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ACUSACIÓN DEL FISCAL MOLINA PICO EN LA CAUSA DONDE SE
     INVESTIGÓ LA MUERTE DE MARÍA MARTA GARCÍA BELSUNCE




I. DESCRIPCION DE LOS HECHOS TAL CUAL OCURRIERON


El día 27 de octubre de 2002, la víctima de autos, María Marta García
Belsunce, concurrió a la Misa dominical de las 12 hs. que habitualmente
escuchaba en el cementerio Parque Memorial de Pilar, trasladándose al lugar
en su vehículo particular.
Pasadas las 13:00 hs. regresó al Country Carmel, donde residía y se dirigió a la
casa de la familia Binello. Allí la estaban aguardando, como solía ocurrir los
domingos, para almorzar.
El almuerzo transcurrió sin mayores novedades en compañía de su marido, de
Sergio y Viviana Binello, y dos de los hijos del matrimonio amigo. Como
también solía ocurrir, almorzaron milanesas y tartas, atendidos por la cocinera
de sus amigos, mientras el casero reparaba la bomba de agua, la cual tenía
problemas de funcionamiento.
Finalizado el almuerzo y la sobremesa, María Marta se retiró del lugar con
dirección a su domicilio particular. Una vez en su casa, a las 15:51 hs. efectuó
un llamado telefónico a la peluquería del complejo comercial conocido como
Village de Pilar y luego de cambiarse la ropa se dirigió a las canchas de tenis
que tiene el Country para jugar un encuentro con su amiga Viviana Binello,
yendo en su bicicleta color rosa.
Una vez llegada a las canchas, aproximadamente a las 16:00 hs. inició el
partido de tenis con su amiga Viviana Binello, donde permaneció hasta que
comenzó a llover, motivo por el cual debieron suspender el encuentro.
Se dirigió a la casa de la familia Bártoli que queda frente a las canchas de
tenis, donde se encontraban mirando el partido de fútbol que jugaban Boca y
River, su marido Carrascosa, Bártoli, Diego Piazza, Delfina Figueroa y Sergio
Binello. Ingresó a la vivienda donde estaban viendo este partido por la puerta
de servicio –por un costado de la casa– y cuando pasó por la cocina, saludó a
la mucama que comenzaba a trabajar ese fin de semana, solicitándole un
trapito para secar su raqueta.
Finalizado el clásico Boca-River a las 18.07, María Marta dejó la casa de la
familia Bártoli, como llovía, le solicitó a su marido una campera azul, la que se
encontraba en la camioneta de éste. Rechazó el ofrecimiento efectuado por
Guillermo Bártoli de ser conducida hasta su domicilio en el automóvil junto a
Diego Piazza y su novia Delfina, abordando su bicicleta en la que se retiró del
lugar.
Efectuó el trayecto que separa las viviendas de la familia Bártoli y su propia
casa, siguiendo los caminos asfaltados del Country. En el recorrido se cruzó
con Guillermo Bártoli, quien se encontraba a bordo de su automóvil frente a la
casa de la familia Piazza donde acababa de dejar a Diego y a Delfina.
También, aproximadamente a las 18:15 hs., se cruzó con los menores Azpiroz
y Asorey, quienes volvían de mirar el partido de Boca y River en el Club House
de menores del Country.
Este casual encuentro con los menores resulta de suma importancia, dado que
fue ésa la última oportunidad en que personas ajenas a los asesinos, la vieron
con vida momentos antes de ingresar a su casa donde se desató su triste final.
Es decir, María Marta fue asesinada después de las 18:15 hs. y antes de las
18:55 horas en que realmente llega al frente de su casa el vigilador Ortiz y
obviamente antes de las 19:05 horas en la que arribó, a la casa, la masajista
Michelini que había llegado a la puerta del Carmel a las 18:55, momento en
que llaman a Ortiz y luego llega Carrascosa a la casa.
Como surgió de la autopsia, María Marta no se ahogó en la bañera, como fuera
dicho; tampoco muere a consecuencia de un traumatismo sufrido por el golpe
con una canilla o un intercambiador de agua de la ducha. No se golpeó contra
el bidet, tampoco contra uno de los tirantes del baño y menos contra la ventana
que se encuentra sobre el inodoro. Falleció a consecuencia del impacto de seis
proyectiles de un revólver 32 que perforaron su cabeza.
Todos los impactos tienen la característica de haber sido producidos
encontrándose con vida la víctima.
¡Murió acribillada!
La frialdad demostrada en el brutal homicidio es evidente porque no solamente
le fue vaciada la totalidad del cargador con los seis tiros del revólver, sino que
además, fue previamente golpeada de forma salvaje tal que partículas
metálicas de plata, efecto de un “tortazo” con un anillo o pulsera de plata, se
incrustaron en la cabeza de María Marta.
Más aún, el primer disparo en la antecámara del dormitorio disparado de abajo
hacia arriba, deja un profundo surco acanalado en el cráneo de María Marta de
tal magnitud y fuerza que no sólo produce el atontamiento y el desmayo sino la
pérdida de sentido de la víctima. Este proyectil en su curso destructivo después
de surcar el hueso craneal se aloja en el cuero cabelludo debajo del pelo de la
víctima y precariamente sostenido por el mismo.
Después, ya en el baño, en actitud de brutal alevosía y con ensañamiento, con
el arma apoyada en la cabeza de María Marta le disparan y se alojan en su
cerebro cinco plomos del revólver calibre 32. Un arma mafiosa y una acción
típica de asesino mafioso.
Un vano intento de aparentar un crimen de pasiones irrefrenables de difusos
móviles.


Los primeros pasos del encubrimiento


Toda la brutalidad ejercida sobre María Marta fue posteriormente camuflada;
logrando ocultar a la vista de los dolidos concurrentes, quienes desprevenidos,
no pudieron percatarse de la magnitud de los acontecimientos. ¿Por qué pasó
desapercibido a los ojos de la concurrencia un disparo de arma de fuego
ubicado en la sien izquierda de la víctima? Ello tiene respuesta en la tenebrosa
tarea que se desplegó para lograr la impunidad.
La lesión del cadáver de María Marta fue “arreglada” con un pegamento, la
“Gotita” aplicada a la piel de la herida, logrando así que en general no se
pudiera advertir la existencia de la herida dejada por la bala no cubierta por
pelo, la que ingresó por su sien izquierda. María Marta fue acondicionada,
maquillada, arreglada y peinada como de peluquería, logrando así que tanto los
golpes como el rastro dejado por el uso del pegamento, resultaran extraños
pero imperceptibles.
Es inevitable recordar al mafioso Don Corleone reclamando al funebrero de “El
Padrino” el arreglo del cadáver de su hijo ametrallado en el peaje de la
autopista. Como devolución de viejos favores, para que su madre pudiera verlo
sin excesivo dolor.
Y, como colofón, el lúgubre y desusado velatorio. El cuerpo fue velado en el
mismo lugar de los hechos evitando a toda costa su manipuleo por parte de la
funeraria, con el escenario alterado. No se la velaría en una capilla ardiente
normal, habitual e iluminada, sino bajo una penumbra mortecina que impedía
visualizar el cuerpo. Para lograrlo se utilizó la magra luz espectral de un velador
que se hallaba ubicado en el extremo opuesto al que estaba el cadáver. Todo
en una escenografía inusual y totalmente diferente a cualquier velatorio.
Es decir, había un poco de luz pero provenía del extremo opuesto y contrario al
lado de la cabeza, donde podrían verse los orificios de bala que así quedaban
en la sombra. Poca luz, maquillaje, peinado, acondicionamiento de piel, boca y
ojos y pegamento para las heridas… una conjunción macabra y perfecta para
ocultar lo sucedido.
La efectiva existencia del pegamento en los restos analizados de María Marta
está corroborada por las afirmaciones de los peritos, absolutamente acordes en
su dictamen. Y si algo faltara para añadir a ese dictamen científico impecable, a
él se le debe adunar el contexto de órdenes de limpiar, acomodar y aparentar
normalidad en la escena criminal y los testimonios que específicamente indican
el modo en que quedaron las heridas existentes.
Así, la amiga de la occisa María José Díaz Herrera, indicó que luego de
mantener una conversación con Diego Piazza y Nora de Taylor, subió a la
habitación de María Marta para mirar el cadáver con más detenimiento,
notando que en el lado izquierdo de la frente había dos lesiones con forma de
gotas de agua con la piel abierta.
Por su lado, Enriqueta de White dijo que le pareció demasiado golpeado el
cuerpo de María Marta. ¿Demasiado golpeado? Es evidente que el cadáver
estaba demasiado golpeado para haber ocurrido la muerte como se la habían
relatado a la testigo, es decir, por un simple accidente doméstico ocurrido en el
baño de su casa.
Con respecto al tópico aquí referido, la existencia del pegamento en los restos
de la víctima, Vázquez Mansilla dijo que María Marta, en su frente, del lado
izquierdo tenía un golpe que parecía un tajo, agregando en otra oportunidad
testimonial que “…tenía una marca que me parece que era un corte…” (sic).
También en su relato dijo que María José Díaz Herrera le había dicho que
María Marta presentaba en su frente como una flor, unos petalitos chiquititos,
como si tuviera un chichón y una herida, un tajo con un moretón.
Al ser escuchado testimonialmente, al chofer Walter Beltrán dijo que el médico
Gauvry Gordón tomó una toalla y le limpió de sangre la cabeza a la víctima,
manifestándole a otro médico “acá está el traumatismo”, señalando la sien
izquierda de la persona fallecida.
Balbino Ongay dijo que le vio a la víctima un raspón en la frente del lado
izquierdo. También, María Inés Bermúdez le vio a María Marta un moretón en
la frente. A su tiempo, Patricia Reyes dijo que la víctima tenía un golpe sobre el
ojo izquierdo.
El testigo Di Feo dijo que el cuerpo de la víctima se encontraba muy bien
arreglado y acondicionado, a su criterio el cadáver se encontraba maquillado.
Cabe hacer notar que este testigo se enfrenta diariamente con cadáveres, por
cuestiones propias de su trabajo, y que según declarara al momento de ser
oído, muchas veces se encargaba de acondicionar cuerpos. Es decir, a criterio
de una persona del oficio, María Marta había sido preparada para lucir
accidentada. Todo acorde con el cuento de Bártoli a White de que María Marta
tenía cara de paz, y de Carrascosa que no había sufrido…
Es llamativo también, en base a lo dicho por Di Feo, al que tuvieron parado
bajo la lluvia, que nunca le permitieran permanecer a solas con el cuerpo, como
ocurre normalmente al encajonar el cadáver. Previamente, la noche anterior le
habían impedido armar una capilla ardiente trasladando el cadáver y su
colocación en un féretro. Después, a la mañana, no solamente pidió estar a
solas y no se lo permitieron, sino que además pretendió limpiar un poco el
cuerpo para que la gente se despidiera con el cajón abierto, respondiéndole
Bártoli, que no había nadie más que tuviera que despedir y que tapara el cajón,
“flaco, hacé esto pronto” lo acicateó Bártoli enseguida mientras apretaba con su
presencia pegado al funebrero. Todo ello en presencia de “mis ojos” como dice
Di Feo de las personas que se quedaron a ver el encajonamiento.
Quiso limpiar un cuerpo que había sangrado mucho durante el tiempo en que
fue velado, ¿era normal que existiera tanta sangre cuando la persona se había
muerto a causa de un simple accidente casero ocurrido en su baño? Si lo era,
¿por qué le pidieron que introdujera el cadáver en el cajón con la almohada que
tenía pegada a consecuencia de haberse secado la sangre que salía de su
cabeza? ¿Por qué se ofuscó el imputado Bártoli cuando el testigo le dijo que la
almohada no entraba en el cajón y solicitó en su defecto una toalla para
limpiar? ¿Por qué fue apurado Di Feo para que culminara con su tarea? Los
porqué encuentran su respuesta en que lo que se trataba de lograr en ese
momento era que el asesinato de María Marta no fuera percibido por el
funebrero ni conocido por la gente, que permaneciera oculto en el silencio de la
logia de los encubridores.
Tal es así, que al declarar en la investigación, el Dr. Romero Victorica indicó
que la familia, no solamente se mostraba molesta por su actuación –era el
”Sérpico” de la película según Arauz Castex–, sino que en general no querían
saber nada con la Policía ni con el Fiscal.
¿Por qué todos vieron un golpe, o un moretón o una marquita rara y nadie vio
el agujero que efectivamente existía en la sien izquierda de la víctima? ¿Cómo
es posible que mientras estuvieron los médicos presentes en el lugar de los
hechos los agujeros resultaban visibles y, en la cama, breve tiempo después,
resultaron invisibles a los concurrentes? Pues por la pegatina de la piel.
La respuesta fue dada, adicionalmente al resultado obtenido en la pericia
química, por el Médico Legista que asesora en esta investigación, Néstor De
Tomas, a quien le había llamado la atención que tres de los seis orificios que
presentaba la víctima se encontraban cerrados, impresionándole como que
habían sido tratados con algún pegamento de contacto. Estos orificios
justamente son los que estaban localizados en la región preauricular debajo del
cabello de la víctima, y, propiamente el orificio que está en la sien izquierda fue
visto, por algún testigo como si fuese una marquita con forma de gota de agua,
por otro como un tajo, por muchos, como un moretón…
Quienes tuvieron acceso al cadáver desde que se fueron los médicos hasta
que comenzó a subir la gente que solamente percibió pequeñas marcas en el
lado izquierdo de la cabeza, son los encubridores directos del crimen.
No se le permitió el acceso al médico Dr. Nölting a la planta superior de la
vivienda, máxime cuando el encartado Carrascosa le había manifestado su
preocupación por el estado en que se encontraba el cuerpo porque venía el
padre de la víctima y no quería que la viera así a María Marta. De haber podido
subir hasta la habitación donde se encontraba el cadáver de María Marta, el
testigo Nölting como médico hubiese advertido inmediatamente la maniobra
desarrollada sobre el cuerpo.
Este secreto a voces, resultó conocido hasta por las propias mucamas de los
implicados, tal es así que la señora Nélida, empleada de la familia Taylor, en
una conversación telefónica mantenida dijo lisa y llanamente que el marido de
la víctima no había querido que se hiciera autopsia, no quiso que la toquen, sin
poder darle una respuesta lógica a su interlocutora respecto del porqué de la
negativa de Carrascosa, conversación interrumpida abruptamente porque
apareció su empleador Taylor. Cortó según dijo “porque están acá” (sic).
Autopsia que hasta su propia sobrina el día posterior al homicidio decía que se
tendría que haber realizado.


¿Como perdio la vida Maria Marta?


Ese día domingo 27 de octubre de 2002, luego de tomar un té en la casa de la
familia Bártoli, María Marta se dirigió a su domicilio pedaleando a bordo de su
bicicleta rosa.
Allí estaba vestida con su ropa de tenis, calzas de color azul, una remera
blanca y la campera que le había pedido a su marido para cubrirse de la lluvia.
Llegó pasadas las 18.10 hs., ingresa a su domicilio, ingresar obviamente no le
costó trabajo. Se dirigió a la planta superior con el fin de quitarse la ropa de
tenis, ducharse y prepararse para la rutinaria sesión de masajes de los
domingos.
Posiblemente escuchó el ruido de la puerta que se abría nuevamente, o tal vez
reaccionó ante un llamado o voces dentro de su casa, de todos modos la gente
que entraba era de su intimidad por lo que no tuvo que abrir ni franquear la
entrada. Se puso rápidamente un pantalón bombachudo color crema para
encontrarse con las personas, alguna muy cercana, quienes luego serían sus
asesinos.
Allí, de inmediato se generó un rápido enfrentamiento por posibles cuestiones
de manejo de dinero ilegítimo o manejo ilegítimo de dinero.
El enfrentamiento pronto degeneró incrementando la agresividad y la saña de
manera tal que María Marta se dio cuenta del inminente peligro de su vida. La
pelea involucró el uso de un atizador, con manchas de sangre y tuvo un
crescendo de violencia tal que en la antecámara recibe un golpe, un “tortazo”
diríamos, que le dejó rastros de plata en su cabeza y luego el primero de los
seis disparos, el cual acanala el hueso del cráneo, salpicando con gotitas de su
sangre las paredes y el cuadro de la antecámara en la que se encontraban.
Trató de sostenerse o de aferrarse a algo antes de sucumbir dejando la marca
del arratre de cuatro dedos en la pared.
Salpicaduras de sangre, huellas de arrastres de dedos ensangrentados.... todo
demuestra la desesperación que la invadía en los instantes de su ejecución.
La brutalidad del primer disparo le produjo una lesión semiacanalada en el
hueso craneal semejante a las que causan los sacabocados.
Ya inconsciente fue trasladada hasta el baño. Una vez allí, dejaron su cuerpo
en el suelo, donde totalmente indefensa, fue sometida a la violencia de los
restantes cinco disparos a la distancia “0/1 de Raffo” como dice la autopsia, o
sea, con el caño del arma pegada a la cabeza para no fallar. Allí, depositada a
un costado del inodoro, permaneció perdiendo sangre y masa encefálica.
Todos los disparos casi en el mismo lugar y a quemarropa los recibió estando
viva.
¿Por qué no ladró la perra Paca? Obviamente porque los que entraron por
detrás o por el acceso principal de la casa eran conocidos habituales de la
perra o estaban acompañados por gente conocida a los que el animal estaba
acostumbrado, lo que implica que María Marta se enfrentó con conocidos. Uno
o más, aunque también hubiera desconocidos.
Luego comenzaron los tejes y manejes efectuados para camuflar el frío
asesinato y pasarlo como accidente.
Hubo que llenar la bañera con agua caliente para que de esta manera tuviera
sentido la invocación a un accidente en la bañera, golpeándose con la punta de
los grifos y además la sangre drenara con mayor facilidad para desangrar
María Marta. ¿Para qué? Para que más tarde, cuando se mostrara el cadáver
en la penumbra de la habitación, no perdiera sangre de manera llamativa.
No había mucho tiempo. Iba a llegar Beatriz Michelini para la sesión de
masajes y había que acomodar todo.


