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LADRONES DE TUMBAS Y PAPIROS RELACIONADOS DE LA XX
DINASTÍA
RAFAEL AGUSTÍ TORRES
EGIPTÓLOGO
EX PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA
LADRONES DE TUMBAS Y PAPIROS RELACIONADOS DE LA XX DINASTÍA
El robo de tumbas fue una práctica presente en el Antiguo Egipto desde los mismos
comienzos de su larga historia. Esto fue reconocido como un problema grave, porque
implicaba atentar contra la dignidad del difunto, la integridad de su ajuar funerario y,
sobre todo, contra la preservación de su cuerpo puesto que, según las creencias
religiosas egipcias, si este era dañado se vería en dificultades para acceder al más allá,
además de verse desprovisto de los bienes necesarios para mantener su status, sobre
todo en las clases más pudientes, necesarios para su vida ultraterrena (la iconografía
de las tumbas, las estatuas y cabezas de sustitución, etc., tenían un fuerte componente
mágico religioso a este respecto). Es por ello que se pusieron en práctica diferentes
métodos para tratar de disuadir o evitar el saqueo de las tumbas. Ya en algunas
sepulturas reales del Período Arcaico/Dinástico Temprano (I – II dinastías) aparecen
bloques de taponamiento al acceso a la cámara funeraria, en la construcción del
complejo funerario del rey Djeser (III dinastía) en Saqqara, la cámara funeraria se
colocó de una forma deliberada con el fin de desorientar a posibles saqueadores,
cámaras y pasillos fueron llenados de escombros para dificultar el paso de los posibles
ladrones. En las pirámides de la IV dinastía, entradas disimuladas y bloques de
taponamiento fueron utilizadas; en diferentes tumbas construidas en distintos
períodos de la historia antigua de Egipto aparecieron trampas, agujeros, pasajes
ciegos, puertas trampa, etc. Algunas tumbas, especialmente las tumbas privadas del
Reino Antiguo y el Primer Período Intermedio poseyeron textos admonitorios y
amenazantes (las famosas “maldiciones”) con la intención de disuadir a los
saqueadores de tumbas (Khentika Ikhekhi de la VI dinastía o Ankhtifi de la X dinastía,
por ejemplo) aunque también se ha propuesto que estas advertencias tendrían como
finalidad evitar la violación de la tumba para poder así, asegurar la pureza ritual del
lugar. Otras tumbas fueron construidas en lugares apartados (Tutmés I), fuera de las
necrópolis conocidas en ese momento, como un desesperado intento de
salvaguardarlas de la acción de los saqueadores. Los castigos aplicados a los ladrones
de tumbas eran muy severos, incluido el empalamiento, la amputación de manos y
narices o la pena de ser quemados vivos, lo cual aparte de constituir un medio de
muerte atroz en los casos más severos también implicaba un deshonor y una
vergüenza públicas además de limitar o imposibilitar el acceso del condenado al más
allá.
Pese a estos severos castigos, las tumbas siguieron siendo robadas y saqueadas, se
estima que todas o casi todas las tumbas egipcias (principalmente las pertenecientes a
miembros de la realeza o clases más pudientes) fueron robadas en un período máximo
de cien años desde el momento en que fueron selladas originalmente, incluidas las
tumbas del Valle de los Reyes (incluso la tumba KV 62 –Tutankhamon – fue abierta por
saqueadores de tumbas al menos dos veces antes de volver a ser nuevamente sellada).
Algunas fueron robadas antes de ser selladas, a veces los propios sirvientes del difunto
estaban involucrados en estos actos delictivos ya que habían formado parte tanto de
las ceremonias funerarias como del cortejo que acompañaba al difunto hasta la tumba
y conocían su disposición interna, cómo fue sellada la tumba, cómo evitar las posibles
trampas instaladas así como el contenido del ajuar sepultado junto al difunto.
Aunque los equipos de ladrones estaban con frecuencia constituidos por personas de
origen o profesión humilde, muchas veces los ladrones de tumbas eran obreros o
artesanos especializados, de ellos muchos pertenecían a los mismos equipos de
constructores de tumbas, albañiles, pintores, canteros, etc. El intento de Amenhotep I
de crear una población autónoma de artesanos exclusivamente dedicados a las tareas
de construcción y decoración de las tumbas en la necrópolis tebana (Deir el-Medina),
financiada y supervisada por la Casa Real (y así poder asegurarse su lealtad) no tuvo los
resultados esperados, pues en numerosos casos, era el mismo personal que trabajaba
en las tumbas quienes las robaban.
El poblado de los artesanos y obreros de Deir el-Medina
También miembros del ejército o de la policía, personal administrativo o sacerdotal
estaba implicado en estas tareas delictivas. Escribas y sacerdotes conocían los
contenidos de las tumbas gracias a los listados de objetos sepultados, lo que favorecía
los robos, así los ladrones conocían cuales eran las tumbas que merecía la pena ser
robadas y cuáles no. De toda esta variedad de personajes, de las tumbas robadas, del
ajuar sustraído, del reparto y uso que dieron al botín obtenido, nos hablan los papiros
judiciales que han llegado hasta nosotros y que son conocidos como “papiros de
ladrones de tumbas” (tomb-robberies papyri). A veces, estos grupos delictivos estaban
organizados con el conocimiento o, al menos, la sospecha de altos funcionarios de la
administración.
En la mentalidad egipcia antigua el verdadero delito era el robar por primera vez una
tumba, esta era la profanación, pero una vez profanada, era más aceptable volver a
saquearla ya que se había convertido en un lugar desacralizado. Los motivos para
robar y saquear una tumba eran variados pero casi siempre los motivos más poderosos
eran dos: la codicia y la necesidad. Codicia por obtener grandes beneficios, necesidad
para, en el caso de los ladrones de extracción más humilde, poder hacer frente a la
subsistencia diaria. Las tumbas ricamente dotadas eran un magnífico medio de
alcanzar de forma rápida y, relativamente fácil, ambos objetivos. Desgraciadamente
muchos de los objetos hechos en metales eran, ante la imposibilidad de ser vendidos
como tales objetos, fundidos para reconvertirlos en oro, plata, bronce o cobre, lo que
irremediablemente significaba su destrucción como objetos artísticos. En la psicología
antigua también podían intervenir otros argumentos para, de alguna manera, justificar
el robo y saqueo de tumbas: la facilidad de poder utilizar una tumba ya construida por
parte de familiares necesitados; actos de venganza contra líderes o gobernantes
fallecidos que no habían cuidado lo suficientemente bien a quienes habían dejado
atrás, es decir, sus gobernados. Los mismos reyes egipcios con cierta facilidad usaban
las tumbas, monumentos o ajuares de sus antecesores, y lo hacían creyéndolo un
derecho propio de los monarcas. El robo de tumbas se agudizó en los momentos más
conflictivos de la historia del Antiguo Egipto, o en momentos políticos, sociales y
económicos particularmente difíciles. La XX dinastía constituye uno de esos
momentos, especialmente después de la muerte de Ramsés III, la situación de
múltiples conflictos que asolaron esta época de la antigua historia egipcia, sirvió como
caldo de cultivo para la práctica del robo de tumbas, de hecho todos los papiros
judiciales relacionados pertenecen a esta época y se refieren a robos cometidos
durante los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI. Tal fue el alcance de esta plaga de
saqueos y el temor a que los cuerpos de grandes reyes y personajes del Antiguo Egipto
fueran finalmente destruidos que, a comienzos de la siguiente dinastía, XXI (Tercer
Período Intermedio), se pusiese en marcha una operación a gran escala para tratar de
salvar todo lo que se pudiera de las tumbas aún intactas, o lo que todavía quedara
(que era comparativamente muy poco en relación al ajuar original) de las ya
saqueadas. Para ello se localizó y trasladó los restos de grandes personajes del pasado
egipcio (desde la XVII dinastía en adelante) hasta escondrijos (“cachettes”) que
pudieran poner a salvo los restos aún conservados, los dos escondrijos elegidos fueron
la cachette real de Deir el-Bahari (DB 320 o TT 320) y la tumba del faraón Amenhotep II
(KV 35), afortunadamente parece que esto dio resultado ya que sus contenidos
permanecieron intactos hasta sus fechas modernas de descubrimiento, DB 320 en
1881 (Maspero/Brugsch) y KV 35 en 1898 (V. Loret). La XX dinastía marcó el final del
Reino Nuevo así como el fin del dominio de los ramésidas, este período de conflictos,
hambre y dificultades fue el escenario ideal para que el robo de tumbas se convirtiera
en una verdadera epidemia poniendo de manifiesto su oscuro y turbio mundo.
CONTEXTO HISTÓRICO: EL FINAL DEL REINO NUEVO. LA XX DINASTÍA (1189-1069 a.C.)
Desde el comienzo de la XX dinastía, los elementos que constituirán la decadencia de
la dinastía ramésida están ya en marcha, las diferentes clases sociales que comparten
el país lo transformarán gradualmente, despertando las oposiciones naturales
existentes durante milenios entre las Dos Tierras y que sólo el faraón podía mantener
en equilibrio. Un aspecto constante de esta dinastía fue la pérdida del poder real en
favor de los Sumos Sacerdotes de Amón, ahora que los sacerdotes actuaban como
intermediarios entre los dioses y el pueblo, en lugar del faraón, la posición del
soberano ya no tenía el mismo tipo de poder que tuvo en el pasado. Después de la
muerte de Ramsés III (1186 -1155 a.C.), el último gran representante de la familia
ramésida y el último gran gobernante del Reino Nuevo, quien murió asesinado por una
conjura tramada desde el harén real, comenzó el declive de la familia ramésida y de la
propia dinastía, su sucesor, Ramsés IV (1155 – 1149 a.C.), todavía pudo emular en
parte a su padre siendo el último rey ramésida empeñado en grandes construcciones.
Después de Ramsés IV la crisis dinástica se afianzó y las diferentes ramas de la familia
real siguieron enfrentadas por la herencia del gran Ramsés III, muchos de sus
sucesores trataron de emular a su glorioso antepasado adoptando su nombre de
coronación (Wsermâatre) pero ninguno logrará frenar los profundos cambios que
estaban teniendo lugar en el país. Durante el reinado de Ramsés V (1149 – 1145 a.C.)
continuó creciendo el poder de los sacerdotes de Amón que controlaban ya gran parte
de la tierra de Egipto y de las finanzas del Estado a expensas del soberano, en este
reinado hay un clima de inestabilidad doméstica y una debilidad de las autoridades de
Egipto para defender a su propio pueblo de incursiones y ataques realizados por los
libios, tal y como nos relata el Papiro Wilbour fechado en el reinado de Ramsés V.
