3. En un río como cualquiera, bordeado de juncos, totoras, tréboles y camalotes, tenía su hogar una pequeña rana. Tranquila, descansaba sin pensar en nada, hasta que de pronto, vio llegar una rata, que se acercó a la orilla para tomar un poco de agua.
4. -¡Buenos días!- saludó la rana. -¡Muy buenos!- respondió la rata. -Tiene usted muy buen porte y buen tamaño- comentó la rana-. Creo que una estatura como la suya me quedaría muy bien.
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6. Al escuchar estas curiosas palabras, la rata dejó de beber, observó a la rana de la cabeza a las patas y le dijo:-Cada uno es como es. Yo soy como yo y usted es como es usted. -¡Eso pensarán las ratas!- exclamó la rana- Yo digo que si me estiro un poquito, puedo ser tan grande como usted.
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8. Dicho esto, la rana respiró profundo para inflarse y se estiró como pudo, sacando pecho, hasta sentir que más o menos, estaba a la altura de la rata. -¿Ha visto?- dijo conteniendo la respiración. -Sí, ¡ya he visto suficiente!- dijo la rata y se escurrió a través de unas matas .
9. La rana estaba feliz con su proeza y , para festejar , se dio unos cuantos chapuzones en el agua mientras nadaba panza arriba, iba pensando en la voz alta:
11. Y aún después de largo rato, seguía festejando. Fue entonces que llegó otro vecino a la laguna para refrescarse la cara
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13. Esta vez era un conejo muy joven y guapo , con un pelaje brillante y sedoso. -¡Qué buen aspecto tiene usted!- dijo la rana. -¡Gracias usted también! – respondió el conejo, que era muy amable pero ni se imaginaba lo que su vecina tenía en mente.
14. -Estoy segura de que si me estiro lo suficiente, podré tener el mismo aspecto y seré tan alta y tan grande como usted – dijo la rana. -Y…,¿se puede saber para qué? – preguntó intrigado el conejo. -Para demostrarle que yo también soy grande – respondió ella y al instante, empezó a tomar aire, aire y más aire, al tiempo que extendía las patas para parecer más alta.
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16. -Qué le parece?- preguntó toda estirada- ¿soy o no soy igual de alta que usted? -¡Sí, sí, muy alta!- exclamó el conejo y, viendo los terribles esfuerzos que hacía la rana por aguantar la respiración decidió marcharse antes de que la pobre se desmayara
17. A los saltitos, el piadoso conejo desapareció entre las plantas y la pequeña rana sintió que una vez más había logrado salirse con la suya. -¡Soy verdaderamente grandiosa! – festejaba- ¡Soy tan grande como la rata y como el conejo! ¡Soy una rana increíblemente grande !
18. Al rato, otro visitante llegó a la laguna. Era un buey muy robusto y silencioso que, sin decir una palabra, agacho su cabezota y empezó a beber agua con ganas. -Usted sí que tiene un buen tamaño! exclamó la rana al verlo y, sin mediar otro comentario, empezó a resoplar, a estirar las patas y a inflar el pecho para hacerse más grande.
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20. ¿Qué está haciendo? – preguntó el buey sin comprender la que sucedía. -Le estoy demostrando cómo yo puedo ser igual de grande que usted.
21. -¿De ningún modo! – le respondió el buey- Así no va a poder. -¿Y así? ¿Qué le parece? – insistió ella, hinchándose y tomando mucho más aire. -Todavía le falta – dijo el buey y la rana siguió hinchándose y estirándose.
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23. Tanta fuerza hizo la ranita, tanto se infló y estiró su pecho y sus patas, que estalló como un globo frente a los ojos de su callado vecino. ¡Qué triste final tuvo la pobre !- suspiró el buey- ¡Con lo bonitas que son las ranas!
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25. Todos tenemos derecho a ponernos grandes metas, pero es un error intentar alcanzarlas negando quienes somos. La rana, que no aceptaba ser tan pequeña como era, olvidó que lo maravilloso de este mundo es la increíble diversidad existente entre todos los seres que lo habitan .
26. Origen de la información Fotografias Rana www.infojardin.net Conejo: magali-e.blogspot.com Rata: www.andaluciaimagen.com Buey: www.losviajeros.net y www.granada.org Fábula: Fábulas para adolescentes de hoy