Que hizo en tanto el marido Carrascosa
El día 27 de octubre de 2002, el imputado Carlos Alberto Carrascosa no pudo
precisar qué actividades lo ocuparon durante todo el transcurso de la mañana,
comenzando sus relatos a partir del mediodía en que concurrió a la casa de la
familia Binello a almorzar, como habitualmente lo hacía, no recordando si fue
directamente a lo de su amigo solo o si su mujer lo había pasado a buscar.
Compartieron el almuerzo en compañía del matrimonio Binello y dos de los
hijos, retirándose del lugar luego de la sobremesa. Fue a su casa, donde
permaneció un indeterminado período de tiempo, hasta que fue a la casa de la
familia Bártoli.
Una vez en la casa de Bártoli, miró por la televisión el partido del fútbol de Boca
y River en compañía de Bartoli, Sergio Binello, Diego Piazza y Delfina
Figueroa. Binello se va en el primer tiempo del partido. Carrascosa permaneció
en la casa de Bártoli hasta que finalizó el partido Boca-River. En ese momento
Bártoli transporta a Delfina y Diego Piazza a su casa.
Una vez terminado el partido, que terminó a las 18:07 hs. Carrascosa se retiró
sólo en camioneta de la casa de Bártoli quedando sin definición actuarial
precisa dónde estuvo hasta que más tarde, pasadas las 18:00 hs., se dirigió en
su camioneta, al restaurante del Club House que queda frente al ingreso del
Country.
¿Qué sucedió en el intervalo entre el término del partido y su llegada al Club
House?
Esto pasó. Carrascosa se dirigió a su casa, entró a la misma solo o junto a otra
u otras personas que lo esperaban. Participó en el enfrentamiento con su mujer
María Marta, colaboró o presenció impávido la pelea y los disparos. Y luego
dejó a otro u otros el arreglo de la escena del crimen.
No olvidemos que las pericias de sangre detectan la presencia de dos hombres
y una mujer, además de María Marta, en los lugares donde existen los rastros
hemáticos. A esta altura no sabemos si parientes, amigos o gente totalmente
extraña a las personas que conocemos de la investigación.
Carrascosa dejó a los demás coautores organizando la primera escenografía
del encubrimiento del asesinato.
Los encargados de la escenografía llenaron la bañera con agua. Sumergieron a
la víctima en ella mojándose su ropa y ensangrentando el agua con sangre y
con coágulos de sangre. Se mojó la remera, el corpiño, el bombachudo color
crema, sus bombachas. La incongruencia de la ropa totalmente mojada los
incitó a cambiarle el bombachudo crema, totalmente ensangrentado hasta la
cola y luego debidamente lavado, por el conocido jogging azul que aparece
seco durante toda la jornada y con la cual la enterraron. Asombrando a todos
porque tenía la remera y zapatillas mojadas y el jogging seco.
Algo sin embargo interrumpió la macabra tarea. Probablemente las llamadas
del vigilador Ortiz y los llamados telefónicos de la guardia anunciando a la
masajista Michelini. Y hubo de suspenderse la tarea de arreglos en el cadáver
que quedó tirado la mitad dentro del baño y la mitad dentro del dormitorio
manando abundante sangre de su cabeza apoyada en la alfombra...
Y el resto de la banda que había quedado en la casa sale, y otra vez sin
conmoción alguna para la perra Paca, que tratándose de personas conocidas o
acompañadas por conocidos no se enoja ni ladra ni se altera de ninguna forma.
En la otra cuadrícula de la escena Carrascosa, fabricando su propia coartada,
estacionó, su camioneta en el parking del Club House, y se dirigió caminando
lentamente hasta el interior del restaurante. Una vez allí, tomó asiento en una
de las mesas que se encuentran frente a la barra. Requirió un café y le pidió al
mozo que le convidara un cigarrillo.
Permaneció en el lugar entre 15 y 30 minutos, manteniendo en ese lapso de
tiempo una charla con la encargada del local, quien le convidó con un
lemoncello.
Pedir un cigarrillo, pedir un café, tomar un lemoncello, hablar con la
concesionaria en su mesa, son los actos de Carrascosa dedicados a
prefabricar su coartada para la hora del crimen.
Esta presencia en el restaurante del Club House se torna de suma importancia
para la investigación dado que echa por tierra la argumentación alegada por el
encartado Carrascosa de que estaba con Bártoli.
El nombrado indicó haber permanecido en la casa de Bártoli hasta unos
minutos después de haberse concretado el primer gol del partido que jugaron
Independiente y Rosario Central. Gol que se produjo a las 18:47 horas. De esta
manera, hasta que se pudo determinar la falacia de esta circunstancia, los
encartados Bártoli y Carrascosa quedaban ubicados por la Instrucción en el
interior del domicilio del primero de los nombrados hasta pasadas las 18:47 hs.
¿Por qué resultaba importante estar en la casa mirando el segundo partido de
fútbol? Porque de esta manera se obtenía una coartada recíproca
inexpugnable. “Yo estaba con vos y vos estabas conmigo”.
Ahora bien, al demostrar que Carrascosa no permaneció en lo de Bártoli todo
ese tiempo que indicó (no hay que olvidarse que a las 18:00 hs.
aproximadamente la testigo Vargas dijo que fue a retirar las cosas utilizadas en
el té y no había nadie en el living) desarticula esta estrategia defensiva y pone
en evidencia que ambas personas tienen muchas actividades perversas que
ocultar en ese horario.
Entonces ¿para qué se tomó el trabajo de concurrir al restaurante del Club
House si a la postre lo iba a negar rotundamente? Simplemente es posible
obtener la respuesta en que necesitaba hacer tiempo hasta que llegara la
masajista de su mujer, para luego poder así firmemente armar la escena de
haber encontrado María Marta luego de que ésta sufriese un fatal accidente
hogareño.
O también ambos, Carrascosa y Bártoli, acordaron darse un coartada recíproca
de presencia mutua que simplemente se derrumbó en la instrucción y a los
encartados ya les fue imposible volverse atrás en su mentira.


La vuelta al hogar


Ese domingo 27 de octubre de 2002, el encartado Carrascosa fue la persona
que se encargó de instaurar en mente de la gente que la muerte de su cónyuge
se debía a un accidente hogareño. Un accidente que no resultaba lógico a los
ojos de sus allegados, quienes en algunos casos supusieron que la víctima se
había quitado la vida, pero por cuestiones que hacían a la discreción no
quisieron indagar al respecto.
Y temprano después de su irrisoria pasada por el Club House regresó en su
auto al hogar donde sabía lo esperaba la muerte de su esposa.
Cuando llega en la puerta está el vigilador Ortiz y la masajista Michelini
esperando entrar. Autoriza el ingreso de ésta. Entra. Carrascosa se dirige al
piso alto donde sabe el cuadro espantoso que lo espera y vuelve de inmediato
encontrándose en la escalera con la masajista Michelini, a quien ya le había
hablado a través de la ventana. Allí nomás le espeta la teoría del accidente y
comienza el recorrido de llamados a los diversos allegados. Se piden
ambulancias pero no a las ambulancias de Emernort sino a las de OSDE.
Aparecen el primer médico, Gordon y su chofer. Y allí se lleva a cabo la
primera negociación con Michelini y el médico. Tan alto o tan convincente es el
poder económico de la negociación que ambos, Gordon el médico y Michelini la
masajista se convierten en los más rápidos y voluntariosos títeres del
encubrimiento.




Gordon con su chofer desparrama 20 o 30 ampollas de adrenalina alrededor
del cadáver. Le aplican quizá resucitación por electroshock, le hacen
respiración asistida pero ya saben que no reaccionará. Ven los agujeros de
donde mana sangre y comienzan con las recomendaciones de que hay que
limpiar para impedir que los parientes vean el cuadro horrible.
Michelini se pone a limpiar azulejos, pisos, alfombras y todo lo que se ponga a
tiro. ¿Por qué no se llama a la mucama para limpiar? La mucama está abajo
dedicada a atender la gente que empieza a llegar, pero no se la usa. El arreglo
de Carrascosa es con Michelini y con el Dr. Gordon. Este último incluso cuando
arriba la otra ambulancia con el médico Biasi insiste en que deberían llevar el
cuerpo a la cama. El chofer y Biasi lo disuaden pero insistió varias veces.
Jamás, aunque estaba a su cargo, aunque se habló de balas, aunque percibió
y se le hicieron notar agujeros profundos en el cráneo, aunque chorreaba masa
encefálica visible hasta para los choferes y la gente que se acercaba, jamás
aceptó recomendar la intervención policial, a pesar de haberle sido sugerida la
misma por parte de los operadores de OSDE, con quienes mantuvo
comunicaciones desde la casa; y también rehusó la obvia realización de la
autopsia. Por el contrario trató de disimular los hechos limpiando la cara de la
occisa y arreglando su cabello.
¿Cuánto costó este pequeño arreglo? Probablemente una suma irrisoria
ofrecida por el Deus ex Machina de la función: el viudo Carrascosa. “Amianto”
dirigió todos los hilos de la operación.
Pronto contó con la colaboración inestimable en el encubrimiento de Pichi
Taylor y Bártoli. El cadáver fue manejado después de la ida de los médicos por
Carrascosa y Taylor. Después se encargó a Marialita que la vistiera cuando ya
estaba en la cama.
Bártoli con Michael Taylor fueron a buscar certificados en peregrinaje por una
funeraria de Pilar donde rebotaron al encontrarse con ciudadanos honestos que
querían hacer su trabajo respetando las leyes; razón por la cual recalaron en
Casa Sierra donde Bártoli pudo alcanzar sus espurias intenciones, denuncia
domicilio falso, causa de muerte falsa y circunstancia apócrifas de ese
fallecimiento y logra el certificado de defunción de un médico cualquiera, a
sabiendas que el mismo no tomaría contacto directo con el cadáver para
constatar el óbito y que tampoco habría intervención policial alguna.
Bártoli coorganiza un velatorio anómalo eliminando la capilla ardiente que
implicaba el riesgo de visión clara del cadáver para muchas personas y
manipuleo del mismo colocándolo en el féretro. Incluso cuando la colocación el
día del sepelio deviene imprescindible monta la guardia pretoriana alrededor
del funebrero con cuatro personas más y apura a Di Feo para que nervioso no
vea el estado deplorable de la cabeza de María Marta.
¿Cómo se desarrolló el velorio de María Marta? Para responder a este
interrogante resulta conveniente, para una mayor comprensión, efectuar una
división abstracta de esos momentos. Por un lado tenemos el velorio que
presenció la gente común que concurrió a despedir los restos mortales del ser
querido; por otro tenemos lo que la investigación nos permitió sacar a la luz de
las maniobras desplegadas por los implicados.
Ya se dijo que el cuerpo fue “acondicionado”, y también se indicó que fue
velado durante una noche bajo una opaca luminiscencia de un velador ubicado
del lado opuesto al que se encontraban los orificios dejados por los impactos
de las balas.
La sorprendida concurrencia se encontró frente a la noticia que la causa de la
muerte de María Marta se debía a un accidente doméstico ocurrido en el
interior del baño. Pero, no solamente durante el velorio, sino también durante el
entierro, circularon diferentes versiones que describieron cómo había ocurido
ese funesto hecho.
Supuestamente se había golpeado al resbalarse cuando iba a tomar un baño;
se había golpeado con una de las vigas del techo del baño y luego, cuando
pretendía limpiarse la sangre que fluía por ese golpe, se había golpeado
nuevamente, pero esta vez contra una de las griferías de la bañera; también se
había ahogado; además según lo dicho por Bártoli en la funeraria Casa Sierra,
había sufrido un infarto.
Pero entonces ¿cómo explicaba la presencia de masa encefálica? Tan
llamativo resulta este detalle que hasta los operadores telefónicos de la
empresa de emergencias que recibieron la somera descripción que indicaba
cómo estaba el cuerpo de la víctima se preguntaban entre sí, si la habían
golpeado. Verbigracia, “¿La cagaron a palos?..”.


El movil del crimen


Removiendo los escollos opuestos al avance de la investigación desde la
muerte de María Marta, despejando las incógnitas y siguiendo todas las pistas
imaginables para descubrir la verdad, desechando –después de exhaustiva
inquisición– innumerables móviles en el ámbito familiar y fuera de él, así como
numerosas líneas derivadas de ellos, como por ejemplo los vigiladores o el
vecino del country, así como la supuesta homosexualidad de María Marta; la
investigación devela en definitiva el potente nervio conductor que une a todos
los vinculados a esta trama novelesca.
Ingentes cantidades de dinero ilegítimo provenientes de las operaciones que
realizó en Argentina el “Cártel de Juárez” son las que atan conciencias y las
que mueven los actos e imponen silencio a los vinculados a este crimen
eliminando por banales las hipótesis de raterías, robos y móviles pasionales de
toda índole insinuados por los investigados en esta instrucción, y conformando
con los relacionados con la causa un verdadero clan o núcleo cerrado
juramentados en el silencio.
Veamos.
Michael Taylor no sólo es el acompañante de Bártoli en su búsqueda ce
certificados falsos para tapar el asesinato de María Marta, ni “Pichi” Taylor tuvo
como única misión coordinar el cadáver y ordenar los llamados a conocidos,
allegados, ambulancias, guardias y de paso impedir con Binello la presencia
policial. Debemos notar en principio que según la copiosa información
económica de los autos, el padre de Michael y suegro de “Pichi”, Rodolfo
Hamilton Taylor, tiene como domicilio la calle Juncal 721 de la Ciudad
Autónoma.
O sea que el padre de Michael y suegro de “Pichi” Taylor vive allí.
Y allí también en Juncal 721 tenía su domicilio el hermano, Jorge Vicente
Fernández Ocampo, de un personaje que debemos ahora mencionar: Vicente
Fernández Ocampo.
Vicente Fernández Ocampo figura en la agenda eletrónica de la computadora
de María Marta como “Bicho’’, un bicho que trabajaba en “Exprinter’’, hoy
Banco Banex S.A. y el 28 de Diciembre de 2001, en plena efervescencia del
“Corralito’’, por orden de una nota enviada por María Marta transfiere dinero a
un banco del exterior, el Northern Trust Intl. Bank de Nueva York. Transferencia
prohibida por la legislación vigente en esa fecha. Dinero legítimo o ilegítimo no
lo sabemos aún.
“Bicho’’ en esa fecha trabajaba en Exprinter Representaciones S.A. que
sostiene no ser una financiera sino que simplemente recibe órdenes de sus
clientes y las transmite donde corresponde para efectuar transacciones que sí
son financieras.
Siete días después del asesinato, Carrascosa también se comunicó con
“Bicho’’ en Exprinter en dos comunicaciones telefónicas una de ellas con el
celular que compartía con María Marta.
¿Qué orden de transferencia recibió el muchacho de Exprinter? ¿Debía mover
dinero legítimo en una operación ilegítima o debía mover dinero ilegítimo para
una operación prohibida?
Diez días antes del asesinato el que movía operaciones era Sergio Binello en
llamados a Exprinter del 17 de Octubre de 2002.
Pero avancemos otro tranco. Michael Taylor es socio en Valbonne S.A. con su
padre Rodolfo H. Taylor -el de Juncal 721- y Oscar Guillermo Kraft (cuñado de
Michael Taylor y concuñado de “Pichy’’ Taylor) empresa que en 1998 tomaba
dinero del Banco General de Negocios de los tristemente famosos hermanos
Rohm. Los mismos de la quiebra neoyorquina y de los fraudes en el Uruguay.
Lo dicho es correcto y producto de balances y no una confusión de columnas
contables de debe y haber.
Se puede apreciar a la luz de ese balance, que del total del pasivo corriente,
deuda a cancelar a los 12 meses siguientes a la fecha de cierre del balance
considerado, de esa empresa $ 887.770,67; el 48,08% corresponde a Deudas
Financieras $ 426.813,54, de las cuales $ 420.275,60 (98,48%) es la deuda
hacia el Banco General de Negocios.
Ya vamos llegando en esta mañana, en la cual están envueltos María Marta,
Carrascosa, Binello, Bártoli, Michael Taylor, Pichi Taylor y se verá más
adelante cuantos más de los involucrados en estos actuados operaban en
común negocios de tipo financiero legítimo o no.
Para ser exactos no tan legítimos.
En el caso sonado del “Cártel de Juárez’’ la historia de un lavado millonario de
dólares de México en la Argentina, que tramita ante el juzgado Federal del Dr.
Canicoba Corral, tenemos otro vínculo muy fuerte de esta telaraña de
vinculaciones y complicidades.
Allí se detectaron operaciones del orden de los U$S 2.500.000 suma
debidamente comprobada y se sospecha de la existencia de otros U$S
10.000.000 adicionales sobre los que se investiga su ilegitimidad y sus
maniobras de “lavado’’.
¿Quién tenemos como indagada y procesada como testaferro en estos autos
del Cártel de Juárez?
A Laura Helena Burgués.
Ruego que no nos asombremos. La Sra. Laura, auditora de este grupo
mejicano, operó en la Argentina adquiriendo inmuebles y blanqueando dinero
del narcotráfico.
Laura Helena Burgués es ¡Oh casualidad! Hermana de “Pichi’’ Taylor. No hay
que olvidar que su nombre completo es NORA MARGARITA BURGUES de
TAYLOR.
Alejandro Reynal, allegado que tenemos presente en el velatorio de María
Marta se halla vinculado por estrecho parentesco con Adela Cora María
Fernández Ocampo, prima de nuestro “Bicho’’ Fernández Ocampo, y es
nuestro allegado por razones de vecindad. Operaba en “M.B.A Sociedad de
Bolsa S.A.’’ y Michael Talor fue presidente de la firma “Agente de Mercado
Abierto AMA Extrabursátil S.A.’’ . En otra sociedad, Meatfull S.A. el papá
Rodolfo Taylor, Michael Taylor y asombrosamente aparece Sergio Binello
vinculado societariamente a ambos.
Cuando Carrascosa comienza su retiro de las operaciones bursátiles el que lo
sustituye en casi todos los sectores es Bártoli que avanza financieramente en
las operaciones de Bolsa a medida que se repliega Carrascosa.
Parece ser que no sólo blanquearon dinero por medio de operaciones
financieras sino que el blanqueo de otra suma similar a la más arriba
mencionada pudo ser operada mediante compra de acciones en Buenos Aires
y venta de las mismas en el exterior -operación conocida para salir del corralito
en la Argentina- para así blanquear y simultáneamente regresar el dinero al
exterior.
Cuando esta Fiscalía habló de un comportamiento mafioso en las actitudes de
todos los actores que rodean el asesinato de María Marta estaba respaldada
por cuanto el interés económico del conocimiento de secretos, por los que pudo
ser sancionada María Marta, eran suficientemente poderosos como para mover
sumas ingentes de dinero para comprar conciencias, testigos, abogados,
funcionarios y todo el abanico de posibilidades que el dinero del narcotráfico y
el lavado del Cártel de Juárez puede conseguir.
Así, por violentos y tenaces lazos de fuertes operaciones económicas ilegítimas
y cuantiosas, se puede lograr no sólo la “omertá’’, el tradicional silencio
mafioso, sino el vuelco aún de las personas que no estaban originalmente en el
“ajo’’ pero que paulatinamente, por temor o por mucho dinero fueron
engrosando las filas de los encubridores.
Es en este cuadro que cobran sentido las expresiones de Irene HURTIG
cuando conversando telefónicamente con un interlocutor desconocido, aunque
presunto operador o consultor de sus cuentas, expresó ante la mención de éste
que: “...en el caso tuyo es como que el patrimonio ha sido prácticamente el
mismo en los cinco años, del ‘97 al 2001 inclusivo, subió un poquito, bajó un
poquito, con lo cual quiere decir que con tus ingresos has vivido..., ahora, en el
caso de Guillermo se nota la diferencia en el tema de esa cuenta que
desaparece...’’ (sic), expresión que no pudo terminar pues fue cortado
abruptamente por la susodicha con un: “...Si bueno en todo caso después
hablamos...’’ (sic).
Que aquí está claro, con este móvil impresionante, nadie reculará en sus
dichos, nadie se quebrará en sus testimonios, nadie acusará a otro miembro de
la logia, nadie sacará los pies del plato.
Pero el móvil del asesinato, con sus complejos entresijos para develar sus
conexiones, aparece para explicarlo. Asesinato cuyo perverso móvil consiste
sólo en encubrir operaciones mucho más importantes que la simple vida de
María Marta, totalmente prescindible para “Amianto’’ y los demás involucrados.