Durante el reinado de Ramsés VI (1145 – 1137 a.C.) Egipto perdió el control de sus
últimas fortalezas en Canaán, esta pérdida de los territorios asiáticos tensó la ya
debilitada economía egipcia y tuvo como resultado un aumento de precios. El “diario
de la necrópolis tebana” testimonia la actividad de las bandas de delincuentes (ex-
soldados, fugitivos fuera de la ley, beduinos del desierto designados con el nombre
genérico de “h3s.tyw”) que amenazan las localidades vecinas y aterrorizan a las
poblaciones cercanas durante el comienzo del reinado de Ramsés VI. El poder del
monarca disminuyó en el Alto Egipto y esto fue aprovechado por el Sumo Sacerdote de
Amón, Ramesesnakht, quien convirtió a Tebas en la capital religiosa de Egipto y en un
segundo centro de poder a la par que la ciudad de Pi-Ramsés, en el Bajo Egipto, donde
residía el faraón. Durante el período que abarca los reinados de Ramsés VI, Ramsés VII
(1136 – 1129 a.C.) y Ramsés VIII (1130/1129 a. C. ¿), los precios de los productos
básicos, en particular el grano, aumentaron marcadamente (Yurco, F. J. 1999, pp. 292-
295; Janssen, J. J. 1975), con la economía de Egipto cada vez más débil, Ramsés VI
recurrió a la usurpación de estatuas y monumentos de sus antepasados, con
frecuencia enyesando y tallado sus cartuchos sobre los de ellos (Brand, P. 2010), esta
tendencia al aumento de los granos se mantuvo durante el reinado de Ramsés VII
donde alcanzó su más alto nivel (Shaw, Ian, 2000, p. 481). Ramsés VIII fue el soberano
más oscuro de esta dinastía, incluso la fecha de su reinado (1130 o 1129 a.C.) es
motivo actualmente de debate, sea cual sea, tuvo un reinado muy corto y por tanto no
pudo influenciar en la problemática situación general por la que atravesaba el país. Es
durante el reinado de Ramsés IX (1129 – 1111 a.C.) que se produjeron varios de los
famosos robos de tumbas (incluyendo el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas) de
los que nos hablan los papiros judiciales de la XX dinastía, durante este reinado se
producen ataques de facinerosos similares a los atestiguados durante el reinado de
Ramsés VI. Los papiros Abbott, Amherst-Leopold, BM 10053 (recto), BM 10054, BM
10068 (recto) y, quizá el Papiro Mayer B, se fechan durante el reinado de Ramsés IX.
Ramsés IX
Durante el reinado de Ramsés X (1111 – 1107 a.C.) se produce una masiva penetración
de libios en la región del Delta occidental.
Ramsés XI (dibujo según Lepsius)
El reinado de Ramsés XI (1107 – 1078/1077 a. C.) marca el final de la dinastía ramésida,
siendo en este reinado cuando se producen otra serie de robos de tumbas en la
necrópolis tebana, sin duda la lejanía de la corte real, que se había establecido en el
Bajo Egipto, sumada al conflictivo clima social, político y económico que atravesaba el
país (guerra, hambre, bandas de delincuentes y el temor al ejército nubio, Smendes
(1077/1076 – 1052 a.C.) controlaba el Bajo Egipto, incluso antes de la muerte de
Ramsés XI mientras los sacerdotes de Amón controlaban el resto del país), contribuyó
a la creciente inseguridad en la región tebana que cada vez se veía más amenazada por
las incursiones de nómadas libios, el poder real, al dejar de estar garantizado,
anunciaba ya la inevitable ruptura que conduciría al colapso de la dinastía y del
imperio. Estos problemas políticos se acentuaron con la aparición de sequías, niveles
de inundación del Nilo por debajo de lo normal, hambrunas, disturbios civiles y
corrupción oficial, todo lo cual limitaba en gran medida las capacidades gerenciales de
cualquier rey y favoreció la práctica del saqueo de tumbas en busca de bienes
preciosos con los que poder subsistir o enriquecerse rápidamente.
LOS PAPIROS JUDICIALES RELATIVOS A LOS ROBOS DE TUMBAS
Los papiros que contienen información sobre los procesos judiciales llevados a cabo
contra ladrones de tumbas y/o sospechosos de hacerlo son actualmente 12.
Seguidamente vamos a describir y comentar algunos de los más importantes de ellos,
estos papiros están datados en los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI, y describen, en
algunos casos de forma interconectada, todo el proceso judicial llevado a cabo por las
diferentes comisiones de investigación que se pusieron en marcha para intentar
esclarecer los hechos. El primer papiro que vamos a describir es uno de los más
conocidos e importantes, el Papiro Abbott:
PAPIRO ABBOTT
Este papiro constituye un importante documento político acerca de los robos de
tumbas durante la XX dinastía, así mismo nos da una idea del escándalo ocurrido entre
dos rivales, Paser, alcalde de Tebas y su subordinado, Pewero, alcalde la orilla
occidental, que incluía la necrópolis. Paser acusó a Pewero de ser el culpable de esta
ola de robos o de negligente en su deber de proteger el Valle de los Reyes de las
incursiones de ladrones de tumbas. Pewero desempeñó un papel destacado en la
conformación de las comisiones creadas para realizar tal investigación y, como era de
esperar, resultó imposible que Pewero fuera acusado oficialmente de algún delito
debido a las circunstancias de las evidencias recabadas, por su parte Paser,
desapareció de escena poco después de que se archivara el informe de la
investigación. El Papiro Abbott se custodia y conserva en el British Museum (BM
10221), el propietario o la persona que primeramente poseyó o encontró el papiro es
desconocido, pero fue adquirido en 1857 por el Dr. Henry William Charles Abbott en El
Cairo, de ahí el nombre dado al documento. Este papiro se fecha en la XX dinastía,
alrededor del XVI año de reinado de Ramsés IX, según T. E. Peet, el contenido de este
papiro fue realizado en un período de cuatro días, del 18 al 21, del tercer mes de la
estación de la Inundación, Akhet (Peet, T. E. 1930). El Papiro Abbott mide 218
centímetros de largo y 42,5 de alto y está escrito en hierático, el documento principal
consta de siete páginas en el recto y, en el verso, se hallan dos listas con nombres de
ladrones, estas listas se han denominado “Expedientes Abbott” (The dockets on the
verso of P. Abbott), en general, el documento se halla en muy bien estado de
conservación.
Papiro Abbott
Ya hemos comentado más arriba el enfrentamiento entre Paser y Pewero y, según T. E.
Peet, el papiro Abbott fue escrito desde el punto de vista de Pewero, recogiendo la
información acerca de las diligencias realizadas por la comisión de investigación creada
a tal efecto entre los días 18 al 21 del tercer mes de Akhet (Inundación) del XVI año de
reinado de Ramsés IX. El día 18, el P. Abbott describe una búsqueda de las tumbas que
Pewero había señalado como violadas, la comisión buscó diez tumbas reales, cuatro
tumbas de las Cantoras del Patrimonio de la Divina Adoratriz y, finalmente, algunas
tumbas de ciudadanos de Tebas. El resultado de esta investigación arrojó que la tumba
del rey Sebekemsaf II (XVII dinastía), dos de las cuatro tumbas de las Cantoras del
Patrimonio de la Divina Adoratriz y todas las tumbas de los ciudadanos de Tebas,
habían sido violadas (Peet, T.E. 1930; Peden, A. J. 2004, pp. 228-233). El día 19, el P.
Abbott, informa que hubo otra búsqueda de tumbas en el Valle de las Reinas además
de en la tumba de la reina Isis (Iset Ta-Hemdjert, Gran Esposa real de Ramsés III y
madre de Ramsés VI y cuya tumba es la QV 51 del Valle de las Reinas).
Valle de las Reinas, la tumba QV 51 (reina Isis) se halla en la parte central inferior del
mapa.
Los encargados de llevar a cabo la búsqueda trajeron consigo a un calderero llamado
Peikharu del templo de Wsirmâatre Meriamon (templo de Ramsés III en Medinet
Habu), quien confesó que en el año 14 había robado en la tumba de la reina Isis y en
las tumbas del Valle de las Reinas, mientras la comisión continuaba con la búsqueda, el
calderero, pese a haber sido golpeado, no pudo señalar las tumbas en las que había
robado. El resto del día continuó con la comisión buscando más tumbas pero no se
encontró evidencia de más violaciones; en este mismo día se hizo una celebración por
las tumbas que se habían librado de la acción de los ladrones, Paser creyó que esta
celebración era una especie de acusación contra él y se dispuso a hacer una denuncia
ante el faraón consistente en cinco cargos contra los funcionarios de la comisión. El día
20, el P. Abbott describe una conversación entre Pewero y el Visir Khaemwast, esta
conversación terminó en una investigación sobre los cinco cargos presentados por
Paser. En el día 21, el Gran Tribunal de Tebas se reunió, después de examinar las
acusaciones hechas por Paser y de cuestionar el testimonio del calderero, Paser y sus
acusaciones quedaron desacreditados.
Varios estudiosos han desarrollado hipótesis acerca del P. Abbott, una de estas
hipótesis fue formulada por Herbert Winlock, quien argumentó que la comisión
enviada para inspeccionar las tumbas fue de norte a sur, lo que significaría que las
tumbas reales estarían ubicadas en la misma dirección (Gardiner, A. H. 1961, pp. 162-
164). Una segunda hipótesis fue formulada por T. E. Peet, quien creía que los informes
finales hechos por la comisión fueron viciados el día 19 porque un año más tarde la
tumba de la reina Isis fue violada (Peet, T. E. 1930). La hipótesis final se relaciona con la
de Peet y fue desarrollada por J. Capart, A. Gardiner y B. van de Walle, quienes creían
que el P. Abbott es un relato histórico digno de confianza, pero el argumento principal
de esta hipótesis es que el Papiro Amherst-Leopold II es la contrapartida exacta del P.
Abbott, y que esto quedaba además demostrado cuando descubrieron que ambos
papiros tienen la misma altura y longitud además de que ambos documentos fueron
escritos en el mismo guión (Capart, J., Gardiner, A. H. & van de Walle, B. 1936, pp. 189-
193).
PAPIRO AMHERST
El documento conocido como Papiro Amherst, ahora denominado P. Amherst-Leopold
II, forma parte de los registros judiciales originales que tratan de los robos de tumbas
ocurridos durante el año XVI del reinado de Ramsés IX, por lo que este papiro se data
en este mismo año XVI de reinado.
Papiro Amherst-Leopold
El P. Amherst-Leopold está dividido en dos mitades: la mitad inferior del papiro fue
comprado en Egipto por Lord Amherst de Hackney (1835-1909) a mediados del siglo
XIX y vendido a John Pierpont Morgan en 1913. En 1935, la parte superior faltante fue
encontrada por el egiptólogo belga Jean Capart en los Musées Royaux d´Art et
d´Histoire en Bruselas (Nº. Catal. E 06857) , este fragmento había sido escondido
dentro de una estatuilla de madera que había sido adquirida por el futuro rey belga
Leopold II durante una de sus visitas a Egipto en 1854 o bien en 1862, de ahí el nombre
dado originalmente a este papiro. Contiene las confesiones de ocho hombres que
habían entrado en la tumba del rey Sebekemsaf II y una descripción de la
reconstrucción del delito. Amenpnufer aparece como el protagonista principal del
robo, y en su juicio se especifica que la cantidad de oro encontrada en la tumba fue de
catorce kilos y medio (Cottrell, Leonard 1977, p. 135), pero el robo no se limitó sólo a
la tumba de Sebekemsaf II:
“Fuimos a robar en las tumbas según nuestro hábito regular, y encontramos la tumba
de pirámide del rey Sekhemreshedtawy, Hijo de Ra, Sebekemsaf, que no era en
absoluto como las pirámides y tumbas de los nobles que habitualmente íbamos a
robar. Tomamos nuestras herramientas de cobre y nos abrimos paso hasta la pirámide
de este rey a través de su parte más interior. Encontramos sus cámaras subterráneas,
agarramos velas encendidas y seguimos adelante. Luego atravesamos los escombros y
encontramos este dios yaciendo en la parte posterior de su lugar de enterramiento. Y
encontramos el lugar de enterramiento de la reina Nubkhaas, su reina, situado junto al
de él, y recogimos todo lo que encontramos en ella. Abrimos los sarcófagos y los
ataúdes en que estaban, y encontramos la momia real de este rey, equipada con una
espada. Quitamos el oro, que encontramos en la augusta momia de este dios, y sus
amuletos y ornamentos que estaban en su garganta, y las coberturas donde
descansaba. Del mismo modo reunimos todo lo que encontramos en (la momia de la
reina). Tomamos objetos de oro, plata, bronce y los dividimos entre nosotros y
prendimos fuego a sus ataúdes. Nos llevamos los muebles que encontramos con ellos.”
(Ikram, S. & Dodson, A. 1998).
