Las 4 maravillas de Galicia incluyen la Catedral de Santiago, una joya del arte románico y destino final de los peregrinos del Camino de Santiago; las Fragas do Eume, un bosque Atlántico que constituye el pulmón verde de Galicia; las Islas Cíes, un archipiélago declarado Parque Nacional conocido por su avifauna; y el Castro de Baroña, un ejemplo emblemático de asentamiento de la Edad de Hierro construido en un lugar estratégico y de gran belleza paisajística.
2. Catedral SDC
Joya del arte románico y destino final de los
numerosos peregrinos que recorren el famoso
camino, la catedral de Santiago fue la primera de
Galicia y constituye hoy en día el monumento más
visitado de la comunidad y Patrimonio de la
Humanidad.
Sus obras empezaron en el año 1075, y fue consagrada
en 1211. La obra culmina en tiempos del Arzobispo
Gelmírez (siglo XII). En el Siglo XVIII será
reformada la antigua fachada diseñada por el
Maestro Mateo, para dar paso a la actual barroca
del Obradoiro, del arquitecto Fernando de Casas
Novoa.
En el interior, podemos recorrer el espacio en forma
de cruz latina admirando las impresionantes
proporciones del edificio, que aloja varios retablos
y otros elementos religiosos de gran interés, como
el gran Botafumeiro o el magnifico altar mayor,
bajo el cual están depositados los restos del Santo.
3. Fragas do Eume
Situado en el noroeste de Galicia, el parque
natural de As Fragas do Eume constituye
una de las mejores representaciones de
bosque Atlántico de toda Europa.
Verdadero pulmón gallego, alberga decenas
de especies vegetales entre las que destacan
robles, castaños, abedules, freixos y
helechos como el Woodwardia,
superviviente de los que dominaban hace
millones de años el clima mediterráneo
Cruzado en su mitad por el Río Eume, el
parque ofrece al visitante un recorrido a lo
largo de cascadas, claros y puentes, desde
donde disfrutar de su belleza botánica y
zoológica.
4. Islas Cíes
Declarado Parque Nacional en 2002, As Illas
Atlánticas están formadas por cuatro
archipiélagos: Cíes, Ons, Sálvora y
Cortegada, situados todos ellos en las Rías
Baixas.
Sus características únicas y su situación
privilegiada han atraído a sus costas
numerosos cormoranes y otras aves
marinas, siendo las gaviotas las más
numerosas con más de 15000 parejas. El
arao común es otra de las especies de las
que podemos disfrutar desde los distintos
observatorios de las islas.
5. Castro de Baroña
Situado sobre una pequeña península rocosa,
el Castro de Baroña se impone como
ejemplo emblemático de castro de tipo
marítimo de la edad del Hierro.
Aprovechando un sistema de protección
privilegiado, sus murallas defensivas
colocadas en el istmo prevenían los asaltos
terrestres y un gran acantilado rocoso
constituía una gran defensa natural ante
posibles ataques marítimos.
El castro fue construido en un lugar no sólo
estratégico, sino también de incomparable
belleza, rodeado de hermosas playas y
montañas.