II. LA PROTERVIA DE
LOS ACTORES DE LA TRAGEDIA:


1) El malaccionar imputable a CARLOS ALBERTO CARRASCOSA.
El encartado entró solo o acompañado o franqueó a posteriori el ingreso de
más personas a su casa; motivo por el cual, como fuera explicado, la perra
Paca no le ladró a ninguna persona. Se encaró con su esposa, en la planta alta
y comenzó la discusión.
María Marta, formaba parte o en su caso estaba muy anoticiada de la actividad
mafiosa, de su accionar sus movimientos ilegítimos de dinero ilegal.
La presencia de su esposo, posible golpeador, junto a otras personas, también
allegadas y algún desconocido, precipitaron su pensamiento “¡Era boleta!”.
Y peleó.
Carrascosa participó en la muerte de María Marta. Desgraciadamente, nos
resulta imposible retrotraernos a los sangrientos instantes físicos en los que
ocurrieron los hechos, para así poder conseguir una instantánea de aquel
momento. Todas las afirmaciones que se hacen son el producto de la
interpretación lógica de las distintas pruebas incorporadas. Reitero, no tenemos
una instantánea que grafique el preciso instante en que María Marta fue
acribillada, por ello, la participación de Carrascosa como coautor de este
horrendo hecho no solamente puede basarse en haber accionado el arma de
fuego, sino que también, como es sabido, colaboró, ayudó, presenció la lucha,
la pelea, y el asesinato.
Luego de verse involucrado en este horrendo acontecimiento, a los efectos de
eludir su responsabilidad, y poder continuar caminando inmaculado ante la
sociedad, preparó el encubrimiento y lo encargó. Dio directivas para que fuera
cumplida su voluntad. Es decir, dispuso, como se acostumbra en los ambientes
del hampa, que se modificara el escenario, que se ocultara el asesinato. Aquí
simplemente ocurrió un accidente hogareño… ¡María Marta era tan torpe…!
Impartidas las directivas, salió presto a construir su coartada. Club house, café,
lemoncello, cigarrillo de por medio; todo ello resultó necesario para hacerse
ver, para que quedara en el recuerdo de los desprevenidos testigos su
presencia en ese preciso lugar esa tarde. Luego, con la realidad de los hechos
enrostrados, había que negar a ultranza tal acontecimiento. “Yo no estuve ese
día”, alegaría más tarde sin sentido. ¿Por qué? Pues, como fuera indicado,
resultaba imperioso otorgarle una cobertura a Guillermo. “Estuvimos juntos
mirando el segundo partido”.
Volvió a la casa, encontró al vigilador Ortiz tocando el timbre porque tenía que
avisarle que estaba Michelini en la puerta del Country. No se sorprendió con la
información recibida de parte de Ortiz porque él sabía lo ocurrido en el interior.
En este punto una persona libre de toda maquinación se hubiese preguntado,
por qué no contesta María Marta si se había ido de la casa de Bártoli
justamente para prepararse para la sesión de masajes. Pues bien, Carrascosa
no se inmutó porque sabía con el cuadro al que se iba a enfrentar una vez
abierta la puerta de su casa. Ni se inmutó. ¡No por nada le dicen amianto! No le
dijo al vigilador que, al menos, permaneciera en la puerta hasta tanto se
asegurara que no pasaba nada anormal en su domicilio dado que su mujer no
respondía a los llamados de la guardia. Al contrario, lo despachó. Reitero, no
se sorprendió porque sabía que María Marta ya había sido descerebrada.
Luego, ya con Michelini en su casa, se produjo el primer arreglo. Llegó el
primero de los médicos, Gauvry Gordon… ¡Cuánto poder tiene el vil metal…!
Comenzó el gran teatro. Los actores representaron sus personajes. No fue
difícil, porque María Marta,… era tan torpe…
Que no se haga autopsia, que se arroje la bala al inodoro, que no la muevan,
que se tiren las ropas ensangrentadas. Estas atrocidades se cometieron bajo
los designios de Amianto.
Su accionar no se detuvo allí, los agujeros que tenía María Marta en su cabeza
desaparecieron a la vista de los desprevenidos concurrentes. El cómo y el por
qué ya fueron dichos.
Como sabemos, el inusual velorio también fue organizado bajo sus propias
directivas mientras degustaba un vaso de güisqui. Solamente faltaba maquillar
el cadáver para dar por cumplida esta febril etapa.
En resumen, el “Gordo”, o “Amianto”, Carlos Alberto Carrascosa:
• Mató a María Marta, ya sea solo o en colaboración de más personas,
vinculadas o extrañas a la víctima.
• Estableció la idea del inocente accidente hogareño.
• Impidió, junto a otros, que se hiciera la autopsia.
• Se deshizo de pruebas tales como la bala que no penetró el cráneo, la ropa
ensangrentada, se limpió la casa.
• Es uno de los ejes de la compleja trama mafiosa.
• Prefabricó la coartada del restaurante del club house del Country.
• Prefabricó la coartada compartida con Bártoli.
• Preparó y dispuso el cohecho activo que llevaron a las prestas actividades
desarrolladas por Gauvry Gordon y Michelini.
• Confabuló perversamente en el accionar encubritivo juntamente con Pichi
Taylor, Bártoli, Binello, Gauvry Gordon y Michelini.


El malaccionar imputable
a GUILLERMO BARTOLI


El imputado Bártoli, colaboró con Carlos Carrascosa en instaurar y sostener la
idea de que la muerte de María Marta había sido ocasionada por un accidente
hogareño con el objeto de ocultar el homicidio. ¿Cómo? Bártoli, le dijo a los
concurrentes que María Marta se había accidentado, que tenía cara de paz,
que no “había luchado”.
¿Si era un accidente, por qué tenía que afirmar que no había luchado María
Marta? Es obvia la respuesta. Sabía en qué forma se le había dado muerte;
además, el cadáver estaba “demasiado” golpeado a los ojos de los testigos.
Insistió en la teoría del accidente incluso cuando sus cuñados Juan Carlos
Hurtig y Horacio C. García Belsunce junto a otras personas, le plantearon las
dudas al respecto, indicándole el hallazgo de una bala.
Se mostró ofuscado ante la idea de la intervención policial. No permitió que el
empleado de la casa fúnebre trabajara, como es costumbre en estos casos,
solo o en compañía de sus colaboradores, para encajonar el cadáver de María
Marta. Incluso, apuró al testigo Di Feo a que hiciera su tarea rápidamente, sin
dejar que, como suele ocurrir, la gente se despidiera de la víctima a cajón
abierto. También concurrió a la casa de sepelios Ponce de León en la localidad
de Pilar, donde dijo que su cuñada había fallecido cuando se estaba bañando.
Así, en un primer momento concurrió a esa casa de sepelios, donde requirió sin
ningún tipo de tapujos, al empleado, luego de haberle ocultado la verdad de las
causales del fallecimiento de María Marta, que le confeccionara un certificado
de defunción sin la intervención de la policía. Al obtener una respuesta negativa
de parte del empleado de esta funeraria, se retiró, indicándole que luego
regresaría con un certificado que le confeccionaría un médico conocido, no
regresando al lugar.
También hizo lo mismo cuando le dijo el motivo del fallecimiento al empleado
de la Casa Sierra en la Capital Federal. Es decir, luego de fallar en su primer
intento de obtener un certificado falso, se dirigió hasta la Capital Federal,
donde, una vez en la Casa Sierra, se anunció como amigo de uno de los
dueños de esa casa fúnebre, y tramitó el certificado de defunción ansiado. Para
ello, además de indicarle al empleado que la muerte había sido accidental,
informó que el lugar del fallecimiento había sido en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Esta circunstancia, fue posteriormente comentada por el
imputado al testigo White, quien declaró que Bártoli se mostraba preocupado
porque sabía que había “actuado mal” con el tema de la cochería.
¿Pueden ser considerados veraces los dichos del imputado Bártoli? ¿Puede
ser que su accionar se debiera exclusivamente a su torpeza? No. Por más
torpe que una persona sea, nunca requiere de “buena fe” un certificado de
defunción condicionándolo a que no intervenga la autoridad, sea cual fuere la
circunstancia o la condición social de la persona que muere. No resultan
lógicos sus argumentos, cuando indica que sentía que estaba recibiendo una
atención “de cuarta” en la casa Ponce de León, cuando recibió la respuesta
negativa de parte del empleado, quien le dijo que debían pasar primero por la
Comisaría para certificar la firma del médico “amigo” que firmara. Tampoco
resulta lógico el argumento dado en cuanto a que no le hizo firmar el certificado
a Constantino Hurtig, por ser éste pediatra y padrastro de María Marta. Todo lo
contrario, al recibir la noticia de parte del empleado de que tenían que pasar
por la Comisaría para certificar la firma, decidió concurrir a otra parte porque de
lo contrario toda su maniobra hubiese saltado a la luz inmediatamente.
No pasa por alto la circunstancia descubierta durante la instrucción en cuanto a
que el imputado Bártoli, no solamente alegó haber almorzado en la casa de la
familia Binello junto a este matrimonio, dos hijos, Carrascosa y María Marta.
Cosa que no fue así dado que permaneció en su domicilio donde ingirió un té.
Asimismo, el encartado, carece de coartada. Sostiene haber estado en su casa
viendo un partido de fútbol junto a Carrascosa, cuando ello no fue así, pues
luego de finalizado el encuentro entre Boca y River, no quedó nadie en el living
de su casa donde está el televisor.
No pasa desapercibido que Bártoli formó parte de la organización del inusual
velorio, dado que cuando llegó el personal de Casa Sierra al lugar de los
hechos, donde fue velada María Marta, no permitió que se armara la capilla
ardiente, ni que fuera colocado su cuerpo en el cajón, como habitualmente
ocurre.
Al efectuar el relato de lo ocurrido, les ocultó a las autoridades que se
presentaron en el lugar, que habían encontrado una bala, ni siquiera nombró el
hallazgo de un pedacito de metal, menos un “pituto”. Ocultando de esta
manera, a sabiendas, a la autoridad la existencia de la bala. Tampoco hizo
saber sobre los interrogantes que tenía su cuñado Juan Carlos Hurtig respecto
de las causales del deceso.


El malaccionar imputable
a SERGIO RAFAEL BINELLO


El imputado Binello, luego de recibir un llamado telefónico mediante el cual el
testigo White le informó que estaba llegando un patrullero al Country, le ordenó
a White que no dejara ingresar a la policía al Country Club Carmel y que si
resultaba necesario “coimeara” para que se retirasen sin tomar intervención.
En las propias palabras de Horacio García Belsunce, Sergio Binello fue la
persona más activa la noche del homicidio, fue quien se encargó de parar a la
policía.
¿Resulta lógico lo alegado por el encartado en cuanto a que, como empreario
avezado desconociera que al ocurrir un accidente no tenía que intervenir la
policía? No hace falta extenderse demasiado al respecto. Ya el propio
imputado demostró que se hallaba preocupado por su accionar cuando habló
por teléfono en reiteradas oportunidades donde, sin saber que la instrucción lo
estaba escuchando según directivas judiciales, confesó su delito de
falseamiento. El imputado Binello en conversaciones telefónicas mantenidas
reconoció que fue él quien le dijo al señor White que parara a la policía y que si
resultaba necesario la coimeara.
También en otro momento, antes de que se entablara la comunicación
telefónica, habló con una tercera persona a quien le dijo refiriéndose a la
declaración que efectuó en la Fiscalía que: “...y a Guillermo ni lo toqué y al
Gordo le dio una mano... ¿Es necesario que a una persona inmaculada se le
“de una mano”, y se diga que con respecto a otra “ni la toqué”? Pues, no. Aquí
tenemos otra señal, dada por una de las personas que integra esta
“hermandad”, que muestra cuan involucrado está Binello en todo este asunto,
alega desconocimiento de pautas sociales básicas, pero llegado el momento de
enfrentar la verdad, prefiere “dar una mano”, y en este caso, los nombrados por
Binello, ¡vaya si la necesitaban!
En resumen, Sergio Rafael Binello:
* Ordenó que la policía no ingresara al Country.
* Indicó que se coimeara a la policía para que se retirasen del l ugar.
* Ejecutó, junto a otros, el encubrimiento pedido por el “Gordo” dado que
intervino en el “pago” al médico y a la masajista.
* Es uno de los ejes de la compleja trama mafiosa.


El malaccionar imputable
a “PICHI” burgues de TAYLOR


La imputada Nora Burgués de Taylor, luego de permanecer junto a Carrascosa
a solas con el cadáver de María Marta en el piso, se deshizo de elementos
probatorios vitales que fueron descriptos por algunos testigos como ropa, y
según sus palabras eran simples toallas ensangrentadas, impidiendo, a su vez,
el ingreso del Médico Dr. Nolting a la escena del crimen.
¿Puede pasar desapercibido a los ojos de una experimentada médica
veterinaria de caballos de polo la existencia de abundante sangre en el lugar
donde se encontraba el cadáver? No para su eminente formación en medicina.
Ella misma asi lo indicó. Entonces, ¿por qué asumió la actitud de deshacerse
de “bultos” que se encotraban ensangrentados? Pues para lograr la impunidad
del homicidio de María Marta. Para cumplir los designios de Carrascosa, Así
comenzaba su participación en esta macabra tarea, la que finalizó con el pago
de una suma de dinero para que María Marta no fuera llevada, ni se le hiciera
autopsia.
Su participación salta a los ojos a través de los distintos testimonios, los que
relatan que la encartada efectuó una descripción de lo acontecido cuando
diciendo que “... como esto se podría abrir en un suicidio o en un homicidio o
en más cosas y el Gordo Carrascosa les había pedido que no se la llevaran ni
le hicieran la autopsia y como había ido una ambulancia y después otra y la
policía. “... entonces se arregló y pagamos para que se hiciera lo que el gordo
quería...” (sic).
De resultar este relato ficticio o fantasioso, cabe preguntarse entonces cómo
supo Inés Ongay que primero concurrieron dos ambulancias, luego la policía,
que a la sazón no llegó hasta la escena del crimen. La respuesta es simple,
porque se lo relató la encartada. Así ocurrieron los hechos. Así fue que llegaron
dos ambulancias, luego la policía y obviamente, para cumplir con los designios
del “Gordo” se arregló y “pagamos”. Nótese que el verbo utilizado para describir
esa acción de transmisión de dinero, está conjugado en la primera persona del
plural, lo cual indica indiscutiblemente que la persona que efectuó el relato, es
decir Nora Burgués, participó ya sea en la entrega propiamente dicha, como en
la confabulación para que la misma se llevara a cabo.
Sabía que la muerte de María Marta no había sido a causa de un simple
accidente doméstico. Ella misma no podía contenerse, dejaba trascender,
inconscientemente quizás, indicios de lo ocurrido cuando manifestaba que “no
le cerraba” la muerte. ¡El peso del delito era muy fuerte! Incluso se sentía
insegura en su propia casa, donde mandó cerrar los postigones, todo esto
porque sabía que a María Marta la habían asesinado. Daba respuestas
incoherentes ante las preguntas de los diferentes concurrentes relacionadas
sobre cómo habían ocurrido los hechos. Las incoherencias se debían a que no
podía decir la verdad de las cosas.
Es la cónyuge de quien acompañó a Bártoli a buscar los certificados. Su marido
Miguel Enrique Hamilton Taylor, es con ella un vínculo de la asociación mafiosa
de lavada y movimiento de dinero con el Cártel de Juárez.
EL MALACCIONAR DE
HORACIO GARCIA BELSUNCE


Fue sin dudas ejecutor y encargado de prensa del encubrimiento. ¿En qué
sentido? Pues, utilizando las influencias que tenía gracias a la labor de
periodista. Estaba acostumbrado a tratar con el poder público. Tenía acceso
directo a los teléfonos de los altos funcionarios policiales. Así fue que los utilizó.
Ante la noticia que se presentaría la policía en el lugar de los hechos, no
titubeó, efectuó un llamado telefónico requiriendo que el personal policial que
se estaba dirigiendo allí se retirase sin tomar la debida intervención.
Le indicó a Binello, quien había sido la persona que le había comunicado que la
policía estaba en camino, que ya había hablado con un alto funcionario policial
para evitar que tomaran cartas en el asunto.
¿Por qué sabía que la muerte no había sido accidental? Pues, porque formó
parte de la reunión que se hizo en el baño de la planta alta, cuando fue
encontrada la bala que no había penetrado en el cráneo de María Marta.
No tuvieron dudas de que se trataba de una bala. Más allá de haber tenido en
su juventud instrucción militar al cumplir con su servicio militar obligatorio,
demostró su conocimiento del tema cuando tomó el “pituto”, lo hizo utilizando
un pedazo de papel higiénico, alegando haber aprendido esta maniobra “en las
películas”. Es cierto que uno puede ver que las cosas son tomadas de esta
manera en los filmes de entretenimiento, pero siempre esto se hace así cuando
previamente ocurrió algún crimen. Es decir, uno aprende esto en las policiales.
De haber resultado carente de valor, no habría tomado la precaución descripta.
Lo habría agarrado simplemente con sus manos limpias. Entonces, ¿por qué
se habló de una bala? Porque lo era, y sabía tal circunstancia.
¿Qué más hizo? Ante los planteos insistentes de su hermano, el imputado Juan
Carlos Hurtig, referidos a que la muerte de María Marta no podía ser el
resultado de un accidente hogareño, lo convenció de tal circunstancia.
Indicándole que para qué se iba a hacer más lío, ya bastante sufrimiento tenían
sus padres con la muerte de su hermana. Incluso acusó a su amigo de “botón”
cuando éste le indicó que estaban en camino la policía y un fiscal.
Al efectuarle el relato de lo ocurrido, les ocultó a las autoridades que se
presentaron en en el lugar, que habían encontrado una bala, ni siquiera nombró
el hallazgo de un pedacito de metal, menos un “pituto”. Ocultando de esta
manera, a sabiendas, a la autoridad la existencia de la bala. Tampoco hizo
saber sobre las dudas que tenía su hermano Juan Carlos Hurtig respecto de
las causales del deceso. Guardó silencio... calló.
Todo lo que hizo resultó de suma importancia. Paró a la policía, convenció a su
hermanastro, quien podía develar lo ocurrido y echar por tierra todo el
encubrimiento hasta ahí desarrollado, que era mejor dejar las cosas como
estaban, dado que sus padres ya habían sufrido una pérdida irreparable.


El malaccionar imputable
a JUAN CARLOS HURTIG


¡Ocultó la verdad del homicidio de su hermana! Es decir, desde el primer
momento supo que la muerte de su hermana María Marta no se debió a un
mero accidente hogareño ocurrido en el baño. Lo supo y lo hizo saber a los que
allí estuvieron, pero luego de mantener las charlas con su hermano Horacio se
enroló en la idea del accidente.
¡Fue callado! Más, al vislumbrarse la posibilidad de aclarar el homicidio el
mismo día del velorio, eligió defender el encubrimiento que ya se había
orquestado. Encubriendo a un asesino pariente, amigo o extraño.
¡Encontró la bala debajo del cuerpo de su hermana! Y participó en la decisión
de arrojarla en el inodoro, para hacerlo desaparecer, ocultando un rastro vital
del crimen.
Supo que era un crimen y a pesar de ello se deshizo de una prueba importante,
bajo la excusa de evitarle un dolor mayor a “los viejos”.
Era consciente de que a María Marta la habían asesinado, pero hasta tal punto
defendía el encubrimiento que sostuvo que por más que le dijeran que el
asesino fuera un villero (un extraño), eso no cambiaría las cosas.
El malaccionar imputable
a CONSTANTINO HURTIG


Se deshizo de una prueba del homicidio de su hijastra María Marta al formar
parte de la reunión que decidió arrojar por el inodoro la bala que había
encontrado en el lugar donde había estado María Marta su hijo Juan Carlos.
Inverosímilmente alegó que ese “casquillo” o “esquirla”, como él mismo
denominara a la bala, correspondía a restos de los materiales que utilizaron los
médicos en la resucitación.
¿Es posible confundir una bala con restos de elementos que utilizaron los
médicos? Es médico en actividad y con larga experiencia, carece de lógica
decir que se confundió una bala con materiales médicos. Es cierto que la
ciencia médica ha avanzado y avanza diariamente, pero también es real que en
el día de hoy el imputado se encuentra ejerciendo la medicina, motivo por el
cual se mantiene actualizado con las novedades de la ciencia. Una bala aún no
es un método para curar en medicina, salvo que adhiera a la eutanasia. Por
ello, no resulta lógica su explicación, máxime cuando, minutos después efectuó
un comentario referido al hallazgo del “pituto” diciendo que había encontrado
una “vaina”, o un “casquillo” o una “esquirla”.
Dijo haber concurrido como padre y no como médico; sin embargo estuvo
dispuesto a firmar el certificado de defunción. Cosa que no resultó necesaria
debido a la gestión realizada por su yerno Guillermo Bártoli. ¿Cuál hubiese sido
el diagnóstico de muerte de María Marta de haber sido firmado por Constantino
Hurtig del certificado de defunción?
Ocultó el homicidio a sabiendas. Vio sangre, masa encefálica, manipuló el
cadáver para ponerlo sobre la cama y, a pesar de tener conocimientos de
medicina legal, dijo “No se hace autopsia”. Cabe preguntarse por qué utilizó
esta expresión negativa respecto de la realización de la autopsia. Obviamente
porque sabía que era la única manera de mantener este secreto oculto ante la
autoridad.