Los ladrones, traídos ante los investigadores fueron interrogados sobre sus actividades
y se convocó a testigos para confirmar o contradecir sus historias. Tanto los acusados
como los testigos fueron golpeados como una ayuda para sus recuerdos (Spencer, A. J.
1982, p. 98). Sabiendo esto, se hace más difícil juzgar si los acusados fueron realmente
responsables de cometer los delitos, aunque la descripción de los hechos apuntaría a
la culpabilidad de los acusados. El castigo que se aplicó fue el empalamiento, un
castigo utilizado para el más grave de los delitos: “el castigo por violar una tumba real:
empalamiento”.
El P. Amherst arroja luz sobre las prácticas seguidas en los antiguos tribunales egipcios
como eran el obtener confesiones golpeando con una doble vara en pies y manos,
reconstruir el hecho delictivo en el lugar en donde ocurrió y encarcelar a los
sospechosos, normalmente en un lugar situado a la entrada de un templo: “Las
investigaciones realizadas por el Visir Khaemwaset y el Sumo Sacerdote de Amón,
Amenhotep, durante el año XVII del reinado de Ramsés IX sitúan el lugar de los
interrogatorios en el templo de Mâat en Tebas (pr m3´t n níswt), este templo se
encontraba en el recinto de Montu en Karnak, en la orilla oriental de Tebas”,
“Encerrados en un almacén en el Templo de Millones de Años de Ramsés III. Un mes
después de su llegada al santuario, los prisioneros y los funcionarios fueron al Valle de
las Reinas, cerca del lugar, para reconocer el escenario donde cometieron sus robos.
En las investigaciones realizadas un año antes, durante el año XVI del reinado de
Ramsés IX, y recogidas en los papiros Abbott, Amherst-Leopold y BM 10054, se cita en
una ocasión como se ordenó al sumo sacerdote de Amón que se encargara de la
captura de los ladrones y sus cómplices y de su arresto en el S´r del templo de Amón
Ra hasta que el rey decida su castigo.” (Diego Espinel, Andrés, 2003, pp. 20-21). El
documento sigue siendo un testimonio importante para comprender la importancia
del enterramiento y la concepción de la vida después de la muerte en el Antiguo
Egipto, así como las prácticas de los delincuentes y el castigo por la comisión de estos
delitos en el Egipto de la XX dinastía (Spencer, A. J. 1982). El documento nos muestra la
realidad del robo de tumbas en el Antiguo Egipto, las recompensas que se obtenían y
el porqué de los motivos para realizar esta arriesgada actividad ya que, como hemos
visto más arriba, los castigos inflingidos eran sumamente severos, como el
empalamiento (los empalados tendrían su cuerpo siempre unido al lugar del
empalamiento por lo que no podrían acceder a la otra vida), amputación de manos y
narices, el ser quemado vivo (los quemados perderían su cuerpo y no podrían acceder
al más allá), lo que demuestra que el robo de tumbas en el Antiguo Egipto fue tomado
muy en serio. Estos testimonios sugieren que las autoridades querían evitar futuros
robos aplicando penas tan duras y persuadiendo así a los futuros ladrones de tumbas
de abstenerse de realizar tales delitos, aunque sabemos que estas medidas, aun siendo
muy duras, no habían disuadido a los saqueadores en el pasado. También el robo de
tumbas tenía un componente religioso porque podía mostrar la importancia de la
muerte y la vida en el más allá en las antiguas creencias egipcias, porque la violación
de tumbas así como el robo de los objetos funerarios, destruir ataúdes e incluso la
momia del difunto, ponían en peligro su viaje al más allá.
PAPIROS MAYER
Los Papiros Mayer (A y B) son dos documentos fechados en la XX dinastía que
contienen registros de procedimientos judiciales (Peet, T. E. 1920). El más conocido de
los dos es el P. Mayer A, que trata de las sesiones judiciales celebradas en los primeros
años del “whm msw.t” o “Renacimiento”, una época que comenzó en el año XIX del
reinado de Ramsés XI (este término está testiguado en varias ocasiones durante la
antigua historia egipcia, p. ej. durante el reinado de Sethi I en relación al renacimiento
después del período de Amarna). Este soberano en el año XIX de su reinado comenzó a
contar de nuevo, con su año XIX ya sea coincidiendo total o parcialmente con el año 1
de su nueva era, dado que algunos documentos del whm msw.t están fechados
implícitamente (es decir, sin referencia a la época) no siempre resulta claro si un
documento procede del recuento del año ordinario de Ramsés XI o de whm msw.t.
(Thijs, Ad 2014, pp. 69-81). En el papiro se detalla como un tribunal formado por el
Visir del Sur y tres altos funcionarios interrogaron a los sospechosos acusados de robos
de tumbas en Deir el-Bahari, el interrogatorio fue precedido por una sesión de
bastonazos administrándose un juramento en nombre del rey.
Papiro Mayer B
Las confesiones de los seis sospechosos fueron corroboradas por el testimonio del jefe
de policía de la necrópolis tebana y otros testigos, entre ellos el hijo de uno de los
acusados ya que su progenitor había muerto mientras tanto. Este testigo afirma que
era un niño cuando ocurrieron los robos, aun así fue golpeado, como también lo fue
una testigo femenina. Mientras que el antiguo sistema judicial egipcio era brutal y
parcializado en contra del acusado, un veredicto de culpabilidad no era siempre el
resultado de la investigación, el P. Mayer A registra también la absolución de cinco
personas al haber sido encontradas inocentes. Por su parte, el Papiro Mayer B, es un
fragmento de papiro escrito solamente en el recto, consiste en 14 líneas horizontales
en escritura hierática, una forma típica de texto legal en la XX dinastía, tanto su
comienzo como el final están incompletos. El texto trata del robo de la tumba del
faraón Ramsés VI, algo que no se menciona en ninguno de los otros papiros que tratan
del robo de tumbas (A. Niwinski no cree en esta incursión en la tumba de Ramsés VI
(Niwinski, A. 1995, pp. 329-360).
“El extranjero Nesamón nos llevó arriba y (nos) mostró la tumba del rey Nebmâatre-
Meriamon ¡vida! ¡prosperidad! ¡salud! el gran dios. Pasé cuatro días forzándola,
estábamos (presentes) los cinco. Abrimos la tumba y entramos en ella. Encontramos
un cesto (¿) puesto encima de sesenta cofres (¿). Lo abrimos. Encontramos de bronce;
un caldero (¿) de bronce, tres palanganas de bronce, una palangana, un aguamanil
(para) verter agua sobre las manos, de bronce, dos vasijas keb de bronce, dos vasijas
pewenet de bronce, una vasija keb, una vasija inker de bronce, tres vasijas irer de
bronce, ocho camas de bronce ornamentales, ocho vasijas bas de cobre. Pesamos el
cobre de los objetos y las vasijas y encontramos que eran de (500) deben (¿), 100
deben correspondiente a la parte (¿de cada hombre?). Abrimos dos cofres llenos de
ropas, encontramos tela del Alto Egipto de buena calidad, prendas daiw, telas ideg, 35
prendas, (siete prendas de) tela del Alto Egipto de buena calidad correspondieron a la
parte de cada hombre. Encontramos un cesto (¿) de ropas allí, lo abrimos y
encontramos 25 chales rewed de tela de colores (¿) en él, cinco chales rewed de tela
de colores (¿) correspondieron (a la parte de cada hombre).”
En este papiro no han sobrevivido ninguno de los nombres de los oficiales que llevaron
la investigación a cabo, de los cinco ladrones nombrados ninguno puede identificarse
con certeza, salvo el del calderero Pentahetnakh, hijo de Kedakhtef, mencionado en el
P. BM 10054 como miembro de una banda de ladrones de tumbas que fue juzgada en
el año XVI del reinado de Ramsés IX. Cyril Aldred señaló que la tapa del sarcófago que
contenía los ataúdes de Ramsés VI debió de ser retirada relativamente poco tiempo
después del entierro del rey, porque los aceites empleados en el ritual de
enterramiento todavía no habían tenido tiempo de solidificarse (Aldred, C. 1979, pp.
96-98) pero si esto fue obra de los personajes juzgados en el P. Mayer B es algo que
hoy en día no puede precisarse. Se ha sugerido que el P. Mayer B pudo haberse
encontrado entre los papiros resumidos en el Papiro Ambras, pero esto sigue siendo
una hipótesis (Thijs, Ad 2000, pp. 77-78).
PAPIRO ROCHESTER MAG 51.346.1
Papiro Rochester MAG 51.346.1
El P. Rochester MAG 51.346.1 está fechado en el 4 mes de Peret día 15 del primer año
del whm msw.t de Ramsés XI. Está escrito en dos columnas en líneas horizontales y
tiene unas medidas de 44,6 centímetros de ancho y 41,2 centímetros de alto. Este
papiro enumera los robos realizados por parte del Jefe de los Porteros del templo de
Karnak, Djehuty-hotep, y parece ser un compendio de un informe mucho más largo y
detallado. Se arroja una nueva luz sobre Djehuty-hotep, quien es mencionado en otros
manuscritos relacionados como uno de los principales culpables del extenso saqueo de
las propiedades reales y del propio templo a finales de la dinastía XX. Al proporcionar
evidencia de que incluso el templo de Karnak había sido saqueado, el P. Rochester
MAG 51.346.1 sugiere que la era whm msw.t le presentó a Heri-Hor (1080-1074 a.C.)
Sumo Sacerdote de Amón en Tebas durante el reinado de Ramsés XI, la necesidad de
llevar a cabo una campaña anticorrupción extraordinaria en la primera parte de este
período.
PAPIRO BM EA 10052
El P. BM EA 10052 es un documento fechado en la XX dinastía, en el reinado de
Ramsés XI, con texto en hierático y unas dimensiones de 238 centímetros de longitud y
una anchura de 58 centímetros. Este papiro contiene el nombre asociado de Ramsés III
y hace referencia al “año de las hienas” (rnpt n n3 ht(w)) un año específico de intensos
trastornos económicos. El papiro fue posesión de Anthony Charles Harris y fue
adquirido por Selima Harris (1872). Este documento habla de un interrogatorio hecho
a un grupo de 13 ladrones que habían robado en la tumba de una Esposa Real que ya
había sido abierta anteriormente y donde hallaron ataúdes con partes de oro y plata
que se repartieron. El interrogatorio tuvo lugar el décimo día del cuarto mes de
Shemw. Este papiro nos muestra la gran diversidad de personas con ocupaciones
diferentes que estaban implicadas en la red de robos de tumbas ya que se citan en él a
un trompetista, un jefe de equipo, escribas, portadores de incienso, arpistas, un
lavandero, un pastor, el hijo de un cantor de ofrendas, un orfebre. Mucho del botín
obtenido se invirtió en pagos a cómplices y en adquirir productos tales como miel o
vino entre otros.
PAPIRO BM EA 10053
El P. BM EA 10053 es un texto escrito en hierático, perteneciente a la XX dinastía, con
una longitud de 198 centímetros y publicado por T. E. Peet (1930). Este papiro
perteneció a Anthony Charles Harris y fue comprado por Selima Harris (1872). Trata de
los testimonios de ladrones de tumbas y de cómo se repartieron el botín conseguido:
“Fuimos otra vez a las jambas de la puerta y retiramos 5 kite de oro. Con él compramos
grano en Tebas y nos lo repartimos. Al cabo de unos días, Peminu, nuestro superior
discutió con nosotros y nos dijo: No me habéis dado nada. Así que volvimos a ir a las
jambas de la puerta y arrancamos 5 kite de oro, lo cambiamos por un buey y se lo
entregamos a Peminu.”
PAPIRO BM EA 10054
El P. BM EA 10054 es un texto de la XX dinastía que contiene el testimonio de varios
ladrones de tumbas. Se trata de un papiro de 116 centímetros de longitud y 41
centímetros de anchura. Su propietario anterior fue Anthony Charles Harris y fue
comprado por Salima Harris (1872). Fue publicado por T. E. Peet (1930).
