1. EN LA CONQUISTA DE NUESTRA ALMA, EL JOVEN NO PUEDE ESCUCHAR
LA VOZ DE LOS HOMBRES SINO LA DE DIOS
JOSUE 7:3-5
INTRODUCCION
Escuchar la voz de los hombres le costó a Josué su primera y única derrota en Canaán.
Seguramente la sugerencia que hicieron los hombres a Josué era muy bien intencionada, pero
tenían un problema: estaba basada en la lógica, y no en la revelación de Dios.
Saúl el primer rey de Israel, fue un hombre a quien Dios escogió para liderar a su pueblo. Sin
embargo, fue desechado por Dios cuando le desobedeció, porque temió a su pueblo y consistió a
la voz de ellos. Cuando escuchamos la voz de los hombres y no la de Dios, desechamos la palabra
del Señor y él nos desecha como Jóvenes Agentes de Cambio (1 Samuel 15: 24-25)
1. Discerniendo las distintas voces
Nuestro ser total esta diseñado para funcionar, al recibir continuamente la correcta y sabia
dirección que nos ofrece la palabra de Dios. Es este el método divino para que nuestra alma reciba
enseñanza, motivación y corrección. Sin esa maravillosa luz que alumbra nuestro camino y guía
nuestros pasos, podemos decir que el joven vive con su propia luz, que no le es suficiente para
entender cuál es su verdadera identidad, y cual su real sentido y propósito para vivir. Es necesario
conocer entonces cuales son esas voces que a menudo escuchamos y que nos apartan de nuestro
objetivo de vivir para la gloria de Dios, cumpliendo su voluntad y haciendo buenas obras (Efesios
2:10)
la voz del mundo: nos habla de la filosofía de este siglo, nos ofrece objetivos y metas
temporales y nos exige, además, vivir por lógica, aceptando como real solamente aquellos
que vemos y tocamos. Esta voz distrae nuestro pensamiento con la idea de un
“superhombre”, cuya valía depende del éxito, conocimiento, dinero o logros personales,
cultivando la imagen del yo que todo lo puede, todo lo entiende y no necesita de nadie
para satisfacer sus necesidades.
Además nos presenta una caricatura de Dios, como si fuera el comodín de nuestra vida,
unas veces como bombero especialista en apagar incendios, y otras, un juez duro e
inmisericorde, que nos señala pronto a castigarnos y reprendernos. El resultado de oír esta
voz, es que aceptamos los métodos que el mundo nos ofrece para satisfacer
temporalmente nuestra búsqueda de sosiego, paz y bienestar, en contraposición muchas
veces de lo eterno y espiritual, trayendo solo dolor, vacío y frustración, alejándonos cada
día mas del maravilloso plan de Dios para nuestras vidas.
La voz del diablo: esta voz seduce la mente humana con ideas aparentemente buenas e
inofensivas, enajena la mente para que no entienda el peligro de lo que parece justo y
benéfico. La corriente de “todo esta permitido”, el relajamiento de las buenas costumbres,
el divorcio, los apetitos desenfrenados y la búsqueda del placer, como razón para vivir,
2. trabajar y actuar, etc., son artimañas con las que seduce a la gente, encegueciéndola a lo
eterno para buscar solo lo temporal, oscureciendo el camino para que no hallen la verdad
de Jesús, la única que nos lleva a la verdadera libertad y felicidad.
Nuestra propia voz: resalta siempre nuestra propia importancia y nos lleva a no aceptar
más verdades que las propias, resintiéndose a las verdades liberadoras de la palabra de
Dios. Escuchar nuestra propia voz, nos impide reconocer que no tenemos todo el
conocimiento a nuestro alcance y nos hace incapaces de seguir instrucciones.
2. Aprendiendo a escuchar la voz de Dios
Escuchar la voz de Dios es el consejo infalible, el que nunca puede fallar. Para que nosotros
pudiéramos entenderle y obedecerle, Dios ideo una estrategia que debemos cumplir paso a paso:
Es un acto de nuestra voluntad, debemos elegirle a él, colocándole como eje central de
nuestra existencia. Esto se hace invitando a Jesucristo, a morar dentro de nuestro corazón.
Su presencia trae armonía y equilibrio a nuestro ser interior.
Entregar a Dios el control de nuestra vida. De esta manera el poder del Espíritu Santo
comenzara a actuar a nuestro favor y a favor del mundo, a través de nosotros
Decidir obedecer. Si verdaderamente hemos decidido confiar en Dios, colocándonos en
sus manos para que nos dirija, esa confianza se debe traducir en acciones armónicas con
su voluntad. Dios le había advertido al pueblo de Israel, a través de moisés, lo
trascendental que era oír sus estatutos y decretos, para que de esta manera,
ejecutándolos y viviéndolos, pudiera entrar y poseer la tierra prometida (Deuteronomio
4:1). Escuchar la voz de Dios no solo conlleva el oír, leer, estudiar, memorizar y meditar su
palabra, sino el oírla a través de los hombres y mujeres a quienes Dios puso para
instruirnos y darnos dirección (Josué 11:15)
APLICACIÓN TEOTERAPICA
Escuchar, obedecer y seguir instrucciones, es un trinomio que jamás fallara para llevar al joven
conquistador a la victoria permanente en cada área de su vida. La obediencia ofrece parámetros
seguros e inmutables. El hombre obediente a los principios camina seguro, con la mirada firme y
ve la vida con una gran perspectiva que rápidamente le lleva a mantenerse no solo en un objetivo
definido, sino en uno trascendental, que vaya más allá de los límites del tiempo y el espacio.