El malaccionar imputable
a JUAN RAMON GAUVRY GORDON
Ordenó que se limpiara la escena del crimen de María Marta. Bajo la excusa de
haberlo dispuesto para que no se impresionara la familia y los menores, se
aseguró de que nadie pudiera ver cómo estaba el lugar del crimen.
Encontró los agujeros en la cabeza de María Marta y alega no haberla revisado
por completo, pero le ofreció al resto de la gente que la palpara. ¿Es creíble
esta exposición? En absoluto. El imputado supo de la existencia de los
agujeros en la cabeza de María Marta. ¿Por qué se sostiene esta afirmación?
Porque el imputado Gauvry Gordon le limpió la cabeza a María Marta con una
toalla y le mostró a las personas que se hallaban en el dormitorio las heridas en
la sien izquierda. Indicando también la existencia de masa encefálica.
Tal es así que conversó al respecto tanto con el médico Biasi, como con el
joven estudiante de medicina Diego Piazza. En la charla que mantenían,
mientras escribían las respectivas historias clínicas, se hablaba que para
ocasionarse esos “tres” agujeros María Marta se tendría que haber caído desde
un quinto piso.
A pesar de haberlo manifestado verbalmente, a pesar de haber hablado
respecto a los agujeros que tenía la cabeza de María Marta, Gauvry Gordon
confeccionó un informe médico “trucho”.
El propio imputado sabía que la muerte no había sido ocasionada por un
accidente en el baño, así lo confirma la conversación telefónica que mantuvo
con la empresa Paramedic que lo había enviado. Habló con el operador que lo
llamó a su celular, y relató que se encontraba frente a una “muerte súbita” con
un traumatismo de cráneo, lo que de por sí resulta contradictorio. Con este
simple diagnóstico, el operador telefónico que lo había llamado, le preguntó si
iba a hacer la denuncia policial, si se iba a comunicar con la policía,
contestándole Gauvry de manera negativa. Hay que preguntarse si este
operador tiene poderes propios de los videntes. Para nada, en absoluto. La
pregunta efectuada por el operador surgía de la información que estaba
brindando el encartado, tal es así que cuando se pasaba la información entre
los operadores de Paramedic y OSDE surgió naturalmente la pregunta “...¿la
cagaron a palos?....(sic)
Esa no fue la única oportunidad en la que le fuera advertida, a Gauvry Gordon,
la necesidad de efectuar la denuncia policial. Así, cuando el encartado se
estaba retirando del domicilio donde ocurrieron los hechos, se cruzó con el Dr.
Nölting a quien le contó su versión de los hechos. Al escuchar esta versión, el
Dr. Nölting le preguntó directamente si iba a hacer la denuncia policial,
diciendole Gauvry Gordon “no sé”.
¿Por qué entonces un médico se aferra a la versión de un accidente hogareño
que le dio una masajista, a pesar de haber dicho él mismo que para causarse
ese traumatismo se tendría que haber caído de un quinto piso?¿Por qué a
pesar de los avisos que recibió en cuanto que debía llamar a la policía no lo
hizo? ¿Por qué armó el show de reanimación con más de 20 ampollas
dispersas por el piso?
La respuesta a todos estos interrogantes es muy simple. La dio la imputada
Pichi Burgués de Taylor... “...entonces se arregló y pagamos para que se
hiciera lo que el gordo quería...”(sic)
Pero no solamente la imputada Burgués nos indicó el camino andado, Sergio
Binello lo aseguró cuando aseveró que no podían ser los médicos los que
llamaron a la policía. ¿Cómo estaba tan seguro? Pues por el mágico poder que
tiene el dinero para comprar voluntades. Así también lo manifestó el testigo
Biasi cuando le dijo a Gauvry que esta gente tenía suficiente dinero como para
comprar todo.
Armó un show que no pasó desapercibido para algunos, no fue suficiente
desplegar 20 o 30 ampollas por el piso. ¿Acaso la iban a momificar con la
adrenalina? El cadáver, pues no hay que olvidar que María Marta estaba
muerta cuando llegó Gauvry Gordon, no presentó los signos propios de haber
recibido resucitación. Es decir, no tenía colocado el tubo que se utiliza para
proporcionarle oxígeno a una persona que está siendo atendida en esas
condiciones de urgencia, el cuerpo no estaba en la posición para efectuarle ese
tipo de maniobras que dijo Gauvry Gordon haberle hecho.
No solamente se ocupó de que toda la zona fuera lavada para que no se
impresionaran los menores de edad que nunca hubo en esa casa. Trató de ir
un poco más allá al querer colocar el cadáver en la cama, situación que le fue
impedida por la intervención del enfermero Cachi quien le dijo que si hacía eso
se metía en un lío bárbaro.
¿Le aplicó efectivamente la corriente eléctrica a 360 joules como dice Gauvry?
El cuerpo de María Marta no presentó las quemaduras que habitualmente
dejan estos aparatos.
El malaccionar imputable
de BEATRIZ MAGDALENA MICHELINI


Limpió los rastros del homicidio. ¿fue sin querer? Fue por el simple hecho
pedido que le efectuó el médico Gauvry Gordon? Para nada.
Ella sabía lo que hacía, sabía, como cualquier persona normal que cuando hay
sangre en las proporciones que había en la casa de María Marta, uno no tiene
que meterse “inocentemente” a limpiar. No fue un “lavado de cara” lo que hizo;
utilizó productos de limpieza para borrar los rastros de sangre.
Como todos los implicados en este acuerdo criminal, dio diferentes versiones
de los ocurrido aquella tarde del 27 de octubre de 2002. Que Carrascosa le dijo
que era un accidente cuando subía la escalera; luego que se lo dijo a través de
la ventana antes de ingresar; luego que como no la atendía María Marta la fue
a buscar al club house donde halló a Carrascosa. ¿Por qué tantas
contradicciones en el relato de la viviencia de una misma persona?
¿Por qué limpió? ¿Qué la llevó a meterse en este lío? La respuesta a estas
preguntas la dio la imputada Burgués de Taylor... “...entonces se arregló y
pagamos para que se hiciera lo que el gordo quería...” Recibió el dinero de
Carrascosa el “maitre des affaires” en el escenario.


III. ADN, su valoracion
contraria a la posicion
de los imputados:


Dada su importancia se destacó especialemtne en la elevación a juicio el peso
de la negativa de los imputados a someterse a un examen de ADN y que en
función de la jurisprudencia válida en nuestro país se torna en su contra.
Párrafo aparte merece la actitud adoptada y puesta de manifiesto por los
imputados con respecto a la obtención de las famosas muestras de sangre que
esta Fiscalía pretendió obtener con el simple objeto de conseguir de ellas los
correspondientes mapas genéticos para poder compararlos con los resultados
de los análisis de los rastros obtenidos en el lugar.
Si bien la valoración se refiere en forma sintética al ADN, en realidad para
valorar esta prueba se tuvo en cuenta un conjunto de hechos interrelacionados
con el examen de ADN en sí mismo y que permiten conformar la realidad en su
conjunto, a lo que se agrega la jurisprudencia aplicable al caso.
En efecto, independientemente del examen en sí, se ha constatado una
intención de alterar, por los peritos de parte, los análisis a efectuar y una
adulteración -efectiva- de los reactivos indispensables para realizar los análisis,
reactivos que fueron suministrados a la Corte Suprema de la Provincia de
Buenos Aires por la defensa de los imputados.
Veamos por partes. Dichas muestras sanguíneas iban a ser analizadas en la
sede de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia de esta Provincia,
la cual, si bien está de más indicarlo, no pertenece a la esfera administrativa
del Ministerio Público Fiscal y además de su elevado nivel e idoneidad
profesional, tiene total intervención en las pericias que disponen los
magistrados de todos los fueros, como asimismo de otras provincias de la
República.
Así fue que desde comienzos del año 2003 hasta la fecha, febrero de 2004,
resultó imposible cumplir con ese legítimo propósito.
En dicho orden de cosas y so pretexto de salvaguardar las garantías
constitucionales de los imputados, las defensas han reiterado sistemáticamente
planteos de todo tipo y oposiciones absurdas a las sucesivas iniciativas de esta
Fiscalía que pretendía obtener las muestras.
Dichas actividades no han sido más que verdaderos subterfugios dirigidos a
enmascarar el real propósito de las defensas que no es otro que impedir o
dilatar hasta volver imposible la realización de la pericia.
También viene al caso indicar que cuando fueron aportados, por los peritos de
los imputados, los reactivos que se necesitaban para continuar con los análisis
del ADN, los mismos estaban contaminados, lo que, de no haber sido por la
intervención de la perito oficial, hubiese echado por tierra todo el trabajo pericial
efectuado hasta esa fecha y hubiese cerrado el camino para el futuro, dejando
como duda si lo que surgía de las escuchas telefónicas no iba a ser
verdaderamente llevado a cabo a fin de “alejar” los resultados presentados por
los peritos oficiales con las muestras sanguíneas que se han pretendido
obtener.
Todo lo anteriormente reseñado se halla dirigido a establecer de forma clara y
concreta que no ha sido la intención de esta fiscalía hacer del objeto de esta
pericia un estéril debate entre peritos, magistrados y abogados; sino más bien
estuvo destinada a dar cabal cumplimiento a los caminos que indican las
ciencias y la investigación de un homicidio.
Asimismo, a medida que fueron avanzando los estudios, los cuales contaban
con la permanente participación de los peritos de los imputados, se fue
haciéndolo saber a todos los interesados, lo que torna ilusorio la pretendida
tacha de parcialidad o animosidad de este Ministerio Público y de la Asesoría
Pericial
Tal es así, que hubo gente que aceptó voluntariamente someterse a la “temida”
extracción, sin que se desencadenara catástrofe alguna. No hizo falta que el
Sr. Juez dispusiera, como adelantara su voluntad al efecto, el uso de la fuerza
pública para cumplir con ello.
Por ende, como se ha podido comprobar a lo largo de estos meses, si bien los
imputados vociferaban sus deseos de someterse a la extracción de sangre, en
realidad lo único que hicieron fue impedir que ello ocurra. Es decir, se negaron.
Aunque no fueron intimados a la extracción, merced a la intervención del Juez
de Garantías, teniendo la posibilidad de someterse voluntariamente, se
negaron, desdiciéndose una vez más de su prédica pública.
Cabe entonces hacer mención del fallo de la Sala Tercera de la Exma. Cámara
Departamental: “...La negativa del detenido a someterse a la prueba
inmunogenética es sin lugar a dudas una grave presunción legal en contra –art.
4º de la ley 23.511–. En absoluto equiparable al derecho a negarse a declarar
establecido en el artículo 18 de la CN y el Código Ritual que lo reglamenta –art.
128 C.P.P.–.
Va sin decir que la relevancia incriminatoria asignada a la oposición de mentas,
va de la mano del alto grado de certeza de tales exámenes y análisis, puesto
ya de resalto por el Dr. Novo en su inteligente escrito de contestación de fs.
154/156.
A todo evento, y para aventar cualquier sobra de sospecha al respecto,
consulté al Dr. Osvaldo Raffo, perito médico forense, quien se pronunció en
igual sentido a los autores citados por la fiscalía a fs. 155 vta...”.
Por ende, cabe indicar que la negativa de los imputados a someterse a la
extracción de las muestras sanguíneas, a excepción de Beatriz Magdalena
Michelini se valora en su contra, pues se comprueba que es totalmente
coherente la voluntad de los imputados de no someterse a un análisis
acusador, mediante el empleo de inventados subterfugios procesales y las
intenciones demostradas por ellos de falsear los datos obtenidos, ya sea a
través de un “corrimiento de la lectura” o bien al suministrar reactivos alterados
como sucedió con los peritos de parte.
Toda esta prueba, interpretada en su conjunto, acredita la materialidad ilícita
del accionar de los imputados, dado que los hechos que de ella surgen
conforman el cuerpo del delito requerido, constituyendo el resto de las
cuestiones materia de prueba amplia durante el transcurso del debate.
Al efectuar los correspondientes descargos, los imputados dieron sus versiones
de los hechos, las cuales a la luz de la prueba incorporada han quedado
huérfanos no pudiendo lograr con sus dichos mejorar sus comprometidas
posiciones, saltando a la vista los indicios de mendacidad que emergen de
cada una de las declaraciones.
No surgiendo pues de las constancias de autos, causal de justificación que
ampare algún proceder, el accionar de todos los nombrados se considera a
todas luces antijurídico.


IV. CALIFICACION LEGAL:


Se transcriben los fundamentos de las distintas calificaciones legales
imputadas, destacándose la aplicación de la jurisprudencia de la Corte
Suprema de la Nación en el caso María Soledad Morales en el cual se
establecieron las condiciones de la imputación alternativa en este caso
aplicada en la persona de Carlos Alberto Carrascosa.
En virtud de los hechos y los fundamentos de este requerimiento anteriormente
expuestos, encuadro jurídicamente la conducta atribuida a:
1) Carlos Alberto CARRASCOSA como constitutiva del delito Homicidio
Calificado por el vínculo (art. 80 inc. 1º del C.P.), por el que deberá responder a
título de coautor.
Asimismo, de manera alternativa o subsidiaria, se enrostra al nombrado
Carrascosa el delito de Encubrimiento Calificado (art. 277 inc. 1º a) y b), en
función del inc. 2º a) del C.P.), por el que deberá responder a título de autor
material.
Cabe efectuar una breve explicación respecto a la viabilidad de esta imputación
alternativa o subsidiaria efectuada.
Como bien lo ha dicho la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, la acusación alternativa o subsidiaria que aquí se efectúa, respeta el
derecho de defensa en juicio siempre y cuando no medie condena sorpresiva
sobre hechos o circunstnacias respecto de las cuales el procesado no haya
podido alegar y ofrecer prueba.
Pues bien, en este caso concreto, la investigación se inició con el fin de
establecer, en primer lugar, las causas de la muerte de María Marta;
averiguadas las mismas, se amplió el objetivo y se pasó a buscar al o los
asesinos. Administrativamente se registró bajo el número 16.143 (5367) dado
por el sistma informático del Distrito.
Luego, a consecuencia de haber sido escuchados los imputados por los delitos
de encubrimiento calificado, con el objeto de no entorpecer el avance de la
investigación, se dividió la misma, registrándose la última bajo el número
19.279 (6758).
Entonces, administrativamente tuvimos dos expedientes, que respondían a una
misma causa. El motivo de la separación fue explicado por el Sr. Juez en
distintas oportunidades, compartiendo la división momentánea.
Con ella se logró que no se entorpeciera por los artilugios de la defensa, el
avance de la investigación, ya que luego de haber escuchado a los encartados
a tenor del artículo 308 del C.P.P., esa IPP 19.279 permaneció hasta casi
finales del año 2003 fuera del ámbito de la fiscalía.
Carrascosa fue indagado dos veces, una en cada expediente, lo que le permitió
defenderse    de   ambas     imputaciones,   aportando   pruebas   al   respecto,
resolviéndose jurisdiccionalmente que no se encontraba afectado el “non bis in
idem”.
Como dijo la Exma. Corte Suprema, “...se anotició puntualmente al procesado y
a sus defensores de la nueva imputación y se le otorgó a estos últimos
suficientes posibilidades de preparar su defensa en tal sentido... (...) En tal
sentido se ha cumplido en el “sub judice” con el respeto a la garantía de la
defensa en juicio conforme lo entiende V.E., es decir, observando las formas
sustanciales relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia...”.
Asimismo, corresponde efectuar este tipo de imputaciones alternativas ya que
“la acusación alternativa o subsidiaria no atenta contra el principio “non bis in
idem”, pues recae sobre un hecho diverso, alternativo, debidamente intimado e
imputado y se funda, precisamente, en la necesidad práctica de evitar que el
proceso vuelva a una etapa anterior y se reformule la requisitoria fiscal o el
auto de elevación a juicio, en violación a los principios de preclusión,
progresividad y prohibición de la persecución múltiple por un mismo hecho”
2) Guillermo BARTOLI, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado
previsto por el art. 277 inc. 1º a) en función del inc. 2º a), por el que deberá
responder a título de coautor.
3) Horacio Carlos GARCIA BELSUNCE, como constitutiva del delito
Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a) y b), en
función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de
coautor.
4) Sergio Rafael BINELLO, como constitutiva del delito Encubrimiento
Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a), en función del inc. 2º
a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor.
5) Juan Carlos HURTIG, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado
previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º a) del C.P.
277, por el que deberá responder a título de coautor.
6) Constantino HURTIG, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado
previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º a) del C.P.
277, por el que deberá responder a título de coautor.
7) Nora Margarita BURGUES de TAYLOR, como constitutiva del delito
Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a), en
función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de
coautor.
8) Beatriz Magdalena MICHELINI, como constitutiva del delito Encubrimiento
Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º
a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor.
9) Juan Ramón GAUVRY GORDON, como constitutiva del delito Encubrimiento
Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b) y d), en función del inc.
2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor.
Con respecto a los imputados de encubrimiento, a excepción de Michelini y
Gauvry Gordon, brevemente debo indicar los motivos por los cuales no cabe a
ninguno de ellos el beneficio previsto en el artículo 277 inc. 3º) del C.P.
En este caso la doctrina nacional ha dicho que: “...se trata de situaciones en
que el legislador considera más útil tolerar el delito que castigarlo, aun
conociendo que existe una infracción y que hay personas que pudieran
responder, (...), ya que se está en presencia de un hecho punible (típico,
antijurídico y atribuible a un sujeto) que el Estado por cuestiones de política
criminal decide eximir de pena a su autor...”.
Si bien es cierto que los encartados se encuentran relacionados con la víctima,
por cuestiones de sangre como por cuestiones de amistad íntima, en este caso
concreto no pueden ampararse en este inciso 3º del art. 277 del C.P., alegando
amistad o parentesco porque si bien es cierto que, por una cuestión de política
criminal, la ley antepone la unidad de la familia por sobre el castigo legal, ello
es así para los casos en que el familiar o amigo íntimo del imputado “ayuda” al
encartado a “zafar“ de los alcances de la justicia. Pero, en esos casos los
amigos o familiares protegidos por la ley, ayudan a un encartado que lesionó
los bienes jurídicos de un tercero ajeno o desconocido. Es decir, los que
ayudan no tienen vinculación alguna con la víctima del hecho cometido por el
ayudado.
Esta circunstancia no se da en este caso concreto. ¿Por qué? Porque con la
víctima, es decir María Marta, tenían la misma relación que se puede pretender
alegar. Es decir, María Marta era familiar o amiga íntima de los imputados.
No era una desconocida. La ley protege a los que encubren o ayudan a un
amigo o familiar, que delinquió en perjuicio de un tercero desconocido o al
menos no vinculado a ellos. Aquí, María Marta no resultaba desconocida por
ninguno.
Esto debe analizarse de manera coherente con lo previsto en el artículo 234 del
C.P.P.
Como se ve, tienen prohibido declarar en contra del imputado cónyuges,
ascendientes, descendientes o hermanos, salvo que el delito fuera cometido en
perjuicio del testigo o de un pariente suyo de grado igual o más próximo. Por
lógica, si en esos casos la prohibición de declarar cae, con más razón el
beneficio del art. 277 inc. 3º del C.P. cede por similares fundamentos, toda vez
que, “...En tales casos no juega la prohibición porque la lealtad familiar deja
paso a la reacción del testigo en su propia defensa o en la del pariente más
próximo...”
Más allá de lo indicado, no pasan desapercibidas las circunstancias
referenciadas en este caso concreto en cuanto a que al encartado Carrascosa
se le efectúan acusaciones alternativas y que, dado que resulta coautor de un
ilícito, existe la posibilidad que se esté encubriendo a terceras personas
desconocidas. Por ende desde esa óptica tampoco prosperará la excusa
absolutoria.
Como S.S. bien sabe, no está a mi cargo en esta instancia, solicitar pena para
los imputados, pero la gravedad de los hechos exigen por tan horrendo crimen,
el máximo de la pena en cada caso.