Papiro BM EA 10054
“Entonces, cuando fuimos arrestados, Khaemipet, el escriba del distrito, se acercó
hasta mí y le di 4 kite de oro que me habían correspondido en el reparto”. “Pero esto
lo oyó Setekhmes, el escriba de los archivos reales, y nos amenazó con estas palabras:
Voy a informar de todo ello al sumo sacerdote de Amón, así que trajimos 3 kite de oro
y los entregamos a Setekhmes, el escriba de los archivos reales.”
En el P. BM EA 10054 aparece el nombre de Panakhtemipet, un pescador implicado en
dos episodios diferentes de robos, probablemente realizados en un período corto de
tiempo.
Nota: El deben durante el Reino Antiguo correspondía a 13,6 gramos; en el Reino
Medio, un deben de cobre equivalía a 23,7 gramos; durante el Reino Nuevo el deben
tenía una equivalencia de 91 gramos. Por su parte el kite (qedetys, qedets, kidets)
equivalía en el Reino Nuevo a la décima parte de un deben, esto es, 9,1 gramos.
PAPIRO BM EA 10068
El P. BM EA 10068 es un papiro judicial sobre procesos por robos de tumbas, fechado
entre los años XVI y XVII del reinado de Ramsés IX. Posee una longitud de 156
centímetros y una anchura de 44 centímetros.
Papiro BM EA 10068
Contiene tres textos distintivos en tres registros separados. En el recto del papiro hay
una lista de ladrones de tumbas y de los bienes robados, además contiene valiosa
información sobre profesiones y acerca de la organización en la orilla oeste de Tebas
(viviendas, etc.). Como hemos apuntado más arriba, el recto del papiro contiene
información sobre los ladrones de tumbas y la recuperación de una cantidad de
objetos de oro, plata, cobre y otros materiales que habían sido robados por un equipo
de 8 ladrones. La tumba saqueada es mencionada como “El Lugar de Belleza sobre el
Oeste de Tebas …”, quizás la tumba de la reina Isis (QV 51) citada en el P. Abbott. Este
papiro está fechado en el reinado de Ramsés IX, pero el año y mes concretos se han
perdido, pero quizás, como mencionamos más arriba, fue redactado en el año XVII del
reinado de este monarca. Este documento es un complemento del contenido del recto
del P. BM EA 10053, contiene cinco listas en las que se menciona el nombre del ladrón
y las cantidades en deben y kites procedentes de los objetos que habían sustraído:
Nombre Total (deben) Total (kite)
Nekhtmin 42 5
Amenua 34 6
Pentewere 17 0
Amenhotpe 43 1
Mose 22 2
Peison 18 9
Anken 37 3
Hori 21 8
PAPIRO BM EA 10383
El P. BM EA 10383 se fecha en el primer año del whm msw.t y está relacionado con el
contenido del verso del P. Mayer A a través de la declaración que hizo el sacerdote
wab Payseni, este papiro trata del robo de oro y plata ocurrido en el templo de
Wsermâatra Meriamon y fechado en el año 2 de un inespecífico reinado si bien debe
ser situado en la era de whm msw.t como convencionalmente se cree.
Papiro BM EA 10383
PAPIRO BM EA 10403
El P. BM EA 10403 está fechado en los años XIX y XX del reinado de Ramsés XI, lo que
equivaldría al año 1 y 2 de la era whn msw.t, este documento consiste en una serie de
pequeños reportes en los que se examina la acusación acerca de dos series separadas
de robos, una sobre objetos robados, como el caso de capillas portátiles, y otra acerca
de varias tumbas de la necrópolis real, esta investigación está relacionada con la
referida en el P. BM EA 10052.
PAPIRO AMBRAS
El Papiro Ambras es un documento que anteriormente formaba parte de la colección
del castillo de Ambras, cerca de Inssbruck, y ahora forma parte de la colección del
Museo de Viena. El primer estudioso en llamar la atención acerca de este papiro fue el
egiptólogo Heinrich Brugsch (1827-1894) quien publicó acerca de él en 1876 (Brugsch,
H. 1876, pp. 1-4). El P. Ambras se ha fechado en el año 6 del whm msw.t, una época
que como hemos comentado anteriormente, comenzó en el año XIX del reinado de
Ramsés XI, dado que algunos documentos del whm msw.t están fechados
implícitamente (es decir, sin referencia a la época), no siempre resulta claro si un
documento procede del recuento del año ordinario del reinado de Ramsés XI o del
whm msw.t (Thijs, Ad 2014, pp. 69-81), sin embargo, con el P. Ambras no hay dudas
acerca de esto ya que menciona explícitamente el whm msw.t en su fecha.
Papiro Ambras
El P. Ambras está escrito solo por el lado anverso y resume el contenido de dos jarras
llenas de documentos (Peet, T. E. 1930, pp. 177-181). Está claro que el P. Ambras
estaba ideado como un inventario, probablemente para ser guardado también en las
jarras de documentos a los que se refiere. El papiro declara que estos documentos
habían sido comprados a varias personas particulares aparentemente después de
haber sido robados durante el momento conocido como la Supresión del Gran
Sacerdote tebano de Amón, Amenhotep (Gran Sacerdote de Amón durante los
reinados de Ramsés IX, Ramsés X y Ramsés XI) que, posiblemente, tuvo lugar justo
antes del comienzo del whm msw.t de Ramsés XI. T. E. Peet sugirió que algunos de los
ocho papiros contenidos en la segunda jarra fueran identificados como papiros que
tratan acerca de los robos de tumbas y que han llegado hasta nosotros. Él los identificó
(Peet, T. E. 1930, pp. 179-180) como:
[recto 2. 2-3]: P. BM EA 10068.
[recto 2.4]: P. Abbott (“El examen de las pirámides-tumbas”).
[recto 2. 5-6]: P. BM EA 10054.
[recto 2.7]: P. Amherst-Leopold (“El examen sobre la pirámide del rey del Alto Egipto
Sekhemre Shedtawy].
[recto 2. 8-9]: (no identificado).
[recto 2.10]: P. BM EA 10053.
[recto 2.11]: (no identificado).
[recto 2.12]: (no identificado).
En el año 2000, Ad Thijs publicó un artículo en el que llamaba la atención sobre las
observaciones de Peet, sus identificaciones difieren ligeramente de las de este
estudioso (Thijs, Ad 2000, pp. 69-83). La identificación propuesta por Thijs es la
siguiente:
[recto 2. 2-3]: P. BM 10068.
[recto 2.4]: P. Abbott, pero posiblemente no la copia que ha sobrevivido (Thijs, Ad
2000, pp. 71-72).
[recto 2. 5-6]: (no identificado).
[recto 2.7]: P. Amherst-Leopold.
[recto 2. 8-9]: (no identificado).
[recto 2.10]: P. BM EA 10053.
[recto 2.11]: P. BM 10054, la lista de ladrones contenida en el verso 5-6.
[recto 2.12]: tal vez P. Mayer B (¿).
Todos estos documentos, son textos que surgen de la primera ola de juicios por robos
de tumbas que tuvo lugar en los años XVI y XVII de Ramsés IX, sin embargo, como
señaló Peet, el verso de los P. BM EA 10068 y BM EA 10053, contienen entradas
adicionales que no se describen en el P. Ambras. En el reverso del P. BM EA 10068
encontramos dos listas, comúnmente conocidas como la “lista de las casas” de un
anónimo año 12 y la “lista de srmt” cuya fecha no se ha señalado, pero que debe ser
un poco más tardía que la “lista de las casas” debido a la colocación de las columnas de
texto en el papiro. En el reverso del P. BM EA 10053 encontramos un texto que data de
un año anónimo IX, que trata de los robos en los templos funerarios de Ramsés II y
Ramsés III, (y donde se menciona como instigadores principales a un jefe de arqueros
llamado Paminou y a un escriba del ejército llamado Aanerou), es más que probable
que estos robos solo pudieron haber tenido lugar durante el caótico período cuando el
Sumo Sacerdote de Amón, Amenhotep, fue temporalmente reprimido por el Virrey de
Kush, Panehesy (sin duda, el conflicto entre Amenhotep y Panehesy facilitó la labor de
los ladrones de tumbas). Estas entradas adicionales son textos importantes en sí
mismos y deberían haberse incluido en el inventario. A partir de esto, Peet concluyó
que estas entradas se agregaron solo después de la recompensa de los papiros en el
año 6 de whm msw.t, esto significaría que las fechas de la “lista de las casas” (año 12) y
la “lista de srmt” (año 12 o posterior) se convertirían en las más altas conocidas para el
whm msw.t. Sin embargo, cuando Peet hizo sus observaciones, todavía no estaba claro
donde debería colocarse whm msw.t cronológicamente, por lo que nunca podría
reforzar su hipótesis y por tanto, sus observaciones fueron más o menos olvidadas.
Cuando el comienzo de whm msw.t se ubicó, correctamente, en el año XIX de Ramsés
XI, los textos en el verso de los papiros BM EA 10053 y BM EA 10068 se atribuyeron a
la parte del reinado de Ramsés XI antes de su proclamación de whm msw.t.
CONEXIONES
El papiro Abbott es una importante pieza en el gran esquema de los juicios políticos
que se ocupan de los robos de tumbas, este papiro, junto al P. Amherst-Leopold, ayuda
a formar una imagen más completa de los robos de tumbas durante el reinado de
Ramsés IX, estos dos papiros quedan conectados a través de la tumba del rey
Sebekemsaf II, en el P. Abbott la tumba de este rey fue investigada y hallada violada,
en el P. Amherst-Leopold queda registrada la confesión de los ladrones acusados de
robar y dañar la tumba de este rey. Una segunda conexión trata también de robos de
tumbas y se realiza entre los “expedientes de Abbott” y una serie posterior de juicios
por robos de tumbas que tuvieron lugar en los primeros años de whm msw.t. A partir
de esta época, han sobrevivido varios papiros de robos de tumbas como los papiros
Mayer A, P. BM 10052, BM EA 10403, BM EA 10383 y Rochester MAG 51.346.1. La lista
de ladrones proporcionada por los “expedientes Abbott” presagia dos juicios descritos
en el P. Mayer A; el primero de estos juicios es acerca de los ladrones de las tumbas de
Ramsés II y Sethi I, la otra conexión entre papiros trata acerca de otros robos de
tumbas en la necrópolis tebana, la conexión entre los registros del P. Abbott con el P.
BM EA 10052 también se ocupa de las pruebas acerca de robos en tumbas tebanas
pero ocupándose más bien de las investigaciones que llevaron a los juicios. Por último,
la conexión entre los registros del P. Abbott y el P. BM EA 10043 trata nuevamente
acerca del juicio de los robos de tumbas tebanas, pero el P. BM EA 10403 proporciona
más detalles de las evidencias.
CONCLUSIÓN
El robo de tumbas fue un problema social a lo largo de toda la historia del Antiguo
Egipto, especialmente en los períodos de crisis políticas y económicas. Desde los
primeros tiempos de su antigua historia, los egipcios trataron de controlar o evitar este
tipo de delitos, especialmente sensibles debido a sus creencias religiosas. La XX
dinastía, que marca el final del próspero Reino Nuevo y el fin de la dinastía ramésida,
fue uno de esos turbulentos períodos en los que el robo de tumbas se notó con
especial intensidad. Una docena de papiros judiciales relacionados con los procesos de
robos de tumbas han llegado hasta nosotros. Estos papiros nos informan de los
procedimientos judiciales seguidos y nos dan importantísima información, a veces,
muy detallada de todo lo acontecido y de sus diferentes protagonistas. El robo de
tumbas en el Antiguo Egipto no sólo afectó a las gentes de su época sino que también
ha privado a la posteridad de poder conservar y, por tanto, conocer, una parte
valiosísima del legado cultural y espiritual del Antiguo Egipto. Desgraciadamente, esta
nefasta actividad continuó en los siglos posteriores a la desaparición del Antiguo
Egipto y, sigue continuando a día de hoy.
