales se
cuentan muchas formas termófilas, capaces de prosperar en las aguas hirvientes de las fuentes
termales) presentan caracteres muy particulares, y aunque no se conocen con precisión (y
probablemente deberían clasificarse completamente aparte) son, con toda probabilidad, los
organismos vivientes más arcaicos.
3. La célula bacteriana tiene unas dimensiones del orden del micrómetro o micra (una milésima
de milímetro). La talla media de una bacteria oscila entre 1 y 10 micras, si bien existen células
«enanas» de 0,2 micras de longitud y células gigantes, cuya longitud alcanza las 500 micras.
En el estudio de la célula se distinguen dos tipos según la ausencia o presencia de núcleo:
procariotas y eucariotas. La estructura de una bacteria es la propia de una célula procariota, es
decir, del tipo de célula desprovista de mitocondrias, de cloroplastos y de núcleo diferenciado.
Las bacterias contienen un solo cromosoma inmerso en el citoplasma, en el que ocupa de
ordinario una zona central o nucleótido.
La pared celular de las bacterias está formada por mucopolisacáridos especiales (los
peptidoglicanos) y rodeada externamente por una cápsula integrada principalmente por
poliácidos. Esta pared confiere a la célula bacteriana su forma característica, su rigidez y su
resistencia frente a las variaciones de la presión osmótica del medio externo. La estructura
básica de la pared se ve a menudo completada por la presencia de otros constituyentes,
variables según las especies.
4.
5. Las células bacterianas son de tipo procariota, es decir, se caracterizan especialmente
por la ausencia de núcleo. Su material hereditario, el ADN (ácido desoxirribonucleico), no
se halla como en los células eucariotas unido a histonas, sino que forma una molécula
única, el cromosoma bacteriano, a menudo integrado por algunos millones de pares de
nucleótidos. El cromosoma bacteriano carece de envoltura nuclear; se halla libre en el
centro de la célula. Además de este cromosoma, es característica de las bacterias la
existencia de pequeños fragmentos de ADN autónomo (los plásmidos) que pueden
entrar y salir de la célula, integrarse temporalmente en el cromosoma y, también,
duplicarse de forma independiente.
Las bacterias se reproducen de ordinario por división simple o escisiparidad. Sin
embargo presentan frecuentes fenómenos de sexualidad que, al igual que sucede en la
generalidad de organismos unicelulares, no tienen que ver tanto con la multiplicación
como con el intercambio y la recombinación del material genético.
6. División simple: tras la replicación y separación del cromosoma, la bacteria se escinde
7. Las bacterias desempeñan un papel de considerable importancia en la
naturaleza. Algunas de ellas cuentan con una actividad enzimática intensa que
puede aprovecharse en las industrias de fermentación; en los animales
superiores, las bacterias realizan la función de agentes activos en la digestión
intestinal. Cierto número de bacterias genera pigmentos (bacilo pio ciánico);
otras formas bacterianas producen gases, depósitos de hierro o de azufre, o
bien toxinas excrementadas o integradas al cuerpo celular.
De manera general, las bacterias son los agentes de las fermentaciones y
putrefacciones que transforman las materias orgánicas en gases y sustancias
inertes aptas para reincorporarse al ciclo vital; además, fijan el gas
atmosférico, enriquecen el suelo en nitrógeno y, de este modo, proporcionan
a los vegetales algunos alimentos inorgánicos que les son indispensables para
el desarrollo. En los ciclos biológicos, en definitiva, las bacterias desempeñan
el papel fundamental de descomponedores o mineralizadores. Las bacterias
patógenas sólo constituyen una pequeña parte del universo bacteriano.
8. La bacteriología, rama de la microbiología dedicada al estudio de las bacterias,
constituye en la actualidad una disciplina de gran importancia para la investigación
básica, con un gran número de aplicaciones tanto industriales (fermentaciones) como
sanitarias (veterinaria y medicina). Los laboratorios bacteriológicos forman hoy parte
integrante de todos los grandes hospitales, de muchas industrias alimentarias y
también de los organismos dedicados al control y la protección medioambientales.
La bacteriología estudia la forma, el proceso de reproducción, las condiciones
favorables y desfavorables de vida de los microorganismos bacterianos y su acción
patógena sobre el hombre y los animales. Los objetivos básicos de la bacteriología
médica son delimitar la patogenicidad o capacidad de las bacterias para causar daños
o provocar enfermedades y desarrollar remedios terapéuticos, especialmente
sustancias biocidas y bacteriostáticas que, sin destruir las bacterias, impiden no
obstante su reproducción.