V. COROLARIO:


Pese a posibles errores y torpezas de esta fiscalía, producto, si se quiere, de
su plena confianza en las personas que integran las instituciones del Estado, y
de las demoras en la instrucción producto de la permanente acción dilatoria de
la defensa, a la que puede sin dudas aplicarse la sentencia “corruptio optimis
pessima”, hoy se elevan estos actuados con evidencias impensables cuando
se pedía cerrar la causa por ser una muerte por accidente.
En autos ha quedado develado el perverso misterio de un asesinato y su
artificioso encubrimiento, construidos ambos para enmarañar una telaraña que
enreda la fluencia del dinero de origen espurio.
Esta fiscalía está orgullosa de su labor. Parafraseando a César, pero con
humildad, puedo concluir diciendo que, con la eficaz colaboración del personal
que estuvo a mi cargo:


INVESTIGUE, DESCUBRI, ACUSE.
A otros la ley les da la misión de imponer el ejemplar castigo que los imputados
merecen para restablecer la Justicia dañada y para que no se siga diciendo
que sólo el villero es el que sufre el rigor penal de la Argentina.

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Acusacion de molina pico

  • 1. ACUSACIÓN DEL FISCAL MOLINA PICO EN LA CAUSA DONDE SE INVESTIGÓ LA MUERTE DE MARÍA MARTA GARCÍA BELSUNCE I. DESCRIPCION DE LOS HECHOS TAL CUAL OCURRIERON El día 27 de octubre de 2002, la víctima de autos, María Marta García Belsunce, concurrió a la Misa dominical de las 12 hs. que habitualmente escuchaba en el cementerio Parque Memorial de Pilar, trasladándose al lugar en su vehículo particular. Pasadas las 13:00 hs. regresó al Country Carmel, donde residía y se dirigió a la casa de la familia Binello. Allí la estaban aguardando, como solía ocurrir los domingos, para almorzar. El almuerzo transcurrió sin mayores novedades en compañía de su marido, de Sergio y Viviana Binello, y dos de los hijos del matrimonio amigo. Como también solía ocurrir, almorzaron milanesas y tartas, atendidos por la cocinera de sus amigos, mientras el casero reparaba la bomba de agua, la cual tenía problemas de funcionamiento. Finalizado el almuerzo y la sobremesa, María Marta se retiró del lugar con dirección a su domicilio particular. Una vez en su casa, a las 15:51 hs. efectuó un llamado telefónico a la peluquería del complejo comercial conocido como Village de Pilar y luego de cambiarse la ropa se dirigió a las canchas de tenis que tiene el Country para jugar un encuentro con su amiga Viviana Binello, yendo en su bicicleta color rosa. Una vez llegada a las canchas, aproximadamente a las 16:00 hs. inició el partido de tenis con su amiga Viviana Binello, donde permaneció hasta que comenzó a llover, motivo por el cual debieron suspender el encuentro. Se dirigió a la casa de la familia Bártoli que queda frente a las canchas de tenis, donde se encontraban mirando el partido de fútbol que jugaban Boca y River, su marido Carrascosa, Bártoli, Diego Piazza, Delfina Figueroa y Sergio Binello. Ingresó a la vivienda donde estaban viendo este partido por la puerta de servicio –por un costado de la casa– y cuando pasó por la cocina, saludó a
  • 2. la mucama que comenzaba a trabajar ese fin de semana, solicitándole un trapito para secar su raqueta. Finalizado el clásico Boca-River a las 18.07, María Marta dejó la casa de la familia Bártoli, como llovía, le solicitó a su marido una campera azul, la que se encontraba en la camioneta de éste. Rechazó el ofrecimiento efectuado por Guillermo Bártoli de ser conducida hasta su domicilio en el automóvil junto a Diego Piazza y su novia Delfina, abordando su bicicleta en la que se retiró del lugar. Efectuó el trayecto que separa las viviendas de la familia Bártoli y su propia casa, siguiendo los caminos asfaltados del Country. En el recorrido se cruzó con Guillermo Bártoli, quien se encontraba a bordo de su automóvil frente a la casa de la familia Piazza donde acababa de dejar a Diego y a Delfina. También, aproximadamente a las 18:15 hs., se cruzó con los menores Azpiroz y Asorey, quienes volvían de mirar el partido de Boca y River en el Club House de menores del Country. Este casual encuentro con los menores resulta de suma importancia, dado que fue ésa la última oportunidad en que personas ajenas a los asesinos, la vieron con vida momentos antes de ingresar a su casa donde se desató su triste final. Es decir, María Marta fue asesinada después de las 18:15 hs. y antes de las 18:55 horas en que realmente llega al frente de su casa el vigilador Ortiz y obviamente antes de las 19:05 horas en la que arribó, a la casa, la masajista Michelini que había llegado a la puerta del Carmel a las 18:55, momento en que llaman a Ortiz y luego llega Carrascosa a la casa. Como surgió de la autopsia, María Marta no se ahogó en la bañera, como fuera dicho; tampoco muere a consecuencia de un traumatismo sufrido por el golpe con una canilla o un intercambiador de agua de la ducha. No se golpeó contra el bidet, tampoco contra uno de los tirantes del baño y menos contra la ventana que se encuentra sobre el inodoro. Falleció a consecuencia del impacto de seis proyectiles de un revólver 32 que perforaron su cabeza. Todos los impactos tienen la característica de haber sido producidos encontrándose con vida la víctima. ¡Murió acribillada! La frialdad demostrada en el brutal homicidio es evidente porque no solamente le fue vaciada la totalidad del cargador con los seis tiros del revólver, sino que
  • 3. además, fue previamente golpeada de forma salvaje tal que partículas metálicas de plata, efecto de un “tortazo” con un anillo o pulsera de plata, se incrustaron en la cabeza de María Marta. Más aún, el primer disparo en la antecámara del dormitorio disparado de abajo hacia arriba, deja un profundo surco acanalado en el cráneo de María Marta de tal magnitud y fuerza que no sólo produce el atontamiento y el desmayo sino la pérdida de sentido de la víctima. Este proyectil en su curso destructivo después de surcar el hueso craneal se aloja en el cuero cabelludo debajo del pelo de la víctima y precariamente sostenido por el mismo. Después, ya en el baño, en actitud de brutal alevosía y con ensañamiento, con el arma apoyada en la cabeza de María Marta le disparan y se alojan en su cerebro cinco plomos del revólver calibre 32. Un arma mafiosa y una acción típica de asesino mafioso. Un vano intento de aparentar un crimen de pasiones irrefrenables de difusos móviles. Los primeros pasos del encubrimiento Toda la brutalidad ejercida sobre María Marta fue posteriormente camuflada; logrando ocultar a la vista de los dolidos concurrentes, quienes desprevenidos, no pudieron percatarse de la magnitud de los acontecimientos. ¿Por qué pasó desapercibido a los ojos de la concurrencia un disparo de arma de fuego ubicado en la sien izquierda de la víctima? Ello tiene respuesta en la tenebrosa tarea que se desplegó para lograr la impunidad. La lesión del cadáver de María Marta fue “arreglada” con un pegamento, la “Gotita” aplicada a la piel de la herida, logrando así que en general no se pudiera advertir la existencia de la herida dejada por la bala no cubierta por pelo, la que ingresó por su sien izquierda. María Marta fue acondicionada, maquillada, arreglada y peinada como de peluquería, logrando así que tanto los golpes como el rastro dejado por el uso del pegamento, resultaran extraños pero imperceptibles. Es inevitable recordar al mafioso Don Corleone reclamando al funebrero de “El Padrino” el arreglo del cadáver de su hijo ametrallado en el peaje de la
  • 4. autopista. Como devolución de viejos favores, para que su madre pudiera verlo sin excesivo dolor. Y, como colofón, el lúgubre y desusado velatorio. El cuerpo fue velado en el mismo lugar de los hechos evitando a toda costa su manipuleo por parte de la funeraria, con el escenario alterado. No se la velaría en una capilla ardiente normal, habitual e iluminada, sino bajo una penumbra mortecina que impedía visualizar el cuerpo. Para lograrlo se utilizó la magra luz espectral de un velador que se hallaba ubicado en el extremo opuesto al que estaba el cadáver. Todo en una escenografía inusual y totalmente diferente a cualquier velatorio. Es decir, había un poco de luz pero provenía del extremo opuesto y contrario al lado de la cabeza, donde podrían verse los orificios de bala que así quedaban en la sombra. Poca luz, maquillaje, peinado, acondicionamiento de piel, boca y ojos y pegamento para las heridas… una conjunción macabra y perfecta para ocultar lo sucedido. La efectiva existencia del pegamento en los restos analizados de María Marta está corroborada por las afirmaciones de los peritos, absolutamente acordes en su dictamen. Y si algo faltara para añadir a ese dictamen científico impecable, a él se le debe adunar el contexto de órdenes de limpiar, acomodar y aparentar normalidad en la escena criminal y los testimonios que específicamente indican el modo en que quedaron las heridas existentes. Así, la amiga de la occisa María José Díaz Herrera, indicó que luego de mantener una conversación con Diego Piazza y Nora de Taylor, subió a la habitación de María Marta para mirar el cadáver con más detenimiento, notando que en el lado izquierdo de la frente había dos lesiones con forma de gotas de agua con la piel abierta. Por su lado, Enriqueta de White dijo que le pareció demasiado golpeado el cuerpo de María Marta. ¿Demasiado golpeado? Es evidente que el cadáver estaba demasiado golpeado para haber ocurrido la muerte como se la habían relatado a la testigo, es decir, por un simple accidente doméstico ocurrido en el baño de su casa. Con respecto al tópico aquí referido, la existencia del pegamento en los restos de la víctima, Vázquez Mansilla dijo que María Marta, en su frente, del lado izquierdo tenía un golpe que parecía un tajo, agregando en otra oportunidad testimonial que “…tenía una marca que me parece que era un corte…” (sic).
  • 5. También en su relato dijo que María José Díaz Herrera le había dicho que María Marta presentaba en su frente como una flor, unos petalitos chiquititos, como si tuviera un chichón y una herida, un tajo con un moretón. Al ser escuchado testimonialmente, al chofer Walter Beltrán dijo que el médico Gauvry Gordón tomó una toalla y le limpió de sangre la cabeza a la víctima, manifestándole a otro médico “acá está el traumatismo”, señalando la sien izquierda de la persona fallecida. Balbino Ongay dijo que le vio a la víctima un raspón en la frente del lado izquierdo. También, María Inés Bermúdez le vio a María Marta un moretón en la frente. A su tiempo, Patricia Reyes dijo que la víctima tenía un golpe sobre el ojo izquierdo. El testigo Di Feo dijo que el cuerpo de la víctima se encontraba muy bien arreglado y acondicionado, a su criterio el cadáver se encontraba maquillado. Cabe hacer notar que este testigo se enfrenta diariamente con cadáveres, por cuestiones propias de su trabajo, y que según declarara al momento de ser oído, muchas veces se encargaba de acondicionar cuerpos. Es decir, a criterio de una persona del oficio, María Marta había sido preparada para lucir accidentada. Todo acorde con el cuento de Bártoli a White de que María Marta tenía cara de paz, y de Carrascosa que no había sufrido… Es llamativo también, en base a lo dicho por Di Feo, al que tuvieron parado bajo la lluvia, que nunca le permitieran permanecer a solas con el cuerpo, como ocurre normalmente al encajonar el cadáver. Previamente, la noche anterior le habían impedido armar una capilla ardiente trasladando el cadáver y su colocación en un féretro. Después, a la mañana, no solamente pidió estar a solas y no se lo permitieron, sino que además pretendió limpiar un poco el cuerpo para que la gente se despidiera con el cajón abierto, respondiéndole Bártoli, que no había nadie más que tuviera que despedir y que tapara el cajón, “flaco, hacé esto pronto” lo acicateó Bártoli enseguida mientras apretaba con su presencia pegado al funebrero. Todo ello en presencia de “mis ojos” como dice Di Feo de las personas que se quedaron a ver el encajonamiento. Quiso limpiar un cuerpo que había sangrado mucho durante el tiempo en que fue velado, ¿era normal que existiera tanta sangre cuando la persona se había muerto a causa de un simple accidente casero ocurrido en su baño? Si lo era, ¿por qué le pidieron que introdujera el cadáver en el cajón con la almohada que
  • 6. tenía pegada a consecuencia de haberse secado la sangre que salía de su cabeza? ¿Por qué se ofuscó el imputado Bártoli cuando el testigo le dijo que la almohada no entraba en el cajón y solicitó en su defecto una toalla para limpiar? ¿Por qué fue apurado Di Feo para que culminara con su tarea? Los porqué encuentran su respuesta en que lo que se trataba de lograr en ese momento era que el asesinato de María Marta no fuera percibido por el funebrero ni conocido por la gente, que permaneciera oculto en el silencio de la logia de los encubridores. Tal es así, que al declarar en la investigación, el Dr. Romero Victorica indicó que la familia, no solamente se mostraba molesta por su actuación –era el ”Sérpico” de la película según Arauz Castex–, sino que en general no querían saber nada con la Policía ni con el Fiscal. ¿Por qué todos vieron un golpe, o un moretón o una marquita rara y nadie vio el agujero que efectivamente existía en la sien izquierda de la víctima? ¿Cómo es posible que mientras estuvieron los médicos presentes en el lugar de los hechos los agujeros resultaban visibles y, en la cama, breve tiempo después, resultaron invisibles a los concurrentes? Pues por la pegatina de la piel. La respuesta fue dada, adicionalmente al resultado obtenido en la pericia química, por el Médico Legista que asesora en esta investigación, Néstor De Tomas, a quien le había llamado la atención que tres de los seis orificios que presentaba la víctima se encontraban cerrados, impresionándole como que habían sido tratados con algún pegamento de contacto. Estos orificios justamente son los que estaban localizados en la región preauricular debajo del cabello de la víctima, y, propiamente el orificio que está en la sien izquierda fue visto, por algún testigo como si fuese una marquita con forma de gota de agua, por otro como un tajo, por muchos, como un moretón… Quienes tuvieron acceso al cadáver desde que se fueron los médicos hasta que comenzó a subir la gente que solamente percibió pequeñas marcas en el lado izquierdo de la cabeza, son los encubridores directos del crimen. No se le permitió el acceso al médico Dr. Nölting a la planta superior de la vivienda, máxime cuando el encartado Carrascosa le había manifestado su preocupación por el estado en que se encontraba el cuerpo porque venía el padre de la víctima y no quería que la viera así a María Marta. De haber podido subir hasta la habitación donde se encontraba el cadáver de María Marta, el
  • 7. testigo Nölting como médico hubiese advertido inmediatamente la maniobra desarrollada sobre el cuerpo. Este secreto a voces, resultó conocido hasta por las propias mucamas de los implicados, tal es así que la señora Nélida, empleada de la familia Taylor, en una conversación telefónica mantenida dijo lisa y llanamente que el marido de la víctima no había querido que se hiciera autopsia, no quiso que la toquen, sin poder darle una respuesta lógica a su interlocutora respecto del porqué de la negativa de Carrascosa, conversación interrumpida abruptamente porque apareció su empleador Taylor. Cortó según dijo “porque están acá” (sic). Autopsia que hasta su propia sobrina el día posterior al homicidio decía que se tendría que haber realizado. ¿Como perdio la vida Maria Marta? Ese día domingo 27 de octubre de 2002, luego de tomar un té en la casa de la familia Bártoli, María Marta se dirigió a su domicilio pedaleando a bordo de su bicicleta rosa. Allí estaba vestida con su ropa de tenis, calzas de color azul, una remera blanca y la campera que le había pedido a su marido para cubrirse de la lluvia. Llegó pasadas las 18.10 hs., ingresa a su domicilio, ingresar obviamente no le costó trabajo. Se dirigió a la planta superior con el fin de quitarse la ropa de tenis, ducharse y prepararse para la rutinaria sesión de masajes de los domingos. Posiblemente escuchó el ruido de la puerta que se abría nuevamente, o tal vez reaccionó ante un llamado o voces dentro de su casa, de todos modos la gente que entraba era de su intimidad por lo que no tuvo que abrir ni franquear la entrada. Se puso rápidamente un pantalón bombachudo color crema para encontrarse con las personas, alguna muy cercana, quienes luego serían sus asesinos. Allí, de inmediato se generó un rápido enfrentamiento por posibles cuestiones de manejo de dinero ilegítimo o manejo ilegítimo de dinero. El enfrentamiento pronto degeneró incrementando la agresividad y la saña de manera tal que María Marta se dio cuenta del inminente peligro de su vida. La pelea involucró el uso de un atizador, con manchas de sangre y tuvo un
  • 8. crescendo de violencia tal que en la antecámara recibe un golpe, un “tortazo” diríamos, que le dejó rastros de plata en su cabeza y luego el primero de los seis disparos, el cual acanala el hueso del cráneo, salpicando con gotitas de su sangre las paredes y el cuadro de la antecámara en la que se encontraban. Trató de sostenerse o de aferrarse a algo antes de sucumbir dejando la marca del arratre de cuatro dedos en la pared. Salpicaduras de sangre, huellas de arrastres de dedos ensangrentados.... todo demuestra la desesperación que la invadía en los instantes de su ejecución. La brutalidad del primer disparo le produjo una lesión semiacanalada en el hueso craneal semejante a las que causan los sacabocados. Ya inconsciente fue trasladada hasta el baño. Una vez allí, dejaron su cuerpo en el suelo, donde totalmente indefensa, fue sometida a la violencia de los restantes cinco disparos a la distancia “0/1 de Raffo” como dice la autopsia, o sea, con el caño del arma pegada a la cabeza para no fallar. Allí, depositada a un costado del inodoro, permaneció perdiendo sangre y masa encefálica. Todos los disparos casi en el mismo lugar y a quemarropa los recibió estando viva. ¿Por qué no ladró la perra Paca? Obviamente porque los que entraron por detrás o por el acceso principal de la casa eran conocidos habituales de la perra o estaban acompañados por gente conocida a los que el animal estaba acostumbrado, lo que implica que María Marta se enfrentó con conocidos. Uno o más, aunque también hubiera desconocidos. Luego comenzaron los tejes y manejes efectuados para camuflar el frío asesinato y pasarlo como accidente. Hubo que llenar la bañera con agua caliente para que de esta manera tuviera sentido la invocación a un accidente en la bañera, golpeándose con la punta de los grifos y además la sangre drenara con mayor facilidad para desangrar María Marta. ¿Para qué? Para que más tarde, cuando se mostrara el cadáver en la penumbra de la habitación, no perdiera sangre de manera llamativa. No había mucho tiempo. Iba a llegar Beatriz Michelini para la sesión de masajes y había que acomodar todo. Que hizo en tanto el marido Carrascosa
  • 9. El día 27 de octubre de 2002, el imputado Carlos Alberto Carrascosa no pudo precisar qué actividades lo ocuparon durante todo el transcurso de la mañana, comenzando sus relatos a partir del mediodía en que concurrió a la casa de la familia Binello a almorzar, como habitualmente lo hacía, no recordando si fue directamente a lo de su amigo solo o si su mujer lo había pasado a buscar. Compartieron el almuerzo en compañía del matrimonio Binello y dos de los hijos, retirándose del lugar luego de la sobremesa. Fue a su casa, donde permaneció un indeterminado período de tiempo, hasta que fue a la casa de la familia Bártoli. Una vez en la casa de Bártoli, miró por la televisión el partido del fútbol de Boca y River en compañía de Bartoli, Sergio Binello, Diego Piazza y Delfina Figueroa. Binello se va en el primer tiempo del partido. Carrascosa permaneció en la casa de Bártoli hasta que finalizó el partido Boca-River. En ese momento Bártoli transporta a Delfina y Diego Piazza a su casa. Una vez terminado el partido, que terminó a las 18:07 hs. Carrascosa se retiró sólo en camioneta de la casa de Bártoli quedando sin definición actuarial precisa dónde estuvo hasta que más tarde, pasadas las 18:00 hs., se dirigió en su camioneta, al restaurante del Club House que queda frente al ingreso del Country. ¿Qué sucedió en el intervalo entre el término del partido y su llegada al Club House? Esto pasó. Carrascosa se dirigió a su casa, entró a la misma solo o junto a otra u otras personas que lo esperaban. Participó en el enfrentamiento con su mujer María Marta, colaboró o presenció impávido la pelea y los disparos. Y luego dejó a otro u otros el arreglo de la escena del crimen. No olvidemos que las pericias de sangre detectan la presencia de dos hombres y una mujer, además de María Marta, en los lugares donde existen los rastros hemáticos. A esta altura no sabemos si parientes, amigos o gente totalmente extraña a las personas que conocemos de la investigación. Carrascosa dejó a los demás coautores organizando la primera escenografía del encubrimiento del asesinato. Los encargados de la escenografía llenaron la bañera con agua. Sumergieron a la víctima en ella mojándose su ropa y ensangrentando el agua con sangre y con coágulos de sangre. Se mojó la remera, el corpiño, el bombachudo color