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  • 1. LADRONES DE TUMBAS Y PAPIROS RELACIONADOS DE LA XX DINASTÍA RAFAEL AGUSTÍ TORRES EGIPTÓLOGO EX PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA
  • 2. LADRONES DE TUMBAS Y PAPIROS RELACIONADOS DE LA XX DINASTÍA El robo de tumbas fue una práctica presente en el Antiguo Egipto desde los mismos comienzos de su larga historia. Esto fue reconocido como un problema grave, porque implicaba atentar contra la dignidad del difunto, la integridad de su ajuar funerario y, sobre todo, contra la preservación de su cuerpo puesto que, según las creencias religiosas egipcias, si este era dañado se vería en dificultades para acceder al más allá, además de verse desprovisto de los bienes necesarios para mantener su status, sobre todo en las clases más pudientes, necesarios para su vida ultraterrena (la iconografía de las tumbas, las estatuas y cabezas de sustitución, etc., tenían un fuerte componente mágico religioso a este respecto). Es por ello que se pusieron en práctica diferentes métodos para tratar de disuadir o evitar el saqueo de las tumbas. Ya en algunas sepulturas reales del Período Arcaico/Dinástico Temprano (I – II dinastías) aparecen bloques de taponamiento al acceso a la cámara funeraria, en la construcción del complejo funerario del rey Djeser (III dinastía) en Saqqara, la cámara funeraria se colocó de una forma deliberada con el fin de desorientar a posibles saqueadores, cámaras y pasillos fueron llenados de escombros para dificultar el paso de los posibles ladrones. En las pirámides de la IV dinastía, entradas disimuladas y bloques de taponamiento fueron utilizadas; en diferentes tumbas construidas en distintos períodos de la historia antigua de Egipto aparecieron trampas, agujeros, pasajes ciegos, puertas trampa, etc. Algunas tumbas, especialmente las tumbas privadas del Reino Antiguo y el Primer Período Intermedio poseyeron textos admonitorios y amenazantes (las famosas “maldiciones”) con la intención de disuadir a los saqueadores de tumbas (Khentika Ikhekhi de la VI dinastía o Ankhtifi de la X dinastía, por ejemplo) aunque también se ha propuesto que estas advertencias tendrían como finalidad evitar la violación de la tumba para poder así, asegurar la pureza ritual del lugar. Otras tumbas fueron construidas en lugares apartados (Tutmés I), fuera de las necrópolis conocidas en ese momento, como un desesperado intento de salvaguardarlas de la acción de los saqueadores. Los castigos aplicados a los ladrones de tumbas eran muy severos, incluido el empalamiento, la amputación de manos y narices o la pena de ser quemados vivos, lo cual aparte de constituir un medio de muerte atroz en los casos más severos también implicaba un deshonor y una vergüenza públicas además de limitar o imposibilitar el acceso del condenado al más allá. Pese a estos severos castigos, las tumbas siguieron siendo robadas y saqueadas, se estima que todas o casi todas las tumbas egipcias (principalmente las pertenecientes a miembros de la realeza o clases más pudientes) fueron robadas en un período máximo de cien años desde el momento en que fueron selladas originalmente, incluidas las tumbas del Valle de los Reyes (incluso la tumba KV 62 –Tutankhamon – fue abierta por
  • 3. saqueadores de tumbas al menos dos veces antes de volver a ser nuevamente sellada). Algunas fueron robadas antes de ser selladas, a veces los propios sirvientes del difunto estaban involucrados en estos actos delictivos ya que habían formado parte tanto de las ceremonias funerarias como del cortejo que acompañaba al difunto hasta la tumba y conocían su disposición interna, cómo fue sellada la tumba, cómo evitar las posibles trampas instaladas así como el contenido del ajuar sepultado junto al difunto. Aunque los equipos de ladrones estaban con frecuencia constituidos por personas de origen o profesión humilde, muchas veces los ladrones de tumbas eran obreros o artesanos especializados, de ellos muchos pertenecían a los mismos equipos de constructores de tumbas, albañiles, pintores, canteros, etc. El intento de Amenhotep I de crear una población autónoma de artesanos exclusivamente dedicados a las tareas de construcción y decoración de las tumbas en la necrópolis tebana (Deir el-Medina), financiada y supervisada por la Casa Real (y así poder asegurarse su lealtad) no tuvo los resultados esperados, pues en numerosos casos, era el mismo personal que trabajaba en las tumbas quienes las robaban. El poblado de los artesanos y obreros de Deir el-Medina
  • 4. También miembros del ejército o de la policía, personal administrativo o sacerdotal estaba implicado en estas tareas delictivas. Escribas y sacerdotes conocían los contenidos de las tumbas gracias a los listados de objetos sepultados, lo que favorecía los robos, así los ladrones conocían cuales eran las tumbas que merecía la pena ser robadas y cuáles no. De toda esta variedad de personajes, de las tumbas robadas, del ajuar sustraído, del reparto y uso que dieron al botín obtenido, nos hablan los papiros judiciales que han llegado hasta nosotros y que son conocidos como “papiros de ladrones de tumbas” (tomb-robberies papyri). A veces, estos grupos delictivos estaban organizados con el conocimiento o, al menos, la sospecha de altos funcionarios de la administración. En la mentalidad egipcia antigua el verdadero delito era el robar por primera vez una tumba, esta era la profanación, pero una vez profanada, era más aceptable volver a saquearla ya que se había convertido en un lugar desacralizado. Los motivos para robar y saquear una tumba eran variados pero casi siempre los motivos más poderosos eran dos: la codicia y la necesidad. Codicia por obtener grandes beneficios, necesidad para, en el caso de los ladrones de extracción más humilde, poder hacer frente a la subsistencia diaria. Las tumbas ricamente dotadas eran un magnífico medio de alcanzar de forma rápida y, relativamente fácil, ambos objetivos. Desgraciadamente muchos de los objetos hechos en metales eran, ante la imposibilidad de ser vendidos como tales objetos, fundidos para reconvertirlos en oro, plata, bronce o cobre, lo que irremediablemente significaba su destrucción como objetos artísticos. En la psicología antigua también podían intervenir otros argumentos para, de alguna manera, justificar el robo y saqueo de tumbas: la facilidad de poder utilizar una tumba ya construida por parte de familiares necesitados; actos de venganza contra líderes o gobernantes fallecidos que no habían cuidado lo suficientemente bien a quienes habían dejado atrás, es decir, sus gobernados. Los mismos reyes egipcios con cierta facilidad usaban las tumbas, monumentos o ajuares de sus antecesores, y lo hacían creyéndolo un derecho propio de los monarcas. El robo de tumbas se agudizó en los momentos más conflictivos de la historia del Antiguo Egipto, o en momentos políticos, sociales y económicos particularmente difíciles. La XX dinastía constituye uno de esos momentos, especialmente después de la muerte de Ramsés III, la situación de múltiples conflictos que asolaron esta época de la antigua historia egipcia, sirvió como caldo de cultivo para la práctica del robo de tumbas, de hecho todos los papiros judiciales relacionados pertenecen a esta época y se refieren a robos cometidos durante los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI. Tal fue el alcance de esta plaga de saqueos y el temor a que los cuerpos de grandes reyes y personajes del Antiguo Egipto fueran finalmente destruidos que, a comienzos de la siguiente dinastía, XXI (Tercer Período Intermedio), se pusiese en marcha una operación a gran escala para tratar de salvar todo lo que se pudiera de las tumbas aún intactas, o lo que todavía quedara (que era comparativamente muy poco en relación al ajuar original) de las ya saqueadas. Para ello se localizó y trasladó los restos de grandes personajes del pasado
  • 5. egipcio (desde la XVII dinastía en adelante) hasta escondrijos (“cachettes”) que pudieran poner a salvo los restos aún conservados, los dos escondrijos elegidos fueron la cachette real de Deir el-Bahari (DB 320 o TT 320) y la tumba del faraón Amenhotep II (KV 35), afortunadamente parece que esto dio resultado ya que sus contenidos permanecieron intactos hasta sus fechas modernas de descubrimiento, DB 320 en 1881 (Maspero/Brugsch) y KV 35 en 1898 (V. Loret). La XX dinastía marcó el final del Reino Nuevo así como el fin del dominio de los ramésidas, este período de conflictos, hambre y dificultades fue el escenario ideal para que el robo de tumbas se convirtiera en una verdadera epidemia poniendo de manifiesto su oscuro y turbio mundo. CONTEXTO HISTÓRICO: EL FINAL DEL REINO NUEVO. LA XX DINASTÍA (1189-1069 a.C.) Desde el comienzo de la XX dinastía, los elementos que constituirán la decadencia de la dinastía ramésida están ya en marcha, las diferentes clases sociales que comparten el país lo transformarán gradualmente, despertando las oposiciones naturales existentes durante milenios entre las Dos Tierras y que sólo el faraón podía mantener en equilibrio. Un aspecto constante de esta dinastía fue la pérdida del poder real en favor de los Sumos Sacerdotes de Amón, ahora que los sacerdotes actuaban como intermediarios entre los dioses y el pueblo, en lugar del faraón, la posición del soberano ya no tenía el mismo tipo de poder que tuvo en el pasado. Después de la muerte de Ramsés III (1186 -1155 a.C.), el último gran representante de la familia ramésida y el último gran gobernante del Reino Nuevo, quien murió asesinado por una conjura tramada desde el harén real, comenzó el declive de la familia ramésida y de la propia dinastía, su sucesor, Ramsés IV (1155 – 1149 a.C.), todavía pudo emular en parte a su padre siendo el último rey ramésida empeñado en grandes construcciones. Después de Ramsés IV la crisis dinástica se afianzó y las diferentes ramas de la familia real siguieron enfrentadas por la herencia del gran Ramsés III, muchos de sus sucesores trataron de emular a su glorioso antepasado adoptando su nombre de coronación (Wsermâatre) pero ninguno logrará frenar los profundos cambios que estaban teniendo lugar en el país. Durante el reinado de Ramsés V (1149 – 1145 a.C.) continuó creciendo el poder de los sacerdotes de Amón que controlaban ya gran parte de la tierra de Egipto y de las finanzas del Estado a expensas del soberano, en este reinado hay un clima de inestabilidad doméstica y una debilidad de las autoridades de Egipto para defender a su propio pueblo de incursiones y ataques realizados por los libios, tal y como nos relata el Papiro Wilbour fechado en el reinado de Ramsés V. Durante el reinado de Ramsés VI (1145 – 1137 a.C.) Egipto perdió el control de sus últimas fortalezas en Canaán, esta pérdida de los territorios asiáticos tensó la ya debilitada economía egipcia y tuvo como resultado un aumento de precios. El “diario de la necrópolis tebana” testimonia la actividad de las bandas de delincuentes (ex- soldados, fugitivos fuera de la ley, beduinos del desierto designados con el nombre
  • 6. genérico de “h3s.tyw”) que amenazan las localidades vecinas y aterrorizan a las poblaciones cercanas durante el comienzo del reinado de Ramsés VI. El poder del monarca disminuyó en el Alto Egipto y esto fue aprovechado por el Sumo Sacerdote de Amón, Ramesesnakht, quien convirtió a Tebas en la capital religiosa de Egipto y en un segundo centro de poder a la par que la ciudad de Pi-Ramsés, en el Bajo Egipto, donde residía el faraón. Durante el período que abarca los reinados de Ramsés VI, Ramsés VII (1136 – 1129 a.C.) y Ramsés VIII (1130/1129 a. C. ¿), los precios de los productos básicos, en particular el grano, aumentaron marcadamente (Yurco, F. J. 1999, pp. 292- 295; Janssen, J. J. 1975), con la economía de Egipto cada vez más débil, Ramsés VI recurrió a la usurpación de estatuas y monumentos de sus antepasados, con frecuencia enyesando y tallado sus cartuchos sobre los de ellos (Brand, P. 2010), esta tendencia al aumento de los granos se mantuvo durante el reinado de Ramsés VII donde alcanzó su más alto nivel (Shaw, Ian, 2000, p. 481). Ramsés VIII fue el soberano más oscuro de esta dinastía, incluso la fecha de su reinado (1130 o 1129 a.C.) es motivo actualmente de debate, sea cual sea, tuvo un reinado muy corto y por tanto no pudo influenciar en la problemática situación general por la que atravesaba el país. Es durante el reinado de Ramsés IX (1129 – 1111 a.C.) que se produjeron varios de los famosos robos de tumbas (incluyendo el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas) de los que nos hablan los papiros judiciales de la XX dinastía, durante este reinado se producen ataques de facinerosos similares a los atestiguados durante el reinado de Ramsés VI. Los papiros Abbott, Amherst-Leopold, BM 10053 (recto), BM 10054, BM 10068 (recto) y, quizá el Papiro Mayer B, se fechan durante el reinado de Ramsés IX. Ramsés IX Durante el reinado de Ramsés X (1111 – 1107 a.C.) se produce una masiva penetración de libios en la región del Delta occidental.
