Este poema describe la influencia de la luna en la persona que habla. La luna frota suavemente la piel con su luz y cae sobre el pelo con la suavidad de una sirena. Su luz excita la sangre y enciende la locura, dando una piel fosforescente y convirtiendo al hablante en agua hirviendo y fauna. El poema celebra el poder transformador de la luna.