  • 10. crema, sus bombachas. La incongruencia de la ropa totalmente mojada los incitó a cambiarle el bombachudo crema, totalmente ensangrentado hasta la cola y luego debidamente lavado, por el conocido jogging azul que aparece seco durante toda la jornada y con la cual la enterraron. Asombrando a todos porque tenía la remera y zapatillas mojadas y el jogging seco. Algo sin embargo interrumpió la macabra tarea. Probablemente las llamadas del vigilador Ortiz y los llamados telefónicos de la guardia anunciando a la masajista Michelini. Y hubo de suspenderse la tarea de arreglos en el cadáver que quedó tirado la mitad dentro del baño y la mitad dentro del dormitorio manando abundante sangre de su cabeza apoyada en la alfombra... Y el resto de la banda que había quedado en la casa sale, y otra vez sin conmoción alguna para la perra Paca, que tratándose de personas conocidas o acompañadas por conocidos no se enoja ni ladra ni se altera de ninguna forma. En la otra cuadrícula de la escena Carrascosa, fabricando su propia coartada, estacionó, su camioneta en el parking del Club House, y se dirigió caminando lentamente hasta el interior del restaurante. Una vez allí, tomó asiento en una de las mesas que se encuentran frente a la barra. Requirió un café y le pidió al mozo que le convidara un cigarrillo. Permaneció en el lugar entre 15 y 30 minutos, manteniendo en ese lapso de tiempo una charla con la encargada del local, quien le convidó con un lemoncello. Pedir un cigarrillo, pedir un café, tomar un lemoncello, hablar con la concesionaria en su mesa, son los actos de Carrascosa dedicados a prefabricar su coartada para la hora del crimen. Esta presencia en el restaurante del Club House se torna de suma importancia para la investigación dado que echa por tierra la argumentación alegada por el encartado Carrascosa de que estaba con Bártoli. El nombrado indicó haber permanecido en la casa de Bártoli hasta unos minutos después de haberse concretado el primer gol del partido que jugaron Independiente y Rosario Central. Gol que se produjo a las 18:47 horas. De esta manera, hasta que se pudo determinar la falacia de esta circunstancia, los encartados Bártoli y Carrascosa quedaban ubicados por la Instrucción en el interior del domicilio del primero de los nombrados hasta pasadas las 18:47 hs.
  • 11. ¿Por qué resultaba importante estar en la casa mirando el segundo partido de fútbol? Porque de esta manera se obtenía una coartada recíproca inexpugnable. “Yo estaba con vos y vos estabas conmigo”. Ahora bien, al demostrar que Carrascosa no permaneció en lo de Bártoli todo ese tiempo que indicó (no hay que olvidarse que a las 18:00 hs. aproximadamente la testigo Vargas dijo que fue a retirar las cosas utilizadas en el té y no había nadie en el living) desarticula esta estrategia defensiva y pone en evidencia que ambas personas tienen muchas actividades perversas que ocultar en ese horario. Entonces ¿para qué se tomó el trabajo de concurrir al restaurante del Club House si a la postre lo iba a negar rotundamente? Simplemente es posible obtener la respuesta en que necesitaba hacer tiempo hasta que llegara la masajista de su mujer, para luego poder así firmemente armar la escena de haber encontrado María Marta luego de que ésta sufriese un fatal accidente hogareño. O también ambos, Carrascosa y Bártoli, acordaron darse un coartada recíproca de presencia mutua que simplemente se derrumbó en la instrucción y a los encartados ya les fue imposible volverse atrás en su mentira. La vuelta al hogar Ese domingo 27 de octubre de 2002, el encartado Carrascosa fue la persona que se encargó de instaurar en mente de la gente que la muerte de su cónyuge se debía a un accidente hogareño. Un accidente que no resultaba lógico a los ojos de sus allegados, quienes en algunos casos supusieron que la víctima se había quitado la vida, pero por cuestiones que hacían a la discreción no quisieron indagar al respecto. Y temprano después de su irrisoria pasada por el Club House regresó en su auto al hogar donde sabía lo esperaba la muerte de su esposa. Cuando llega en la puerta está el vigilador Ortiz y la masajista Michelini esperando entrar. Autoriza el ingreso de ésta. Entra. Carrascosa se dirige al piso alto donde sabe el cuadro espantoso que lo espera y vuelve de inmediato encontrándose en la escalera con la masajista Michelini, a quien ya le había hablado a través de la ventana. Allí nomás le espeta la teoría del accidente y
  • 12. comienza el recorrido de llamados a los diversos allegados. Se piden ambulancias pero no a las ambulancias de Emernort sino a las de OSDE. Aparecen el primer médico, Gordon y su chofer. Y allí se lleva a cabo la primera negociación con Michelini y el médico. Tan alto o tan convincente es el poder económico de la negociación que ambos, Gordon el médico y Michelini la masajista se convierten en los más rápidos y voluntariosos títeres del encubrimiento. Gordon con su chofer desparrama 20 o 30 ampollas de adrenalina alrededor del cadáver. Le aplican quizá resucitación por electroshock, le hacen respiración asistida pero ya saben que no reaccionará. Ven los agujeros de donde mana sangre y comienzan con las recomendaciones de que hay que limpiar para impedir que los parientes vean el cuadro horrible. Michelini se pone a limpiar azulejos, pisos, alfombras y todo lo que se ponga a tiro. ¿Por qué no se llama a la mucama para limpiar? La mucama está abajo dedicada a atender la gente que empieza a llegar, pero no se la usa. El arreglo de Carrascosa es con Michelini y con el Dr. Gordon. Este último incluso cuando arriba la otra ambulancia con el médico Biasi insiste en que deberían llevar el cuerpo a la cama. El chofer y Biasi lo disuaden pero insistió varias veces. Jamás, aunque estaba a su cargo, aunque se habló de balas, aunque percibió y se le hicieron notar agujeros profundos en el cráneo, aunque chorreaba masa encefálica visible hasta para los choferes y la gente que se acercaba, jamás aceptó recomendar la intervención policial, a pesar de haberle sido sugerida la misma por parte de los operadores de OSDE, con quienes mantuvo comunicaciones desde la casa; y también rehusó la obvia realización de la autopsia. Por el contrario trató de disimular los hechos limpiando la cara de la occisa y arreglando su cabello. ¿Cuánto costó este pequeño arreglo? Probablemente una suma irrisoria ofrecida por el Deus ex Machina de la función: el viudo Carrascosa. “Amianto” dirigió todos los hilos de la operación. Pronto contó con la colaboración inestimable en el encubrimiento de Pichi Taylor y Bártoli. El cadáver fue manejado después de la ida de los médicos por
  • 13. Carrascosa y Taylor. Después se encargó a Marialita que la vistiera cuando ya estaba en la cama. Bártoli con Michael Taylor fueron a buscar certificados en peregrinaje por una funeraria de Pilar donde rebotaron al encontrarse con ciudadanos honestos que querían hacer su trabajo respetando las leyes; razón por la cual recalaron en Casa Sierra donde Bártoli pudo alcanzar sus espurias intenciones, denuncia domicilio falso, causa de muerte falsa y circunstancia apócrifas de ese fallecimiento y logra el certificado de defunción de un médico cualquiera, a sabiendas que el mismo no tomaría contacto directo con el cadáver para constatar el óbito y que tampoco habría intervención policial alguna. Bártoli coorganiza un velatorio anómalo eliminando la capilla ardiente que implicaba el riesgo de visión clara del cadáver para muchas personas y manipuleo del mismo colocándolo en el féretro. Incluso cuando la colocación el día del sepelio deviene imprescindible monta la guardia pretoriana alrededor del funebrero con cuatro personas más y apura a Di Feo para que nervioso no vea el estado deplorable de la cabeza de María Marta. ¿Cómo se desarrolló el velorio de María Marta? Para responder a este interrogante resulta conveniente, para una mayor comprensión, efectuar una división abstracta de esos momentos. Por un lado tenemos el velorio que presenció la gente común que concurrió a despedir los restos mortales del ser querido; por otro tenemos lo que la investigación nos permitió sacar a la luz de las maniobras desplegadas por los implicados. Ya se dijo que el cuerpo fue “acondicionado”, y también se indicó que fue velado durante una noche bajo una opaca luminiscencia de un velador ubicado del lado opuesto al que se encontraban los orificios dejados por los impactos de las balas. La sorprendida concurrencia se encontró frente a la noticia que la causa de la muerte de María Marta se debía a un accidente doméstico ocurrido en el interior del baño. Pero, no solamente durante el velorio, sino también durante el entierro, circularon diferentes versiones que describieron cómo había ocurido ese funesto hecho. Supuestamente se había golpeado al resbalarse cuando iba a tomar un baño; se había golpeado con una de las vigas del techo del baño y luego, cuando pretendía limpiarse la sangre que fluía por ese golpe, se había golpeado
  • 14. nuevamente, pero esta vez contra una de las griferías de la bañera; también se había ahogado; además según lo dicho por Bártoli en la funeraria Casa Sierra, había sufrido un infarto. Pero entonces ¿cómo explicaba la presencia de masa encefálica? Tan llamativo resulta este detalle que hasta los operadores telefónicos de la empresa de emergencias que recibieron la somera descripción que indicaba cómo estaba el cuerpo de la víctima se preguntaban entre sí, si la habían golpeado. Verbigracia, “¿La cagaron a palos?..”. El movil del crimen Removiendo los escollos opuestos al avance de la investigación desde la muerte de María Marta, despejando las incógnitas y siguiendo todas las pistas imaginables para descubrir la verdad, desechando –después de exhaustiva inquisición– innumerables móviles en el ámbito familiar y fuera de él, así como numerosas líneas derivadas de ellos, como por ejemplo los vigiladores o el vecino del country, así como la supuesta homosexualidad de María Marta; la investigación devela en definitiva el potente nervio conductor que une a todos los vinculados a esta trama novelesca. Ingentes cantidades de dinero ilegítimo provenientes de las operaciones que realizó en Argentina el “Cártel de Juárez” son las que atan conciencias y las que mueven los actos e imponen silencio a los vinculados a este crimen eliminando por banales las hipótesis de raterías, robos y móviles pasionales de toda índole insinuados por los investigados en esta instrucción, y conformando con los relacionados con la causa un verdadero clan o núcleo cerrado juramentados en el silencio. Veamos. Michael Taylor no sólo es el acompañante de Bártoli en su búsqueda ce certificados falsos para tapar el asesinato de María Marta, ni “Pichi” Taylor tuvo como única misión coordinar el cadáver y ordenar los llamados a conocidos, allegados, ambulancias, guardias y de paso impedir con Binello la presencia policial. Debemos notar en principio que según la copiosa información económica de los autos, el padre de Michael y suegro de “Pichi”, Rodolfo
  • 15. Hamilton Taylor, tiene como domicilio la calle Juncal 721 de la Ciudad Autónoma. O sea que el padre de Michael y suegro de “Pichi” Taylor vive allí. Y allí también en Juncal 721 tenía su domicilio el hermano, Jorge Vicente Fernández Ocampo, de un personaje que debemos ahora mencionar: Vicente Fernández Ocampo. Vicente Fernández Ocampo figura en la agenda eletrónica de la computadora de María Marta como “Bicho’’, un bicho que trabajaba en “Exprinter’’, hoy Banco Banex S.A. y el 28 de Diciembre de 2001, en plena efervescencia del “Corralito’’, por orden de una nota enviada por María Marta transfiere dinero a un banco del exterior, el Northern Trust Intl. Bank de Nueva York. Transferencia prohibida por la legislación vigente en esa fecha. Dinero legítimo o ilegítimo no lo sabemos aún. “Bicho’’ en esa fecha trabajaba en Exprinter Representaciones S.A. que sostiene no ser una financiera sino que simplemente recibe órdenes de sus clientes y las transmite donde corresponde para efectuar transacciones que sí son financieras. Siete días después del asesinato, Carrascosa también se comunicó con “Bicho’’ en Exprinter en dos comunicaciones telefónicas una de ellas con el celular que compartía con María Marta. ¿Qué orden de transferencia recibió el muchacho de Exprinter? ¿Debía mover dinero legítimo en una operación ilegítima o debía mover dinero ilegítimo para una operación prohibida? Diez días antes del asesinato el que movía operaciones era Sergio Binello en llamados a Exprinter del 17 de Octubre de 2002. Pero avancemos otro tranco. Michael Taylor es socio en Valbonne S.A. con su padre Rodolfo H. Taylor -el de Juncal 721- y Oscar Guillermo Kraft (cuñado de Michael Taylor y concuñado de “Pichy’’ Taylor) empresa que en 1998 tomaba dinero del Banco General de Negocios de los tristemente famosos hermanos Rohm. Los mismos de la quiebra neoyorquina y de los fraudes en el Uruguay. Lo dicho es correcto y producto de balances y no una confusión de columnas contables de debe y haber. Se puede apreciar a la luz de ese balance, que del total del pasivo corriente, deuda a cancelar a los 12 meses siguientes a la fecha de cierre del balance
  • 16. considerado, de esa empresa $ 887.770,67; el 48,08% corresponde a Deudas Financieras $ 426.813,54, de las cuales $ 420.275,60 (98,48%) es la deuda hacia el Banco General de Negocios. Ya vamos llegando en esta mañana, en la cual están envueltos María Marta, Carrascosa, Binello, Bártoli, Michael Taylor, Pichi Taylor y se verá más adelante cuantos más de los involucrados en estos actuados operaban en común negocios de tipo financiero legítimo o no. Para ser exactos no tan legítimos. En el caso sonado del “Cártel de Juárez’’ la historia de un lavado millonario de dólares de México en la Argentina, que tramita ante el juzgado Federal del Dr. Canicoba Corral, tenemos otro vínculo muy fuerte de esta telaraña de vinculaciones y complicidades. Allí se detectaron operaciones del orden de los U$S 2.500.000 suma debidamente comprobada y se sospecha de la existencia de otros U$S 10.000.000 adicionales sobre los que se investiga su ilegitimidad y sus maniobras de “lavado’’. ¿Quién tenemos como indagada y procesada como testaferro en estos autos del Cártel de Juárez? A Laura Helena Burgués. Ruego que no nos asombremos. La Sra. Laura, auditora de este grupo mejicano, operó en la Argentina adquiriendo inmuebles y blanqueando dinero del narcotráfico. Laura Helena Burgués es ¡Oh casualidad! Hermana de “Pichi’’ Taylor. No hay que olvidar que su nombre completo es NORA MARGARITA BURGUES de TAYLOR. Alejandro Reynal, allegado que tenemos presente en el velatorio de María Marta se halla vinculado por estrecho parentesco con Adela Cora María Fernández Ocampo, prima de nuestro “Bicho’’ Fernández Ocampo, y es nuestro allegado por razones de vecindad. Operaba en “M.B.A Sociedad de Bolsa S.A.’’ y Michael Talor fue presidente de la firma “Agente de Mercado Abierto AMA Extrabursátil S.A.’’ . En otra sociedad, Meatfull S.A. el papá Rodolfo Taylor, Michael Taylor y asombrosamente aparece Sergio Binello vinculado societariamente a ambos.
  • 17. Cuando Carrascosa comienza su retiro de las operaciones bursátiles el que lo sustituye en casi todos los sectores es Bártoli que avanza financieramente en las operaciones de Bolsa a medida que se repliega Carrascosa. Parece ser que no sólo blanquearon dinero por medio de operaciones financieras sino que el blanqueo de otra suma similar a la más arriba mencionada pudo ser operada mediante compra de acciones en Buenos Aires y venta de las mismas en el exterior -operación conocida para salir del corralito en la Argentina- para así blanquear y simultáneamente regresar el dinero al exterior. Cuando esta Fiscalía habló de un comportamiento mafioso en las actitudes de todos los actores que rodean el asesinato de María Marta estaba respaldada por cuanto el interés económico del conocimiento de secretos, por los que pudo ser sancionada María Marta, eran suficientemente poderosos como para mover sumas ingentes de dinero para comprar conciencias, testigos, abogados, funcionarios y todo el abanico de posibilidades que el dinero del narcotráfico y el lavado del Cártel de Juárez puede conseguir. Así, por violentos y tenaces lazos de fuertes operaciones económicas ilegítimas y cuantiosas, se puede lograr no sólo la “omertá’’, el tradicional silencio mafioso, sino el vuelco aún de las personas que no estaban originalmente en el “ajo’’ pero que paulatinamente, por temor o por mucho dinero fueron engrosando las filas de los encubridores. Es en este cuadro que cobran sentido las expresiones de Irene HURTIG cuando conversando telefónicamente con un interlocutor desconocido, aunque presunto operador o consultor de sus cuentas, expresó ante la mención de éste que: “...en el caso tuyo es como que el patrimonio ha sido prácticamente el mismo en los cinco años, del ‘97 al 2001 inclusivo, subió un poquito, bajó un poquito, con lo cual quiere decir que con tus ingresos has vivido..., ahora, en el caso de Guillermo se nota la diferencia en el tema de esa cuenta que desaparece...’’ (sic), expresión que no pudo terminar pues fue cortado abruptamente por la susodicha con un: “...Si bueno en todo caso después hablamos...’’ (sic). Que aquí está claro, con este móvil impresionante, nadie reculará en sus dichos, nadie se quebrará en sus testimonios, nadie acusará a otro miembro de la logia, nadie sacará los pies del plato.
  • 18. Pero el móvil del asesinato, con sus complejos entresijos para develar sus conexiones, aparece para explicarlo. Asesinato cuyo perverso móvil consiste sólo en encubrir operaciones mucho más importantes que la simple vida de María Marta, totalmente prescindible para “Amianto’’ y los demás involucrados. II. LA PROTERVIA DE LOS ACTORES DE LA TRAGEDIA: 1) El malaccionar imputable a CARLOS ALBERTO CARRASCOSA. El encartado entró solo o acompañado o franqueó a posteriori el ingreso de más personas a su casa; motivo por el cual, como fuera explicado, la perra Paca no le ladró a ninguna persona. Se encaró con su esposa, en la planta alta y comenzó la discusión. María Marta, formaba parte o en su caso estaba muy anoticiada de la actividad mafiosa, de su accionar sus movimientos ilegítimos de dinero ilegal. La presencia de su esposo, posible golpeador, junto a otras personas, también allegadas y algún desconocido, precipitaron su pensamiento “¡Era boleta!”. Y peleó. Carrascosa participó en la muerte de María Marta. Desgraciadamente, nos resulta imposible retrotraernos a los sangrientos instantes físicos en los que ocurrieron los hechos, para así poder conseguir una instantánea de aquel momento. Todas las afirmaciones que se hacen son el producto de la interpretación lógica de las distintas pruebas incorporadas. Reitero, no tenemos una instantánea que grafique el preciso instante en que María Marta fue acribillada, por ello, la participación de Carrascosa como coautor de este horrendo hecho no solamente puede basarse en haber accionado el arma de fuego, sino que también, como es sabido, colaboró, ayudó, presenció la lucha, la pelea, y el asesinato. Luego de verse involucrado en este horrendo acontecimiento, a los efectos de eludir su responsabilidad, y poder continuar caminando inmaculado ante la sociedad, preparó el encubrimiento y lo encargó. Dio directivas para que fuera cumplida su voluntad. Es decir, dispuso, como se acostumbra en los ambientes del hampa, que se modificara el escenario, que se ocultara el asesinato. Aquí simplemente ocurrió un accidente hogareño… ¡María Marta era tan torpe…!