  • 7. Ramsés XI (dibujo según Lepsius) El reinado de Ramsés XI (1107 – 1078/1077 a. C.) marca el final de la dinastía ramésida, siendo en este reinado cuando se producen otra serie de robos de tumbas en la necrópolis tebana, sin duda la lejanía de la corte real, que se había establecido en el Bajo Egipto, sumada al conflictivo clima social, político y económico que atravesaba el país (guerra, hambre, bandas de delincuentes y el temor al ejército nubio, Smendes (1077/1076 – 1052 a.C.) controlaba el Bajo Egipto, incluso antes de la muerte de Ramsés XI mientras los sacerdotes de Amón controlaban el resto del país), contribuyó a la creciente inseguridad en la región tebana que cada vez se veía más amenazada por las incursiones de nómadas libios, el poder real, al dejar de estar garantizado, anunciaba ya la inevitable ruptura que conduciría al colapso de la dinastía y del imperio. Estos problemas políticos se acentuaron con la aparición de sequías, niveles de inundación del Nilo por debajo de lo normal, hambrunas, disturbios civiles y corrupción oficial, todo lo cual limitaba en gran medida las capacidades gerenciales de cualquier rey y favoreció la práctica del saqueo de tumbas en busca de bienes preciosos con los que poder subsistir o enriquecerse rápidamente. LOS PAPIROS JUDICIALES RELATIVOS A LOS ROBOS DE TUMBAS Los papiros que contienen información sobre los procesos judiciales llevados a cabo contra ladrones de tumbas y/o sospechosos de hacerlo son actualmente 12. Seguidamente vamos a describir y comentar algunos de los más importantes de ellos, estos papiros están datados en los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI, y describen, en algunos casos de forma interconectada, todo el proceso judicial llevado a cabo por las diferentes comisiones de investigación que se pusieron en marcha para intentar esclarecer los hechos. El primer papiro que vamos a describir es uno de los más conocidos e importantes, el Papiro Abbott:
  • 8. PAPIRO ABBOTT Este papiro constituye un importante documento político acerca de los robos de tumbas durante la XX dinastía, así mismo nos da una idea del escándalo ocurrido entre dos rivales, Paser, alcalde de Tebas y su subordinado, Pewero, alcalde la orilla occidental, que incluía la necrópolis. Paser acusó a Pewero de ser el culpable de esta ola de robos o de negligente en su deber de proteger el Valle de los Reyes de las incursiones de ladrones de tumbas. Pewero desempeñó un papel destacado en la conformación de las comisiones creadas para realizar tal investigación y, como era de esperar, resultó imposible que Pewero fuera acusado oficialmente de algún delito debido a las circunstancias de las evidencias recabadas, por su parte Paser, desapareció de escena poco después de que se archivara el informe de la investigación. El Papiro Abbott se custodia y conserva en el British Museum (BM 10221), el propietario o la persona que primeramente poseyó o encontró el papiro es desconocido, pero fue adquirido en 1857 por el Dr. Henry William Charles Abbott en El Cairo, de ahí el nombre dado al documento. Este papiro se fecha en la XX dinastía, alrededor del XVI año de reinado de Ramsés IX, según T. E. Peet, el contenido de este papiro fue realizado en un período de cuatro días, del 18 al 21, del tercer mes de la estación de la Inundación, Akhet (Peet, T. E. 1930). El Papiro Abbott mide 218 centímetros de largo y 42,5 de alto y está escrito en hierático, el documento principal consta de siete páginas en el recto y, en el verso, se hallan dos listas con nombres de ladrones, estas listas se han denominado “Expedientes Abbott” (The dockets on the verso of P. Abbott), en general, el documento se halla en muy bien estado de conservación. Papiro Abbott Ya hemos comentado más arriba el enfrentamiento entre Paser y Pewero y, según T. E. Peet, el papiro Abbott fue escrito desde el punto de vista de Pewero, recogiendo la información acerca de las diligencias realizadas por la comisión de investigación creada a tal efecto entre los días 18 al 21 del tercer mes de Akhet (Inundación) del XVI año de reinado de Ramsés IX. El día 18, el P. Abbott describe una búsqueda de las tumbas que Pewero había señalado como violadas, la comisión buscó diez tumbas reales, cuatro tumbas de las Cantoras del Patrimonio de la Divina Adoratriz y, finalmente, algunas
  • 9. tumbas de ciudadanos de Tebas. El resultado de esta investigación arrojó que la tumba del rey Sebekemsaf II (XVII dinastía), dos de las cuatro tumbas de las Cantoras del Patrimonio de la Divina Adoratriz y todas las tumbas de los ciudadanos de Tebas, habían sido violadas (Peet, T.E. 1930; Peden, A. J. 2004, pp. 228-233). El día 19, el P. Abbott, informa que hubo otra búsqueda de tumbas en el Valle de las Reinas además de en la tumba de la reina Isis (Iset Ta-Hemdjert, Gran Esposa real de Ramsés III y madre de Ramsés VI y cuya tumba es la QV 51 del Valle de las Reinas). Valle de las Reinas, la tumba QV 51 (reina Isis) se halla en la parte central inferior del mapa. Los encargados de llevar a cabo la búsqueda trajeron consigo a un calderero llamado Peikharu del templo de Wsirmâatre Meriamon (templo de Ramsés III en Medinet Habu), quien confesó que en el año 14 había robado en la tumba de la reina Isis y en las tumbas del Valle de las Reinas, mientras la comisión continuaba con la búsqueda, el calderero, pese a haber sido golpeado, no pudo señalar las tumbas en las que había robado. El resto del día continuó con la comisión buscando más tumbas pero no se encontró evidencia de más violaciones; en este mismo día se hizo una celebración por las tumbas que se habían librado de la acción de los ladrones, Paser creyó que esta celebración era una especie de acusación contra él y se dispuso a hacer una denuncia ante el faraón consistente en cinco cargos contra los funcionarios de la comisión. El día 20, el P. Abbott describe una conversación entre Pewero y el Visir Khaemwast, esta conversación terminó en una investigación sobre los cinco cargos presentados por Paser. En el día 21, el Gran Tribunal de Tebas se reunió, después de examinar las
  • 10. acusaciones hechas por Paser y de cuestionar el testimonio del calderero, Paser y sus acusaciones quedaron desacreditados. Varios estudiosos han desarrollado hipótesis acerca del P. Abbott, una de estas hipótesis fue formulada por Herbert Winlock, quien argumentó que la comisión enviada para inspeccionar las tumbas fue de norte a sur, lo que significaría que las tumbas reales estarían ubicadas en la misma dirección (Gardiner, A. H. 1961, pp. 162- 164). Una segunda hipótesis fue formulada por T. E. Peet, quien creía que los informes finales hechos por la comisión fueron viciados el día 19 porque un año más tarde la tumba de la reina Isis fue violada (Peet, T. E. 1930). La hipótesis final se relaciona con la de Peet y fue desarrollada por J. Capart, A. Gardiner y B. van de Walle, quienes creían que el P. Abbott es un relato histórico digno de confianza, pero el argumento principal de esta hipótesis es que el Papiro Amherst-Leopold II es la contrapartida exacta del P. Abbott, y que esto quedaba además demostrado cuando descubrieron que ambos papiros tienen la misma altura y longitud además de que ambos documentos fueron escritos en el mismo guión (Capart, J., Gardiner, A. H. & van de Walle, B. 1936, pp. 189- 193). PAPIRO AMHERST El documento conocido como Papiro Amherst, ahora denominado P. Amherst-Leopold II, forma parte de los registros judiciales originales que tratan de los robos de tumbas ocurridos durante el año XVI del reinado de Ramsés IX, por lo que este papiro se data en este mismo año XVI de reinado. Papiro Amherst-Leopold El P. Amherst-Leopold está dividido en dos mitades: la mitad inferior del papiro fue comprado en Egipto por Lord Amherst de Hackney (1835-1909) a mediados del siglo XIX y vendido a John Pierpont Morgan en 1913. En 1935, la parte superior faltante fue encontrada por el egiptólogo belga Jean Capart en los Musées Royaux d´Art et d´Histoire en Bruselas (Nº. Catal. E 06857) , este fragmento había sido escondido
  • 11. dentro de una estatuilla de madera que había sido adquirida por el futuro rey belga Leopold II durante una de sus visitas a Egipto en 1854 o bien en 1862, de ahí el nombre dado originalmente a este papiro. Contiene las confesiones de ocho hombres que habían entrado en la tumba del rey Sebekemsaf II y una descripción de la reconstrucción del delito. Amenpnufer aparece como el protagonista principal del robo, y en su juicio se especifica que la cantidad de oro encontrada en la tumba fue de catorce kilos y medio (Cottrell, Leonard 1977, p. 135), pero el robo no se limitó sólo a la tumba de Sebekemsaf II: “Fuimos a robar en las tumbas según nuestro hábito regular, y encontramos la tumba de pirámide del rey Sekhemreshedtawy, Hijo de Ra, Sebekemsaf, que no era en absoluto como las pirámides y tumbas de los nobles que habitualmente íbamos a robar. Tomamos nuestras herramientas de cobre y nos abrimos paso hasta la pirámide de este rey a través de su parte más interior. Encontramos sus cámaras subterráneas, agarramos velas encendidas y seguimos adelante. Luego atravesamos los escombros y encontramos este dios yaciendo en la parte posterior de su lugar de enterramiento. Y encontramos el lugar de enterramiento de la reina Nubkhaas, su reina, situado junto al de él, y recogimos todo lo que encontramos en ella. Abrimos los sarcófagos y los ataúdes en que estaban, y encontramos la momia real de este rey, equipada con una espada. Quitamos el oro, que encontramos en la augusta momia de este dios, y sus amuletos y ornamentos que estaban en su garganta, y las coberturas donde descansaba. Del mismo modo reunimos todo lo que encontramos en (la momia de la reina). Tomamos objetos de oro, plata, bronce y los dividimos entre nosotros y prendimos fuego a sus ataúdes. Nos llevamos los muebles que encontramos con ellos.” (Ikram, S. & Dodson, A. 1998). Los ladrones, traídos ante los investigadores fueron interrogados sobre sus actividades y se convocó a testigos para confirmar o contradecir sus historias. Tanto los acusados como los testigos fueron golpeados como una ayuda para sus recuerdos (Spencer, A. J. 1982, p. 98). Sabiendo esto, se hace más difícil juzgar si los acusados fueron realmente responsables de cometer los delitos, aunque la descripción de los hechos apuntaría a la culpabilidad de los acusados. El castigo que se aplicó fue el empalamiento, un castigo utilizado para el más grave de los delitos: “el castigo por violar una tumba real: empalamiento”. El P. Amherst arroja luz sobre las prácticas seguidas en los antiguos tribunales egipcios como eran el obtener confesiones golpeando con una doble vara en pies y manos, reconstruir el hecho delictivo en el lugar en donde ocurrió y encarcelar a los sospechosos, normalmente en un lugar situado a la entrada de un templo: “Las investigaciones realizadas por el Visir Khaemwaset y el Sumo Sacerdote de Amón, Amenhotep, durante el año XVII del reinado de Ramsés IX sitúan el lugar de los interrogatorios en el templo de Mâat en Tebas (pr m3´t n níswt), este templo se