  • 19. Impartidas las directivas, salió presto a construir su coartada. Club house, café, lemoncello, cigarrillo de por medio; todo ello resultó necesario para hacerse ver, para que quedara en el recuerdo de los desprevenidos testigos su presencia en ese preciso lugar esa tarde. Luego, con la realidad de los hechos enrostrados, había que negar a ultranza tal acontecimiento. “Yo no estuve ese día”, alegaría más tarde sin sentido. ¿Por qué? Pues, como fuera indicado, resultaba imperioso otorgarle una cobertura a Guillermo. “Estuvimos juntos mirando el segundo partido”. Volvió a la casa, encontró al vigilador Ortiz tocando el timbre porque tenía que avisarle que estaba Michelini en la puerta del Country. No se sorprendió con la información recibida de parte de Ortiz porque él sabía lo ocurrido en el interior. En este punto una persona libre de toda maquinación se hubiese preguntado, por qué no contesta María Marta si se había ido de la casa de Bártoli justamente para prepararse para la sesión de masajes. Pues bien, Carrascosa no se inmutó porque sabía con el cuadro al que se iba a enfrentar una vez abierta la puerta de su casa. Ni se inmutó. ¡No por nada le dicen amianto! No le dijo al vigilador que, al menos, permaneciera en la puerta hasta tanto se asegurara que no pasaba nada anormal en su domicilio dado que su mujer no respondía a los llamados de la guardia. Al contrario, lo despachó. Reitero, no se sorprendió porque sabía que María Marta ya había sido descerebrada. Luego, ya con Michelini en su casa, se produjo el primer arreglo. Llegó el primero de los médicos, Gauvry Gordon… ¡Cuánto poder tiene el vil metal…! Comenzó el gran teatro. Los actores representaron sus personajes. No fue difícil, porque María Marta,… era tan torpe… Que no se haga autopsia, que se arroje la bala al inodoro, que no la muevan, que se tiren las ropas ensangrentadas. Estas atrocidades se cometieron bajo los designios de Amianto. Su accionar no se detuvo allí, los agujeros que tenía María Marta en su cabeza desaparecieron a la vista de los desprevenidos concurrentes. El cómo y el por qué ya fueron dichos. Como sabemos, el inusual velorio también fue organizado bajo sus propias directivas mientras degustaba un vaso de güisqui. Solamente faltaba maquillar el cadáver para dar por cumplida esta febril etapa. En resumen, el “Gordo”, o “Amianto”, Carlos Alberto Carrascosa:
  • 20. • Mató a María Marta, ya sea solo o en colaboración de más personas, vinculadas o extrañas a la víctima. • Estableció la idea del inocente accidente hogareño. • Impidió, junto a otros, que se hiciera la autopsia. • Se deshizo de pruebas tales como la bala que no penetró el cráneo, la ropa ensangrentada, se limpió la casa. • Es uno de los ejes de la compleja trama mafiosa. • Prefabricó la coartada del restaurante del club house del Country. • Prefabricó la coartada compartida con Bártoli. • Preparó y dispuso el cohecho activo que llevaron a las prestas actividades desarrolladas por Gauvry Gordon y Michelini. • Confabuló perversamente en el accionar encubritivo juntamente con Pichi Taylor, Bártoli, Binello, Gauvry Gordon y Michelini. El malaccionar imputable a GUILLERMO BARTOLI El imputado Bártoli, colaboró con Carlos Carrascosa en instaurar y sostener la idea de que la muerte de María Marta había sido ocasionada por un accidente hogareño con el objeto de ocultar el homicidio. ¿Cómo? Bártoli, le dijo a los concurrentes que María Marta se había accidentado, que tenía cara de paz, que no “había luchado”. ¿Si era un accidente, por qué tenía que afirmar que no había luchado María Marta? Es obvia la respuesta. Sabía en qué forma se le había dado muerte; además, el cadáver estaba “demasiado” golpeado a los ojos de los testigos. Insistió en la teoría del accidente incluso cuando sus cuñados Juan Carlos Hurtig y Horacio C. García Belsunce junto a otras personas, le plantearon las dudas al respecto, indicándole el hallazgo de una bala. Se mostró ofuscado ante la idea de la intervención policial. No permitió que el empleado de la casa fúnebre trabajara, como es costumbre en estos casos, solo o en compañía de sus colaboradores, para encajonar el cadáver de María Marta. Incluso, apuró al testigo Di Feo a que hiciera su tarea rápidamente, sin dejar que, como suele ocurrir, la gente se despidiera de la víctima a cajón
  • 21. abierto. También concurrió a la casa de sepelios Ponce de León en la localidad de Pilar, donde dijo que su cuñada había fallecido cuando se estaba bañando. Así, en un primer momento concurrió a esa casa de sepelios, donde requirió sin ningún tipo de tapujos, al empleado, luego de haberle ocultado la verdad de las causales del fallecimiento de María Marta, que le confeccionara un certificado de defunción sin la intervención de la policía. Al obtener una respuesta negativa de parte del empleado de esta funeraria, se retiró, indicándole que luego regresaría con un certificado que le confeccionaría un médico conocido, no regresando al lugar. También hizo lo mismo cuando le dijo el motivo del fallecimiento al empleado de la Casa Sierra en la Capital Federal. Es decir, luego de fallar en su primer intento de obtener un certificado falso, se dirigió hasta la Capital Federal, donde, una vez en la Casa Sierra, se anunció como amigo de uno de los dueños de esa casa fúnebre, y tramitó el certificado de defunción ansiado. Para ello, además de indicarle al empleado que la muerte había sido accidental, informó que el lugar del fallecimiento había sido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta circunstancia, fue posteriormente comentada por el imputado al testigo White, quien declaró que Bártoli se mostraba preocupado porque sabía que había “actuado mal” con el tema de la cochería. ¿Pueden ser considerados veraces los dichos del imputado Bártoli? ¿Puede ser que su accionar se debiera exclusivamente a su torpeza? No. Por más torpe que una persona sea, nunca requiere de “buena fe” un certificado de defunción condicionándolo a que no intervenga la autoridad, sea cual fuere la circunstancia o la condición social de la persona que muere. No resultan lógicos sus argumentos, cuando indica que sentía que estaba recibiendo una atención “de cuarta” en la casa Ponce de León, cuando recibió la respuesta negativa de parte del empleado, quien le dijo que debían pasar primero por la Comisaría para certificar la firma del médico “amigo” que firmara. Tampoco resulta lógico el argumento dado en cuanto a que no le hizo firmar el certificado a Constantino Hurtig, por ser éste pediatra y padrastro de María Marta. Todo lo contrario, al recibir la noticia de parte del empleado de que tenían que pasar por la Comisaría para certificar la firma, decidió concurrir a otra parte porque de lo contrario toda su maniobra hubiese saltado a la luz inmediatamente.
  • 22. No pasa por alto la circunstancia descubierta durante la instrucción en cuanto a que el imputado Bártoli, no solamente alegó haber almorzado en la casa de la familia Binello junto a este matrimonio, dos hijos, Carrascosa y María Marta. Cosa que no fue así dado que permaneció en su domicilio donde ingirió un té. Asimismo, el encartado, carece de coartada. Sostiene haber estado en su casa viendo un partido de fútbol junto a Carrascosa, cuando ello no fue así, pues luego de finalizado el encuentro entre Boca y River, no quedó nadie en el living de su casa donde está el televisor. No pasa desapercibido que Bártoli formó parte de la organización del inusual velorio, dado que cuando llegó el personal de Casa Sierra al lugar de los hechos, donde fue velada María Marta, no permitió que se armara la capilla ardiente, ni que fuera colocado su cuerpo en el cajón, como habitualmente ocurre. Al efectuar el relato de lo ocurrido, les ocultó a las autoridades que se presentaron en el lugar, que habían encontrado una bala, ni siquiera nombró el hallazgo de un pedacito de metal, menos un “pituto”. Ocultando de esta manera, a sabiendas, a la autoridad la existencia de la bala. Tampoco hizo saber sobre los interrogantes que tenía su cuñado Juan Carlos Hurtig respecto de las causales del deceso. El malaccionar imputable a SERGIO RAFAEL BINELLO El imputado Binello, luego de recibir un llamado telefónico mediante el cual el testigo White le informó que estaba llegando un patrullero al Country, le ordenó a White que no dejara ingresar a la policía al Country Club Carmel y que si resultaba necesario “coimeara” para que se retirasen sin tomar intervención. En las propias palabras de Horacio García Belsunce, Sergio Binello fue la persona más activa la noche del homicidio, fue quien se encargó de parar a la policía. ¿Resulta lógico lo alegado por el encartado en cuanto a que, como empreario avezado desconociera que al ocurrir un accidente no tenía que intervenir la policía? No hace falta extenderse demasiado al respecto. Ya el propio imputado demostró que se hallaba preocupado por su accionar cuando habló
  • 23. por teléfono en reiteradas oportunidades donde, sin saber que la instrucción lo estaba escuchando según directivas judiciales, confesó su delito de falseamiento. El imputado Binello en conversaciones telefónicas mantenidas reconoció que fue él quien le dijo al señor White que parara a la policía y que si resultaba necesario la coimeara. También en otro momento, antes de que se entablara la comunicación telefónica, habló con una tercera persona a quien le dijo refiriéndose a la declaración que efectuó en la Fiscalía que: “...y a Guillermo ni lo toqué y al Gordo le dio una mano... ¿Es necesario que a una persona inmaculada se le “de una mano”, y se diga que con respecto a otra “ni la toqué”? Pues, no. Aquí tenemos otra señal, dada por una de las personas que integra esta “hermandad”, que muestra cuan involucrado está Binello en todo este asunto, alega desconocimiento de pautas sociales básicas, pero llegado el momento de enfrentar la verdad, prefiere “dar una mano”, y en este caso, los nombrados por Binello, ¡vaya si la necesitaban! En resumen, Sergio Rafael Binello: * Ordenó que la policía no ingresara al Country. * Indicó que se coimeara a la policía para que se retirasen del l ugar. * Ejecutó, junto a otros, el encubrimiento pedido por el “Gordo” dado que intervino en el “pago” al médico y a la masajista. * Es uno de los ejes de la compleja trama mafiosa. El malaccionar imputable a “PICHI” burgues de TAYLOR La imputada Nora Burgués de Taylor, luego de permanecer junto a Carrascosa a solas con el cadáver de María Marta en el piso, se deshizo de elementos probatorios vitales que fueron descriptos por algunos testigos como ropa, y según sus palabras eran simples toallas ensangrentadas, impidiendo, a su vez, el ingreso del Médico Dr. Nolting a la escena del crimen. ¿Puede pasar desapercibido a los ojos de una experimentada médica veterinaria de caballos de polo la existencia de abundante sangre en el lugar donde se encontraba el cadáver? No para su eminente formación en medicina. Ella misma asi lo indicó. Entonces, ¿por qué asumió la actitud de deshacerse
  • 24. de “bultos” que se encotraban ensangrentados? Pues para lograr la impunidad del homicidio de María Marta. Para cumplir los designios de Carrascosa, Así comenzaba su participación en esta macabra tarea, la que finalizó con el pago de una suma de dinero para que María Marta no fuera llevada, ni se le hiciera autopsia. Su participación salta a los ojos a través de los distintos testimonios, los que relatan que la encartada efectuó una descripción de lo acontecido cuando diciendo que “... como esto se podría abrir en un suicidio o en un homicidio o en más cosas y el Gordo Carrascosa les había pedido que no se la llevaran ni le hicieran la autopsia y como había ido una ambulancia y después otra y la policía. “... entonces se arregló y pagamos para que se hiciera lo que el gordo quería...” (sic). De resultar este relato ficticio o fantasioso, cabe preguntarse entonces cómo supo Inés Ongay que primero concurrieron dos ambulancias, luego la policía, que a la sazón no llegó hasta la escena del crimen. La respuesta es simple, porque se lo relató la encartada. Así ocurrieron los hechos. Así fue que llegaron dos ambulancias, luego la policía y obviamente, para cumplir con los designios del “Gordo” se arregló y “pagamos”. Nótese que el verbo utilizado para describir esa acción de transmisión de dinero, está conjugado en la primera persona del plural, lo cual indica indiscutiblemente que la persona que efectuó el relato, es decir Nora Burgués, participó ya sea en la entrega propiamente dicha, como en la confabulación para que la misma se llevara a cabo. Sabía que la muerte de María Marta no había sido a causa de un simple accidente doméstico. Ella misma no podía contenerse, dejaba trascender, inconscientemente quizás, indicios de lo ocurrido cuando manifestaba que “no le cerraba” la muerte. ¡El peso del delito era muy fuerte! Incluso se sentía insegura en su propia casa, donde mandó cerrar los postigones, todo esto porque sabía que a María Marta la habían asesinado. Daba respuestas incoherentes ante las preguntas de los diferentes concurrentes relacionadas sobre cómo habían ocurrido los hechos. Las incoherencias se debían a que no podía decir la verdad de las cosas. Es la cónyuge de quien acompañó a Bártoli a buscar los certificados. Su marido Miguel Enrique Hamilton Taylor, es con ella un vínculo de la asociación mafiosa de lavada y movimiento de dinero con el Cártel de Juárez.
  • 25. EL MALACCIONAR DE HORACIO GARCIA BELSUNCE Fue sin dudas ejecutor y encargado de prensa del encubrimiento. ¿En qué sentido? Pues, utilizando las influencias que tenía gracias a la labor de periodista. Estaba acostumbrado a tratar con el poder público. Tenía acceso directo a los teléfonos de los altos funcionarios policiales. Así fue que los utilizó. Ante la noticia que se presentaría la policía en el lugar de los hechos, no titubeó, efectuó un llamado telefónico requiriendo que el personal policial que se estaba dirigiendo allí se retirase sin tomar la debida intervención. Le indicó a Binello, quien había sido la persona que le había comunicado que la policía estaba en camino, que ya había hablado con un alto funcionario policial para evitar que tomaran cartas en el asunto. ¿Por qué sabía que la muerte no había sido accidental? Pues, porque formó parte de la reunión que se hizo en el baño de la planta alta, cuando fue encontrada la bala que no había penetrado en el cráneo de María Marta. No tuvieron dudas de que se trataba de una bala. Más allá de haber tenido en su juventud instrucción militar al cumplir con su servicio militar obligatorio, demostró su conocimiento del tema cuando tomó el “pituto”, lo hizo utilizando un pedazo de papel higiénico, alegando haber aprendido esta maniobra “en las películas”. Es cierto que uno puede ver que las cosas son tomadas de esta manera en los filmes de entretenimiento, pero siempre esto se hace así cuando previamente ocurrió algún crimen. Es decir, uno aprende esto en las policiales. De haber resultado carente de valor, no habría tomado la precaución descripta. Lo habría agarrado simplemente con sus manos limpias. Entonces, ¿por qué se habló de una bala? Porque lo era, y sabía tal circunstancia. ¿Qué más hizo? Ante los planteos insistentes de su hermano, el imputado Juan Carlos Hurtig, referidos a que la muerte de María Marta no podía ser el resultado de un accidente hogareño, lo convenció de tal circunstancia.
  • 26. Indicándole que para qué se iba a hacer más lío, ya bastante sufrimiento tenían sus padres con la muerte de su hermana. Incluso acusó a su amigo de “botón” cuando éste le indicó que estaban en camino la policía y un fiscal. Al efectuarle el relato de lo ocurrido, les ocultó a las autoridades que se presentaron en en el lugar, que habían encontrado una bala, ni siquiera nombró el hallazgo de un pedacito de metal, menos un “pituto”. Ocultando de esta manera, a sabiendas, a la autoridad la existencia de la bala. Tampoco hizo saber sobre las dudas que tenía su hermano Juan Carlos Hurtig respecto de las causales del deceso. Guardó silencio... calló. Todo lo que hizo resultó de suma importancia. Paró a la policía, convenció a su hermanastro, quien podía develar lo ocurrido y echar por tierra todo el encubrimiento hasta ahí desarrollado, que era mejor dejar las cosas como estaban, dado que sus padres ya habían sufrido una pérdida irreparable. El malaccionar imputable a JUAN CARLOS HURTIG ¡Ocultó la verdad del homicidio de su hermana! Es decir, desde el primer momento supo que la muerte de su hermana María Marta no se debió a un mero accidente hogareño ocurrido en el baño. Lo supo y lo hizo saber a los que allí estuvieron, pero luego de mantener las charlas con su hermano Horacio se enroló en la idea del accidente. ¡Fue callado! Más, al vislumbrarse la posibilidad de aclarar el homicidio el mismo día del velorio, eligió defender el encubrimiento que ya se había orquestado. Encubriendo a un asesino pariente, amigo o extraño. ¡Encontró la bala debajo del cuerpo de su hermana! Y participó en la decisión de arrojarla en el inodoro, para hacerlo desaparecer, ocultando un rastro vital del crimen. Supo que era un crimen y a pesar de ello se deshizo de una prueba importante, bajo la excusa de evitarle un dolor mayor a “los viejos”. Era consciente de que a María Marta la habían asesinado, pero hasta tal punto defendía el encubrimiento que sostuvo que por más que le dijeran que el asesino fuera un villero (un extraño), eso no cambiaría las cosas.
  • 27. El malaccionar imputable a CONSTANTINO HURTIG Se deshizo de una prueba del homicidio de su hijastra María Marta al formar parte de la reunión que decidió arrojar por el inodoro la bala que había encontrado en el lugar donde había estado María Marta su hijo Juan Carlos. Inverosímilmente alegó que ese “casquillo” o “esquirla”, como él mismo denominara a la bala, correspondía a restos de los materiales que utilizaron los médicos en la resucitación. ¿Es posible confundir una bala con restos de elementos que utilizaron los médicos? Es médico en actividad y con larga experiencia, carece de lógica decir que se confundió una bala con materiales médicos. Es cierto que la ciencia médica ha avanzado y avanza diariamente, pero también es real que en el día de hoy el imputado se encuentra ejerciendo la medicina, motivo por el cual se mantiene actualizado con las novedades de la ciencia. Una bala aún no es un método para curar en medicina, salvo que adhiera a la eutanasia. Por ello, no resulta lógica su explicación, máxime cuando, minutos después efectuó un comentario referido al hallazgo del “pituto” diciendo que había encontrado una “vaina”, o un “casquillo” o una “esquirla”. Dijo haber concurrido como padre y no como médico; sin embargo estuvo dispuesto a firmar el certificado de defunción. Cosa que no resultó necesaria debido a la gestión realizada por su yerno Guillermo Bártoli. ¿Cuál hubiese sido el diagnóstico de muerte de María Marta de haber sido firmado por Constantino Hurtig del certificado de defunción? Ocultó el homicidio a sabiendas. Vio sangre, masa encefálica, manipuló el cadáver para ponerlo sobre la cama y, a pesar de tener conocimientos de medicina legal, dijo “No se hace autopsia”. Cabe preguntarse por qué utilizó esta expresión negativa respecto de la realización de la autopsia. Obviamente porque sabía que era la única manera de mantener este secreto oculto ante la autoridad. El malaccionar imputable a JUAN RAMON GAUVRY GORDON
  • 28. Ordenó que se limpiara la escena del crimen de María Marta. Bajo la excusa de haberlo dispuesto para que no se impresionara la familia y los menores, se aseguró de que nadie pudiera ver cómo estaba el lugar del crimen. Encontró los agujeros en la cabeza de María Marta y alega no haberla revisado por completo, pero le ofreció al resto de la gente que la palpara. ¿Es creíble esta exposición? En absoluto. El imputado supo de la existencia de los agujeros en la cabeza de María Marta. ¿Por qué se sostiene esta afirmación? Porque el imputado Gauvry Gordon le limpió la cabeza a María Marta con una toalla y le mostró a las personas que se hallaban en el dormitorio las heridas en la sien izquierda. Indicando también la existencia de masa encefálica. Tal es así que conversó al respecto tanto con el médico Biasi, como con el joven estudiante de medicina Diego Piazza. En la charla que mantenían, mientras escribían las respectivas historias clínicas, se hablaba que para ocasionarse esos “tres” agujeros María Marta se tendría que haber caído desde un quinto piso. A pesar de haberlo manifestado verbalmente, a pesar de haber hablado respecto a los agujeros que tenía la cabeza de María Marta, Gauvry Gordon confeccionó un informe médico “trucho”. El propio imputado sabía que la muerte no había sido ocasionada por un accidente en el baño, así lo confirma la conversación telefónica que mantuvo con la empresa Paramedic que lo había enviado. Habló con el operador que lo llamó a su celular, y relató que se encontraba frente a una “muerte súbita” con un traumatismo de cráneo, lo que de por sí resulta contradictorio. Con este simple diagnóstico, el operador telefónico que lo había llamado, le preguntó si iba a hacer la denuncia policial, si se iba a comunicar con la policía, contestándole Gauvry de manera negativa. Hay que preguntarse si este operador tiene poderes propios de los videntes. Para nada, en absoluto. La pregunta efectuada por el operador surgía de la información que estaba brindando el encartado, tal es así que cuando se pasaba la información entre los operadores de Paramedic y OSDE surgió naturalmente la pregunta “...¿la cagaron a palos?....(sic) Esa no fue la única oportunidad en la que le fuera advertida, a Gauvry Gordon, la necesidad de efectuar la denuncia policial. Así, cuando el encartado se estaba retirando del domicilio donde ocurrieron los hechos, se cruzó con el Dr.
  • 29. Nölting a quien le contó su versión de los hechos. Al escuchar esta versión, el Dr. Nölting le preguntó directamente si iba a hacer la denuncia policial, diciendole Gauvry Gordon “no sé”. ¿Por qué entonces un médico se aferra a la versión de un accidente hogareño que le dio una masajista, a pesar de haber dicho él mismo que para causarse ese traumatismo se tendría que haber caído de un quinto piso?¿Por qué a pesar de los avisos que recibió en cuanto que debía llamar a la policía no lo hizo? ¿Por qué armó el show de reanimación con más de 20 ampollas dispersas por el piso? La respuesta a todos estos interrogantes es muy simple. La dio la imputada Pichi Burgués de Taylor... “...entonces se arregló y pagamos para que se hiciera lo que el gordo quería...”(sic) Pero no solamente la imputada Burgués nos indicó el camino andado, Sergio Binello lo aseguró cuando aseveró que no podían ser los médicos los que llamaron a la policía. ¿Cómo estaba tan seguro? Pues por el mágico poder que tiene el dinero para comprar voluntades. Así también lo manifestó el testigo Biasi cuando le dijo a Gauvry que esta gente tenía suficiente dinero como para comprar todo. Armó un show que no pasó desapercibido para algunos, no fue suficiente desplegar 20 o 30 ampollas por el piso. ¿Acaso la iban a momificar con la adrenalina? El cadáver, pues no hay que olvidar que María Marta estaba muerta cuando llegó Gauvry Gordon, no presentó los signos propios de haber recibido resucitación. Es decir, no tenía colocado el tubo que se utiliza para proporcionarle oxígeno a una persona que está siendo atendida en esas condiciones de urgencia, el cuerpo no estaba en la posición para efectuarle ese tipo de maniobras que dijo Gauvry Gordon haberle hecho. No solamente se ocupó de que toda la zona fuera lavada para que no se impresionaran los menores de edad que nunca hubo en esa casa. Trató de ir un poco más allá al querer colocar el cadáver en la cama, situación que le fue impedida por la intervención del enfermero Cachi quien le dijo que si hacía eso se metía en un lío bárbaro. ¿Le aplicó efectivamente la corriente eléctrica a 360 joules como dice Gauvry? El cuerpo de María Marta no presentó las quemaduras que habitualmente dejan estos aparatos.
  • 30. El malaccionar imputable de BEATRIZ MAGDALENA MICHELINI Limpió los rastros del homicidio. ¿fue sin querer? Fue por el simple hecho pedido que le efectuó el médico Gauvry Gordon? Para nada. Ella sabía lo que hacía, sabía, como cualquier persona normal que cuando hay sangre en las proporciones que había en la casa de María Marta, uno no tiene que meterse “inocentemente” a limpiar. No fue un “lavado de cara” lo que hizo; utilizó productos de limpieza para borrar los rastros de sangre. Como todos los implicados en este acuerdo criminal, dio diferentes versiones de los ocurrido aquella tarde del 27 de octubre de 2002. Que Carrascosa le dijo que era un accidente cuando subía la escalera; luego que se lo dijo a través de la ventana antes de ingresar; luego que como no la atendía María Marta la fue a buscar al club house donde halló a Carrascosa. ¿Por qué tantas contradicciones en el relato de la viviencia de una misma persona? ¿Por qué limpió? ¿Qué la llevó a meterse en este lío? La respuesta a estas preguntas la dio la imputada Burgués de Taylor... “...entonces se arregló y pagamos para que se hiciera lo que el gordo quería...” Recibió el dinero de Carrascosa el “maitre des affaires” en el escenario. III. ADN, su valoracion contraria a la posicion de los imputados: Dada su importancia se destacó especialemtne en la elevación a juicio el peso de la negativa de los imputados a someterse a un examen de ADN y que en función de la jurisprudencia válida en nuestro país se torna en su contra. Párrafo aparte merece la actitud adoptada y puesta de manifiesto por los imputados con respecto a la obtención de las famosas muestras de sangre que esta Fiscalía pretendió obtener con el simple objeto de conseguir de ellas los correspondientes mapas genéticos para poder compararlos con los resultados de los análisis de los rastros obtenidos en el lugar.
  • 31. Si bien la valoración se refiere en forma sintética al ADN, en realidad para valorar esta prueba se tuvo en cuenta un conjunto de hechos interrelacionados con el examen de ADN en sí mismo y que permiten conformar la realidad en su conjunto, a lo que se agrega la jurisprudencia aplicable al caso. En efecto, independientemente del examen en sí, se ha constatado una intención de alterar, por los peritos de parte, los análisis a efectuar y una adulteración -efectiva- de los reactivos indispensables para realizar los análisis, reactivos que fueron suministrados a la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires por la defensa de los imputados. Veamos por partes. Dichas muestras sanguíneas iban a ser analizadas en la sede de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia de esta Provincia, la cual, si bien está de más indicarlo, no pertenece a la esfera administrativa del Ministerio Público Fiscal y además de su elevado nivel e idoneidad profesional, tiene total intervención en las pericias que disponen los magistrados de todos los fueros, como asimismo de otras provincias de la República. Así fue que desde comienzos del año 2003 hasta la fecha, febrero de 2004, resultó imposible cumplir con ese legítimo propósito. En dicho orden de cosas y so pretexto de salvaguardar las garantías constitucionales de los imputados, las defensas han reiterado sistemáticamente planteos de todo tipo y oposiciones absurdas a las sucesivas iniciativas de esta Fiscalía que pretendía obtener las muestras. Dichas actividades no han sido más que verdaderos subterfugios dirigidos a enmascarar el real propósito de las defensas que no es otro que impedir o dilatar hasta volver imposible la realización de la pericia. También viene al caso indicar que cuando fueron aportados, por los peritos de los imputados, los reactivos que se necesitaban para continuar con los análisis del ADN, los mismos estaban contaminados, lo que, de no haber sido por la intervención de la perito oficial, hubiese echado por tierra todo el trabajo pericial efectuado hasta esa fecha y hubiese cerrado el camino para el futuro, dejando como duda si lo que surgía de las escuchas telefónicas no iba a ser verdaderamente llevado a cabo a fin de “alejar” los resultados presentados por los peritos oficiales con las muestras sanguíneas que se han pretendido obtener.
  • 32. Todo lo anteriormente reseñado se halla dirigido a establecer de forma clara y concreta que no ha sido la intención de esta fiscalía hacer del objeto de esta pericia un estéril debate entre peritos, magistrados y abogados; sino más bien estuvo destinada a dar cabal cumplimiento a los caminos que indican las ciencias y la investigación de un homicidio. Asimismo, a medida que fueron avanzando los estudios, los cuales contaban con la permanente participación de los peritos de los imputados, se fue haciéndolo saber a todos los interesados, lo que torna ilusorio la pretendida tacha de parcialidad o animosidad de este Ministerio Público y de la Asesoría Pericial Tal es así, que hubo gente que aceptó voluntariamente someterse a la “temida” extracción, sin que se desencadenara catástrofe alguna. No hizo falta que el Sr. Juez dispusiera, como adelantara su voluntad al efecto, el uso de la fuerza pública para cumplir con ello. Por ende, como se ha podido comprobar a lo largo de estos meses, si bien los imputados vociferaban sus deseos de someterse a la extracción de sangre, en realidad lo único que hicieron fue impedir que ello ocurra. Es decir, se negaron. Aunque no fueron intimados a la extracción, merced a la intervención del Juez de Garantías, teniendo la posibilidad de someterse voluntariamente, se negaron, desdiciéndose una vez más de su prédica pública. Cabe entonces hacer mención del fallo de la Sala Tercera de la Exma. Cámara Departamental: “...La negativa del detenido a someterse a la prueba inmunogenética es sin lugar a dudas una grave presunción legal en contra –art. 4º de la ley 23.511–. En absoluto equiparable al derecho a negarse a declarar establecido en el artículo 18 de la CN y el Código Ritual que lo reglamenta –art. 128 C.P.P.–. Va sin decir que la relevancia incriminatoria asignada a la oposición de mentas, va de la mano del alto grado de certeza de tales exámenes y análisis, puesto ya de resalto por el Dr. Novo en su inteligente escrito de contestación de fs. 154/156. A todo evento, y para aventar cualquier sobra de sospecha al respecto, consulté al Dr. Osvaldo Raffo, perito médico forense, quien se pronunció en igual sentido a los autores citados por la fiscalía a fs. 155 vta...”.
  • 33. Por ende, cabe indicar que la negativa de los imputados a someterse a la extracción de las muestras sanguíneas, a excepción de Beatriz Magdalena Michelini se valora en su contra, pues se comprueba que es totalmente coherente la voluntad de los imputados de no someterse a un análisis acusador, mediante el empleo de inventados subterfugios procesales y las intenciones demostradas por ellos de falsear los datos obtenidos, ya sea a través de un “corrimiento de la lectura” o bien al suministrar reactivos alterados como sucedió con los peritos de parte. Toda esta prueba, interpretada en su conjunto, acredita la materialidad ilícita del accionar de los imputados, dado que los hechos que de ella surgen conforman el cuerpo del delito requerido, constituyendo el resto de las cuestiones materia de prueba amplia durante el transcurso del debate. Al efectuar los correspondientes descargos, los imputados dieron sus versiones de los hechos, las cuales a la luz de la prueba incorporada han quedado huérfanos no pudiendo lograr con sus dichos mejorar sus comprometidas posiciones, saltando a la vista los indicios de mendacidad que emergen de cada una de las declaraciones. No surgiendo pues de las constancias de autos, causal de justificación que ampare algún proceder, el accionar de todos los nombrados se considera a todas luces antijurídico. IV. CALIFICACION LEGAL: Se transcriben los fundamentos de las distintas calificaciones legales imputadas, destacándose la aplicación de la jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación en el caso María Soledad Morales en el cual se establecieron las condiciones de la imputación alternativa en este caso aplicada en la persona de Carlos Alberto Carrascosa. En virtud de los hechos y los fundamentos de este requerimiento anteriormente expuestos, encuadro jurídicamente la conducta atribuida a: 1) Carlos Alberto CARRASCOSA como constitutiva del delito Homicidio Calificado por el vínculo (art. 80 inc. 1º del C.P.), por el que deberá responder a título de coautor.
  • 34. Asimismo, de manera alternativa o subsidiaria, se enrostra al nombrado Carrascosa el delito de Encubrimiento Calificado (art. 277 inc. 1º a) y b), en función del inc. 2º a) del C.P.), por el que deberá responder a título de autor material. Cabe efectuar una breve explicación respecto a la viabilidad de esta imputación alternativa o subsidiaria efectuada. Como bien lo ha dicho la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la acusación alternativa o subsidiaria que aquí se efectúa, respeta el derecho de defensa en juicio siempre y cuando no medie condena sorpresiva sobre hechos o circunstnacias respecto de las cuales el procesado no haya podido alegar y ofrecer prueba. Pues bien, en este caso concreto, la investigación se inició con el fin de establecer, en primer lugar, las causas de la muerte de María Marta; averiguadas las mismas, se amplió el objetivo y se pasó a buscar al o los asesinos. Administrativamente se registró bajo el número 16.143 (5367) dado por el sistma informático del Distrito. Luego, a consecuencia de haber sido escuchados los imputados por los delitos de encubrimiento calificado, con el objeto de no entorpecer el avance de la investigación, se dividió la misma, registrándose la última bajo el número 19.279 (6758). Entonces, administrativamente tuvimos dos expedientes, que respondían a una misma causa. El motivo de la separación fue explicado por el Sr. Juez en distintas oportunidades, compartiendo la división momentánea. Con ella se logró que no se entorpeciera por los artilugios de la defensa, el avance de la investigación, ya que luego de haber escuchado a los encartados a tenor del artículo 308 del C.P.P., esa IPP 19.279 permaneció hasta casi finales del año 2003 fuera del ámbito de la fiscalía. Carrascosa fue indagado dos veces, una en cada expediente, lo que le permitió defenderse de ambas imputaciones, aportando pruebas al respecto, resolviéndose jurisdiccionalmente que no se encontraba afectado el “non bis in idem”. Como dijo la Exma. Corte Suprema, “...se anotició puntualmente al procesado y a sus defensores de la nueva imputación y se le otorgó a estos últimos suficientes posibilidades de preparar su defensa en tal sentido... (...) En tal
  • 35. sentido se ha cumplido en el “sub judice” con el respeto a la garantía de la defensa en juicio conforme lo entiende V.E., es decir, observando las formas sustanciales relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia...”. Asimismo, corresponde efectuar este tipo de imputaciones alternativas ya que “la acusación alternativa o subsidiaria no atenta contra el principio “non bis in idem”, pues recae sobre un hecho diverso, alternativo, debidamente intimado e imputado y se funda, precisamente, en la necesidad práctica de evitar que el proceso vuelva a una etapa anterior y se reformule la requisitoria fiscal o el auto de elevación a juicio, en violación a los principios de preclusión, progresividad y prohibición de la persecución múltiple por un mismo hecho” 2) Guillermo BARTOLI, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto por el art. 277 inc. 1º a) en función del inc. 2º a), por el que deberá responder a título de coautor. 3) Horacio Carlos GARCIA BELSUNCE, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a) y b), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. 4) Sergio Rafael BINELLO, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. 5) Juan Carlos HURTIG, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. 6) Constantino HURTIG, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. 7) Nora Margarita BURGUES de TAYLOR, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º a), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. 8) Beatriz Magdalena MICHELINI, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor.
  • 36. 9) Juan Ramón GAUVRY GORDON, como constitutiva del delito Encubrimiento Calificado previsto y penado en el artículo 277 inc. 1º b) y d), en función del inc. 2º a) del C.P. 277, por el que deberá responder a título de coautor. Con respecto a los imputados de encubrimiento, a excepción de Michelini y Gauvry Gordon, brevemente debo indicar los motivos por los cuales no cabe a ninguno de ellos el beneficio previsto en el artículo 277 inc. 3º) del C.P. En este caso la doctrina nacional ha dicho que: “...se trata de situaciones en que el legislador considera más útil tolerar el delito que castigarlo, aun conociendo que existe una infracción y que hay personas que pudieran responder, (...), ya que se está en presencia de un hecho punible (típico, antijurídico y atribuible a un sujeto) que el Estado por cuestiones de política criminal decide eximir de pena a su autor...”. Si bien es cierto que los encartados se encuentran relacionados con la víctima, por cuestiones de sangre como por cuestiones de amistad íntima, en este caso concreto no pueden ampararse en este inciso 3º del art. 277 del C.P., alegando amistad o parentesco porque si bien es cierto que, por una cuestión de política criminal, la ley antepone la unidad de la familia por sobre el castigo legal, ello es así para los casos en que el familiar o amigo íntimo del imputado “ayuda” al encartado a “zafar“ de los alcances de la justicia. Pero, en esos casos los amigos o familiares protegidos por la ley, ayudan a un encartado que lesionó los bienes jurídicos de un tercero ajeno o desconocido. Es decir, los que ayudan no tienen vinculación alguna con la víctima del hecho cometido por el ayudado. Esta circunstancia no se da en este caso concreto. ¿Por qué? Porque con la víctima, es decir María Marta, tenían la misma relación que se puede pretender alegar. Es decir, María Marta era familiar o amiga íntima de los imputados. No era una desconocida. La ley protege a los que encubren o ayudan a un amigo o familiar, que delinquió en perjuicio de un tercero desconocido o al menos no vinculado a ellos. Aquí, María Marta no resultaba desconocida por ninguno. Esto debe analizarse de manera coherente con lo previsto en el artículo 234 del C.P.P. Como se ve, tienen prohibido declarar en contra del imputado cónyuges, ascendientes, descendientes o hermanos, salvo que el delito fuera cometido en
  • 37. perjuicio del testigo o de un pariente suyo de grado igual o más próximo. Por lógica, si en esos casos la prohibición de declarar cae, con más razón el beneficio del art. 277 inc. 3º del C.P. cede por similares fundamentos, toda vez que, “...En tales casos no juega la prohibición porque la lealtad familiar deja paso a la reacción del testigo en su propia defensa o en la del pariente más próximo...” Más allá de lo indicado, no pasan desapercibidas las circunstancias referenciadas en este caso concreto en cuanto a que al encartado Carrascosa se le efectúan acusaciones alternativas y que, dado que resulta coautor de un ilícito, existe la posibilidad que se esté encubriendo a terceras personas desconocidas. Por ende desde esa óptica tampoco prosperará la excusa absolutoria. Como S.S. bien sabe, no está a mi cargo en esta instancia, solicitar pena para los imputados, pero la gravedad de los hechos exigen por tan horrendo crimen, el máximo de la pena en cada caso. V. COROLARIO: Pese a posibles errores y torpezas de esta fiscalía, producto, si se quiere, de su plena confianza en las personas que integran las instituciones del Estado, y de las demoras en la instrucción producto de la permanente acción dilatoria de la defensa, a la que puede sin dudas aplicarse la sentencia “corruptio optimis pessima”, hoy se elevan estos actuados con evidencias impensables cuando se pedía cerrar la causa por ser una muerte por accidente. En autos ha quedado develado el perverso misterio de un asesinato y su artificioso encubrimiento, construidos ambos para enmarañar una telaraña que enreda la fluencia del dinero de origen espurio. Esta fiscalía está orgullosa de su labor. Parafraseando a César, pero con humildad, puedo concluir diciendo que, con la eficaz colaboración del personal que estuvo a mi cargo: INVESTIGUE, DESCUBRI, ACUSE.
  • 38. A otros la ley les da la misión de imponer el ejemplar castigo que los imputados merecen para restablecer la Justicia dañada y para que no se siga diciendo que sólo el villero es el que sufre el rigor penal de la Argentina.