  • 12. encontraba en el recinto de Montu en Karnak, en la orilla oriental de Tebas”, “Encerrados en un almacén en el Templo de Millones de Años de Ramsés III. Un mes después de su llegada al santuario, los prisioneros y los funcionarios fueron al Valle de las Reinas, cerca del lugar, para reconocer el escenario donde cometieron sus robos. En las investigaciones realizadas un año antes, durante el año XVI del reinado de Ramsés IX, y recogidas en los papiros Abbott, Amherst-Leopold y BM 10054, se cita en una ocasión como se ordenó al sumo sacerdote de Amón que se encargara de la captura de los ladrones y sus cómplices y de su arresto en el S´r del templo de Amón Ra hasta que el rey decida su castigo.” (Diego Espinel, Andrés, 2003, pp. 20-21). El documento sigue siendo un testimonio importante para comprender la importancia del enterramiento y la concepción de la vida después de la muerte en el Antiguo Egipto, así como las prácticas de los delincuentes y el castigo por la comisión de estos delitos en el Egipto de la XX dinastía (Spencer, A. J. 1982). El documento nos muestra la realidad del robo de tumbas en el Antiguo Egipto, las recompensas que se obtenían y el porqué de los motivos para realizar esta arriesgada actividad ya que, como hemos visto más arriba, los castigos inflingidos eran sumamente severos, como el empalamiento (los empalados tendrían su cuerpo siempre unido al lugar del empalamiento por lo que no podrían acceder a la otra vida), amputación de manos y narices, el ser quemado vivo (los quemados perderían su cuerpo y no podrían acceder al más allá), lo que demuestra que el robo de tumbas en el Antiguo Egipto fue tomado muy en serio. Estos testimonios sugieren que las autoridades querían evitar futuros robos aplicando penas tan duras y persuadiendo así a los futuros ladrones de tumbas de abstenerse de realizar tales delitos, aunque sabemos que estas medidas, aun siendo muy duras, no habían disuadido a los saqueadores en el pasado. También el robo de tumbas tenía un componente religioso porque podía mostrar la importancia de la muerte y la vida en el más allá en las antiguas creencias egipcias, porque la violación de tumbas así como el robo de los objetos funerarios, destruir ataúdes e incluso la momia del difunto, ponían en peligro su viaje al más allá. PAPIROS MAYER Los Papiros Mayer (A y B) son dos documentos fechados en la XX dinastía que contienen registros de procedimientos judiciales (Peet, T. E. 1920). El más conocido de los dos es el P. Mayer A, que trata de las sesiones judiciales celebradas en los primeros años del “whm msw.t” o “Renacimiento”, una época que comenzó en el año XIX del reinado de Ramsés XI (este término está testiguado en varias ocasiones durante la antigua historia egipcia, p. ej. durante el reinado de Sethi I en relación al renacimiento después del período de Amarna). Este soberano en el año XIX de su reinado comenzó a contar de nuevo, con su año XIX ya sea coincidiendo total o parcialmente con el año 1 de su nueva era, dado que algunos documentos del whm msw.t están fechados implícitamente (es decir, sin referencia a la época) no siempre resulta claro si un documento procede del recuento del año ordinario de Ramsés XI o de whm msw.t.
  • 13. (Thijs, Ad 2014, pp. 69-81). En el papiro se detalla como un tribunal formado por el Visir del Sur y tres altos funcionarios interrogaron a los sospechosos acusados de robos de tumbas en Deir el-Bahari, el interrogatorio fue precedido por una sesión de bastonazos administrándose un juramento en nombre del rey. Papiro Mayer B Las confesiones de los seis sospechosos fueron corroboradas por el testimonio del jefe de policía de la necrópolis tebana y otros testigos, entre ellos el hijo de uno de los acusados ya que su progenitor había muerto mientras tanto. Este testigo afirma que era un niño cuando ocurrieron los robos, aun así fue golpeado, como también lo fue una testigo femenina. Mientras que el antiguo sistema judicial egipcio era brutal y parcializado en contra del acusado, un veredicto de culpabilidad no era siempre el resultado de la investigación, el P. Mayer A registra también la absolución de cinco personas al haber sido encontradas inocentes. Por su parte, el Papiro Mayer B, es un fragmento de papiro escrito solamente en el recto, consiste en 14 líneas horizontales en escritura hierática, una forma típica de texto legal en la XX dinastía, tanto su comienzo como el final están incompletos. El texto trata del robo de la tumba del faraón Ramsés VI, algo que no se menciona en ninguno de los otros papiros que tratan del robo de tumbas (A. Niwinski no cree en esta incursión en la tumba de Ramsés VI (Niwinski, A. 1995, pp. 329-360). “El extranjero Nesamón nos llevó arriba y (nos) mostró la tumba del rey Nebmâatre- Meriamon ¡vida! ¡prosperidad! ¡salud! el gran dios. Pasé cuatro días forzándola, estábamos (presentes) los cinco. Abrimos la tumba y entramos en ella. Encontramos un cesto (¿) puesto encima de sesenta cofres (¿). Lo abrimos. Encontramos de bronce; un caldero (¿) de bronce, tres palanganas de bronce, una palangana, un aguamanil
  • 14. (para) verter agua sobre las manos, de bronce, dos vasijas keb de bronce, dos vasijas pewenet de bronce, una vasija keb, una vasija inker de bronce, tres vasijas irer de bronce, ocho camas de bronce ornamentales, ocho vasijas bas de cobre. Pesamos el cobre de los objetos y las vasijas y encontramos que eran de (500) deben (¿), 100 deben correspondiente a la parte (¿de cada hombre?). Abrimos dos cofres llenos de ropas, encontramos tela del Alto Egipto de buena calidad, prendas daiw, telas ideg, 35 prendas, (siete prendas de) tela del Alto Egipto de buena calidad correspondieron a la parte de cada hombre. Encontramos un cesto (¿) de ropas allí, lo abrimos y encontramos 25 chales rewed de tela de colores (¿) en él, cinco chales rewed de tela de colores (¿) correspondieron (a la parte de cada hombre).” En este papiro no han sobrevivido ninguno de los nombres de los oficiales que llevaron la investigación a cabo, de los cinco ladrones nombrados ninguno puede identificarse con certeza, salvo el del calderero Pentahetnakh, hijo de Kedakhtef, mencionado en el P. BM 10054 como miembro de una banda de ladrones de tumbas que fue juzgada en el año XVI del reinado de Ramsés IX. Cyril Aldred señaló que la tapa del sarcófago que contenía los ataúdes de Ramsés VI debió de ser retirada relativamente poco tiempo después del entierro del rey, porque los aceites empleados en el ritual de enterramiento todavía no habían tenido tiempo de solidificarse (Aldred, C. 1979, pp. 96-98) pero si esto fue obra de los personajes juzgados en el P. Mayer B es algo que hoy en día no puede precisarse. Se ha sugerido que el P. Mayer B pudo haberse encontrado entre los papiros resumidos en el Papiro Ambras, pero esto sigue siendo una hipótesis (Thijs, Ad 2000, pp. 77-78). PAPIRO ROCHESTER MAG 51.346.1 Papiro Rochester MAG 51.346.1
  • 15. El P. Rochester MAG 51.346.1 está fechado en el 4 mes de Peret día 15 del primer año del whm msw.t de Ramsés XI. Está escrito en dos columnas en líneas horizontales y tiene unas medidas de 44,6 centímetros de ancho y 41,2 centímetros de alto. Este papiro enumera los robos realizados por parte del Jefe de los Porteros del templo de Karnak, Djehuty-hotep, y parece ser un compendio de un informe mucho más largo y detallado. Se arroja una nueva luz sobre Djehuty-hotep, quien es mencionado en otros manuscritos relacionados como uno de los principales culpables del extenso saqueo de las propiedades reales y del propio templo a finales de la dinastía XX. Al proporcionar evidencia de que incluso el templo de Karnak había sido saqueado, el P. Rochester MAG 51.346.1 sugiere que la era whm msw.t le presentó a Heri-Hor (1080-1074 a.C.) Sumo Sacerdote de Amón en Tebas durante el reinado de Ramsés XI, la necesidad de llevar a cabo una campaña anticorrupción extraordinaria en la primera parte de este período. PAPIRO BM EA 10052 El P. BM EA 10052 es un documento fechado en la XX dinastía, en el reinado de Ramsés XI, con texto en hierático y unas dimensiones de 238 centímetros de longitud y una anchura de 58 centímetros. Este papiro contiene el nombre asociado de Ramsés III y hace referencia al “año de las hienas” (rnpt n n3 ht(w)) un año específico de intensos trastornos económicos. El papiro fue posesión de Anthony Charles Harris y fue adquirido por Selima Harris (1872). Este documento habla de un interrogatorio hecho a un grupo de 13 ladrones que habían robado en la tumba de una Esposa Real que ya había sido abierta anteriormente y donde hallaron ataúdes con partes de oro y plata que se repartieron. El interrogatorio tuvo lugar el décimo día del cuarto mes de Shemw. Este papiro nos muestra la gran diversidad de personas con ocupaciones diferentes que estaban implicadas en la red de robos de tumbas ya que se citan en él a un trompetista, un jefe de equipo, escribas, portadores de incienso, arpistas, un lavandero, un pastor, el hijo de un cantor de ofrendas, un orfebre. Mucho del botín obtenido se invirtió en pagos a cómplices y en adquirir productos tales como miel o vino entre otros. PAPIRO BM EA 10053 El P. BM EA 10053 es un texto escrito en hierático, perteneciente a la XX dinastía, con una longitud de 198 centímetros y publicado por T. E. Peet (1930). Este papiro perteneció a Anthony Charles Harris y fue comprado por Selima Harris (1872). Trata de los testimonios de ladrones de tumbas y de cómo se repartieron el botín conseguido: “Fuimos otra vez a las jambas de la puerta y retiramos 5 kite de oro. Con él compramos grano en Tebas y nos lo repartimos. Al cabo de unos días, Peminu, nuestro superior discutió con nosotros y nos dijo: No me habéis dado nada. Así que volvimos a ir a las
  • 16. jambas de la puerta y arrancamos 5 kite de oro, lo cambiamos por un buey y se lo entregamos a Peminu.” PAPIRO BM EA 10054 El P. BM EA 10054 es un texto de la XX dinastía que contiene el testimonio de varios ladrones de tumbas. Se trata de un papiro de 116 centímetros de longitud y 41 centímetros de anchura. Su propietario anterior fue Anthony Charles Harris y fue comprado por Salima Harris (1872). Fue publicado por T. E. Peet (1930). Papiro BM EA 10054 “Entonces, cuando fuimos arrestados, Khaemipet, el escriba del distrito, se acercó hasta mí y le di 4 kite de oro que me habían correspondido en el reparto”. “Pero esto lo oyó Setekhmes, el escriba de los archivos reales, y nos amenazó con estas palabras: Voy a informar de todo ello al sumo sacerdote de Amón, así que trajimos 3 kite de oro y los entregamos a Setekhmes, el escriba de los archivos reales.” En el P. BM EA 10054 aparece el nombre de Panakhtemipet, un pescador implicado en dos episodios diferentes de robos, probablemente realizados en un período corto de tiempo. Nota: El deben durante el Reino Antiguo correspondía a 13,6 gramos; en el Reino Medio, un deben de cobre equivalía a 23,7 gramos; durante el Reino Nuevo el deben
  • 17. tenía una equivalencia de 91 gramos. Por su parte el kite (qedetys, qedets, kidets) equivalía en el Reino Nuevo a la décima parte de un deben, esto es, 9,1 gramos. PAPIRO BM EA 10068 El P. BM EA 10068 es un papiro judicial sobre procesos por robos de tumbas, fechado entre los años XVI y XVII del reinado de Ramsés IX. Posee una longitud de 156 centímetros y una anchura de 44 centímetros. Papiro BM EA 10068 Contiene tres textos distintivos en tres registros separados. En el recto del papiro hay una lista de ladrones de tumbas y de los bienes robados, además contiene valiosa información sobre profesiones y acerca de la organización en la orilla oeste de Tebas (viviendas, etc.). Como hemos apuntado más arriba, el recto del papiro contiene información sobre los ladrones de tumbas y la recuperación de una cantidad de objetos de oro, plata, cobre y otros materiales que habían sido robados por un equipo de 8 ladrones. La tumba saqueada es mencionada como “El Lugar de Belleza sobre el Oeste de Tebas …”, quizás la tumba de la reina Isis (QV 51) citada en el P. Abbott. Este papiro está fechado en el reinado de Ramsés IX, pero el año y mes concretos se han perdido, pero quizás, como mencionamos más arriba, fue redactado en el año XVII del reinado de este monarca. Este documento es un complemento del contenido del recto del P. BM EA 10053, contiene cinco listas en las que se menciona el nombre del ladrón y las cantidades en deben y kites procedentes de los objetos que habían sustraído: Nombre Total (deben) Total (kite) Nekhtmin 42 5 Amenua 34 6 Pentewere 17 0
  • 18. Amenhotpe 43 1 Mose 22 2 Peison 18 9 Anken 37 3 Hori 21 8 PAPIRO BM EA 10383 El P. BM EA 10383 se fecha en el primer año del whm msw.t y está relacionado con el contenido del verso del P. Mayer A a través de la declaración que hizo el sacerdote wab Payseni, este papiro trata del robo de oro y plata ocurrido en el templo de Wsermâatra Meriamon y fechado en el año 2 de un inespecífico reinado si bien debe ser situado en la era de whm msw.t como convencionalmente se cree. Papiro BM EA 10383 PAPIRO BM EA 10403 El P. BM EA 10403 está fechado en los años XIX y XX del reinado de Ramsés XI, lo que equivaldría al año 1 y 2 de la era whn msw.t, este documento consiste en una serie de
  • 19. pequeños reportes en los que se examina la acusación acerca de dos series separadas de robos, una sobre objetos robados, como el caso de capillas portátiles, y otra acerca de varias tumbas de la necrópolis real, esta investigación está relacionada con la referida en el P. BM EA 10052. PAPIRO AMBRAS El Papiro Ambras es un documento que anteriormente formaba parte de la colección del castillo de Ambras, cerca de Inssbruck, y ahora forma parte de la colección del Museo de Viena. El primer estudioso en llamar la atención acerca de este papiro fue el egiptólogo Heinrich Brugsch (1827-1894) quien publicó acerca de él en 1876 (Brugsch, H. 1876, pp. 1-4). El P. Ambras se ha fechado en el año 6 del whm msw.t, una época que como hemos comentado anteriormente, comenzó en el año XIX del reinado de Ramsés XI, dado que algunos documentos del whm msw.t están fechados implícitamente (es decir, sin referencia a la época), no siempre resulta claro si un documento procede del recuento del año ordinario del reinado de Ramsés XI o del whm msw.t (Thijs, Ad 2014, pp. 69-81), sin embargo, con el P. Ambras no hay dudas acerca de esto ya que menciona explícitamente el whm msw.t en su fecha. Papiro Ambras El P. Ambras está escrito solo por el lado anverso y resume el contenido de dos jarras llenas de documentos (Peet, T. E. 1930, pp. 177-181). Está claro que el P. Ambras estaba ideado como un inventario, probablemente para ser guardado también en las jarras de documentos a los que se refiere. El papiro declara que estos documentos habían sido comprados a varias personas particulares aparentemente después de haber sido robados durante el momento conocido como la Supresión del Gran Sacerdote tebano de Amón, Amenhotep (Gran Sacerdote de Amón durante los reinados de Ramsés IX, Ramsés X y Ramsés XI) que, posiblemente, tuvo lugar justo antes del comienzo del whm msw.t de Ramsés XI. T. E. Peet sugirió que algunos de los ocho papiros contenidos en la segunda jarra fueran identificados como papiros que
  • 20. tratan acerca de los robos de tumbas y que han llegado hasta nosotros. Él los identificó (Peet, T. E. 1930, pp. 179-180) como: [recto 2. 2-3]: P. BM EA 10068. [recto 2.4]: P. Abbott (“El examen de las pirámides-tumbas”). [recto 2. 5-6]: P. BM EA 10054. [recto 2.7]: P. Amherst-Leopold (“El examen sobre la pirámide del rey del Alto Egipto Sekhemre Shedtawy]. [recto 2. 8-9]: (no identificado). [recto 2.10]: P. BM EA 10053. [recto 2.11]: (no identificado). [recto 2.12]: (no identificado). En el año 2000, Ad Thijs publicó un artículo en el que llamaba la atención sobre las observaciones de Peet, sus identificaciones difieren ligeramente de las de este estudioso (Thijs, Ad 2000, pp. 69-83). La identificación propuesta por Thijs es la siguiente: [recto 2. 2-3]: P. BM 10068. [recto 2.4]: P. Abbott, pero posiblemente no la copia que ha sobrevivido (Thijs, Ad 2000, pp. 71-72). [recto 2. 5-6]: (no identificado). [recto 2.7]: P. Amherst-Leopold. [recto 2. 8-9]: (no identificado). [recto 2.10]: P. BM EA 10053. [recto 2.11]: P. BM 10054, la lista de ladrones contenida en el verso 5-6. [recto 2.12]: tal vez P. Mayer B (¿). Todos estos documentos, son textos que surgen de la primera ola de juicios por robos de tumbas que tuvo lugar en los años XVI y XVII de Ramsés IX, sin embargo, como señaló Peet, el verso de los P. BM EA 10068 y BM EA 10053, contienen entradas adicionales que no se describen en el P. Ambras. En el reverso del P. BM EA 10068 encontramos dos listas, comúnmente conocidas como la “lista de las casas” de un anónimo año 12 y la “lista de srmt” cuya fecha no se ha señalado, pero que debe ser un poco más tardía que la “lista de las casas” debido a la colocación de las columnas de
  • 21. texto en el papiro. En el reverso del P. BM EA 10053 encontramos un texto que data de un año anónimo IX, que trata de los robos en los templos funerarios de Ramsés II y Ramsés III, (y donde se menciona como instigadores principales a un jefe de arqueros llamado Paminou y a un escriba del ejército llamado Aanerou), es más que probable que estos robos solo pudieron haber tenido lugar durante el caótico período cuando el Sumo Sacerdote de Amón, Amenhotep, fue temporalmente reprimido por el Virrey de Kush, Panehesy (sin duda, el conflicto entre Amenhotep y Panehesy facilitó la labor de los ladrones de tumbas). Estas entradas adicionales son textos importantes en sí mismos y deberían haberse incluido en el inventario. A partir de esto, Peet concluyó que estas entradas se agregaron solo después de la recompensa de los papiros en el año 6 de whm msw.t, esto significaría que las fechas de la “lista de las casas” (año 12) y la “lista de srmt” (año 12 o posterior) se convertirían en las más altas conocidas para el whm msw.t. Sin embargo, cuando Peet hizo sus observaciones, todavía no estaba claro donde debería colocarse whm msw.t cronológicamente, por lo que nunca podría reforzar su hipótesis y por tanto, sus observaciones fueron más o menos olvidadas. Cuando el comienzo de whm msw.t se ubicó, correctamente, en el año XIX de Ramsés XI, los textos en el verso de los papiros BM EA 10053 y BM EA 10068 se atribuyeron a la parte del reinado de Ramsés XI antes de su proclamación de whm msw.t. CONEXIONES El papiro Abbott es una importante pieza en el gran esquema de los juicios políticos que se ocupan de los robos de tumbas, este papiro, junto al P. Amherst-Leopold, ayuda a formar una imagen más completa de los robos de tumbas durante el reinado de Ramsés IX, estos dos papiros quedan conectados a través de la tumba del rey Sebekemsaf II, en el P. Abbott la tumba de este rey fue investigada y hallada violada, en el P. Amherst-Leopold queda registrada la confesión de los ladrones acusados de robar y dañar la tumba de este rey. Una segunda conexión trata también de robos de tumbas y se realiza entre los “expedientes de Abbott” y una serie posterior de juicios por robos de tumbas que tuvieron lugar en los primeros años de whm msw.t. A partir de esta época, han sobrevivido varios papiros de robos de tumbas como los papiros Mayer A, P. BM 10052, BM EA 10403, BM EA 10383 y Rochester MAG 51.346.1. La lista de ladrones proporcionada por los “expedientes Abbott” presagia dos juicios descritos en el P. Mayer A; el primero de estos juicios es acerca de los ladrones de las tumbas de Ramsés II y Sethi I, la otra conexión entre papiros trata acerca de otros robos de tumbas en la necrópolis tebana, la conexión entre los registros del P. Abbott con el P. BM EA 10052 también se ocupa de las pruebas acerca de robos en tumbas tebanas pero ocupándose más bien de las investigaciones que llevaron a los juicios. Por último, la conexión entre los registros del P. Abbott y el P. BM EA 10043 trata nuevamente acerca del juicio de los robos de tumbas tebanas, pero el P. BM EA 10403 proporciona más detalles de las evidencias.
  • 22. CONCLUSIÓN El robo de tumbas fue un problema social a lo largo de toda la historia del Antiguo Egipto, especialmente en los períodos de crisis políticas y económicas. Desde los primeros tiempos de su antigua historia, los egipcios trataron de controlar o evitar este tipo de delitos, especialmente sensibles debido a sus creencias religiosas. La XX dinastía, que marca el final del próspero Reino Nuevo y el fin de la dinastía ramésida, fue uno de esos turbulentos períodos en los que el robo de tumbas se notó con especial intensidad. Una docena de papiros judiciales relacionados con los procesos de robos de tumbas han llegado hasta nosotros. Estos papiros nos informan de los procedimientos judiciales seguidos y nos dan importantísima información, a veces, muy detallada de todo lo acontecido y de sus diferentes protagonistas. El robo de tumbas en el Antiguo Egipto no sólo afectó a las gentes de su época sino que también ha privado a la posteridad de poder conservar y, por tanto, conocer, una parte valiosísima del legado cultural y espiritual del Antiguo Egipto. Desgraciadamente, esta nefasta actividad continuó en los siglos posteriores a la desaparición del Antiguo Egipto y, sigue continuando a día de hoy. BIBLIOGRAFÍA Agustí Torres, Rafael 2014 El Descubrimiento de la Cachette Real de Deir el-Bahari (DB 320). Academia.edu Aldred, Cyril 1979 More Light on the Ramesside Tomb Robberies. In: J. Ruffle, G. A. Gaballa & K. A. Kitchen (eds.), Glimpses of Ancient Egypt (Festschrift Fairman), pp. 96- 98, Warminster. Atwood, Roger 2004 Stealing History, Tomb Raiders, Smugglers, and the Looting of the Ancient World. St. Martin´s Press, New York. Baikie, James 2003 1925, Egyptian Papyri and Papyrus-Hunting. Kessinger Publishing. Bickerstaffe, Dylan
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